La sorpresa de Melzo 1524

[tercioidiaquez]

Noviembre de 1524. Las tropas españolas en Italia se enfrentan en escaramuzas y pequeños combates con las francesas.
El marqués de Pescara, napolitano de origen castellano, decidió dar un nuevo golpe a los franceses.
Para ello salió con 2000 españoles a finales de noviembre. El tiempo era duro, había nevado y la temperatura era baja. Para confundirse con el terreno nevado ordenó que se pusieran las camisas por fuera de la ropa.
Avanzando entre tanta nieva y barro que el calzado se desprendía de los pies de los soldados, se acercaron a la ciudad de Melzo a pocos kilómetros de Milán.
Tuvieron que vadear un río de fuerte corriente, tanta que colocaron corriente arriba varios caballos para disminuir su fuerza. El primero que se metió al agua helada fue Pescara que daba siempre ejemplo.
Tras ello llegaron a las murallas de Melzo. Allí, los centinelas franceses observaron que algo se movía; "será el viento que mueve las ramas de los árboles nevados" se les oyó comentar a los centinelas.
A continuación se oyó dentro de la ciudad una corneta, con lo que el marqués se giró y arengó a sus hombres: "Razón es, amigos, pues estos caballeros quieren cabalgar, que nosotros como infantes vayamos a calzarles las espuelas".
Dicho y hecho. Pescara se arrojó al foso lleno de agua hasta el pecho y tras el sus hombres, que ayudándose de sus picas treparon por las murallas ante los inadvertidos centinelas.

[tercioidiaquez]

Los primeros que cruzaron las murallas se dirigieron a las puertas que abrieron facilitando el paso de los demás, que al grito de "Santiago, España, España" penetraron arrollando a los sorprendidos defensores.
Estos intentaron hacerse fuertes en la plaza principal pero fue inútil, pocos murieron pero todos cayeron prisioneros.
Tras ello, salió Pescara con la columna de prisioneros y el botín de regreso, dejándoles libres poco después, para avergonzar al Rey de Francia demostrándole que ellos trataban bien a los prisioneros, no como hacía el monarca.

Poco después recibiría un mensaje del monarca en el que le ofrecía 200.000 escudos si presentaba batalla en campo abierto, a lo que contestó Pescara: "Decid al Rey, que si dineros tiene, que los guarde, que yo sé, que los habrá menester en su rescate".
El monarca era Francisco I, que al año siguiente cayó prisionero en la batalla de Pavía.

[tercioidiaquez]

La noticia corrió por Italia llegando a Roma, donde aparecieron carteles que decían:
"Los que tuvieron por perdido el campo del Emperador (Carlos I), sepan que es parescido en camisa y muy helado, con muchos enemigos hombres de arma presos y doscientos infantes; ¿Qué harán cuando parescan vestidos, y armados salgan al campo?"

Desde entonces el término "encamisada" quedó como denominación de aquellas operaciones que hoy llamaríamos "especiales", golpes de mano, incursiones, emboscadas... tan queridas a los soldados de los Tercios Viejos de infantería española.

[Luis M. García]

Muy buena, Tercio, esta no la concía. Se podría escribir un libro con todas estas pequeñas batallas de hostigamiento y escaramuceo.

Saludos.