Liberalismo
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- Almogàver
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Llevan años llamando cerdos a varios países y lanzando mentiras desde su prensa económica y se enfadan porque desde París se atreven a cuestionar su solvencia.
http://www.lavanguardia.com/economia/20 ... nomia.html
http://www.lavanguardia.com/economia/20 ... nomia.html
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- Comandante
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Pues se me ocurre que eso mismo que los británicos piden a los demás se lo apliquen a sí mismos porque llevamos tres años (desde lehman brothers) que no hay semana que la prensa británica deje de dedicarnos titulares de todos los tamaños y recuerdo que cuando mas alto hablaban de nosotros era cuando el gobierno británico tomaba el control de sus bancos.
No son precisamente los británicos quienes pueden decirle eso a nadie.
No son precisamente los británicos quienes pueden decirle eso a nadie.
- Frank Sinatra
- Teniente Coronel
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f.plaza escribió:Pues se me ocurre que eso mismo que los británicos piden a los demás se lo apliquen a sí mismos porque llevamos tres años (desde lehman brothers) que no hay semana que la prensa británica deje de dedicarnos titulares de todos los tamaños y recuerdo que cuando mas alto hablaban de nosotros era cuando el gobierno británico tomaba el control de sus bancos.
No son precisamente los británicos quienes pueden decirle eso a nadie.
Al menos cogieron el toro por los cuernos aqui llevamos tres años mareando la perdiz y al final habra que hacerlo tambien como ya lo hicieron otros tambien o como acabara de culminar Alemania la nacionalizacion del Comerzbank. No estamos en posicion de ponernos chulitos.
Saludos
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- Comandante
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pero es que los británicos están diciendo a los franceses que no opinen sobre su economía y que se dediquen a la suya. Pues que se apliquen el cuento porque ellos no hacen otra cosa que opinar de las economías de los demás.
Los franceses les están haciendo a ellos lo que ellos nos han estado haciendo a nosotros los últimos tres años.
Los franceses les están haciendo a ellos lo que ellos nos han estado haciendo a nosotros los últimos tres años.
- Ismael
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Una cosa es el gobierno británico y otra la prensa británica. Como una cosa es el gobierno francés y otra la prensa francesa.
El que se ha quejado es el gobierno británico de lo que dice gobierno francés, no la prensa francesa. Como la que "no hace más que opinar de las economías de los demás" en todo caso sería la prensa británica, no el gobierno británico.
Un saludo
El que se ha quejado es el gobierno británico de lo que dice gobierno francés, no la prensa francesa. Como la que "no hace más que opinar de las economías de los demás" en todo caso sería la prensa británica, no el gobierno británico.
Un saludo
Si Dios me hubiere consultado sobre el sistema del universo, le habría dado unas cuantas ideas (Alfonso X el Sabio)
Debemos perdonar a nuestros enemigos, pero nunca antes de que los cuelguen (H.Heine)
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- Almogàver
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- Comandante
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Vamos Ismaeil, tu sabes que el financial times y toda esa pesca beben de la city que para ellos es mas que para nosotros es el turismo. La gente que escribe ahí todos los dias, los gurus, ..., etc. Se le acerca el micrófono o no segun quien sea y si quieres hacerme creer que el gobierno británico es complemante inocente en eso invocando la libertad de expresión y demás no lo vas a conseguir.
Una prueba la tienes en lo que pasa cada vez que la economía británica tiene apuros. Inmediatamente salen artículos en el financial times desviando la atención hacia los pigs. Eso no es de ahora. Lleva ocurriendo mucho tiempo.
Una prueba la tienes en lo que pasa cada vez que la economía británica tiene apuros. Inmediatamente salen artículos en el financial times desviando la atención hacia los pigs. Eso no es de ahora. Lleva ocurriendo mucho tiempo.
