LA FRACTURA
- urquhart
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LA FRACTURA
COMPLEJO DEL PALACIO DE LA ZARZUELA, MADRID
Felipe, tenemos que hacer algo... no podemos permanecer sin hacer nada por esos niños...
¿y qué podemos hacer Leticia?
Traigámolos a España... hay miles de hoteles desocupados... hagamos como se hizo con los niños saharauis o los afectados por Chernobil...
Tendré que consultarlo con Samitier... supongo que a los militares no les debe gustar tener que hacer de guardianes o niñeras...
Imagina Felipe si contactamos con la Iglesia Católica y con la Federación de Iglesias Evangélicas... con los refugiados alemanes... con varias ONG que ahora no tiene actividad...
sí, sí... seguro que entre los refugiados hay cientos de maestros alemanes y austriacos, purgados por ideas políticas o por sus creencias...
Sí, los niños podrían combinar una estancia tranquila, junto con actividades al aire libre y estudio... recuperar su infancia... No creo que Samitier, o Sancho, o Sacristán u Orilla pusieran pegas...
Evidente... quedarían retratados... (risas) Creemos una Fundación, porque la única pega es que la caja está vacía... podemos adelantar una cantidad, y seguro que muchos de nuestros amigos colaborarán... si llamamos a Tainé de CaixaCorp y a Gorrotxategui de Bankiland podrán algo de dinero... Armando Ortigas podrá vestirlos, y el Grupo Prisas editar libros de texto...los hoteleros encantados de dar una salida a sus hoteles, y los refugiados que son maestros, supongo que preferirán volver a las aulas que dar clases de alemán particulares... si es que alguien los contrata...
Sí, sí... una fundación... ¿que nombre?
Infanta Sofía... Fundación Infanta Sofía... Pedro... ponme con Samitier... es urgente... Hola Samitier, sé que estás muy ocupado, pero dejame cinco minutos.... tengo una solución para los niños soldados
Felipe, tenemos que hacer algo... no podemos permanecer sin hacer nada por esos niños...
¿y qué podemos hacer Leticia?
Traigámolos a España... hay miles de hoteles desocupados... hagamos como se hizo con los niños saharauis o los afectados por Chernobil...
Tendré que consultarlo con Samitier... supongo que a los militares no les debe gustar tener que hacer de guardianes o niñeras...
Imagina Felipe si contactamos con la Iglesia Católica y con la Federación de Iglesias Evangélicas... con los refugiados alemanes... con varias ONG que ahora no tiene actividad...
sí, sí... seguro que entre los refugiados hay cientos de maestros alemanes y austriacos, purgados por ideas políticas o por sus creencias...
Sí, los niños podrían combinar una estancia tranquila, junto con actividades al aire libre y estudio... recuperar su infancia... No creo que Samitier, o Sancho, o Sacristán u Orilla pusieran pegas...
Evidente... quedarían retratados... (risas) Creemos una Fundación, porque la única pega es que la caja está vacía... podemos adelantar una cantidad, y seguro que muchos de nuestros amigos colaborarán... si llamamos a Tainé de CaixaCorp y a Gorrotxategui de Bankiland podrán algo de dinero... Armando Ortigas podrá vestirlos, y el Grupo Prisas editar libros de texto...los hoteleros encantados de dar una salida a sus hoteles, y los refugiados que son maestros, supongo que preferirán volver a las aulas que dar clases de alemán particulares... si es que alguien los contrata...
Sí, sí... una fundación... ¿que nombre?
Infanta Sofía... Fundación Infanta Sofía... Pedro... ponme con Samitier... es urgente... Hola Samitier, sé que estás muy ocupado, pero dejame cinco minutos.... tengo una solución para los niños soldados
Tempus Fugit
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LA FRACTURA
Los soldados vivaqueaban junto a los carros en una posición defensiva en erizo cuando un disparo rompió el silencio de la noche despertando al comandante Solorzano. Tras salir del viva corrió siguiendo a otros que, como él, habían sido abruptamente despertados hasta que llego al lugar del origen del disparo, en el que varios soldados de guardia ya estaban manteniendo alejados a todos los curiosos.
— ¿Qué ha pasado aquí? —Inquirió al cabo 1º Ocaña, uno de los jefes de la guardia de esa noche.
—Ha sido el brigada Celestino, mi comandante. Se ha pegado un tiro en la boca. —Respondió Ocaña.
—¡¡¡Pero qué coñ…!!! —Exclamo Solorzano.
—Ha estado extraño desde esta mañana, cuando pasamos con el Leo por encima de unos niños. No paro de murmurar desde entonces hasta esta tarde, cuando de pronto se calmó y pareció volver a su ser…y ahora esto. —Fue explicando Ocaña a su superior. —Él tenía tres hijos…
El combate con los niños soldados estaba pasando factura
— ¿Qué ha pasado aquí? —Inquirió al cabo 1º Ocaña, uno de los jefes de la guardia de esa noche.
—Ha sido el brigada Celestino, mi comandante. Se ha pegado un tiro en la boca. —Respondió Ocaña.
—¡¡¡Pero qué coñ…!!! —Exclamo Solorzano.
—Ha estado extraño desde esta mañana, cuando pasamos con el Leo por encima de unos niños. No paro de murmurar desde entonces hasta esta tarde, cuando de pronto se calmó y pareció volver a su ser…y ahora esto. —Fue explicando Ocaña a su superior. —Él tenía tres hijos…
El combate con los niños soldados estaba pasando factura
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
- urquhart
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LA FRACTURA
AERÓDROMO DE CUATRO VIENTOS, MADRID
No se preocupe, el vuelo hasta Tolosa, y de allí a Clermont es un paseo....
¿por qué hacemos una escala en Tolosa?
Para repostar....
¿Para repostar? Pero si con cualquier Airbus se llega al otro extremo del continente... esto es un escándalo...
Y es verdad, con un AIrbus se llega y regresa de Moscú... si prefiere ir a Moscú, creo que podemos cambiarle el billete..
No, dejelo, creo que iré a Clermont...
Allí le esperan hombres de la unidad a la que ha sido asignado.
¿qué unidad?
No tengo autorización para darle esa información, pero vaya acostumbrandose al Soberano... ¿le gusta el brandi?
No, no me gusta el brandi... ¿Soberano?
Sí, sí... son unos chicos muy amables, un poco talluditos, pero muy amables... les gusta que les llamen los soberanos... se lo va a pasar pipa con ellos...van a un lugar idílico... el último verano antes de la Fractura pasé allí una semana... verde, con viñedos, y unos bosques imprenetables que se adentran en la mismísima Alemania.... bien, es hora de ir a la zona de embarque, al aprecer ya han llegado sus compañeros de viaje...lamentablemente no creo que tengan mucha conversación... ¿habla alemán?
No, no hablo alemán...
Una pena, son 24 chicos del Österreichische Befreiungsarmee
¿Voy a viajar con alemanes?
No, no... tranquilo... viajará con austriacos... ellos en Tolosa cambiarán de avión....
Como quiere que esté tranquilo... Hitler es austriaco...
En realidad para 2016 es checo... como Peter Czech... ese ya le suena ¿verdad?Mire, allí está su transporte....
¿Pero que es eso? Yo no pienso volar en eso...
tranquilo, es muy fiable... no tiene clase bussiness, pero tampoco es muy incómodo... no hay servicio de refrescos durante el viaje... por cierto, la Comandante Hernán, su piloto, es hermana de uno de los que volaba en ¿cómo dijo usted? a sí, helicoptero de paseo...
Teniente, cuando regrese pienso poner una queja....sepa que tengo contactos
sí, sí, creo que en Soto del Real disponen de hojas de reclamaciones.... si prefiere una estancia odo Incluido a cargo del estado... ya sabe las condiciones... DC3 o volvemos al coche celular...
DC3...
Hasta otra...
Ahí va otro... verás como cuando vea lo que se le viene encima cambiará su forma de hacer periodismo...¿que ostias les enseñarán en la Facultad?
Perdone mi Teniente, pero que se joda.... yo soy del Atleti... nunca me ha gustado...
No se preocupe, el vuelo hasta Tolosa, y de allí a Clermont es un paseo....
¿por qué hacemos una escala en Tolosa?
Para repostar....
¿Para repostar? Pero si con cualquier Airbus se llega al otro extremo del continente... esto es un escándalo...
Y es verdad, con un AIrbus se llega y regresa de Moscú... si prefiere ir a Moscú, creo que podemos cambiarle el billete..
No, dejelo, creo que iré a Clermont...
Allí le esperan hombres de la unidad a la que ha sido asignado.
¿qué unidad?
No tengo autorización para darle esa información, pero vaya acostumbrandose al Soberano... ¿le gusta el brandi?
No, no me gusta el brandi... ¿Soberano?
Sí, sí... son unos chicos muy amables, un poco talluditos, pero muy amables... les gusta que les llamen los soberanos... se lo va a pasar pipa con ellos...van a un lugar idílico... el último verano antes de la Fractura pasé allí una semana... verde, con viñedos, y unos bosques imprenetables que se adentran en la mismísima Alemania.... bien, es hora de ir a la zona de embarque, al aprecer ya han llegado sus compañeros de viaje...lamentablemente no creo que tengan mucha conversación... ¿habla alemán?
No, no hablo alemán...
Una pena, son 24 chicos del Österreichische Befreiungsarmee
¿Voy a viajar con alemanes?
No, no... tranquilo... viajará con austriacos... ellos en Tolosa cambiarán de avión....
Como quiere que esté tranquilo... Hitler es austriaco...
En realidad para 2016 es checo... como Peter Czech... ese ya le suena ¿verdad?Mire, allí está su transporte....
¿Pero que es eso? Yo no pienso volar en eso...
tranquilo, es muy fiable... no tiene clase bussiness, pero tampoco es muy incómodo... no hay servicio de refrescos durante el viaje... por cierto, la Comandante Hernán, su piloto, es hermana de uno de los que volaba en ¿cómo dijo usted? a sí, helicoptero de paseo...
Teniente, cuando regrese pienso poner una queja....sepa que tengo contactos
sí, sí, creo que en Soto del Real disponen de hojas de reclamaciones.... si prefiere una estancia odo Incluido a cargo del estado... ya sabe las condiciones... DC3 o volvemos al coche celular...
DC3...
Hasta otra...
Ahí va otro... verás como cuando vea lo que se le viene encima cambiará su forma de hacer periodismo...¿que ostias les enseñarán en la Facultad?
Perdone mi Teniente, pero que se joda.... yo soy del Atleti... nunca me ha gustado...
Tempus Fugit
- El Templario
- Alférez
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- Registrado: 26 Sep 2006, 14:43
LA FRACTURA
Los dos alemanes estaban tumbados en el suelo, cubiertos por unos arbustos, procurando mimetizarse con el terreno. El altozano en el que se situaban les permitía obtener una vista inmejorable del pueblo situado a sus pies.
- ¿Puedes verlo?.
El otro soldado ajustaba sus binoculares para mejorar la visión.- ¡Sí!, ¡Ya se está acercando!, espera… ¡Mierda! Le he perdido, pero ya estaba enfilando la calle principal.
