Las campañas de Aníbal en Italia
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capricornio escribió:¿Qué ejército crees que fue el que se desplegó bajo las murallas de Roma para oponerse a Aníbal? ¿Uno venido de Capua bajo mando de Flaco como cuenta Livio (entre otros) o el nuevo ejército consular en formación de Galba, como defiende Polibio? En las páginas anteriores hemos debatido sobre esta cuestión.
Estimado capricornio, aquí creo que se ha generado alguna que otra confusión. Te comento:
Me parece que vuelve a haber una confusión de nombres.
En el año 212 son elegidos cónsules Apio Claudio Pulcher Y Quinto Fulvio Flaco (que se empeñan en el asedio de Capua). En el 211 son elegidos Cneo Fulvio Centumalus Y Publio Sulpicio Galba. Estos, toman posesión de su cargo el 15 de marzo. Consultan al senado acerca de la dirección de la guerra y sobre la asignación de las provincias y los ejércitos. El senado les dice que va a ser que de momento se queden quietos.
A los cónsules del año anterior, osea, Apio Claudio Pulcher y Quinto Fulvio Flaco se les había prorrogado el mando junto al mismo ejército que tenían el año anterior, con la indicación de que no se retiraran de Capua hasta haberla conquistada. Aquí, estimado capricornio, es donde estaban los ejércitos consulares que les tenían que haber correspondido a Fulvio Centumalus y a Galba, junto a las tropas del propretor Gayo Claudio Nerón (pretor en 212 y, posteriormente, cónsul en 207). Juraría que a Livio se le pasa nombrar a Claudio Nerón en pasajes anteriores.
- Aquí me salto la marcha de Aníbal sobre Roma y sus motivaciones pues tu duda es sobre las tropas romanas.
Como el senado le ve el plumero al pérfido cartaginés , tras largas deliberaciones prevalece el criterio de Publio Valerio Flaco, y cito:
"Que se debía escribir a los generales que estaban junto a Capua notificándoles la guarnición que había en Roma; pues ellos sabían cuantas tropas dirigía Aníbal y cuántos efectivos eran necesarios para asediar Capua; si podía enviarse a Roma a uno de los dos jefes y parte del ejército de forma que Capua continuara asediada con eficacia...Claudio y Fulvio podrían acordar entre ellos quien debería sitiar a Capua y quien habría de venir a Roma..."
Cuando llega este decreto a Capua, el procónsul Quinto Fulvio escoge entre la tropa de los tres ejércitos (el suyo, el de Claudio y el del propretor Nerón) a 15.000 infantes y 1.000 jinetes.
- Aquí me salto las acciones con las que Fulvio retrasa a Aníbal.
Fulvio entra en Roma, por supuesto tras emitir el senado un decreto para que Fulvio obstentara la misma autoridad militar que los cónsules (si entra en Roma sin este decreto hubiera perdido su mando militar).
- Aquí me vuelvo a saltar acciones, por cierto muy interesantes.
A Aníbal le llegan noticias de que habían partido refuerzos romanos desde Hispania y, esto, sumado a muchos infortunios que había sufrido (de los que me he saltado para ceñirme a tu duda), levanta el campamento y se va.
Espero haber resuelto tus dudas, estimado capricornio.
Un saludo.
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En este caso la diferencia de Livio (que es tal cual lo narras) es con Polibio (Tomo 2 Libro 9 capítulo 2). Esta es la narración del griego:
CAPÍTULO II
Asedio de Capua por los romanos tras la derrota de Cannas.- Inútiles esfuerzos de Aníbal por librarla del cerco. Retirada de este general y marcha contra Roma. Parangón de Epaminondas con Aníbal, y de los lacedemonios con los romanos.
De este modo, Aníbal tirada una línea todo alrededor del campo de Appio (213 años antes de J. C.), trababa escaramuzas y tentaba a los romanos a fin de provocarlos a un combate; mas viendo que Appio no hacía caso, entabló al cabo un asedio como si fuera a una ciudad. La caballería atacaba por escuadrones, y disparaba tiros con algazara contra el campo. La infantería en batallones se lanzaba y hacía esfuerzos por arrancar el atrincheramiento. Pero nada de esto era capaz de mover a Appio de su propósito. Por el contrario, rechazaba con la infantería ligera a los que se aproximaban al real, y defendiéndose con los pesadamente armados del ímpetu de los tiros, les hacía permanecer formados bajo sus banderas. El cartaginés, desesperanzado de salir con su designio, porque ni podía entrar en la plaza ni desalojar a los romanos, consultó con los suyos qué había de hacer en tales circunstancias. En mi opinión, lo que entonces sucedió es capaz de embarazar no sólo a Aníbal, sino a cualquier otro hombre que lo entienda. Porque ¿quién no extrañará que los romanos tantas veces vencidos por los cartagineses, y sin osar ponérseles por delante, no quieran ceder ni abandonar la campiña, y que aquellos los que poco antes andaban sólo costeando las laderas, bajen ahora al llano y pongan sitio a la ciudad más célebre y poderosa do Italia, viéndose rodeados por todas partes de unos enemigos a quienes ni aun por el pensamiento se atrevían a mirarles a la cara? Mas los cartagineses, aunque constantemente victoriosos en los combates, a veces no se veían menos afligidos que los vencidos. A mi modo de entender, esto provino de la conducta de unos y otros. Unos y otros se hallaban enterados que la caballería de Aníbal era causa de las victorias de los cartagineses y de las pérdidas de los romanos. Por eso, así que vieron éstos vencidas sus legiones, se propusieron marchar por las laderas al lado de Aníbal; porque en tales lugares no había nada que temer de la caballería enemiga.
