Los Tercios Españoles.
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zimisces escribió:En aquel momento Francia estaba paralizada por las guerras religiosas y España tenía dentro del país galo como aliado a la poderosa la Liga Católica que ocupaba el Noreste-Este francés. Los rebeldes holandeses estaban totalmente machacados, aún cuando Farnesio abandonó el país para luchar en Francia en 1590 no fueron capaces en los siguientes cinco años sino de lanzar golpes de mano y ataques a las zonas más desguarnecidas por los españoles, los ataques más peligrosos se produjeron después de 1595.
Pero si Farnesio abandona flandes en 1588 es posible que la guerra en Inglaterra durase muchos años, no la resistencia del ejercito ingles si no la resistencia de puntos rebeldes afines a la reina protestante y si en ese momento holanda y francia deciden atacar, no digo en 1590 pero si en el 93 con un pequeño ejercito holandes y otro frances seria demasiado para las arcas españolas soportar el esfuerzo de guerra.
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Realmente si queréis seguir con este debate deberíais continuar aquí http://www.militar.org.ua/foro/what-if- ... 18254.html para no deformar el excelente trabajo de tercioidiaquez y Carlos Valenzuela.
En cuanto a ataques conjuntos franco holandeses, estos eran improbables, Francia estaba sumida en una guerra civil-religiosa, y Holanda arrinconada en un par de provincias., además en Flandes quedaban mas de 30.000 soldados para proteger los dominios de Filipo.
En cuanto a ataques conjuntos franco holandeses, estos eran improbables, Francia estaba sumida en una guerra civil-religiosa, y Holanda arrinconada en un par de provincias., además en Flandes quedaban mas de 30.000 soldados para proteger los dominios de Filipo.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
- tercioidiaquez
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En un Tercio recién levado, los cabos de escuadra eran escogidos normalmente entre la recluta que se acababa de hacer. Sólo el alférez y el sargento habían sido soldados con anterioridad
¿Estás seguro de esto Carlos? ¿Lo has leido en alguna fuente contemporanea?
La verdad, a mí se me hace bastante raro que fuera algo usual el hacerlo así.
Una hipótesis que se me ocurre, ¿no podría ser que se nombrara Cabos a aquellos que se reenganchaban y que previamente habían sido ya soldados?
creo que hay un tercer valor, complementario a la técnica y al coraje, que es la veteranía: el hecho de haberse visto en una situación semejante, el saber que lo que estás haciendo realmente tiene un resultado positivo, debía ser, cuanto menos, tranquilizador, y cuanto más, vigorizante. Y los Tercios, eran unidades veteranas: en la mayoría de Estados no hubo un ejército permanente como lo hubo en Flandes o en Italia.
Yo creo que la moral del combatiente es una suma de todo, allí vendría incluida la "veteranía" obviamente,pero uno de los principales para mí, era el sentimiento del honor.
“…Las piezas de campaña se perdieron; bandera de español ninguna…” Duque de Alba tras la batalla de Heiligerlee.
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tercioidiaquez escribió:¿Estás seguro de esto Carlos? ¿Lo has leido en alguna fuente contemporanea?
Una hipótesis que se me ocurre, ¿no podría ser que se nombrara Cabos a aquellos que se reenganchaban y que previamente habían sido ya soldados?
No, no estoy seguro. Era una generalización, práctica contra la cual yo he hablado...
Alonso de Contreras narraba acerca de su nombramiento como alférez en 1603:Dí mi memorial en el Consejo de Guerra pidiendo me aprobasen, y en consideración de mis pocos servicios fuí aprobado.
Recebí dos tambores, hice una honrada bandera, compré cajas, y mi capitán me dió los despachos y poder para que arbolase la bandera en la ciudad de Ecija y marquesado de Pliego; tomé mulas, y con el sargento y mis dos tambores y un criado mío, tomamos el camino de Madrid, á donde llegamos en cuatro días. [...]
Toqué mis cajas; eché los bandos ordinarios; comencé á alistar soldados con mucha quietud, que el Corregidor y caballeros me hacían mucha merced por ello. [...]
Compré cuatro arcabuces que puse en el cuerpo de guardia, además de doce medias picas que tenía, y dejé pasar algunos días, con que se aseguraron y entraban en el cuerpo de guardia; yo tenía más de 120 soldados, aunque los 100 estaban alojados en el marquesado de Pliego, y conmigo tenía veinte, gente vieja á quien socorría; y un día que estaban en el cuerpo de guardia muy descuidados hice encender cuerdas y que tomasen los arcabuces y se entrasen tras mí.
