LA FRACTURA
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LA FRACTURA
Doolittle fue el primero.
—Embajador, durante la última semana he podido visitar buena parte de las bases aéreas españolas del norte de la Península. Me ha sorprendido comprobar que tienen una red de grandes aeropuertos de la que apenas sabíamos nada. Solo en la región norte, como la llaman, hay una gran base aérea, la de Zaragoza, dos bases aéreas auxiliares, cerca de Logroño y de Tarragona, y media docena de grandes aeropuertos civiles que han sido militarizados. Todos ellos disponen de pistas pavimentadas de miles de metros, aptas para que operen desde ellas los aviones más pesados. También hay gran número de bases aéreas más pequeñas, que por lo visto eran antes aeródromos civiles. En total tienen por lo menos veinte bases en la zona norte.
—No conocíamos esos datos. Sabíamos de algunos aeropuertos en esa región —habían conseguido algunas guías de carreteras— pero no teníamos ni idea de algo con tal magnitud.
—Tenga en cuenta que si nosotros no lo sabíamos, los alemanes, aun menos. Los españoles, desde un primer momento, impidieron los vuelos de reconocimiento germanos. Me han dicho que el dispositivo alemán apunta a que creen que los españoles dependen de Zaragoza y de tres o cuatro aeropuertos más, que probablemente sean objetos de ataques en las primeras horas de la inminente ofensiva. Mejor dicho, es lo que intentarán hacer, otra cuestión que lo consigan.
—Explíquese.
—Desde luego —siguió Doolittle—. Recordará que hace unos meses estuve probando el prototipo del avión que McDonnell está empezando a construir en St. Louis, el P-62. El avión es enormemente superior a cualquier avión de nuestro inventario: dobla en velocidad a nuestro caza más veloz y puede llevar tanto explosivo como un bombardero. Esos aviones son imbatibles incluso para nuestros mejores aviones. En la base de McCarran hicieron varios combates simulados entre uno de los ejemplares que nos transfirieron y los mejores de nuestros aviones. Ninguno consiguió poner al avión español a tiro. Pues bien, el P-62 se trata de un aparato primitivo para los estándares españoles, que pretenden usarlo solo como avión de transición y para entrenamiento. Tienen otro entrenador parecido algo más ligero, el C-101, que han armado como cazabombardero. Pero lo principal son sus reactores de combate. Son de cuatro modelos: dos más anticuados, que llaman F-5 y F-1, y dos muy modernos, los F-18 y Typhoon. Parece que eran Typhoon esos aviones futuristas que hicieron varias demostraciones en las primeras semanas tras el salto temporal. Según los españoles, las características de esos aviones son increíbles. Pueden volar a mil quinientos nudos y subir hasta sesenta mil pies de altura. Llevan el doble de bombas que nuestro bombardero más pesado a más de mil kilómetros de distancia, y además pueden recibir combustible en vuelo, lo que los hace capaces de cruzar el Atlántico. Para el combate utilizan cohetes teledirigidos capaces de destruir a un avión enemigo a más de cien kilómetros.
—¿Usted se lo cree?
—Embajador, ya ha leído los informes de los ingleses. Los españoles llevaron unos pocos de sus “F-18” y con ellos consiguieron que los alemanes tuviesen que cesar su campaña e bombardeos nocturnos. Además me dejaron montar en un Typhoon biplaza para una demostración, y desde entonces me creo todo lo que me digan, y más. Estoy terminando mi informe. Le aseguro que los pilotos alemanes ni siquiera van a saber lo que les borra de los cielos.
—Si usted lo dice… Pero Alemania tiene miles de aviones ¿De cuántos dispone España?
—Lamento no poder responderle a esa pregunta. Sabemos que antes del salto temporal tenían unos doscientos reactores de combate, pero desde entonces han debido fabricar algunos más. También han armado un buen número de aviones de línea civiles…
—¿Aviones de pasajeros con bombas?
—Embajador —repuso Doolittle—, el asunto de Stalin ya mostró la capacidad de esos aviones. Serán aparatos de pasaje, pero vuelan a casi mil kilómetros por hora y son invulnerables a cualquier sistema de defensa. Además utilizan un tipo especial de bomba radioguiada con gran precisión. Recuerde la demostración que nos hicieron. Ha podido ver alguno de sus arsenales: tienen cientos si no miles de esas bombas. También tienen miles de cohetes dirigidos contra aviones.
—Usted dice que también usan aviones de hélice.
—Cierto, y tendrán más o menos otros doscientos. También pudimos probar los prototipos y son mejores que cualquiera de los aparatos de nuestro arsenal, salvo tal vez el XP-51 de North American. También llevan cohetes dirigidos, aunque dicen que los van a emplear para apoyar a sus tropas. Respecto a tácticas, los españoles tienen ideas curiosas. Por ejemplo, han armado algunos de los C-47 que les cedimos con ametralladoras. No se ría, por lo visto quieren usarlos solo por la noche y son muy efectivos.
—Le veo muy entusiasmado. Resuma su impresión, por favor.
—Embajador, cuando los aviones alemanes ataquen los españoles los masacrarán. Salvo que puedan destruir las bases españolas, algo que me parece muy improbable, la Luftwaffe será destruida.
—Embajador, durante la última semana he podido visitar buena parte de las bases aéreas españolas del norte de la Península. Me ha sorprendido comprobar que tienen una red de grandes aeropuertos de la que apenas sabíamos nada. Solo en la región norte, como la llaman, hay una gran base aérea, la de Zaragoza, dos bases aéreas auxiliares, cerca de Logroño y de Tarragona, y media docena de grandes aeropuertos civiles que han sido militarizados. Todos ellos disponen de pistas pavimentadas de miles de metros, aptas para que operen desde ellas los aviones más pesados. También hay gran número de bases aéreas más pequeñas, que por lo visto eran antes aeródromos civiles. En total tienen por lo menos veinte bases en la zona norte.
—No conocíamos esos datos. Sabíamos de algunos aeropuertos en esa región —habían conseguido algunas guías de carreteras— pero no teníamos ni idea de algo con tal magnitud.
—Tenga en cuenta que si nosotros no lo sabíamos, los alemanes, aun menos. Los españoles, desde un primer momento, impidieron los vuelos de reconocimiento germanos. Me han dicho que el dispositivo alemán apunta a que creen que los españoles dependen de Zaragoza y de tres o cuatro aeropuertos más, que probablemente sean objetos de ataques en las primeras horas de la inminente ofensiva. Mejor dicho, es lo que intentarán hacer, otra cuestión que lo consigan.
—Explíquese.
—Desde luego —siguió Doolittle—. Recordará que hace unos meses estuve probando el prototipo del avión que McDonnell está empezando a construir en St. Louis, el P-62. El avión es enormemente superior a cualquier avión de nuestro inventario: dobla en velocidad a nuestro caza más veloz y puede llevar tanto explosivo como un bombardero. Esos aviones son imbatibles incluso para nuestros mejores aviones. En la base de McCarran hicieron varios combates simulados entre uno de los ejemplares que nos transfirieron y los mejores de nuestros aviones. Ninguno consiguió poner al avión español a tiro. Pues bien, el P-62 se trata de un aparato primitivo para los estándares españoles, que pretenden usarlo solo como avión de transición y para entrenamiento. Tienen otro entrenador parecido algo más ligero, el C-101, que han armado como cazabombardero. Pero lo principal son sus reactores de combate. Son de cuatro modelos: dos más anticuados, que llaman F-5 y F-1, y dos muy modernos, los F-18 y Typhoon. Parece que eran Typhoon esos aviones futuristas que hicieron varias demostraciones en las primeras semanas tras el salto temporal. Según los españoles, las características de esos aviones son increíbles. Pueden volar a mil quinientos nudos y subir hasta sesenta mil pies de altura. Llevan el doble de bombas que nuestro bombardero más pesado a más de mil kilómetros de distancia, y además pueden recibir combustible en vuelo, lo que los hace capaces de cruzar el Atlántico. Para el combate utilizan cohetes teledirigidos capaces de destruir a un avión enemigo a más de cien kilómetros.
—¿Usted se lo cree?
—Embajador, ya ha leído los informes de los ingleses. Los españoles llevaron unos pocos de sus “F-18” y con ellos consiguieron que los alemanes tuviesen que cesar su campaña e bombardeos nocturnos. Además me dejaron montar en un Typhoon biplaza para una demostración, y desde entonces me creo todo lo que me digan, y más. Estoy terminando mi informe. Le aseguro que los pilotos alemanes ni siquiera van a saber lo que les borra de los cielos.
—Si usted lo dice… Pero Alemania tiene miles de aviones ¿De cuántos dispone España?
—Lamento no poder responderle a esa pregunta. Sabemos que antes del salto temporal tenían unos doscientos reactores de combate, pero desde entonces han debido fabricar algunos más. También han armado un buen número de aviones de línea civiles…
—¿Aviones de pasajeros con bombas?
—Embajador —repuso Doolittle—, el asunto de Stalin ya mostró la capacidad de esos aviones. Serán aparatos de pasaje, pero vuelan a casi mil kilómetros por hora y son invulnerables a cualquier sistema de defensa. Además utilizan un tipo especial de bomba radioguiada con gran precisión. Recuerde la demostración que nos hicieron. Ha podido ver alguno de sus arsenales: tienen cientos si no miles de esas bombas. También tienen miles de cohetes dirigidos contra aviones.
—Usted dice que también usan aviones de hélice.
—Cierto, y tendrán más o menos otros doscientos. También pudimos probar los prototipos y son mejores que cualquiera de los aparatos de nuestro arsenal, salvo tal vez el XP-51 de North American. También llevan cohetes dirigidos, aunque dicen que los van a emplear para apoyar a sus tropas. Respecto a tácticas, los españoles tienen ideas curiosas. Por ejemplo, han armado algunos de los C-47 que les cedimos con ametralladoras. No se ría, por lo visto quieren usarlos solo por la noche y son muy efectivos.
—Le veo muy entusiasmado. Resuma su impresión, por favor.
