Independencia de las Islas Canarias
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- Capitán
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VII
El reembarco de los británicos se hizo con dificultad, ya que habían perdido muchas lanchas y botes en los ataques y tuvieron que ayudarlos con botes y dos bergantines españoles. El general dejó reembarcar a los enemigos con sus armas y con honores de guerra, cuando debieron haberlas rendido y quedado prisioneros. Bien es verdad que con las inexpertas, indisciplinadas e inermes milicias, poco a casi nada se podía hacer, por lo cual don Antonio redactó un bando donde reconoce las indisciplinas y el poco espíritu militar de estas tropas y enmienda los fallos encontrados en las unidades de combatientes que intervienen en la defensa de la plaza de Santa Cruz de Tenerife aquel día 25 de julio de 1797.
Informe de de Troubridge a Nelson:
Culloden, 25 de Julio.
Señor:
Debido a la oscuridad de la noche no encontré inmediatamente el Muelle, el punto señalado para el desembarco, pero avancé hacia la costa bajo la batería del enemigo, cerca del sur de la ciudadela; el capitán Waller desembarcó al mismo tiempo y otros dos o tres botes. El oleaje era tan grande que muchos retrocedieron; los botes se llenaban de agua en un instante y se estrellaban contra las rocas, mojándose la mayor parte de las municiones guardadas en los saquitos. Tan pronto como hube reunido unos pocos hombres avancé inmediatamente con el capitán Waller hacia la plaza, el lugar de reunión, esperando encontrarnos allí con usted y el resto de la gente; y aguardé cerca de una hora, tiempo durante el cual envié un sargento con dos señores del pueblo a intimidar a la ciudadela. Sospecho que mataron al sargento en su encargo ya que no he oído nada de él desde entonces. Perdidas todas las escalas de asalto en la resaca, o sin ser posible encontrarlas, no se pudo hacer ningún asalto a la ciudadela; por ello, marché a reunirme con los capitanes Hood y Miller, de quienes había sabido que hicieron bueno su desembarco, con una porción de hombres, al S.O. del lugar donde yo lo había realizado. Traté entonces de adquirir alguna noticia de Vos y del resto de los oficiales, pero sin éxito.
Al amanecer habíamos reunido cerca de ochenta soldados de infantería de marina) ochenta marineros armados de picas y ciento ochenta marineros; estos supe que eran todos los que quedaban vivos que habían hecho un buen desembarco; con es tas fuerzas, habiéndome procurado algunas municiones de los prisioneros españoles que habíamos hecho, estábamos marchando para ver qué se podía hacer con la ciudadela sin escalas de asalto; y encontramos todas las calles defendidas por piezas de campaña, y más de 8000 españoles y 100 franceses armados acercándose por todas las avenidas. Como todos los botes estaban destrozados, y no vi la posibilidad de obtener más hombres en tierra, con las municiones mojadas y sin provisiones, envié al capitán Hood con bandera parlamentaria al Gobernador para decirle que estaba preparado para incendiar el pueblo, lo que llevaría a efecto inmediatamente si se acercaba una pulgada más; y al mismo tiempo deseé que el capitán Hood dijera que esto sería realizado con pesar ya que no deseaba dañar a los habitantes; que si aceptaba mis términos, yo estaba dispuesto a parlamentar; a lo que accedió. Tengo el honor de enviarle una copia de ellos por medio del capitán Waller, que espero concuerde con su aprobación, y parecen sumamente honrosos. Debido al pequeño número de hombres, compuesto en su mayor parte de marineros armados de picas y fusiles, que sólo pueden llamarse irregulares, con muy poca munición en los saquitos pero que se había mojado en el oleaje al desembarcar, no podía esperar tener éxito en ningún intento contra el enemigo, cuya fuerza superior ya he mencionado anteriormente. Los Oficiales Españoles me aseguraron que nos esperaban y que estaban perfectamente preparados, con todas las baterías y el número ya citado de hombres sobre las armas. Esto, unido a la gran desventaja de una costa peñascosa, a un fuerte oleaje y el hacer frente a cuarenta cañones, mostrará, aunque no tuvimos éxito, de lo que es capaz un Inglés. Tengo el placer de informaros que a nuestro regreso marchamos a través del pueblo con los colores británicos ondeando delante de nosotros.
P.D. También me permito deciros que, una vez firmados y ratificados los términos, el Gobernador nos obsequió del modo más generoso con una gran cantidad de vino, pan, etc., para refrescar a la gente, dándonos toda muestra de atención en su poder.
Thomas Troubridge
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ESE P.D. no es mia , no seais tan zanganos
continuara........
demomento como no os haya gustado os corto las canicas
El reembarco de los británicos se hizo con dificultad, ya que habían perdido muchas lanchas y botes en los ataques y tuvieron que ayudarlos con botes y dos bergantines españoles. El general dejó reembarcar a los enemigos con sus armas y con honores de guerra, cuando debieron haberlas rendido y quedado prisioneros. Bien es verdad que con las inexpertas, indisciplinadas e inermes milicias, poco a casi nada se podía hacer, por lo cual don Antonio redactó un bando donde reconoce las indisciplinas y el poco espíritu militar de estas tropas y enmienda los fallos encontrados en las unidades de combatientes que intervienen en la defensa de la plaza de Santa Cruz de Tenerife aquel día 25 de julio de 1797.
Informe de de Troubridge a Nelson:
Culloden, 25 de Julio.
Señor:
Debido a la oscuridad de la noche no encontré inmediatamente el Muelle, el punto señalado para el desembarco, pero avancé hacia la costa bajo la batería del enemigo, cerca del sur de la ciudadela; el capitán Waller desembarcó al mismo tiempo y otros dos o tres botes. El oleaje era tan grande que muchos retrocedieron; los botes se llenaban de agua en un instante y se estrellaban contra las rocas, mojándose la mayor parte de las municiones guardadas en los saquitos. Tan pronto como hube reunido unos pocos hombres avancé inmediatamente con el capitán Waller hacia la plaza, el lugar de reunión, esperando encontrarnos allí con usted y el resto de la gente; y aguardé cerca de una hora, tiempo durante el cual envié un sargento con dos señores del pueblo a intimidar a la ciudadela. Sospecho que mataron al sargento en su encargo ya que no he oído nada de él desde entonces. Perdidas todas las escalas de asalto en la resaca, o sin ser posible encontrarlas, no se pudo hacer ningún asalto a la ciudadela; por ello, marché a reunirme con los capitanes Hood y Miller, de quienes había sabido que hicieron bueno su desembarco, con una porción de hombres, al S.O. del lugar donde yo lo había realizado. Traté entonces de adquirir alguna noticia de Vos y del resto de los oficiales, pero sin éxito.