Él mismo da noticia de que tenía veinte soldados viejos de un total de 120. Evidentemente, nombraría cabos de escuadra - aunque no lo relata - a estos soldados viejos antes que al resto.
Las recomendaciones respecto a lso cabos siempre eran de nombrar gente experimentada. Marcos de Isaba apunta la cifra de 5 años de veteranía necesaria para poder adquirir el grado de cabo, que a mí me parece más tiempo del que estaría gran parte de los soldados en servicio en zonas de guerra viva como en Flandes.
Pero otra cosa es que estos soldados viejos se encontrasen efectivamente en las zonas de reclutamiento en España. Lo habitual era que no hubiesen desmovilizaciones, que las tropas se reclutasen, y viajasen hasta Italia o Flandes, y allí - por lo menos como unidad - pasasen el resto de sus días.
Evidentemente, existía la posibilidad de conseguir una licencia, que generalmente era temporal - por seis meses o un año - pero que podía acabar derivando en continua por no retorno del licenciado o en otros casos, el hacer dejación de su puesto sin licencia, o sea, desertar directamente.
Parker da la cifra de 854 licencias para Flandes entre 1582 y 1586, para un total de 11.570 bajas. LA mayoría de la gente que pedía y conseguía licencia, eran soldados - u oficiales reformados o con plaza - que marchaban a la Corte a obtener prebendas o ascensos que en su lugar de servicio no podrían obtener tan fácilmente, como por ejemplo, que les diesen algún cargo en alguna compañía que se levase, o simplemente, una pensión o entretenimiento con la que mantenerse en virtud de los servicios prestados.
¿Cuántos de estos licenciados volverían voluntariamente a enrolarse como soldados? No lo sé. ¿Habría suficiente número de ellos para cubrir las plazas de cabos de escuadra necesarios? Imagino que el reclutamiento iría a rachas. Quizás a los que volvieran a España para gozar de sus entretenimientos, añoraran la vida de soldado, o simplemente, malvivían con las "pensiones" que podrían conseguir, y el volver a enrolarse sería una nueva oportunidad, pero puede que muchos de los soldados viejos que campasen por España hubieran hecho dejación de sus puestos sin licencia.
En 1568 se levó como indiqué el Tercio de Flandes en España, realizada la leva por entretenidos del Duque de Alba, que recibieron sus patentes de capitán en Madrid, yendo por el Mar del Norte vía Laredo-Santander a Flandes.
Como no indica que viajasen con sus alféreces y sargentos - o personas como ellos sin cargo que habían de ser nombrados al llegar a Madrid - se puede pensar que iban sólos, o que por el contrario, hubieran llevado gente de confianza, soldados viejos de Flandes para esos cargos. O tal vez los nombraron en España entre algunos que se decían soldados viejos o que lo eran realmente, fueran de confianza o no, con la posibilidad de reformarlos a la llegada, y nombrar allí sargentos y alféreces de entre los soldados de los otros tres Tercios existentes. Y esto - y es ahí donde quería llegar - se podía hacer también con los cabos de escuadra, porque con licencia de los capitanes y de los maestres de campo, un soldado podía mudar de compañía y de tercio si lo solicitaba el capitán adonde debía alistarse, y como algunos tratadistas advierten contra lo contrario - los "fichajes" sin consentimiento - se puede entender que esto era común.
Así, un Tercio recién levado y con oficiales mayores y menores y cabos de escuadra sin experiencia, podía viajar hasta una zona donde hubieran tropas viejas - Flandes o Italia - y allí reforzarse con soldados viejos, sin tener que recurrir al procedimiento de la reforma, sin disolver la unidad nueva por completo en la vieja.
En una instrucción de 1538 se indicaba respecto a tres tercios que fueron reformados en uno sólo:Ansimismo, se le ordena que de aquí adelante, ningún capitán haga alférez ni sargento ni cabo descuadra , que no sean muy buenos soldados, conoscidos y personas beneméritas para los tales cargos, á nuestros contentamientos, porque si no fueren tales, yo nombraré y proveeré cuáles convienen al servicio de Su Magestad. Se manda á los dichos capitanes señalen sus cabos descuadras en esta muestra, para que sean conoscidos y para que, si alguno dellos no fuere para el tal cargo, se nombre y provea otro suficiente: é mando al contador que si los capitanes no lo quisieren nombrar, no les libren sus ventajas, y, así bien, le mando que desta primera paga en adelante, no libre ni pague ningún alférez ni sargento ni cabo descuadra nuevamente criado por los dichos capitanes, sin aprobación mia; con apercibimiento que si lo libráre, le hiciere pagar con el, cuatro tanto de las pagas de los tales oficiales.