- Ismael
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f.plaza escribió:Vamos Ismaeil, tu sabes que el financial times y toda esa pesca beben de la city que para ellos es mas que para nosotros es el turismo. La gente que escribe ahí todos los dias, los gurus, ..., etc. Se le acerca el micrófono o no segun quien sea y si quieres hacerme creer que el gobierno británico es complemante inocente en eso invocando la libertad de expresión y demás no lo vas a conseguir.
Ni lo pretendo: ya se que es inútil
.... Pero las formas son las formas, y un gobierno tiene que cuidar lo que dice cuando habla de otros paises: por poner un ejemplo mas cercano, no es lo mismo que un periodico español diga que Merkel es una fracasada o que lo diga Zapatero en persona ... aunque todos sepamos que el periódico en cuestión bla, bla, bla.
Un saludo
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Sirva este hilo para que los jóvenes foristas sepan algo y que no hayan estudiado sobre la Constitución de 1.812.
¿Quién celebrará la Constitución de 1812?
Por Jorge Vilches
Hace cien años, el Gobierno liberal de Canalejas celebró el primer centenario de la Constitución de Cádiz. Por aquel entonces pugnaban dos tipos de nacionalismo español, uno de corto liberal y el otro tradicionalista.
El nacionalismo liberal resaltaba la modernidad de los hombres de Cádiz, su defensa de los derechos individuales, la soberanía nacional, la división de poderes, la economía liberalizadora, la secularización de la vida pública –sin perder el vínculo con el catolicismo–, y tenía una visión de la historia de España anclada no en los reyes sino en el pueblo. Por su parte, el nacionalismo tradicionalista arrinconaba las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812, porque, a su entender, eran la imposición de un régimen bastardo, nacido de conspiraciones oscuras y de la influencia francesa, ajeno a la naturaleza católica y monárquica del país y que olvidaba que España había sido grande con el absolutismo imperial y la intolerancia religiosa.
Mientras el nacionalismo liberal ponía el énfasis en la Constitución de 1812, el tradicionalista prefería el levantamiento de 1808, que interpretaba como la genuina expresión de un pueblo deseoso de que volvieran su rey y su religión. Si los liberales señalaban que la Constitución de 1812 había abierto el país a la modernidad, los tradicionalistas consideraban que había sido el principio de todos los males, por abolir la Inquisición y garantizar las libertades. La consecuencia fue que los liberales sí quisieron celebrar el centenario de la Pepa, pero los segundos veían en la conmemoración oficial un "festejo satánico", según se podía leer en su periódico más influyente, El Siglo Futuro.
Lo cierto es que el catolicismo político estaba movilizado desde 1910 en protesta por la llamada Ley Candado, promovida por el liberal Canalejas para impedir el establecimiento de más órdenes religiosas. De esta manera, la celebración del centenario de la Constitución de 1812 formó parte del enfrentamiento entre el régimen liberal y el integrismo religioso. El obispo de Jaca expresaba en el Senado la opinión de la jerarquía eclesiástica al decir, el 8 de marzo de 1912, que era inoportuno celebrar con "cánticos triunfales el principio de nuestras luchas civiles". Y el prelado de Cádiz apuntaba que no se podía celebrar el trabajo de unas Cortes que habían atentado contra "la doctrina y los derechos" de la Iglesia.
También los nacionalistas y el PSOE despreciaron la conmemoración. El Socialista no celebró nada el 19 de marzo; sí, en cambio, la víspera: concretamente, un nuevo aniversario de la Comuna de París (1871); y alabó, no la resistencia gaditana, sino la de los "trabajadores parisienses" frente a las tropas de la República francesa, lo que debía ser un "acicate" para luchar por la desaparición del "infamante y envilecedor régimen del salario".
