¡¡¡Exaaaacto!!!
También llamado Lin Hse Tsu o Lin Tse-hsú o Yuanfu cuando había que llamarle de usted. Para los amigos, simplemente 林則徐.
Una auténtica rock-star de la Historia china. Un héroe nacional para los chinos.
Cambio la Historia de China cuando se convirtió en gobernador de la provincia costera del sur de China de Guangdong -donde se encontraba Macao y otros importantes establecimientos comerciales extranjeros- y comisario imperial contra el comercio del opio y aplicó estrictamente la orden imperial de eliminar el comercio de opio. La política china hacia el opio era compleja. Había quienes creían que se debía legalizar con el fin de poder contralarlo y sacar provecho de él con los impuestos y había quienes trataban de oponerse a ese comercio. Hacía más de un siglo que los emperadores habían tratado de prohibir o de limitar las importaciones de opio, pero la ineficacia y la corrupción administrativa habían hecho quedar como papel mojado las órdenes imperiales. El emperador Daoguang había intentado cortar por los sano el problema del opio en 1831 sin éxito. Lo intentó de nuevo en 1839 de la mano de Lin Zexu.
Él fue el primero que se tomó en serio el problema del opio y logró acabar con la actividad comercial de los agentes occidentales establecidos en China -británicos de la Compañía Británica de las Indias Orientales o particulares, norteamericanos o franceses-. Incautó la mercancía, la destruyó y se negó a indemnizar a los tratantes. La consecuencia fue la Primera Guerra del Opio, la primera gran derrota de una serie de golpes y humillaciones que sufrieron los emperadores de la Ciudad Prohibida. Los bárbaros extranjeros habían avanzado tanto tecnológica y económicamente que China no era rival para ellos. Fue el principio del fin de la época imperial y el origen del nacionalismo feroz chino actual.
Sin embargo, Lin Zexu hizo lo que tenía que hacer. El opio se había convertido en una gran amenaza para la propia supervivencia del Estado chino por dos razones fundamentales:
China, el opio y la plata: La economía china descansaba en el patrón plata desde que los experimentos de basarla en una economía con papel moneda fracasara durante los Ming. China necesitaba absorber enormes cantidades de plata desde el extranjero para poder soportar su crecimiento interno. Con plata se pagaban las transacciones comerciales y los impuestos imperiales.
Una parte del aporte de la plata extranjera procedía del contrabando. En China el valor de la plata llegó a ser el doble que en el resto del mundo. En 1592, mientras en España se cambiaba una unidad de oro por 12 ó 14 de plata, en China el cambio era 1:5. Esto explicaba lo beneficioso que resultaba para los extranjeros cambiar plata por oro. La propia Hacienda española se apercibió del problema, ya que gran parte de la plata que llegaba a Filipinas desde Acapulco se desviaba a China. Los funcionarios españoles notificaron que la demanda de plata en Filipinas había crecido abruptamente sin una explicación legal. En 1597 Filipinas demandó 5 millones de pesos de plata (caso 144 Tn), mientras que en 1602 llegó a Manila 12 millones de pesos de plata (unas 345 Tn). Ver:
The Cambridge History of China: Volume 8, The Ming 1368-1644, Part 2. editado por Denis C. Twitchett y Frederick W. Mote o
Dinero, moneda y crédito en la monarquía hispánica, editado por Antonio Miguel Bernal (ambos en Google Books).
Otra parte de la plata que necesitaba China procedía del comercio. Tradicionalmente el comercio exterior chino había tenido superávit: los extranjeros necesitaban bienes chinos -porcelana, seda, etc.- y pagaban bien por ello. Por el contrario, los chinos podían prescindir de gran parte de la oferta comercial extranjera. Tanto necesitaba China de ese flujo comercial que la crisis del comercio mundial del s. XVII fue una causa directa de la caída de la dinastía Ming. Se estima que ¡¡¡1/3 de toda la plata americana española extraída en el s. XVII terminó quedándose en China!!! (ver: Richard von Glahn. 1996.
Myth and Reality of China's Seventeenth-Century Monetary Crisis. J Economic History. 56. 429-454).
