Foro Militar General

La misma que viste y calza, Helen Duncan, condenada por según el Acta de Brujeria de 1735 en 1944... y luego los oscurantistas somos los españoles y no los ingleses, con un acta de brujeria en 1735 y una condena en el siglo XX...

claro que la condena no puede entenderse sin el contexto, Gran Bretaña estaba inmersa en la segunda guerra mundial y temía que las actividades de Helen filtrasen información vital para el esfuerzo de la guerra que pudiese caer en manos alemanas.

https://elretohistorico.com/helen-dunca ... normandia/

Albertopus:10
Xenophonte:8
Gaspacher:6
Nobunaga:3
Pickwick: 2
reytuerto; 1

Y Albertopus coge distancia en cabeza de carrera...

Su turno, caballero

¡¡Muchas gracias!!

Estoy a tiro... enseguida me alcanzáis en la calificación.

Un facilita:

- Sangrienta batalla donde sólo murieron gente de un ejército sin que el enemigo tuviera arte ni parte.

Saludos.

El bloqueo de Portobelo por el almirante Francis Hosier

Nobunaga escribió:Batalla de Karánsebes

Perdón por el retraso... me he pasado un buen rato localizando y traduciendo las fuentes.

¡Exacto!

Era fácil.

Se trata de un incidente sobre el que hay un montón de dudas, fundamentalmente porque las fuentes contemporáneas de los hechos aportan pocos detalles y el resto de fuentes de confianza austriacas se publicaron décadas después de los hechos supuestos. Actualmente se acepta como versión más probable la publicada en el s. XIX. Hay quien estima que en la automatanza de Karansebes murieron entre 100 y 10.000 soldados imperiales austriacos, aunque lo más probable es que fueran cerca de 1.000 muertos y heridos.

Ocurrió durante la noche del 21 de septiembre de 1788, en la enésima guerra turco-austriaca, la que ocurrió entre 1788 y 1791 y terminó con una paz que no cambió sustancialmente las fronteras entre ambos imperios.

Los documentos de la época revelan datos diferentes. Un informe remitido a la Corte es muy aséptico y seguramente censura muchos detalles escabrosos. Dos cartas adicionales escritas días después de los hechos mencionan circunstancias que se habían ignorado en el primer documento:

Empecemos con lo que es algo parecido a un un oficio a la Corte del día 23 de septiembre desde el ejército principal asentado cerca de Sacu (a unos 40 Km del lugar de los hechos). Se publicó en el Real-Zeitung auf das Jahr 1788. de Johann Heinrich Groß y C. Hofrath (en Google Books). Dice que el ejército avanzó desde Illova el día 21 en dos columnas hacia Caransebes (así lo escriben). Cuando la retaguardia de la segunda columna descansaba ocurrió una falsa alarma. Los piquetes de guardia dispararon, hubo mucha confusión en el tren de suministros del ejército que había adelantado hacia Caransebes. El personal de los transportes huyó, los caballos escaparon y las cargas y equipajes fueron arrojados al suelo. Se perdieron algunos carros, ya que no todos pudieron ser recuperados, pero se reestableció el orden y continuó la marcha.

Sí cita ese informe que la segunda columna sufrió y resistió sin novedad los ataques turcos hasta llegar a Caransebes en completo orden y sin bajas, aunque un regimiento de húsares fue atacado por los turcos. Mientras eran atacados los húsares, los turcos llegaron a Caransebes y su infantería penetró en las primeras casas incendiándolas, pero la infantería austriaca les rechazó y los turcos tuvieron que volver a Armenis.

La cifra de bajas reconocidas en la retaguardia pudiera llegar a los 150, entre muertos y heridos. Las bajas turcas fueron mayores y dejaron 3 estandartes en manos austriacas.