En cuanto a los liberales, señalaban que los diputados de Cádiz habían hecho una doble lucha, contra la invasión y contra el absolutismo, para hacer a la nación española protagonista de su destino; de ahí que el artículo 2º de la Constitución dijera que aquélla no era patrimonio de "ninguna familia ni persona". Los monárquicos liberales apostaban por la combinación de libertad y orden en una monarquía sustentada en la voluntad y el consentimiento de la nación. Un planteamiento que evocaba la "Constitución histórica" de la que había hablado Cánovas: el Rey con las Cortes como representación nacional. La izquierda liberal, incluida la republicana, ponía el énfasis en el espíritu democrático de la Constitución, en la traición de Fernando VII y en el protagonismo del pueblo, como señalaba entonces un anciano Benito Pérez Galdós. Frente al tópico que consideraba la Constitución un engendro masónico, y a sus autores oscuros conspiradores, los liberales ensalzaban su virtud cívica, la moralidad y el patriotismo de sus actos, incluso su ingenuidad, muchas veces causa de su caída. Así, Cádiz, los diputados y la Constitución de 1812 se convertían en lugares de la memoria liberal, del esfuerzo por la libertad moderna de la nación.
Además, la conmemoración abordaba la idea de España, debatida por los regeneracionistas y puesta en cuestión por los nacionalismos separatistas. Los liberales, como Rafael María de Labra, quisieron destacar entonces el papel las Cortes de Cádiz como símbolo de la unión libre de los españoles de ambos mundos; una unión basada en el amor a las libertades. Ese camino de la modernidad debía unir a la "raza", a la América española con la "madre patria". La verdad es que esta postura tuvo mucho eco, lo que se reflejó en el éxito político y popular del viaje a la Argentina de la infanta Isabel en 1910 y en la proliferación de sociedades americanistas.
A iniciativa de los diputados liberales, tanto monárquicos como republicanos, el Gobierno Canalejas aprobó la creación de una junta nacional para la conmemoración de la reunión de Cortes de septiembre de 1810 y de la Constitución de 1812. Los propósitos eran convertir aquello en una celebración nacional, no de partido o local, y extender entre la población española el conocimiento de los hechos de Cádiz, para que, como dijo Romanones, no hubiera "un solo español" que, "al oír pronunciar los nombres de (...) Calatrava, Argüelles, Jovellanos [y] Muñoz Torrero", dejase de descubrir su cabeza "en señal de respeto y gratitud".
Se implicaron en el proyecto intelectuales como Gumersindo de Azcárate, Rafael Altamira, Bartolomé Cossío o Pío Zabala. El desdén de Canalejas, afectado por problemas más graves, hizo que el liberal Segismundo Moret, de amplia trayectoria política desde 1868, tuviera un protagonismo decisivo.
Las biografías de grandes personajes, la libertad como fórmula del progreso y el nacionalismo liberal, cívico y laico fueron los ejes de numerosos libros, artículos, tesis doctorales, conferencias, actos conmemorativos y discursos políticos. El protagonismo era para el pueblo, cuyas virtudes se personificaban en personajes a los que se tenía como padres de la patria. Así se hizo entre 1910 y marzo de 1912, cuando la celebración adquirió un tinte exclusivamente gaditano bajo la dirección de Moret, que se dio un auténtico baño de multitudes en la ciudad. Se prepararon tres días de festejos, con la presencia del Rey y de las más altas autoridades.
La celebración constó de una parada militarm una fiesta escolar y tres procesiones: la de los políticos, la popular y la americanista. Esto se hizo coincidir con el primer congreso de la prensa para homenajear a los que establecieron la libertad de impresión en España. Sin embargo, Alfonso XIII no acudió porque murió su hermana la infanta María Teresa; estuvo representado por el marqués de Estella. En cuanto al Gobierno, quedó paralizado por una huelga de trenes. Hubo, por tanto, cierta frustración, que no impidió un gran éxito en las calles de Cádiz. De hecho, cerró los actos un discurso de Moret en el abarrotado Gran Teatro de la ciudad, donde enlazó las glorias imperiales del pasado y el Siglo de Oro con la lucha contra Napoleón y con la Constitución de 1812. No faltó la referencia regeneracionista: con el mismo espíritu de entonces, España resurgiría.