—Embajador, cuando los aviones alemanes ataquen los españoles los masacrarán. Salvo que puedan destruir las bases españolas, algo que me parece muy improbable, la Luftwaffe será destruida.
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LA FRACTURA
—Gracias. Teniente coronel Robinett, le agradecería que me expusiese sus experiencias.
—Son muy similares a las de mi compañero. Igual que su fuerza aérea, el ejército de tierra de España era muy reducido pero en este tiempo ha tenido una gran expansión. Además como los equipos terrestres son más sencillos de diseñar y construir, tienen sus fábricas produciendo tanques y aviones a buen ritmo. Los equipos que producen son mucho mejores de lo que creíamos. Pude ver una demostración de su tanque más pesado, que llaman Leopardo 2E. Es un monstruo que pesa el doble que nuestros tanques, pero a pesar de ello puede moverse por el campo como un coche de carreras, incluso lo he visto saltar en el aire. El espesor de su blindaje es secreto, pero me han dicho que es más resistente que la coraza de nuestro mejor acorazado.
—Eso son por lo menos cuarenta centímetros de acero —Donovan leído algo sobre los nuevos acorazados de la marina.
—Eso dicen. En cualquier caso, el Leopardo es invulnerable a cualquier cañón de campaña norteamericano o alemán. Respecto a cañones, el Leopardo lleva uno de doce centímetros y gran longitud, con una munición especial que puede atravesar más de medio metro de acero, algo que creo tras ver un disparo de prueba.
—¿No sería un montaje? —dudó Donovan.
—No, embajador. Un tanque disparó contra un bloque de hormigón armado de más de un metro de ancho, desde dos kilómetros de distancia. Acertó a la primera, y el proyectil no solo atravesó el hormigón como si fuese mantequilla, sino que hizo lo mismo con un talud de tierra de varios metros en el que se apoyaba.
—Vaya ¿Cuántos de esos tanques tienen?
—Por una vez fueron francos con nosotros. Son algo más de trescientos. Pero además disponen de otros tantos tanques de otros modelos más pequeños, que llamaron “M60” y “Lince”. Pero no se engañe, siguen siendo impresionantes, con cincuenta toneladas de peso y un cañón del diez y medio casi tan potente como el de los Leopardo. Además disponen de más de un millar de blindados de otros tipos: unos de transporte de soldados, como nuestros semiorugas, pero más grandes, completamente cerrados, y muchos con una torre armada con un cañón. Otros llevan cañones y obuses pesados. Pude ver lo que han hecho con algunos tanques M3 que les cedimos: les han quitado la torre y les han puesto un montaje con cuatro cañones sin retroceso del diez y medio. Una buena idea que voy a comunicar a Washington.
—¿Y el resto de su ejército? No será todo tanques.
—Solo con esos carros de combate que me han mostrado bastaría contra los alemanes.
—No exagere, por favor.
—Embajador, le voy a poner un ejemplo. Imagine que reúne una panda de cincuenta arrapiezos, les da estacas, y los manda a luchar contra un caballero medieval a caballo, con armadura, lanza y un gran mandoble. Pues será igual. Pero no acaba ahí. El resto del ejército español también está muy bien equipado. Los soldados, que están equipados con chalecos antibala, llevan fusiles ametralladores, lanzacohetes portátiles y tienen cohetes dirigidos que pueden destruir el mayor tanque a más de un kilómetro. Se mueven, como le he dicho, en blindados, pero también tienen muchos helicópteros, esas aeronaves de despegue vertical. En su táctica tienen integrados esos helicópteros: unos llevan ametralladoras y cohetes dirigidos, otros transportan soldados para tomar por sorpresa cualquier punto clave o cercar a un ejército.
—Vaya.
—Lo único que les preocupa es la artillería alemana, no porque la suya no sea muy superior, sino porque los teutones tienen tantos cañones que se temen que puedan hacer muchos daños en las ciudades cercanas a la frontera. Pero me han dicho que ya saben cómo acabar con ella. Resumiendo: los mandos españoles están preocupados, pero no tienen ninguna duda de su futura victoria, y yo les creo.
—Son muy similares a las de mi compañero. Igual que su fuerza aérea, el ejército de tierra de España era muy reducido pero en este tiempo ha tenido una gran expansión. Además como los equipos terrestres son más sencillos de diseñar y construir, tienen sus fábricas produciendo tanques y aviones a buen ritmo. Los equipos que producen son mucho mejores de lo que creíamos. Pude ver una demostración de su tanque más pesado, que llaman Leopardo 2E. Es un monstruo que pesa el doble que nuestros tanques, pero a pesar de ello puede moverse por el campo como un coche de carreras, incluso lo he visto saltar en el aire. El espesor de su blindaje es secreto, pero me han dicho que es más resistente que la coraza de nuestro mejor acorazado.
—Eso son por lo menos cuarenta centímetros de acero —Donovan leído algo sobre los nuevos acorazados de la marina.
—Eso dicen. En cualquier caso, el Leopardo es invulnerable a cualquier cañón de campaña norteamericano o alemán. Respecto a cañones, el Leopardo lleva uno de doce centímetros y gran longitud, con una munición especial que puede atravesar más de medio metro de acero, algo que creo tras ver un disparo de prueba.
—¿No sería un montaje? —dudó Donovan.
—No, embajador. Un tanque disparó contra un bloque de hormigón armado de más de un metro de ancho, desde dos kilómetros de distancia. Acertó a la primera, y el proyectil no solo atravesó el hormigón como si fuese mantequilla, sino que hizo lo mismo con un talud de tierra de varios metros en el que se apoyaba.
—Vaya ¿Cuántos de esos tanques tienen?
—Por una vez fueron francos con nosotros. Son algo más de trescientos. Pero además disponen de otros tantos tanques de otros modelos más pequeños, que llamaron “M60” y “Lince”. Pero no se engañe, siguen siendo impresionantes, con cincuenta toneladas de peso y un cañón del diez y medio casi tan potente como el de los Leopardo. Además disponen de más de un millar de blindados de otros tipos: unos de transporte de soldados, como nuestros semiorugas, pero más grandes, completamente cerrados, y muchos con una torre armada con un cañón. Otros llevan cañones y obuses pesados. Pude ver lo que han hecho con algunos tanques M3 que les cedimos: les han quitado la torre y les han puesto un montaje con cuatro cañones sin retroceso del diez y medio. Una buena idea que voy a comunicar a Washington.
—¿Y el resto de su ejército? No será todo tanques.
—Solo con esos carros de combate que me han mostrado bastaría contra los alemanes.
—No exagere, por favor.
—Embajador, le voy a poner un ejemplo. Imagine que reúne una panda de cincuenta arrapiezos, les da estacas, y los manda a luchar contra un caballero medieval a caballo, con armadura, lanza y un gran mandoble. Pues será igual. Pero no acaba ahí. El resto del ejército español también está muy bien equipado. Los soldados, que están equipados con chalecos antibala, llevan fusiles ametralladores, lanzacohetes portátiles y tienen cohetes dirigidos que pueden destruir el mayor tanque a más de un kilómetro. Se mueven, como le he dicho, en blindados, pero también tienen muchos helicópteros, esas aeronaves de despegue vertical. En su táctica tienen integrados esos helicópteros: unos llevan ametralladoras y cohetes dirigidos, otros transportan soldados para tomar por sorpresa cualquier punto clave o cercar a un ejército.
—Vaya.
—Lo único que les preocupa es la artillería alemana, no porque la suya no sea muy superior, sino porque los teutones tienen tantos cañones que se temen que puedan hacer muchos daños en las ciudades cercanas a la frontera. Pero me han dicho que ya saben cómo acabar con ella. Resumiendo: los mandos españoles están preocupados, pero no tienen ninguna duda de su futura victoria, y yo les creo.
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- urquhart
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LA FRACTURA
LIVORNO, ITALIA
El Almirante Sansonetti relataba a Amión Aosta-Saboya los últimos acontecimientos. La última misión de su División de Cruceros había sido un rotundo éxito, cumpliendo a la perfección la misión que días antes había sido diseñada.
El ataque a Mers El Kebir, había sido el inicio de aquella operación, junto con el ataque aéreo a Argel mediante motobombas FFF.
Y los españoles habían jugado una parte esencial en el éxito de Sansonetti. Ambos Almirantes se sabían observados por los españoles, y contaban con que la Flota Francesa se vería obligada a reaccionar al saber a parte de la Flota Italiana navegando hacia Cerdeña. La salida de los 3 cruceros pesados de la Regia sería aprovechada también para escoltar a 5 motonaves hasta las costas sardas aun en manos italianas; al modo que había operado la Mediterranean Fleet durante 1940 en socorro de Malta.
Los franceses disponían de varios destructores y torpederos en aguas corsas, lo que hacía pensar que intentarían interceptar al convoy italiano durante la noche gracias a la teledetección española. Ese era el cebo. Y los franceses picaron; pero no podían saber que entre los buques de Sansonetti estaba el torpedero Giacinto Carini, primer buque italiano dotado del EC3 y que haría las veces de algo llamado picchetto radar, traducción literal del español, y leido en aquel libro de los años 70 escrito por un oficial español y conseguido por los hombres de Borghesse en una de sus misiones en España.
A cinco millas de la agrupación de Sansonetti, el Giacinto Carini detectó la presencia de cuatro naves acercandose en rumbo de colisión a su División, maniobrando para realizar un ataque nocturno con torpedos. La sorpresa en la flotilla francesa debió ser mayuscula cuando los tres cruceros de Sansonetti abrieron fuego sobre los confiados franceses. 24 piezas de 203 mm. eficazmente dirigidas desde el Carini no solo repelieron el ataque francés, si no que supusieron el hundimiento de dos de los destrutores y daños en otro que al día siguiente fue hundido por los propios franceses.
Con las primeras luces del día, los cargueros llegaron a su destino, pudiendo desembarcar pertrechos y refuerzos, y embarcando heridos y refugiados, mientras los cruceros bombardeaban objetivos terrestres.
