Hola a todos,
Me gustaría retomar un poco el sentido del hilo, y del mismo modo que abrimos un hilo acerca del Almirante de la MAr Océana Don Cristobal Colón, podemos abrirlo acerca de Don Arturo Prat y Chacón, sin olvidar a Don Juan de Dios Aldea, Don Arsenio Canave, Don Ignacio Serrano, y los otros 6 marinos chilenos que siguieron a su Comandante a una muerte cierta.
Volvamos sobre Trafalgar, y el estado de la Real Armada en el año de 1805.
En enero de 1805, la Real Armada contaba con 51 navíos, 34 de ellos desarmados; en abril de 1805, 10 navíos han sido armados o están en proceso de alistamiento.En julio de 1805, quedan tan solo 18 desarmados, en agosto de 1808 se han perdido dos navíos ( Firme y San Rafael), y ha aumentado el número de navíos desarmados a 19; y en agosto los desarmados son ya 22. Situación a la que se llega a visperas del combate de Trafalgar.
De los 49 navíos, 15 están con la Flota Combinada en Cádiz, donde se encuentran otros 11 desarmados, 7 desarmados en El Ferrol, y 4 desarmados en Cartagena, restando 12 navíos alistados en Vigo (2) Canarias (1), La Habana (2), y Cartagena (7).
Tras Trafalgar, la Real Armada está formada por 38 navíos, 22 de ellos desarmados. Quedan 16 navíos alistados.
Y para finalizar, informe del Mayor General de la Armada, Don Antonio de Escaño:
Informe del Mayor General de la Armada, Antonio de Escaño, sobre la batalla.
(Envío de Antonio Laborda).
Antonio de Escaño realizó un informe sobre las deficiencias de la flota combinada y los errores que se cometieron. Un documento donde se ven los principales fallos que desembocaron en la derrota, además realizado por uno de los mejores y principales oficiales españoles que participaron en la batalla, y que en vez de hacer lamentaciones estériles hace una gran autocrítica sobre los estos problemas.
"Cuando se medita, después de haber visto las malas consecuencias de una maniobra que antes de ejecutarse se consideró útil, es fácil conocer las faltas de previsión. La escuadra combinada debió esperar al enemigo en una línea bien formada, cerrada y un andar regular en proporción del viento, y prevenido el general que no fuese atacado de maniobrar sin retardo para doblar biena los enemigos; pero el general en jefe dio importancia á que la línea fuese la natural y no la accidental, y en lugar de virar al amanecer la vuelta del N ornoroeste, para que se diese el combate más inmediato á la bahía de Cádiz y restablecer el orden en su línea de batalla de babor, no haciendo más alteraciones que la colocación de jefes en los puntos convenientes, se empleó mucho tiempo en colocar los navíos en unos puestos que aun no conocían, pues después de la salida del puerto no hubo lugar de notar el andar respectivo de cada buque, ni de hacer las enmiendas de estiva y de aparejo que conviene para que anden y gobiernen bien, circunstancias que, conocidas, hacen preferible el orden natural; tiempo que se necesitaba para formar bien la línea, para ponerla en andar regular, de modo que, teniendo movimiento de rotación, pudiese usar de sus fuegos, y no en facha, como se hallaron casi todos los navíos para no apelotonarse; lo que fué causa de que aquellos á quienes se dirigieron los enemigos para cortar la línea, no pudieron batirla hasta que estuvieron por los costados; tiempo necesario para poder hacer a los generales y capitanes las prevenciones parecieran oportunas para el buen éxito de la acción, pués ningunas se habían hecho, como parece regular, á la salida de la mar con conocimiento de la proximidad de los enemigos.
Cometido el primer yerro de no tomar la mura á babor y restablecer el orden luego que amaneció, cuando se viró debió restablecerse la línea, arribando todos los navíos, como está prevenido en los restablecimientos; alargándose el viento, las fragatas debieron señalar los pelotones para que los buques inmediatos maniobrasen para alinearlos, y en el acto del combate debían haber estado más próximas para facilitar remolques y comunicar órdenes y noticias.
»Al fin el enemigo cae sobre esta línea mal formada, en facha y casi toda inmóvil, y ataca muy de cerca, atravesando por los parajes que se les proporciona, maniobrando los unos en sostén de los otros, con el mayor acierto y prontitud, manifestando su facilidad de maniobrar, en cuya clase de ataque debían tener la superioridad que les proporcionaba su ejercitada y práctica. marinería contra unos buques que no la tenían y mareada parte de la tripulación.
Nada es más marinero y militar que el que una escuadra que está muy de barlovento de otra, para cazar sobre ella forme columnas que despleguen al tiro de los enemigos formando una línea que éntre en el fuego haciendo tanto o más daño como pueden causarle aquéllos; pero el almirante Nelson no desplegó sus columnas al tiro de la línea; cayó sobre ella para batir á tiro de pistola y atravesando, para reducir la batalla á combates particulares. Esta maniobra creo que no tendrá muchos imitadores. En dos escuadras igualmente marineras, la que ataque en esta forma debe ser derrotada. Para que no haya sucedido así el día 21 de Octubre, ha sido preciso que la combinada estuviese mal formada y en facha, como queda dicho, y que en ella hubiese, además de lo referido otras faltas esenciales relativas el la maniobra y marinería.
Los oficiales de guerra, tanto de marina como de ejército, los oficiales mayores, toda la tropa de infantería y la de artillería se han portado con la mayor bizarría; las baterías han estado bien servidas; los fuegos se han hecho con orden; la cartuchería fué conducida con método. Sólo cabe servirse mejor la artillería cuando su montaje y útiles están en el estado de perfección en que la tienen los enemigos. Pero no podemos decir lo mismo de las maniobras ni de los marineros: la de combate, como brazas y otros cabos de mucha importancia en estos casos, es necesario que sea según los modelos que hay en los arsenales, y que aún no son de reglamento en los buques, y la marinería que sea más militar y ejercitada.
Esta se debe considerar dividida en tres clases: matriculados, voluntarios y gente de leva ó presidio. Los matriculados es gente honrada; pero la mayor parte de ellos son pescadores que no han navegado en buques de cruz. Entre los voluntarios hay buenos marinos; pero, en general, es gente que no conoce disciplina, sin hogar conocido, sin amor al servicio y sin el entusiasmo que tienen los cuerpos organizados.
La mayor parte de la gente de leva es perjudicial á bordo, por falta de sargentos y cabos; es difícil que. pueda disciplinarse como la tropa; se exime cuanto puede de todo trabajo, y particularmente el de por alto, que no puede hacer sin riesgo de caerse, y hace confundir con ella á los matriculados y á los buenos marinos; de modo que no se puede decir que han cumplido bien, pues, cuando menos, se puede asegurar que han maniobrado con mucho retardo, y que han reparado muy pocas averías, como es preciso en combate. La clase de contramaestres y guardianes también se debe considerar endebl'e; la falta de navegar y la repugnancia que tienen muchos buenos hombres de mar á entrar en aqnel servicio, lo han hecho decaer de algunos años á esta parte, cuando es lo más necesario á bordo de los navíos. Sin embargo, la que estaba embarcada en la escuadra ha cumplido con la obligación de mantener sus puestos; pero sin la energía que dan la inteligencia y la práctica de haberse visto en otros combates y descalabros por temporales.
Los navíos no pueden ser mejores; tal vez un sistema de arboladuras más pequeñas los haría menos expuestos á averías en malos tiempos y en combates, y alguna más abertura en portas haría más útil el uso de la artillería; pero en lo que están muy mal es en bombas: los navíos Trinidad, Argonauta, San Agustín y otros franceses se han ido á pique por falta de tenerlas buenas. Yo estoy persuadido de que si los ingleses no hubieran adoptado en su armada las de doble émbolo, inventadas el año 1793, muchos de sus buques se hubieran ido á pique en el combate con el temporal que se siguió á él. El navío Santa Ana quedó, seguramente más destrozado que el Argonauta, y por llevar una bomba de las perfeccionadas en este arsenal, juzga el general Alava que no se fué á pique dicho navío, y lo mismo opina el jefe de escuadra D. Cayetano Valdés, porque tenía el Neptuno dos bombas de doble émbolo, que para prueba se las pusieron en el Ferrol.
17 Diciembre de 1805
Antonio de Escaño
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Es muy interesante la crítica a diversos aspectos, y sus soluciones posibles, teniendo en cuenta que la Real Armada es fuerte todavía en 38 navíos. Hay esperanzas para un resurgir de la Real Armada... pero los acontecimientos a partir de marzo de 1808, impedirán poner en marcha nuevas construcciones, e incluso soportar los trabajos de mantenimiento de los navíos existentes.
En el haber de la Real Armada a partir de 1808 está la captura de la Flota del Almirante Rosilly, formada por el Heros, de 80 cañones; los Algesiras, Pluton, Argonaute y Neptune, de 74 cañones; y la fragata de 40 cañones Cornelie. En Vigo se capturó el navío Atlas, de 74 cañones. Los navíos entraron en la Real Armada, con sus nombres traducidos al castellano.
Saludos.