Los problemas económicos hicieron que la creación de lugares de memoria fuera barata. Se cambió el nombre a ciertas calles y se colocaron placas conmemorativas; en el Congreso de los Diputados se pusieron los nombres de los miembros de la comisión constituyente de 1812, y se trasladaron al Panteón de Hombres Ilustres los restos de doceañistas como Argüelles y Muñoz Torrero. Hubo otros actos más caros y lucidos, como la restauración del Oratorio de San Felipe Neri y el arreglo de su entorno, o la construcción del Museo Iconográfico e Histórico de las Cortes y Sitio de Cádiz; y, por supuesto, el Monumento a las Cortes de 1812, aprobado en 1912 y terminado, tras muchos avatares, en 1929.
La celebración del primer centenario de la Constitución de 1812 no pudo ser finalmente un acto nacional, a pesar del esfuerzo de los liberales. Los tradicionalistas y el catolicismo político criticaron la mera referencia a tal acontecimiento. En el periódico tradicionalista El Siglo Futuro podía leerse el 18 de marzo de 1912:
Mañana, 19 de marzo, se cumple el primer centenario de la (...) ridícula y, a pesar del disfraz con que se quiere disimular su verdadero carácter, antiespañola Constitución de Cádiz.
Los socialistas prefirieron organizar el día 18 una reunión para conmemorar el aniversario de la Commune, y según se podía leer en El Socialista el día 22, aprovecharon para dedicar "un recuerdo de admiración y gratitud" a su "maestro" Carlos Marx, en el XXIV aniversario de su fallecimiento.
La celebración hace cien años tuvo un aire tan confuso como frustrante. El Gobierno no supo tomar el protagonismo, y se echó de menos una política fuerte de propaganda y educación; de nacionalización, en último término. Los republicanos tuvieron una contradicción que no supieron llevar bien, pues pretendían resaltar el carácter popular del levantamiento y su conclusión en la Constitución democrática de 1812, pero sentían que al hacerlo estaban apuntalando la Monarquía que querían derribar. Al tiempo, los partidos dinásticos exaltaban la libertad abierta por la Constitución, pero en plena crisis interna eran incapaces de hacer un discurso político común sobre el legado de las Cortes de Cádiz, algo similar a lo que los franceses habían hecho en 1889 con el centenario de su revolución.
Lo único que funcionó fue la confluencia de liberales, tanto monárquicos como republicanos, en un nacionalismo basado en el patriotismo liberal, la virtud cívica y la unidad nacional. Fue la última vez que los liberales conmemoraron juntos un acontecimiento, y todo apunta a que la conmemoración del bicentenario de la Constitución de 1812 será una cosa sólo de liberales. A partir de 1912, y hasta que ganó el PP las elecciones en 1996, la política conmemorativa quedó en manos de la derecha antiliberal o de la izquierda. Las celebraciones por el bicentenario del levantamiento de 1808 cayeron en los mismos errores que hace cien años: localismo y falta de interés del Gobierno central, esta vez socialista. De hecho, los que están haciendo el esfuerzo presupuestario más importante son Madrid y Cádiz. Veremos qué pasa en el bicentenario de la Constitución de 1812, ahora que el PP está otra vez en el Gobierno de la nación.
http://www.libertaddigital.com/otros/20 ... 39727.html
Lástima que esa Constitución no progresara, era buena para aquella época y mejor para la actual. No me extrañaría que esos grandes hombres y a raíz del rumbo que se tomó, expresaran, "Con la Iglesia hemos topado, Sancho"
Claro que solo es la opinión del autor y la mía propia. Pero que digo fuerte y claro, Viva La Pepa.
¿Quién celebrará la Constitución de 1812?
Por Jorge Vilches
Hace cien años, el Gobierno liberal de Canalejas celebró el primer centenario de la Constitución de Cádiz. Por aquel entonces pugnaban dos tipos de nacionalismo español, uno de corto liberal y el otro tradicionalista.
