Ocell Dodo escribió: ↑31 May 2020, 22:29El confinamiento es un "método medieval innecesario", ¿por qué seguimos usándolo?
Dos matemáticos han elaborado una teoría en la que argumentan, con datos reales, como Israel y otros países podrían haber controlado la epidemia sin necesidad de confinamiento.
Estamos en lo de siempre. Hay consenso en que la mejor manera de detener una enfermedad infecciosa de transmisión aérea es mediante el aislamiento. No porque lo diga yo, sino por una dilatada experiencia, empezando por la gripe de 1918, y siguiendo con el SARS o el Ébola. Diferente sería en caso de infecciones transmitidas por artrópodos, como el dengue o el zvika, de transmisión enteral, como el cólera. Incluso en estas, el control de los desplazamientos es la medida más efectiva para evitar la diseminación de la enfermedad.
Pero no falla algún «listo» que descubre las Américas. Se sienta ante un ordenador, se saca de la manga un modelo matemático que predice otra cosa, y a por el minuto de gloria. Cualquiera que haya trabajado con modelos sabrá que la gracia está en los parámetros que hay que ajustar. La diferencia es que, si se trata de un trabajo serio, se intentará comprobar si el modelo matemático funciona. Pero para esos tipos, mejor ponemos buscamos resultados raros, que siempre habrá tontos de la prensa a los que se les caerá la baba
Lo malo es que no se trata de juegos de salón. Esos imbéciles que jamás han visto cómo se contagian enfermedades «comunes» como la gripe o el Virus Respiratorio Sincitial, se permiten dar lecciones que luego cuestan vidas.
Exuperancia Rapú escribió: ↑01 Jun 2020, 18:45La exagerada reacción a la crisis del covid-19 es la consecuencia del estado niñera deseado por el electorado de la mayoría de los países. Un estado omnipotente y omnisciente que nos proteja de todos los riesgos de la vida.
¿Exagerada reacción? Total, se trata de una enfermedad que solo ha causado cincuenta mil muertes en España. Una tontería, total, las mismas que mueren en las carreteras… en apenas treinta años. Mejor dejemos que siga su curso, y si nos quedamos sin padres, una carga menos y a repartir la herencia.
Del Estado Niñera, excelente, podemos desregular todo. Fuera límites de velocidad, fuera controles de alcoholemia, que cada uno es mayorcito para saber lo que ha de hacer y lo que no. Nada de seguros médicos, que cada uno ahorre si le parece, y si no, que rece para no tener una leucemia. Desde luego, basta de protección para desfavorecidos, que todo el mundo tiene las mismas oportunidades, y si has nacido ciego, te aguantas y la próxima vez, procura nacer mejor.
Ahora, una explicación que espero se entienda.
El SARS-CoV-2 es un virus bastante contagioso. No al nivel del sarampión, pero sí al de la gripe (tal vez algo más). Tiene morbimortalidad elevada; es difícil saberlo porque hay poca experiencia, pero en algunos grupos de edad (mayores entre 70 y 80 años) la mortalidad puede ser entre el 10% y el 20%. Problema añadido es que no hay vacuna, al menos a corto plazo, y que la supervivencia depende de la disponibilidad de determinados medios técnicos. Para más inri, hay (había) capacidad limitada de diagnóstico. Otro detalle de agradecer ha sido la gran proporción de casos asintomáticos u oligosintomáticos.
Ahora se sabe algo más, pero en febrero, cuando se hubiese debido actuar, las cifras que había eran bastante alarmantes: el 10% de los enfermos necesitaban ingreso hospitalario, un 3% en UCI por tiempo prolongado, y un 1 – 1,5% perecía. En una pandemia de gripe, enfermedad conocida por nuestra inmunidad, suele enfermar el 30%; en esta era de temer un 60% como poco (a la luz de lo ocurrido en medios cerrados como el crucero Pacific Princess).
Eso significaría que en España necesitarían ingresar tres millones de personas, de ellos 900.000 en UCI (durante tiempo prolongado, uno o dos meses, que viene a ser como si esa cama quedase invalidada para el resto de la epidemia). Como la última vez que miré no había tantas camas de UCI, la mortalidad se dispara: fallecerán todos los que necesitaban UCI y muchos de los que hubiesen ingresado: digamos un 4% (un 70% en edades avanzadas). Solo un millón doscientas mil muertes, tres cuartas partes en ancianos. Ideal para el fondo de pensiones. Recuérdese que, si el sistema está colapsado, uno puede morirse de una apendicitis.