"Señalen sus cabos de escuadra" ¿O sea que normalmente no los señalaban en la muestra? Respecto a los alféreces y sargentos no indica otra cosa sino que su nombramiento esté a sometimiento de aprobación por parte del Capitán General, lo cual puede indicar o bien que no eran oficiales de la calidad esperada, o que el Capitán General pretendía reforzar su autoridad sobre los capitanes, o una mezcla de los dos, pero respecto a los cabos de escuadra hace esta indicación muy específica.
Marcos de Isaba - "especialista" en las guarniciones de Italia - alertaba de que cuando marchaba un Tercio de Italia, algunos soldados no iban, sino que se quedaban pululando, y que cuando una nueva unidad venía relevarlos, estos soldados sentaban plaza en las compañías recién llegadas:
"Que venida orden de su majestad que la primavera que viene hayan de pasar en Flandes o ir a la Armada o a otra parte [...] luego se huyen y ausentan de sus banderas [...] y después salen [...] [y] los capitanes que nuevamente han venido en aquellos presidios [...] los recogen [...] en sus compañías".
A mí sinceramente, no me parecen estos los mejores instructores, y sigo apostando por la reforma - dilución de unidades nuevas en viejas - como la mejor escuela posible, amén, claro está, del servicio en zona de guerra viva, pero las variantes serían muchas y las circunstancias [oportunidad y necesidad] marcarían el camino a seguir.
Respecto a la honra, una cita de Marcos de Isaba:
"sería mejor para él haber quedado en una batería o foso o en otra parte honrada muerto, aunque careciese de sepultura que no verse en tan ruin y mísero estado"
- tercioidiaquez
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Respecto al ejemplo de Contreras, que creo que es bastante "ejemplar" (alejado de mitos rimbombantes) a mí me recuerda a lo que sucede hoy en día en los periodos de formación de los reclutas.
Se "habilita" al soldado más antiguo para ese periodo de formación, incluso (según el sitio claro) se le llama "Cabo" aunque no disponga de ese empleo.
¿No podría ser (y es una suposición mía) que se utilizaran como cabos a estos "soldados viejos" de manera "interina" y solo mientras llegaran a su destino final? Supongo que se le daria alugna "ventaja" de la bolsa de adelantos.
Se me hace muy raro que un recién alistado pudiera ascender a Cabo y que mantuviera ese empleo incluso al reformar su compañía e integrarse en otras. El resquemor que ese nombramiento podría crear en soldados viejos sería muy grande, creo yo.
Y teniendo en cuenta, que el sistema "funcionaba", lo veo un lastre para las unidades.
Se "habilita" al soldado más antiguo para ese periodo de formación, incluso (según el sitio claro) se le llama "Cabo" aunque no disponga de ese empleo.
¿No podría ser (y es una suposición mía) que se utilizaran como cabos a estos "soldados viejos" de manera "interina" y solo mientras llegaran a su destino final? Supongo que se le daria alugna "ventaja" de la bolsa de adelantos.
Se me hace muy raro que un recién alistado pudiera ascender a Cabo y que mantuviera ese empleo incluso al reformar su compañía e integrarse en otras. El resquemor que ese nombramiento podría crear en soldados viejos sería muy grande, creo yo.
Y teniendo en cuenta, que el sistema "funcionaba", lo veo un lastre para las unidades.
“…Las piezas de campaña se perdieron; bandera de español ninguna…” Duque de Alba tras la batalla de Heiligerlee.
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La verdad es que las aventuras de Contreras, a pesar del tono sarcástico, tienen fama de ser muy realistas, amén de muy entretenidas, aunque el final sea muy poco épico.
http://www.cervantesvirtual.com/servlet ... /index.htm
En el proceso de reforma, por lo común, eran las compañías de las unidades reformadas las que acababan con sus oficiales reformados, así que los soldados nuevos quedaban "supeditados" a los viejos, por así decirlo.
De todas maneras, los cabos de escuadra no eran oficiales, y la verdad, es que no he visto ninguna referencia a reformas de esos cargos, que no digo que no se produjeran.