El nacionalismo liberal resaltaba la modernidad de los hombres de Cádiz, su defensa de los derechos individuales, la soberanía nacional, la división de poderes, la economía liberalizadora, la secularización de la vida pública –sin perder el vínculo con el catolicismo–, y tenía una visión de la historia de España anclada no en los reyes sino en el pueblo. Por su parte, el nacionalismo tradicionalista arrinconaba las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812, porque, a su entender, eran la imposición de un régimen bastardo, nacido de conspiraciones oscuras y de la influencia francesa, ajeno a la naturaleza católica y monárquica del país y que olvidaba que España había sido grande con el absolutismo imperial y la intolerancia religiosa.
Mientras el nacionalismo liberal ponía el énfasis en la Constitución de 1812, el tradicionalista prefería el levantamiento de 1808, que interpretaba como la genuina expresión de un pueblo deseoso de que volvieran su rey y su religión. Si los liberales señalaban que la Constitución de 1812 había abierto el país a la modernidad, los tradicionalistas consideraban que había sido el principio de todos los males, por abolir la Inquisición y garantizar las libertades. La consecuencia fue que los liberales sí quisieron celebrar el centenario de la Pepa, pero los segundos veían en la conmemoración oficial un "festejo satánico", según se podía leer en su periódico más influyente, El Siglo Futuro.
Lo cierto es que el catolicismo político estaba movilizado desde 1910 en protesta por la llamada Ley Candado, promovida por el liberal Canalejas para impedir el establecimiento de más órdenes religiosas. De esta manera, la celebración del centenario de la Constitución de 1812 formó parte del enfrentamiento entre el régimen liberal y el integrismo religioso. El obispo de Jaca expresaba en el Senado la opinión de la jerarquía eclesiástica al decir, el 8 de marzo de 1912, que era inoportuno celebrar con "cánticos triunfales el principio de nuestras luchas civiles". Y el prelado de Cádiz apuntaba que no se podía celebrar el trabajo de unas Cortes que habían atentado contra "la doctrina y los derechos" de la Iglesia.
También los nacionalistas y el PSOE despreciaron la conmemoración. El Socialista no celebró nada el 19 de marzo; sí, en cambio, la víspera: concretamente, un nuevo aniversario de la Comuna de París (1871); y alabó, no la resistencia gaditana, sino la de los "trabajadores parisienses" frente a las tropas de la República francesa, lo que debía ser un "acicate" para luchar por la desaparición del "infamante y envilecedor régimen del salario".
En cuanto a los liberales, señalaban que los diputados de Cádiz habían hecho una doble lucha, contra la invasión y contra el absolutismo, para hacer a la nación española protagonista de su destino; de ahí que el artículo 2º de la Constitución dijera que aquélla no era patrimonio de "ninguna familia ni persona". Los monárquicos liberales apostaban por la combinación de libertad y orden en una monarquía sustentada en la voluntad y el consentimiento de la nación. Un planteamiento que evocaba la "Constitución histórica" de la que había hablado Cánovas: el Rey con las Cortes como representación nacional. La izquierda liberal, incluida la republicana, ponía el énfasis en el espíritu democrático de la Constitución, en la traición de Fernando VII y en el protagonismo del pueblo, como señalaba entonces un anciano Benito Pérez Galdós. Frente al tópico que consideraba la Constitución un engendro masónico, y a sus autores oscuros conspiradores, los liberales ensalzaban su virtud cívica, la moralidad y el patriotismo de sus actos, incluso su ingenuidad, muchas veces causa de su caída. Así, Cádiz, los diputados y la Constitución de 1812 se convertían en lugares de la memoria liberal, del esfuerzo por la libertad moderna de la nación.