Las otras versiones que se publicaron pocos días después del incidente son más explícitas que la oficial:

La publicada en el Politisches Journal: nebst Anzeige von gelehrten und andern Sachen (En Google Books), comenta que habían llegado muchas cartas privadas a Viena, y se habían publicado, sobre los sucedido el 21. La información comenta brevemente los antecedentes. El ejército austríaco había acampado en un valle entre Ilova y Slatina-Timiș. Estaba expuesto a los ataques desde las colinas de los turcos que tenían artillería ligera y contaban con la ayuda de los valacos del lugar. Los austriacos se retiraron hacia el norte, al valle de Caranbeses, siendo hostigados por los turcos. Advierte esta fuente que de.

Lo que pasó la noche del 21 de septiembre cerca de Lugoj y que causó tanto daño en el ejército imperial fue culpa de los valacos. Allí estaban pasando la noche la vanguardia y los carros con los pertrechos del ejército. Antes del amanecer unos valacos sembraron la confusión al gritar que venían los turcos. Eso aterrorizó a las tropas austriacas que sólo pensaban en salvar su propia vida. La carretera estaba colapsada de hombres, animales y carros. En la confusión algunos murieron y dos regimientos austriacos llegaron a enfrentarse entre sí por error. Mientras tanto, los turcos atacaron finalmente, aunque se retiraron enseguida, después de tomar un gran botín.

La fuente habla de la pérdida de 15 cañones y 64 carros de munición, así como una gran parte de los pertrechos, del baúl con la paga de los soldados y otros bienes. Al hospital llegaron 1.200 soldados heridos.

La última versión, publicada en el Real-Zeitung auf das Jahr 1788 –ya mencionado- da más información aún y sugiere que lo sucedido fue algo “casi imposible de imaginar”. Se trata de una carta desde Timisoara (a menos de 100 Km del lugar de los hechos) fechada el 25 de septiembre de 1788:

Un tren de suministros y armas con 1.000 carros estaba acampado y pasando la noche cerca de Lugoj. A medianoche llegaron mucho valacos con fuertes gritos: "¡Los turcos, los turcos!" y quemaron varias casas, lo que provocó el caos en el campamento. Los valacos aprovecharon la confusión para saquear el campamento. Entonces atacaron los turcos. Una unidad austriaca se topó con un regimiento austriaco en mitad de la noche y a oscuras. Los oficiales de la primera unidad gritaron: "Halt! Halt!". Los del segundo regimiento creyeron haber escuchado a los turcos el grito de guerra "¡Alá!" y dispararon, alcanzando a muchos de sus camaradas. El enemigo fue repelido por los granaderos húngaros y la caballería austriaca. Se temió que el propio emperador José pudiera ser capturado.

Al día siguiente ahorcaron a 8 valacos y se hizo contabilidad de los daños, bajas y sanciones: El Príncipe de Würtemberg tuvo una contusión por del caballo de un coracero que cargaba desde un alto. El general Brechainville se retiró muy lejos, hasta Denta. El general Aspremont fue despedido y el mayor Orelly fue transferido a un regimiento de guarnición. Se dice que el ayudante del Emperador, el Príncipe Philipp von Liechtenstein, hermano del príncipe reinante de Liechtenstein, fue tomado prisionero.

El despido del general Aspremont está confirmado por otra fuente (el Bayreuther Zeitung: 1788. Num. 6 (en Google Books). En octubre se le acusó de causar el desastre. Sin embargo, poco sé del príncipe Felipe de Liechtenstein supuestamente tomado prisionero, salvo que no era príncipe, aunque era hermano del príncipe titular, Johann I Joseph, quien tuvo muy desempeño en la guerra. Se llamaba Philipp Joseph Aloys Martinianus y murió en Viena soltero y tranquilamente en 1802.