Pero la economía basada en la plata de China empezó a tambalearse a principios del s. XIX. Por un lado, el valor de la plata se descontroló y se devaluó al terminarse el control español de la extracción de la plata con las independencias americanas y dejar de existir el control de precio establecido por el patrón peso de plata español (Ver: Alejandra Irigoin. 2009.
The End of a Silver Era: The Consequences of the Breakdown of the Spanish Peso Standard in China and the United States, 1780s-1850s. J World History. 20. 207-243). Por otro, gradualmente, desde finales del s. XVIII y durante el s. XIX el superávit comercial chino desapareció. Los británicos de la Compañía Británica de las Indias Orientales llegaron a acumular una deuda millonaria de libras de plata por las guerras comerciales en las que estaban involucrados en la India y por el déficit comercial con China. Pronto se dieron cuenta que el único comercio que les aportaba valor con China era el del opio (junto a la exportación de té). Controlaban las explotaciones de opio de la India y decidieron emplearlo para asaltar China con la droga. Después llegó el opio indonesio y finalmente el que trajeron los norteamericanos procedente de Turquía. No importó que el Imperio chino prohibiera el comercio de opio. El producto llegaba a China a través de los establecimientos comerciales costeros y gracias a la corrupción administrativa china.
Cuando Li Zexu llegó a su puesto de gobernador y comisario imperial en 1839, en pocos meses había apresado a casi 2.000 traficantes chinos e obligó al cese de las actividades comerciales de los agentes extranjeros. Incautó 1.200 Tn de opio (casi la mitad de la que se calcula que llegó a China ese año) y la destruyó. Cuando China fue derrotada, en el Tratado de Nanking se estipulaba que sólo como indemnización a los mercaderes ingleses por la destrucción de su droga incautada en Cantón y por el sufrimiento por la amenaza hacia la vida de estos mercaderes, China debía pagar 6 millones de dólares:
"
Article IV. The Emperor of China agrees to pay the sum of Six Millions of Dollars as the value of Opium which was delivered up at Canton in the month of March 1839..."
Esa cantidad sería equivalente (calculando la devaluación) a unos 175 millones de dólares de hoy. Los 6 millones pagados por la mercancía destruida sólo fue una parte del total de 21 de millones de dólares del pago de guerra impuesto por el Reino Unido que tuvo que realizar China. Pero para hacernos una idea de la severidad de las indemnizaciones que tuvo que pagar China, comparémoslas con la que EE.UU pagó a México por quedarse con la mitad del territorio mexicano y por los daños causados en México en 1848. Por millones de Km cuadrados apropiados y daños de guerra varios, EE.UU pagó a Mexico 15 millones de dólares.
Los británicos no fueron tontos. Mientras propiciaban el comercio de opio en Asia, se cuidaban muy mucho de liberalizarlo en Gran Bretaña. Se calcula que el Reino Unido importó para usos médicos aproximadamente 20 Tn de opio en 1840 (frente a las 2.500 Tn consumidas en China).
La importancia económica del opio llegó a tal nivel que se calcula que el 14% de los ingresos de la India procedían del comercio exterior del opio y sustancias relacionadas en 1880. Entre 1887 y 1905 los impuestos de importación y tránsito de opio llegaron a suponer hasta el 7% del total de ingresos de la Hacienda Imperial china. Con la liberalización del cultivo y comercio interior del opio, en 1906 el opio aportó el 14% de los ingresos por impuestos del Estado chino.