Además, la conmemoración abordaba la idea de España, debatida por los regeneracionistas y puesta en cuestión por los nacionalismos separatistas. Los liberales, como Rafael María de Labra, quisieron destacar entonces el papel las Cortes de Cádiz como símbolo de la unión libre de los españoles de ambos mundos; una unión basada en el amor a las libertades. Ese camino de la modernidad debía unir a la "raza", a la América española con la "madre patria". La verdad es que esta postura tuvo mucho eco, lo que se reflejó en el éxito político y popular del viaje a la Argentina de la infanta Isabel en 1910 y en la proliferación de sociedades americanistas.
A iniciativa de los diputados liberales, tanto monárquicos como republicanos, el Gobierno Canalejas aprobó la creación de una junta nacional para la conmemoración de la reunión de Cortes de septiembre de 1810 y de la Constitución de 1812. Los propósitos eran convertir aquello en una celebración nacional, no de partido o local, y extender entre la población española el conocimiento de los hechos de Cádiz, para que, como dijo Romanones, no hubiera "un solo español" que, "al oír pronunciar los nombres de (...) Calatrava, Argüelles, Jovellanos [y] Muñoz Torrero", dejase de descubrir su cabeza "en señal de respeto y gratitud".
Se implicaron en el proyecto intelectuales como Gumersindo de Azcárate, Rafael Altamira, Bartolomé Cossío o Pío Zabala. El desdén de Canalejas, afectado por problemas más graves, hizo que el liberal Segismundo Moret, de amplia trayectoria política desde 1868, tuviera un protagonismo decisivo.
Las biografías de grandes personajes, la libertad como fórmula del progreso y el nacionalismo liberal, cívico y laico fueron los ejes de numerosos libros, artículos, tesis doctorales, conferencias, actos conmemorativos y discursos políticos. El protagonismo era para el pueblo, cuyas virtudes se personificaban en personajes a los que se tenía como padres de la patria. Así se hizo entre 1910 y marzo de 1912, cuando la celebración adquirió un tinte exclusivamente gaditano bajo la dirección de Moret, que se dio un auténtico baño de multitudes en la ciudad. Se prepararon tres días de festejos, con la presencia del Rey y de las más altas autoridades.
La celebración constó de una parada militarm una fiesta escolar y tres procesiones: la de los políticos, la popular y la americanista. Esto se hizo coincidir con el primer congreso de la prensa para homenajear a los que establecieron la libertad de impresión en España. Sin embargo, Alfonso XIII no acudió porque murió su hermana la infanta María Teresa; estuvo representado por el marqués de Estella. En cuanto al Gobierno, quedó paralizado por una huelga de trenes. Hubo, por tanto, cierta frustración, que no impidió un gran éxito en las calles de Cádiz. De hecho, cerró los actos un discurso de Moret en el abarrotado Gran Teatro de la ciudad, donde enlazó las glorias imperiales del pasado y el Siglo de Oro con la lucha contra Napoleón y con la Constitución de 1812. No faltó la referencia regeneracionista: con el mismo espíritu de entonces, España resurgiría.
Los problemas económicos hicieron que la creación de lugares de memoria fuera barata. Se cambió el nombre a ciertas calles y se colocaron placas conmemorativas; en el Congreso de los Diputados se pusieron los nombres de los miembros de la comisión constituyente de 1812, y se trasladaron al Panteón de Hombres Ilustres los restos de doceañistas como Argüelles y Muñoz Torrero. Hubo otros actos más caros y lucidos, como la restauración del Oratorio de San Felipe Neri y el arreglo de su entorno, o la construcción del Museo Iconográfico e Histórico de las Cortes y Sitio de Cádiz; y, por supuesto, el Monumento a las Cortes de 1812, aprobado en 1912 y terminado, tras muchos avatares, en 1929.
La celebración del primer centenario de la Constitución de 1812 no pudo ser finalmente un acto nacional, a pesar del esfuerzo de los liberales. Los tradicionalistas y el catolicismo político criticaron la mera referencia a tal acontecimiento. En el periódico tradicionalista El Siglo Futuro podía leerse el 18 de marzo de 1912:
Mañana, 19 de marzo, se cumple el primer centenario de la (...) ridícula y, a pesar del disfraz con que se quiere disimular su verdadero carácter, antiespañola Constitución de Cádiz.
