Carme Chacón
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Arrestados.
Arrestados (La Razón. 5 Mayo 10)
Jesucristo y la Virgen han sido arrestados. He leído con gran interés la carta del Jefe del Estado Mayor de la Defensa, general del Ejército del Aire don José Julio Rodríguez a quien mucho estimo y respeto. No me ha convencido. En exceso extensa y farragosa. El lenguaje castrense es más sintético y directo. La orden no viene del general don José Julio Rodríguez, al que no me figuro arrestando a la Virgen de Loreto. Patrona de los aviadores. Viene de la ministra doña Carmen Cachón y de su auxiliar administrativo don Constantino Méndez, a los que la Virgen de Loreto les importa un bledo. Un error grave confundir las cosas y quebrar la tradición y los sentimientos militares desde el laicismo oficial. Sea atendido este ejemplo ajeno a los soldados. En Almonte, una mayoría de los votos son de socialistasy comunistas. Acuda a Almonte de visita la ministra Chacón e intente arrestar a la Virgen del Rocío. Le faltarían piernas para escapar ilesa perseguida por los suyos. Los militares tienen una tradición religiosa desde tiempos más allá de la memoria, de la Histórica y de la real. Y es lógico. El soldado convive con el riesgo y con la muerte por vocación. Lo hace en nuestra defensa, voluntariamente. Y el consuelo ante la inmediatez de la muerte se encuentra en la fe. Suprimir la misa en los actos de entrega de despachos de oficiales es algo más que un agravio innecesario a la costumbre militar. Es una gamberrada gratuita. Señora Virgen del Carmen, Estrella de los Mares, queda arrestada. Señora Inmaculada Concepción, Patrona de la Infantería, al calabozo. Señora Virgen del Pilar, Patrona de España y de la Guardia Civil, pase inmediatamente por el Ministerio de Defensa y póngase a las órdenes del funcionario laico para que le suelte un chorreo antes de ser recluída en estado de prevención. Que el Corpus abandone Toledo y el Cristo de la Buena Muerte deje de salir en procesión llevado por brazos legionarios. Fuera los crucifijos en los homenajes a los caídos por España. Quedan prohibidos los nombres de Dios y de la Virgen en los himnos castrenses. –«Salve, Estrella de los mares, madre del Divino Amor», fuera. Sean lanzados los sentimientos de treinta generaciones de marinos de nuestra Armada por la borda de babor, obviamente. Que la Legión de hombres honrados de Calderón de la Barca se someta sin rechistar a los resentimientos de quienes pretenden borrar el humanismo cristiano de los cuarteles y regimientos de España, de sus buques de guerra, de sus altares e imágenes dolorosas celosamente guardados, custodiados y venerados por los militares durante siglos.
Señora ministra, me ha decepcionado. Confié en usted y en su inteligencia al principio de su andadura. No se ha contagiado de la serena disciplina y el concepto del honor de nuestros soldados. Ellos, en una aplastante mayoría, creen en Dios, en la Virgen y en los santos. Forman parte de su código particular e interior, y también del conjunto de sus sentimientos y creencias. Y si existen militares laicos y agnósticos, no les toque a su Cristo o a su Patrona, porque también en ellos, sin creer en ellos, en ellos buscan su consuelo y su esperanza. Arreste imágenes y oraciones. Arrreste sentidos y tradiciones. Al final, además de una falta de respeto, está cometiendo usted una horterada. Se está riendo de la estética de los soldados. No va a tener sitio en los calabozos y prevenciones para meter tanto amor y tanta fe al otro lado de las rejas.
Saludos
Jesucristo y la Virgen han sido arrestados. He leído con gran interés la carta del Jefe del Estado Mayor de la Defensa, general del Ejército del Aire don José Julio Rodríguez a quien mucho estimo y respeto. No me ha convencido. En exceso extensa y farragosa. El lenguaje castrense es más sintético y directo. La orden no viene del general don José Julio Rodríguez, al que no me figuro arrestando a la Virgen de Loreto. Patrona de los aviadores. Viene de la ministra doña Carmen Cachón y de su auxiliar administrativo don Constantino Méndez, a los que la Virgen de Loreto les importa un bledo. Un error grave confundir las cosas y quebrar la tradición y los sentimientos militares desde el laicismo oficial. Sea atendido este ejemplo ajeno a los soldados. En Almonte, una mayoría de los votos son de socialistasy comunistas. Acuda a Almonte de visita la ministra Chacón e intente arrestar a la Virgen del Rocío. Le faltarían piernas para escapar ilesa perseguida por los suyos. Los militares tienen una tradición religiosa desde tiempos más allá de la memoria, de la Histórica y de la real. Y es lógico. El soldado convive con el riesgo y con la muerte por vocación. Lo hace en nuestra defensa, voluntariamente. Y el consuelo ante la inmediatez de la muerte se encuentra en la fe. Suprimir la misa en los actos de entrega de despachos de oficiales es algo más que un agravio innecesario a la costumbre militar. Es una gamberrada gratuita. Señora Virgen del Carmen, Estrella de los Mares, queda arrestada. Señora Inmaculada Concepción, Patrona de la Infantería, al calabozo. Señora Virgen del Pilar, Patrona de España y de la Guardia Civil, pase inmediatamente por el Ministerio de Defensa y póngase a las órdenes del funcionario laico para que le suelte un chorreo antes de ser recluída en estado de prevención. Que el Corpus abandone Toledo y el Cristo de la Buena Muerte deje de salir en procesión llevado por brazos legionarios. Fuera los crucifijos en los homenajes a los caídos por España. Quedan prohibidos los nombres de Dios y de la Virgen en los himnos castrenses. –«Salve, Estrella de los mares, madre del Divino Amor», fuera. Sean lanzados los sentimientos de treinta generaciones de marinos de nuestra Armada por la borda de babor, obviamente. Que la Legión de hombres honrados de Calderón de la Barca se someta sin rechistar a los resentimientos de quienes pretenden borrar el humanismo cristiano de los cuarteles y regimientos de España, de sus buques de guerra, de sus altares e imágenes dolorosas celosamente guardados, custodiados y venerados por los militares durante siglos.
Señora ministra, me ha decepcionado. Confié en usted y en su inteligencia al principio de su andadura. No se ha contagiado de la serena disciplina y el concepto del honor de nuestros soldados. Ellos, en una aplastante mayoría, creen en Dios, en la Virgen y en los santos. Forman parte de su código particular e interior, y también del conjunto de sus sentimientos y creencias. Y si existen militares laicos y agnósticos, no les toque a su Cristo o a su Patrona, porque también en ellos, sin creer en ellos, en ellos buscan su consuelo y su esperanza. Arreste imágenes y oraciones. Arrreste sentidos y tradiciones. Al final, además de una falta de respeto, está cometiendo usted una horterada. Se está riendo de la estética de los soldados. No va a tener sitio en los calabozos y prevenciones para meter tanto amor y tanta fe al otro lado de las rejas.
Saludos
- brenan
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Estimado Afoces, no sé de que te extrañas , en su dia ya lo dijo La Carme, ( si "La" , con articulo de lujo delante , que se lo está ganando a pulso):
"Todos somos Rufianes" , en realidad lo dijo de otra manera , pero el sentido en realidad era este
Asco me dán
"Todos somos Rufianes" , en realidad lo dijo de otra manera , pero el sentido en realidad era este
Asco me dán
De noche todos los gatos son pardos. Menos los negros, que no se ven
VAE VICTIS
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Re: Los militares, el lenguaje y los valores.