- ¿Entonces qué?, ¿envío el mensaje para Agamenón?.
- Espera un poco… no creo que tardemos más de 10 minutos en salir de dudas.
----------------
La niña, de unos 13 años, vestía una fina chaqueta de lana gris perla sobre su blusa de un blanco inmaculado, que hacía juego con unos calcetines que casi le llegaban a la rodilla. La coqueta boina azul marino conjuntaba con la falda, y contrastaba muy graciosamente con las trenzas, de un rubio pajizo, que colgaban a ambos lados de su carita infantil.
Caminando entre la multitud, sin dejar de agitar una pequeña bandera francesa en su mano izquierda, se acercaba despacio, sorteando a la gente, hacia la zona más concurrida. Una amplia sonrisa iluminaba su rostro, al igual que el del resto de civiles que corrían a su alrededor gritando su felicidad. Si en aquel momento, alguien más avezado y menos ebrio de alegría, se hubiera fijado un poco más, se habría dado cuenta que aquel gesto cálido no se correspondía en absoluto con la intensa frialdad de sus ojos, aumentada todavía más por el color azul cobalto de sus pupilas. Mas que a una niña, aquella mirada se correspondía a la de un autómata.
----------------
El Sargento Arteche, un veterano de las misiones en Afganistán, tenía que pellizcarse el brazo para creer lo que estaba viviendo. En su rápido avance por toda Francia, aquel no era el primer pueblo en ser liberado, pero cuanto más al norte llegaban, más multitudinarios eran los recibimientos por parte de la población civil, y más alegría parecía acompañarles. Como ya estaba ocurriendo en otras poblaciones, la entrada de las tropas españolas estaba desatando la locura entre los ciudadanos franceses.
La columna apenas podía avanzar, y el VAMTAC estaba en ese momento casi cubierto de flores y banderas francesas y españolas. Le parecía estar protagonizando uno de esos viejos documentales de la Segunda Guerra Mundial que tantas veces había visto, y en la que soldados americanos o ingleses eran aplaudidos, jaleados y besados por gente enfervorecida. Desde lo alto del vehículo, Arteche devolvía los saludos alegremente, pero el que más disfrutaba de la situación era el cabo Horowitz, "El Guiri" para los miembros de su sección.
Izzi Horowitz era uno de esos judíos polacos que habían logrado llegar a España escapando de la barbarie nazi, y que no habían dudado en aceptar la oferta de alistarse para combatir a los ejércitos de la esvastica. Ahora, sentado en el capó del VAMTAC, feliz como un niño, sonriente, con los brazos abiertos, estaba resultando ser el soldado más besado del batallón.
- Eh, Guiri, hoy te estás poniendo las botas, pero deja algo para los muchachos. - Arteche no dejaba de saludar mientras se dirigía al polaco.
- Hoy es mi día Sargento, esto es increíble. - Horowitz contestaba, casi sin tiempo para recibir, entre risas, el enésimo abrazo.
---------------
La niña, ya a escasos metros del vehículo español que encabezaba la marcha, consiguió por fin colocarse en primera fila, sorteando a los últimos adultos y a un par de gendarmes que a duras penas lograban mantener despejada la calle. Esperó a que el VAMTAC estuviera casi encima para, sin dejar de agitar la banderita francesa, esquivar al último policía para plantarse justo delante de la columna motorizada. Horowitz giró la cabeza hacia ella, sonriendo, pero la jovencita de trenzas rubias ya no lo hacía, sólo le devolvió una mirada heladora. "El Guirí" quiso gritar un aviso, pero antes de poder hacerlo fue la voz de la niña la que pudo escuchar.
- ¡Heil Hitler!, ¡Vaterland!. - Dijo, mientras se abalanzaba sobre el vehículo.
Arteche se dio la vuelta en ese momento, intuyendo que algo no marchaba bien, pero lo único que pudo ver fueron las trenzas rubias flotando delante del VAMTAC. Después todo se volvió rojo. Luego Negro.
-----------
El ruido de la explosión llegó a oídos de los dos soldados de la Waffen-SS, que instantes después pudieron ver la intensa columna de humo que se alzaba desde el interior de la población y escuchar los lejanos gritos.
- Está hecho, ahora si... manda el mensaje para Agamenón.
Su compañero comenzó a manipular el heliógrafo en silencio, incapaz de decir nada, sumido en sus propios pensamientos.
-----------
Cuando el Sargento Arteche consiguió abrir los ojos contempló una escena que le dejó petrificado. Entre el humo y el fuego se veían cadáveres, ropas ensangrentadas y restos irreconocibles. Hombres, mujeres y niños con las caras ennegrecidas por la explosión y unas bocas abiertas en una mueca de horror, como de animales heridos. Un gendarme se acercó al destrozado vehículo, parecía gritar, pero él no podía oír nada, todavía conmocionado. Sacando fuerzas de flaqueza intentó reponerse y comenzar a procesar la información que llegaba a su cerebro. Finalmente consiguió fijar su atención en el cuerpo cubierto de polvo de Izzi. Sobreponiéndose al dolor que casi le paralizaba, consiguió asir el chaleco antifragmentación de Horowitz, tirando de él con la energía que da la desesperación. El corazón se heló en su pecho cuando comprobó que lo único que atraía hacia sí era un torso humano sanguinoliento, sin rastro alguno de las piernas. Sintió que se hundía en un profundo pozo negro, y supo que estaba a punto de perder el conocimiento, pero antes de sumirse en la inconsciencia todavía tuvo tiempo de pensar que había regresado a Kabul.
------------------
- Brigadenführer, mensaje de Ulises 4, han abierto su primer Caballo de Troya.
Ludwig cerró los ojos, asintiendo con la cabeza. - Márquelo en el mapa, ¿quiere, Hauptsturmführer?.- Su voz sonaba extrañamente opaca.
El oficial colocó una nueva bandera en el plano, que se unió a otras decenas que ya destacaban, señalando distintas poblaciones. Un poco violento por el silencio, intentó romper aquel ambiente espeso, que casi se podía cortar con un cuchillo. - Enhorabuena Brigadenführer, "Troya" está siendo un éxito.
Sin siquiera volverse, Ludwig se dirigió al oficial. - Gracias Horst, ahora déjeme solo.
-------------------
En un intervalo de menos de una hora, escenas semejantes de horror habían ocurrido en decenas de poblaciones recién liberadas, arrasando las calles y dejando tras de sí un rastro de destrucción, dolor y muerte.
- ¿Puedes verlo?.
El otro soldado ajustaba sus binoculares para mejorar la visión.- ¡Sí!, ¡Ya se está acercando!, espera… ¡Mierda! Le he perdido, pero ya estaba enfilando la calle principal.
- ¿Entonces qué?, ¿envío el mensaje para Agamenón?.
- Espera un poco… no creo que tardemos más de 10 minutos en salir de dudas.
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La niña, de unos 13 años, vestía una fina chaqueta de lana gris perla sobre su blusa de un blanco inmaculado, que hacía juego con unos calcetines que casi le llegaban a la rodilla. La coqueta boina azul marino conjuntaba con la falda, y contrastaba muy graciosamente con las trenzas, de un rubio pajizo, que colgaban a ambos lados de su carita infantil.
Caminando entre la multitud, sin dejar de agitar una pequeña bandera francesa en su mano izquierda, se acercaba despacio, sorteando a la gente, hacia la zona más concurrida. Una amplia sonrisa iluminaba su rostro, al igual que el del resto de civiles que corrían a su alrededor gritando su felicidad. Si en aquel momento, alguien más avezado y menos ebrio de alegría, se hubiera fijado un poco más, se habría dado cuenta que aquel gesto cálido no se correspondía en absoluto con la intensa frialdad de sus ojos, aumentada todavía más por el color azul cobalto de sus pupilas. Mas que a una niña, aquella mirada se correspondía a la de un autómata.
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El Sargento Arteche, un veterano de las misiones en Afganistán, tenía que pellizcarse el brazo para creer lo que estaba viviendo. En su rápido avance por toda Francia, aquel no era el primer pueblo en ser liberado, pero cuanto más al norte llegaban, más multitudinarios eran los recibimientos por parte de la población civil, y más alegría parecía acompañarles. Como ya estaba ocurriendo en otras poblaciones, la entrada de las tropas españolas estaba desatando la locura entre los ciudadanos franceses.
La columna apenas podía avanzar, y el VAMTAC estaba en ese momento casi cubierto de flores y banderas francesas y españolas. Le parecía estar protagonizando uno de esos viejos documentales de la Segunda Guerra Mundial que tantas veces había visto, y en la que soldados americanos o ingleses eran aplaudidos, jaleados y besados por gente enfervorecida. Desde lo alto del vehículo, Arteche devolvía los saludos alegremente, pero el que más disfrutaba de la situación era el cabo Horowitz, "El Guiri" para los miembros de su sección.
Izzi Horowitz era uno de esos judíos polacos que habían logrado llegar a España escapando de la barbarie nazi, y que no habían dudado en aceptar la oferta de alistarse para combatir a los ejércitos de la esvastica. Ahora, sentado en el capó del VAMTAC, feliz como un niño, sonriente, con los brazos abiertos, estaba resultando ser el soldado más besado del batallón.
- Eh, Guiri, hoy te estás poniendo las botas, pero deja algo para los muchachos. - Arteche no dejaba de saludar mientras se dirigía al polaco.
- Hoy es mi día Sargento, esto es increíble. - Horowitz contestaba, casi sin tiempo para recibir, entre risas, el enésimo abrazo.
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La niña, ya a escasos metros del vehículo español que encabezaba la marcha, consiguió por fin colocarse en primera fila, sorteando a los últimos adultos y a un par de gendarmes que a duras penas lograban mantener despejada la calle. Esperó a que el VAMTAC estuviera casi encima para, sin dejar de agitar la banderita francesa, esquivar al último policía para plantarse justo delante de la columna motorizada. Horowitz giró la cabeza hacia ella, sonriendo, pero la jovencita de trenzas rubias ya no lo hacía, sólo le devolvió una mirada heladora. "El Guirí" quiso gritar un aviso, pero antes de poder hacerlo fue la voz de la niña la que pudo escuchar.
- ¡Heil Hitler!, ¡Vaterland!. - Dijo, mientras se abalanzaba sobre el vehículo.
Arteche se dio la vuelta en ese momento, intuyendo que algo no marchaba bien, pero lo único que pudo ver fueron las trenzas rubias flotando delante del VAMTAC. Después todo se volvió rojo. Luego Negro.
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El ruido de la explosión llegó a oídos de los dos soldados de la Waffen-SS, que instantes después pudieron ver la intensa columna de humo que se alzaba desde el interior de la población y escuchar los lejanos gritos.
- Está hecho, ahora si... manda el mensaje para Agamenón.
Su compañero comenzó a manipular el heliógrafo en silencio, incapaz de decir nada, sumido en sus propios pensamientos.