Durante esas horas, los buques de Sansonetti eran continuamente sobrevolados por cazas de la Regia Aeronautica, en la tercera fase de la Operación. Al cabo de unas horas, el Carini alertaba de la presencia de aviones enemigos, sin más, ya que el EC3 debía ser perfeccionado en su vertiente aérea.
Los CR42 de la Regia tenían ordenes claras; debían enfrentarse exclusivamente a los esperados Swordfish británicos, evitando los cazas, que en el mejor de los casos serían los poco aptos Fulmar de la Fleet Air Arm, en el peor aparatos estadounidenses. Fue el mejor de los casos; y los CR42, a cambio de numerosas pérdidas, acabaron con todos los Swordfish británicos. El epílogo del plan, era que los combates aéreos debían producirse sobre el mar, o sobre la zona costera en manos italianas, dando oportunidad a los pilotos derribados de saltar y regresar a casa para volar otro día, y hacer prisioneros a los británicos derribados.
Ahora, Aosta-Saboya y Sansonetti, con plena confianza de Ricacrdi, debían planear el próximo golpe de mano contra los franco británicos... y los españoles... les apetecía probar eso de los gruppo di lavoro navale
Entre tanto OTO Livorno procedía a adecuar varios submarinos de acuerdo con los fallos que se describían en aquel libro, reduciendo la vela y todos los elementos de la estructura innecesarios. El éxito de la Operación Caio Leilus trajo aparejado acelerar los trabajos del crucero Scipione Africano
Nota: combate naval basado en el mantenido por el Scipione Africano contra una flotilla MTB la noche del 17 de julio de 1943.
El Almirante Sansonetti relataba a Amión Aosta-Saboya los últimos acontecimientos. La última misión de su División de Cruceros había sido un rotundo éxito, cumpliendo a la perfección la misión que días antes había sido diseñada.
El ataque a Mers El Kebir, había sido el inicio de aquella operación, junto con el ataque aéreo a Argel mediante motobombas FFF.
Y los españoles habían jugado una parte esencial en el éxito de Sansonetti. Ambos Almirantes se sabían observados por los españoles, y contaban con que la Flota Francesa se vería obligada a reaccionar al saber a parte de la Flota Italiana navegando hacia Cerdeña. La salida de los 3 cruceros pesados de la Regia sería aprovechada también para escoltar a 5 motonaves hasta las costas sardas aun en manos italianas; al modo que había operado la Mediterranean Fleet durante 1940 en socorro de Malta.
Los franceses disponían de varios destructores y torpederos en aguas corsas, lo que hacía pensar que intentarían interceptar al convoy italiano durante la noche gracias a la teledetección española. Ese era el cebo. Y los franceses picaron; pero no podían saber que entre los buques de Sansonetti estaba el torpedero Giacinto Carini, primer buque italiano dotado del EC3 y que haría las veces de algo llamado picchetto radar, traducción literal del español, y leido en aquel libro de los años 70 escrito por un oficial español y conseguido por los hombres de Borghesse en una de sus misiones en España.
A cinco millas de la agrupación de Sansonetti, el Giacinto Carini detectó la presencia de cuatro naves acercandose en rumbo de colisión a su División, maniobrando para realizar un ataque nocturno con torpedos. La sorpresa en la flotilla francesa debió ser mayuscula cuando los tres cruceros de Sansonetti abrieron fuego sobre los confiados franceses. 24 piezas de 203 mm. eficazmente dirigidas desde el Carini no solo repelieron el ataque francés, si no que supusieron el hundimiento de dos de los destrutores y daños en otro que al día siguiente fue hundido por los propios franceses.
Con las primeras luces del día, los cargueros llegaron a su destino, pudiendo desembarcar pertrechos y refuerzos, y embarcando heridos y refugiados, mientras los cruceros bombardeaban objetivos terrestres.
Durante esas horas, los buques de Sansonetti eran continuamente sobrevolados por cazas de la Regia Aeronautica, en la tercera fase de la Operación. Al cabo de unas horas, el Carini alertaba de la presencia de aviones enemigos, sin más, ya que el EC3 debía ser perfeccionado en su vertiente aérea.
Los CR42 de la Regia tenían ordenes claras; debían enfrentarse exclusivamente a los esperados Swordfish británicos, evitando los cazas, que en el mejor de los casos serían los poco aptos Fulmar de la Fleet Air Arm, en el peor aparatos estadounidenses. Fue el mejor de los casos; y los CR42, a cambio de numerosas pérdidas, acabaron con todos los Swordfish británicos. El epílogo del plan, era que los combates aéreos debían producirse sobre el mar, o sobre la zona costera en manos italianas, dando oportunidad a los pilotos derribados de saltar y regresar a casa para volar otro día, y hacer prisioneros a los británicos derribados.
Ahora, Aosta-Saboya y Sansonetti, con plena confianza de Ricacrdi, debían planear el próximo golpe de mano contra los franco británicos... y los españoles... les apetecía probar eso de los gruppo di lavoro navale
Entre tanto OTO Livorno procedía a adecuar varios submarinos de acuerdo con los fallos que se describían en aquel libro, reduciendo la vela y todos los elementos de la estructura innecesarios. El éxito de la Operación Caio Leilus trajo aparejado acelerar los trabajos del crucero Scipione Africano
Nota: combate naval basado en el mantenido por el Scipione Africano contra una flotilla MTB la noche del 17 de julio de 1943.
Tempus Fugit
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- Cabo Primero
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LA FRACTURA
Escucha ( Teruel)
Desde principios de año,técnicos de Endesa y del ministerio de industria y energía, habían estado reparando y modernizando la central eléctrica, pues después de varios años parada pero sin desmantelar por completo urgía su nueva entrada en funcionamiento.
Las minas que otrora dieron vida al pueblo, merced a una ley que propuso el partido naranja, por la cual se nacionalizaron todas las fuentes de materias primas, que en este periodo postfractural estuviesen cerradas y al reclutamiento, casi forzoso, de todo aquel prejubilado del plan miner menor de 55 años, poco a poco volvían a funcionar.
El pueblo volvía a contar con cerca de 4000 personas cuando en agosto del 2015 tan apenas eran unos cuantos centenares.
En la vecina Utrillas y en toda la cuenca minera turolense la vida se empezaba a ver de otra manera.
Mientras en la fundición de casting-ross en Utrillas habían pasado de fabricar piezas para coches a ruedas y eslabones para tanques así como unas enormes culatas que decían eran para aviones de combate
Www infun es para casting ros
Buscar en wiki central térmica de Escucha
Desde principios de año,técnicos de Endesa y del ministerio de industria y energía, habían estado reparando y modernizando la central eléctrica, pues después de varios años parada pero sin desmantelar por completo urgía su nueva entrada en funcionamiento.
Las minas que otrora dieron vida al pueblo, merced a una ley que propuso el partido naranja, por la cual se nacionalizaron todas las fuentes de materias primas, que en este periodo postfractural estuviesen cerradas y al reclutamiento, casi forzoso, de todo aquel prejubilado del plan miner menor de 55 años, poco a poco volvían a funcionar.
El pueblo volvía a contar con cerca de 4000 personas cuando en agosto del 2015 tan apenas eran unos cuantos centenares.
En la vecina Utrillas y en toda la cuenca minera turolense la vida se empezaba a ver de otra manera.
Mientras en la fundición de casting-ross en Utrillas habían pasado de fabricar piezas para coches a ruedas y eslabones para tanques así como unas enormes culatas que decían eran para aviones de combate
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LA FRACTURA
Los enlaces de Liquerius:
http://www.infun.es/web/plantillas/inde ... d_arbol=39
https://es.wikipedia.org/wiki/Central_t ... de_Escucha
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https://es.wikipedia.org/wiki/Central_t ... de_Escucha
- “El sueño de la razón produce monstruos”. Francisco de Goya.
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- Cabo Primero
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LA FRACTURA
—Esos inútiles se han metido en ese lío por no hacernos caso, y ahora querrán que los saquemos de él.
El Almirante General Jefe del Estado Mayor de la Armada estaba enfadado y con razón. Había sido la flota la que había permitido que la marina francesa pudiese refugiarse en Argelia en lugar de acabar en el fondo del puerto de Tolón. No es que la Armada desease un reconocimiento por ello, pues ya conocía a los vecinos del norte. Mucho menos que subordinasen sus operaciones a las españolas. Pero al menos podrían haber tenido la cortesía de informar de lo que iban a hacer.
La aventura de Cerdeña era eso, una aventura, pues la posesión de esa isla no modificaría excesivamente el cuadro estratégico, pues el acceso al Mar Tirreno ya estaba abierto desde que se liberó Córcega. En todo caso hubiese sido razonable tomar el abrupto extremo norte y los islotes del canal de Bonifacio. Pero ir a por toda la isla… La flota combinada francesa e inglesa solo tenía superioridad marginal respecto a la italiana, y sobre todo tanto ingleses como franceses carecían de fuerzas de suficiente entidad que permitiesen tomar la isla sin demasiadas complicaciones.
Aun así la Armada había intentado alertar a sus ¿aliados? de la ingeniosidad de los italianos. De hecho, uno de los principales motivos por los que se atacaba sin advertencia a los submarinos cerca de aguas españolas era impedir que se acercase el famoso Sciré o alguno de sus gemelos. Era de suponer que los italianos habrían sabido de lo ocurrido en la anterior línea temporal: si algún desertor no se lo había dicho, o si algún espía no había conseguido información, seguro que los alemanes les habrían informado. Pero no, hicieron oídos sordos a los avisos y por eso el Bearn descansaba en el fondo de la rada de Mazalquivir. Como portaaviones no tenía demasiado valor, pero equipado con helicópteros hubiese podido hacer un buen papel.
Ahora habían vuelto a meter la pata. Habían recibido los radares de descubierta (procedentes de yates de lujo) pensando que eran la panacea, y habían ignorado por completo las más elementales reglas de precaución. Perder tres destructores no era una debacle, pero había proporcionado una inyección de moral a los italianos justo cuando peligraba el porvenir de Mussolini, y con él la permanencia transalpina en la guerra. Ahora los franceses clamaban por la venganza pero tenían que ser los españoles los ejecutores.