Respecto al interín, Marcos de Isaba proponía un tipo de unidades itinerantes, en las que los capitanes que realizasen las levas simplemente se encargaran de llevar las tropas a destino para rehinchir con estas reclutas las compañías viejas y que luego retornasen a la Corte, en calidad de entretenidos, a esperar nuevas levas, pero lo que sucedía era que cuando se reformaban los Tercios recién llegados, estos capitanes pasaban comúnmente a ser oficiales reformados, teóricamente haciendo oficio de soldado raso, aunque evidentemente, con ciertas ventajas por la calidad de su persona, y el mantenimiento del sueldo íntegro señalado.
En la Ordenanza de 1632 indica lo siguiente:
Me da a mí en las narices, que el artículo 22, se lo pasaron por el 33...
Por cierto, que acabo de releer lo que dice respecto el adiestramiento de las tropas la citada Ordenanza:
Que me pregunto yo con que argumento seduces para ir de marcha a un soldado al cual no le pagas hace un año...
Inciso: A ver si encuentro la "Colección General de las Ordenanzas Militares" de José Antonio Portugués, donde aparecen esta y las precedentes, de los reinados de Felipe III y Felipe II [así como "todas" las anteriores a la fecha de publicación del libro en 1764].
Ejemplo de "integración" inicial en el Ejército de Flandes de un Tercio que fue reformado al año de su llegada:
Y me detengo, porque entiendo que el proceso está claro: las compañías bisoñas entraban de presidio y las viejas salían al campo.
Lo que yo no entiendo, es que con tanto número de oficiales reformados como habría - muchos de unidades viejas, o ni siquiera que hubieran servido un año - se daban compañías a "capitanes mozos" y "capitanes sin barbas" que ni siquiera habían servido como soldados... Desde luego, el nepotismo no es un invento moderno.
http://www.cervantesvirtual.com/servlet ... /index.htm
tercioidiaquez escribió:¿No podría ser (y es una suposición mía) que se utilizaran como cabos a estos "soldados viejos" de manera "interina" y solo mientras llegaran a su destino final? Supongo que se le daria alugna "ventaja" de la bolsa de adelantos.
Se me hace muy raro que un recién alistado pudiera ascender a Cabo y que mantuviera ese empleo incluso al reformar su compañía e integrarse en otras. El resquemor que ese nombramiento podría crear en soldados viejos sería muy grande, creo yo.
En el proceso de reforma, por lo común, eran las compañías de las unidades reformadas las que acababan con sus oficiales reformados, así que los soldados nuevos quedaban "supeditados" a los viejos, por así decirlo.
De todas maneras, los cabos de escuadra no eran oficiales, y la verdad, es que no he visto ninguna referencia a reformas de esos cargos, que no digo que no se produjeran.
Respecto al interín, Marcos de Isaba proponía un tipo de unidades itinerantes, en las que los capitanes que realizasen las levas simplemente se encargaran de llevar las tropas a destino para rehinchir con estas reclutas las compañías viejas y que luego retornasen a la Corte, en calidad de entretenidos, a esperar nuevas levas, pero lo que sucedía era que cuando se reformaban los Tercios recién llegados, estos capitanes pasaban comúnmente a ser oficiales reformados, teóricamente haciendo oficio de soldado raso, aunque evidentemente, con ciertas ventajas por la calidad de su persona, y el mantenimiento del sueldo íntegro señalado.
En la Ordenanza de 1632 indica lo siguiente:
22. Y porque estando los presidios con la gente de su dotación, se habrá de sacar dellos la necesaria para enviar a las provincias fuera de España y rehinchir las banderas que residen en ellas, mando que en este caso vaya la gente sin capitanes, y sólo, cuando de Italia pasaren banderas a Flandes, podrán ir de los presidios de España otro tanto número de compañías a restaurar en su número de banderas los Tercios de Italia.
Me da a mí en las narices, que el artículo 22, se lo pasaron por el 33...
Por cierto, que acabo de releer lo que dice respecto el adiestramiento de las tropas la citada Ordenanza:
38. Cuando la gente estuviere alojada, se ejercite muy a menudo aliendo al campo, formando escuadrones, escaramuzando y haciendo otros actos de agilidad, porque demás de que así se harán diestros para el tiempo de la ocasión, cesarán los inconvenientes que la ociosidad trae consigo.
Que me pregunto yo con que argumento seduces para ir de marcha a un soldado al cual no le pagas hace un año...
Inciso: A ver si encuentro la "Colección General de las Ordenanzas Militares" de José Antonio Portugués, donde aparecen esta y las precedentes, de los reinados de Felipe III y Felipe II [así como "todas" las anteriores a la fecha de publicación del libro en 1764].