Al amanecer habíamos reunido cerca de ochenta soldados de infantería de marina) ochenta marineros armados de picas y ciento ochenta marineros; estos supe que eran todos los que quedaban vivos que habían hecho un buen desembarco; con es tas fuerzas, habiéndome procurado algunas municiones de los prisioneros españoles que habíamos hecho, estábamos marchando para ver qué se podía hacer con la ciudadela sin escalas de asalto; y encontramos todas las calles defendidas por piezas de campaña, y más de 8000 españoles y 100 franceses armados acercándose por todas las avenidas. Como todos los botes estaban destrozados, y no vi la posibilidad de obtener más hombres en tierra, con las municiones mojadas y sin provisiones, envié al capitán Hood con bandera parlamentaria al Gobernador para decirle que estaba preparado para incendiar el pueblo, lo que llevaría a efecto inmediatamente si se acercaba una pulgada más; y al mismo tiempo deseé que el capitán Hood dijera que esto sería realizado con pesar ya que no deseaba dañar a los habitantes; que si aceptaba mis términos, yo estaba dispuesto a parlamentar; a lo que accedió. Tengo el honor de enviarle una copia de ellos por medio del capitán Waller, que espero concuerde con su aprobación, y parecen sumamente honrosos. Debido al pequeño número de hombres, compuesto en su mayor parte de marineros armados de picas y fusiles, que sólo pueden llamarse irregulares, con muy poca munición en los saquitos pero que se había mojado en el oleaje al desembarcar, no podía esperar tener éxito en ningún intento contra el enemigo, cuya fuerza superior ya he mencionado anteriormente. Los Oficiales Españoles me aseguraron que nos esperaban y que estaban perfectamente preparados, con todas las baterías y el número ya citado de hombres sobre las armas. Esto, unido a la gran desventaja de una costa peñascosa, a un fuerte oleaje y el hacer frente a cuarenta cañones, mostrará, aunque no tuvimos éxito, de lo que es capaz un Inglés. Tengo el placer de informaros que a nuestro regreso marchamos a través del pueblo con los colores británicos ondeando delante de nosotros.
P.D. También me permito deciros que, una vez firmados y ratificados los términos, el Gobernador nos obsequió del modo más generoso con una gran cantidad de vino, pan, etc., para refrescar a la gente, dándonos toda muestra de atención en su poder.
Thomas Troubridge
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ESE P.D. no es mia , no seais tan zanganos
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VIII PARTE
En las condiciones de la negociación los ingleses se preocuparon de que no constara en ningún lado la palabra rendición o capitulación, cuando fue así, por mucho que se dijera, y es ahí donde se aferran los británicos cuando dicen que en esta batalla Nelson no se rindió, aunque nunca han ocultado que fue una jornada trágica para su marina. Lo digan como lo digan fue una derrota sin paliativos, por número de hombres muertos y heridos, daños en lanchas y buques y porque, principalmente, no consiguieron su objetivo de adueñarse de la ciudad.
El propio día 25 el general Gutierrez mandó un oficio al Rey en un primer informe para el conocimiento de la confrontación por parte de las autoridades españolas:
"El día 22 del corriente amaneció enfrente de esta plaza una escuadra inglesa compuesta de tres navíos de 74, tres fragatas, una bombardera, un cúter y otro barco pequeño con sus lanchas formadas en dos divisiones; la primera ya muy cerca de tierra, y pronta a desembarcar sus tropas a nuestra izquierda. Mandé hacer la señal de alarma, y a ella viraron y bogaron en en vuelta de fuera las lanchas enemigas.
A las 7 volvieron a seguir su primera dirección, desembarcando fuera del alcance de nuestro cañón por la playa del Valle Seco, en cuya inmediación fondearon las tres fragatas: inmediatamente hice tomar las alturas dominantes y asegurar los desfiladeros, de forma que viendo frustradas por esa parte sus ideas, después de haber mantenido su posición todo el día, se reembarcaron aquella noche, y al amanecer del día siguiente se hizo a la vela el todo de la escuadra.
El 24 amaneció esta a la vista con otro navío de aumento; se mantuvo boltegeando, y por la tarde fondeó sobre nuestra izquierda, dando indicios de querer atacar el castillo de Paso Alto. Estos preparativos, lejos de engañarme, me persuadieron que su verdadera intención era atacar y asaltar el frente, por lo que di las disposiciones que me parecieron convenientes para en tal caso rechazarlos, sin desatender por eso la izquierda.
Efectivamente al anochecer del día de ayer acercaron a Paso Alto una fragata y la bombardera, empezando a bombardear el castillo; y a las 2 y media de la madrugada asaltaron el frente en distintos puntos, y en todos con arrojo y vigor, consiguiendo a pesar de nuestra bien dirigida metralla, internar sus tropas en el pueblo; y estuvieron estas peleando con las nuestras, hasta que a las 4 de esta mañana solicitaron que yo les entregase la plaza, en cuyo caso a nadie perjudicarían, y que de lo contrario la incendiarían: respondí que aun tenía pólvora, balas y gente; continuaron batiéndose. Sucesivamente se presentó un oficial, a nombre del Comandante, manifestándome que no era su intención perjudicar a nadie en su persona ni intereses, y que así no nos molestarían si se les entregaban los caudales de S.M. pero que de lo contrario no podía responder de las consecuencias: di la misma respuesta; y a corto rato vino a parlamentar el segundo Comandante de la tropa, haciendo igual propuesta, a la que contesté en los mismos términos que a las anteriores; y de resultas se reembarcaron.
Los ingleses tuvieron una considerable pérdida; pues malogrado el objeto de tan costosa expedición mandada por oficiales de mayor crédito, su Almirante Nelson perdió un brazo, su segundo fue herido igualmente que otros varios oficiales; murió el capitán Bowen y muchos soldados, siendo también considerable el número de heridos y nuestra pérdida de poca consideración.
Hago esta relación muy deprisa, reservándomela hacerla más circunstanciada en otra ocasión, sin deber por eso omitir ahora el suplicar a V.E. que al tiempo de enterar al Rey de la gloria que han conseguido sus Reales Armas, se sirva hacerle también presente, que sólo deseo ocasiones en que acreditar mi celo por su mejor servicio, y mi amor por su Real persona".
(Fuente: Gaceta de Madrid de 25 de agosto de 1797. Encontrado y transcrito por Todo a Babor).
En la tarde del 26 los buques británicos rindieron honores fúnebres, con 25 cañonazos y arriado de sus banderas, en memoria del malogrado capitán de fragata Bowen, comandante de la fragata Terpsichore, muerto el día anterior. La fragata Emerald entregó en Cádiz, tal y como había prometido Nelson, el parte de la victoria española.
El general Gutiérrez había demostrado una gran intuición militar al frustrar todos los intentos de desembarco, anticipándose a los movimientos de los británicos; aprovechó el terreno y explotó al máximo las posibilidades de sus fuerzas, siendo sus órdenes acatadas con precisión. Se le unió la buena movilidad de las tropas de élite y de los artilleros que habían logrado hundir muchas lanchas y un cúter.
