Trivial - Historia de la Humanidad hasta 1945 v. 2.0
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Tampoco, en la Guerra de Sucesión de Austria Víctor-François de Broglie y nuestro candidato fueron enemigos
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Carlos Alejandro de Lorena... y como no sea él, ya puedes cambiar el trivial para que lo sea...
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Exactamente caballero, Carlos de Lorena, generalísimo de los ejércitos austríacos y demasiado preocupado por "ganar" a sus rivales en el propio ejército austríaco Ernst Gideon von Laudon y Leopold Joseph von Daun (especialmente este último con el que por lo visto tenía enfrentamientos desde la victoria de Kolin)Albertopus escribió:Carlos Alejandro de Lorena... y como no sea él, ya puedes cambiar el trivial para que lo sea...
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Al turrón:
- Hijo de un general con su mismo nombre.
- Expulsado del Ejército con deshonor.
Saludos.
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- Expulsado del Ejército con deshonor.
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- Sólo las dudas sobre su estado de salud mental le salvó de ser fusilado.
- Con casi 50 años de edad se reenganchó para continuar la lucha.
- Con casi 50 años de edad se reenganchó para continuar la lucha.
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- Tuvo a su mando a un joven Monty y le dio un consejo que el futuro mariscal no siguió.
- Como le sucedió a Enrique II, San Quintín fue su desgracia...
- Lo que ahí sucedió fue la inspiración de una famoso poema de la I Guerra Mundial.
Sorprendentemente este personaje tuvo más éxito que esta adivinanza.
Saludos.
- Como le sucedió a Enrique II, San Quintín fue su desgracia...
- Lo que ahí sucedió fue la inspiración de una famoso poema de la I Guerra Mundial.
Sorprendentemente este personaje tuvo más éxito que esta adivinanza.
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El Teniente Coronel John Ford Elkington?
Slds.
Slds.
''Mi autoridad emana de vosotros y ella cesa por vuestra presencia soberana" J. Artigas.
''El ladrón piensa que todos son de su condición'':refrán popular Castellano.
''El ladrón piensa que todos son de su condición'':refrán popular Castellano.
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¡"Enfectamente"!
El Tte. Cnel. Elkington.
Hijo del general John Elkington, un militar especializado en ser segundo de a bordo en distintos destinos. Su padre fue asistente del responsable de aprovisionamiento del contingente británico en la Guerra de Crimea, ayuda de cámara del general Sir John Michel en las Revueltas de la India y en la II Guerra del Opio y, finalmente vice-adjunto general de las Fuerzas Auxiliares en el Cuartel General británico, antes de ocupar el puesto de Vice Gobernador de Guernsey.
El Tte. Cnel. Elkington tenía 48 años, 28 de servicio y la experiencia de la guerra contra los Boers cuando formó parte como comandante de su unidad en la que sirvió también su padre, el 1º de los Royal Warwickshire, adscrito a la 10ª Brigada de la 4ª División del II Cuerpo de Ejército en las Fuerzas Expedicionarias Británicas que fueron las primeras que pisaron suelo francés y belga para luchar contra los alemanes en agosto de 1914.
Entre las tropas de Elkington estaba un entonces teniente Montgomery. En las memorias del Mariscal describe que le pidió un consejo: si el Tte. Cnel. veía apropiado ir al combate con algo de dinero por si acaso. Elkington le contestó que mucho más importante que el dinero era mantener el cabello tan corto como fuera posible para facilitar los hábitos de sanidad y limpieza que era imprescindibles en medio del combate. De hecho, el propio Elkington se había rasurado con cuchilla el cabello. El joven Monty no le hizo mucho caso, se hizo con el equivalente a 10 libras en soberanos de oro y mantuvo el cabello tan largo como le permitía el reclamento.
A los británicos y al Tte. Cnel. Elkington en particular le tocó resistir la presión de una fuerza superior alemana del II Cuerpo de Ejército de von Bülow. Llevaban varios días de combates intensos retardando cuanto pudieron el avance alemán, cuando los franceses del ala derecha aliada se empezaron a retirar. Los británicos debieron retirarse también para evitar ser cercados.
Monty habla de esos día como algo caótico. Con ataques y acciones sin descanso. Se atrevió a criticar a su superior al indicar que se limitaba a ordenar los ataques sin tener planes ni haber observado previamente el terreno. La verdad es que el Regimiento no tenía fuerzas a caballo o ciclistas que hicieran las labores de reconocimiento imprescindibles.