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Cuando el Sargento Arteche consiguió abrir los ojos contempló una escena que le dejó petrificado. Entre el humo y el fuego se veían cadáveres, ropas ensangrentadas y restos irreconocibles. Hombres, mujeres y niños con las caras ennegrecidas por la explosión y unas bocas abiertas en una mueca de horror, como de animales heridos. Un gendarme se acercó al destrozado vehículo, parecía gritar, pero él no podía oír nada, todavía conmocionado. Sacando fuerzas de flaqueza intentó reponerse y comenzar a procesar la información que llegaba a su cerebro. Finalmente consiguió fijar su atención en el cuerpo cubierto de polvo de Izzi. Sobreponiéndose al dolor que casi le paralizaba, consiguió asir el chaleco antifragmentación de Horowitz, tirando de él con la energía que da la desesperación. El corazón se heló en su pecho cuando comprobó que lo único que atraía hacia sí era un torso humano sanguinoliento, sin rastro alguno de las piernas. Sintió que se hundía en un profundo pozo negro, y supo que estaba a punto de perder el conocimiento, pero antes de sumirse en la inconsciencia todavía tuvo tiempo de pensar que había regresado a Kabul.
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- Brigadenführer, mensaje de Ulises 4, han abierto su primer Caballo de Troya.
Ludwig cerró los ojos, asintiendo con la cabeza. - Márquelo en el mapa, ¿quiere, Hauptsturmführer?.- Su voz sonaba extrañamente opaca.
El oficial colocó una nueva bandera en el plano, que se unió a otras decenas que ya destacaban, señalando distintas poblaciones. Un poco violento por el silencio, intentó romper aquel ambiente espeso, que casi se podía cortar con un cuchillo. - Enhorabuena Brigadenführer, "Troya" está siendo un éxito.
Sin siquiera volverse, Ludwig se dirigió al oficial. - Gracias Horst, ahora déjeme solo.
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En un intervalo de menos de una hora, escenas semejantes de horror habían ocurrido en decenas de poblaciones recién liberadas, arrasando las calles y dejando tras de sí un rastro de destrucción, dolor y muerte.
Última edición por El Templario el 08 Jul 2016, 00:39, editado 8 veces en total.
"IN HOC SIGNO TUETUR PIUS, IN HOC SIGNO VINCITUR INIMICUS"
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- General de Ejército
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LA FRACTURA
Los trabajadores acudían a las fábricas, temiendo lo que les deparase el nuevo día. Las máquinas solo operaban intermitentemente, a medida que se reparaban los daños en la red eléctrica o en los generadores, y había que aprovechar cada minuto. Pero las factorías de armamento eran objetivo preferente de los aviones enemigos, y las bombas que destruían las instalaciones también aplastaban a los que se esforzaban en ellas.
* * *
Era una tarea desagradable pero sencilla. Tenían montañas de material para trabajar: el siglo XX había sido pródigo en material gráfico horripilante. Tan solo era cuestión de trabajar un poco las imágenes e inventar una “leyenda”, es decir, una historia ficticia, para cada una. Iban a ser falsificaciones, pero nadie podría acusarles de vulnerar las leyes de la guerra.
* * *
Los obreros alemanes dependían para su supervivencia de la alerta. Los días claros los observadores de aviones oteaban el cielo, confiando no perder de vista ninguna de las diminutas pero letales siluetas. Pero de noche, o con nubes, se contaba exclusivamente con los radiotelémetros, y operarlos era una de las tareas más peligrosas de Alemania.
* * *
Costó horas frenéticas, pero se disponía ya de miles de imágenes. De una calidad que resultaría espeluznante para los que estaban acostumbrados a ver borrosas fotos en blanco y negro.
* * *
El cielo estaba encapotado. Eso sería bueno para los trabajadores de las fábricas más valiosas, pues ya se sabía que la mayor parte de las bombas españolas necesitaban cielos despejados. Pero también significaba que ese día los enemigos podrían centrarse en la red de alerta. Con un suspiro, el capitán ordenó encender el equipo. Tras calentar las válvulas de vacío, la antena con forma de reja empezó a enviar vatios al cielo.
* * *
La luz es más rápida que cualquier vehículo, y por ello los documentos no viajaron ni por carretera ni por aire sino que fueron enviados por fibra óptica a las imprentas de Zaragoza y Barcelona, que empezaron a producir miles y miles de hojas.
* * *
No todos trabajaban en fábricas. Los bajos de los edificios del Reich se habían convertido en talleres manuales, donde con técnicas de otra época se fabricaban bombas, subfusiles o lanzagranadas. Las ciudades habían sido seguras hasta que la destrucción de Phorzheim, aireada por los medios de comunicación, hizo que los trabajadores alemanes nunca dejasen de mirar al cielo.
* * *
Los contenedores estaban ya preparados para su empleo. Tan solo hubo que sustituir unas octavillas por otras. Luego fueron cargadas en las decenas de aviones que se alineaban en las pistas. Después, uno tras otro, recorrían las calles hasta la pista de despegue.
* * *
En la sala de control se recibían los avisos desde los radiotelémetros. Pero por ahora nada pasaba. Solo se estaba detectando algún aparato que, por su patrón de vuelo, seguramente era de reconocimiento. Tal vez podría ser alguno de los aviones equipados con cohetes teledirigidos que últimamente estaban sobrevolando Alemania. En cualquier caso, no eran peligrosos. Pero que los aviones españoles demorasen tanto su llegada no auguraba nada bueno.
* * *
Primero habían despegado los aparatos de mayor alcance, A340 y A330. Luego los A320 y Boeing 737, junto con Pericos y Tritones. Finalmente, CRJ y Embraer. Al llegar a la altura de París empezaron a describir órbitas, esperando la llegada de los otros aviones. Una vez estuvieron todos sobre Francia, enfilaron hacia los objetivos.
* * *
Los teléfonos empezaron a sonar casi al unísono, y las operarias corrieron a situar sobre la mesa los símbolos que indicaban el movimiento de aviones. Eran más de cien, el ataque más numeroso que Alemania había sufrido hasta el momento. Los observadores terrestres también habían podido ver a alguno de los aviones aprovechando los escasos claros, confirmando los avistamientos. Por el momento, los aviones atacantes no se dirigían hacia ningún objetivo concreto, sino que parecían extenderse por todo el Reich.
* * *
Los bombardeos diurnos se consideraban peligrosos. Los cañones antiaéreos pesados enemigos, cada vez presentes en mayor número, eran muy imprecisos, pero sus esquirlas podían incendiar los depósitos sin protección de los aviones. Además, antes que después, los alemanes utilizarían los reactores que estaban desarrollando contra los vulnerables aviones de línea. Como precaución, una docena de CRJ de reconocimiento habían sido equipados con radar de intercepción y raíles para misiles Banderilla. Pero por ahora en los cielos germanos solo se veían aviones españoles, y la densa capa de nubes que ocultaba las ciudades también protegería de la antiaérea.
* * *
Era evidente. Los españoles iban a atacar a la mayoría si no a todas las grandes ciudades del Reich. Por todo el valle del Rin las sirenas ya estaban sonando y se habían puesto en marcha los generadores de humo. La alerta se extendió al Rur y finalmente a la mayor parte de Alemania.
* * *
Los aviones, volando sobre las nubes, gozaban de un sol negado a los que estaban en tierra. Aunque la luz era cegadora, los tripulantes de los aviones podían ver decenas de compañeros, dirigiéndose cada uno hacia su objetivo.
* * *
Al escuchar las alarmas los trabajadores interrumpieron sus tareas y corrieron hacia los refugios que se habían preparado junto a las naves. Muchos eran poco más que trincheras con una plancha a modo de techo, y en ellas se metieron, chapoteando, más y más hombres. En las ciudades todo el mundo se apresuraba, porque se sabía que las bombas caerían inmediatamente, pues los aviones españoles eran tres veces más veloces que los ingleses.
* * *
La ciudad no se veía, pero el sistema de navegación inercial indicaba que solo quedaban tres minutos para el lanzamiento. Para confirmarlo, se empezaron a ver nubecillas de humo negro, las explosiones de los proyectiles antiaéreos. Hasta ahora estaban estallando muy dispersos y por debajo de la cota a la que volaba el avión. Pero se alegraría de acabar la misión cuanto antes.
* * *
Los ladridos de la artillería eran señal de ataque inminente. Los que seguían en las calles echaron a correr hacia los refugios, y los equipos de protección civil intentaron alejarse de las ventanas para no ser heridos por los cristales, mientras preparaban los cubos de arena con los que intentarían apagar las bombas incendiarias.
* * *
El avión soltó su carga. Mucho más ligera de lo habitual, por lo que esta vez el aparato no “saltó” en el aire. Entonces el piloto llevó al avión en una suave curva para volver a casa.
* * *
No se oyeron explosiones, ni tembló el suelo. La mayoría no se atrevió a salir de los refugios, pero unas cuantas almas aventureras se adentraron en las vacías calles. Estaban llenas de octavillas. Aunque la policía prohibía leerla, las recogieron disimuladamente y las miraron. Hubiesen preferido no hacerlo.
La fotografía, a todo color, permitía ver exquisitamente los detalles. Los pocos detalles: una pierna arrancada y unos pocos jirones sanguinolentos. Debajo, solo tres palabras: Angelika Kaiser, Munchen.
En el patio de la fábrica, un tornero tomó furtivamente un papel. Era la reproducción de una cartilla militar medio quemada, pero el nombre de su propietaria aun se reconocía: Petra Kappel, Griesbach.
El viento llevó la hoja hasta la granja, donde una mujer miró la hoja y vomitó. Los restos quemados no se podían reconocer como humanos. Pero las tres palabras lo afirmaban: Tom Roth, Lübben.
No podía dejar de mirarla. Era un niño, casi un bebé, que se parecía a su hijo. Solo lo rígido de su expresión mostraba que no dormía. Paul Muench, Thaining.
Nunca podría sonreír al mirar a una chica con uniforme tras ver la foto. Tal vez hubiese sido bella, pero la horrible herida que recorría la cara la desfiguraba. Sophia Faber, Ahrweiler.
Al mismo tiempo, las emisoras españolas empezaron a difundir los hechos. Niños alemanes habían sido lanzados contra los tanques, llevando bombas defectuosas que estallaban al manipularlas. Cientos habían muerto, pero muchos otros estaban a salvo. La radio empezó a emitir listas y listas de nombres de prisioneros. Pero decenas de miles de atribulados padres se desesperaron al no encontrar el nombre que buscaban.
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Era una tarea desagradable pero sencilla. Tenían montañas de material para trabajar: el siglo XX había sido pródigo en material gráfico horripilante. Tan solo era cuestión de trabajar un poco las imágenes e inventar una “leyenda”, es decir, una historia ficticia, para cada una. Iban a ser falsificaciones, pero nadie podría acusarles de vulnerar las leyes de la guerra.
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Los obreros alemanes dependían para su supervivencia de la alerta. Los días claros los observadores de aviones oteaban el cielo, confiando no perder de vista ninguna de las diminutas pero letales siluetas. Pero de noche, o con nubes, se contaba exclusivamente con los radiotelémetros, y operarlos era una de las tareas más peligrosas de Alemania.
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Costó horas frenéticas, pero se disponía ya de miles de imágenes. De una calidad que resultaría espeluznante para los que estaban acostumbrados a ver borrosas fotos en blanco y negro.