[quote= Pero, actualmente, todas las manifestaciones desde el ministerio de Defensa son “huecas”, “blanditas”… “pacíficas”. Obsérvense las declaraciones de la ministra de Defensa - Comunicados del ministerio de Defensa. Revista ATENEA (1) -. Parecen dirigidas a una ONG que reparte medicinas y panecillos. Por eso, me llamó la atención las declaraciones del general del ministerio de Defensa cuando comunicó a la prensa el accidente del helicóptero. Todos a ese nivel, y superior, emplean el mismo lenguaje como si de una consigna se tratase. Y el lenguaje para los militares es muy importante.
...Y, en este ambiente, me temo que la ministra de Defensa sea incapaz de exclamar con calor - como lo haría uno cualquiera de sus soldados - el título del artículo mencionado al principio “A España servir hasta morir” y sí aquella otra, de un ministro de Defensa, que afirmó algo así como: “…estaba antes para morir que para matar”. .../quote]
Dos lenguajes diferentes El Vicepresidente de EEUU agradece su sacrificio a la Brigada Paracaidista. El presidente Zapatero les desea suerte. (8 Mayo 10 - D. Mazón/F. Cancio. La Razón)
El vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, cumplió ayer su deseo de visitar una unidad militar que haya estado o que vaya a ser desplegada en Afganistán. Acompañado por Zapatero, Chacón, y la cúpula militar, Biden se acercó a la Brigada Paracaidista, un gesto que «las Fuerzas Armadas valoran altamente», en palabras del jefe de Estado Mayor de la Defensa, José Julio Rodríguez.
Tanto Biden como Zapatero se dirigieron a los quinientos paracaidistas formados ante ellos, en dos discursos muy distintos. El vicepresidente de EE UU comenzó rindiendo tributo «a este grupo de verdaderos guerreros» y a sus familiares. Biden mostró su admiración por los militares que cumplen con «honor y orgullo» la «obligación» de «detener a los terroristas violentos que confabulan desde Afganistán para perpetrar atentados como los del 11-S, en Estados Unidos, o los del 11-M en Madrid». El «número dos» de Obama acabó su discurso asegurando que «mis compatriotas están en deuda con vosotros» y deseándoles «que Dios os bendiga, que Dios os proteja».
Zapatero, por contra, terminó sus palabras deseándoles «mucha suerte», después de homenajear «a todas aquellas personas de la coalición que han perdido la vida». A los paracaidistas, a quienes Biden había llamado «guerreros» en tres ocasiones, les dijo que «encarnáis la solidaridad de la sociedad española con los afganos».
Un tema, el de Afganistán, que ya trataron por la mañana en La Moncloa junto a la crisis, Oriente Próximo, el terrorismo o las relaciones entre ambos países, de las que el vicepresidente de EE UU dijo «son más fuertes que nunca. Somos aliados estrechos». Uno de los asuntos en el que se detuvieron fue en el de Irán y las armas nucleares, apelando a la «firmeza».
Biden, siempre sonriente, sólo lamentó una cosa de este viaje: «que tengo que volver a casa».
Saludos
...Y, en este ambiente, me temo que la ministra de Defensa sea incapaz de exclamar con calor - como lo haría uno cualquiera de sus soldados - el título del artículo mencionado al principio “A España servir hasta morir” y sí aquella otra, de un ministro de Defensa, que afirmó algo así como: “…estaba antes para morir que para matar”. .../quote]
Dos lenguajes diferentes El Vicepresidente de EEUU agradece su sacrificio a la Brigada Paracaidista. El presidente Zapatero les desea suerte. (8 Mayo 10 - D. Mazón/F. Cancio. La Razón)
El vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, cumplió ayer su deseo de visitar una unidad militar que haya estado o que vaya a ser desplegada en Afganistán. Acompañado por Zapatero, Chacón, y la cúpula militar, Biden se acercó a la Brigada Paracaidista, un gesto que «las Fuerzas Armadas valoran altamente», en palabras del jefe de Estado Mayor de la Defensa, José Julio Rodríguez.
Tanto Biden como Zapatero se dirigieron a los quinientos paracaidistas formados ante ellos, en dos discursos muy distintos. El vicepresidente de EE UU comenzó rindiendo tributo «a este grupo de verdaderos guerreros» y a sus familiares. Biden mostró su admiración por los militares que cumplen con «honor y orgullo» la «obligación» de «detener a los terroristas violentos que confabulan desde Afganistán para perpetrar atentados como los del 11-S, en Estados Unidos, o los del 11-M en Madrid». El «número dos» de Obama acabó su discurso asegurando que «mis compatriotas están en deuda con vosotros» y deseándoles «que Dios os bendiga, que Dios os proteja».
Zapatero, por contra, terminó sus palabras deseándoles «mucha suerte», después de homenajear «a todas aquellas personas de la coalición que han perdido la vida». A los paracaidistas, a quienes Biden había llamado «guerreros» en tres ocasiones, les dijo que «encarnáis la solidaridad de la sociedad española con los afganos».
Un tema, el de Afganistán, que ya trataron por la mañana en La Moncloa junto a la crisis, Oriente Próximo, el terrorismo o las relaciones entre ambos países, de las que el vicepresidente de EE UU dijo «son más fuertes que nunca. Somos aliados estrechos». Uno de los asuntos en el que se detuvieron fue en el de Irán y las armas nucleares, apelando a la «firmeza».
Biden, siempre sonriente, sólo lamentó una cosa de este viaje: «que tengo que volver a casa».
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¿La carrera militar en Almoneda?
La responsable del ministerio de Defensa es la señora Chacón - por cierto muy callada desde hace tiempo -. Es pues aquí donde tiene cabida este tremendo artículo que con título "¿La carrera militar en almoneda?" fue publicado en "La Tercera de ABC". -
PEDRO PITARCH. Teniente General. (Martes , 18-05-10)
La carrera militar ha sido tradicionalmente considerada como una referencia de consistencia, transparencia y rigor. Pero en los dos últimos años aquellos presupuestos se han degradado. Hoy, en un marco de polémica general, campan la incoherencia, la turbiedad y la incertidumbre. Y tal estado de cosas no es bueno para una institución que para poder cumplir, bajo la dirección del Gobierno, las misiones asignadas en el artículo 8 de la Constitución y en el 15 de la ley orgánica de la defensa nacional, debe presentarse disciplinada, jerarquizada y unida.
Un general paracaidista ya fallecido, excelente mando, sabio y agudo como buen gallego, solía decir (medio en broma, medio en serio) que lo bueno de las «rajadas» es que unían mucho a la gente. Montado sobre esa lógica, el espectador no se espanta por la esporádica existencia de grupos de descontentos entre los militares. No recuerda, sin embargo, ni similar desagrado general ni tal desánimo y desorientación moral como los que últimamente se perciben en el seno de nuestros cuerpos de oficiales y de suboficiales por el tema de la carrera militar. Alguien, en el Ministerio, no ha digerido bien la lógica militar, confundiendo mando con administración, con el original resultado de cabrear a todos simultáneamente. Y lo todavía más pernicioso: inocular los virus del recelo y de la disgregación. Hacia arriba, cuando se censura al mando por no cumplir su supuesta función representativa (daña la jerarquización y abona el sindicalismo); horizontalmente, cuando se impugna la situación relativa de los propios compañeros de armas (ataca la cohesión); y de arriba abajo y viceversa, porque hiere la lealtad recíproca. No es el mejor clima para una profesión y un oficio donde los valores morales son esenciales. Las Fuerzas Armadas de la España del siglo XXI no se merecen esto.
