
La situación de una “Piamonte Árabe” en pleno sur de Francia (en realidad se trata de la Provenza) va mucho más allá de las conocidas agorerías sobre la balcanización de Europa: aquí estamos ante una verdadera cabeza de puente de Eurabia que, sin embargo, no se consolida en Holanda o Alemania. En realidad, estos dos países salen beneficiados: el primero se amplía con Flandes; y Alemania, atención, recupera Silesia, Pomerania y Prusia Oriental; por si fuera poco, Alsacia y Lorena se convierten en la región alemana de Lotaringia. Por lo tanto, a pesar de que Italia queda troceada en tres partes, no regresamos a la Europa de los pueblos, sino a la de las víctimas y los verdugos. Y para muestra, ahí tenemos a Croacia y Serbia que se zampan Bosnia-Hercegovina, como se puede ver en la siguiente ilustración:

Los rusos se aplican a sí mismos el cuento, puesto que si bien Ucrania pierde el Donbass y toda la costa del Mar Negro -incluida Crimea- y Bielorrusia se integra en Rusia, en el Cáucaso se establece una “Imanato” compuesto por Daguestán y Chechenia. Sin embargo, Armenia continúa siendo el fiel satélite de Rusia, como lo demuestra al carretera que atraviesa Georgia como un cordón umbilical:

PD: Disculpad el hecho de que estén los mapas en ruso, no obstante no creo que eso suponga problemas a la hora de interpretarlos.