Su Majestad el Rey Carlos IV asciende a Gutiérrez, confiriéndole además la Encomienda de Esparragal en la orden de Alcántara. Su salud empeora y poco antes de las cuatro de la madrugada del día 22 de abril de 1799 fue llamado el médico de cabecera que le diagnosticó perlesía (parálisis en el brazo y en la pierna). Murió el 14 de mayo de ese mismo año y fue sepultado en la capilla del Apóstol Santiago de la parroquia de la Concepción de Santa Cruz de Santiago de Tenerife.
Nelson había realizado una desastrosa acción. Sin quitarle el valor a este marino, actuó de una manera tan audaz como mal concebido los planes. Gran estratega en operaciones de navegación de cabotaje había demostrado que en las operaciones fuera de los buques fallaba estrepitósamente, como le pasó también en Cádiz y en Brest. La confianza de Nelson en sí mismo y, sobre todo, la minusvaloración de los defensores, fueron el principal motivo de su derrota. Según declaraciones hechas por Troubridge se desconocían las playas, la hidrografía y la metereología de la zona. El estado de la mar supuso la dispersión y el hundimiento de algunas lanchas. El bombardeo naval fue ineficaz como hemos expresado anteriormente, ya que sólo había una bombarda armada con morteros, única arma capaz de hacer daño a las defensas, por tanto el número de efectivos era insuficiente para tamaña empresa. Desembarcaron 1.000 hombres contra 1.600, pero Nelson creía incluso que los españoles eran 8.000, debido a la gran movilidad que estos tuvieron y parecía que había más defensores, lo que hacía del ataque aun más temerario. Un duro golpe al ego de Nelson y a su arrogancia.
Informe oficial de Nelson a Jervis:
Theseus, 28 de julio, frente a Santa Cruz
Señor,
En obediencia a sus órdenes de hacer un vigoroso asalto al pueblo de Santa Cruz en la isla de Tenerife, envié desde los diferentes barcos bajo mi mando 1000 hombres, que incluían a los infantes de marina, para que se prepararan para desembarcar bajo la dirección del capitán Troubridge del navío Culloden, y los capitanes Hood, Thompson, Fremantle, Bowen, Miller y Waller, quienes ofrecieron voluntaria y muy amablemente sus servicios; y aunque estoy bajo la dolorosa necesidad de informarle que no nos ha sido posible tener éxito en nuestro asalto, es mi deber afirmar que creo que nunca mayor osada intrepidez se mostró por los capitanes, oficiales y hombres que usted hizo el honor de colocar bajo mi mando; y el informe que le envío adjunto, espero le convencerá de que mis disposiciones, humildes como son, han sido ejercidas en la ocasión presente. Adjunto le envío también una lista de los fallecidos y heridos, y entre los primeros, con e más profundo dolor, tengo que colocar el nombre del capitán Richard Bowen, del navío Terpsíchore, el oficial más emprendedor, competente y valiente que haya servido en la marina de su Majestad; y con mucha pena tengo que mencionar la pérdida del teniente John Gibson, comandante del cúter Fox, y de un gran número de valientes oficiales y hombres.
(H.Nelson)
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ANDA, pues al final igual lo termino de poner hoy
haz esto para los desagradecidos (es broma)
continuara.........
En las condiciones de la negociación los ingleses se preocuparon de que no constara en ningún lado la palabra rendición o capitulación, cuando fue así, por mucho que se dijera, y es ahí donde se aferran los británicos cuando dicen que en esta batalla Nelson no se rindió, aunque nunca han ocultado que fue una jornada trágica para su marina. Lo digan como lo digan fue una derrota sin paliativos, por número de hombres muertos y heridos, daños en lanchas y buques y porque, principalmente, no consiguieron su objetivo de adueñarse de la ciudad.
El propio día 25 el general Gutierrez mandó un oficio al Rey en un primer informe para el conocimiento de la confrontación por parte de las autoridades españolas:
"El día 22 del corriente amaneció enfrente de esta plaza una escuadra inglesa compuesta de tres navíos de 74, tres fragatas, una bombardera, un cúter y otro barco pequeño con sus lanchas formadas en dos divisiones; la primera ya muy cerca de tierra, y pronta a desembarcar sus tropas a nuestra izquierda. Mandé hacer la señal de alarma, y a ella viraron y bogaron en en vuelta de fuera las lanchas enemigas.
A las 7 volvieron a seguir su primera dirección, desembarcando fuera del alcance de nuestro cañón por la playa del Valle Seco, en cuya inmediación fondearon las tres fragatas: inmediatamente hice tomar las alturas dominantes y asegurar los desfiladeros, de forma que viendo frustradas por esa parte sus ideas, después de haber mantenido su posición todo el día, se reembarcaron aquella noche, y al amanecer del día siguiente se hizo a la vela el todo de la escuadra.
El 24 amaneció esta a la vista con otro navío de aumento; se mantuvo boltegeando, y por la tarde fondeó sobre nuestra izquierda, dando indicios de querer atacar el castillo de Paso Alto. Estos preparativos, lejos de engañarme, me persuadieron que su verdadera intención era atacar y asaltar el frente, por lo que di las disposiciones que me parecieron convenientes para en tal caso rechazarlos, sin desatender por eso la izquierda.
Efectivamente al anochecer del día de ayer acercaron a Paso Alto una fragata y la bombardera, empezando a bombardear el castillo; y a las 2 y media de la madrugada asaltaron el frente en distintos puntos, y en todos con arrojo y vigor, consiguiendo a pesar de nuestra bien dirigida metralla, internar sus tropas en el pueblo; y estuvieron estas peleando con las nuestras, hasta que a las 4 de esta mañana solicitaron que yo les entregase la plaza, en cuyo caso a nadie perjudicarían, y que de lo contrario la incendiarían: respondí que aun tenía pólvora, balas y gente; continuaron batiéndose. Sucesivamente se presentó un oficial, a nombre del Comandante, manifestándome que no era su intención perjudicar a nadie en su persona ni intereses, y que así no nos molestarían si se les entregaban los caudales de S.M. pero que de lo contrario no podía responder de las consecuencias: di la misma respuesta; y a corto rato vino a parlamentar el segundo Comandante de la tropa, haciendo igual propuesta, a la que contesté en los mismos términos que a las anteriores; y de resultas se reembarcaron.
Los ingleses tuvieron una considerable pérdida; pues malogrado el objeto de tan costosa expedición mandada por oficiales de mayor crédito, su Almirante Nelson perdió un brazo, su segundo fue herido igualmente que otros varios oficiales; murió el capitán Bowen y muchos soldados, siendo también considerable el número de heridos y nuestra pérdida de poca consideración.
Hago esta relación muy deprisa, reservándomela hacerla más circunstanciada en otra ocasión, sin deber por eso omitir ahora el suplicar a V.E. que al tiempo de enterar al Rey de la gloria que han conseguido sus Reales Armas, se sirva hacerle también presente, que sólo deseo ocasiones en que acreditar mi celo por su mejor servicio, y mi amor por su Real persona".
(Fuente: Gaceta de Madrid de 25 de agosto de 1797. Encontrado y transcrito por Todo a Babor).
