El coste y las lecciones aprendidas durante el uso operacional de UAVs en Iraq y Afganistán
Los UAVs se empezaron a usar en Afganistán en el 2001, antes de que los sistemas estuvieran plenamente desarrollados, probados e integrados en las operaciones de las Fuerzas Armadas, a un ritmo mucho más rápido que el habitual con otros sistemas de armas avanzados. Eso conllevó errores, fallos y accidentes, pero con la salvedad de que, aunque caros, no costaron vidas.
Fallos de diseño y problemas sistemáticos no pudieron ser corregidos a tiempo, por la prisa en desplegar los sistemas para apoyar las operaciones de combate. Investigaciones de accidente de la USAF citan errores de pilotaje, de coordinación, fallos de software, tecnología anticuada y manuales de vuelo inadecuados.
38 Predators y Reapears se han perdido durante las operaciones de combate en Afganistán e Iraq, y 8 más durante vuelos de entrenamiento en los EE.UU., con cada uno costando de 3.8 a 5 millones de dólares. En total se cuentan 79 accidentes de UAV con un coste de al menos 1 millón de dólares cada uno. Las tasas de accidentes están bajando, pero el número de incidentes sube ya que el uso de este tipo de aparatos está subiendo exponencialmente. La buena noticia es que no hay pérdidas de vidas humanas en estos accidentes.
El número de accidentes es un síntoma de lo esenciales que son los UAVs para las operaciones de combate. Hay al menos 38 UAVs en el aire en todo momento entre Afganistán e Iraq. El número de horas de vuelo se ha triplicado entre el 2006 y el 2009, hasta llegar a 185.000 horas en el 2009, y se predice que en el 2010 sean 300.000, pero todavía más de una tercera parte de las misiones requeridas no se pueden llevar a cabo porque no hay suficientes aparatos u operarios. Las pérdidas de aparatos solo contribuyen a exacerbar la carencia, y ponen en peligro las vidas de los combatientes que los necesitan para reconocimiento y apoyo de combate.
La USAF reconoce que los aparatos, y sobre todo la organización, no estaban listos cuando se desplegaron por primera vez en 2001. El primer UAV armado fue desplegado solo nueve meses después de que la capacidad de ataque fuera añadida al Predator en enero del 2001. Algunos componentes para permitir a las tropas de tierra ver el video transmitido por los UAVs se compraron en tiendas de electrónica, y al menos uno de los UAVs se estrelló porque no tenía un indicador de combustible, y se quedó sin combustible. En otro accidente los investigadores descubrieron que el botón para bajar el tren de aterrizaje estaba al lado del botón para apagar el motor, y el operador se confundió de botón cuando el aparato iba a aterrizar. Alrededor de un 80% de los problemas se deben a errores humanos, pero también hay otros tipos de problemas. Un Reaper tuvo que ser derribado en Afganistán por un F-15 cuando se perdió contacto con él y estuvo a punto de entrar en Irán. Algunos de los sistemas de control todavía están basados en una interfaz de línea de comandos, sin disponer de una interfaz gráfica de usuario, lo que hace su uso más difícil y más propenso a errores.
Las tasas de accidentes en el 2009 fueron solo de 7,5 por cada 100.000 horas para el Predator y de 16,4 para el Reaper, que lleva menos tiempo en operación. La tasa del Predator es similar a la del F-16 durante la misma etapa de su vida operacional, y menor que la de 8.2 de los aparatos monomotores privados operados en los Estados Unidos. Las tasas de pérdidas preocupan más a unos que a otros. Algunos comandantes piensan que los UAVs son desechables, pero otros piensan que son importantes pare apoyar las operaciones de combate y que se debería ser más cuidadoso con su uso. Lo importante es que los sistemas están madurando rápido, y la organización también, aprendiendo lecciones importantes que se van a usar en el para mejorar el diseño, entrenamiento y uso operacional de los UAVs.
Fuente:
http://www.latimes.com/news/nationworld ... 8593.story
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