Además era un pésimo momento. El ataque alemán era inminente, y también quedaba pendiente saldar cuentas con la Unión Soviética que, si se había librado por ahora, era para no descubrir ante el mundo lo que podía hacer una campaña de bombardeos con bombas de guiado láser. El inminente conflicto también significaba que el Ejército del Aire tenía que concentrarse para la defensa de las ciudades españolas. Eso había significado que la presencia militar española en Córcega había quedado reducida a los técnicos que operaban los radares y a algunos equipos antiaéreos: los Mirage F.1M habían sido retirados a Son San Juan, y los cazabombarderos Halcón, a las bases avanzadas de Gerona. Justo entonces van los franceses y sufren un revés que podía dar alas a los italianos.
Iba a dejarles claro que en el asunto de Cerdeña estaban solos. Mejor dicho, solos del todo no. Iban a seguir proporcionando cobertura radárica con los dos TR.24E de Mallorca, que iba a ser apoyado por un BR.24 Tritón que estaría preparado en la misma base. Pero el Tritón solo tendría autorización para atacar si los barcos italianos se acercaban a menos de veinte millas de la costa corsa. El TR.24E informaría a los ingleses y franceses de los movimientos italianos, tanto aéreos como navales. Luego, que se las apañasen como quisiesen.
El almirante pasó a revisar otro asunto que le parecía del mayor interés. Dentro de cuatro días asistiría a la botadura del D-71 Lángara, el primer destructor moderno de la marina española. Comparado con las F-100, parecía un barco de pobres. No por la propulsión, que llevaría un sistema CODOG (aunque las turbinas se harían esperar unos meses a que ITP las finalizase) sino por la electrónica: en lugar de un sistema AEGIS como el de las F-100, tendrían que conformarse con un conjunto de sensores similar al de las F-80. Como armamento llevarían la copia local del misil Sea Sparrow, el Gavilán: al menos, se trataba de un arma con rendimiento similar al de los Standard SM-1, e incluso se pensaba rearmar con esos misiles a las F-80 cuando se terminasen los Standard. El Lángara iba a ser un buque antiaéreo con capacidad ASW limitada, aunque llevaría plataforma para helicópteros. Pero lo importante del barco estaba en que iba a ser el primero de la nueva marina.
El Almirante General Jefe del Estado Mayor de la Armada estaba enfadado y con razón. Había sido la flota la que había permitido que la marina francesa pudiese refugiarse en Argelia en lugar de acabar en el fondo del puerto de Tolón. No es que la Armada desease un reconocimiento por ello, pues ya conocía a los vecinos del norte. Mucho menos que subordinasen sus operaciones a las españolas. Pero al menos podrían haber tenido la cortesía de informar de lo que iban a hacer.
La aventura de Cerdeña era eso, una aventura, pues la posesión de esa isla no modificaría excesivamente el cuadro estratégico, pues el acceso al Mar Tirreno ya estaba abierto desde que se liberó Córcega. En todo caso hubiese sido razonable tomar el abrupto extremo norte y los islotes del canal de Bonifacio. Pero ir a por toda la isla… La flota combinada francesa e inglesa solo tenía superioridad marginal respecto a la italiana, y sobre todo tanto ingleses como franceses carecían de fuerzas de suficiente entidad que permitiesen tomar la isla sin demasiadas complicaciones.
Aun así la Armada había intentado alertar a sus ¿aliados? de la ingeniosidad de los italianos. De hecho, uno de los principales motivos por los que se atacaba sin advertencia a los submarinos cerca de aguas españolas era impedir que se acercase el famoso Sciré o alguno de sus gemelos. Era de suponer que los italianos habrían sabido de lo ocurrido en la anterior línea temporal: si algún desertor no se lo había dicho, o si algún espía no había conseguido información, seguro que los alemanes les habrían informado. Pero no, hicieron oídos sordos a los avisos y por eso el Bearn descansaba en el fondo de la rada de Mazalquivir. Como portaaviones no tenía demasiado valor, pero equipado con helicópteros hubiese podido hacer un buen papel.
Ahora habían vuelto a meter la pata. Habían recibido los radares de descubierta (procedentes de yates de lujo) pensando que eran la panacea, y habían ignorado por completo las más elementales reglas de precaución. Perder tres destructores no era una debacle, pero había proporcionado una inyección de moral a los italianos justo cuando peligraba el porvenir de Mussolini, y con él la permanencia transalpina en la guerra. Ahora los franceses clamaban por la venganza pero tenían que ser los españoles los ejecutores.
Además era un pésimo momento. El ataque alemán era inminente, y también quedaba pendiente saldar cuentas con la Unión Soviética que, si se había librado por ahora, era para no descubrir ante el mundo lo que podía hacer una campaña de bombardeos con bombas de guiado láser. El inminente conflicto también significaba que el Ejército del Aire tenía que concentrarse para la defensa de las ciudades españolas. Eso había significado que la presencia militar española en Córcega había quedado reducida a los técnicos que operaban los radares y a algunos equipos antiaéreos: los Mirage F.1M habían sido retirados a Son San Juan, y los cazabombarderos Halcón, a las bases avanzadas de Gerona. Justo entonces van los franceses y sufren un revés que podía dar alas a los italianos.
Iba a dejarles claro que en el asunto de Cerdeña estaban solos. Mejor dicho, solos del todo no. Iban a seguir proporcionando cobertura radárica con los dos TR.24E de Mallorca, que iba a ser apoyado por un BR.24 Tritón que estaría preparado en la misma base. Pero el Tritón solo tendría autorización para atacar si los barcos italianos se acercaban a menos de veinte millas de la costa corsa. El TR.24E informaría a los ingleses y franceses de los movimientos italianos, tanto aéreos como navales. Luego, que se las apañasen como quisiesen.
El almirante pasó a revisar otro asunto que le parecía del mayor interés. Dentro de cuatro días asistiría a la botadura del D-71 Lángara, el primer destructor moderno de la marina española. Comparado con las F-100, parecía un barco de pobres. No por la propulsión, que llevaría un sistema CODOG (aunque las turbinas se harían esperar unos meses a que ITP las finalizase) sino por la electrónica: en lugar de un sistema AEGIS como el de las F-100, tendrían que conformarse con un conjunto de sensores similar al de las F-80. Como armamento llevarían la copia local del misil Sea Sparrow, el Gavilán: al menos, se trataba de un arma con rendimiento similar al de los Standard SM-1, e incluso se pensaba rearmar con esos misiles a las F-80 cuando se terminasen los Standard. El Lángara iba a ser un buque antiaéreo con capacidad ASW limitada, aunque llevaría plataforma para helicópteros. Pero lo importante del barco estaba en que iba a ser el primero de la nueva marina.
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- urquhart
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LA FRACTURA
VENECIA, ITALIA
la Batalla del Cabo Bonifacio y los ataques a Mers El Kebir y Argel había sido un respiro para Mussolini... y para la Regia Marina.
Ahora Adolf Hiler carecía de argumentos para mantener en el Brenner las últimas entregas de combustible naval; y por fin Benito podría presentarse ante el Lider del Reich con una victoria, no por contundente, si por espectacular; y en las condiciones que se había producido, durante la noche, dejando de lado la cacareada especie de que la Regia no co combatía de noche.
Galeazzo por contra estaba preocupado, ya que conociendo la fanfarronería de Benito, éste era capaz de desvelar a Adolf el secreto del EC-3. Debía convencer a su suegro que hiciera creer a los alemanes que la victoria de Córcega había sido fruto de la casualidad; un encuentro fortuito, y que por una vez la Diosa Fortuna había sonreido a los italianos.
Respecto a la batalla aérea, era fácil de convencer a los alemanes que la proximidad de las bases propias permitía que la regia Aeronautica sobrevolara constantemente al convoy italiano; y que todo era fruto de la experiencia obtenida en los combates de Punta Stilo, Cabo Spada, Cabo Passero y Otranto... y de las correrías del HMS Eagle por el Dodecaneso.
Pero aquella era una misión imposible para Galeazzo... Benito querría mostrar a su invitado, molesto invitado, que las ciencias y técnicas italianas estaban cunato menos a la par de las alemanas... suponía que le hablaría de la teledetección, no así de que solo se contaba con 3 equipos en funcionamiento; y uno se había destinado a un buque en construcción; y el otro estaba en la Academia Naval de Livorno; y que la fabricación era artesanal, ya que la Galileo y la SAFAR no sabían por donde empezar... en algún almacen estarían los EC-2, que a buen seguro ahora serían montados como estaba previsto en 1938...
Lo hablaría con Benito, y si no daba su brazo a torcer, esperaría que Edda pudiera convencer a su padre... a lo que había llegado la política italiana.
¿qué querría aquel alemán? la cesión de nafta no sería gratuita desde luego; y a buen seguro la invasión de España era inminente... Debía convencer a Benito de no dejarse atrapar, o la Escuadra desaparecería... el aviso del Cesare era claro; y Sansonetti había demostrado las capacidades de la teledetección con un aparato artesanal descubriendo a los destructores franceses a cinco millas... con más de 75 años de ventaja, la teledetección española debía ser cuanto menos 10 veces superior en alcance... cogió su estilográfica, y de nuevo escribiría sus impresiones en su Diario...
la Batalla del Cabo Bonifacio y los ataques a Mers El Kebir y Argel había sido un respiro para Mussolini... y para la Regia Marina.
Ahora Adolf Hiler carecía de argumentos para mantener en el Brenner las últimas entregas de combustible naval; y por fin Benito podría presentarse ante el Lider del Reich con una victoria, no por contundente, si por espectacular; y en las condiciones que se había producido, durante la noche, dejando de lado la cacareada especie de que la Regia no co combatía de noche.
