Ecco!...
Caspar Röist,
Hüter von Lieb und Leben des Statthalters der Allgemeinen Katholischen Kirche, o sea, Guardián de la Vida y de la Persona de la Cabeza de la Iglesia Católica Universal, comandante o pretor de la Guardia Suiza, o sea la
Pontificia Cohors Helvetica el día que ocurrió el Saco de Roma.
Con sólo 189 hombres tuvo éxito en su única tarea, que no era salvar Roma, sino proteger al Papa Clemente VII del ataque de las tropas descontroladas del duque de Borbón, especialmente de los 10.000 lansquenetes de tendencia reformista que, ya que estaban de paso por Roma, deseaban dejar su tarjeta de visita a los curas y a la jerarquía católica romana que encontraran a su paso. El duque francés había muerto en las primeras horas del asalto dejando al príncipe Filiberto de Orange al mando, pero sin capacidad para dirigir a las tropas. Con ello la orden original de retener al Papa para cobrar un rescate sin saquear al ciudad se convirtió en licencia para la rapiña y, particularmente, los lansquenetes en una misión de caza al Papa.
El Papa se empeñó en hacer la tarea imposible. En vez de huir de Roma o de protegerse con tropas más aptas, se quedó en Roma. Poco antes había despedido a unos cuantos miles de mercenarios italianos y extranjeros que podían haber opuesto resistencia al asalto. Quiso salir al paso de los asaltantes asilvestrados vestido con sus mejores galas, para tratar de impresionarles. Luego, cuando oyó los gritos de victoria de las milicias romanas que creyeron haberla alcanzado cuando mataron de un arcabuzazo en el muslo y el pecho al duque de Borbón, decidió que no había peligro inminente y se dispuso a celebrar misa... Pero los asaltantes traspasaron las murallas y entraron en Roma a través de la Puerta Torrione Gate invadiendo el barrio del Borgo. Así que, mientras las tropas asaltantes se desperdigaban por la ciudad, entrando en casas, palacios y conventos para hacer las cosas que se solían hacer en sus tiempos cuando se desataba la rapiña y la violencia contra los civiles, un potente núcleo de asaltantes alemanes se dirigieron hacia la Basílica de San Pedro.
Caspar Röist supo establecer una defensa cerrada al pie del Obelisco, en Cimitero Teutonico, para cortar el avance hacia la Basílica con sus hombres. Hicieron una escabechina con sus alabardas y espadas entre los atacantes. Pero, inevitablemente, fue retrocediendo poco a poco al ser incapaz de reemplazar a cada guardia caído en la defensa del Papa.
El Papa ya había dado muestras de no estar siempre en sus cabales y ese día se encontraba particularmente enfermo, rechazando las peticiones de refugiarse en Sant'Angelo que le hacían los cardenales. Cuando la situación se complicó Röist mandó a su segundo, Hércules Göldli con unos 40 guardias para escoltar al Papa hacia el refugio seguro de Sant'Angelo. Finalmente el Papa atendió y entendió el peligro hacia su vida y consintió ser trasladado al castillo a través del Passetto di Borgo. Lo cruzó cubierto con una capa para ocultarlo de los tiradores alemanes.
En algún momento Röist fue gravemente herido por un arcabuzazo. Sus hombres lo retiraron hacia su casa para que fuera cuidado por su mujer, Elisabeth Klingler. Fue descubierto por los mercenarios quienes lo atacaron en su cama y descuartizaron a la vista de su mujer y sus 6 hijos pequeños. La esposa trató de evitar la salvajada, pero perdió varios dedos en el empeño.
Los últimos combatientes de la Guardia suiza se apostaron a la puerta y en el interior de la Basílica de San Pedro para cubrir la huida del Papa. Allí fueron exterminados, junto a un par de centenares de feligreses asustados. El último cayó en el mismo altar de San Pedro.
En resumen. Excepto los pocos guardias que acompañaron al Papa al castillo de Sant'Angelo, el resto, 142, cayeron muertos en cumplimiento de su juramento. El Papa sobrevivió a esa masacre gracias a la preparación militar de la Guardia y a la acertada dirección y liderazgo de Caspar Röist de su gente.
Cosas curiosas:
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Caspar Röist fiel hasta la muerte al Papa mientras su padre, ex-comandante de la Guardia suiza se convertía a las doctrinas de Zuinglio. Caspar sucedió a su padre en la comandancia de la Guardia una vez muerto éste en 1524. De hecho fue el comandante de hecho desde 1514 mientras su padre, Marx Röist, comandante nominal, ejercía de alcalde de Zúrich. El Röist padre había tenido una vida política importante en Zúrich y tenía una amplia experiencia militar, distinguiéndose en la batalla de Marignano. Para el año del Saco, Marx Röist se había acercado a Zuinglio y había convenido con el Consejo Municipal adherir la ciudad de Zúrich a la doctrina reformista, apartándola de la fe católica.
De hecho, Zúrich había exigido los pagos correspondientes a Roma por los servicios prestados por la Guardia suiza y había mandado cartas personales a la cuarentena de guardias originarios de esa ciudad para que dejaran de servir al Papa y volvieran a Zúrich. Caspar Röist estuvo a punto de aceptar volver en el invierno de 1527, pero al morir en el Saco de Roma, nunca se sabrá si finalmente se decidió por su fidelidad a la ciudad o al Papa.
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El 6 de mayo de cada año, aniversario del Saco de Roma, se celebra la jura de los nuevos reclutas de la Guardia suiza.
- La noticia del Saco de Roma conmovió a todo Occidente.
Carlos V vistió de luto cuando se enteró de lo que habían hecho en Roma las tropas imperiales que estaban a su servicio.
- Los testigos de la época, incluso los italianos al servicio del Papa y de Francia, atribuyeron la responsabilidad del ataque al Papa a los mercenarios alemanes. Para ellos, los españoles se dedicaron simplemente a asaltar, robar, violar... cosas habituales de la época.
Bibliografía:
http://www.vatican.va/roman_curia/swiss ... ria_en.htm
http://www.cervantesvirtual.com/descarg ... mperado...
https://orbi.uliege.be/bitstream/2268/2 ... 7-2-PB.pdf
La clasificación:
Nobunaga,
1
Albertopus, 1
Mig43, 1
Tu turno, estimado Nobunaga.