Ejemplo de "integración" inicial en el Ejército de Flandes de un Tercio que fue reformado al año de su llegada:
Llegó en este tiempo á los Estados de Flandes el tercio de infantería española (repartido en diez y siete banderas) que dije se levantaba en España. Llevólas á cargo el capitán D. Antonio de Zúñiga [...] y por ser la gente que llevó bisoña , mandó Alexandro
se repartiese y mezclase en los demás tercios y partes donde
hubiese infantería española, dió quinientos soldados para el
castillo de Amberes , porque los trescientos que habian estado
en él de la reformación pasada que se hizo en Give, que como
tengo escrito habian tocado al tercio de D. Francisco de Bobadilla,
los licenció el coronel Cristóbal de Mondragon para que
se fuesen á sus banderas. Las demás compañías y soldados
sueltos se repartieron; dos compañías entraron en la villa de
Terramunda, y porque, como ya he escrito, habia en esta
plaza otras dos de soldados viejos, salió la una del capitán
Alonso de Vega , del tercio viejo , por estar muy enfermo este
Capitán, y la otra de D. Alvaro Osorio , del tercio de D. Juan
del Águila. En el fuerte del Saso entraron otras dos de bisónos
y salieron del las que habia del tercio de D. Juan, de los capitanes
D. Antonio de Sotomayor y de Torres de Vivero
Y me detengo, porque entiendo que el proceso está claro: las compañías bisoñas entraban de presidio y las viejas salían al campo.
Lo que yo no entiendo, es que con tanto número de oficiales reformados como habría - muchos de unidades viejas, o ni siquiera que hubieran servido un año - se daban compañías a "capitanes mozos" y "capitanes sin barbas" que ni siquiera habían servido como soldados... Desde luego, el nepotismo no es un invento moderno.
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Teníamos a nuestro aspirante a Capitán, presentando sus "credenciales" para poder optar al puesto.
El momento de la concesión de permisos para la recluta de unidades, se procuraba en la corte mantener en secreto, pues siempre levantaba el interés de los aspirantes, que intentarían presentarse y presionar para ser elegido.
Si el Consejo de Guerra no dictaba en favor del pretensor, este podía recurrir, mediante un documento escrito, motivado y explicando sus razones. El documento se llamaba "memorial", que podía presentarse al mismo Consejo o al propio monarca, en audiencia pública., pero como las "cosas de palacio van despacio", estas decisiones podían llevar mucho tiempo:
"..he estado yo seis meses pretendiendo una bandera tras veinte años de servicio y haber perdido la sangre en el servicio del Rey como lo dicen estas heridas" ("El Buscón" de Quevedo).
El momento de la concesión de permisos para la recluta de unidades, se procuraba en la corte mantener en secreto, pues siempre levantaba el interés de los aspirantes, que intentarían presentarse y presionar para ser elegido.
Si el Consejo de Guerra no dictaba en favor del pretensor, este podía recurrir, mediante un documento escrito, motivado y explicando sus razones. El documento se llamaba "memorial", que podía presentarse al mismo Consejo o al propio monarca, en audiencia pública., pero como las "cosas de palacio van despacio", estas decisiones podían llevar mucho tiempo:
"..he estado yo seis meses pretendiendo una bandera tras veinte años de servicio y haber perdido la sangre en el servicio del Rey como lo dicen estas heridas" ("El Buscón" de Quevedo).
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Finalmente, el Consejo asciende a nuestro aspirante, ya convertido en Capitán.
Para ello,y para reconocerle el empleo le concede la "patente" (el documento que lo acredita como tal).
Con el ascenso se le entregaban más documentos: la "conducta" y una serie de órdenes.
Para ello,y para reconocerle el empleo le concede la "patente" (el documento que lo acredita como tal).
Con el ascenso se le entregaban más documentos: la "conducta" y una serie de órdenes.
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La conducta era el documento en el que se especificaba las normas para la recluta.
Se especificaba la comarca, el número de reclutas y las condiciones que debían reunir, jóvenes pero no niños (mayores de 20 años, aunque la teoría era otra cosa), si venían con sus propias armas, mejor.
Respecto a los niños alistados, muchos se contrataban como mozos de los soldados, para prepararles la comida, el alojamiento, servirles en suma. Una de sus misiones más importantes era el conseguir la comida.
También como "pajes de rodela", a la usanza de los antiguos escuderos, aunque el sujetar la rodela, se hacía en combate, delante de su amo.
Se sabe, que en el sitio de Amiens, los ingleses mataron a 80 mozos que buscaban comida.