Los socialistas prefirieron organizar el día 18 una reunión para conmemorar el aniversario de la Commune, y según se podía leer en El Socialista el día 22, aprovecharon para dedicar "un recuerdo de admiración y gratitud" a su "maestro" Carlos Marx, en el XXIV aniversario de su fallecimiento.
La celebración hace cien años tuvo un aire tan confuso como frustrante. El Gobierno no supo tomar el protagonismo, y se echó de menos una política fuerte de propaganda y educación; de nacionalización, en último término. Los republicanos tuvieron una contradicción que no supieron llevar bien, pues pretendían resaltar el carácter popular del levantamiento y su conclusión en la Constitución democrática de 1812, pero sentían que al hacerlo estaban apuntalando la Monarquía que querían derribar. Al tiempo, los partidos dinásticos exaltaban la libertad abierta por la Constitución, pero en plena crisis interna eran incapaces de hacer un discurso político común sobre el legado de las Cortes de Cádiz, algo similar a lo que los franceses habían hecho en 1889 con el centenario de su revolución.
Lo único que funcionó fue la confluencia de liberales, tanto monárquicos como republicanos, en un nacionalismo basado en el patriotismo liberal, la virtud cívica y la unidad nacional. Fue la última vez que los liberales conmemoraron juntos un acontecimiento, y todo apunta a que la conmemoración del bicentenario de la Constitución de 1812 será una cosa sólo de liberales. A partir de 1912, y hasta que ganó el PP las elecciones en 1996, la política conmemorativa quedó en manos de la derecha antiliberal o de la izquierda. Las celebraciones por el bicentenario del levantamiento de 1808 cayeron en los mismos errores que hace cien años: localismo y falta de interés del Gobierno central, esta vez socialista. De hecho, los que están haciendo el esfuerzo presupuestario más importante son Madrid y Cádiz. Veremos qué pasa en el bicentenario de la Constitución de 1812, ahora que el PP está otra vez en el Gobierno de la nación.
http://www.libertaddigital.com/otros/20 ... 39727.html
Lástima que esa Constitución no progresara, era buena para aquella época y mejor para la actual. No me extrañaría que esos grandes hombres y a raíz del rumbo que se tomó, expresaran, "Con la Iglesia hemos topado, Sancho"
Claro que solo es la opinión del autor y la mía propia. Pero que digo fuerte y claro, Viva La Pepa.
Am Israel Jai !!!
Efshár lekabél séfel?.
Efshár lekabél séfel?.
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- Comandante
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Quería proponer un tema que me parece muy interesante.
El tema es que me parece mal que el estado financie por medios fiscales la adquisición de una vivienda. Me refiero obviamente a las deducciones por vivienda. Me parece mal y no debería haberlas.
El tema es complejo porque no solo es quitarlas sino abaratarlas facilitando en parte el ahorro, en parte política de suelos, en parte gastos administrativos, en parte facilitando la posibilidad de alquilar, etc.
Es decir el estado debería facilitar que los ciudadanos tuvieran a su alcance una vivienda en propiedad o alquilada y dejarse de ayudas encubiertas a adquirir viviendas.
El tema es que me parece mal que el estado financie por medios fiscales la adquisición de una vivienda. Me refiero obviamente a las deducciones por vivienda. Me parece mal y no debería haberlas.
El tema es complejo porque no solo es quitarlas sino abaratarlas facilitando en parte el ahorro, en parte política de suelos, en parte gastos administrativos, en parte facilitando la posibilidad de alquilar, etc.
Es decir el estado debería facilitar que los ciudadanos tuvieran a su alcance una vivienda en propiedad o alquilada y dejarse de ayudas encubiertas a adquirir viviendas.
- Autentic
- General de Cuerpo de Ejército
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- Ubicación: Cabalgando al tigre.