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El cielo estaba encapotado. Eso sería bueno para los trabajadores de las fábricas más valiosas, pues ya se sabía que la mayor parte de las bombas españolas necesitaban cielos despejados. Pero también significaba que ese día los enemigos podrían centrarse en la red de alerta. Con un suspiro, el capitán ordenó encender el equipo. Tras calentar las válvulas de vacío, la antena con forma de reja empezó a enviar vatios al cielo.
* * *
La luz es más rápida que cualquier vehículo, y por ello los documentos no viajaron ni por carretera ni por aire sino que fueron enviados por fibra óptica a las imprentas de Zaragoza y Barcelona, que empezaron a producir miles y miles de hojas.
* * *
No todos trabajaban en fábricas. Los bajos de los edificios del Reich se habían convertido en talleres manuales, donde con técnicas de otra época se fabricaban bombas, subfusiles o lanzagranadas. Las ciudades habían sido seguras hasta que la destrucción de Phorzheim, aireada por los medios de comunicación, hizo que los trabajadores alemanes nunca dejasen de mirar al cielo.
* * *
Los contenedores estaban ya preparados para su empleo. Tan solo hubo que sustituir unas octavillas por otras. Luego fueron cargadas en las decenas de aviones que se alineaban en las pistas. Después, uno tras otro, recorrían las calles hasta la pista de despegue.
* * *
En la sala de control se recibían los avisos desde los radiotelémetros. Pero por ahora nada pasaba. Solo se estaba detectando algún aparato que, por su patrón de vuelo, seguramente era de reconocimiento. Tal vez podría ser alguno de los aviones equipados con cohetes teledirigidos que últimamente estaban sobrevolando Alemania. En cualquier caso, no eran peligrosos. Pero que los aviones españoles demorasen tanto su llegada no auguraba nada bueno.
* * *
Primero habían despegado los aparatos de mayor alcance, A340 y A330. Luego los A320 y Boeing 737, junto con Pericos y Tritones. Finalmente, CRJ y Embraer. Al llegar a la altura de París empezaron a describir órbitas, esperando la llegada de los otros aviones. Una vez estuvieron todos sobre Francia, enfilaron hacia los objetivos.
* * *
Los teléfonos empezaron a sonar casi al unísono, y las operarias corrieron a situar sobre la mesa los símbolos que indicaban el movimiento de aviones. Eran más de cien, el ataque más numeroso que Alemania había sufrido hasta el momento. Los observadores terrestres también habían podido ver a alguno de los aviones aprovechando los escasos claros, confirmando los avistamientos. Por el momento, los aviones atacantes no se dirigían hacia ningún objetivo concreto, sino que parecían extenderse por todo el Reich.
* * *
Los bombardeos diurnos se consideraban peligrosos. Los cañones antiaéreos pesados enemigos, cada vez presentes en mayor número, eran muy imprecisos, pero sus esquirlas podían incendiar los depósitos sin protección de los aviones. Además, antes que después, los alemanes utilizarían los reactores que estaban desarrollando contra los vulnerables aviones de línea. Como precaución, una docena de CRJ de reconocimiento habían sido equipados con radar de intercepción y raíles para misiles Banderilla. Pero por ahora en los cielos germanos solo se veían aviones españoles, y la densa capa de nubes que ocultaba las ciudades también protegería de la antiaérea.
* * *
Era evidente. Los españoles iban a atacar a la mayoría si no a todas las grandes ciudades del Reich. Por todo el valle del Rin las sirenas ya estaban sonando y se habían puesto en marcha los generadores de humo. La alerta se extendió al Rur y finalmente a la mayor parte de Alemania.
* * *
Los aviones, volando sobre las nubes, gozaban de un sol negado a los que estaban en tierra. Aunque la luz era cegadora, los tripulantes de los aviones podían ver decenas de compañeros, dirigiéndose cada uno hacia su objetivo.
* * *
Al escuchar las alarmas los trabajadores interrumpieron sus tareas y corrieron hacia los refugios que se habían preparado junto a las naves. Muchos eran poco más que trincheras con una plancha a modo de techo, y en ellas se metieron, chapoteando, más y más hombres. En las ciudades todo el mundo se apresuraba, porque se sabía que las bombas caerían inmediatamente, pues los aviones españoles eran tres veces más veloces que los ingleses.
* * *
La ciudad no se veía, pero el sistema de navegación inercial indicaba que solo quedaban tres minutos para el lanzamiento. Para confirmarlo, se empezaron a ver nubecillas de humo negro, las explosiones de los proyectiles antiaéreos. Hasta ahora estaban estallando muy dispersos y por debajo de la cota a la que volaba el avión. Pero se alegraría de acabar la misión cuanto antes.
* * *
Los ladridos de la artillería eran señal de ataque inminente. Los que seguían en las calles echaron a correr hacia los refugios, y los equipos de protección civil intentaron alejarse de las ventanas para no ser heridos por los cristales, mientras preparaban los cubos de arena con los que intentarían apagar las bombas incendiarias.
* * *
El avión soltó su carga. Mucho más ligera de lo habitual, por lo que esta vez el aparato no “saltó” en el aire. Entonces el piloto llevó al avión en una suave curva para volver a casa.
* * *
No se oyeron explosiones, ni tembló el suelo. La mayoría no se atrevió a salir de los refugios, pero unas cuantas almas aventureras se adentraron en las vacías calles. Estaban llenas de octavillas. Aunque la policía prohibía leerla, las recogieron disimuladamente y las miraron. Hubiesen preferido no hacerlo.
La fotografía, a todo color, permitía ver exquisitamente los detalles. Los pocos detalles: una pierna arrancada y unos pocos jirones sanguinolentos. Debajo, solo tres palabras: Angelika Kaiser, Munchen.
En el patio de la fábrica, un tornero tomó furtivamente un papel. Era la reproducción de una cartilla militar medio quemada, pero el nombre de su propietaria aun se reconocía: Petra Kappel, Griesbach.
El viento llevó la hoja hasta la granja, donde una mujer miró la hoja y vomitó. Los restos quemados no se podían reconocer como humanos. Pero las tres palabras lo afirmaban: Tom Roth, Lübben.
No podía dejar de mirarla. Era un niño, casi un bebé, que se parecía a su hijo. Solo lo rígido de su expresión mostraba que no dormía. Paul Muench, Thaining.
Nunca podría sonreír al mirar a una chica con uniforme tras ver la foto. Tal vez hubiese sido bella, pero la horrible herida que recorría la cara la desfiguraba. Sophia Faber, Ahrweiler.
Al mismo tiempo, las emisoras españolas empezaron a difundir los hechos. Niños alemanes habían sido lanzados contra los tanques, llevando bombas defectuosas que estallaban al manipularlas. Cientos habían muerto, pero muchos otros estaban a salvo. La radio empezó a emitir listas y listas de nombres de prisioneros. Pero decenas de miles de atribulados padres se desesperaron al no encontrar el nombre que buscaban.
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LA FRACTURA
El Sargento Steiner estaba agotado. Nunca espero ver una guerra como esa, y suponía que se sentía como debieron sentirse los aztecas, incas y otros indígenas americanos anclados en la edad del bronce o de piedra ante la llegada de los conquistadores españoles. Los mismos españoles que ahora les estaban masacrando como corderos en el matadero. Horas atrás dos oficiales de las SS habían llevado unos niños hasta ellos con órdenes de sacrificarlos en un ataque suicida, pero sus hombres se habían negado y ahora había dos SS menos en el mundo. Total, tan cerca de primera línea quien iba a echarlos en falta.
Pero eso no significaba que ellos fuesen a dejar de luchar. Eran soldados profesionales y el bienestar de su patria, ahora bombardeada diariamente por el enemigo, estaba por encima de todo. Además, él tenía otras ideas. Frente a ellos se encontraba una de las aldeas francesas situadas al norte de Paris por las que el ejército español debía pasar en su camino a la frontera alemana. La espera no fue demasiado larga, y unas horas después los españoles por fin llegaron a la población, que como en otras muchas ocasiones los recibieron con los brazos abiertos.
—Previsibles, demasiado previsibles. —Dijo el cabo Kurt.
—Es lo que ocurre cuando te acostumbras a la victoria, se han acostumbrado a cruzar las ciudades por la calle principal en lugar de rodearlas aprovechando sus panzer. —Respondió Steiner. —Dejad que salgan de la ciudad. No queremos provocar demasiadas bajas civiles.
—Sí, dejémoslo salir fuera, es una suerte que encontrásemos tantas municiones de artillería sin usar.
—Cuando casi toda nuestra artillería ha sido destruida es normal que haya tantas municiones sin usar. —Explico Steiner. — Detonad la carga en cuanto el primer panzer llegue hasta ella y preparaos para salir.
Pero eso no significaba que ellos fuesen a dejar de luchar. Eran soldados profesionales y el bienestar de su patria, ahora bombardeada diariamente por el enemigo, estaba por encima de todo. Además, él tenía otras ideas. Frente a ellos se encontraba una de las aldeas francesas situadas al norte de Paris por las que el ejército español debía pasar en su camino a la frontera alemana. La espera no fue demasiado larga, y unas horas después los españoles por fin llegaron a la población, que como en otras muchas ocasiones los recibieron con los brazos abiertos.
—Previsibles, demasiado previsibles. —Dijo el cabo Kurt.
—Es lo que ocurre cuando te acostumbras a la victoria, se han acostumbrado a cruzar las ciudades por la calle principal en lugar de rodearlas aprovechando sus panzer. —Respondió Steiner. —Dejad que salgan de la ciudad. No queremos provocar demasiadas bajas civiles.
—Sí, dejémoslo salir fuera, es una suerte que encontrásemos tantas municiones de artillería sin usar.
—Cuando casi toda nuestra artillería ha sido destruida es normal que haya tantas municiones sin usar. —Explico Steiner. — Detonad la carga en cuanto el primer panzer llegue hasta ella y preparaos para salir.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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LA FRACTURA
UNO DE LOS PUESTOS DE MANDO EN EL FRENTE OCCIDENTAL
-Es una locura, hay que pararlo de inmediato.
-Pero Himmler.
-Que se vaya a la mierda, ese no tiene ni idea de dirigir un ejército, aún tiene la mayoría de sus tropas al otro lado del Rin, y menos mal porque es una carnicería enviar a los menores a esos ataques.
-Si, mi general.
-¿Se sabe ya quien manda el Grupo de Ejércitos?.
-Aún no, nos comunicamos como podemos pero apenas sabemos nada, mi general.
...
-Mi general.
-¿Hay noticias de las tropas retiradas de Falaise?
-No, señor, solo que parece que están retirándose hacia el Escalda, por fortuna los ingleses se mueven lentamente, aunque Ritchie les está impulsando de nuevo.
-Es una mala noticia.
-Hay otra peor mi general.
-¿Cuál?
-En Metz y la línea del Mosa, se acuerda de los eslovacos voluntarios que pidió el Führer.
-Si.- Bonita forma de decirlo, Alemania había exigido a Eslovaquia el envió inmediato de un cuerpo expedicionario de 65.000 hombres para rellenar la brecha.