En la tarde del 26 los buques británicos rindieron honores fúnebres, con 25 cañonazos y arriado de sus banderas, en memoria del malogrado capitán de fragata Bowen, comandante de la fragata Terpsichore, muerto el día anterior. La fragata Emerald entregó en Cádiz, tal y como había prometido Nelson, el parte de la victoria española.
El general Gutiérrez había demostrado una gran intuición militar al frustrar todos los intentos de desembarco, anticipándose a los movimientos de los británicos; aprovechó el terreno y explotó al máximo las posibilidades de sus fuerzas, siendo sus órdenes acatadas con precisión. Se le unió la buena movilidad de las tropas de élite y de los artilleros que habían logrado hundir muchas lanchas y un cúter.
Su Majestad el Rey Carlos IV asciende a Gutiérrez, confiriéndole además la Encomienda de Esparragal en la orden de Alcántara. Su salud empeora y poco antes de las cuatro de la madrugada del día 22 de abril de 1799 fue llamado el médico de cabecera que le diagnosticó perlesía (parálisis en el brazo y en la pierna). Murió el 14 de mayo de ese mismo año y fue sepultado en la capilla del Apóstol Santiago de la parroquia de la Concepción de Santa Cruz de Santiago de Tenerife.
Nelson había realizado una desastrosa acción. Sin quitarle el valor a este marino, actuó de una manera tan audaz como mal concebido los planes. Gran estratega en operaciones de navegación de cabotaje había demostrado que en las operaciones fuera de los buques fallaba estrepitósamente, como le pasó también en Cádiz y en Brest. La confianza de Nelson en sí mismo y, sobre todo, la minusvaloración de los defensores, fueron el principal motivo de su derrota. Según declaraciones hechas por Troubridge se desconocían las playas, la hidrografía y la metereología de la zona. El estado de la mar supuso la dispersión y el hundimiento de algunas lanchas. El bombardeo naval fue ineficaz como hemos expresado anteriormente, ya que sólo había una bombarda armada con morteros, única arma capaz de hacer daño a las defensas, por tanto el número de efectivos era insuficiente para tamaña empresa. Desembarcaron 1.000 hombres contra 1.600, pero Nelson creía incluso que los españoles eran 8.000, debido a la gran movilidad que estos tuvieron y parecía que había más defensores, lo que hacía del ataque aun más temerario. Un duro golpe al ego de Nelson y a su arrogancia.
Informe oficial de Nelson a Jervis:
Theseus, 28 de julio, frente a Santa Cruz
Señor,
En obediencia a sus órdenes de hacer un vigoroso asalto al pueblo de Santa Cruz en la isla de Tenerife, envié desde los diferentes barcos bajo mi mando 1000 hombres, que incluían a los infantes de marina, para que se prepararan para desembarcar bajo la dirección del capitán Troubridge del navío Culloden, y los capitanes Hood, Thompson, Fremantle, Bowen, Miller y Waller, quienes ofrecieron voluntaria y muy amablemente sus servicios; y aunque estoy bajo la dolorosa necesidad de informarle que no nos ha sido posible tener éxito en nuestro asalto, es mi deber afirmar que creo que nunca mayor osada intrepidez se mostró por los capitanes, oficiales y hombres que usted hizo el honor de colocar bajo mi mando; y el informe que le envío adjunto, espero le convencerá de que mis disposiciones, humildes como son, han sido ejercidas en la ocasión presente. Adjunto le envío también una lista de los fallecidos y heridos, y entre los primeros, con e más profundo dolor, tengo que colocar el nombre del capitán Richard Bowen, del navío Terpsíchore, el oficial más emprendedor, competente y valiente que haya servido en la marina de su Majestad; y con mucha pena tengo que mencionar la pérdida del teniente John Gibson, comandante del cúter Fox, y de un gran número de valientes oficiales y hombres.
(H.Nelson)
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Momento del desembarco de las tropas británicas bajo la cobertura de los cañones de los navíos y fragatas. Foto Museo Naval de Madrid
El Teniente Josiah Nisbet, el hijastro de Nelson, está de pie detrás de él y salva su vida al practicarle un torquinete que evita la pérdida de sangre. Detrás de él y a la izquierda hay dos tenientes más. También en la barcaza y a la derecha del grupo se encuentra un tercer teniente que agarra el bote, con dos marineros detrás de él. En el primer plano izquierdo que está de pie en el agua es el Capitán Thompson, junto con otro teniente. Cuadro del National Maritime Museum, London, Greenwich Hospital Collection. Por Richard Westall.
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IX PARTE
en esta parte es lo que concierne a zona de la batalla y su descripcion
Los Castillos de Santa Cruz
Cuando Nelson atac ó éstos eran, de norte a sur, los castillos y reductos fortificados: Torre de San Andrés, castillo de Paso Alto, fuerte de San Miguel (en la desembocadura del barranco de Tahodio), baterías de Santa Teresa (en la margen derecha del barranco), Candelaria, Santiago, San Rafael, Pilar, San Antonio y Santa Isabel (todas en las inmediaciones del actual solar que ocupa el acuartelamiento de Almeida), fuerte de San Pedro, baterías de la Rosa (junto a la Alameda), del Muelle y de Santo Domingo (junto al castillo de San Cristóbal), Castillo Principal o de San Cristóbal, baterías de la Concepción (donde está el edificio del Cabildo), de San Telmo (margen derecha del barranco de Santos) y de San Francisco (en la Caleta de Negros), castillo de San Juan y baterías de las Cruces y Barranco Hondo (en Puerto Caballos). Estos castillos y reductos fortificados armados con casi un centenar de cañones y una docena de morteros, estaban unidos por una muralla y hacían de Santa Cruz una plaza prácticamente inexpugnable. Nunca pudo ser ocupada por los enemigos de España.
Según cuenta la tradición desde el mismo día de la batalla, 25 de julio de 1797, el disparo que hirió al gran almirante británico fue hecho con el cañón llamado "Tigre". A los artilleros les gustaba siempre poner nombre a sus cañones. En el siglo XVIII, este nombre estaba incluso grabado en el bronce de cada uno de ellos. "Tigre" era un cañón que había sido fundido en Sevilla en el año 1768. Hoy en día todavía se puede ver en el Museo Regional Militar de Canarias en Tenerife.
Bandera británica que se encuentra en el Museo Regional Militar de Canarias en Tenerife junto a otras banderas y pertrechos militares ingleses capturados en el desembarco, y que perteneció a un grupo que salió de la fragata Emerald.
Título y privilegios
Este triunfo dio pie a los regidores para solicitar título y méritos, y tal fue así que, de hecho, una vez se retiraron los navíos británicos de la bahía de Santa Cruz, confirmando el fracaso de su expedición, las autoridades pensaron en hacer valer sus merecimientos ante el monarca y, también, su gratitud al cielo que los había protegido.