Desde luego, es un tema muy interesante, mas que nada y bajo mi punto de vista, porque constituye la gran falacia actual.
El Estado, no debe ayudar, pero no a que se compren viviendas, que en el estricto sentido liberalista, no tendria sentido, sino, no debe ayudar a que se compren viviendas, para que los que las construyen o las financian se beneficien exageradamente con ello, que es lo que esta ocurriendo.
Si no lo hace, que no deberia, inmediatamente al igual que ocurre en otros sectores productivos, como por ejemplo la automocion, aparecen con la lagrima los constructores de una u otra cosa, pidiendo ayudas, y amenazando con despedir a gente, sino las reciben, y eso, tampoco es muy liberal, como tampoco lo es, que la Banca, reciba miles de millones, avales, y lo que haga falta, para obstinarse en mantener artificialmente hinchado el precio de las viviendas o terrenos, que absurdamente contribuyo a hipervalorar.
Ayudas no, pero entonces, a nadie, ni al que compra, ni al que fabrica o construye.
Un saludo.
El Estado, no debe ayudar, pero no a que se compren viviendas, que en el estricto sentido liberalista, no tendria sentido, sino, no debe ayudar a que se compren viviendas, para que los que las construyen o las financian se beneficien exageradamente con ello, que es lo que esta ocurriendo.
Si no lo hace, que no deberia, inmediatamente al igual que ocurre en otros sectores productivos, como por ejemplo la automocion, aparecen con la lagrima los constructores de una u otra cosa, pidiendo ayudas, y amenazando con despedir a gente, sino las reciben, y eso, tampoco es muy liberal, como tampoco lo es, que la Banca, reciba miles de millones, avales, y lo que haga falta, para obstinarse en mantener artificialmente hinchado el precio de las viviendas o terrenos, que absurdamente contribuyo a hipervalorar.
Ayudas no, pero entonces, a nadie, ni al que compra, ni al que fabrica o construye.
Un saludo.
El vientre de mi enemigo, sera la unica vaina para mi espada. Salut.
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- Subteniente
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- Ubicación: El Bierzo Alto, tierra celta.
f.plaza escribió:Quería proponer un tema que me parece muy interesante.
El tema es que me parece mal que el estado financie por medios fiscales la adquisición de una vivienda. Me refiero obviamente a las deducciones por vivienda. Me parece mal y no debería haberlas.
El tema es complejo porque no solo es quitarlas sino abaratarlas facilitando en parte el ahorro, en parte política de suelos, en parte gastos administrativos, en parte facilitando la posibilidad de alquilar, etc.
Es decir el estado debería facilitar que los ciudadanos tuvieran a su alcance una vivienda en propiedad o alquilada y dejarse de ayudas encubiertas a adquirir viviendas.
En cierta ocasión un catedrático de Matemáticas de la Univ. de Gerona me comentaba que los ferrocarriles ingleses cuando estaban nacionalizados, iban como la seda. Era un, o fue un militante del PSUC.
Le expliqué que con impuestos todo funciona, bien o mal y no quise entrar mas profundo.
Lo cierto es que las subvenciones o como se desee decir a la banca, por no citar a las Cajas de Ahorro, me parecen aberrantes, así como a las empresas. El que no sea competente o competitivo que se hunda en su miseria.
Podemos hablar de los ahorradores, pero creo que eso ya está legislado.
Pero claro para entender el Mercado y la Libertad del individuo, a mi opinión se debe entender el Liberalismo.
Am Israel Jai !!!
Efshár lekabél séfel?.
Efshár lekabél séfel?.
- Almogàver
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Mr Quiros escribió:El que no sea competente o competitivo que se hunda en su miseria.
Eso se puede aplicar en ciertos casos, pero no siempre. Hay sectores estratégicos que hay que mantener a toda costa. El campo europeo es deficitario, pero mucho cuidado con dejarlo caer y que tu pan dependa de otros. Muuuucho cuidado.
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