-Se han largado.
-¿Qué?
-Han dejado sus posiciones y se marchan hacia el frente español, donde parece que se están entregando con armas y equipo.
-Es una locura, hay que pararlo de inmediato.
-Pero Himmler.
-Que se vaya a la mierda, ese no tiene ni idea de dirigir un ejército, aún tiene la mayoría de sus tropas al otro lado del Rin, y menos mal porque es una carnicería enviar a los menores a esos ataques.
-Si, mi general.
-¿Se sabe ya quien manda el Grupo de Ejércitos?.
-Aún no, nos comunicamos como podemos pero apenas sabemos nada, mi general.
...
-Mi general.
-¿Hay noticias de las tropas retiradas de Falaise?
-No, señor, solo que parece que están retirándose hacia el Escalda, por fortuna los ingleses se mueven lentamente, aunque Ritchie les está impulsando de nuevo.
-Es una mala noticia.
-Hay otra peor mi general.
-¿Cuál?
-En Metz y la línea del Mosa, se acuerda de los eslovacos voluntarios que pidió el Führer.
-Si.- Bonita forma de decirlo, Alemania había exigido a Eslovaquia el envió inmediato de un cuerpo expedicionario de 65.000 hombres para rellenar la brecha.
-Se han largado.
-¿Qué?
-Han dejado sus posiciones y se marchan hacia el frente español, donde parece que se están entregando con armas y equipo.
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LA FRACTURA
—Vaya campaña de propaganda ¿la ha ideado usted?
—No, Presidente. He acudido a una agencia de publicidad. Las agencias, con el trastorno de la Fractura, la desaparición del mercado de cachivaches electrónicos y chucherías y la conversión de la industria al sector militar, se han quedado casi sin trabajo, y están desesperadas por hacer lo que sea. Ellos han hecho todo. Han confeccionado las fotos que, como le dije, no son reales, sino montajes. Nadie podrá decir que utilizamos los despojos de las pobres criaturas. También son inventados los datos, no solo para que no pueda decirse que violamos no sé qué derechos de los críos, sino para impedir que los nazis puedan presentarlos como héroes. De hecho, si lo intentan, los pondremos en evidencia. Respecto a la lista de nombres de prisioneros que estamos emitiendo, es completamente inventada. Por mucho que escuchen, nadie oirá los nombres de sus hijos y no sabrán si están a salvo en nuestras manos.
—Horrible.
—Desde luego, Presidente. Pero la campaña no está pensada para tranquilizar.
—¿No cree que en un primer momento causará animadversión?
—Seguramente. Pero el objetivo no es ganarnos la amistad de los alemanes. Eso se logrará cuando acabe el conflicto y los niños vuelvan a sus hogares, bien alimentados y mejor cuidados. Ya sabe que por insistencia de los monarcas se va a crear una fundación destinada a ayudarles. Además comunicaremos los nombres de los prisioneros a la Cruz Roja, y sus padres podrán dormir.
—No entiendo. Por una parte, busca causar tensión. Por otra, tranquilizar.
—Presidente, creo que las familias de los niños y niñas que ahora custodiamos serán nuestros mejores embajadores. Es al resto a las que queremos alarmar. A las que ya tienen hijos en el ejército nazi, o las que temen el reclutamiento. No va a ser malo que el público alemán sepa que la guerra no es como en las películas heroicas, sino un asunto sucio y sangriento.
—Utilizando críos, desde luego.
Por otra parte, se va a incrementar la campaña aérea contra las emisoras de radio y los periódicos. Vamos a intentar mantener a los nazis amordazados, para que Goebbels y su pandilla no puedan difundir sus calumnias.
—Espero que salga bien.
—Eso esperamos todos. Pero estos horrores solo acabarán cuando los nazis sean destruidos.
—No, Presidente. He acudido a una agencia de publicidad. Las agencias, con el trastorno de la Fractura, la desaparición del mercado de cachivaches electrónicos y chucherías y la conversión de la industria al sector militar, se han quedado casi sin trabajo, y están desesperadas por hacer lo que sea. Ellos han hecho todo. Han confeccionado las fotos que, como le dije, no son reales, sino montajes. Nadie podrá decir que utilizamos los despojos de las pobres criaturas. También son inventados los datos, no solo para que no pueda decirse que violamos no sé qué derechos de los críos, sino para impedir que los nazis puedan presentarlos como héroes. De hecho, si lo intentan, los pondremos en evidencia. Respecto a la lista de nombres de prisioneros que estamos emitiendo, es completamente inventada. Por mucho que escuchen, nadie oirá los nombres de sus hijos y no sabrán si están a salvo en nuestras manos.
—Horrible.
—Desde luego, Presidente. Pero la campaña no está pensada para tranquilizar.
—¿No cree que en un primer momento causará animadversión?
—Seguramente. Pero el objetivo no es ganarnos la amistad de los alemanes. Eso se logrará cuando acabe el conflicto y los niños vuelvan a sus hogares, bien alimentados y mejor cuidados. Ya sabe que por insistencia de los monarcas se va a crear una fundación destinada a ayudarles. Además comunicaremos los nombres de los prisioneros a la Cruz Roja, y sus padres podrán dormir.
—No entiendo. Por una parte, busca causar tensión. Por otra, tranquilizar.
—Presidente, creo que las familias de los niños y niñas que ahora custodiamos serán nuestros mejores embajadores. Es al resto a las que queremos alarmar. A las que ya tienen hijos en el ejército nazi, o las que temen el reclutamiento. No va a ser malo que el público alemán sepa que la guerra no es como en las películas heroicas, sino un asunto sucio y sangriento.
—Utilizando críos, desde luego.
Por otra parte, se va a incrementar la campaña aérea contra las emisoras de radio y los periódicos. Vamos a intentar mantener a los nazis amordazados, para que Goebbels y su pandilla no puedan difundir sus calumnias.
—Espero que salga bien.
—Eso esperamos todos. Pero estos horrores solo acabarán cuando los nazis sean destruidos.
Tu regere imperio fluctus Hispane memento
- urquhart
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LA FRACTURA
TOLOSA/TOULUSSE, FRANCIA
Gracias Vicente. Sí queridos amigos, que mejor que poder volver a estar con Ustedes todas las noches. Pero ahora, Diario de Francia no se emitirá desde la comodidad del plató... no. Con gran acierto, los responsables de la cadena me propusieron que acompañara a nuestras tropas en su día a día, y gracias a nuestros Ejércitos en Francia, relatarles a todos Ustedes lo que aquí ocurre.
Ahora me toca esperar unos minutos hasta que mi avión de transporte despegue con dirección a otra ciudad francesa, donde allí sí, me uniré a nuestras fuerzas.
Quiero que esta primera conexión sea reflejo del porqué luchamos; más allá de la defensa de nuestra nación, de nuestros hogares y de nuestras familias. He tenido ocasión de volar desde Madrid a Toulusse con 24 soldados austriacos... sí, han oido bien, austriacos... miembros del Ejército de Liberación Austriaco, Österreichische Befreiungsarmee en alemán. Antiguos maestros, profesores, profesionales austriacos que mostraron cierta oposición a la anexión de su país por parte de Alemania. También judios... piensen que Albert Einstein reune a su condición de judio la de austriaco... Se dirigen a Italia, desde donde entrarán en una pequeña aldea austriaca, donde se ha establecido el gobierno provisional austriaco.
Han sido esos austriacos quienes me han dado las verdaderas razones de nuestra lucha, y se reduce a una sola palabra libertad. Quienes disfutamos de ella a diario, casi olvidamos que significa. Otto, Hans, Johan, me comentaban el placer que suponía estar tranquilamente en una terraza tomando un café, o una cerveza, y no estar pendiente si un policía o un paramilitar les solicitaba la documentación. Theo estaba asombrado de poder acudir a la sinagoga de Barcelona, y saber que el policía que estaba en la puerta simplemente ayudaba a los responsables del pequeño templo por si era necesario cortar la calle en caso de que el aforo se completara y habían personas que deseaban seguir los oficios desde el exterior... Los que tenían hijos en edad escolar y habían podido traerlos a España estaban contentos de las facilidades dadas para que estudiaran en alemán, pero sobre todo de la ausencia de formación política... son personas que me dicen han recuperado su dignidad... Leonard me dijo, por unos meses hemos vuelto a ser personas... son nombres supuestos, ya que tienen familia en Austria, con todo lo que ello significa.
Tal vez esta lucha signifique muchos sacrificios, pero a buen seguro habrá valido la pena solo intentarlo. Dsede aquí, donde hay una febril actividad militar, y donde los hombres de al menos diez nacionalidades trabajan hombro con hombro, te das cuenta que cuando hemos discutido sobre el Balón de Oro, solo inflamos el ego de éste o aquél... he preguntado cuanto cobra un cirujano militar... salva vidas... no lo diré, porque es un ESCANDALO... por lo poco... jamás había defendido que un cirujano gane más, y en cambio defendía que Cris tenía derecho a un aumento de sueldo por pegar patadas a un balón... esta vez, quien ha quedado RETRATADO he sido yo...
Muchas Gracias a todos... Buenas Noches y Buena Suerte.
Bien, bien... siga así... un poco más de enfasis y dramatismo... venga, su avión le espera...
¿volamos de noche con esa tartana?
Bah, no se preocupe... el cielo nos pertenece... y no por asalto....
Disculpe Comandante... antes de esto ¿a qué se dedicaba?
Era el responsable de comunicación de Astrea, la empresa de material deportivo...
¿y que hace aquí?
Pues con la pérdida de ventas por la Fractura y por el bajón de interés de la Liga, y sin los pagos a nuestros equipos patrocinados por la desaparición de la casa matriz, fundada en 1964... una vez vendido el stock, no teníamos mucho que hacer... me ofrecieron unirme al Ejército como responsable de comunicación y relaciones con los periodistas... y aquí estoy...
¿sabe donde voy?
Creo que los franceses lo denominan enfer vert; pero tanquilo, los muchachos que cuidarán de Usted tiene amplia experiencia; algunos tienen sobre sus espaldas varias campañas...
¿varias campañas?
Sí, ya lo entenderá cuando los conozca... son como el Diablo; saben más por viejos que por diablos... Por cierto; se olvidó de menciaanr que se entendio con los chicos del Österreichische Befreiungsarmee porque Walther era profesor de Lenguas Romances en la Universidad de Viena... tiene varios libros publicados, pero fue depurado...
Antes de marcharme... ¿es verdad que su Jefe es el Capitán Von Trapp?
Sí, así es... un archienemigo de los nazis.... supongo que habrá que rehacer Sonrisas y Lagrimas.... Adéu, fagi cas de tot el que li diguin... i recordi faixa o caixa...
Gracias Vicente. Sí queridos amigos, que mejor que poder volver a estar con Ustedes todas las noches. Pero ahora, Diario de Francia no se emitirá desde la comodidad del plató... no. Con gran acierto, los responsables de la cadena me propusieron que acompañara a nuestras tropas en su día a día, y gracias a nuestros Ejércitos en Francia, relatarles a todos Ustedes lo que aquí ocurre.