Efectivamente, no pudo menos de ocurrir a unos y otros lo que entonces sucedió en Capua. Los romanos no se atrevían a salir a una batalla por temor a la caballería cartaginesa; pero dentro de su campo vivían muy confiados, porque sabían fijamente que la que los había vencido en batallas campales, aquí no era capaz de acarrearles el menor daño. Por otra parte, los cartagineses tenían fuertes motivos para no poder permanecer acampados mucho tiempo en un mismo sitio con su caballería; ya porque con esta prevención tenían los romanos talados todos los forrajes de la comarca, y no era fácil traer a lomo de tan larga distancia el heno o cebada que bastase a tanto número de caballos y acémilas; ya porque sin el auxilio de ésta no se atrevían a sitiar dentro de sus fosos y trincheras a los romanos, contra quienes, siempre que habían entrado en acción con sola la infantería, había quedado dudoso el éxito de la jornada. A más de esto aquejaba al cartaginés el temor de que no viniesen sobre él nuevas tropas, acampasen al frente, y cortado el transporte de los víveres, le pusiesen en grande aprieto. Consideradas estas razones, Aníbal, teniendo por imposible hacer levantar el sitio a viva fuerza, cambió de pensamiento. Discurrió que si realizaba una marcha oculta y se dejaba ver de repente delante de Roma, acaso aterrados sus moradores con la novedad conseguiría alguna ventaja sobre esta capital; y cuando no, forzaría a Appio, o a levantar el cerco para venir rápidamente al socorro de su patria, o a dividir su armada; y en este caso, le sería fácil vencer a los que viniesen al socorro y a los que quedasen en Capua. Con este propósito despachó un correo a Capua; y para su mayor seguridad, le persuadió de que se pasase a los romanos, y desde allí a la plaza. Se temía en gran manera que los capuanos, desesperanzados al ver su retirada, no le abandonasen y se entregasen a los romanos. Por eso les descubrió su pensamiento en una carta, que envió por un africano el día después de su marcha, para que sabido el designio y el motivo de su retiro, sufriesen el asedio con constancia.
Así que se conoció en Roma lo que sucedía en Capua, y que Aníbal acampado al frente tenía sitiadas sus legiones, todo fue temor y sobresalto, como si ya hubiese llegado el día que iba a decidir de su suerte. La remisión de víveres y el acopio de municiones ocupó las atenciones de todos y de cada uno. Los capuanos, recibida la carta por el africano, supieron el modo de pensar de Aníbal, y decididos a probar aún este arbitrio, persistieron en su resolución. Aníbal, al quinto día de haber llegado, da de cenar a sus gentes, y dejando los fuegos encendidos, levanta el campo con tal silencio, que nadie supo su ausencia (212 años antes de J. C.) Después que en continuas y forzadas marchas hubo cruzado la Samnia, y hubo reconocido y tomado con la vanguardia todos los lugares que se hallaban sobre el camino; y mientras que duraba aún en Roma la inquietud de Capua y de lo que allí pasaba, vadea el Annio, se aproxima a Roma, y sienta su campo a cuarenta estadios cuando más de esta capital. Conocida en Roma esta noticia, fue tanto mayor la turbación y sobresalto, cuanto tenía el caso de imprevisto e inesperado, porque jamás se había acercado tanto Aníbal a sus muros. Al mismo tiempo se les representaba la idea, que no era posible se hubiesen atrevido los contrarios a pasar tan adelante, a no haber vencido antes las legiones que sitiaban a Capua. Al punto los hombres montan sobre los muros, y ocupan los puestos ventajosos de la ciudad. Las mujeres corren a los templos, hacen votos a los dioses, y barren con sus cabellos los pavimentos de los templos, como tienen por costumbre cuando la patria se ve amenazada de un gran peligro.