La acción de gracias fue motivo de una manifestación colectiva, encabezada por el ayuntamiento, que se celebró el 29 de julio de 1797 y en donde se aclamó a los santos patronos, completándose el nombre del lugar que, a partir de entonces, se llamaría Santa Cruz de Santiago de Tenerife.
Lo cierto es que el ayuntamiento, no sin recelos, acabó pidiendo a la Corona, con mucha discreción, tres cosas como si fueran una sola: el título y privilegio de Villa, la calificación de muy Noble e Invicta Villa, Puerto y Plaza, y la modificación de su nombre.
Contrariamente a lo que era norma habitual en estos casos, los trámites se resolvieron con cierta rapidez y el 21 de noviembre de 1797 se firmó el decreto real por el que se concedía a Santa Cruz el título de villa y el privilegio de villazgo.
Con la llegada de la noticia, el ayuntamiento resolvió que se vivieran tres noches de luminarias, con tambor y repique de campanas, y aunque la expedición del título original se hizo esperar y se extravió el expediente, al cabo de tres años todo quedó arreglado.
(Extraído de: http://www.mgar.net/docs/gutierre.htm)
El cabo Correa Corbalán
Como consecuencia de la sonada victoria de las tropas espa ñolas sobre los hombres desembarcados por el contraalmirante Nelson en Tenerife, el general Antonio Gutiérrez elevó a las altas instancias españolas una petición de recompensas para los más destacados en la jornada del 25 de julio de 1797. Como era de suponer incluía a los mandos más significados, a los que se proponía para el empleo inmediato superior. En la relación estaban los jefes y oficiales, Salcedo, Marquelli, Estranio, Guinther, Greagh, Prat, Rosique, Siera, etcétera. Todo normal. Era una petición de ascenso generalizado en la que a todos se daban los mismos méritos, lo que al final resultó inefectivo, porque no hubo ascensos.
Hubo una excepción, porque al incluirlo en la relación se especificaron sus méritos pormenorizados. El general Gutiérrez hizo una mención especial del cabo del Regimiento de Güímar Diego Correa, a quien proponía para el ascenso al grado de subteniente. Era un buen salto. ¿Cuáles fueron sus méritos?
Pues Correa estaba de servicio en la batería de La Concepción. Desde su puesto vio que la madrugada del 25 de julio zozobraban unos botes ingleses cuando intentaban acercarse a la costa. Correa arengó a un puñado de soldados y se lanzó sobre los ingleses que intentaban alcanzar la playa. Combatió contra ellos y capturó 17 a los que llevó prisioneros al castillo de San Cristóbal ante la sorpresa general. Además se apoderó de sus armas, entre otras un cañoncito de campaña.
Correa, nacido en La Laguna en 1772, fue un aventurero. Se casó a los 19 años con Pilar Bottino, hija de un comerciante genovés afincado en La Laguna. En 1803 le llegó el ascenso a subteniente. Después de ejercer de guarda mayor de montes durante un año, embarcó con el grado de capitán a Cádiz en 1808. En 1910 aparece en Estados Unidos, más tarde en La Habana, en Gibraltar, en Madrid... En 1836 fue nombrado Intendente en Filipinas, donde murió en 1843.
El escudo de armas de Santa Cruz tiene tres cabezas cortadas de león, el animal heráldico de Inglaterra. Los británicos han parecido tener una especial inclinación en conquistar la isla. Por eso, las tres cabezas de león recuerdan las tres victorias alcanzadas contra estos: Blake (1657), Jennings (1706) y Nelson (1797). De las tres, la más importante fue la última. A raíz de esta victoria, el rey Carlos IV otorgó a Santa Cruz la categoría de Villa, sus títulos honoríficos, su escudo de armas y su constitución como municipio.
se termino lo que se daba
supongo que esta historia no es la que sabe el canarion
¿no sabia que llamarle a un canario isleño fuese un insulto?
los de baleares tambien creen eso
y los de alboran y las chafarinas
en esta parte es lo que concierne a zona de la batalla y su descripcion
Los Castillos de Santa Cruz
Cuando Nelson atac ó éstos eran, de norte a sur, los castillos y reductos fortificados: Torre de San Andrés, castillo de Paso Alto, fuerte de San Miguel (en la desembocadura del barranco de Tahodio), baterías de Santa Teresa (en la margen derecha del barranco), Candelaria, Santiago, San Rafael, Pilar, San Antonio y Santa Isabel (todas en las inmediaciones del actual solar que ocupa el acuartelamiento de Almeida), fuerte de San Pedro, baterías de la Rosa (junto a la Alameda), del Muelle y de Santo Domingo (junto al castillo de San Cristóbal), Castillo Principal o de San Cristóbal, baterías de la Concepción (donde está el edificio del Cabildo), de San Telmo (margen derecha del barranco de Santos) y de San Francisco (en la Caleta de Negros), castillo de San Juan y baterías de las Cruces y Barranco Hondo (en Puerto Caballos). Estos castillos y reductos fortificados armados con casi un centenar de cañones y una docena de morteros, estaban unidos por una muralla y hacían de Santa Cruz una plaza prácticamente inexpugnable. Nunca pudo ser ocupada por los enemigos de España.
Según cuenta la tradición desde el mismo día de la batalla, 25 de julio de 1797, el disparo que hirió al gran almirante británico fue hecho con el cañón llamado "Tigre". A los artilleros les gustaba siempre poner nombre a sus cañones. En el siglo XVIII, este nombre estaba incluso grabado en el bronce de cada uno de ellos. "Tigre" era un cañón que había sido fundido en Sevilla en el año 1768. Hoy en día todavía se puede ver en el Museo Regional Militar de Canarias en Tenerife.
Bandera británica que se encuentra en el Museo Regional Militar de Canarias en Tenerife junto a otras banderas y pertrechos militares ingleses capturados en el desembarco, y que perteneció a un grupo que salió de la fragata Emerald.
Título y privilegios
Este triunfo dio pie a los regidores para solicitar título y méritos, y tal fue así que, de hecho, una vez se retiraron los navíos británicos de la bahía de Santa Cruz, confirmando el fracaso de su expedición, las autoridades pensaron en hacer valer sus merecimientos ante el monarca y, también, su gratitud al cielo que los había protegido.
La acción de gracias fue motivo de una manifestación colectiva, encabezada por el ayuntamiento, que se celebró el 29 de julio de 1797 y en donde se aclamó a los santos patronos, completándose el nombre del lugar que, a partir de entonces, se llamaría Santa Cruz de Santiago de Tenerife.
Lo cierto es que el ayuntamiento, no sin recelos, acabó pidiendo a la Corona, con mucha discreción, tres cosas como si fueran una sola: el título y privilegio de Villa, la calificación de muy Noble e Invicta Villa, Puerto y Plaza, y la modificación de su nombre.
Contrariamente a lo que era norma habitual en estos casos, los trámites se resolvieron con cierta rapidez y el 21 de noviembre de 1797 se firmó el decreto real por el que se concedía a Santa Cruz el título de villa y el privilegio de villazgo.