En medio de lo que se llamó la Retirada de Mons, cuando las FEB habían perdido 10.000 de los 70.000 soldados iniciales, las fuerzas de Elkington llegaron a San Quintín. Llevaban varios días de lucha sin descanso y fueron de las última unidades en abandonar las posiciones de avanzada. Desde que entraron en combate, habían pasado por Le Cateau, Fontaine y Haucourt antes de llegar a San Quintín. Allí se encontraron con los fusileros reales de Dublín, al mando del Tte. Cnel. Arthur Mainwaring. Los irlandeses estaban en la plaza del pueblo, absolutamente agotados y sin comida, tanto que el propio Mainwaring había renunciado a dormir unas horas por el temor de que nadie le despertara a la hora convenida. Los de Dublín y los de Warwickshire estaban desconectados de su mando directo, el general Haldane.
Pronto empezó a circular el rumor de que las tropas de von Bülow estaban a las puertas de San Quintín y a punto de rodear la ciudad. En ese momento, el alcalde rogó a los británicos que rindieran la ciudad sin lucha para evitar que el pueblo fuera masacrado por la artillería y las fuerzas de asalto alemanas. Parece que ambos mandos firmaron un papel de rendición ante el alcalde, pero se desconoce realmente la intención de Elkington, ya que desapareció de San Quintín, posiblemente para buscar una vía de retirada para sus tropas o para continuar la lucha fuera del pueblo.
En realidad los británicos aún luchaban contra los alemanes fuera de la ciudad con los dragones de la Guardia Real irlandesa y los lanceros irlandeses. Los dragones trataron de hacer marchar a las tropas exhaustas de San Quintín, pero los soldados se negaron a moverse. El mayor de dragones Tom Bridges tuvo que usar un tambor y un silbato de juguete para tocar música militar para despertarlos y animar a las tropas. Logró que unos 400 soldados abandonaran San Quintín sin novedad.
El mando británico, al descubrir la maniobra para rendir la ciudad, preparó un pelotón de fusilamiento para pasar por las armas inmediatamente a los responsables de esa decisión. Pero no fue así, ya que se consideró el agotamiento mental de ambos tenientes coroneles y tampoco se encontró el papel con la firma de los coroneles.
Comparecieron ante un tribunal militar Elkington y Mainwaring presidido por el general Aylmer Hunter-Weston, aka Hunter-Bunter, uno de los generales adictos a las carnicerías de la I Guerra Mundial. Fueron acusados de dos delitos; cobardía y conducta no honorable, con comportamiento escandaloso inapropiado para un oficial o un caballero. No hay documentos que den fe de lo ocurrido, pero paree que Mainwaring fue muy locuaz en su defensa y alegó que sus hombres se habían conducido perfectamente en combate, pero que habían perdido contacto con el Alto Mando. Elkington negó haber firmado ningún papel y que su conducta estaba determinada únicamente para proteger la vida de civiles inocentes.
Ambos fueron condenados por el tribunal militar a una expulsión deshonrosa del Ejército. Mainwarning se retiró a Inglaterra a lamerse sus heridas. Sin embargo, después de un par de semanas desaparecido -donde algunos creyeron que incluso se había suicidado- Elkington se unió a la Legión Extranjera. Su círculo más cercano nunca creyó que se hubiera comportado con cobardía. Quizá hubiera cometido un error de juicio. Nada más. Elkington Había comentado con algunos amigos que, puesto que tenía prohibido servir al Reino Unido, podía contribuir a la guerra uniéndose a la Legión Extranjera, que tenía fama de dureza y disciplina.
Así lo hizo. El ex-teniente coronel Elkington se unió con su verdadero nombre a la Legión Extranjera francesa con el grado de soldado. Evitó cuanto pudo la compañía de otros británicos que se pudo encontrar en la Legión. Allí tuvo un comportamiento excelente a pesar de sus casi 50 años. Demostrar gallardía y valentía entre tanto tipo duro era difícil, pero lo logró durante la ofensiva de Champagne de 1915. Allí fue el primero en cargar contra las líneas alemanas y lideró la toma de un puesto de ametralladoras. Al cuarto día asaltó las trincheras alemanas, arrasando la primera de ellas y llegando a la segunda donde cayó. Fue alcanzado por los disparos alemanes, que le destrozaron la rodilla. Estuvo desangrándose durante horas antes de poder ser evacuado. Un cirujano norteamericano, también herido, le administró una dosis de láudano para resistir los dolores mientras esperaban la ayuda. El propio general Joffre fue testigo de su comportamiento.