Ya tenía Aníbal fortificado su campo, y estaba pensando cómo dar un asalto a la ciudad al día siguiente, cuando inopinadamente y sin saber cómo sobrevino un acaso que fue la salud de Roma. Ya hacía tiempo que los cónsules Cneo Fulvio y Pub. Sulpicio tenían alistada una legión, que en aquel mismo día estaba obligada con juramento a ir a Roma con sus armas, y a la sazón estaban haciendo el encabezamiento de otra y probando a los soldados. De suerte que casualmente se halló en Roma al tiempo preciso un gran número de tropas, que sacadas por los cónsules con buen ánimo y acampadas frente a la ciudad, contuvieron el ardor de Aníbal. El cartaginés al principio había emprendido esta expedición no del todo desesperanzado de tomar a Roma por asalto; pero visto que los enemigos formaban sus haces, e informado poco después por un desertor de lo que sucedía, depuso su intento contra la ciudad y se lanzó a talar la campiña e incendiar los edificios. En los principios recogió y reunió en su campo un prodigioso botín, ya que había ido a robar un país a donde jamás se creyó pudiese llegar enemigo alguno. Pero después, como los cónsules hubiesen tenido el osado arrojo de apostarse a diez estadios del real enemigo, Aníbal, que por una parte había acumulado un inmenso botín, y por otra se veía sin esperanzas de tomar a Roma, levantó el campo al amanecer. El principal motivo para esto fue la cuenta que tenía echada de los días en que, según su opinión, esperaba que Appio, informado del peligro de su patria, o levantaría del todo el sitio para acudir a Roma, o dejadas en Capua algunas tropas vendría al socorro en diligencia con la mayor parte; y en cualquiera de los dos casos, se prometía tener de su parte la fortuna. Mas Publio, destruidos los puentes del Annio, le forzó a vadear el río, dio sobre sus tropas cuando pasaban, y le puso en una gran dificultad. Es cierto que no hizo daño considerable a causa del gran número de caballos que Aníbal poseía, y la facilidad de maniobrar de los númidas en cualquier terreno, pero por lo menos le quitó una buena parte del botín y le tomó prisioneros trescientos hombres, con lo cual se retiró a su campamento. Poco después, en la opinión de que un regreso tan precipitado en los cartagineses procedía de miedo, echó a andar en su alcance de cerro en cerro. El cartaginés al principio caminaba a largas marchas, con el anhelo de realizar lo que se había propuesto; mas al quinto día, con el aviso que tuvo de que Appio persistía sobre el cerco, ordena hacer alto para esperar a los que venían detrás, ataca durante la noche el campo romano, mata a muchos y desaloja a los restantes del campamento. Llegado el día, advirtió que los romanos se habían acogido a una eminencia fortificada, y no teniendo por conveniente detenerse en su asedio, rompió por la Daunia y el país de los brucios, y sin ser sentido se dejó ver delante de Regio tan de repente, que por poco no se apodera de la ciudad. Sin embargo, mató a todos los que habían salido a la campiña, e hizo prisioneros a muchos ciudadanos de Regio en esta jornada.
Creo que con justa razón se aplaudirá el valor y emulación con que los cartagineses y romanos se hacían la guerra por este tiempo; del mismo modo que se celebra a Epaminondas el Tebano. Este general, habiendo llegado a Tegea con sus aliados, y visto a los lacedemonios y a sus aliados congregados en Mantinea en acción de hacerle frente, ordenó cenar temprano a los suyos, y los sacó a la prima noche simulando que iba a apoderarse de ciertos puestos ventajosos para formarlos en batalla. Todo el ejército se hallaba eficazmente persuadido de esto; cuando tomando el camino en derechura a Lacedemonia, llega allá a la tercera hora de la noche, coge a Esparta desprevenida de defensores con tan inopinada llegada, entra a la fuerza hasta la plaza, y se apodera de todo aquel lado de la ciudad que mira al río. Por desgracia llegó a Mantinea aquella misma noche cierto desertor, y dando cuenta al rey Agesilao de lo que ocurría, se acudió rápidamente al socorro, al tiempo mismo que se estaba tomando la ciudad. Epaminondas, malograda esta esperanza, hace tomar un bocado a los suyos en las márgenes del Eurotas, y recobrado algún tanto el ejército de la fatiga pasada, vuelve a tomar el camino mismo que había traído, conjeturando lo que sucedería, que los lacedemonios, por haber marchado al socorro de Esparta, habrían dejado desierta a Mantinea, como sucedió en efecto. Con esta mira exhorta a los tebanos y al cabo de una marcha forzada de toda la noche, llega a Mantinea a la mitad del día y la halla completamente falta de defensores. Mas dio la casualidad que los atenienses, con el deseo de tener parte en la guerra contra los tebanos, llegaron a esta sazón para auxiliar a los lacedemonios. Ya la vanguardia tebana tocaba con el templo de Neptuno, distante siete estadios de la ciudad, cuando se dejaron ver los atenienses sobre un collado que domina a Mantinea, como si expresamente los hubieran llamado. Lo mismo fue divisarlos los que habían quedado en la ciudad que al punto se animaron, aunque con trabajo, a subir a los muros, para contener el ímpetu de los tebanos. Por eso los historiadores se quejan con justa razón de la desgracia de estas expediciones, y sientan que Epaminondas ejecutó por su parte cuanto pudiera un perfecto capitán... pero aunque vencedor de sus enemigos, fue vencido por la fortuna.