"muchachos algunos y a los más de 8 a 10 años, hicieron mucha lástima entre los soldados no se suele usar el herillo, que aunque los más eran naturales (niños de la propia comarca) franceses, fue una inhumanidad muy grande el matallos".
El autor de libro "la infantería en torno al siglo del oro" escribe a continuación:
"Inhumanidad que los españoles castigaron con la muerte de unos doscientos enemigos "los más, ingleses".
Se especificaba la comarca, el número de reclutas y las condiciones que debían reunir, jóvenes pero no niños (mayores de 20 años, aunque la teoría era otra cosa), si venían con sus propias armas, mejor.
Respecto a los niños alistados, muchos se contrataban como mozos de los soldados, para prepararles la comida, el alojamiento, servirles en suma. Una de sus misiones más importantes era el conseguir la comida.
También como "pajes de rodela", a la usanza de los antiguos escuderos, aunque el sujetar la rodela, se hacía en combate, delante de su amo.
Se sabe, que en el sitio de Amiens, los ingleses mataron a 80 mozos que buscaban comida.
"muchachos algunos y a los más de 8 a 10 años, hicieron mucha lástima entre los soldados no se suele usar el herillo, que aunque los más eran naturales (niños de la propia comarca) franceses, fue una inhumanidad muy grande el matallos".
El autor de libro "la infantería en torno al siglo del oro" escribe a continuación:
"Inhumanidad que los españoles castigaron con la muerte de unos doscientos enemigos "los más, ingleses".
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También se le daba una cantidad de dinero para el adelanto (que no prima de enganche) que había que dar a los alistados.
Cuando se hacía público el nombramiento, es de suponer que al nuevo Capitán, se le acercarán todo tipo de personas,para solicitar un cargo en su todavía no creada compañía.
Además de elegir a sus oficiales, debía reclutar los tambores (que eran los músicos que tocaban las "cajas de guerra", aunque con el tiempo, el término pasó al instrumento musical) y los pifanos, así como elegir el diseño y mandar construir su bandera.
Cuando se hacía público el nombramiento, es de suponer que al nuevo Capitán, se le acercarán todo tipo de personas,para solicitar un cargo en su todavía no creada compañía.
Además de elegir a sus oficiales, debía reclutar los tambores (que eran los músicos que tocaban las "cajas de guerra", aunque con el tiempo, el término pasó al instrumento musical) y los pifanos, así como elegir el diseño y mandar construir su bandera.
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Una vez hecho esto, nuestro flamante Capitán, se dirige con sus subordinados a la zona marcada en sus documentos para iniciar la recluta.
Aunque como cuenta Alonso de Contreras, no debía ser tarea exclusiva del Capitán, pues él siendo Alférez tambien realizó esta tarea sin su superior.
La llegada de los oficiales al pueblo era toda una novedad.
Con los tambores redoblando las "cajas de guerra" y el Alférez ondeando la bandera "galanamente", el Capitán se dirigíría a las autoridades (regidores etc...) para pedir un edificio principal donde instalar la bandera y comenzar la recluta.
Aunque como cuenta Alonso de Contreras, no debía ser tarea exclusiva del Capitán, pues él siendo Alférez tambien realizó esta tarea sin su superior.
La llegada de los oficiales al pueblo era toda una novedad.
Con los tambores redoblando las "cajas de guerra" y el Alférez ondeando la bandera "galanamente", el Capitán se dirigíría a las autoridades (regidores etc...) para pedir un edificio principal donde instalar la bandera y comenzar la recluta.
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tercioidiaquez escribió:[reclutas] jóvenes pero no niños (mayores de 20 años, aunque la teoría era otra cosa)
Thompson daba los siguientes datos con la edad de los reclutas. Al parecer, con la crisis demográfica del XVII, se suavizaron las condiciones para reclutar, y cada vez se alistó a más gente de menor edad:
En 1575: un 0,24% de los reclutas tenían entre 16 y 19 años.
En 1587: un 14,35%
En 1628: un 20,80%
Además del Consejo de Guerra, el Consejo de Estado también tenía potestad de admitir y estudiar memoriales de pretensiones. Además, los Capitanes Generales de los distintos ejércitos [Nápoles, Sicilia, Flandes...] también pudieron conceder patentes, para evitarse el inconveniente de la gran cantidad de pretensores que acudían a la Corte con el ánimo de obtener una bandera en recompensa a los servicios prestados:
Ordenanza de 1632.
Artículo 21:
"[...] que para las compañías que hubieren de ir a servir fuera de España a Flandes y Italia, no se provean capitanes de los que estuvieran en mi Corte, porque con presupuesto de venirse aquí a adquirir compañías desamparan los Ejércitos".