Para recuperarse necesitó 10 meses de hospitalización en Grenoble, 8 de ellos en cama y sufrió varias operaciones. Allí recibió la noticia de que había sido recompensado con la Medaille Militaire y luego con la Croix de Guerre. Cuando salió del Hospital su pierna herida medía varios centímetros menos que la sana. En el Journal Officiel apareció la concesión de las medallas:
Se concede la Medalla Militar y la Cruz de Guerra a John Ford Elkington, legionario de la Compañía B3 del Primer Regimiento de Extranjeros: a pesar de sus casi 50 años de edad, ha dado pruebas durante la campaña de un ardor y coraje remarcables, dando a todos el mejor ejemplo. Fue herido gravemente el 28 de septiembre de 1915 adelantándose al asalto de las trincheras enemigas. Ha perdido el uso de su pierna derecha.
Mientras tanto, al conocer los hechos, el mismo general que le condenó, recomendó al Alto Mando británico el perdón para Elkington. Como resultado de sus actos, la Gazeta de Londres publicó en octubre de 1916, dos años después de haber anunciado su expulsión deshonrosa la restitución en empleo y rango de Elkington. El rey Jorge V le concedía, además, la Medalla de Servicios Distinguidos.
"El rey a tenido el placer de aprobar graciosamente la rehabilitación de John Ford Elkington con el rango de teniente coronel con su antigüedad previa, como consecuencia de su conducta valiente al servicio dentro de la Legión Extranjera del Ejército francés. De acuerdo esto, es repuesto como teniente coronel en el Regimiento Real de Warwickshire".
Aparece en esta página del St. Louis Post-Dispatch de St. Louis, Missouri, en 1916 ya retirado del servicio, con las rodillas tan destrozadas que sólo podía tenerse de pie con la ayuda de unos bastones.
Elkington logró lo que se proponía: restaurar su honor y se mostró encantado de recuperar la confianza de su rey y de su país, aunque a cambio debió pagar el precio de llevar en su rodilla unos "pedazos de Francia".
Vivió hasta 1944. Tuvo tiempo de asistir a la muerte de su hijo (y la de su yerno) en combate durante la II Guerra Mundial. El viejo Monty en persona asistió a las ceremonias funerales y descubrió unas placas en honor a los muertos en 1946. De su antiguo teniente coronel dijo: Hizo más bien de lo que él perdió.
Finalmente: la imagen de los soldados en San Quintín totalmente agotados y animados con instrumentos de juguete dio pie a un poema de Sir Henry Newbolt, llamado "The Toy Band. A Song of the Great Retreat".
https://monlegionnaire.files.wordpress. ... legion.pdf
http://www.greatwar.ie/wp-content/uploa ... -Marne.pdf
http://www.kiplingsociety.co.uk/rg_soul ... oyband.htm
"Stories from the Trenches: Humorous and Lively Doings of Our 'Boys Over There" de Carleton Case.
"Voices of the Foreign Legion: The History of the World's Most Famous Fighting Corps", de Adrian D. Gilbert
La clasificación queda así:
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El Tte. Cnel. Elkington.
Hijo del general John Elkington, un militar especializado en ser segundo de a bordo en distintos destinos. Su padre fue asistente del responsable de aprovisionamiento del contingente británico en la Guerra de Crimea, ayuda de cámara del general Sir John Michel en las Revueltas de la India y en la II Guerra del Opio y, finalmente vice-adjunto general de las Fuerzas Auxiliares en el Cuartel General británico, antes de ocupar el puesto de Vice Gobernador de Guernsey.
El Tte. Cnel. Elkington tenía 48 años, 28 de servicio y la experiencia de la guerra contra los Boers cuando formó parte como comandante de su unidad en la que sirvió también su padre, el 1º de los Royal Warwickshire, adscrito a la 10ª Brigada de la 4ª División del II Cuerpo de Ejército en las Fuerzas Expedicionarias Británicas que fueron las primeras que pisaron suelo francés y belga para luchar contra los alemanes en agosto de 1914.