Lo mismo se puede decir de Aníbal. Porque al ver a este general que ataca a los romanos por ver si con pequeños combates puede hacerles levantar el cerco; que frustrado este intento marcha contra la misma Roma; que no dejándole salir tampoco la desgracia con su propósito, vuelve sobre sus pasos y destaca la mayor parte de su ejército a Capua, mientras que él permanece como en centinela de los movimientos de los sitiadores; que, por último, no desiste del empeño, antes de destruir a los romanos, y por poco no desalojar de su ciudad a los de Regio, pregunto: ¿quién no admirará y aplaudirá al cartaginés en estas acciones? Pero cualquiera conocerá que los romanos en este lance se condujeron mejor que los lacedemonios. Porque aunque éstos al primer aviso echaron a correr de tropel, por salvar a Esparta; pero en cuanto estuvo de su parte, dejaron abandonada a Mantinea: en vez de que aquellos guardaron su patria sin levantar por eso el asedio, permanecieron inmóviles y firmes en su decisión, y de allí adelante estrecharon a los capuanos con más confianza. Se ha dicho esto, no tanto por hacer el encomio de los romanos y cartagineses, cosa que ya hemos hecho repetidas veces, cuanto por elogiara las cabezas de uno y otro pueblo, y a los que en adelante hayan de manejar los negocios públicos en cualquiera otro, a fin de que, acordándose de estos grandes generales y tomándolos por modelos, emulen... sus esclarecidas acciones las cuales, aunque en sí parezcan tener alguna cosa de arrojadas y peligrosas, sin embargo no tienen riesgo en emprenderse, se miran con admiración, y bien se consigan, bien no, adquieren gloria inmortal y buena fama, si las acompaña la prudencia.
El Publio al que alude Polibio debe ser uno de los dos cónsules (Publio Sulpicio Galba). Y el ejército que describe como perseguidor uno de reciente formación. No siempre los ejércitos consulares del año anterior pasaban a los nuevos cónsules.
Livio si que menciona a Nerón como participante en el cerco. Sin embargo es curioso que Polibio no nombra a Quinto Fulvio Flaco en el cerco de Capua junto a Apio Claudio Pulcro. El episodio del asalto nocturno al campamento de los perseguidores de Aníbal tras su acercamiento a Roma, Livio lo narra como ocurrido en Capua.
Un saludo
CAPÍTULO II
Asedio de Capua por los romanos tras la derrota de Cannas.- Inútiles esfuerzos de Aníbal por librarla del cerco. Retirada de este general y marcha contra Roma. Parangón de Epaminondas con Aníbal, y de los lacedemonios con los romanos.
De este modo, Aníbal tirada una línea todo alrededor del campo de Appio (213 años antes de J. C.), trababa escaramuzas y tentaba a los romanos a fin de provocarlos a un combate; mas viendo que Appio no hacía caso, entabló al cabo un asedio como si fuera a una ciudad. La caballería atacaba por escuadrones, y disparaba tiros con algazara contra el campo. La infantería en batallones se lanzaba y hacía esfuerzos por arrancar el atrincheramiento. Pero nada de esto era capaz de mover a Appio de su propósito. Por el contrario, rechazaba con la infantería ligera a los que se aproximaban al real, y defendiéndose con los pesadamente armados del ímpetu de los tiros, les hacía permanecer formados bajo sus banderas. El cartaginés, desesperanzado de salir con su designio, porque ni podía entrar en la plaza ni desalojar a los romanos, consultó con los suyos qué había de hacer en tales circunstancias. En mi opinión, lo que entonces sucedió es capaz de embarazar no sólo a Aníbal, sino a cualquier otro hombre que lo entienda. Porque ¿quién no extrañará que los romanos tantas veces vencidos por los cartagineses, y sin osar ponérseles por delante, no quieran ceder ni abandonar la campiña, y que aquellos los que poco antes andaban sólo costeando las laderas, bajen ahora al llano y pongan sitio a la ciudad más célebre y poderosa do Italia, viéndose rodeados por todas partes de unos enemigos a quienes ni aun por el pensamiento se atrevían a mirarles a la cara? Mas los cartagineses, aunque constantemente victoriosos en los combates, a veces no se veían menos afligidos que los vencidos. A mi modo de entender, esto provino de la conducta de unos y otros. Unos y otros se hallaban enterados que la caballería de Aníbal era causa de las victorias de los cartagineses y de las pérdidas de los romanos. Por eso, así que vieron éstos vencidas sus legiones, se propusieron marchar por las laderas al lado de Aníbal; porque en tales lugares no había nada que temer de la caballería enemiga.