Con la llegada de la noticia, el ayuntamiento resolvió que se vivieran tres noches de luminarias, con tambor y repique de campanas, y aunque la expedición del título original se hizo esperar y se extravió el expediente, al cabo de tres años todo quedó arreglado.
(Extraído de: http://www.mgar.net/docs/gutierre.htm)
El cabo Correa Corbalán
Como consecuencia de la sonada victoria de las tropas espa ñolas sobre los hombres desembarcados por el contraalmirante Nelson en Tenerife, el general Antonio Gutiérrez elevó a las altas instancias españolas una petición de recompensas para los más destacados en la jornada del 25 de julio de 1797. Como era de suponer incluía a los mandos más significados, a los que se proponía para el empleo inmediato superior. En la relación estaban los jefes y oficiales, Salcedo, Marquelli, Estranio, Guinther, Greagh, Prat, Rosique, Siera, etcétera. Todo normal. Era una petición de ascenso generalizado en la que a todos se daban los mismos méritos, lo que al final resultó inefectivo, porque no hubo ascensos.
Hubo una excepción, porque al incluirlo en la relación se especificaron sus méritos pormenorizados. El general Gutiérrez hizo una mención especial del cabo del Regimiento de Güímar Diego Correa, a quien proponía para el ascenso al grado de subteniente. Era un buen salto. ¿Cuáles fueron sus méritos?
Pues Correa estaba de servicio en la batería de La Concepción. Desde su puesto vio que la madrugada del 25 de julio zozobraban unos botes ingleses cuando intentaban acercarse a la costa. Correa arengó a un puñado de soldados y se lanzó sobre los ingleses que intentaban alcanzar la playa. Combatió contra ellos y capturó 17 a los que llevó prisioneros al castillo de San Cristóbal ante la sorpresa general. Además se apoderó de sus armas, entre otras un cañoncito de campaña.
Correa, nacido en La Laguna en 1772, fue un aventurero. Se casó a los 19 años con Pilar Bottino, hija de un comerciante genovés afincado en La Laguna. En 1803 le llegó el ascenso a subteniente. Después de ejercer de guarda mayor de montes durante un año, embarcó con el grado de capitán a Cádiz en 1808. En 1910 aparece en Estados Unidos, más tarde en La Habana, en Gibraltar, en Madrid... En 1836 fue nombrado Intendente en Filipinas, donde murió en 1843.
El escudo de armas de Santa Cruz tiene tres cabezas cortadas de león, el animal heráldico de Inglaterra. Los británicos han parecido tener una especial inclinación en conquistar la isla. Por eso, las tres cabezas de león recuerdan las tres victorias alcanzadas contra estos: Blake (1657), Jennings (1706) y Nelson (1797). De las tres, la más importante fue la última. A raíz de esta victoria, el rey Carlos IV otorgó a Santa Cruz la categoría de Villa, sus títulos honoríficos, su escudo de armas y su constitución como municipio.
se termino lo que se daba
supongo que esta historia no es la que sabe el canarion
¿no sabia que llamarle a un canario isleño fuese un insulto?
los de baleares tambien creen eso
y los de alboran y las chafarinas
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Albertopus escribió:Estimado TOPOTAMALDER:
Vaya disgusto por capítulos que le has dado a los teóricos de la Gran República Sublime de Canarias... los que derrotaron a Nelson ¡eran españoles!
Saludos.
los que derrotaron a Nelson eran milicianos Canarios, hay no dice lo contrario, una gran victoria defendiendo sus familias y la Canariedad de Tenerife, porque España en esa época no existía.
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bentexui escribió:Albertopus escribió:Estimado TOPOTAMALDER:
Vaya disgusto por capítulos que le has dado a los teóricos de la Gran República Sublime de Canarias... los que derrotaron a Nelson ¡eran españoles!
Saludos.
los que derrotaron a Nelson eran milicianos Canarios, hay no dice lo contrario, una gran victoria defendiendo sus familias y la Canariedad de Tenerife, porque España en esa época no existía.
y el estado canario si que existia.
Voltaren!, Voltaren!!...a por ellos!! ..oe!!...a por ellos oe!!.
Uy!!..ya no, ahora no hay que subirles el sueldo
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bentexui escribió:Albertopus escribió:Estimado TOPOTAMALDER:
Vaya disgusto por capítulos que le has dado a los teóricos de la Gran República Sublime de Canarias... los que derrotaron a Nelson ¡eran españoles!
Saludos.
los que derrotaron a Nelson eran milicianos Canarios, hay no dice lo contrario, una gran victoria defendiendo sus familias y la Canariedad de Tenerife, porque España en esa época no existía.
Claro, por eso en tu universo paralelo, los soldados en lugar de gritar Santiago y Cierra España! gritaban Pancho y Cierra Canarias! Total, para tipos como tú España no existia ni hace 400 años, ni hace 300....ni ahora.
En fin, que cerrazón la de algunos y que manía de manipular la historia a su antojo.
Las batallas contra las mujeres son las únicas que se ganan huyendo. (Napoleón Bonaparte)
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Estos son mis principios. Si a usted no le gustan, tengo otros. (Groucho Marx)
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bentexui escribió:los que derrotaron a Nelson eran milicianos Canarios, hay no dice lo contrario, una gran victoria defendiendo sus familias y la Canariedad de Tenerife, porque España en esa época no existía.
Pues ya tenemos lío. Acabo de recibir un telegrama de Tierra Comunera y de Izquierda Castellana. Reivindican la victoria sobre Nelson en nombre de la Patria Castellana. Don Antonio Gutiérrez de Otero era amado hijo de Aranda de Duero, donde nació en 1729. Condenan cualquier injerencia canaria en esta victoria.
Tengo otro burofax. Es del sondicato de autores de libros de Historia de Primaria. Dicen que se deje ya los cachondeos y se lea un poquito más. Que España ya existía en el siglo XVIII (y sospechan que existía de mucho antes).
Saludos.
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porque España en esa época no existía.
Bueno, como se que te vas a poner quisquilloso con lo de la Monarquia Hispanica y no España, te pongo un recorte de la Encarta, (no me fio mucho de la Wiki)
" El desenlace internacional de la guerra, en 1713, supuso el fin de la Monarquía Hispánica, pues sus dominios europeos pasaron a manos de los rivales del bando borbónico, en beneficio sobre todo de Austria. En España, la conclusión de la guerra en 1715 reafirmó en el trono a Felipe V, quien, en castigo por el apoyo a su rival, suprimió las instituciones y leyes particulares de los reinos y territorios de la Corona de Aragón. El poder político, en la España del siglo XVIII se organizó, así, de forma centralista, siguiendo el modelo francés. Sólo Navarra y las provincias vascas, leales a Felipe V durante la guerra, mantuvieron sus instituciones y leyes."
Teniendo en cuenta que el ataque es en 1797 y que Canarias no pertenece ni a Navarra ni a las provincias vascas......
No hay mas preguntas señoria.
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Yorktown escribió:Si es que se lian solos...