Ahora me toca esperar unos minutos hasta que mi avión de transporte despegue con dirección a otra ciudad francesa, donde allí sí, me uniré a nuestras fuerzas.
Quiero que esta primera conexión sea reflejo del porqué luchamos; más allá de la defensa de nuestra nación, de nuestros hogares y de nuestras familias. He tenido ocasión de volar desde Madrid a Toulusse con 24 soldados austriacos... sí, han oido bien, austriacos... miembros del Ejército de Liberación Austriaco, Österreichische Befreiungsarmee en alemán. Antiguos maestros, profesores, profesionales austriacos que mostraron cierta oposición a la anexión de su país por parte de Alemania. También judios... piensen que Albert Einstein reune a su condición de judio la de austriaco... Se dirigen a Italia, desde donde entrarán en una pequeña aldea austriaca, donde se ha establecido el gobierno provisional austriaco.
Han sido esos austriacos quienes me han dado las verdaderas razones de nuestra lucha, y se reduce a una sola palabra libertad. Quienes disfutamos de ella a diario, casi olvidamos que significa. Otto, Hans, Johan, me comentaban el placer que suponía estar tranquilamente en una terraza tomando un café, o una cerveza, y no estar pendiente si un policía o un paramilitar les solicitaba la documentación. Theo estaba asombrado de poder acudir a la sinagoga de Barcelona, y saber que el policía que estaba en la puerta simplemente ayudaba a los responsables del pequeño templo por si era necesario cortar la calle en caso de que el aforo se completara y habían personas que deseaban seguir los oficios desde el exterior... Los que tenían hijos en edad escolar y habían podido traerlos a España estaban contentos de las facilidades dadas para que estudiaran en alemán, pero sobre todo de la ausencia de formación política... son personas que me dicen han recuperado su dignidad... Leonard me dijo, por unos meses hemos vuelto a ser personas... son nombres supuestos, ya que tienen familia en Austria, con todo lo que ello significa.
Tal vez esta lucha signifique muchos sacrificios, pero a buen seguro habrá valido la pena solo intentarlo. Dsede aquí, donde hay una febril actividad militar, y donde los hombres de al menos diez nacionalidades trabajan hombro con hombro, te das cuenta que cuando hemos discutido sobre el Balón de Oro, solo inflamos el ego de éste o aquél... he preguntado cuanto cobra un cirujano militar... salva vidas... no lo diré, porque es un ESCANDALO... por lo poco... jamás había defendido que un cirujano gane más, y en cambio defendía que Cris tenía derecho a un aumento de sueldo por pegar patadas a un balón... esta vez, quien ha quedado RETRATADO he sido yo...
Muchas Gracias a todos... Buenas Noches y Buena Suerte.
Bien, bien... siga así... un poco más de enfasis y dramatismo... venga, su avión le espera...
¿volamos de noche con esa tartana?
Bah, no se preocupe... el cielo nos pertenece... y no por asalto....
Disculpe Comandante... antes de esto ¿a qué se dedicaba?
Era el responsable de comunicación de Astrea, la empresa de material deportivo...
¿y que hace aquí?
Pues con la pérdida de ventas por la Fractura y por el bajón de interés de la Liga, y sin los pagos a nuestros equipos patrocinados por la desaparición de la casa matriz, fundada en 1964... una vez vendido el stock, no teníamos mucho que hacer... me ofrecieron unirme al Ejército como responsable de comunicación y relaciones con los periodistas... y aquí estoy...
¿sabe donde voy?
Creo que los franceses lo denominan enfer vert; pero tanquilo, los muchachos que cuidarán de Usted tiene amplia experiencia; algunos tienen sobre sus espaldas varias campañas...
¿varias campañas?
Sí, ya lo entenderá cuando los conozca... son como el Diablo; saben más por viejos que por diablos... Por cierto; se olvidó de menciaanr que se entendio con los chicos del Österreichische Befreiungsarmee porque Walther era profesor de Lenguas Romances en la Universidad de Viena... tiene varios libros publicados, pero fue depurado...
Antes de marcharme... ¿es verdad que su Jefe es el Capitán Von Trapp?
Sí, así es... un archienemigo de los nazis.... supongo que habrá que rehacer Sonrisas y Lagrimas.... Adéu, fagi cas de tot el que li diguin... i recordi faixa o caixa...
Tempus Fugit
- urquhart
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LA FRACTURA
OBERGURD, SÖLDEN, TIROL, AUSTRIA
Queridos amigos es para mí un honor iniciar en suelo austriaco esta primera reunión del Gobierno Provisional de Austria en suelo patrio. Les invito que como primer decreto, a falta de constituir un Parlamento, instauremos de nuevo el artículo 88 del Tratado de Paz de Sant Germain en Laye, quedando de esta manera abolido de forma inmediata el Anchluss. He de informarles, que tengo aquí un telegrama de Roma, en el cual nos reconoce com legítimo Gobierno de la República de Austria. Señor Secretario
Por el proceso de freihändig, votos a favor de la validez del Artículo 88 del tratado de Saint Germain en Laye... 15 de 15. La moción presentada por el Capitán Von Trapp queda aprobada por unanimidad.
Señores miembros del Gobierno provisional. En el día de hoy, queda proclamada la República de Austria. Es lebe die Republik Österreich
Queridos amigos es para mí un honor iniciar en suelo austriaco esta primera reunión del Gobierno Provisional de Austria en suelo patrio. Les invito que como primer decreto, a falta de constituir un Parlamento, instauremos de nuevo el artículo 88 del Tratado de Paz de Sant Germain en Laye, quedando de esta manera abolido de forma inmediata el Anchluss. He de informarles, que tengo aquí un telegrama de Roma, en el cual nos reconoce com legítimo Gobierno de la República de Austria. Señor Secretario
Por el proceso de freihändig, votos a favor de la validez del Artículo 88 del tratado de Saint Germain en Laye... 15 de 15. La moción presentada por el Capitán Von Trapp queda aprobada por unanimidad.
Señores miembros del Gobierno provisional. En el día de hoy, queda proclamada la República de Austria. Es lebe die Republik Österreich
Tempus Fugit
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LA FRACTURA
VIENA
El capitán Szokoll había evitado las purgas realizada contra los presentes y futuros conspiradores contra el Reich, esa fortuna se debía a que las actividades del O5 eran menos conocidas en la España de la Fractura (sus películas no eran tan hollywodienses)
Pero desde su puesto mantenía comunicación con unidades austriacas y con partidarios deseosos de restablecer la independencia.
La Operación Radetzky seguía adelante y cuando fuese preciso tomarían la ciudad y rebelaría al país.
El capitán Szokoll había evitado las purgas realizada contra los presentes y futuros conspiradores contra el Reich, esa fortuna se debía a que las actividades del O5 eran menos conocidas en la España de la Fractura (sus películas no eran tan hollywodienses)
Pero desde su puesto mantenía comunicación con unidades austriacas y con partidarios deseosos de restablecer la independencia.
La Operación Radetzky seguía adelante y cuando fuese preciso tomarían la ciudad y rebelaría al país.
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LA FRACTURA
En el cuartel general de Toulouse el “Chef” estudiaba el desarrollo de los combates junto con su Estado Mayor y los oficiales de enlace franceses e ingleses.
El ataque general ordenado tras el cruce del Loira había dado los resultados previstos. Las desmoralizadas y acosadas fuerzas alemanas se habían desmoronado, retirándose desordenadamente hacia la frontera alemana, a pesar de las órdenes hitlerianas de resistencia a ultranza. En la práctica, esas absurdas órdenes habían sido beneficiosas para las operaciones aliadas (al general se le hacía raro el empleo de esa palabra, recordando esas historias leídas en la adolescencia y en la Academia). Cuando los alemanes intentaban aguantar, lo que conseguían era quedarse atrapados. De hecho, lo que menos agradaba al general García Martín era cuando los informes decían que las avanzadas no encontraban resistencia: significaba que el ejército alemán estaba consiguiendo retirarse.
De todas maneras, los ataques continuos contra las líneas de comunicación (sobre todo las ferroviarias), junto con la carencia vehículos y de combustible, habían impedido a los alemanes correr tan deprisa como hubiesen deseado y grandes contingentes quedaron en la retaguardia, prestos a ser capturados. El botín más jugoso estaba en la costa mediterránea, donde un grupo de ejércitos entero había quedado cercado. Aunque los franceses deseaban atacarlo y así liberar su territorio, no había costado demasiado convencer a De Gaulle de que esos alemanes, aislados como estaban, no podían influir en la evolución de las operaciones y era mejor dejarlos en paz. Evidentemente, la población civil corría un riesgo muy grave. Los franceses habían enviado mensajes al general Buchs, que mandaba la bolsa, en los que indicaban que cuando los soldados cometían crímenes de guerra dejaban de ser considerados combatientes según la Convención de la Haya, y podían ser juzgados como criminales. El mensaje incluía fotos de guillotinas, el castigo que reservaba el código penal francés para los asesinos. Aparentemente los alemanes se estaban comportando civilizadamente; seguramente porque sabían que pronto iban a convertirse en prisioneros.
En esta cuestión la política del general García Martín, aprobada por Madrid, había sido tajante: los prisioneros de guerra alemanes no solo eran protegidos de venganzas francesas, sino atendidos con los medios posibles, aunque los equipos sanitarios españoles estaban desbordados al tener que atender a decenas de miles de heridos graves. Sin embargo, los criminales eran entregados a las autoridades francesas, que no estacaban por su clemencia. Era una postura, bien lo sabía el Chef, bastante farisaica: como España había abolido la pena de muerte, utilizaba a los franceses como ejecutores.
Además de la gran bolsa de la Costa Azul, habían quedado cercadas importantes fuerzas alemanas a lo largo del Loira, así como en la costa bretona. Por desgracia en el oeste se había perdido una gran oportunidad. Tras el cruce del Sena en París y en Melun García Martín había apremiado a los ingleses de Gott para que se moviesen lo más de prisa que pudiesen, pues tenían la oportunidad de atrapar a toda el ala izquierda alemana, que todavía estaba en los alrededores de Le Mans. Pero la expresión “lo más deprisa que pudiesen” debía tener un significado diferente en inglés, pues Gott se había movido con parsimonia propia de la Gran Guerra, organizando ofensivas cuidadosamente planeadas, con apoyo artillero masivo, para tomar colinas defendidas por media docena de críos. El Chef había advertido a Gott que si no aceleraba iba a dejarle sin suministros y sin apoyo aéreo; pero el inglés hizo gala de flema británica y siguió moviéndose a paso de tortuga, mientras los alemanes cruzaban el Sena en todo lo que flotaba.
La lentitud de los ingleses estaba planteando problemas muy graves a García Martín, que no quería dejar escapar a los alemanes de Francia. Ahora estaban desmoralizados y desorganizados, de manera muy similar a los ingleses y franceses en 1940. Pero seguían siendo soldados excelentes, maestros de la guerra moderna, y su flexible estructura de mando les permitía reconstituir unidades en plazos inverosímiles. Esos soldados que escapaban de Le Mans estarían dentro de un mes esperando en Bélgica, armados con Panzerfaust.