Efectivamente, no pudo menos de ocurrir a unos y otros lo que entonces sucedió en Capua. Los romanos no se atrevían a salir a una batalla por temor a la caballería cartaginesa; pero dentro de su campo vivían muy confiados, porque sabían fijamente que la que los había vencido en batallas campales, aquí no era capaz de acarrearles el menor daño. Por otra parte, los cartagineses tenían fuertes motivos para no poder permanecer acampados mucho tiempo en un mismo sitio con su caballería; ya porque con esta prevención tenían los romanos talados todos los forrajes de la comarca, y no era fácil traer a lomo de tan larga distancia el heno o cebada que bastase a tanto número de caballos y acémilas; ya porque sin el auxilio de ésta no se atrevían a sitiar dentro de sus fosos y trincheras a los romanos, contra quienes, siempre que habían entrado en acción con sola la infantería, había quedado dudoso el éxito de la jornada. A más de esto aquejaba al cartaginés el temor de que no viniesen sobre él nuevas tropas, acampasen al frente, y cortado el transporte de los víveres, le pusiesen en grande aprieto. Consideradas estas razones, Aníbal, teniendo por imposible hacer levantar el sitio a viva fuerza, cambió de pensamiento. Discurrió que si realizaba una marcha oculta y se dejaba ver de repente delante de Roma, acaso aterrados sus moradores con la novedad conseguiría alguna ventaja sobre esta capital; y cuando no, forzaría a Appio, o a levantar el cerco para venir rápidamente al socorro de su patria, o a dividir su armada; y en este caso, le sería fácil vencer a los que viniesen al socorro y a los que quedasen en Capua. Con este propósito despachó un correo a Capua; y para su mayor seguridad, le persuadió de que se pasase a los romanos, y desde allí a la plaza. Se temía en gran manera que los capuanos, desesperanzados al ver su retirada, no le abandonasen y se entregasen a los romanos. Por eso les descubrió su pensamiento en una carta, que envió por un africano el día después de su marcha, para que sabido el designio y el motivo de su retiro, sufriesen el asedio con constancia.
Así que se conoció en Roma lo que sucedía en Capua, y que Aníbal acampado al frente tenía sitiadas sus legiones, todo fue temor y sobresalto, como si ya hubiese llegado el día que iba a decidir de su suerte. La remisión de víveres y el acopio de municiones ocupó las atenciones de todos y de cada uno. Los capuanos, recibida la carta por el africano, supieron el modo de pensar de Aníbal, y decididos a probar aún este arbitrio, persistieron en su resolución. Aníbal, al quinto día de haber llegado, da de cenar a sus gentes, y dejando los fuegos encendidos, levanta el campo con tal silencio, que nadie supo su ausencia (212 años antes de J. C.) Después que en continuas y forzadas marchas hubo cruzado la Samnia, y hubo reconocido y tomado con la vanguardia todos los lugares que se hallaban sobre el camino; y mientras que duraba aún en Roma la inquietud de Capua y de lo que allí pasaba, vadea el Annio, se aproxima a Roma, y sienta su campo a cuarenta estadios cuando más de esta capital. Conocida en Roma esta noticia, fue tanto mayor la turbación y sobresalto, cuanto tenía el caso de imprevisto e inesperado, porque jamás se había acercado tanto Aníbal a sus muros. Al mismo tiempo se les representaba la idea, que no era posible se hubiesen atrevido los contrarios a pasar tan adelante, a no haber vencido antes las legiones que sitiaban a Capua. Al punto los hombres montan sobre los muros, y ocupan los puestos ventajosos de la ciudad. Las mujeres corren a los templos, hacen votos a los dioses, y barren con sus cabellos los pavimentos de los templos, como tienen por costumbre cuando la patria se ve amenazada de un gran peligro.