Busqué en su día una patente, y la hallé unicamente de caballería, y no de infantería. Imagino que vendrían, en lo básico, a estar constituidas de igual manera.
A continuación pego la del capitán Alonso de Noguerol, que murió en Nordlingen siendo capitán de arcabuceros a caballo:
1ª Identifica a quien concede la patente: Capitán General de Nápoles
Manuel de Fonseca y Çúñiga, conde de Monterrey y conde de Fuentes,
señor de los estados y casas de Viedma y Ulloa y señor de la casa de Rivera y solar de Araujo, treçe de la Orden de Santiago y Comendador de los bastimentos de Castilla, gentilhombre de la Cámara de Su Magestad, de su Consejo de Estado, Presidente del de Italia, virrey, lugartheniente y capitán general del Reyno de Nápoles, y embaxador extraordinario a Roma.
2ª Describe la plaza así como la necesidad de levantar esta nueva compañía
Por quanto havemos mandado levantar en este reyno algunas compañías de cavallos corazas de arcabuçeros de a cavallo que havrá de tener a su cargo el general don Gaspar de Açevedo para acudir con ellas a las occasiones de guerra que se offrecen en Lombardía, y haviéndose de nombrar para capitán dellas personas de calidad, valor y de méritos y de serviçios y experiençia de la guerra para que los rijan y
goviernen con la buena orden y disciplina militar que se deve.
3ª. Describe los méritos y cualidades de la persona que ha de ocupar la plaza: un teniente de caballería. Evidentemente, para esto era necesario haber ido solicitando certificados a los mandos de las unidades en que se había servido, para así, como bien indica Tercio Idiáquez, poder justificar los méritos.
Y por concurrir todas estas y otras buenas partes en vos, el theniente don Alonso Noguerol, y atento a lo que havéis servido a Su Magestad de diez años a esta parte en Lombardía y Piamonte, comenzándolo a hazer en la infantería española con seis escudos de ventaja, y después de theniente de una compañía de cavallos, habiendo os hallado en las occasiones que en vuestro tiempo se han ofreçido, y señaladamente en la salida que se hizo para aquietar los reveldes de Crevacur, en la toma de Ayques, y sitio de Berua, siendo uno de los que fueron nombrados para la defensa de un reduto el último día que el enemigo hizo salida a las trincheras, acudiendo a esto con mucho valor hasta que se retiró. Y en Piadena, en unas surtidas que hizo el enemigo, peleaste en esta occasión con vuestra compañía con particular esfuerzo. Y en el sitio de Casal, estando en la vanguardia, y haviendo tomado el puesto el día que havía de dar la batalla al enemigo, procediendo en todas estas y las demás occasiones como valeroso y buen soldado, sirviendo con particular cuydado y satisfaçión de vuestros superiores, y por la que tenemos de que acudiréis de aquí adelante a servir con la misma y con la solicitud que de vos se espera, hemos tenido por bien de nombraros, elegiros y diputaros (como posterior de la presente)
4º. Realiza el nombramiento, propiamente dicho
os nombramos, elegimos y diputamos por capitán de una de las dichas compañías de arcabuçeros de a cavallo que havéis de levantar en este reyno, dando os y conçediendo os para ello la autoridad y potestad bastante con las honras, graçias, preheminençias, prerrogativas, exemptiones, inmunidades, livertades, sueldo, lucros, gaxes y emolumentos, y todo lo demás que como tal capitán os tocan y perteneçen, y como lo tienen y goçan los demás capitanes
de compañías de arcabuçeros de a cavallo que sirven a Su Magestad.
Y ordenamos y mandamos al dicho general Gaspar de Açevedo, comisario general, capitanes y demás officiales y soldados de la dicha compañía, que os acaten y obedezcan como a su capitán y superior, executando y cumpliendo las órdenes que les diéredes por escripto y de palabra en las cosas tocantes al servicio de Su Magestad como si por Nos les fuesen dadas.
5º. En plan "notarial" se da fe de la legalidad de la patente, refrendada ésta por los secretarios que corresponde
Yo, Pedro Concublet y de Aragón, del Consejo de Su Magestad y su escrivano de ración en este reyno, que tomé la razón de ésta en los libros de mi officio asentando os en ellos el sueldo que os está señalado y os toca en conformidad del mandato que para ello se despachará, haviendo primero dado el juramento en la forma acostumbrada en nuestras manos o de la persona que para ello nombraremos de servir con la fidelidad que devéis a Su Magestad, para declaración de lo qual mandamos dar la presente firmada de nuestra mano, sellada con el sello de nuestras armas y refrendada de nuestro secretario infrascripto.