Galeazzo por contra estaba preocupado, ya que conociendo la fanfarronería de Benito, éste era capaz de desvelar a Adolf el secreto del EC-3. Debía convencer a su suegro que hiciera creer a los alemanes que la victoria de Córcega había sido fruto de la casualidad; un encuentro fortuito, y que por una vez la Diosa Fortuna había sonreido a los italianos.
Respecto a la batalla aérea, era fácil de convencer a los alemanes que la proximidad de las bases propias permitía que la regia Aeronautica sobrevolara constantemente al convoy italiano; y que todo era fruto de la experiencia obtenida en los combates de Punta Stilo, Cabo Spada, Cabo Passero y Otranto... y de las correrías del HMS Eagle por el Dodecaneso.
Pero aquella era una misión imposible para Galeazzo... Benito querría mostrar a su invitado, molesto invitado, que las ciencias y técnicas italianas estaban cunato menos a la par de las alemanas... suponía que le hablaría de la teledetección, no así de que solo se contaba con 3 equipos en funcionamiento; y uno se había destinado a un buque en construcción; y el otro estaba en la Academia Naval de Livorno; y que la fabricación era artesanal, ya que la Galileo y la SAFAR no sabían por donde empezar... en algún almacen estarían los EC-2, que a buen seguro ahora serían montados como estaba previsto en 1938...
Lo hablaría con Benito, y si no daba su brazo a torcer, esperaría que Edda pudiera convencer a su padre... a lo que había llegado la política italiana.
¿qué querría aquel alemán? la cesión de nafta no sería gratuita desde luego; y a buen seguro la invasión de España era inminente... Debía convencer a Benito de no dejarse atrapar, o la Escuadra desaparecería... el aviso del Cesare era claro; y Sansonetti había demostrado las capacidades de la teledetección con un aparato artesanal descubriendo a los destructores franceses a cinco millas... con más de 75 años de ventaja, la teledetección española debía ser cuanto menos 10 veces superior en alcance... cogió su estilográfica, y de nuevo escribiría sus impresiones en su Diario...
Tempus Fugit
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LA FRACTURA
ROMA (ITALIA)
El Alto Mando estaba meridianamente contento, el éxito de esas operaciones ganaban tiempo, que era lo que necesitaba en este momento Italia.
La reorganización del Regio Ejército (no más divisiones binarias), su rearme, y la reequipación de la Regia Aeronáutica completamente con cazas monoplanos Macchi M.C.202 sustituyendo todos los arcaicos biplanos, se estaba produciendo. Pero las inercias del sistema fascista no dejaban de poner problemas.
En tierra el Ejército de Libia estaba atrapado en una especie de absurdo campo de prisioneros entre Misrata y Sirte, cualquier barco enviado estaba perdido, y el intento de evacuar personal cualificado por aire casi provoca un motín general.
Y Sicilia se había convertido en una isla sin techo ante los aviones franco-británicos.
Pero los logros de la Regia Marina alejaban por el momento el riesgo de intervención alemana y de envio de divisiones a la Península; también contribuyó el hecho que de Göering no quisiera desprenderse de su nueva División HG ni los mandos de las SS de las suyas.
Eso daba el margen necesario para finalizar los preparativos de la Operación Marius.
ARGEL (ARGELIA)
Los franceses estaban escarmentados, habían elegido Cerdeña para foguear sus tropas evitando Sicilia donde sin duda atraerían a los alemanes, pero la actuación naval posterior había sido mala, sobre todo por descansarse tanto en la Royal Navy.
Mientras la reequipación y creación de un ejército formado por franceses y nativos de las colonias seguía a un excelente ritmo: 3 divisiones acorazadas, 10 de infantería y 1 paracaidista, engrosaban los nuevos Armees de France; ello sin contar las fuerzas que ocupaban Tripoli.
Junto a ellos se entrenaba la 1ª División Colonial Belga, el reorganizado 1º Ejército Polaco y el 1º Ejército Canadiense.
Donde usar esas fuerzas aún se discutía, pero desembarcar a la fuerza en Europa era por ahora difícil, aunque si los españoles eran atacados, no sería descartables enviar estas y otras fuerzas para apoyarles en la campaña para liberar Francia.
BUDAPEST (HUNGRÍA)
El Almirante Horthy pensaba como salir del enredo. Sus diálogos con los representantes españoles, tanto en húngaro como en español, lengua que dominaba, le habían dejado muy clara la situación: Hungría estaba atrapada. La nueva Entente Balcánica en el sur, los soviéticos en el este, y el Reich alemán en el norte; suponían amenazas graves para el país. Y el resultado histórico de ser ocupado por alemanes y rusos, y sometido durante décadas no le hacían gracia.
La única salida era buscar la amistad de la superpotencia europea del momento: España; y que está sirviera de intermediadora con la Entente Balcánica que patrocinaba para mantener algo de lo logrado en los Arbitrajes de Viena.
Pero habría un precio, y posiblemente sería el Danubio, del que dependían los alemanes para obtener el petróleo de Rumanía. Pero actuar así atraería una respuesta de los alemanes. Tenía que pensar.
El Alto Mando estaba meridianamente contento, el éxito de esas operaciones ganaban tiempo, que era lo que necesitaba en este momento Italia.
La reorganización del Regio Ejército (no más divisiones binarias), su rearme, y la reequipación de la Regia Aeronáutica completamente con cazas monoplanos Macchi M.C.202 sustituyendo todos los arcaicos biplanos, se estaba produciendo. Pero las inercias del sistema fascista no dejaban de poner problemas.
En tierra el Ejército de Libia estaba atrapado en una especie de absurdo campo de prisioneros entre Misrata y Sirte, cualquier barco enviado estaba perdido, y el intento de evacuar personal cualificado por aire casi provoca un motín general.
Y Sicilia se había convertido en una isla sin techo ante los aviones franco-británicos.
Pero los logros de la Regia Marina alejaban por el momento el riesgo de intervención alemana y de envio de divisiones a la Península; también contribuyó el hecho que de Göering no quisiera desprenderse de su nueva División HG ni los mandos de las SS de las suyas.
Eso daba el margen necesario para finalizar los preparativos de la Operación Marius.
ARGEL (ARGELIA)
Los franceses estaban escarmentados, habían elegido Cerdeña para foguear sus tropas evitando Sicilia donde sin duda atraerían a los alemanes, pero la actuación naval posterior había sido mala, sobre todo por descansarse tanto en la Royal Navy.
Mientras la reequipación y creación de un ejército formado por franceses y nativos de las colonias seguía a un excelente ritmo: 3 divisiones acorazadas, 10 de infantería y 1 paracaidista, engrosaban los nuevos Armees de France; ello sin contar las fuerzas que ocupaban Tripoli.
Junto a ellos se entrenaba la 1ª División Colonial Belga, el reorganizado 1º Ejército Polaco y el 1º Ejército Canadiense.
Donde usar esas fuerzas aún se discutía, pero desembarcar a la fuerza en Europa era por ahora difícil, aunque si los españoles eran atacados, no sería descartables enviar estas y otras fuerzas para apoyarles en la campaña para liberar Francia.
BUDAPEST (HUNGRÍA)
El Almirante Horthy pensaba como salir del enredo. Sus diálogos con los representantes españoles, tanto en húngaro como en español, lengua que dominaba, le habían dejado muy clara la situación: Hungría estaba atrapada. La nueva Entente Balcánica en el sur, los soviéticos en el este, y el Reich alemán en el norte; suponían amenazas graves para el país. Y el resultado histórico de ser ocupado por alemanes y rusos, y sometido durante décadas no le hacían gracia.
La única salida era buscar la amistad de la superpotencia europea del momento: España; y que está sirviera de intermediadora con la Entente Balcánica que patrocinaba para mantener algo de lo logrado en los Arbitrajes de Viena.
Pero habría un precio, y posiblemente sería el Danubio, del que dependían los alemanes para obtener el petróleo de Rumanía. Pero actuar así atraería una respuesta de los alemanes. Tenía que pensar.
- urquhart
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LA FRACTURA
VENECIA, ITALIA
Galeazzo escribía,
estoy verdaderamente sorprendido. Según Benito, Adolf está encantado con la defección francesa, al darle un motivo para ocupar la totalidad de la frontera hispano francesa sin necesidad de pedirle permiso al anciano Mariscal.
Más sorprendente es que Adolf esté feliz y contento con los acontecimientos de Córcega y Cerdeña. Sí, según él, los españoles se han visto obligados a desgastar sus escasa fuerzas en la operación de Córcega, y esa apreciación queda corroborada por los informes que el Gran Consejo tenemos sobre los materiales españoles estacionados en Córcega... unos pocos cañones y aparatos a hélice; tal vez más modernos que nuestros últimos diseños, pero de hélice.
¿Y Cerdeña? Adolf está contento, pues si España se ha visto involucrada en Córcega, los ingleses se han visto obligados ahora a proteger a sus nuevos aliados franceses; traidores que según sus palabras son la única nación capaz de cambiar de bando en varaias ocasiones en el mismo conflicto... las malas lenguas decían que esa era la opinión que tenía sobre Italia... tras nuestro ataque a Mers El Kebir, donde a fuerza de ser francos, y a pesar de la espectacularidad solo hemos puesto fuera de combate dos navíos realmente poco útiles; y que en meses podrán volver a operar. Creo que lo que realmente les ha hecho a los británicos daño fue la perdida del HMS York; y la de variso pilotos veteranos frente a las costas de Cerdeña...
Adolf, le explicó a Benito de forma sucinta su estrategia para la invasión de España, y a excepción de alguna operación de distracción, todo se resume en una exhibición de fuerza bruta; casi casi una reedición de los combates de la Gran Guerra. Según sus informes, los alemanes superan por diez a uno a los españoles en tropas terrestres, y en una proporción similar e incluso superior en el aire, a tenor de que en las últimas semanas son cada vez menos los aviones cohete que se ven volar.
Adolf solo nos pide que sigamos presionando en Cerdeña; protegiendo Sicilia; y que una vez que acaben con los españoles, llegará el tturno de conquistar Africa, y pos supuesto infrigir un serio correctivo a esas ratas traidoras de los franceses de Argel.