Las fuentes extranjeras contemporáneas generalmente se hacen eco del parte oficial comentado en primer lugar. Así lo hace básicamente la fuente británica Foreign Intelligence. The European Magazine and London Review, 14. (Jul. - Dec. 1788). (en Google Books). En España fueron más concisos. En la primera información desde Viena fechada el 24 de septiembre sólo se dice que el emperador a día del 15 de septiembre estaba en su cuartel general de Caran-Sebes (sic). Cita también los combates sostenidos por el general Wartensleben y los choques con los turcos de las montañas.

https://www.boe.es/datos/pdfs/BOE//1788 ... 00688.pdf
En los despachos del día 29 de noviembre todo ha cambiado. Para entonces Caran-Sebes había cambiado de manos dos veces. Había caído en manos turcas, quienes destruyeron la ciudad. Finalmente las fuerzas del general Wartensleben la habían recuperado.

https://www.boe.es/datos/pdfs/BOE//1788 ... -00851.pdf

Así que, con los datos publicados el mismo año de los hechos y procedentes del bando austriaco, podemos saber que:

- La noche del 21 de septiembre las tropas que descansaban con los carros de pertrechos tuvieron un lío con unos lugareños que les hicieron creer que estaban siendo atacados por los turcos.
- Las tropas perdieron el orden y trataron de escapar en medio de la confusión. Parte de los suministros cayeron al suelo y se perdieron.
- Por error las tropas de dos regimientos pudieron dispararse entre ellos.
- Hubo un ataque turco. No se sabe si con el fin de rapiñar el campamento austriaco o con la idea de hostigar a las tropas. Supuestamente el ataque fue rechazado.
- El propio emperador austriaco estaba en el lugar de los hechos y su seguridad fue puesta en peligro.
- Hubo pérdidas de vidas y de material.
- Hubo sanciones y represalias hacia generales y mandos del ejército austriaco, de lo que se deduce que el mando austriaco concluyó que había habido errores serios de los que eran responsables algunos comandantes del ejército.

Sin embargo, la versión más completa es la que se publicó 43 años después de los hechos en el Diario Militar austriaco Streffleurs militärische Zeitschrift., 1831 v.4. (que se puede leer y traducir del alemán en: https://hdl.handle.net/2027/mdp.39015062372258):

III. Historia de la campaña de 1788 del ejército principal imperial y real contra los turcos. La noche del 20 de septiembre, después del bombardeo, los jinetes españoles se movilizaron, se recogieron las tiendas, se cubrió la artillería de reserva, y el ejército se puso en marcha en dos líneas contra Karanseb. A ellos se les unieron carruajes con jinetes españoles, carpas y caballos de carga. Se trajo del frente a una columna de húsares y cazadores para evitar que el enemigo fuera avisado por los desertores antes de que el ejército se marchara. Un destacamento de húsares con un oficial al mando también recibió órdenes de mantener las fogatas encendidas después de la partida del ejército, con el fin de ocultar la marcha al enemigo el mayor tiempo posible. Unas horas antes de la medianoche, la infantería principal del ejército marchó en dos columnas, cada una de seis batallones. Detrás de la primera de las dos columnas marcharon como retaguardia, compuesto por los 7 batallones de granaderos y 4 batallones de fuseleros, y luego el cuerpo de Eskadron, comandado por el General de Caballería Conde Kinsky. El cuerpo del teniente de mariscal de campo conde Wartensleben, ahora al mando de las reservas, con 12 batallones y 12 escuadrones, siguió como retaguardia de la segunda columna.