China, adicta al opio:
La devastación social que supuso el consumo de opio fue enorme. Se calcula que antes de la Primera Guerra del Opio hasta el 90% de la Corte imperial y del ejército era adicta al opio. Probablemente en 1830 había 3 millones de adictos en China. Las cifras llegaron a ser monstruosas a finales del XIX y principios del XX. Las cifras oficiales chinas dicen que más del 23% de los hombres y el 3,5% de las mujeres de China eran adictas al opio y derivados en 1906. Ver:
A Century of International Drug Control. Documento de la ONU:
https://www.unodc.org/documents/wdr/WDR ... ol_origins.pdf
Militarmente China no tenía nada que hacer frente a las potencias occidentales a pesar de que los bárbaros estaban a miles de Km de distancia, con todos los problemas logísticos que eso provocaba y que China podían movilizar a enormes masas de soldados. Sólo la mitad de los soldados de infantería chinos disponían de mosquetes, que eran tan largos que no podían portar bayonetas y generalmente eran de cerrojo de mecha del modelo de 1782 (y alguno con más de 150 años de antigüedad). Estaban mal mantenidos y peor reparados. Frente a ellos los británicos se presentaron con sus rifles del modelo Baker o del ultramoderno modelo Brunswick con un alcance efectivo de 300 yardas. La artillería china descansaba en los mismos modelos del fin de era Ming, cuando la producción artillera fue inspeccionada por el jesuita Fernidad Verbiest. Además la calidad de la fabricación de los cañones era muy inferior a la calidad de los materiales y técnicas de fabricación británicas. El trabajo en hierro era pobre y con moldes de barro, lo que daba como resultado unas piezas artilleras que tendían a estallar. Para resolver el problema, los chinos fabricaron cañones mucho más pesados e inmóviles que los equivalentes británicos de la época. Tampoco disponían de demasiados cañones de aleación de cobre por la carestía de ese metal en el Imperio. Los chinos cargaban sus cañones con munición sólida, mientras que los británicos disponían de munición, además, de munición explosiva y de racimo. La Armada china estaba diseñada para el control de los piratas y no para enfrentarse a otras potencias navales. Era obsoleta por las propias limitaciones regulatorias y de control de gasto militar chino. En 1840 sólo podía oponer a la flota británica (con el HMS Nemesis de vapor, blindado y de hierro machacando barcos chinos a placer) un par de centenares de juncos de menor tonelaje y con un menor número de cañones que el más pequeño de los buques británicos. Ver:
The Qing Empire and the Opium War, de Haijian Mao (en Google Books).
En fin, que Lin Zexu fracasó en su intento de controlar las importaciones de opio y su país inició un rápido declive que se llevó por delante al cerrado sistema imperial. Pero el coraje de este funcionario, que llegó a escribir una carta pública a la reina Victoria afeando el comportamiento predatorio británico y la doble moral de los británicos respecto al comercio del opio en el Reino Unido y en China, ha pasado a la Historia china como un representante del orgullo nacional chino y taiwanés.
La carta original de Lin Zexu:
La ONU eligió el día del 26 de junio en el que Lin Zexu destruyó el opio incautado, como el Día Internacional contra el abuso y tráfico ilícito de drogas, que se celebra desde 1987.
Lin Zexu también es reconocido en el extranjero: Está representado en una enorme estatua en el Chinatown de Nueva York (además de otras estatuas en China, como la enorme que hay en Macao, junto al Museo a su memoria): Aquí la estadua de NYC.
…
Una curiosidad: El nieto de Lin Zexu, el comodoro Lin Taizeng, miembro de la élite de marineros formados en las armadas de Alemania, Francia o Inglaterra que formó el Imperio chino durante la segunda mitad del siglo XIX, y capitán del acorazado Zhenyuan construido en Alemania, se suicidó al tomar una sobredosis de opio tras un error en el pilotaje de su buque durante la Primera Guerra chino-japonesa de 1894-5 que le hizo chocar contra unas rocas en la entrada al puerto de Weihaiwei. Al ser imposible la reparación el acorazado quedó varado e inservible. En 1895 fue tomado como botín de guerra por los japoneses.
Otra curiosidad: Hay conspiranoicos que sospechan que Lin Zexu no destruyó las 1.200 toneladas de opio incautadas al meterlas en el río mezclándolas con cal viva y sal. Puesto que alguno de los métodos conocidos a mediados del s. XIX de síntesis de morfina y otros derivados del opio pasan por el tratamiento alcalino y la cristalización y purificación con sales, los conspiraniocos se rebanan los sesos pensando si la intención de Lin Zexu era fabricar morfina y hacer que China dispusiera de una droga con mayor valor añadido que el opio para exportarla y conseguir plata… No pongo la fuente de la conspiración ni pongo la bibliografía para consultar los sistemas de síntesis porque sois capaces de copiarlas, golfos. Pero si seguís la Memoria Crítica del Doctor Pedro Gil y Municio de 1868 a lo mejor os hacéis una idea al respecto.
Así que la clasificación queda tal que así:
Albertopus:9
Xenophonte:8
Gaspacher:6
Nobunaga:3
Pickwick: 2
reytuerto; 1
Tu turno, estimado Gaspacher.
Saludos.