Ya tenía Aníbal fortificado su campo, y estaba pensando cómo dar un asalto a la ciudad al día siguiente, cuando inopinadamente y sin saber cómo sobrevino un acaso que fue la salud de Roma. Ya hacía tiempo que los cónsules Cneo Fulvio y Pub. Sulpicio tenían alistada una legión, que en aquel mismo día estaba obligada con juramento a ir a Roma con sus armas, y a la sazón estaban haciendo el encabezamiento de otra y probando a los soldados. De suerte que casualmente se halló en Roma al tiempo preciso un gran número de tropas, que sacadas por los cónsules con buen ánimo y acampadas frente a la ciudad, contuvieron el ardor de Aníbal. El cartaginés al principio había emprendido esta expedición no del todo desesperanzado de tomar a Roma por asalto; pero visto que los enemigos formaban sus haces, e informado poco después por un desertor de lo que sucedía, depuso su intento contra la ciudad y se lanzó a talar la campiña e incendiar los edificios. En los principios recogió y reunió en su campo un prodigioso botín, ya que había ido a robar un país a donde jamás se creyó pudiese llegar enemigo alguno. Pero después, como los cónsules hubiesen tenido el osado arrojo de apostarse a diez estadios del real enemigo, Aníbal, que por una parte había acumulado un inmenso botín, y por otra se veía sin esperanzas de tomar a Roma, levantó el campo al amanecer. El principal motivo para esto fue la cuenta que tenía echada de los días en que, según su opinión, esperaba que Appio, informado del peligro de su patria, o levantaría del todo el sitio para acudir a Roma, o dejadas en Capua algunas tropas vendría al socorro en diligencia con la mayor parte; y en cualquiera de los dos casos, se prometía tener de su parte la fortuna. Mas Publio, destruidos los puentes del Annio, le forzó a vadear el río, dio sobre sus tropas cuando pasaban, y le puso en una gran dificultad. Es cierto que no hizo daño considerable a causa del gran número de caballos que Aníbal poseía, y la facilidad de maniobrar de los númidas en cualquier terreno, pero por lo menos le quitó una buena parte del botín y le tomó prisioneros trescientos hombres, con lo cual se retiró a su campamento. Poco después, en la opinión de que un regreso tan precipitado en los cartagineses procedía de miedo, echó a andar en su alcance de cerro en cerro. El cartaginés al principio caminaba a largas marchas, con el anhelo de realizar lo que se había propuesto; mas al quinto día, con el aviso que tuvo de que Appio persistía sobre el cerco, ordena hacer alto para esperar a los que venían detrás, ataca durante la noche el campo romano, mata a muchos y desaloja a los restantes del campamento. Llegado el día, advirtió que los romanos se habían acogido a una eminencia fortificada, y no teniendo por conveniente detenerse en su asedio, rompió por la Daunia y el país de los brucios, y sin ser sentido se dejó ver delante de Regio tan de repente, que por poco no se apodera de la ciudad. Sin embargo, mató a todos los que habían salido a la campiña, e hizo prisioneros a muchos ciudadanos de Regio en esta jornada.
Creo que con justa razón se aplaudirá el valor y emulación con que los cartagineses y romanos se hacían la guerra por este tiempo; del mismo modo que se celebra a Epaminondas el Tebano. Este general, habiendo llegado a Tegea con sus aliados, y visto a los lacedemonios y a sus aliados congregados en Mantinea en acción de hacerle frente, ordenó cenar temprano a los suyos, y los sacó a la prima noche simulando que iba a apoderarse de ciertos puestos ventajosos para formarlos en batalla. Todo el ejército se hallaba eficazmente persuadido de esto; cuando tomando el camino en derechura a Lacedemonia, llega allá a la tercera hora de la noche, coge a Esparta desprevenida de defensores con tan inopinada llegada, entra a la fuerza hasta la plaza, y se apodera de todo aquel lado de la ciudad que mira al río. Por desgracia llegó a Mantinea aquella misma noche cierto desertor, y dando cuenta al rey Agesilao de lo que ocurría, se acudió rápidamente al socorro, al tiempo mismo que se estaba tomando la ciudad. Epaminondas, malograda esta esperanza, hace tomar un bocado a los suyos en las márgenes del Eurotas, y recobrado algún tanto el ejército de la fatiga pasada, vuelve a tomar el camino mismo que había traído, conjeturando lo que sucedería, que los lacedemonios, por haber marchado al socorro de Esparta, habrían dejado desierta a Mantinea, como sucedió en efecto. Con esta mira exhorta a los tebanos y al cabo de una marcha forzada de toda la noche, llega a Mantinea a la mitad del día y la halla completamente falta de defensores. Mas dio la casualidad que los atenienses, con el deseo de tener parte en la guerra contra los tebanos, llegaron a esta sazón para auxiliar a los lacedemonios. Ya la vanguardia tebana tocaba con el templo de Neptuno, distante siete estadios de la ciudad, cuando se dejaron ver los atenienses sobre un collado que domina a Mantinea, como si expresamente los hubieran llamado. Lo mismo fue divisarlos los que habían quedado en la ciudad que al punto se animaron, aunque con trabajo, a subir a los muros, para contener el ímpetu de los tebanos. Por eso los historiadores se quejan con justa razón de la desgracia de estas expediciones, y sientan que Epaminondas ejecutó por su parte cuanto pudiera un perfecto capitán... pero aunque vencedor de sus enemigos, fue vencido por la fortuna.