Como la pendiente del monte Gornitz hacía difícil la marcha del cuerpo de reserva éste tuvo que ir más lento. Por lo tanto, se ordenó a las dos columnas de infantería que se detuvieran, tan pronto como sus animales alcanzaran el arroyo Illowa, a esperar a que se les uniera el resto del ejército. Entonces todos continuaron juntos la marcha y siguieron en dos filas hasta cerca de Karansebes. Al principio la marcha continuó en perfecto orden en una noche con la luna más hermosa. Las dos columnas de infantería se detuvieron en el momento correcto; el cuerpo de reserva ya había llegado a sus posiciones; solo unos pequeños destacamentos que se usaban para la cadena de suministros estaban retrasados sin haber llegado al puente de Slatina. En el momento en que las dos columnas de infantería deberían haberse puesto en movimiento; de repente se produjo una pequeña circunstancia que convirtió la más bella noche de luna en una noche de terror y confusión, y trajo la abominación desoladora a muchos de los pueblos y lugares más hermosos. A pesar de las órdenes más estrictas, la codicia había inducido a un campesino de Valaquia a llevar licor con un carruaje de dos caballos hasta el puente, sobre el que los húsares retrasados aún tenían que marchar. Algunos de estos húsares tomaron un descanso, que tal vez ya habían hecho demasiado por ese día, cuando varios soldados de los cuerpos de voluntarios se les unieron, exigiendo su parte de la bebida. Los húsares, que probablemente no estaban interesados en ello, comenzaron a pelearse con ellos, y los ahuyentaron. Estos, como gente de naturaleza común que eran y estimulados por la venganza, retrocedieron una distancia, dispararon sus rifles contra el campamento de los húsares y gritaron una y otra vez, “Turci!. Turci!” Ante estos gritos y disparos, los húsares también dispararon sus armas de fuego y corrieron por campamento para reunirse con cada una de las divisiones de húsares a las que pertenecían. Estas prisas y los gritos de Turci, Turci, desorganizaron a estas dos divisiones y sus miembros comenzaron a dispararse el uno al otro. Los oficiales se situaron delante de las tropas y gritaron “Halt!, Halt!" para calmar la situación. Pero se entendió que se gritaba el grito de guerra turco “Allah! Allah!”, lo que aumentó la confusión porque parecía confirmar que los turcos estaban cerca. En el desorden estaban un gran número de mozos de caballerizas y caballos de carga que se encontraban allí, aunque según las órdenes debían haber estado mucho más adelante entre las columnas de infantería. Los mozos fueron tomados por el terror y huyeron a la mayor velocidad posible y con gritos constantes. Las dos columnas de infantería descansaban en el camino. Muchos de los soldados habían dejado caer sus mochilas y dormían. Se despertaron, despertados por la confusión, despertando de este primer sueño, para creer reconocer al enemigo en los ruidos de los hombres que iban y venían, de los caballos y los mozos de carga que les perseguían. Una parte de ellos dispararon sus rifles contra los supuestos enemigos, y otra parte de los hombres se apartaron hacia los campos laterales más cercanos. El orden se recompuso pronto gracias al esfuerzo del Mariscal del Campo Lacy, del de los demás generales y oficiales de Estado Mayor, mientras los cuerpos de Kinsky y el Cuerpo de Reserva se habían detenido en masa y con tranquilidad en el camino y se habían preparado para hacer frente contra el ruido.
Tan pronto como se estableció la convicción de que ningún enemigo había seguido a la columna, la marcha continuó hacia Karansebes, donde las primeras divisiones llegaron por la mañana. Su Majestad el Emperador, al comienzo de la marcha, estaba en un carruaje de la columna que marchaba a la izquierda, cerca del batallón de Wartensleben. Pero tan pronto como el fuego y el ruido se generalizaron el Emperador montó a caballo, e intentó mantener el orden llamando y dándose a conocer a su persona. Pero como nadie escuchaba en los primeros momentos, y como las balas se cruzaban por todos lados, incluso el Emperador creyó que los turcos habían irrumpido en la cola de la columna. Cabalgó acompañado sólo por un solo hombre, que la escolta la había perdido de vista el emperador en medio de la batalla de Karansebes, hasta el amanecer hacia el pueblo de Polvaschnitza, donde esto hizo fuerte para defenderse de los enemigos que se aproximaban. Luego fue a Karansebes, junto al Mariscal de Campo Lacy y el General de Artillería Colloredo pronto siguió a informar a Su Majestad sobre el curso real del asunto, y que la orden en la tropa fue restaurada.
Su Alteza Real el Archiduque Francisco estuvo a caballo esa noche en el Cuerpo de General de Caballería conde Kinsky, que estaba tras la columna de infantería derecha. El conde Kinsky, en el mismo momento en que empezó el ruido y la división hizo que el batallón del coronel de Nadasdy rodeara al príncipe por la seguridad de su persona, y ahí permaneció de pie en el camino hasta que se restableció el orden. Al día siguiente, el batallón recibió de su Majestad un regalo de 150 ducados.