Al final hemos llegado a la conclusión de que Las Islas Canarias, no existen.
Fastuoso.
Ando un poco lento, supongo que por el resfriado, y no pillo tu sutil ironia. Creo que queda claro que despues de 1715 las unicas regiones con unos fueros son Navarra y las provincias vascas. El resto, (Canarias incluida), forman parte de un territorio unificado y centralizado llamado España.
- Yorktown
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España existe desde bastante antes...el estado español es lo de menos, ergo como nunca jamás ha exisistido nada parecido a un estado canario, las Canarias, no deben existir según esa teoría. La teoría de que España no existía de nuestro amigo bitelchus.
Si llevo a buen término mi complot anexionista, no dejaré de ser español, aunque en mi pasaporte diga otra cosa, no haya escudito real, ni aparezca la palabra España en el BOE...si hay BOE!
Saludos.
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¡Sois todos un puñado de socialistas!. (Von Mises)
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Yorktown escribió:España existe desde bastante antes...el estado español es lo de menos, ergo como nunca jamás ha exisistido nada parecido a un estado canario, las Canarias, no deben existir según esa teoría. La teoría de que España no existía de nuestro amigo bitelchus.
Si llevo a buen término mi complot anexionista, no dejaré de ser español, aunque en mi pasaporte diga otra cosa, no haya escudito real, ni aparezca la palabra España en el BOE...si hay BOE!
Saludos.
Todo lo que dices es cierto y yo considero que hay conciencia de España desde casi los pueblos de los campos de urnas, pero como aqui nuestro amigo bentexui se pone quisquilloso, he intentado presentar mi alegato como si lo fuera a estudiar el juez garzon. Saludos.
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La independencia de Canarias bajo la tutela de la Gran Colombia (1819-1830).
La actual dependencia de Canarias no es un hecho historicamente inexorable. En más de una ocasión Canarias pudo construir un futuro independiente de la tutela española, de hecho Canarias constituye lo que queda del antiguo imperio español de ultramar. Este artículo de Felipe Martín Santiago nos introduce en este desconocido periodo de la historia de nuetro país.
[Francisco de Miranda, descendiente de canarios, prócer de la independencia de Venezuela]
Ante la invasión francesa de España a principios del siglo XIX, Canarias al igual que las restantes colonias en Suramérica, la oligarquía se planteó la soberanía, o más bien convertirse en un protectorado inglés, ya que la economía canaria tenía mucho más relación con América e Inglaterra que con España. Sin embargo distintas circunstancias evitaron cualquier constitución de un estado canario soberano. Una de las circuntancias a reseñar fué el papel que desempeñó la creación y fomentación del pleito insular para dividir Canarias ante cualquier iniciativa unitaria. Les dejamos con el artículo;
La independencia de Canarias bajo la tutela de la Gran Colombia (1819-1830).
Las maniobras políticas de Napoleón Bonaparte realizadas en el año de 1808, que con el supuesto objetivo de invadir Portugal, país amigo de sus acérrimos enemigos, los británicos, atravesaron sus tropas la Península Ibérica. Todo ello, unido al enfrentamiento familiar de los “borbones hispanos”, que tiene su punto álgido en el motín de Aranjuez (marzo de 1808), asumiendo Fernando VII las funciones de Jefe de Estado. Esta pelea dinástica será utilizada por el Emperador francés para intentar “mediar entre la familia real española”, utilizando la convocatoria para retenerlos en Francia, designado a su hermano, José Bonaparte, rey de España, asumiendo la jefatura como José I.
El levantamiento de Madrid del 2 de mayo de 1808, ante el vació de poder producido por la retención del rey Fernando VII, provocó la creación de Juntas de Defensa en la España no ocupada. En las Islas, con un desfase en las fechas, producto de la lejanía, que producía una gran lentitud en la llegada de las noticias y de las ordenes gubernativas, también se crearon dos juntas antagónicas, cuyo enfrentamiento es considerado como el arranque del Pleito Insular.
En las colonias americanas el vacío de poder será utilizado por las clases dirigentes para iniciar el proceso de emancipación. La República de Colombia, fundada, a instancia de Simón Bolivar, el 17 de diciembre de 1819, por el Congreso de Angostura, y fracasando en el año de 1830. Conocida como Gran Colombia para evitar confundirla con la actual Colombia.La influencia canaria entre los líderes de la emancipación es muy importante. La primera rebelión contra la imposición de la compañía Guipuzcoana, que controlaba la vida política y económica en Venezuela, fue iniciada en 1749 por el canario Juan Francisco de León, siendo aplastada por el general Felipe Ricardos, nombrado gobernador de Caracas en 1751.
No debemos olvidar que en la sociedad colonial los canarios eran considerados inferiores a los españoles peninsulares y a los criollos, solamente estaban por encima de los pardos (mezclas de blancos, negros e indígenas) y los esclavos, existiendo todas las razones para luchar contra la injusticia del momento. Al mismo tiempo, la ascendencia canaria de Francisco Miranda, prócer de la independencia de Venezuela, es una realidad incuestionable. En 1817 se intentó propiciar en estas Islas un movimiento subversivo, paralelo al de América, llevado a cabo por Agustín Peraza Béthencourt desde Santo Tomás (antillas menores). El gobernador militar de Canarias manifestaba lo siguiente:
“El infame Agustín Peraza Béthencourt autor del expresado escrito, es natural de la Ysla de Fuerteventura: de genio díscolo; de costumbres corrompidas, de condición perversa, y muy dispuesto para todo lo malo: Su depravada conducta obligó a mi antecesor el Duque del Parque a corregirlo de un modo áspero, y a esto atribuyola causa por que en su papel habla tanto y tan mal del expresado Duque durante el tiempo de sumando en esta Provincia. Últimamente ha sido sumarido y sentenciado por mi a servir en uno de los regimientos de la Península, donde lo hice conducir y de resultas de esta justa determinación ataca al Auditor de Guerra, suponiéndolo interesado”.
Desde 1825 existió el rumor de la existencia de un convenio firmado en Colombia consistente en atacar o apoderarse militarmente de alguna de la Islas Canarias y de hecho se llevaron a cabo algunos intentos. El General Pedro Briceño, el día 12 de abril de 1826, manifestaba por carta a Simón Bolivar: “es indudable que en el momento en que podamos destruir los restos de la escuadra española que cubre a Cuba, damos la libertad a aquella isla, a Puerto Rico y a las Canarias, que desean ser también americanas”.
Dos protocolos de Matías Rancel, escribano de Lanzarote, existentes en el Archivo Histórico Provincial de Las Palmas, nos describen los abordajes sufridos por dos barcos que cubrían las líneas comerciales entre Europa y Canarias.
El movimiento emancipador americano, liderado por la Gran Colombia, envió naves a las islas Canarias, con el claro objetivo de debilitar a la metrópolis. Al mismo tiempo, como manifestaba el General Pedro Briceño, de la República de Colombia, “conseguir la independencia de las Islas, dentro de la Gran Colombia”.
