Esto del alcalde de Valladolid es la típica escandalera progre, montada a mayor gloria de su cinismo habitual.
Desde luego el alcalde se hubiera estado mejor calladito, pero ya ha salido en los medios a desdecirse con el bochorno consiguiente.
Claro que de nada sirve, a tenor de las reacciones. Yo, en su lugar, no me hubiera retractado de nada. De perdidos, al rio, vamos. Total, no se va a ahorrar ni un solo dicterio.
Esta mañana la Gemio con la Coixet, al alimón, analizaban el asunto y llegaban a la conclusión de que este señor pensaba igual de todas las mujeres, y por supuesto debía dimitir de inmediato y bla, bla, bla.
¡La policía del pensamiento! Ya ni en su propio magín está uno a salvo.
Claro que cuando la atacada es una señora dizque de derechas, entonces todas estas se meten bajo la mesa y calladitas como muertas, que si es de derechas algo habrá hecho.
Aún recuerdo cuando a la por entonces fiscal de la A.N. Mª Dolores Vázquez de Prado la llamaron en la Ser "la barragana del juez". Anda que salieron estas a rasgarse las vestiduras.
Al final lo que más me saca de quicio es que estas tias se creen por encima del bien y del mal, se autocolocan en un pedestal y ¡ay! del que no mida sus palabras con ellas hasta el último milimetro. Anda que no se dicen pocas truculencias en política, pero como aludas a una de estas "diosas", la cagaste, te cae encima la del pulpo.
Saludos.