Como he escrito, estoy sorprendido; pero por primera vez en mucho iempo he vuelto hoy a escuchar al Benito de antes de 1935. Ese Benito que no puede ignorar la Historia, no en vano ha sido profesor de Historia y periodista... y exiliado por evitar el servicio militar... creo que no debo recordarselo...
Benito cree que la Batalla de España será como la Batalla de Zama... la superioridad estará al aldo de los alemanes, como en Zama de los cartagineses. Confiado en su superioridad numérica, el general alemán lanzará oledada tras oleada contra las fuerzas españolas, que escasas en número tal vez no retrocedan, para salvaguardar los centros fabriles del Norte; pero que poco a poco se irán desgastando, pues cada oleada alemana estará fresca, frente a unos defensores cada vez más agotados, física y mentalmente. El General alemán hará como Anibal, reservará a sus veteranos, o experten, para los últimos asaltos, y todo parecerá sonreir al General alemán... yo no podía más que asentir a las palabras de mi suegro; una estrategia brutal, pero definitiva... pero, siempre hay un pero y eso lo sabemos muy bien desde el aciago 10 de junio; de repente, el General español verá como su caballería, sus carros de combate; potentísima, tras acabar con la caballería alemana como Lelio y Massilisa con Marhabal en Zama, atacarán los flancos alemanes, destrozandolos. El General español, como Escipión, no podrá salir en persecución del alemán, porque sus filas estrán agotadas; pero el alemán, como Aníbal, no podrá recomponer el suyo...
Tengo que reconocer que Benito ha estado lúcido, espléndido. Tal vez ocurra como él cree, yo así lo hago; y según él, ese será el momento de Italia; tal vez no gane Italia la Guerra, pero puede ganar la Paz. Opina que Adolf es como Anibal, podrá ganar batallas, todas incluso, pero no ganará la Guerra.
Y lo mejor, tras oir a Adolf, Benito se abstuvo de comentarle nada de los hallazgos de nuestros hombres de Livorno... mejor... cuando Adolf le felicitaba, Benito le comentó que tal vez a partir del encuentro de Bonifacio la Diosa Fortuna se ponía del aldo italiano... mejor... según nuestros hombres en el OKM, los almirantes alemanes que tanto desprecian a la Regia opinan que la suerte estuvo de nuestro lado... la especie de que un submarino sin posibilidad de hacer fuego transmitió la presencia de los franceses es dada por válida... después de todo ¿no son para eso también las zonas de vigilancia asignadas acada submarino? los alemanes siempre nos recriminan el uso de nuestros sommegibile...
Mañana regresamos a Roma, pero Benito quiere acercarse a Livorno, a condecorar a los hombres de Mers el Kebir... por razones obvias, a los hombres de Sansonetti no se les premiará... de momento
Galeazzo escribía,
estoy verdaderamente sorprendido. Según Benito, Adolf está encantado con la defección francesa, al darle un motivo para ocupar la totalidad de la frontera hispano francesa sin necesidad de pedirle permiso al anciano Mariscal.
Más sorprendente es que Adolf esté feliz y contento con los acontecimientos de Córcega y Cerdeña. Sí, según él, los españoles se han visto obligados a desgastar sus escasa fuerzas en la operación de Córcega, y esa apreciación queda corroborada por los informes que el Gran Consejo tenemos sobre los materiales españoles estacionados en Córcega... unos pocos cañones y aparatos a hélice; tal vez más modernos que nuestros últimos diseños, pero de hélice.
¿Y Cerdeña? Adolf está contento, pues si España se ha visto involucrada en Córcega, los ingleses se han visto obligados ahora a proteger a sus nuevos aliados franceses; traidores que según sus palabras son la única nación capaz de cambiar de bando en varaias ocasiones en el mismo conflicto... las malas lenguas decían que esa era la opinión que tenía sobre Italia... tras nuestro ataque a Mers El Kebir, donde a fuerza de ser francos, y a pesar de la espectacularidad solo hemos puesto fuera de combate dos navíos realmente poco útiles; y que en meses podrán volver a operar. Creo que lo que realmente les ha hecho a los británicos daño fue la perdida del HMS York; y la de variso pilotos veteranos frente a las costas de Cerdeña...
Adolf, le explicó a Benito de forma sucinta su estrategia para la invasión de España, y a excepción de alguna operación de distracción, todo se resume en una exhibición de fuerza bruta; casi casi una reedición de los combates de la Gran Guerra. Según sus informes, los alemanes superan por diez a uno a los españoles en tropas terrestres, y en una proporción similar e incluso superior en el aire, a tenor de que en las últimas semanas son cada vez menos los aviones cohete que se ven volar.
Adolf solo nos pide que sigamos presionando en Cerdeña; protegiendo Sicilia; y que una vez que acaben con los españoles, llegará el tturno de conquistar Africa, y pos supuesto infrigir un serio correctivo a esas ratas traidoras de los franceses de Argel.
Como he escrito, estoy sorprendido; pero por primera vez en mucho iempo he vuelto hoy a escuchar al Benito de antes de 1935. Ese Benito que no puede ignorar la Historia, no en vano ha sido profesor de Historia y periodista... y exiliado por evitar el servicio militar... creo que no debo recordarselo...
Benito cree que la Batalla de España será como la Batalla de Zama... la superioridad estará al aldo de los alemanes, como en Zama de los cartagineses. Confiado en su superioridad numérica, el general alemán lanzará oledada tras oleada contra las fuerzas españolas, que escasas en número tal vez no retrocedan, para salvaguardar los centros fabriles del Norte; pero que poco a poco se irán desgastando, pues cada oleada alemana estará fresca, frente a unos defensores cada vez más agotados, física y mentalmente. El General alemán hará como Anibal, reservará a sus veteranos, o experten, para los últimos asaltos, y todo parecerá sonreir al General alemán... yo no podía más que asentir a las palabras de mi suegro; una estrategia brutal, pero definitiva... pero, siempre hay un pero y eso lo sabemos muy bien desde el aciago 10 de junio; de repente, el General español verá como su caballería, sus carros de combate; potentísima, tras acabar con la caballería alemana como Lelio y Massilisa con Marhabal en Zama, atacarán los flancos alemanes, destrozandolos. El General español, como Escipión, no podrá salir en persecución del alemán, porque sus filas estrán agotadas; pero el alemán, como Aníbal, no podrá recomponer el suyo...
Tengo que reconocer que Benito ha estado lúcido, espléndido. Tal vez ocurra como él cree, yo así lo hago; y según él, ese será el momento de Italia; tal vez no gane Italia la Guerra, pero puede ganar la Paz. Opina que Adolf es como Anibal, podrá ganar batallas, todas incluso, pero no ganará la Guerra.
Y lo mejor, tras oir a Adolf, Benito se abstuvo de comentarle nada de los hallazgos de nuestros hombres de Livorno... mejor... cuando Adolf le felicitaba, Benito le comentó que tal vez a partir del encuentro de Bonifacio la Diosa Fortuna se ponía del aldo italiano... mejor... según nuestros hombres en el OKM, los almirantes alemanes que tanto desprecian a la Regia opinan que la suerte estuvo de nuestro lado... la especie de que un submarino sin posibilidad de hacer fuego transmitió la presencia de los franceses es dada por válida... después de todo ¿no son para eso también las zonas de vigilancia asignadas acada submarino? los alemanes siempre nos recriminan el uso de nuestros sommegibile...
Mañana regresamos a Roma, pero Benito quiere acercarse a Livorno, a condecorar a los hombres de Mers el Kebir... por razones obvias, a los hombres de Sansonetti no se les premiará... de momento
Tempus Fugit
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LA FRACTURA
Las fotografías aéreas confirmaban el desplazamiento del ejército alemán hacia la frontera. El ejército alemán intentaba ocultar sus movimientos efectuando los traslados ferroviarios por la noche. Durante el día los soldados podían ver las ominosas estelas blancas que mostraban que el ojo español no les perdía de vista, e intentaban ocultarse en bosquecillos o en poblados. Pero las fotografías de infrarrojos revelaban que fuerzas cada vez mayores se desplegaban a corta distancia de la frontera.
Los intentos de camuflaje resultaban pueriles para los técnicos españoles. El análisis espectral de las fotografías permitía diferenciar entre redes de camuflaje y vegetación, y en esta, entre la viva y la cortada, por lo que las posiciones alemanes en lugar de quedar ocultas resaltaban. La superposición de imágenes localizaba otras posiciones al resaltar bosquecillos que habían aparecido, casas que cambiaban de lugar o caminos nuevos. Todos ellos pasaban a convertirse en objetivos de las armas españolas. El principal problema ya no estaba siendo localizar al probable enemigo, sino seleccionar los blancos más valiosos.
El despliegue parecía ser bastante convencional: infantería en primera línea, cuya misión sería, probablemente, abrir brecha en las líneas españolas. La artillería se emplazaba inmediatamente detrás, preparada para batir no solo las fortificaciones sino también nudos de comunicaciones y almacenes. Poco después estaban preparadas las formaciones acorazadas, para aprovechar las rupturas sin dar tiempo a los defensores para recuperarse.
El signo más alarmante fue cuando grandes formaciones de infantería empezaron a desplazarse por la noche, trasladándose desde las cercanías de Bayona y San Juan de Luz a San Juan de Pie de Puerto, en el lado navarro de la frontera, mientras otras que hasta entonces habían intentado permanecer ocultas se dejaban ver en las cercanías del tramo guipuzcoano de la frontera. Era evidentemente un señuelo y, además de confirmar lo que se sabía de los planes alemanes, señalaba que el ataque era inminente. Aunque los mensajes interceptados parecían indicar que el ataque aun se demoraría una semana, con la artillería germana emplazada el asalto podía producirse en cualquier momento.