Tras ello, esta fuente describe como los turcos quedaron avisados de los disturbios, siguieron las huellas de los austriacos y atacaron al día siguiente. Durante la batalla el pueblo de Karansebes se incendió.

Hay más detalles que dan las fuentes austriacas. En el Östreichische militärische Zeitschrift. 1837:Bd.2. se deja caer que el emperador, para ponerse a cubierto llegó hasta la vanguardia y ordenó disparar a una batería de 10 piezas de cañón, lo que aumento el embrollo. (ver página 299 dehttps://hdl.handle.net/2027/hvd.32044100893643 )

Esta versión de los hechos es la que se acepta básicamente en la actualidad, como se describe en la Tesis doctoral de 2008 “Der unglückliche Mack“. Aufstieg und Fall des Karl Mack von Leiberich“ de la Universidad de Viena. (http://othes.univie.ac.at/480/1/02-05-2008_7500647.pdf).

En fin, que no fueron los malvados valacos ni una trampa de los turcos los que confundieron, como la noche a Dinio, a los austriacos. Se entiende bien que trataran de ocultar ese hecho tan molesto.

Así que la calificación queda así:

Albertopus:10
Xenophonte:8
Gaspacher:6
Nobunaga:4
Pickwick: 2
reytuerto; 1

A por nosotros, estimado Nobunaga.

Saludos.

Gracias estimado Albertopus. Empezemos:

Infante de Marina

Charlie 3 aka Pickwick

... O un chino, claro

Negativo

- Participo en la batalla de San Vicente

Luis M. García escribió:Charlie 3

¡Feraud!, si es el Tordo del Manglar dile que no estoy

El señorito ha salido, ¿le dejo algún recado?.

Nobunaga escribió:Infante de Marina

Un chino pérfido o Martín Álvarez Galán.

Negativo.

- Natural de la provincia de Cordoba, el 26 de junio de 1793, sentaba plaza de voluntario de Infantería de Marina, en la Sexta Compañía del XI Batallón

Nobunaga escribió:Negativo.

- Natural de la provincia de Cordoba, el 26 de junio de 1793, sentaba plaza de voluntario de Infantería de Marina, en la Sexta Compañía del XI Batallón

Ana Maria de Soto o Antonio Maria de Soto...

jandres escribió:

Nobunaga escribió:Negativo.

- Natural de la provincia de Cordoba, el 26 de junio de 1793, sentaba plaza de voluntario de Infantería de Marina, en la Sexta Compañía del XI Batallón

Ana Maria de Soto o Antonio Maria de Soto...

Correcto. Ana Maria de Soto (o Antonio Maria), la primera mujer que sirvió en los Batallones de Marina de la que se tiene constancia, y de cuya existencia las feministas no parecen haberse percatado todavía (afortunadamente).

Albertopus:10
Xenophonte:8
Gaspacher:6
Nobunaga:4
Pickwick: 2
Jandres: 1
reytuerto; 1

Su turno, Caballero

cedo mi turno, de verdad, al primero que formule una pregunta...es que soy muy malo...

Estimados todos:

Si no os parece mal, tomo el testigo de jandres. Como yo no participé en las respuestas a la anterior adivinanza que ganó jandres, no debiera tampoco responder a la nueva adivinanza... así que propongo la adivinanza:

Fácil, fácil...

- En honor a los viajes y vicisitudes de jandres...
- Voló.
- El primer aparato que incorporó una Fuerza Aérea de un país.
- Desarmado.

Saludos.


PD: ¡Ah!, jandres, haz caso a los médicos. Ponte bueno. Es una orden: