En 1244, Jaime I de Aragon y el Infante Don Alfonso de Castilla acordaron el Tratado de Almizra. Por el que:
El rey Jaime I, concede y determina para el citado Infante Alfonso y sucesores, perpetuamente, el castillo y villa de Alicante con todos sus términos y aguas y Busot, con todos sus términos, según por tierra se caminaba y sale al puerto de Biar y el Castillo y villa de Villena con todos sus términos y todos los otros que están mas allá del puerto de Biar, así como van del puerto de Biar entre los términos de Biar y Villena y hacia la parte de Murcia y Castilla, salvo íntegramente estos términos y todos los otros, así como se camina entre el término de Almizra y el de Bugarra, salvo estos dos términos.
De un modo semejante, don Alfonso, concede y determina por sí y sus sucesores, a Jaime I, Rey de Aragón y sus sucesores el castillo de Castalla con sus términos, loss de Biar y Almizra con todos lo suyos y todos los que están por debajo del puerto de Biar hacia Játiva, Denia y la otra tierra del reino de Valencia y así como se caminaba entre los términos recién nombrados conforme las aguas viertan hacia la parte de Valencia.
El rey cumplió su palabra y entregó a su yerno, sin género de dudas, las poblaciones de Villena, Sax, Bugarra y los Capdets, de tal forma que Caudete pasó a formar parte del reino de Murcia y en dicho reino permaneció durante sesenta años, es decir hasta el 8 de agosto de 1304, en que para resolver las diferencias existentes en las conquistas realizadas por ambos monarcas, se reunieron los jueces compromisarios y dieron sentencia arbitral en la que aparecieron las siguientes palabras:
"Y asi como ataja el agua de Segura entra al Reino de Valencia , entró al más soberano cabo del término de Villena, que finquen y sean del Rey de Aragón, a su propiedad y de los suyos para siempre".
Por comisión particular, los Reyes declararon el 26 de febrero de 1305 el canciller de la corona de Castilla, don Diego de Toledo, y el consejero de Aragón do Gonzalo García:
"Que del soberano lugar del término de Villena do parte término de Almansa (en aquella fecha Bugarra era de Villena), y del soberano término de Caudete, que parte término con el de Almansa, etc y todos los lugares que son dentro de los mojones hasta las partes del Rey de Aragón, sean de su jurisdicción"
De tal manera que tras estas concesiones, Villena, Yecla y Almansa, se concedieron a don Juan Manuel por lo que Caudete y su término, quedó rodeado del Marquesado de Villena, hasta la Guerra de Sucesion.
Esta situación provocó las mayores penalidades sufridas por Caudete, a causa del despotismo y desenfreno del Marqueses de la ciudad Vecina. Ante sus exigencias siempre respondieron los caudetanos con su recio grito de: "Nosotros estamos por el Rey de Aragón", siendo verdaderamente milagrosos que este rincón valenciano no fuera absorbido por el feudo que, además de las tres ciudades mencionadas, comprendía : Sax, Alarcón, San Clemente, Villar de los Caballeros, La Poveda, Martimuto, Villar de Cantos, El Robredillo, El Pedernoso, Perona, Tres Juncos, Villarejo de Fuentes, Conches, La señuela, Fuente del Cobo, Utiel Chinchilla, Hellín, Tobarra, Iniesta, Villanueva de la Jara, Albacete, Villarrobledo, La Roda, Munera, Lezuza, Bonillo y Villanueva de la Fuente.
http://www.caudete.biz/archivocaudete/index.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Sentencia_ ... _Torrellas
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Sentencia Arbitral de Torrellas
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Sentencia Arbitral de Torrellas
caudete escribió:En 1244, Jaime I de Aragon y el Infante Don Alfonso de Castilla acordaron el Tratado de Almizra. Por el que:
El rey Jaime I, concede y determina para el citado Infante Alfonso y sucesores, perpetuamente, el castillo y villa de Alicante con todos sus términos y aguas y Busot, con todos sus términos, según por tierra se caminaba y sale al puerto de Biar y el Castillo y villa de Villena con todos sus términos y todos los otros que están mas allá del puerto de Biar, así como van del puerto de Biar entre los términos de Biar y Villena y hacia la parte de Murcia y Castilla, salvo íntegramente estos términos y todos los otros, así como se camina entre el término de Almizra y el de Bugarra, salvo estos dos términos.