Entre las tropas de Elkington estaba un entonces teniente Montgomery. En las memorias del Mariscal describe que le pidió un consejo: si el Tte. Cnel. veía apropiado ir al combate con algo de dinero por si acaso. Elkington le contestó que mucho más importante que el dinero era mantener el cabello tan corto como fuera posible para facilitar los hábitos de sanidad y limpieza que era imprescindibles en medio del combate. De hecho, el propio Elkington se había rasurado con cuchilla el cabello. El joven Monty no le hizo mucho caso, se hizo con el equivalente a 10 libras en soberanos de oro y mantuvo el cabello tan largo como le permitía el reclamento.
A los británicos y al Tte. Cnel. Elkington en particular le tocó resistir la presión de una fuerza superior alemana del II Cuerpo de Ejército de von Bülow. Llevaban varios días de combates intensos retardando cuanto pudieron el avance alemán, cuando los franceses del ala derecha aliada se empezaron a retirar. Los británicos debieron retirarse también para evitar ser cercados.
Monty habla de esos día como algo caótico. Con ataques y acciones sin descanso. Se atrevió a criticar a su superior al indicar que se limitaba a ordenar los ataques sin tener planes ni haber observado previamente el terreno. La verdad es que el Regimiento no tenía fuerzas a caballo o ciclistas que hicieran las labores de reconocimiento imprescindibles.
En medio de lo que se llamó la Retirada de Mons, cuando las FEB habían perdido 10.000 de los 70.000 soldados iniciales, las fuerzas de Elkington llegaron a San Quintín. Llevaban varios días de lucha sin descanso y fueron de las última unidades en abandonar las posiciones de avanzada. Desde que entraron en combate, habían pasado por Le Cateau, Fontaine y Haucourt antes de llegar a San Quintín. Allí se encontraron con los fusileros reales de Dublín, al mando del Tte. Cnel. Arthur Mainwaring. Los irlandeses estaban en la plaza del pueblo, absolutamente agotados y sin comida, tanto que el propio Mainwaring había renunciado a dormir unas horas por el temor de que nadie le despertara a la hora convenida. Los de Dublín y los de Warwickshire estaban desconectados de su mando directo, el general Haldane.
Pronto empezó a circular el rumor de que las tropas de von Bülow estaban a las puertas de San Quintín y a punto de rodear la ciudad. En ese momento, el alcalde rogó a los británicos que rindieran la ciudad sin lucha para evitar que el pueblo fuera masacrado por la artillería y las fuerzas de asalto alemanas. Parece que ambos mandos firmaron un papel de rendición ante el alcalde, pero se desconoce realmente la intención de Elkington, ya que desapareció de San Quintín, posiblemente para buscar una vía de retirada para sus tropas o para continuar la lucha fuera del pueblo.
En realidad los británicos aún luchaban contra los alemanes fuera de la ciudad con los dragones de la Guardia Real irlandesa y los lanceros irlandeses. Los dragones trataron de hacer marchar a las tropas exhaustas de San Quintín, pero los soldados se negaron a moverse. El mayor de dragones Tom Bridges tuvo que usar un tambor y un silbato de juguete para tocar música militar para despertarlos y animar a las tropas. Logró que unos 400 soldados abandonaran San Quintín sin novedad.
El mando británico, al descubrir la maniobra para rendir la ciudad, preparó un pelotón de fusilamiento para pasar por las armas inmediatamente a los responsables de esa decisión. Pero no fue así, ya que se consideró el agotamiento mental de ambos tenientes coroneles y tampoco se encontró el papel con la firma de los coroneles.
Comparecieron ante un tribunal militar Elkington y Mainwaring presidido por el general Aylmer Hunter-Weston, aka Hunter-Bunter, uno de los generales adictos a las carnicerías de la I Guerra Mundial. Fueron acusados de dos delitos; cobardía y conducta no honorable, con comportamiento escandaloso inapropiado para un oficial o un caballero. No hay documentos que den fe de lo ocurrido, pero paree que Mainwaring fue muy locuaz en su defensa y alegó que sus hombres se habían conducido perfectamente en combate, pero que habían perdido contacto con el Alto Mando. Elkington negó haber firmado ningún papel y que su conducta estaba determinada únicamente para proteger la vida de civiles inocentes.