El asalto a la goleta española, Las Amalias Centinelas, el 15 de mayo de 1823, coincidió con la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luís, ejército francés enviado por el Congreso de Viena para imponer la monarquía absolutista de Fernando VII, aplastando el Trienio Liberal (1820-1823).
En el segundo caso caso, el día 25 de mayo de 1825, en el Puerto de Arrecife de Lanzarote, don Domingo Martinón, importante comerciante de la que sería posteriormente capital de la isla, describe con todo lujo de detalles el asalto del barco que había fletado en Marsella (Francia), y que se encargaría de traerle mercancías variadas para su comercio y transportaría a Europa la barrilla, producto que incremento la actividad económica de Arrecife, junto con la actividad pesquera en el banco canario-africano. La contratación de la nave, como se manifiesta en el documento, estuvo motivada por la subida de la cotización de la barrilla en los mercados internacionales
La actual dependencia de Canarias no es un hecho historicamente inexorable. En más de una ocasión Canarias pudo construir un futuro independiente de la tutela española, de hecho Canarias constituye lo que queda del antiguo imperio español de ultramar. Este artículo de Felipe Martín Santiago nos introduce en este desconocido periodo de la historia de nuetro país.
[Francisco de Miranda, descendiente de canarios, prócer de la independencia de Venezuela]
Ante la invasión francesa de España a principios del siglo XIX, Canarias al igual que las restantes colonias en Suramérica, la oligarquía se planteó la soberanía, o más bien convertirse en un protectorado inglés, ya que la economía canaria tenía mucho más relación con América e Inglaterra que con España. Sin embargo distintas circunstancias evitaron cualquier constitución de un estado canario soberano. Una de las circuntancias a reseñar fué el papel que desempeñó la creación y fomentación del pleito insular para dividir Canarias ante cualquier iniciativa unitaria. Les dejamos con el artículo;
La independencia de Canarias bajo la tutela de la Gran Colombia (1819-1830).
Las maniobras políticas de Napoleón Bonaparte realizadas en el año de 1808, que con el supuesto objetivo de invadir Portugal, país amigo de sus acérrimos enemigos, los británicos, atravesaron sus tropas la Península Ibérica. Todo ello, unido al enfrentamiento familiar de los “borbones hispanos”, que tiene su punto álgido en el motín de Aranjuez (marzo de 1808), asumiendo Fernando VII las funciones de Jefe de Estado. Esta pelea dinástica será utilizada por el Emperador francés para intentar “mediar entre la familia real española”, utilizando la convocatoria para retenerlos en Francia, designado a su hermano, José Bonaparte, rey de España, asumiendo la jefatura como José I.
El levantamiento de Madrid del 2 de mayo de 1808, ante el vació de poder producido por la retención del rey Fernando VII, provocó la creación de Juntas de Defensa en la España no ocupada. En las Islas, con un desfase en las fechas, producto de la lejanía, que producía una gran lentitud en la llegada de las noticias y de las ordenes gubernativas, también se crearon dos juntas antagónicas, cuyo enfrentamiento es considerado como el arranque del Pleito Insular.
En las colonias americanas el vacío de poder será utilizado por las clases dirigentes para iniciar el proceso de emancipación. La República de Colombia, fundada, a instancia de Simón Bolivar, el 17 de diciembre de 1819, por el Congreso de Angostura, y fracasando en el año de 1830. Conocida como Gran Colombia para evitar confundirla con la actual Colombia.La influencia canaria entre los líderes de la emancipación es muy importante. La primera rebelión contra la imposición de la compañía Guipuzcoana, que controlaba la vida política y económica en Venezuela, fue iniciada en 1749 por el canario Juan Francisco de León, siendo aplastada por el general Felipe Ricardos, nombrado gobernador de Caracas en 1751.
No debemos olvidar que en la sociedad colonial los canarios eran considerados inferiores a los españoles peninsulares y a los criollos, solamente estaban por encima de los pardos (mezclas de blancos, negros e indígenas) y los esclavos, existiendo todas las razones para luchar contra la injusticia del momento. Al mismo tiempo, la ascendencia canaria de Francisco Miranda, prócer de la independencia de Venezuela, es una realidad incuestionable. En 1817 se intentó propiciar en estas Islas un movimiento subversivo, paralelo al de América, llevado a cabo por Agustín Peraza Béthencourt desde Santo Tomás (antillas menores). El gobernador militar de Canarias manifestaba lo siguiente:
“El infame Agustín Peraza Béthencourt autor del expresado escrito, es natural de la Ysla de Fuerteventura: de genio díscolo; de costumbres corrompidas, de condición perversa, y muy dispuesto para todo lo malo: Su depravada conducta obligó a mi antecesor el Duque del Parque a corregirlo de un modo áspero, y a esto atribuyola causa por que en su papel habla tanto y tan mal del expresado Duque durante el tiempo de sumando en esta Provincia. Últimamente ha sido sumarido y sentenciado por mi a servir en uno de los regimientos de la Península, donde lo hice conducir y de resultas de esta justa determinación ataca al Auditor de Guerra, suponiéndolo interesado”.
Desde 1825 existió el rumor de la existencia de un convenio firmado en Colombia consistente en atacar o apoderarse militarmente de alguna de la Islas Canarias y de hecho se llevaron a cabo algunos intentos. El General Pedro Briceño, el día 12 de abril de 1826, manifestaba por carta a Simón Bolivar: “es indudable que en el momento en que podamos destruir los restos de la escuadra española que cubre a Cuba, damos la libertad a aquella isla, a Puerto Rico y a las Canarias, que desean ser también americanas”.
Dos protocolos de Matías Rancel, escribano de Lanzarote, existentes en el Archivo Histórico Provincial de Las Palmas, nos describen los abordajes sufridos por dos barcos que cubrían las líneas comerciales entre Europa y Canarias.
El movimiento emancipador americano, liderado por la Gran Colombia, envió naves a las islas Canarias, con el claro objetivo de debilitar a la metrópolis. Al mismo tiempo, como manifestaba el General Pedro Briceño, de la República de Colombia, “conseguir la independencia de las Islas, dentro de la Gran Colombia”.
El asalto a la goleta española, Las Amalias Centinelas, el 15 de mayo de 1823, coincidió con la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luís, ejército francés enviado por el Congreso de Viena para imponer la monarquía absolutista de Fernando VII, aplastando el Trienio Liberal (1820-1823).
En el segundo caso caso, el día 25 de mayo de 1825, en el Puerto de Arrecife de Lanzarote, don Domingo Martinón, importante comerciante de la que sería posteriormente capital de la isla, describe con todo lujo de detalles el asalto del barco que había fletado en Marsella (Francia), y que se encargaría de traerle mercancías variadas para su comercio y transportaría a Europa la barrilla, producto que incremento la actividad económica de Arrecife, junto con la actividad pesquera en el banco canario-africano. La contratación de la nave, como se manifiesta en el documento, estuvo motivada por la subida de la cotización de la barrilla en los mercados internacionales
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