Parece conveniente aclarar que, ante el creciente y fácilmente perceptible malestar en el seno militar, en abril de 2008 formulé, ante las instancias militares correspondientes, mi preocupación y mis objeciones a la manera con la que se estaba orientando la ejecución de la ley 39/2007, de 19 de noviembre, de la carrera militar. Propuse que se suspendiera, mediante el instrumento adecuado, la implementación de los puntos de la ley que trataban de la integración de escalas, para dar así ocasión a una reconsideración más profunda del asunto. Solicité explícitamente que se elevaran mis preocupaciones y mi propuesta (cosa que se hizo posteriormente por escrito a la nueva ministra). Un año después, en abril de 2009, reiteré lo anterior. Mis consideraciones cayeron en saco roto (obviamente, no eran obligatorias).
Por esos cambios de la política, salió del Ministerio de Defensa la muy bien amueblada cabeza de quien inicialmente concibió el proyecto de ley. El seguimiento de su aprobación y su desarrollo quedó en manos de quienes no han mostrado gran comprensión de las cuestiones militares. Déficit agravado seguramente por un asesoramiento técnico minusválido, bien por estar contaminado por la complacencia con los deseos del nivel político, bien por el menosprecio en la acogida del consejo cuando éste no se correspondía con los propósitos del asesorado. No es banal recordar que la integración de las distintas escalas de los cuerpos generales en una sola no era compromiso electoral ni había sido solicitada por los Ejércitos o la Armada. No había tampoco referencia comparativa de similar integración en otros cuerpos y carreras del Estado. Aprobada la simplificación de los escalafones militares por la ley 39/2007, de 19 de noviembre, de la carrera militar, se procedió a desarrollarla según el curso que se trazaron los responsables políticos del momento, aunque de manera algo dispersa con recurrencia a remiendos que, tratando de corregir aspectos puntuales especialmente sangrantes, no enfrentaban el meollo del problema.
El indeseable estado de ánimo actual se focaliza no tanto sobre la ley como sobre su derivada principal: la Orden Ministerial 54/2008, de 29 de mayo, que regula el curso de adaptación para la incorporación a la nueva escala única de los miembros de la escala de oficiales de los cuerpos generales de los dos Ejércitos y la Armada, así como de los oficiales de los cuerpos de especialistas. No parece que una operación de tan altísima trascendencia hubiera sido previamente estudiada, simulada, planificada y dotada económicamente con la intensidad requerida, para luego ser ejecutada a lo largo del tiempo. No se valoraron bien ni el gran calado de tal trasteo de escalas a «frotamiento duro» ni sus tremendas implicaciones sobre la sustancia, las convicciones profundas y los legítimos intereses y expectativas personales y profesionales de los trasteados. Tampoco concurrieron ni la suficiente actividad explicativa previa ni el imprescindible liderazgo de unos u otros.
Presenciamos, pues, un drama deslucido, con miles y miles de demandas, recursos e impugnaciones. Incluso la sala de lo contencioso-administrativo de la Audiencia Nacional ha elevado un auto al Tribunal Constitucional con dos posibles cuestiones de inconstitucionalidad. Los miembros de la Guardia Civil también se han llamado a parte en la queja general. La escena de la carrera militar en el teatro de la defensa es un enorme barullo que desborda su propio proscenio. A nivel político, la bulla electriza y ocasiona frecuentes confrontaciones, tanto en los medios como en sede parlamentaria, donde unos y otros, arrimando el ascua a su sardina, se acusan recíprocamente de haber hecho mal las cosas. La verdad es que, a título de ejemplo, parece un poco fuerte recurrir a la vía de una disposición adicional a una ley de acompañamiento a los presupuestos, para aprobar un aspecto tan medular -tanto en el campo militar como en el del ordenamiento educativo general- como es el reconocimiento académico equivalente al título de grado universitario por el hecho de superar un curso de adaptación cocinado en Defensa. Sería interesante conocer cuáles pueden haber sido, en el proceso de regulación orgánica de este guiso, tanto las preceptivas aportaciones del Ministerio de Educación como los propios fundamentos del correspondiente dictamen del Consejo de Estado.
Desafortunadamente, el escenario de hoy avala mis valoraciones anteriores formuladas en tiempo y forma. El proceso de integración prosigue entre un descontento general, tan nocivo, que previsiblemente necesitará varias generaciones de militares para ser asimilado. Por ello, el espectador persevera -siempre con todo respeto a las instituciones- en solicitar la suspensión, revisión y re-estudio de lo actuado, en lo que se refiere a la integración de las escalas militares. No sólo se trataría de evitar un innecesario y mayor disgusto general, sino también de prevenir que, en su caso, posibles sentencias de los tribunales obliguen a esa revisión cuando todo el daño ya esté hecho. Y entonces, cuando los responsables de ahora estén seguramente en otros afanes, ¿quién va a responder por las negativas consecuencias de haber puesto la carrera militar en almoneda? A ver si finalmente algunos aprenden a diferenciar entre política, administración y mando. No sé por qué me viene a la memoria aquello que Josep Pla en su obra «El advenimiento de la República» atribuye a Azaña: «... de la política lo que me interesa es mandar».
Saludos
PEDRO PITARCH. Teniente General. (Martes , 18-05-10)
La carrera militar ha sido tradicionalmente considerada como una referencia de consistencia, transparencia y rigor. Pero en los dos últimos años aquellos presupuestos se han degradado. Hoy, en un marco de polémica general, campan la incoherencia, la turbiedad y la incertidumbre. Y tal estado de cosas no es bueno para una institución que para poder cumplir, bajo la dirección del Gobierno, las misiones asignadas en el artículo 8 de la Constitución y en el 15 de la ley orgánica de la defensa nacional, debe presentarse disciplinada, jerarquizada y unida.
Un general paracaidista ya fallecido, excelente mando, sabio y agudo como buen gallego, solía decir (medio en broma, medio en serio) que lo bueno de las «rajadas» es que unían mucho a la gente. Montado sobre esa lógica, el espectador no se espanta por la esporádica existencia de grupos de descontentos entre los militares. No recuerda, sin embargo, ni similar desagrado general ni tal desánimo y desorientación moral como los que últimamente se perciben en el seno de nuestros cuerpos de oficiales y de suboficiales por el tema de la carrera militar. Alguien, en el Ministerio, no ha digerido bien la lógica militar, confundiendo mando con administración, con el original resultado de cabrear a todos simultáneamente. Y lo todavía más pernicioso: inocular los virus del recelo y de la disgregación. Hacia arriba, cuando se censura al mando por no cumplir su supuesta función representativa (daña la jerarquización y abona el sindicalismo); horizontalmente, cuando se impugna la situación relativa de los propios compañeros de armas (ataca la cohesión); y de arriba abajo y viceversa, porque hiere la lealtad recíproca. No es el mejor clima para una profesión y un oficio donde los valores morales son esenciales. Las Fuerzas Armadas de la España del siglo XXI no se merecen esto.
Parece conveniente aclarar que, ante el creciente y fácilmente perceptible malestar en el seno militar, en abril de 2008 formulé, ante las instancias militares correspondientes, mi preocupación y mis objeciones a la manera con la que se estaba orientando la ejecución de la ley 39/2007, de 19 de noviembre, de la carrera militar. Propuse que se suspendiera, mediante el instrumento adecuado, la implementación de los puntos de la ley que trataban de la integración de escalas, para dar así ocasión a una reconsideración más profunda del asunto. Solicité explícitamente que se elevaran mis preocupaciones y mi propuesta (cosa que se hizo posteriormente por escrito a la nueva ministra). Un año después, en abril de 2009, reiteré lo anterior. Mis consideraciones cayeron en saco roto (obviamente, no eran obligatorias).
Por esos cambios de la política, salió del Ministerio de Defensa la muy bien amueblada cabeza de quien inicialmente concibió el proyecto de ley. El seguimiento de su aprobación y su desarrollo quedó en manos de quienes no han mostrado gran comprensión de las cuestiones militares. Déficit agravado seguramente por un asesoramiento técnico minusválido, bien por estar contaminado por la complacencia con los deseos del nivel político, bien por el menosprecio en la acogida del consejo cuando éste no se correspondía con los propósitos del asesorado. No es banal recordar que la integración de las distintas escalas de los cuerpos generales en una sola no era compromiso electoral ni había sido solicitada por los Ejércitos o la Armada. No había tampoco referencia comparativa de similar integración en otros cuerpos y carreras del Estado. Aprobada la simplificación de los escalafones militares por la ley 39/2007, de 19 de noviembre, de la carrera militar, se procedió a desarrollarla según el curso que se trazaron los responsables políticos del momento, aunque de manera algo dispersa con recurrencia a remiendos que, tratando de corregir aspectos puntuales especialmente sangrantes, no enfrentaban el meollo del problema.
El indeseable estado de ánimo actual se focaliza no tanto sobre la ley como sobre su derivada principal: la Orden Ministerial 54/2008, de 29 de mayo, que regula el curso de adaptación para la incorporación a la nueva escala única de los miembros de la escala de oficiales de los cuerpos generales de los dos Ejércitos y la Armada, así como de los oficiales de los cuerpos de especialistas. No parece que una operación de tan altísima trascendencia hubiera sido previamente estudiada, simulada, planificada y dotada económicamente con la intensidad requerida, para luego ser ejecutada a lo largo del tiempo. No se valoraron bien ni el gran calado de tal trasteo de escalas a «frotamiento duro» ni sus tremendas implicaciones sobre la sustancia, las convicciones profundas y los legítimos intereses y expectativas personales y profesionales de los trasteados. Tampoco concurrieron ni la suficiente actividad explicativa previa ni el imprescindible liderazgo de unos u otros.
Presenciamos, pues, un drama deslucido, con miles y miles de demandas, recursos e impugnaciones. Incluso la sala de lo contencioso-administrativo de la Audiencia Nacional ha elevado un auto al Tribunal Constitucional con dos posibles cuestiones de inconstitucionalidad. Los miembros de la Guardia Civil también se han llamado a parte en la queja general. La escena de la carrera militar en el teatro de la defensa es un enorme barullo que desborda su propio proscenio. A nivel político, la bulla electriza y ocasiona frecuentes confrontaciones, tanto en los medios como en sede parlamentaria, donde unos y otros, arrimando el ascua a su sardina, se acusan recíprocamente de haber hecho mal las cosas. La verdad es que, a título de ejemplo, parece un poco fuerte recurrir a la vía de una disposición adicional a una ley de acompañamiento a los presupuestos, para aprobar un aspecto tan medular -tanto en el campo militar como en el del ordenamiento educativo general- como es el reconocimiento académico equivalente al título de grado universitario por el hecho de superar un curso de adaptación cocinado en Defensa. Sería interesante conocer cuáles pueden haber sido, en el proceso de regulación orgánica de este guiso, tanto las preceptivas aportaciones del Ministerio de Educación como los propios fundamentos del correspondiente dictamen del Consejo de Estado.
Desafortunadamente, el escenario de hoy avala mis valoraciones anteriores formuladas en tiempo y forma. El proceso de integración prosigue entre un descontento general, tan nocivo, que previsiblemente necesitará varias generaciones de militares para ser asimilado. Por ello, el espectador persevera -siempre con todo respeto a las instituciones- en solicitar la suspensión, revisión y re-estudio de lo actuado, en lo que se refiere a la integración de las escalas militares. No sólo se trataría de evitar un innecesario y mayor disgusto general, sino también de prevenir que, en su caso, posibles sentencias de los tribunales obliguen a esa revisión cuando todo el daño ya esté hecho. Y entonces, cuando los responsables de ahora estén seguramente en otros afanes, ¿quién va a responder por las negativas consecuencias de haber puesto la carrera militar en almoneda? A ver si finalmente algunos aprenden a diferenciar entre política, administración y mando. No sé por qué me viene a la memoria aquello que Josep Pla en su obra «El advenimiento de la República» atribuye a Azaña: «... de la política lo que me interesa es mandar».
Saludos
- ZULU 031
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Ha sucedido en el aeropuerto de Granada hoy.
¡¡ME ENCANTAN ESTOS ROJOS DE VISA ORO!!.
BESICOS PA TODOS Y A SEGUÍ PA ELLOS CURRANDO.
Hoy no se trabaja, la gente está con los pelos tiesos, indignada, cabreada, no solo los trabajadores, sino guardia civil, policia nacional, guardaespaldas, etc etc etc y las 500 personas que entre personal de aena y concesionarios, trabajamos en este aeropuerto y hemos visto lo que hemos visto.
Esto lo estamos haciendo todos los trabajadores para que se corra la voz y si fuera posible saliese mañana en todos los periódicos del mundo.
Hoy cuando he llegado al aero a trabajar y he aparcado mi coche, un super perro pastor aleman me ha venido corriendo y yo enseguida le he dicho a quien fuese que por favor cogiera a su perro y lo detuviese que me daba miedo; el personaje me ha dicho que "tranquila este perro no hace nada" y yo le he contestado: "eso dícen todos los dueños" y me he largado.
Era un perro policia y estaba en nuestro aparcamiento para ver si llevábamos una bomba en el coche o yo que sé qué puñetas creerían que llevamos los trabajadores del aero.
Y por fin, me entero que viene la ministra Chacón.
Ha habido más despliegue de coches oficiales, guardaespaldas, policía, perros policía, guardia civil, etc etc etc que cuando vienen los reyes que vienen mucho por aquí.
Ha llegado la hija de la gran puta en avión privado y han salido del avión 15 personas (ninguna era tripulación), de las cuales los dos primeros que han bajado del avioncito de las narices eran un fotógrafo y uno con cámara de video que no era de televisión.
Ha venido el subdelegado de gobierno de Granada (máxima autoridad en Granada) que también el hijo de puta ha traido a otro séquito para recibir a pie de avión a la capulla que ha bajado de el.
QUIERO DECIR: LA ULTIMA VEZ QUE VINO LA REINA A GRANADA EL AÑO PASADO, ¡¡LA REINA SEÑORES!!,
¡¡¡¡¡VINO EN VUELO REGULAR DE IBERIA!!!!!! y por supuesto no pasa ningún perrito antes y se monta en su coche oficial e incluso siempre pasa por delante de nuestro edificio para saludarnos, que bajamos todas la marujas a saludar.
Vuelo regular, es decir, en el vuelo que la gente viaja normalmente.
¿Es que la chacón es más que nuestra reina?, digo de una ministra como lo diría de un ministro o de uno de otro partido.
NECESITAN BAJARNOS EL SUELDO PARA SEGUIR PAGÁNDOSE ELLOS SUS DIETAS, SUS VIAJES, SUS GUARDAESPALDAS, Y SUS MIERDAS Y CON PERDÓN.
AHORA SEÑORES, LA CHACON ES MAS QUE NUESTRA REINA, ¡¡¡TOCATE LAS NARICES!!!
La gente está aquí indignada, justo en estos momentos va la tía guarra y da este despliegue de gastos.
¡¡ME ENCANTAN ESTOS ROJOS DE VISA ORO!!.
BESICOS PA TODOS Y A SEGUÍ PA ELLOS CURRANDO.
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hay que tener un poco de cuidado, con postear y sobre todo darle una credibilidad opusiana, a este tipo de noticias, sin firma, y sin constatar.....en fin....
ah!!...y esto, más bien sobra:
ah!!...y esto, más bien sobra:
¡¡ME ENCANTAN ESTOS ROJOS DE VISA ORO!!.
uff no tentemos, que el deseo se cumple jaja
Voltaren!, Voltaren!!...a por ellos!! ..oe!!...a por ellos oe!!.
Uy!!..ya no, ahora no hay que subirles el sueldo
Uy!!..ya no, ahora no hay que subirles el sueldo
- ZULU 031
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Por austeridad
Los jefes militares pidieron a Chacón que suprimiera el desfile del Día de las FAS
La ministra desoyó la propuesta hasta en dos ocasiones. Creen que el Ejecutivo tratará de transmitir, para aliviar la presión a Zapatero, que el Ejército es insolidario. Se celebran casi 100 actos.
Los responsables de los tres Ejércitos hicieron llegar a la ministra de Defensa, Carmen Chacón, su malestar por la celebración de los actos del Día de las Fuerzas Armadas en un momento en el que cuatro millones de españoles están en el paro y el ajuste del gasto ha obligado a rebajar el sueldo de los empleados públicos y a congelar las pensiones.
Los jefes militares pidieron a Chacón que suprimiera el desfile del Día de las FAS
La ministra desoyó la propuesta hasta en dos ocasiones. Creen que el Ejecutivo tratará de transmitir, para aliviar la presión a Zapatero, que el Ejército es insolidario. Se celebran casi 100 actos.
Los responsables de los tres Ejércitos hicieron llegar a la ministra de Defensa, Carmen Chacón, su malestar por la celebración de los actos del Día de las Fuerzas Armadas en un momento en el que cuatro millones de españoles están en el paro y el ajuste del gasto ha obligado a rebajar el sueldo de los empleados públicos y a congelar las pensiones.
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hay que tener un poco de cuidado, con postear y sobre todo darle una credibilidad opusiana, a este tipo de noticias, sin firma, y sin constatar.....en fin....
ah!!...y esto, más bien sobra:
Guste o no, SI CONSTA, con independencia de la opinión de la sra. en cuestión. El EA si lo sabe, mejor aún que yo y ya es decir
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Día de las Fuerzas Armadas.
Publicado en "La Razón" por Ángel TAFALLA BALDUZ el 28 de Mayo 2010.
Día de las Fuerzas Armadas
Mañana se celebrará el día de las Fuerzas Armadas en Badajoz. Oiremos bastantes tópicos y alabanzas huecas aunque sólo por un día. Luego caerán en el olvido hasta que pase algo desagradable y empiecen a surgir los habituales reproches de índole política. Pienso que el mejor regalo que se puede hacer a los Ejércitos en este día es tratar de comprenderlos y ayudarlos en estos momentos en que tan mal se sienten.
Quizá el origen de la crisis de naturaleza moral que sufren los militares españoles se remonte a diez años atrás, cuando se decidió suprimir el servicio militar obligatorio, la mili, sin simultáneamente iniciar un debate nacional acerca del papel de las nuevas Fuerzas Armadas profesionales. Se tomo aquella medida sin tratar de comprender su profundo significado para los militares y para la sociedad española. En disculpa de los que en su día la tomaron, quizá haya que señalar que la mili se había deteriorado a través de la coladera que significaba la objeción de conciencia y que había perdido su carácter de deber universal y aportación generosa de la juventud a la idea de España. Quisiera que se me entendiera bien. Yo no estaba ni estoy en contra de profesionalizar las Fuerzas Armadas. Particularmente para la Armada era casi imprescindible. Sólo creo que fue negativo no tratar de explicar al pueblo español lo que aquello traía consigo.
A partir de aquel momento teoría y realidad empezaron a separarse y hoy hay claras disfunciones entre el ordenamiento legal de las Fuerzas Armadas y su día a día. Como ejemplo, se podría citar el caso de la sanción y correspondiente destitución del General Mena por recitar una parte de la Constitución. No quisiera entrar en si fue acertada o no la mención al Estatuto de Cataluña por un militar en activo. Sólo quisiera señalar que el silencio con que la clase política acogió esta sanción parecía indicar que lo que dice la Constitución sobre que los Ejércitos son la garantía de la integridad territorial española, estaba superado, al menos sociológicamente. Admitamos que esto es así, que letra y realidad se han separado en cuanto a los Ejércitos de España se refiere, pero, ¿entonces quién garantiza nuestra unidad? Se podrá contestar que la voluntad del pueblo español, pero ¿expresada a través de quién ? ¿De esa clase política a la que los españoles sitúan como una amenaza?
No tengo las respuestas a lo que los españoles deben exigir y esperar de sus Fuerzas Armadas, pero creo que se debe iniciar un debate profundo sobre ello, lo que posiblemente también requiera revisar la esencia de nuestra unión. Debate que los seis años de gobierno socialista y la crisis han hecho imprescindible en aspectos como la organización territorial, las funciones del Estado o la sucesión de la Corona. Tarde o temprano se tendrá que revisar todo esto y reflejarlo en la Constitución. Cuando esta hora llegue –para mí ya ha llegado– que no nos olvidemos de los Ejércitos.
Los militares actuales creo que se sienten un poco como mercenarios. Es decir, pagados por el gobierno de turno pero incomprendidos por el pueblo y por dicho gobierno. El hecho de tener un componente de extranjeros en las Fuerzas Armadas, el que el Gobierno no trate de explicar los motivos para las misiones en el exterior, los bandazos que éstas han sufrido y los pobres resultados de nuestra acción global exterior, no favorecen el acercamiento del pueblo a los Ejércitos. Se los ve como un instrumento más al servicio del Ejecutivo. Pero empuñar armas y arriesgar la vida por un fin político y colectivo requiere algo más que el sueldo. Y esto no se arregla tratando de desviar la atención sobre la esencia de los Ejércitos al destacar los aspectos humanitarios propios de ciertas misiones eventuales, sino reflexionando sobre lo que merece ser defendido por la fuerza si por la fuerza es atacado. Otro aspecto que no ayuda a mantener alta la moral procede de la sistemática campaña contra la autoadministración de los Ejércitos, especialmente en el área de personal y de la enseñanza militar. De claras raíces ideológicas se trata de «civilizar» a los militares desde su selección y formación hasta su progresión de carrera, dotándoles de códigos éticos de conducta habitual y utilizando el talismán de lo conjunto para sustituir motivación y valores esenciales para empuñar las armas, por otros más propios de unos mitos humanistas, universalistas y confusos. Todo esto, a la vez que se atacan los símbolos y tradiciones militares.
La culminación de todo este proceso político es la Ley de la Carrera Militar de 2007 actualmente en proceso de implementación. Esta nefasta Ley ha supuesto el último de los bruscos cambios de expectativas y motivaciones para Oficiales y Suboficiales, sin haber estado motivada por nada identificable que no sea esa manía ideológica a la que antes hacía referencia. Ha supuesto la integración instantánea de las diferentes escalas con criterios muy discutibles.
La administración militar, esencialmente política y civil en su composición, no debe confundirse con los militares. El Ministerio de Defensa no es un ministerio más. El jefe del personal no es el Subsecretario sino el correspondiente Jefe de Estado Mayor de cada Ejército. El legislador militar debe comprender y respetar más al militar. Lo conjunto, esencial para la conducción de las operaciones, no debe constituir una escusa para tratar de borrar la personalidad y el modus operandi propio de los tres Ejércitos. La esencia de la razón de ser de esta fuerza organizada a la que llamamos Armada y Ejércitos es la voluntad de la sociedad a la que sirven de emplearlos. Voluntad expresada en nuestro caso a través del Gobierno democráticamente elegido pero que realmente debe surgir del pueblo. Éste es el debate que se les debe a los marinos y soldados de España no sólo en el día de hoy sino en un futuro inminente.
(Almirante. Ex Segundo Jefe del Estado Mayor de la Armada) Saludos
Día de las Fuerzas Armadas
Mañana se celebrará el día de las Fuerzas Armadas en Badajoz. Oiremos bastantes tópicos y alabanzas huecas aunque sólo por un día. Luego caerán en el olvido hasta que pase algo desagradable y empiecen a surgir los habituales reproches de índole política. Pienso que el mejor regalo que se puede hacer a los Ejércitos en este día es tratar de comprenderlos y ayudarlos en estos momentos en que tan mal se sienten.
Quizá el origen de la crisis de naturaleza moral que sufren los militares españoles se remonte a diez años atrás, cuando se decidió suprimir el servicio militar obligatorio, la mili, sin simultáneamente iniciar un debate nacional acerca del papel de las nuevas Fuerzas Armadas profesionales. Se tomo aquella medida sin tratar de comprender su profundo significado para los militares y para la sociedad española. En disculpa de los que en su día la tomaron, quizá haya que señalar que la mili se había deteriorado a través de la coladera que significaba la objeción de conciencia y que había perdido su carácter de deber universal y aportación generosa de la juventud a la idea de España. Quisiera que se me entendiera bien. Yo no estaba ni estoy en contra de profesionalizar las Fuerzas Armadas. Particularmente para la Armada era casi imprescindible. Sólo creo que fue negativo no tratar de explicar al pueblo español lo que aquello traía consigo.
A partir de aquel momento teoría y realidad empezaron a separarse y hoy hay claras disfunciones entre el ordenamiento legal de las Fuerzas Armadas y su día a día. Como ejemplo, se podría citar el caso de la sanción y correspondiente destitución del General Mena por recitar una parte de la Constitución. No quisiera entrar en si fue acertada o no la mención al Estatuto de Cataluña por un militar en activo. Sólo quisiera señalar que el silencio con que la clase política acogió esta sanción parecía indicar que lo que dice la Constitución sobre que los Ejércitos son la garantía de la integridad territorial española, estaba superado, al menos sociológicamente. Admitamos que esto es así, que letra y realidad se han separado en cuanto a los Ejércitos de España se refiere, pero, ¿entonces quién garantiza nuestra unidad? Se podrá contestar que la voluntad del pueblo español, pero ¿expresada a través de quién ? ¿De esa clase política a la que los españoles sitúan como una amenaza?
No tengo las respuestas a lo que los españoles deben exigir y esperar de sus Fuerzas Armadas, pero creo que se debe iniciar un debate profundo sobre ello, lo que posiblemente también requiera revisar la esencia de nuestra unión. Debate que los seis años de gobierno socialista y la crisis han hecho imprescindible en aspectos como la organización territorial, las funciones del Estado o la sucesión de la Corona. Tarde o temprano se tendrá que revisar todo esto y reflejarlo en la Constitución. Cuando esta hora llegue –para mí ya ha llegado– que no nos olvidemos de los Ejércitos.
Los militares actuales creo que se sienten un poco como mercenarios. Es decir, pagados por el gobierno de turno pero incomprendidos por el pueblo y por dicho gobierno. El hecho de tener un componente de extranjeros en las Fuerzas Armadas, el que el Gobierno no trate de explicar los motivos para las misiones en el exterior, los bandazos que éstas han sufrido y los pobres resultados de nuestra acción global exterior, no favorecen el acercamiento del pueblo a los Ejércitos. Se los ve como un instrumento más al servicio del Ejecutivo. Pero empuñar armas y arriesgar la vida por un fin político y colectivo requiere algo más que el sueldo. Y esto no se arregla tratando de desviar la atención sobre la esencia de los Ejércitos al destacar los aspectos humanitarios propios de ciertas misiones eventuales, sino reflexionando sobre lo que merece ser defendido por la fuerza si por la fuerza es atacado. Otro aspecto que no ayuda a mantener alta la moral procede de la sistemática campaña contra la autoadministración de los Ejércitos, especialmente en el área de personal y de la enseñanza militar. De claras raíces ideológicas se trata de «civilizar» a los militares desde su selección y formación hasta su progresión de carrera, dotándoles de códigos éticos de conducta habitual y utilizando el talismán de lo conjunto para sustituir motivación y valores esenciales para empuñar las armas, por otros más propios de unos mitos humanistas, universalistas y confusos. Todo esto, a la vez que se atacan los símbolos y tradiciones militares.
La culminación de todo este proceso político es la Ley de la Carrera Militar de 2007 actualmente en proceso de implementación. Esta nefasta Ley ha supuesto el último de los bruscos cambios de expectativas y motivaciones para Oficiales y Suboficiales, sin haber estado motivada por nada identificable que no sea esa manía ideológica a la que antes hacía referencia. Ha supuesto la integración instantánea de las diferentes escalas con criterios muy discutibles.
La administración militar, esencialmente política y civil en su composición, no debe confundirse con los militares. El Ministerio de Defensa no es un ministerio más. El jefe del personal no es el Subsecretario sino el correspondiente Jefe de Estado Mayor de cada Ejército. El legislador militar debe comprender y respetar más al militar. Lo conjunto, esencial para la conducción de las operaciones, no debe constituir una escusa para tratar de borrar la personalidad y el modus operandi propio de los tres Ejércitos. La esencia de la razón de ser de esta fuerza organizada a la que llamamos Armada y Ejércitos es la voluntad de la sociedad a la que sirven de emplearlos. Voluntad expresada en nuestro caso a través del Gobierno democráticamente elegido pero que realmente debe surgir del pueblo. Éste es el debate que se les debe a los marinos y soldados de España no sólo en el día de hoy sino en un futuro inminente.
(Almirante. Ex Segundo Jefe del Estado Mayor de la Armada) Saludos
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Chacón no quiere héroes.
1.- Hoy me encuentro este artículo escrito por Diego Mazón y publicado en “La Razón” – 26 Mayo 2010 - que por su interés transcribo literalmente.
ESO POR FRANQUISTAS
Yo este país no lo entiendo. Pasan cosas muy raras, cercanas a veces al dadaísmo o el absurdo cuando no a la estupidez más supina. No voy a hablar del Senado y los gastos de interpretación para que españoles hablen con españoles, porque ya lo ha hecho muy bien Ussía y me desvía de lo que nos ocupa. Sí hablaré en cambio de una decisión de la Audiencia Nacional, que no tiene nada que ver con el mundo militar pero que me ha llevado a vincularla necesariamente con algunas atrocidades que la Memoria Histórica ha hecho con soldados españoles.
El caso es que la Audiencia decidió ayer que se puede dedicar una calle a un condenado por terrorismo, un tal Jaume Martínez Vendrell. Y lo hizo, entre otras cosas, porque su “patriotismo catalán” no impide “laurear pasajes de su biografía”. “Laurear”, me encanta ese verbo, viene muy al caso. Lo hizo, digo, por eso, y he aquí la incongruencia. Se puede dedicar una calle a un condenado por terrorismo pero no a un soldado que salvó a un hospital entero dando la vida, ni a otro que se enfrentó a cuchillo al enemigo antes de rendir su posición, ni a otro, ni siquiera a otro que se ganó dos laureadas muchos años antes de Franco. Un terrorista puede tener su placa pero no merece ni un recuerdo el coronel Moscardó tras su heroica defensa del Alcázar. ¿Cuál es la diferencia? Al terrorista no le afecta la Ley de la Memoria Histórica. Así, a un condenado por asesinar a un empresario le salvan algunos “pasajes” de su vida y a un laureado, a nueve en concreto, no les salva nada porque eran franquistas, miembros de la división azul o simplemente lucharon en el bando que el Gobierno quiere borrar de la Historia.
La canallada, así comparada, es singular. Un niño verá la calle Martínez Vendrell y quizá pregunte, y aprenderá que ese hombre con pasajes a laurear de su vida “sólo” tuvo el borrón de ser terrorista. Y será un ejemplo. En cambio, ningún niño podrá preguntar quién era Ponte Anido, que pese a salvar un hospital entero con su vida no merece ser recordado por franquista; ni Varela, que mereció dos veces la máxima condecoración militar cuando Alfonso XIII era Rey; ni Moscardó, cuya gesta alabó y honró hasta el Ejército Rojo ruso; ni el ejemplo castrense de muchos otros porque la Ley de la Memoria Histórica y el celo de Defensa en aplicarla los ha enterrado en el más oscuro de los silencios. Eso, por franquistas. Que se jodan. Si hubieran sido terroristas esos pasajes de su vida a lo mejor se salvaban.
2.- Quizás de los héroes militares condecorados que el escritor menciona es Ponte Anido el menos conocido. ¿Quién era? ¿Cómo perdió su vida? Nada mejor para contestar estos interrogantes que un artículo de Francisco Torres.
"Todos los ejércitos del mundo rinden honor a sus caídos, especialmente a aquellos que dieron su vida en acto de servicio y merecieron por su acción las más altas condecoraciones. En todos los países del mundo se reconoce esa entrega generosa, independientemente de la razón o la sinrazón de la contienda en la que participan. Incluso muchos ejércitos son capaces de rendir similar tributo a los enemigos que realizaron gestas sublimes de entrega.
Estos héroes son modelos de una milicia que aún rinde culto a una profesión considerada como de hombres honrados y preñada de virtudes. De ahí que en todos los cuarteles y centros militares del mundo se rinda tributo a estos hombres a través del nomenclator de los acuartelamientos, de las calles y plazas de los acuartelamientos y academias, de la denominación de las unidades, etcétera.
Carmen Chacón, a la sazón Ministra de Defensa, ejecutora de la “venganza histórica” impulsada por José Luis Rodríguez Zapatero, ha decidido limpiar el ejército español de héroes. Estas Navidades la Jefatura del Estado Mayor remitió a todas las unidades una orden con un anexo para la inmediata retirada, en aplicación de la “Ley de la Memoria Histórica”, de cualquier referencia a una larga lista de militares y acciones de guerra. Leyéndola es evidente que de lo que se trata, más allá de las consideraciones políticas en las que se ampara la Ministra, es de borrar de la memoria militar una concepción del heroísmo, ya que resulta difícil de creer que Carmen Chacón, rodeada de asesores militares con estrellas, no haya reparado en el hecho de que esos nombres recibieron las condecoraciones, que les hacen acreedores del recuerdo, no por haber participado en esta o en aquella guerra; las recibieron por haber realizado una acción de carácter heroico; muchas veces por dar la vida para salvar a otros.
Venganza e injusticia histórica parecen ser los verdaderos móviles que han impulsado a los redactores de la lista negra de la Ministra. Lista que sólo ha podido ser elaborada por el propio Ejército, ya que la significación de muchos de esos nombres es escasamente conocida fuera de los centros militares.
Sólo voy a traer un caso para ejemplificar la injusticia y la venganza con la que han procedido tanto la Ministra como sus asesores. En el Acuartelamiento Cervantes, situado en Granada, existía una calle dedicada al soldado -¡Sí, a un soldado!- Antonio Ponte Anido. Éste muchacho, en medio de un combate durísimo, donde la mayor parte de sus compañeros habían caído, herido, vio como un tanque de 38 toneladas se dirigía hacia el puesto de socorro. Poco antes los mismos tanques habían atacado un hospitalillo y hecho saltar por los aires una ambulancia en la que se trataba de evacuar a dieciséis soldados heridos que murieron en el acto. Pertenecía Antonio Ponte a una unidad de zapadores, conocía perfectamente el funcionamiento de una mina antitanque. El acorazado ya situaba su cañón en línea de tiro con el puesto de socorro. Antonio no lo pensó, agarró su mina, se lanza a las cadenas, único lugar vulnerable, y vuela el tanque perdiendo la vida; algo de lo que él era consciente. Era muy joven. Por esta acción, en 1944, se le concedió la Cruz Laureada de San Fernando (2), la máxima condecoración del Ejército español. Su único pecado, el que le ha condenado a perder esa calle en el acuartelamiento, es que murió en Rusia, en la batalla de Krasny Bor (1), enrolado en la denominada División Azul. Unidad del Ejército español enviada al frente al servicio de la política nacional de entonces.
Naturalmente, desde el mundo de la milicia, no ha habido ni una protesta, ni una salida de tono. Pero alguien debería contestar a la pregunta que un soldado cualquiera, como Antonio Ponte, pudiera realizar a sus superiores sobre el recuerdo que se debe rendir en las filas militares a quienes dieron la vida por la Patria.
El Jefe del Estado, Capitán General de los Ejércitos, Jefe de la Real y Militar Orden de San Fernando debería exigir que se reparara la injusticia cometida con un soldado".
------------- --------------- -------------
Notas :
1.- La batalla de Krasny Bor, que formó parte del asedio a Leningrado, fue una de las acciones que gestaron la leyenda de la División Azul. Los alemanes ordenaron a los españoles defender este punto, por el que los rusos pretendían romper el cerco. El 10 de febrero de 1943 el ejército soviético lanzó un ataque de artillería demoledor, tras el cual miles de soldados, apoyados por carros de combate, cayeron sobre las posiciones españolas. La falta de medios no arredró a los divisionarios. Sólo retrocedieron unos kilómetros y los recuperaron poco después. Más de 2.300 soldados españoles murieron en esta acción, entre ellos el cabo gallego Antonio Ponte Anido, cuyo arrojo fue premiado con la Cruz Laureada de San Fernando. Su heroísmo no pudo impedir que poco después los rusos acabaran con el sitio de Leningrado.
2.- Concesión de la Laureada
http://www.ingenierosdelrey.com/persona ... _anido.htm
Saludos
ESO POR FRANQUISTAS
Yo este país no lo entiendo. Pasan cosas muy raras, cercanas a veces al dadaísmo o el absurdo cuando no a la estupidez más supina. No voy a hablar del Senado y los gastos de interpretación para que españoles hablen con españoles, porque ya lo ha hecho muy bien Ussía y me desvía de lo que nos ocupa. Sí hablaré en cambio de una decisión de la Audiencia Nacional, que no tiene nada que ver con el mundo militar pero que me ha llevado a vincularla necesariamente con algunas atrocidades que la Memoria Histórica ha hecho con soldados españoles.
El caso es que la Audiencia decidió ayer que se puede dedicar una calle a un condenado por terrorismo, un tal Jaume Martínez Vendrell. Y lo hizo, entre otras cosas, porque su “patriotismo catalán” no impide “laurear pasajes de su biografía”. “Laurear”, me encanta ese verbo, viene muy al caso. Lo hizo, digo, por eso, y he aquí la incongruencia. Se puede dedicar una calle a un condenado por terrorismo pero no a un soldado que salvó a un hospital entero dando la vida, ni a otro que se enfrentó a cuchillo al enemigo antes de rendir su posición, ni a otro, ni siquiera a otro que se ganó dos laureadas muchos años antes de Franco. Un terrorista puede tener su placa pero no merece ni un recuerdo el coronel Moscardó tras su heroica defensa del Alcázar. ¿Cuál es la diferencia? Al terrorista no le afecta la Ley de la Memoria Histórica. Así, a un condenado por asesinar a un empresario le salvan algunos “pasajes” de su vida y a un laureado, a nueve en concreto, no les salva nada porque eran franquistas, miembros de la división azul o simplemente lucharon en el bando que el Gobierno quiere borrar de la Historia.
La canallada, así comparada, es singular. Un niño verá la calle Martínez Vendrell y quizá pregunte, y aprenderá que ese hombre con pasajes a laurear de su vida “sólo” tuvo el borrón de ser terrorista. Y será un ejemplo. En cambio, ningún niño podrá preguntar quién era Ponte Anido, que pese a salvar un hospital entero con su vida no merece ser recordado por franquista; ni Varela, que mereció dos veces la máxima condecoración militar cuando Alfonso XIII era Rey; ni Moscardó, cuya gesta alabó y honró hasta el Ejército Rojo ruso; ni el ejemplo castrense de muchos otros porque la Ley de la Memoria Histórica y el celo de Defensa en aplicarla los ha enterrado en el más oscuro de los silencios. Eso, por franquistas. Que se jodan. Si hubieran sido terroristas esos pasajes de su vida a lo mejor se salvaban.
2.- Quizás de los héroes militares condecorados que el escritor menciona es Ponte Anido el menos conocido. ¿Quién era? ¿Cómo perdió su vida? Nada mejor para contestar estos interrogantes que un artículo de Francisco Torres.
"Todos los ejércitos del mundo rinden honor a sus caídos, especialmente a aquellos que dieron su vida en acto de servicio y merecieron por su acción las más altas condecoraciones. En todos los países del mundo se reconoce esa entrega generosa, independientemente de la razón o la sinrazón de la contienda en la que participan. Incluso muchos ejércitos son capaces de rendir similar tributo a los enemigos que realizaron gestas sublimes de entrega.
Estos héroes son modelos de una milicia que aún rinde culto a una profesión considerada como de hombres honrados y preñada de virtudes. De ahí que en todos los cuarteles y centros militares del mundo se rinda tributo a estos hombres a través del nomenclator de los acuartelamientos, de las calles y plazas de los acuartelamientos y academias, de la denominación de las unidades, etcétera.
Carmen Chacón, a la sazón Ministra de Defensa, ejecutora de la “venganza histórica” impulsada por José Luis Rodríguez Zapatero, ha decidido limpiar el ejército español de héroes. Estas Navidades la Jefatura del Estado Mayor remitió a todas las unidades una orden con un anexo para la inmediata retirada, en aplicación de la “Ley de la Memoria Histórica”, de cualquier referencia a una larga lista de militares y acciones de guerra. Leyéndola es evidente que de lo que se trata, más allá de las consideraciones políticas en las que se ampara la Ministra, es de borrar de la memoria militar una concepción del heroísmo, ya que resulta difícil de creer que Carmen Chacón, rodeada de asesores militares con estrellas, no haya reparado en el hecho de que esos nombres recibieron las condecoraciones, que les hacen acreedores del recuerdo, no por haber participado en esta o en aquella guerra; las recibieron por haber realizado una acción de carácter heroico; muchas veces por dar la vida para salvar a otros.
Venganza e injusticia histórica parecen ser los verdaderos móviles que han impulsado a los redactores de la lista negra de la Ministra. Lista que sólo ha podido ser elaborada por el propio Ejército, ya que la significación de muchos de esos nombres es escasamente conocida fuera de los centros militares.
Sólo voy a traer un caso para ejemplificar la injusticia y la venganza con la que han procedido tanto la Ministra como sus asesores. En el Acuartelamiento Cervantes, situado en Granada, existía una calle dedicada al soldado -¡Sí, a un soldado!- Antonio Ponte Anido. Éste muchacho, en medio de un combate durísimo, donde la mayor parte de sus compañeros habían caído, herido, vio como un tanque de 38 toneladas se dirigía hacia el puesto de socorro. Poco antes los mismos tanques habían atacado un hospitalillo y hecho saltar por los aires una ambulancia en la que se trataba de evacuar a dieciséis soldados heridos que murieron en el acto. Pertenecía Antonio Ponte a una unidad de zapadores, conocía perfectamente el funcionamiento de una mina antitanque. El acorazado ya situaba su cañón en línea de tiro con el puesto de socorro. Antonio no lo pensó, agarró su mina, se lanza a las cadenas, único lugar vulnerable, y vuela el tanque perdiendo la vida; algo de lo que él era consciente. Era muy joven. Por esta acción, en 1944, se le concedió la Cruz Laureada de San Fernando (2), la máxima condecoración del Ejército español. Su único pecado, el que le ha condenado a perder esa calle en el acuartelamiento, es que murió en Rusia, en la batalla de Krasny Bor (1), enrolado en la denominada División Azul. Unidad del Ejército español enviada al frente al servicio de la política nacional de entonces.
Naturalmente, desde el mundo de la milicia, no ha habido ni una protesta, ni una salida de tono. Pero alguien debería contestar a la pregunta que un soldado cualquiera, como Antonio Ponte, pudiera realizar a sus superiores sobre el recuerdo que se debe rendir en las filas militares a quienes dieron la vida por la Patria.
El Jefe del Estado, Capitán General de los Ejércitos, Jefe de la Real y Militar Orden de San Fernando debería exigir que se reparara la injusticia cometida con un soldado".
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Notas :
1.- La batalla de Krasny Bor, que formó parte del asedio a Leningrado, fue una de las acciones que gestaron la leyenda de la División Azul. Los alemanes ordenaron a los españoles defender este punto, por el que los rusos pretendían romper el cerco. El 10 de febrero de 1943 el ejército soviético lanzó un ataque de artillería demoledor, tras el cual miles de soldados, apoyados por carros de combate, cayeron sobre las posiciones españolas. La falta de medios no arredró a los divisionarios. Sólo retrocedieron unos kilómetros y los recuperaron poco después. Más de 2.300 soldados españoles murieron en esta acción, entre ellos el cabo gallego Antonio Ponte Anido, cuyo arrojo fue premiado con la Cruz Laureada de San Fernando. Su heroísmo no pudo impedir que poco después los rusos acabaran con el sitio de Leningrado.
2.- Concesión de la Laureada
http://www.ingenierosdelrey.com/persona ... _anido.htm
Saludos
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http://www.abc.es/20100621/nacional/esp ... 00621.html
El cierre de esta capítulo de la historia de las Fuerzas Armadas, celebrado el pasado día 18, no contó con la presencia ni de la ministra de Defensa, Carme Chacón, ni de los principales mandos de los Ejércitos, según aseguraron a ABC fuentes militares, que lamentan la ausencia de estas autoridades en el fin de una operación en la que las Fuerzas Armadas han participado de una forma tan brillante. Estas mismas fuentes apuntan que la despedida estuvo a cargo de un general austriaco, contando asimismo con la presencia del embajador español, que fue el encargado de agradecer el trabajo desarrollado por los militares.
El cierre de esta capítulo de la historia de las Fuerzas Armadas, celebrado el pasado día 18, no contó con la presencia ni de la ministra de Defensa, Carme Chacón, ni de los principales mandos de los Ejércitos, según aseguraron a ABC fuentes militares, que lamentan la ausencia de estas autoridades en el fin de una operación en la que las Fuerzas Armadas han participado de una forma tan brillante. Estas mismas fuentes apuntan que la despedida estuvo a cargo de un general austriaco, contando asimismo con la presencia del embajador español, que fue el encargado de agradecer el trabajo desarrollado por los militares.
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