Ambos fueron condenados por el tribunal militar a una expulsión deshonrosa del Ejército. Mainwarning se retiró a Inglaterra a lamerse sus heridas. Sin embargo, después de un par de semanas desaparecido -donde algunos creyeron que incluso se había suicidado- Elkington se unió a la Legión Extranjera. Su círculo más cercano nunca creyó que se hubiera comportado con cobardía. Quizá hubiera cometido un error de juicio. Nada más. Elkington Había comentado con algunos amigos que, puesto que tenía prohibido servir al Reino Unido, podía contribuir a la guerra uniéndose a la Legión Extranjera, que tenía fama de dureza y disciplina.
Así lo hizo. El ex-teniente coronel Elkington se unió con su verdadero nombre a la Legión Extranjera francesa con el grado de soldado. Evitó cuanto pudo la compañía de otros británicos que se pudo encontrar en la Legión. Allí tuvo un comportamiento excelente a pesar de sus casi 50 años. Demostrar gallardía y valentía entre tanto tipo duro era difícil, pero lo logró durante la ofensiva de Champagne de 1915. Allí fue el primero en cargar contra las líneas alemanas y lideró la toma de un puesto de ametralladoras. Al cuarto día asaltó las trincheras alemanas, arrasando la primera de ellas y llegando a la segunda donde cayó. Fue alcanzado por los disparos alemanes, que le destrozaron la rodilla. Estuvo desangrándose durante horas antes de poder ser evacuado. Un cirujano norteamericano, también herido, le administró una dosis de láudano para resistir los dolores mientras esperaban la ayuda. El propio general Joffre fue testigo de su comportamiento.
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Mientras tanto, al conocer los hechos, el mismo general que le condenó, recomendó al Alto Mando británico el perdón para Elkington. Como resultado de sus actos, la Gazeta de Londres publicó en octubre de 1916, dos años después de haber anunciado su expulsión deshonrosa la restitución en empleo y rango de Elkington. El rey Jorge V le concedía, además, la Medalla de Servicios Distinguidos.
"El rey a tenido el placer de aprobar graciosamente la rehabilitación de John Ford Elkington con el rango de teniente coronel con su antigüedad previa, como consecuencia de su conducta valiente al servicio dentro de la Legión Extranjera del Ejército francés. De acuerdo esto, es repuesto como teniente coronel en el Regimiento Real de Warwickshire".
Aparece en esta página del St. Louis Post-Dispatch de St. Louis, Missouri, en 1916 ya retirado del servicio, con las rodillas tan destrozadas que sólo podía tenerse de pie con la ayuda de unos bastones.
Elkington logró lo que se proponía: restaurar su honor y se mostró encantado de recuperar la confianza de su rey y de su país, aunque a cambio debió pagar el precio de llevar en su rodilla unos "pedazos de Francia".
Vivió hasta 1944. Tuvo tiempo de asistir a la muerte de su hijo (y la de su yerno) en combate durante la II Guerra Mundial. El viejo Monty en persona asistió a las ceremonias funerales y descubrió unas placas en honor a los muertos en 1946. De su antiguo teniente coronel dijo: Hizo más bien de lo que él perdió.
Finalmente: la imagen de los soldados en San Quintín totalmente agotados y animados con instrumentos de juguete dio pie a un poema de Sir Henry Newbolt, llamado "The Toy Band. A Song of the Great Retreat".
https://monlegionnaire.files.wordpress. ... legion.pdf
http://www.greatwar.ie/wp-content/uploa ... -Marne.pdf
http://www.kiplingsociety.co.uk/rg_soul ... oyband.htm
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Una sencilla: Batalla Medieval.
Slds.
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''Mi autoridad emana de vosotros y ella cesa por vuestra presencia soberana" J. Artigas.
''El ladrón piensa que todos son de su condición'':refrán popular Castellano.
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Uyyy, hay de donde escoger! A ver, San Romano?
La verdad nos hara libres
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Anterior y no fue en Italia.reytuerto escribió:Uyyy, hay de donde escoger! A ver, San Romano?
Bastante posterior pero comparte con la nombrada que fue combatida entre fuerzas cristianas y musulmanas.Apónez escribió:Poitiers 732, también llamada Tours
Slds.
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Por decir una, la batalla del Puig en 1237
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
- Xenophonte
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No. Anterior, pero 'geográficamente cercana'.Gaspacher escribió:Por decir una, la batalla del Puig en 1237
Slds.
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