García Martín había tenido que tomar una decisión que no le gustaba nada. Las intenciones originales eran seguir hacia Bruselas y luego el estuario del Escalda. No es que el puerto de Amberes tuviese ahora importancia, disponiendo de los de España, de una capacidad logística de un orden de magnitud superior a la americana de la anterior línea temporal, y tras las capturas de Brest y Le Havre. Pero llegando al estuario del Escalda a los alemanes de la costa atlántica, liberaría a la mayor parte de Europa Occidental, y además quedaría libre el corredor de tierras bajas pero secas del sur de Holanda, que daba acceso a la llanura del norte de Alemania. Una ofensiva secundaria protagonizada por la división acorazada Guadarrama acababa de liberar Belfort, abriendo la puerta de Alsacia y del Rin. Sin embargo, iba a tener que renunciar a un plan tan ambicioso.
El ataque general ordenado tras el cruce del Loira había dado los resultados previstos. Las desmoralizadas y acosadas fuerzas alemanas se habían desmoronado, retirándose desordenadamente hacia la frontera alemana, a pesar de las órdenes hitlerianas de resistencia a ultranza. En la práctica, esas absurdas órdenes habían sido beneficiosas para las operaciones aliadas (al general se le hacía raro el empleo de esa palabra, recordando esas historias leídas en la adolescencia y en la Academia). Cuando los alemanes intentaban aguantar, lo que conseguían era quedarse atrapados. De hecho, lo que menos agradaba al general García Martín era cuando los informes decían que las avanzadas no encontraban resistencia: significaba que el ejército alemán estaba consiguiendo retirarse.
De todas maneras, los ataques continuos contra las líneas de comunicación (sobre todo las ferroviarias), junto con la carencia vehículos y de combustible, habían impedido a los alemanes correr tan deprisa como hubiesen deseado y grandes contingentes quedaron en la retaguardia, prestos a ser capturados. El botín más jugoso estaba en la costa mediterránea, donde un grupo de ejércitos entero había quedado cercado. Aunque los franceses deseaban atacarlo y así liberar su territorio, no había costado demasiado convencer a De Gaulle de que esos alemanes, aislados como estaban, no podían influir en la evolución de las operaciones y era mejor dejarlos en paz. Evidentemente, la población civil corría un riesgo muy grave. Los franceses habían enviado mensajes al general Buchs, que mandaba la bolsa, en los que indicaban que cuando los soldados cometían crímenes de guerra dejaban de ser considerados combatientes según la Convención de la Haya, y podían ser juzgados como criminales. El mensaje incluía fotos de guillotinas, el castigo que reservaba el código penal francés para los asesinos. Aparentemente los alemanes se estaban comportando civilizadamente; seguramente porque sabían que pronto iban a convertirse en prisioneros.
En esta cuestión la política del general García Martín, aprobada por Madrid, había sido tajante: los prisioneros de guerra alemanes no solo eran protegidos de venganzas francesas, sino atendidos con los medios posibles, aunque los equipos sanitarios españoles estaban desbordados al tener que atender a decenas de miles de heridos graves. Sin embargo, los criminales eran entregados a las autoridades francesas, que no estacaban por su clemencia. Era una postura, bien lo sabía el Chef, bastante farisaica: como España había abolido la pena de muerte, utilizaba a los franceses como ejecutores.
Además de la gran bolsa de la Costa Azul, habían quedado cercadas importantes fuerzas alemanas a lo largo del Loira, así como en la costa bretona. Por desgracia en el oeste se había perdido una gran oportunidad. Tras el cruce del Sena en París y en Melun García Martín había apremiado a los ingleses de Gott para que se moviesen lo más de prisa que pudiesen, pues tenían la oportunidad de atrapar a toda el ala izquierda alemana, que todavía estaba en los alrededores de Le Mans. Pero la expresión “lo más deprisa que pudiesen” debía tener un significado diferente en inglés, pues Gott se había movido con parsimonia propia de la Gran Guerra, organizando ofensivas cuidadosamente planeadas, con apoyo artillero masivo, para tomar colinas defendidas por media docena de críos. El Chef había advertido a Gott que si no aceleraba iba a dejarle sin suministros y sin apoyo aéreo; pero el inglés hizo gala de flema británica y siguió moviéndose a paso de tortuga, mientras los alemanes cruzaban el Sena en todo lo que flotaba.
La lentitud de los ingleses estaba planteando problemas muy graves a García Martín, que no quería dejar escapar a los alemanes de Francia. Ahora estaban desmoralizados y desorganizados, de manera muy similar a los ingleses y franceses en 1940. Pero seguían siendo soldados excelentes, maestros de la guerra moderna, y su flexible estructura de mando les permitía reconstituir unidades en plazos inverosímiles. Esos soldados que escapaban de Le Mans estarían dentro de un mes esperando en Bélgica, armados con Panzerfaust.
García Martín había tenido que tomar una decisión que no le gustaba nada. Las intenciones originales eran seguir hacia Bruselas y luego el estuario del Escalda. No es que el puerto de Amberes tuviese ahora importancia, disponiendo de los de España, de una capacidad logística de un orden de magnitud superior a la americana de la anterior línea temporal, y tras las capturas de Brest y Le Havre. Pero llegando al estuario del Escalda a los alemanes de la costa atlántica, liberaría a la mayor parte de Europa Occidental, y además quedaría libre el corredor de tierras bajas pero secas del sur de Holanda, que daba acceso a la llanura del norte de Alemania. Una ofensiva secundaria protagonizada por la división acorazada Guadarrama acababa de liberar Belfort, abriendo la puerta de Alsacia y del Rin. Sin embargo, iba a tener que renunciar a un plan tan ambicioso.
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LA FRACTURA
A fin de cuentas el avance del Chef estaba siendo tan audaz que hubiese dado miedo al mismísimo Napoleón. Con fuerzas muy pequeñas, comparadas con el aun muy numeroso ejército alemán, estaba avanzando en un frente estrecho dejando sus flancos expuestos. Además, los tres meses continuos de operaciones estaban pasando factura, y le habían dejado con solo la mitad de sus tanques.
En realidad, pocos habían sido destruidos completamente, y solo veinte eran Leopardo. Las armas alemanas eran casi inútiles contra los carros pesados (solo un Leopardo y dos Linces habían sido puestos fuera de combate por cañones antitanque disparando desde los flancos), y el único peligro real era el de las minas. Las corazas habían sido muy eficaces protegiendo a los tripulantes, y las dos únicas dotaciones de tanques Leopardo que se habían perdido se habían debido a trampas fabricadas con grandes bombas de aviación. Había batallones acorazados que aun no habían tenido ni una baja mortal. Sin embargo, las armas alemanas aunque no destruyesen los tanques, los averiaban, y el desgaste mecánico era aun peor, especialmente en los Leopardo, que tenían más problemas con los repuestos que los Lince de fabricación nacional. Hasta tal punto que García Martín estaba pensando retirar a las divisiones Guzmán el Bueno y Guadarrama de primera línea para que se reconstituyesen. La Castillejos, que empleaba tanques M60, no estaba mejor. Solo las divisiones equipadas con tanques Lince mantenían sus plantillas por encima del 60%.
Además esas armas que eran incapaces contra los tanques eran mucho más efectivas contra los blindados. Los mediocres BMR y VEC, que además equipaban a las vanguardias, habían sufrido bajas serias. Los M113 con su coraza de aluminio eran deshechos por las minas o los Faustpatrone. Los ligeros Lince, Nyala y VAMTAC S3 también habían pasado lo suyo, y cada vez se dependía más de los Pizarro, los Farnesio, y los pocos Piraña que se estaban recibiendo.
Lo mismo pasaba con los helicópteros, herramientas fundamentales del avance. Había tenido que retirar a los Bo 105 por carecer de repuestos, y el puñado de Tigres era tan valioso que lo reservaba para operaciones decisivas. Dependía de los AS 355 para reconocimiento y los EC 135 de ataque, pero se trataba de helicópteros civiles armados y estaban sufriendo bastantes bajas. Aunque mediante tácticas muy cuidadosas se habían conseguido reducir, los alemanes ya no escapaban de los helicópteros como en verano, sino que aguantaban y les disparaban con todo lo que tenían.
El rápido avance había creado otros problemas. A retaguardia habían quedado muchos soldados alemanes que, en lugar de entregarse, intentaban atacar las líneas de comunicación. Al menos se estaba contando con la entusiasta colaboración de la población francesa, que los denunciaba ante la gendarmería. Luego eran reducidos bien por formaciones aeromóviles españolas, bien por el ejército francés. Pero significaba que la división Aragón, en lugar de encabezar el avance, se tenía que emplear a fondo en mantener las líneas.
En cualquier caso, el potencial de las fuerzas de García Martín era apenas dos tercios del que había tenido en verano. La incorporación de unidades como la acorazada polaca, la Sagunto (formada con “Soberanos” y “Centenarios”) o la Canarias, había permitido formar una reserva y mantener el avance. Pero seguía siendo demasiado poco. La ofensiva hacia el Escalda quedaba amenazada no solo por las tropas alemanas en la costa, que los ingleses no habían sido capaces de destruir, sino por la gran brecha, de doscientos kilómetros, que quedaba entre sus fuerzas y la ofensiva secundaria que tras liberar Belfort había entrado en Alsacia y se aproximaba al Rin.
Los alemanes habían detectado el gran hueco y estaban concentrando fuerzas en los alrededores de Metz y Nancy, al mando del general Von Manstein. Hasta ahora no habían preocupado mucho a García Martín: aunque en el sector tenía pocas reservas (las divisiones Extremadura, Sagunto y la polaca), contaba con la velocidad de movimientos y, si a los germanos s eles ocurría contratacar, cercarlos a su vez desde el norte. Pero no podía atender a los dos flancos a la vez y además seguir avanzando.
Por tanto, iba a mantener el avance hacia Bélgica solo con la Guadarrama y la Castillejos, mientras que la Galicia, la San Marcial y la recién incorporada Canarias recorrerían el espacio entre los ríos Sena y Somme para llegar al Canal de la Mancha. Acababa de dar las órdenes cuando un oficial de enlace pidió permiso y entregó al general un documento. Tras leerlo, García Martín cambió sonrió y dijo a sus ayudantes.
—Cambio de planes. El ejército eslovaco de Metz ha cambiado de bando y ha abandonado a sus amos alemanes. Vamos a aprovechar la oportunidad. Señores, nos vamos hacia el Rin.
En realidad, pocos habían sido destruidos completamente, y solo veinte eran Leopardo. Las armas alemanas eran casi inútiles contra los carros pesados (solo un Leopardo y dos Linces habían sido puestos fuera de combate por cañones antitanque disparando desde los flancos), y el único peligro real era el de las minas. Las corazas habían sido muy eficaces protegiendo a los tripulantes, y las dos únicas dotaciones de tanques Leopardo que se habían perdido se habían debido a trampas fabricadas con grandes bombas de aviación. Había batallones acorazados que aun no habían tenido ni una baja mortal. Sin embargo, las armas alemanas aunque no destruyesen los tanques, los averiaban, y el desgaste mecánico era aun peor, especialmente en los Leopardo, que tenían más problemas con los repuestos que los Lince de fabricación nacional. Hasta tal punto que García Martín estaba pensando retirar a las divisiones Guzmán el Bueno y Guadarrama de primera línea para que se reconstituyesen. La Castillejos, que empleaba tanques M60, no estaba mejor. Solo las divisiones equipadas con tanques Lince mantenían sus plantillas por encima del 60%.