De un modo semejante, don Alfonso, concede y determina por sí y sus sucesores, a Jaime I, Rey de Aragón y sus sucesores el castillo de Castalla con sus términos, loss de Biar y Almizra con todos lo suyos y todos los que están por debajo del puerto de Biar hacia Játiva, Denia y la otra tierra del reino de Valencia y así como se caminaba entre los términos recién nombrados conforme las aguas viertan hacia la parte de Valencia.
El rey cumplió su palabra y entregó a su yerno, sin género de dudas, las poblaciones de Villena, Sax, Bugarra y los Capdets, de tal forma que Caudete pasó a formar parte del reino de Murcia y en dicho reino permaneció durante sesenta años, es decir hasta el 8 de agosto de 1304, en que para resolver las diferencias existentes en las conquistas realizadas por ambos monarcas, se reunieron los jueces compromisarios y dieron sentencia arbitral en la que aparecieron las siguientes palabras:
"Y asi como ataja el agua de Segura entra al Reino de Valencia , entró al más soberano cabo del término de Villena, que finquen y sean del Rey de Aragón, a su propiedad y de los suyos para siempre".
Por comisión particular, los Reyes declararon el 26 de febrero de 1305 el canciller de la corona de Castilla, don Diego de Toledo, y el consejero de Aragón do Gonzalo García:
"Que del soberano lugar del término de Villena do parte término de Almansa (en aquella fecha Bugarra era de Villena), y del soberano término de Caudete, que parte término con el de Almansa, etc y todos los lugares que son dentro de los mojones hasta las partes del Rey de Aragón, sean de su jurisdicción"
De tal manera que tras estas concesiones, Villena, Yecla y Almansa, se concedieron a don Juan Manuel por lo que Caudete y su término, quedó rodeado del Marquesado de Villena, hasta la Guerra de Sucesion.
Esta situación provocó las mayores penalidades sufridas por Caudete, a causa del despotismo y desenfreno del Marqueses de la ciudad Vecina. Ante sus exigencias siempre respondieron los caudetanos con su recio grito de: "Nosotros estamos por el Rey de Aragón", siendo verdaderamente milagrosos que este rincón valenciano no fuera absorbido por el feudo que, además de las tres ciudades mencionadas, comprendía : Sax, Alarcón, San Clemente, Villar de los Caballeros, La Poveda, Martimuto, Villar de Cantos, El Robredillo, El Pedernoso, Perona, Tres Juncos, Villarejo de Fuentes, Conches, La señuela, Fuente del Cobo, Utiel Chinchilla, Hellín, Tobarra, Iniesta, Villanueva de la Jara, Albacete, Villarrobledo, La Roda, Munera, Lezuza, Bonillo y Villanueva de la Fuente.
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Sentencia Arbitral de Torrellas
Los territorios asignados al Reino de Valencia tras la Sentencia Arbitral de Torrellas y el Tratado de Elche conformaron la Procuraduría General de Orihuela.
Sentencia Arbitral de Torrellas. Acuerdo establecido entre los representantes de la Corona de Castilla, la Corona de Aragón, y el reino de Portugal el día 8 de agosto de 1304, relativo a las fronteras del reino de Murcia y a las reclamaciones del trono castellano-leonés por parte de Alfonso de la Cerda, nieto de Alfonso X el Sabio. La firma del acuerdo tuvo lugar en el municipio zaragozano de Torrellas.
Las cláusulas de la sentencia fueron aprobadas por los reyes Fernando IV de Castilla, Jaime II de Aragón, Dionisio I de Portugal y Muhammad III de Granada.