El riesgo para los españoles estaba en las unidades de infantería que guarnecían las posiciones de la frontera. Se habían excavado largas líneas de trincheras en las que permanecían varios batallones, para dar la impresión que iban a ser defendidas; pero podrían sufrir bajas ante un bombardeo, y se inició el repliegue. Las unidades españolas se retiraron de la línea fronteriza, dejando las trincheras vacías, ocupadas solo por patrullas. Tan solo quedaron, algo más atrás de las líneas, puntos de observación defendidos por pelotones o escuadras. Esos blocaos estaban fuera de las líneas “visibles” y estaban sólidamente construidos para poder resistir incluso proyectiles pesados; dejaban una distancia de unos centenares de metros entre ellos, de tal manera que sin formar una línea continua pudiesen apoyarse por los fuegos. Entre ellos se habían excavado posiciones de tiro para los tanques; porque si los alemanes esperaban encontrar trincheras llenas de soldados se iban a llevar una sorpresa.
Los intentos de camuflaje resultaban pueriles para los técnicos españoles. El análisis espectral de las fotografías permitía diferenciar entre redes de camuflaje y vegetación, y en esta, entre la viva y la cortada, por lo que las posiciones alemanes en lugar de quedar ocultas resaltaban. La superposición de imágenes localizaba otras posiciones al resaltar bosquecillos que habían aparecido, casas que cambiaban de lugar o caminos nuevos. Todos ellos pasaban a convertirse en objetivos de las armas españolas. El principal problema ya no estaba siendo localizar al probable enemigo, sino seleccionar los blancos más valiosos.
El despliegue parecía ser bastante convencional: infantería en primera línea, cuya misión sería, probablemente, abrir brecha en las líneas españolas. La artillería se emplazaba inmediatamente detrás, preparada para batir no solo las fortificaciones sino también nudos de comunicaciones y almacenes. Poco después estaban preparadas las formaciones acorazadas, para aprovechar las rupturas sin dar tiempo a los defensores para recuperarse.
El signo más alarmante fue cuando grandes formaciones de infantería empezaron a desplazarse por la noche, trasladándose desde las cercanías de Bayona y San Juan de Luz a San Juan de Pie de Puerto, en el lado navarro de la frontera, mientras otras que hasta entonces habían intentado permanecer ocultas se dejaban ver en las cercanías del tramo guipuzcoano de la frontera. Era evidentemente un señuelo y, además de confirmar lo que se sabía de los planes alemanes, señalaba que el ataque era inminente. Aunque los mensajes interceptados parecían indicar que el ataque aun se demoraría una semana, con la artillería germana emplazada el asalto podía producirse en cualquier momento.
El riesgo para los españoles estaba en las unidades de infantería que guarnecían las posiciones de la frontera. Se habían excavado largas líneas de trincheras en las que permanecían varios batallones, para dar la impresión que iban a ser defendidas; pero podrían sufrir bajas ante un bombardeo, y se inició el repliegue. Las unidades españolas se retiraron de la línea fronteriza, dejando las trincheras vacías, ocupadas solo por patrullas. Tan solo quedaron, algo más atrás de las líneas, puntos de observación defendidos por pelotones o escuadras. Esos blocaos estaban fuera de las líneas “visibles” y estaban sólidamente construidos para poder resistir incluso proyectiles pesados; dejaban una distancia de unos centenares de metros entre ellos, de tal manera que sin formar una línea continua pudiesen apoyarse por los fuegos. Entre ellos se habían excavado posiciones de tiro para los tanques; porque si los alemanes esperaban encontrar trincheras llenas de soldados se iban a llevar una sorpresa.
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LA FRACTURA
La Armada se hizo a la mar.
Tras las primeras misiones de escolta tras la Fractura, y después de demostrar el potencial de sus buques para mantener a los alemanes lejos de los convoyes españoles, la mayor parte de las misiones de escolta habían sido efectuadas por patrulleros, con escasa participación de los buques mayores de la flota, que sufrían una acusada falta de suministros. De tal manera que dos de las F-100 habían tenido que ser retiradas (una resultó ser la dañada Juan de Borbón) para mantener las demás en servicio. Tan solo se había realizado una operación que incluyó al grupo aeronaval: la ocupación de Córcega. Pero ahora la flota salió de sus amarraderos.
El grupo aeronaval se desplazó al Cantábrico. La cornisa norte no solo tenía valor industrial sino, más importante, gran densidad de población, y las montañas costeras producían huecos en la cobertura de los radares. La Blas de Lezo, apoyada por la fragata Navarra, se situó en aguas profundas al norte de Bilbao. Algo más al norte el Juan Carlos I, escoltado por Cristóbal Colón y la Santa María, tenía preparados sus Harrier. En el Mediterráneo se situaron en el Golfo de León la Méndez Núñez y Canarias. El resto de los buques armados con misiles que no estaban escoltando convoyes también se desplegaron para proteger la franja litoral.
Los buques se mantenían alejados de la costa, fuera de las vistas de tierra; de tal manera que el despliegue pasó desapercibido; además los submarinos germanos ya no salían al Cantábrico tras las repetidas pérdidas; muchos de ellos habían vuelto a Noruega. Eso significó que no hubiese ojos indiscretos que observasen el despliegue español.
Tampoco fueron vistos cuatro submarinos, dos modernos, los Mistral y Tramontana, y dos modernizados, los Orca y León Marino. Estos partieron con otro destino: tenían que proteger Córcega de incursiones italianas.
Tras las primeras misiones de escolta tras la Fractura, y después de demostrar el potencial de sus buques para mantener a los alemanes lejos de los convoyes españoles, la mayor parte de las misiones de escolta habían sido efectuadas por patrulleros, con escasa participación de los buques mayores de la flota, que sufrían una acusada falta de suministros. De tal manera que dos de las F-100 habían tenido que ser retiradas (una resultó ser la dañada Juan de Borbón) para mantener las demás en servicio. Tan solo se había realizado una operación que incluyó al grupo aeronaval: la ocupación de Córcega. Pero ahora la flota salió de sus amarraderos.
El grupo aeronaval se desplazó al Cantábrico. La cornisa norte no solo tenía valor industrial sino, más importante, gran densidad de población, y las montañas costeras producían huecos en la cobertura de los radares. La Blas de Lezo, apoyada por la fragata Navarra, se situó en aguas profundas al norte de Bilbao. Algo más al norte el Juan Carlos I, escoltado por Cristóbal Colón y la Santa María, tenía preparados sus Harrier. En el Mediterráneo se situaron en el Golfo de León la Méndez Núñez y Canarias. El resto de los buques armados con misiles que no estaban escoltando convoyes también se desplegaron para proteger la franja litoral.
Los buques se mantenían alejados de la costa, fuera de las vistas de tierra; de tal manera que el despliegue pasó desapercibido; además los submarinos germanos ya no salían al Cantábrico tras las repetidas pérdidas; muchos de ellos habían vuelto a Noruega. Eso significó que no hubiese ojos indiscretos que observasen el despliegue español.
Tampoco fueron vistos cuatro submarinos, dos modernos, los Mistral y Tramontana, y dos modernizados, los Orca y León Marino. Estos partieron con otro destino: tenían que proteger Córcega de incursiones italianas.
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LA FRACTURA
También en el Pirineo Central se preparó todo para la inminente ofensiva.
La sección de Michal volvió a ser enviada a la posición Coanda. Situada un poco por encima del ibón recrecido de Brachimaña, con sus fuegos cerraba el camino de herrradura que pasando por la otra margen del ibón llegaba a Francia por el collado de Marcadau. El terreno granítico hacía que cavar fuese casi imposible, pero también formaba oquedades en las que se habían construido blocaos de hormigón de hasta un metro de espesor. Posteriormente se habían colocado piedras del lugar (unidas con cemento para que no saliesen proyectadas por las explosiones) y placas de la rala hierba del lugar. La posición estaba a contrapendiente y no podía ser vista desde el norte; pero de ella salían ramales que comunicaban con pozos de tirador (protegidos con techos de hormigón y roca) y observatorios. También había una trinchera de escape.
La sección en la que se integraba Michal había sido reforzada por un pelotón de morteros; más atrás, en el lago de Brazato, se había emplazado otro pelotón con cuatro morteros de 120 mm; para servicio de las dos posiciones se habían mejorado los caminos de herradura para que pudiesen ser recorridos por mulas mecánicas y otros vehículos ligeros; aunque los helicópteros habían sido lo que trasladaron la mayor parte del material y las municiones, había que prever el mal tiempo.
Sin embargo el mando había sido claro: no debían esperar refuerzos, al menos en primera instancia. Entre las dos posiciones y varios pequeños observatorios en las cimas tenían que defender el paso. El regimiento que defendía el valle bastante tenía con proteger el importante paso del Portalet como para proteger caminos de cabras, y la principal reserva se destinaba para otra misión.
Los soldados permanecían agazapados, para evitar descubrir sus posiciones: las crestas fronterizas eran visitadas cada vez con mayor asiduidad por los montañeros alemanes. No podían dejarse ver.
Esther, la hermana de Michal, también se preparaba. Su sección de cañones sin retroceso permanecía oculta en un bosquecillo inmediatamente al sur de Formigal, en el que las antiguas pistas de esquí, complementadas por pistas abiertas a toda prisa, permitían el desplazamiento de los vehículos. Pero solo debían intervenir si las defensas de la primera línea eran desbordadas. Defensas que veía ante su posición: un pelotón de tanques Lince, que esperaban en una hondonada de la estación de esquí, cerca de ocho autopropulsados Almagro y otros ocho Quesada.
La sección de Michal volvió a ser enviada a la posición Coanda. Situada un poco por encima del ibón recrecido de Brachimaña, con sus fuegos cerraba el camino de herrradura que pasando por la otra margen del ibón llegaba a Francia por el collado de Marcadau. El terreno granítico hacía que cavar fuese casi imposible, pero también formaba oquedades en las que se habían construido blocaos de hormigón de hasta un metro de espesor. Posteriormente se habían colocado piedras del lugar (unidas con cemento para que no saliesen proyectadas por las explosiones) y placas de la rala hierba del lugar. La posición estaba a contrapendiente y no podía ser vista desde el norte; pero de ella salían ramales que comunicaban con pozos de tirador (protegidos con techos de hormigón y roca) y observatorios. También había una trinchera de escape.