Además esas armas que eran incapaces contra los tanques eran mucho más efectivas contra los blindados. Los mediocres BMR y VEC, que además equipaban a las vanguardias, habían sufrido bajas serias. Los M113 con su coraza de aluminio eran deshechos por las minas o los Faustpatrone. Los ligeros Lince, Nyala y VAMTAC S3 también habían pasado lo suyo, y cada vez se dependía más de los Pizarro, los Farnesio, y los pocos Piraña que se estaban recibiendo.
Lo mismo pasaba con los helicópteros, herramientas fundamentales del avance. Había tenido que retirar a los Bo 105 por carecer de repuestos, y el puñado de Tigres era tan valioso que lo reservaba para operaciones decisivas. Dependía de los AS 355 para reconocimiento y los EC 135 de ataque, pero se trataba de helicópteros civiles armados y estaban sufriendo bastantes bajas. Aunque mediante tácticas muy cuidadosas se habían conseguido reducir, los alemanes ya no escapaban de los helicópteros como en verano, sino que aguantaban y les disparaban con todo lo que tenían.
El rápido avance había creado otros problemas. A retaguardia habían quedado muchos soldados alemanes que, en lugar de entregarse, intentaban atacar las líneas de comunicación. Al menos se estaba contando con la entusiasta colaboración de la población francesa, que los denunciaba ante la gendarmería. Luego eran reducidos bien por formaciones aeromóviles españolas, bien por el ejército francés. Pero significaba que la división Aragón, en lugar de encabezar el avance, se tenía que emplear a fondo en mantener las líneas.
En cualquier caso, el potencial de las fuerzas de García Martín era apenas dos tercios del que había tenido en verano. La incorporación de unidades como la acorazada polaca, la Sagunto (formada con “Soberanos” y “Centenarios”) o la Canarias, había permitido formar una reserva y mantener el avance. Pero seguía siendo demasiado poco. La ofensiva hacia el Escalda quedaba amenazada no solo por las tropas alemanas en la costa, que los ingleses no habían sido capaces de destruir, sino por la gran brecha, de doscientos kilómetros, que quedaba entre sus fuerzas y la ofensiva secundaria que tras liberar Belfort había entrado en Alsacia y se aproximaba al Rin.
Los alemanes habían detectado el gran hueco y estaban concentrando fuerzas en los alrededores de Metz y Nancy, al mando del general Von Manstein. Hasta ahora no habían preocupado mucho a García Martín: aunque en el sector tenía pocas reservas (las divisiones Extremadura, Sagunto y la polaca), contaba con la velocidad de movimientos y, si a los germanos s eles ocurría contratacar, cercarlos a su vez desde el norte. Pero no podía atender a los dos flancos a la vez y además seguir avanzando.
Por tanto, iba a mantener el avance hacia Bélgica solo con la Guadarrama y la Castillejos, mientras que la Galicia, la San Marcial y la recién incorporada Canarias recorrerían el espacio entre los ríos Sena y Somme para llegar al Canal de la Mancha. Acababa de dar las órdenes cuando un oficial de enlace pidió permiso y entregó al general un documento. Tras leerlo, García Martín cambió sonrió y dijo a sus ayudantes.
—Cambio de planes. El ejército eslovaco de Metz ha cambiado de bando y ha abandonado a sus amos alemanes. Vamos a aprovechar la oportunidad. Señores, nos vamos hacia el Rin.
Última edición por Domper el 11 Jul 2016, 18:42, editado 2 veces en total.
Tu regere imperio fluctus Hispane memento
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LA FRACTURA
Rocarol, Josep EL PERIODISTA RETRATADO, DIARIO DE FRANCIA Editorial San Quintín, Barcelona, 1943/2018
Capítulo IV. Los Soberanos.
Tras llegar a Clermont, me incorporé a la Primera Compañía de la XIII Bandera de la Legión. Hombres jóvenes, sí, aunque algunos como me adelantó el Comandante Roig en Tolouse, tenían varias campañas a sus espaldas. Y no era de extrañar, los soberanos eran españoles nacidos entre 1915 y 1920; enrolados en los ejércitos que combatirían en la Guerra Civil Española. Acabada ésta, varios de aquellos hombres decidieron continuar la carrera de las armas, por las más diversas razones. Tras la Fractura, no todos los legionarios o intregantes de las unidades de recluta decidieron permanecer encuadrados en el Ejército; pero aquellos 650 legionarios sí.
En principio, la Brigada de los Soberanos debía actuar como fuerza de reconocimiento de las fuerzas francesas destinadas a liberar Alsacia, gracias a su equipo tecnico. Los frondosos bosques del Jura y Alsacia erann un escenario ideal para que las fuerzas alemanas que conservaban su capacidad de combate, frenaran el avance de los Ejércitos de la Comunidad Europea...
... al disponer de equipos de visión nocturna, y con capacidad de ser transportados en helicoptero, los legionarios debían aprovechar las horas de menos luz para abrir vías seguras al 1ere Armée Francaise....
Capítulo V.Metz
No participaría en la liberación de Alsacia, una cuestión que para el Gobierno Provisional de Francia era una necesidad nationale. A cambio, los Soberanos buscarían auxiliar a los rebelados eslovacos dirigidos por Ján Golian, un jovencísimo General de Brigada eslovaco nacido en 1906. Para la misión, la Brigada se uniría a su hermana de Melilla, conocida como los Centenarios, ya que la mayoría de la tropa se acercaba a los 100 años. La División formada ad hoc, fue denominada Mio Cid.
A pesar de su nombre, las tropas de Regulares no se sintieron molestas... Cid, Sidi... Señor... no creo que hubieran oido hablar del Rodrigo Díaz de Vivar....
... los numerosos problemas con las fuerzas frnacesas que debían liberar Metz...
... la mayoría de las fuerzas francesas entrenadas estaban con el 1ere Armée, pero la política puso a varios batallones recien reclutados en vanguardia de la expedición...
... a la tercera matanza de los bisoños franceses al pretender liberar poblaciones de lorena, el mando decisió que fueran los legionarios y regulares quienes limpiaran las poblaciones. No había duda de su habilidad en la lucha callejera, casa por casa. No era para menos, Ciudad Universitaria o Belchite o Brunete no eran simples apuntes en un libro de Historia...
Capítulo IV. Los Soberanos.
Tras llegar a Clermont, me incorporé a la Primera Compañía de la XIII Bandera de la Legión. Hombres jóvenes, sí, aunque algunos como me adelantó el Comandante Roig en Tolouse, tenían varias campañas a sus espaldas. Y no era de extrañar, los soberanos eran españoles nacidos entre 1915 y 1920; enrolados en los ejércitos que combatirían en la Guerra Civil Española. Acabada ésta, varios de aquellos hombres decidieron continuar la carrera de las armas, por las más diversas razones. Tras la Fractura, no todos los legionarios o intregantes de las unidades de recluta decidieron permanecer encuadrados en el Ejército; pero aquellos 650 legionarios sí.
En principio, la Brigada de los Soberanos debía actuar como fuerza de reconocimiento de las fuerzas francesas destinadas a liberar Alsacia, gracias a su equipo tecnico. Los frondosos bosques del Jura y Alsacia erann un escenario ideal para que las fuerzas alemanas que conservaban su capacidad de combate, frenaran el avance de los Ejércitos de la Comunidad Europea...
... al disponer de equipos de visión nocturna, y con capacidad de ser transportados en helicoptero, los legionarios debían aprovechar las horas de menos luz para abrir vías seguras al 1ere Armée Francaise....
Capítulo V.Metz
No participaría en la liberación de Alsacia, una cuestión que para el Gobierno Provisional de Francia era una necesidad nationale. A cambio, los Soberanos buscarían auxiliar a los rebelados eslovacos dirigidos por Ján Golian, un jovencísimo General de Brigada eslovaco nacido en 1906. Para la misión, la Brigada se uniría a su hermana de Melilla, conocida como los Centenarios, ya que la mayoría de la tropa se acercaba a los 100 años. La División formada ad hoc, fue denominada Mio Cid.
A pesar de su nombre, las tropas de Regulares no se sintieron molestas... Cid, Sidi... Señor... no creo que hubieran oido hablar del Rodrigo Díaz de Vivar....
... los numerosos problemas con las fuerzas frnacesas que debían liberar Metz...
... la mayoría de las fuerzas francesas entrenadas estaban con el 1ere Armée, pero la política puso a varios batallones recien reclutados en vanguardia de la expedición...
... a la tercera matanza de los bisoños franceses al pretender liberar poblaciones de lorena, el mando decisió que fueran los legionarios y regulares quienes limpiaran las poblaciones. No había duda de su habilidad en la lucha callejera, casa por casa. No era para menos, Ciudad Universitaria o Belchite o Brunete no eran simples apuntes en un libro de Historia...
Tempus Fugit
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- Teniente Coronel
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- Registrado: 27 Ene 2009, 18:25
LA FRACTURA
BRATISLAVA (REPÚBLICA ESLOVACA)
La deserción del ejército había dejado a Jozef Tiso en mala situación ante Alemania, lo que había llevado a la actuación en respuesta alemana.
De inmediato se destacaron tropas alemanas disponibles en Polonia y el Protectorado para marchar sobre Eslovaquia con el fin de evitar una revuelta en el país.
Himmler ya veía ampliado su poder, ahora que Heydrich había sido nombrado Protector Adjunto de Bohemia y Moravia, esperando poner a otro de sus lugartenientes en el nuevo Reichsprotektorat de Nitra, que era la nueva denominación dada a la República Eslovaca, que se esperaba disolver. Pero en diversas regiones hubo problemas, en especial entorno a Banská Bystrica.
Para colmo Hungría ya no podía contenerse más y rechazando las ofertas de territorio eslovaco, cerraba la frontera declarando la movilización general de todas sus reservas, mientras casi suplicaba la alianza de la Entente Balcánica.
La deserción del ejército había dejado a Jozef Tiso en mala situación ante Alemania, lo que había llevado a la actuación en respuesta alemana.
De inmediato se destacaron tropas alemanas disponibles en Polonia y el Protectorado para marchar sobre Eslovaquia con el fin de evitar una revuelta en el país.
Himmler ya veía ampliado su poder, ahora que Heydrich había sido nombrado Protector Adjunto de Bohemia y Moravia, esperando poner a otro de sus lugartenientes en el nuevo Reichsprotektorat de Nitra, que era la nueva denominación dada a la República Eslovaca, que se esperaba disolver. Pero en diversas regiones hubo problemas, en especial entorno a Banská Bystrica.
Para colmo Hungría ya no podía contenerse más y rechazando las ofertas de territorio eslovaco, cerraba la frontera declarando la movilización general de todas sus reservas, mientras casi suplicaba la alianza de la Entente Balcánica.
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