En Nápoles, a primero del mes de abril de mill seisçientos y treinta y dos años.
El conde de Monterrey, rúbrica. Por mandado de su excelencia, Gaspar de Rosales,
rúbrica. In patentium 2º fol. 57. In privilegium 2º fol. 32. Thomas Yoffreda, rúbrica.
Patente de capitán de una compañía de arcabuçeros de a cavallo de las que se ha de levantar en este reyno en persona del theniente don Alonso Noguerol. Sello de placa.
En el vuelto: (Cruz) En Nápoles, a çinco de mayo de 1632, don Alonso de Noguerón dio su juramento en mis manos por orden de su excelencia. De Carpoli. (Rúbrica).
Respecto a la bandera, hasta que no era arbolada, era un cacho de trapo: "sólo era el tafetán" y no representaba al rey, pero a partir de aquí, había que defenderla con la vida, y era el símbolo del honor de la compañía:
escribiendo el capitán Manuel de
Vega en su nombre y el de los demás Capitanes al gobernador
de Bergas que le hiciera merced de enviarle veinticuatro
banderas nuevas que no se habían arbolado , que fueron en los
baúles de los Alférezes que las hablan hecho por orden de Alexandro
para la jornada de Inglaterra, y como no tuvo efecto se
habían guardado para otra ocasión, porque las que estaban arboladas
habian ido con Alexandro á la presa de la villa de Gertrudisberg,
y las nuevas no representaban más del tafetán de
que eran hechas , el Gobernador se las envió con mucha voluntad,
no mostrando en esto ser enemigo rebelde [...]
y si estas que no representaban
más que el tafetán, sintió tanto perderlas el capitán Manuel
de Vega, cuanto más causa y razón hay para mirar mucho por
la custodia y guardia de las que están arboladas
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- Sargento
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- Registrado: 26 Ago 2008, 14:01
Efectivamente, el hecho de que para ascender fuera necesario estar en la Corte, y la ocasión justa de cuando podía realizarse una leva era desconocida, muchos soldados [sargentos, alfereces y soldados rasos] acudían allí donde se hallara la Corte [Madrid, Valladolid, Lisboa...] a solicitar, en calidad de pretensores, cargos y mercedes, lo que provocaba que estos - dentro del plazo de licencia o fuera de él, o aún sin ella - acudiesen a la Corte desamparando las banderas, contra lo que Felipe II reconvino al duque de Alba:
Contra esta práctica advertían muchos autores, amén de que, puesto que no había retiro obligatorio a edad alguna, se dio el caso de algunos oficiales - sobretodo maestres de campo - que no podían físicamente marchar con sus tropas, delegándose el mando en estas ocasiones, primero en el capitán más antiguo, y posteriormente [a partir de la década de 1580] en los sargentos mayores.
Duque primo : Vista la multitud de soldados que aquí
acuden cada dia , y el inconveniente que se sigue de distraerse
y dejar sus banderas perdiendo tiempo y gastando
lo que tienen en los caminos, habemos acordado para remedio
dello , de ordenaros como por la presente os ordenamos,
que en recibiéndola hagáis declarar á los capitanes,
oficiales y soldados que nos sirven en etse ejército , que de
aquí adelante no vengan aquí para efecto de pedirnos merced
ni recompensa de sus servicios , sino que cuando alguno
pretendiere algo por este respecto , acuda á vos ó al que
adelante fuere nuestro gobernador y capitán general en esos
estados, para que informándoos de sus pretensiones y servicios,
nos aviséis dellos y de sus méritos y de la merced
que os pareciere se le debe hacer [...]
Contra esta práctica advertían muchos autores, amén de que, puesto que no había retiro obligatorio a edad alguna, se dio el caso de algunos oficiales - sobretodo maestres de campo - que no podían físicamente marchar con sus tropas, delegándose el mando en estas ocasiones, primero en el capitán más antiguo, y posteriormente [a partir de la década de 1580] en los sargentos mayores.
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- Registrado: 28 Jun 2009, 16:18
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Buenas tardes. Me he registrado en el foro expresamente para poner este mensaje de agradecimiento. Entre ayer y hoy he leído el hilo completo. Resulta sencillamente fascinante. Una lectura pedagógica y gratificante. Mis respetos a Tercioidiáquez y a Carlos Valenzuela.
(Y son ustedes responsables de que ahora tenga una dioptría más)
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