La sección en la que se integraba Michal había sido reforzada por un pelotón de morteros; más atrás, en el lago de Brazato, se había emplazado otro pelotón con cuatro morteros de 120 mm; para servicio de las dos posiciones se habían mejorado los caminos de herradura para que pudiesen ser recorridos por mulas mecánicas y otros vehículos ligeros; aunque los helicópteros habían sido lo que trasladaron la mayor parte del material y las municiones, había que prever el mal tiempo.
Sin embargo el mando había sido claro: no debían esperar refuerzos, al menos en primera instancia. Entre las dos posiciones y varios pequeños observatorios en las cimas tenían que defender el paso. El regimiento que defendía el valle bastante tenía con proteger el importante paso del Portalet como para proteger caminos de cabras, y la principal reserva se destinaba para otra misión.
Los soldados permanecían agazapados, para evitar descubrir sus posiciones: las crestas fronterizas eran visitadas cada vez con mayor asiduidad por los montañeros alemanes. No podían dejarse ver.
Esther, la hermana de Michal, también se preparaba. Su sección de cañones sin retroceso permanecía oculta en un bosquecillo inmediatamente al sur de Formigal, en el que las antiguas pistas de esquí, complementadas por pistas abiertas a toda prisa, permitían el desplazamiento de los vehículos. Pero solo debían intervenir si las defensas de la primera línea eran desbordadas. Defensas que veía ante su posición: un pelotón de tanques Lince, que esperaban en una hondonada de la estación de esquí, cerca de ocho autopropulsados Almagro y otros ocho Quesada.
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LA FRACTURA
En el aeródromo de Santa Cilia también se daban los últimos toques. La escuadrilla de “Chirris” (como llamaban a los Halcones) había sido reforzada por cuatro aviones Air Tractor: aviones de fumigación, lentos pero resistentes y con gran capacidad de carga, que habían sido blindados y llevaban pequeñas bombas y cohetes con los que marcar las posiciones enemigas y, de ser preciso, suprimirlas.
El aeródromo había sido ampliado. Caminos de piedra y grava conducían a refugios para los aviones. En el margen un barranco cercano se había situado el principal polvorín, de tal manera que en caso de explosión afectase lo menos posible a las instalaciones; en otra ladera estaban los camiones cisterna que aprovisionaban a los cazabombarderos.
Las dotaciones de tierra se esforzaban para mantener los aviones preparados. Se esperaba contar con suficiente alerta de los movimientos alemanes: todas las noches un TR.22 (nombre de los CRJ modificados para el reconocimiento) sobrevolaba las bases de la Luftwaffe en el mediodía francés; sus cámaras recogerían los preparativos en los aeródromos. Con todo, era posible que los alemanes intentasen atacar con unos pocos aviones: los TR.24E que patrullaban continuamente los Pirineos debían proporcionar una alerta de al menos treinta minutos: el tiempo que tendrían los aviones de Santa Cilia para despegar.
Algo más allá las máquinas habían creado otra instalación, de tamaño aun mayor: una franja de tierra labrada que, mezclada con polvo de roca para oscurecerla, vista desde lejos parecía una pista de aterrizaje. Una granja remedaba los servicios del aeródromo; se esperaba que atrajese los ataques alemanes. Porque Santa Cilia iba a ser atacado. Aun siendo un aeródromo reciente, que no existía en 1940, en las cercanías estaba la antigua base aérea de Berdún, usada durante la guerra civil. Además los mapas de carreteras que habían robado los alemanes (se había comprobado que al menos se había producido un latrocinio así en una urbanización de montaña) recogían la existencia de la pista. Además Santa Cilia estaba muy expuesta: estaba a poco más de treinta kilómetros de la frontera, diez minutos de vuelo para los cazas alemanes.
Los pilotos habían estudiado la táctica que los germanos habían usado en Barbarroja (en la anterior línea temporal) y que probablemente emplearían: un pequeño número de bombarderos rápidos, con dotaciones seleccionadas, atacarían antes del amanecer los aeródromos, lanzando bombetas que destruyesen aviones y bloqueasen las pistas; luego sería el turno de los bombarderos. El Ejército del Aire tenía preparada su propia receta contar tal táctica, pero era posible que algunos aviones se escapasen, y cuando llegasen a las bases hispanas no debían encontrar a ningún avión en tierra.
Por eso los Chirris estaban armados para el combate aire aire: con la munición de 20 mm para sus cañones, dos misiles Estoque y dos depósitos auxiliares. Cuando se diese la alerta los mecánicos tenían que terminar de preparar los aviones y los pilotos montar en ellos; se daría la orden de despegar si se confirmaba la inminencia del ataque.
El aeródromo había sido ampliado. Caminos de piedra y grava conducían a refugios para los aviones. En el margen un barranco cercano se había situado el principal polvorín, de tal manera que en caso de explosión afectase lo menos posible a las instalaciones; en otra ladera estaban los camiones cisterna que aprovisionaban a los cazabombarderos.
Las dotaciones de tierra se esforzaban para mantener los aviones preparados. Se esperaba contar con suficiente alerta de los movimientos alemanes: todas las noches un TR.22 (nombre de los CRJ modificados para el reconocimiento) sobrevolaba las bases de la Luftwaffe en el mediodía francés; sus cámaras recogerían los preparativos en los aeródromos. Con todo, era posible que los alemanes intentasen atacar con unos pocos aviones: los TR.24E que patrullaban continuamente los Pirineos debían proporcionar una alerta de al menos treinta minutos: el tiempo que tendrían los aviones de Santa Cilia para despegar.
Algo más allá las máquinas habían creado otra instalación, de tamaño aun mayor: una franja de tierra labrada que, mezclada con polvo de roca para oscurecerla, vista desde lejos parecía una pista de aterrizaje. Una granja remedaba los servicios del aeródromo; se esperaba que atrajese los ataques alemanes. Porque Santa Cilia iba a ser atacado. Aun siendo un aeródromo reciente, que no existía en 1940, en las cercanías estaba la antigua base aérea de Berdún, usada durante la guerra civil. Además los mapas de carreteras que habían robado los alemanes (se había comprobado que al menos se había producido un latrocinio así en una urbanización de montaña) recogían la existencia de la pista. Además Santa Cilia estaba muy expuesta: estaba a poco más de treinta kilómetros de la frontera, diez minutos de vuelo para los cazas alemanes.
Los pilotos habían estudiado la táctica que los germanos habían usado en Barbarroja (en la anterior línea temporal) y que probablemente emplearían: un pequeño número de bombarderos rápidos, con dotaciones seleccionadas, atacarían antes del amanecer los aeródromos, lanzando bombetas que destruyesen aviones y bloqueasen las pistas; luego sería el turno de los bombarderos. El Ejército del Aire tenía preparada su propia receta contar tal táctica, pero era posible que algunos aviones se escapasen, y cuando llegasen a las bases hispanas no debían encontrar a ningún avión en tierra.
Por eso los Chirris estaban armados para el combate aire aire: con la munición de 20 mm para sus cañones, dos misiles Estoque y dos depósitos auxiliares. Cuando se diese la alerta los mecánicos tenían que terminar de preparar los aviones y los pilotos montar en ellos; se daría la orden de despegar si se confirmaba la inminencia del ataque.
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- Registrado: 06 Feb 2006, 13:13
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LA FRACTURA
MARCELO VILA, BARCELONA
La dirección de Marcelo Vilà estaba muy satisfecha, tras un año e escasas ventas... el Minsiterio de Defensa había adquirido 1000 maniquíes articulados beige (1); y 200 maniquíes Sky woman... 100 y 20 respectivamente debían ser entregados en 48 horas...
El pedido, podía ser repetido, si las autoridades militares quedaban satisfechas.
CALLE TRAFALGAR, BARCELONA
Juan Chiaoping, reunió a otros de los mayoristas sino españoles que trabajaban en la calle Trafalgar de BArcelona (3) y dedicados a la importación de textil... y en los talleres clandestinos. Se encesitaban al menos 1200 equipaciones que semejaran ropa militar. Chiaoping mostró uan de las fotos que le había remitido su cliente... tenía guasa la cosa, eran del portal ahora inexistente Alibaba
Chiaoping reveló que la calidad importaba poco, y lo importante era reunir 1200 equipos completos...
Cuando fue preguntado de porque no se compraba en una industria textil normal, Chiaoping contestó del mismo modo que cuando el hizo la misma pregunta: ...para lo que van a durar, no vale la pena gastar...
(1) http://www.marcelovila.com/fichaproduct ... 5610H000BE
(2) http://www.marcelovila.com/fichaproduct ... 2034057I50
(3) http://elpais.com/diario/2007/10/24/eco ... 50215.html
La dirección de Marcelo Vilà estaba muy satisfecha, tras un año e escasas ventas... el Minsiterio de Defensa había adquirido 1000 maniquíes articulados beige (1); y 200 maniquíes Sky woman... 100 y 20 respectivamente debían ser entregados en 48 horas...
El pedido, podía ser repetido, si las autoridades militares quedaban satisfechas.
CALLE TRAFALGAR, BARCELONA
Juan Chiaoping, reunió a otros de los mayoristas sino españoles que trabajaban en la calle Trafalgar de BArcelona (3) y dedicados a la importación de textil... y en los talleres clandestinos. Se encesitaban al menos 1200 equipaciones que semejaran ropa militar. Chiaoping mostró uan de las fotos que le había remitido su cliente... tenía guasa la cosa, eran del portal ahora inexistente Alibaba
Chiaoping reveló que la calidad importaba poco, y lo importante era reunir 1200 equipos completos...
Cuando fue preguntado de porque no se compraba en una industria textil normal, Chiaoping contestó del mismo modo que cuando el hizo la misma pregunta: ...para lo que van a durar, no vale la pena gastar...
(1) http://www.marcelovila.com/fichaproduct ... 5610H000BE
(2) http://www.marcelovila.com/fichaproduct ... 2034057I50
(3) http://elpais.com/diario/2007/10/24/eco ... 50215.html
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