Índice [ocultar]
1 La Sentencia Arbitral de Torrellas
2 Notas
3 Bibliografía
4 Véase también
[editar]La Sentencia Arbitral de Torrellas
El día 8 de agosto de 1304, en la villa zaragozana de Torrellas, el rey Dionisio I de Portugal, el Arzobispo de Zaragoza, Jimeno de Luna, en representación de la Corona de Aragón, y el infante Juan de Castilla "el de Tarifa", representando a la Corona de Castilla, hicieron públicas las cláusulas de la Sentencia Arbitral de Torrellas. El propósito de la negociación era poner fin a las disputas existentes entre Castilla y Aragón con respecto a la posesión del reino de Murcia. Muhammad III de Granada participó en las conversaciones a petición de Fernando IV de Castilla, quien dispuso que en el tratado de paz y alianza entre los reinos cristianos de la península interviniera el rey de Granada, pues tenía interés en conservar la amistad, la sumisión y las parias que cada año se veía obligado a abonar al rey de Castilla el monarca granadino, y que constituían un preciado recurso para la Corona de Castilla. Por ello, Jaime II de Aragón y el rey Dionisio I de Portugal se avinieron a mantener buenas relaciones con el reino nazarí de Granada.1
Según lo dispuesto en la Sentencia, el reino de Murcia, que entonces se hallaba en manos de Jaime II de Aragón, sería repartido entre las Coronas de Aragón y de Castilla, y a lo largo del río Segura sería establecida la frontera meridional de Aragón. Las ciudades de Alicante, Cartagena,2 Elche, Orihuela, Novelda, y Elda, y también las poblaciones de Abanilla, Petrel, Crevillente, y Sax, continuarían en poder del monarca aragonés. En la Sentencia Arbitral se reconocía la posesión por parte del reino de Castilla y León de las ciudades de Murcia, Monteagudo, Alhama, Lorca y Molina de Segura. Los ciudadanos afectados por el cambio de soberanía tendrían libertad para permanecer en sus ciudades y villas si lo deseaban, o bien podrían abandonar libremente el territorio. Al mismo tiempo, los dos reinos acordaron conceder la libertad a los prisioneros de guerra, así como ser enemigos ambos de los enemigos de cada uno de ellos, exceptuando a la Santa Sede y al reino de Francia. El señorío de Villena continuó siendo propiedad de don Juan Manuel, hijo del infante Manuel de Castilla y nieto de Fernando III el Santo, pero las tierras en las que se asentaba permanecerían bajo soberanía aragonesa.
El día 8 de agosto de 1304, los reyes de Portugal y Aragón se pronunciaron, en presencia del infante Juan de Castilla "el de Tarifa", sobre las reclamaciones de los infantes de la Cerda. A Alfonso de la Cerda, apoyado por Jaime II de Aragón, le fueron concedidos como compensación por su renuncia al trono de Castilla una serie de señoríos y posesiones, dispersos por todo el territorio castellano-leonés a fin de evitar la conformación de un microestado, entre los que figuraban los de Alba de Tormes, Valdecorneja, Gibraleón, Béjar y el Real de Manzanares, además del castillo de Monzón de Campos, Gatón de Campos, La Algaba, y Lemos. Además, se concedieron a Alfonso de la Cerda numerosas rentas y posesiones en Medina del Campo, Córdoba, Toledo, Bonilla y Madrid. Fernando IV de Castilla, que deseaba que su pariente Alfonso de la Cerda disfrutase de una renta anual de 400.000 maravedíes, dispuso que si las rentas de las posesiones que le habían sido donadas no alcanzaban esa cantidad le entregaría otros territorios hasta que las rentas alcanzasen dicha cifra. Al mismo tiempo se dispuso que, en prueba de que el monarca castellano entregaría dichos señoríos a Alfonso de la Cerda, los castillos de Alfaro, Cervera, Curiel de los Ajos y Gumiel serían entregados a cuatro ricoshombres durante treinta años.
Por su parte, Alfonso de la Cerda renunció a sus derechos al trono castellano-leonés, a utilizar los títulos regios, y a usar el sello real. Al mismo tiempo, se comprometía a devolver al rey las plazas de Almazán, Soria, Deza, Serón, Alcalá, y Almenara. No obstante, al poco tiempo volvió a usar los símbolos de la realeza, contraviniendo lo acordado en Torrellas. La cuestión de los derechos al trono de Alfonso de la Cerda se resolvió definitivamente en vida del hijo y sucesor de Fernando IV, Alfonso XI, cuando en 1331, en Burguillos, Alfonso de la Cerda rindió homenaje al rey de Castilla y León.3 De ese modo se resolvió el problema originado en 1275 a la muerte del infante Fernando de la Cerda, padre de Alfonso de la Cerda e hijo y heredero de Alfonso X el Sabio, cuyos derechos al trono habían sido ignorados por Sancho IV, padre de Fernando IV de Castilla.
Fernando IV de Castilla se comprometió a que las cláusulas de la Sentencia Arbitral deberían ser juradas y acatadas por los ricoshombres, los magnates, los Maestres de las Órdenes Militares de Santiago, Calatrava, Temple y Hospital, y por los concejos de sus reinos.
En el invierno de 1305, hallándose Fernando IV en la ciudad de Guadalajara, el monarca recibió el homenaje de su primo Fernando de la Cerda, quien actuaba en nombre de su hermano, Alfonso de la Cerda. Éste último manifestó por medio de su hermano que había recibido los castillos y señoríos que le fueron adjudicados en la Sentencia Arbitral de Torrellas, y rindió por primera vez homenaje a Fernando IV.
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