ROMA, PALACIO DE LA CONSULTA, NOCHE DEL 20 AL 21 DE NOVIEMBRE DE 1914Sidney Sonino pasó la noche en vela, a la espera de la respuesta a sus dos telegramas.
El primero de ellos dirigido al Sultán de Marruecos, cuya soberanía de facto se reducía a la ciudad de Tánger, de acuerdo con el Tratado de Fez de 1912 entre París y Roma. La ciudad había escapado al control italiano, por los intereses de varias potencias europeas, especialmente Reino Unido que ahora, 2 años después se la ofrecía en bandeja. De todos modos, de sus 40 mil habitantes, 7.500 eran italianos, del total de 9.000 europeos residentes en la que a todas luces era una ciudad estado, la ciudad se italianizaba a marchas forzadas(1)
En el telegrama le anunciaba la llegada de una flotilla de la Regia Marina, encabezada por el Acorazado pre dreadgnouht
Reina Margherita, en una visita de cortesía, a la par que con intención de velar por los intereses de la navegación neutral por el estrecho de Gibraltar; ahora en manos españolas. En realidad poco le importaba a Sonino la respuesta del Sultán. E incluso deseaba que respondiera con una negativa,
El otro telegrama se remitió al Ministerio de Asuntos Exteriores de España, informando de la presencia de la flotilla italiana en aguas del Norte de África, con destino a Tánger, escala previa en su singladura a Larache
La respuesta a éste es el que le mantenía en vilo, sabía que con las primeras luces del día, o bien los patrulleros o los dirigibles españoles localizarían la escuadra y podrían confundirla con fuerzas navales británicas o francesas con rumbo a Melilla o Ceuta.
Por fin, a las 4 de la mañana, se recibió la respuesta española. En ella se designaba un corredor que debía seguir la fuerza italiana, y que sería observado en todo momento por medios aéreos españoles.
No por ser inesperada, el requisito de la observación de la travesía la consideraba un insulto. Los mandos de la Regia Marina ya le habían advertido que los españoles condicionarían los movimientos de la Flotilla, y que para la ocupación de Tánger era innecesaria, desde el punto de vista militar.
De todos modos, Sonino, deseaba mostrar a España, y a Reino Unido, que Italia era un actor de primera fila en el Mediterráneo, no una marioneta en manos de las servidumbres de Berlín y Viena por causa de la Triple Alianza en el primer caso; y desde luego indicarle a Londres que las aspiraciones italianas eran serias, y que deseaban ver cumplidas las exigencias territoriales transmitidas por Guglielmo Imperiali di Francavilla a Grey.
En vistas a una negativa española, cuando no a una reacción armada, el Essercito había desplegado varias baterías de artillería de sitio alrededor de Ceuta y Melilla, convenientemente ocultadas; que Sonino deseaba mantener en posición hasta que la ocupación de Tánger fuera un hecho consumado. Calcualaba que si España reaccionaba militarmente, sería dentro de la semana natural siguiente a la entrada de las tropas en la ciudad norteafricana.
Desde luego no deseaba una entrada inmediata en el conflicto; los postulados de San Giulano, aceptados por el Primer Ministro Salandra, buscaban el casus belli con Viena, no con Madrid... Ceuta y Melilla se le antojaban como una ganacia menor en comparación con la Italia Irredenta. Después de todo, en África, las pocas posesiones españolas caerían en manos francesas: Cabo Bojador, Rio de Oro, Guinea....
MADRID, MISMA NOCHESalvador Bermúdez de Castro y O'Lawlor, Ministro de Estado, había recibido el telegrama de su colega italiano hacia las 10 de la noche... una hora un tanto inusual desde luego. De inmediato se puso en contacto con el Presidente del Consejo, Eduardo Dato, quien mantuvo conversaciones con los Ministros de Guerra y de Marina; decidiendo reunirse los 4 en el Palacio de Santa Cruz. Poco más tarde de las 3 de la mañana, consensuaban el texto de la respuesta. España no mostraba objección ninguna, por seguridad de la propia flotilla se le indicaba una corredor y se le sometería a vigilancia para evitar funestas equivocaciones. Al tiempo se recomendaba mostrar el pabellón italiano de forma fehaciente.
Pero a ninguno de los presentes se les pasaba por alto el veto al vuelo del Dirigible España, o las conversaciones pretendidamente secretas entre Roma y Londres. El servicio diplomático había preparado mientras tanto un esbozo del personaje de Sidney Sonnino: de madre británica, era anglicano, por tanto en asuntos de Religión su fidelidad era para con el Rey Jorge, cabeza de la Iglesia de Inglaterra (2).
El Minsitro de la Guerra, Ramón Echagüe, presentó a su vez informes del SIM que anunciaban movimientos de tropas italianas en dirección a Tánger, desde hacía escasas fechas; y de presencia de artillería pesada próxima a las plazas norteafricanas. Cualquier movimiento ofensivo contra ambas ciudades, podría ser contrarrestado con las fuerzas en presencia, ya que en caso de hostilidades, contaba con el auxilio de las cábilas rifeñas.
De producirse el levantamiento rifeño, España ofrecería todo su apoyo, e incluso el reconocimiento de la República o Emirato en caso de que Italia entrara en Guerra del lado de la Entente.
La sugerencia del Minsitro de Marina, Almirante Augusto Miranda y Godoy, de informar a Berlín y Viena de las intenciones italianas fue desechada. Sobre el papel, Italia era aliada de Alemania y Austria Hungría; era Roma quien debía informar a sus Aliados... cualquier maniobra italiana sin conocimiento del Kaiser y del emperador, les demostraría la influencia no de la Entente, si no de Londres. Los cuatro reunidos si bien no tenían pruebas, reconocían que todos los indicios apuntaban en esa dirección. El camino marcado por Weyler en las conversaciones con Alemania y Austria Hungría, de co beligerancia, era el adecuado... no había que implicarse en la estúpida Weltpolitik o los September Programm berlineses.
Una vez mentado Weyler, se acordó que podría visitar Holanda. La posición de las Indias Orientales podría quedar en entredicho si las Filipinas caían en manos Japonesas, e incluso los británicos podrían estar tentados de hacerse con la totalidad de la isla de Borneo, o los australianos, una vez ocupada la porción alemana de Papúa, hacerse con la Holandesa. Ocasión también, una vez en Holanda, para que se mantuvieran conversaciones con representantes del gobierno belga. (3)
(1) En realidad, y disculpad el error de anteriores mensajes, Tánger no fue ciudad internacional hasta 1923.
(2) Verídico. Por otro lado, pensemos en la importancia a los asuntos religiosos en la España de 1914.
(3) Los nombres de los Ministros españoles son los reales.