Lo mismo se puede decir de Aníbal. Porque al ver a este general que ataca a los romanos por ver si con pequeños combates puede hacerles levantar el cerco; que frustrado este intento marcha contra la misma Roma; que no dejándole salir tampoco la desgracia con su propósito, vuelve sobre sus pasos y destaca la mayor parte de su ejército a Capua, mientras que él permanece como en centinela de los movimientos de los sitiadores; que, por último, no desiste del empeño, antes de destruir a los romanos, y por poco no desalojar de su ciudad a los de Regio, pregunto: ¿quién no admirará y aplaudirá al cartaginés en estas acciones? Pero cualquiera conocerá que los romanos en este lance se condujeron mejor que los lacedemonios. Porque aunque éstos al primer aviso echaron a correr de tropel, por salvar a Esparta; pero en cuanto estuvo de su parte, dejaron abandonada a Mantinea: en vez de que aquellos guardaron su patria sin levantar por eso el asedio, permanecieron inmóviles y firmes en su decisión, y de allí adelante estrecharon a los capuanos con más confianza. Se ha dicho esto, no tanto por hacer el encomio de los romanos y cartagineses, cosa que ya hemos hecho repetidas veces, cuanto por elogiara las cabezas de uno y otro pueblo, y a los que en adelante hayan de manejar los negocios públicos en cualquiera otro, a fin de que, acordándose de estos grandes generales y tomándolos por modelos, emulen... sus esclarecidas acciones las cuales, aunque en sí parezcan tener alguna cosa de arrojadas y peligrosas, sin embargo no tienen riesgo en emprenderse, se miran con admiración, y bien se consigan, bien no, adquieren gloria inmortal y buena fama, si las acompaña la prudencia.
El Publio al que alude Polibio debe ser uno de los dos cónsules (Publio Sulpicio Galba). Y el ejército que describe como perseguidor uno de reciente formación. No siempre los ejércitos consulares del año anterior pasaban a los nuevos cónsules.
Livio si que menciona a Nerón como participante en el cerco. Sin embargo es curioso que Polibio no nombra a Quinto Fulvio Flaco en el cerco de Capua junto a Apio Claudio Pulcro. El episodio del asalto nocturno al campamento de los perseguidores de Aníbal tras su acercamiento a Roma, Livio lo narra como ocurrido en Capua.
Un saludo
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Sinceramente pienso que es más fiel el relato de Livio. Polibio da por hecho que Aníbal quiere tomar Roma por la fuerza, Livio lo ve más como un movimiento de distracción para aliviar el cerco de Capua en el cual los romanos no pican.
Tampoco es de extrañar que no nombre a Quinto Fulvio Flaco en el cerco de Capua; suele omitir muchos detalles. No creo que Livio se inventara la prorroga del mando de Quinto Fulvio ni la reunión senatorial que te comenté.
En todo caso cada uno es libre de sacar sus propias conclusiones. Yo no soy de los de discutir, creo que es mejor...
¡ Ostras !, se me ha caído el sushi hispano (boquerones en vinagre) en el teclado.
Tampoco es de extrañar que no nombre a Quinto Fulvio Flaco en el cerco de Capua; suele omitir muchos detalles. No creo que Livio se inventara la prorroga del mando de Quinto Fulvio ni la reunión senatorial que te comenté.
En todo caso cada uno es libre de sacar sus propias conclusiones. Yo no soy de los de discutir, creo que es mejor...
¡ Ostras !, se me ha caído el sushi hispano (boquerones en vinagre) en el teclado.
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Coincido contigo en que en general el relato de Livio es bastante más completo que el de Polibio. Entre otros motivos él tuvo acceso a la obra de Polibio, por lo que nada de lo que este último dijera le era ajeno y pudo confrontarlo en otras fuentes. No obstante hay que ver cada episodio antes de tomar partido. En la narración de la guerra macedónica Polibio es muy completo y Livio muy escueto.
Sin embargo en este episodio concreto si que creo más probable la versión de Polibio por varios motivos.
El primero es que una vez parte Aníbal de Capua, si quisieran seguirlo tras recibir órdenes de Roma, implicaría que perderían varios días en avisar a Roma de la partida, las deliberaciones allí y esperar la respuesta, para entonces arrancar y llegar incluso antes que el cartaginés, lo que hace poco probable, a mi entender, que ocurriera así. Y no creo que sea creible que pudieran saber lo que iba a hacer Aníbal con anticipación a que lo hiciese y pudiesen desencadenar el mecanismo de informar a Roma, deliberar el Senado y recibir la respuesta, antes de que se produjese la partida del púnico de la capital campana.
Por otro lado hay una idea que me hace pensar que los ejércitos consulares de ese año fueron recién reclutados. El de Fulvio Centúmalo es derrotado en Herdonea el año siguiente de manera estrepitosa y con señales en la narración de Livio de ser bisoño e inexperto. Si fuese el ejército de Apio Claudio heredado, este ya había enfrentado dos veces con cierto éxito a Aníbal en 212 y 211 en la 1ª y 2ª batalla de Capua. Luego era un ejército bastante curtido como para tener los gestos de precipitación que cuenta Livio sobre el ejército de Centúmalo caído en la 2ª batalla de Herdonea en 210.