¿Qué estrategias hay? Una es la seguida con el SARS, o con el Ébola en Europa: intentar detectar y aislar a TODOS los casos, y detectar y aislar a TODOS los contactos. No es raro que haya fallos, pero hará que el número de nuevos contagios se mantenga a un nivel manejable, y a corto o medio plazo, la enfermedad se agote. Es decir, los enfermos o fallecen, o se recuperan, y deja de haber contagios. Por desgracia, eso solo puede hacerse cuando hay muy pocos casos, y son de diagnóstico sencillo. Con el SARS, el Ébola o la malaria no es difícil, porque uno se pone muy malito. Con la gripe, no tanto, porque hay gente con una enfermedad tan leve que casi ni se entera. El SARS-CoV-2 es aun peor, porque una fracción muy importante de los casos son asintomáticos.
En esos casos, y si la enfermedad aun no ha entrado, la opción es el cordón sanitario: se cierran las zonas infectadas hasta que la enfermedad se agote. O al revés, se cierra el país propio, que todos los que quieran entrar sean aislados durante un tiempo prolongado, y a esperar a ver qué pasa fuera. El cierre total de fronteras durante periodos prolongados no afecta a la actividad económica, y menos en un país turístico. Con todo, esa opción se acabó a finales de enero sin que se enterasen en la Moncloa.
Otra opción es la que dijo el Boris: ya que nos vamos enfermar todos, pues nos enfermamos, nos tragamos el puro en un par de meses (como con la gripe), y al menos la economía no se resiente. Claro que eso significa ese 4% de mortalidad, algo que seguro que no dañará la economía ni la imagen del país.
Hay una posición intermedia: medidas de distanciamiento social suaves, de tal manera que todos se lo pillen, pero en un tiempo bastante largo, de meses o años, de tal manera que el sistema sanitario no se colapse. Es lo que decían de «aplanar la curva». Lo han intentado en USA y en UK y han tenido que tomar medidas más intensivas. En Suecia han preferido seguir, y sus ancianos están cayendo como moscas (es el país con mayor mortalidad por millón de habitantes).
¿Dónde entra el confinamiento? Pues es la última opción. Si la enfermedad está muy extendida, pero aun hay posibilidades de controlarla, se mete todo el mundo en casa, y se disminuyen al máximo los contactos. Se divide la sociedad en pequeñas celdas estancas; las que estén infectadas, se infectarán todos (los que convivan en un piso, por ejemplo), y en ellos la enfermedad se agotará (o curados o en la morgue), sin afectar a celdas «sanas». Además es más fácil detectar esas celdas «enfermas»: basta con diagnosticar a uno. Tras cierto plazo, que puede decidirse a la luz de los nuevos casos (del número de ingresos), se consigue que haya muy pocos casos; como si se hubiese vuelto atrás en el tiempo.
De hecho, el confinamiento ha conseguido que volvamos a como estábamos a principios de febrero. Con bastantes casos, pero que en febrero no se detectaban (coincidió con la gripe y el VRS, y eso no ayudó) y ahora puede hacerse. Con temperaturas cálidas que dificultan la transmisión. Con medios sanitarios (tres veces más camas de UCI, medios de protección individual, etcétera. Probablemente, con una enfermedad menos agresiva (igual o más contagiosa, pero con menor proporción de casos graves).
Es ahora cuando, con pocos casos, se pueden probar todos esos famosos modelos matemáticos. En marzo, cuando el número de nuevos casos diarios podía ser de cinco cifras, quedaban pocas opciones: o tragarse lo todo de golpe, con un virus más letal (ese 2% de españoles al hoyo), o intentar «aplanar la curva» cuando la enfermedad estaba fuera de control, medida que ya vemos cómo ha resultado en el UK, o el confinamiento.
Por eso, tras el éxito que está teniendo el confinamiento, es por lo que tengo tan buena opinión de ciertos listillos y sus modelos matemáticos, de populacheros que protestan por protestar, o de leguleyos de vía estrecha.
Saludos
Saludos