Y del ejército de Quinto Fulvio Flaco en Capua sabemos por Livio que la mitad de él es licenciada a principio de 210. Y la otra mitad permanece los años siguientes en Campania. Luego si Galba contaba con un ejército consular (algo refrendado en Livio XXVI,28), lógicamente debió ser de nueva recluta. Entre otras cuestiones hay menciones de algunos autores a que Capua cae ya en verano. Probablemente muy poco antes de la caida de esta es cuando parte Nerón con la mitad de su ejército hacia Hispania. Y es muy probable que el otro medio ejército de Nerón sea el que se lleva el año siguiente Escipión a Hispania. Queda la duda de que ocurre con ese ejército de Apio Claudio y si es licenciado o es el que hereda Fulvio Centúmalo.
Pero se pueden exponer los puntos de vista a favor o en contra, porque honestamente con las fuentes antiguas es difícil ser tajante.
Un saludo y cuidado con esos boquerones sobre el teclado que luego los mensajes huelen a pescado
Sin embargo en este episodio concreto si que creo más probable la versión de Polibio por varios motivos.
El primero es que una vez parte Aníbal de Capua, si quisieran seguirlo tras recibir órdenes de Roma, implicaría que perderían varios días en avisar a Roma de la partida, las deliberaciones allí y esperar la respuesta, para entonces arrancar y llegar incluso antes que el cartaginés, lo que hace poco probable, a mi entender, que ocurriera así. Y no creo que sea creible que pudieran saber lo que iba a hacer Aníbal con anticipación a que lo hiciese y pudiesen desencadenar el mecanismo de informar a Roma, deliberar el Senado y recibir la respuesta, antes de que se produjese la partida del púnico de la capital campana.
Por otro lado hay una idea que me hace pensar que los ejércitos consulares de ese año fueron recién reclutados. El de Fulvio Centúmalo es derrotado en Herdonea el año siguiente de manera estrepitosa y con señales en la narración de Livio de ser bisoño e inexperto. Si fuese el ejército de Apio Claudio heredado, este ya había enfrentado dos veces con cierto éxito a Aníbal en 212 y 211 en la 1ª y 2ª batalla de Capua. Luego era un ejército bastante curtido como para tener los gestos de precipitación que cuenta Livio sobre el ejército de Centúmalo caído en la 2ª batalla de Herdonea en 210.
Y del ejército de Quinto Fulvio Flaco en Capua sabemos por Livio que la mitad de él es licenciada a principio de 210. Y la otra mitad permanece los años siguientes en Campania. Luego si Galba contaba con un ejército consular (algo refrendado en Livio XXVI,28), lógicamente debió ser de nueva recluta. Entre otras cuestiones hay menciones de algunos autores a que Capua cae ya en verano. Probablemente muy poco antes de la caida de esta es cuando parte Nerón con la mitad de su ejército hacia Hispania. Y es muy probable que el otro medio ejército de Nerón sea el que se lleva el año siguiente Escipión a Hispania. Queda la duda de que ocurre con ese ejército de Apio Claudio y si es licenciado o es el que hereda Fulvio Centúmalo.
Pero se pueden exponer los puntos de vista a favor o en contra, porque honestamente con las fuentes antiguas es difícil ser tajante.
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La campaña de 216
El año 217 finaliza con los cónsules Atilio Régulo y Servilio Gémino manteniendo la táctica fabiana con los dos ejércitos consulares heredados del dictador Fabio Máximo y su maestro de caballería Minucio Rufo. La mitad de efectivos habían sido reclutados apresuradamente tras el desastre del Lago Tresimeno. Romanos y cartagineses se encuentran en torno a Geronium, entre el Samnio y Apulia.
Celebradas las elecciones consulares salen elegidos cónsules Cayo Terencio Varrón y Lucio Emlio Paulo. De pretor en Sicilia sale nombrado Marco Claudio Marcelo y en la Galia, Lucio Postumio Albino. Se reciben refuerzos y suministros del Rey de Siracusa Hierón y se alistan 25 naves adicionales para operar en Sicilia bajo mando de Tito Otacilio Craso.
En primavera se recibe aviso del tirano de Iliria, Scerdileas, sobre el alistamiento de una flota de 100 birremes por parte de Filipo V de Macedonia con el fin de invadirlos. Roma destaca 10 quinquerremes de su flota siciliana al puerto de Reggio con el fin de que prosigan viaje hacia Iliria. Enterado Filipo por sus espías de la presencia en Reggio de estas naves, decide desistir de su intento y retorna a Macedonia cuando se encontraba en la isla Cefalenia.
El cónsul el año anterior Atilio retorna a Roma una vez relevado por los recién elegidos, pero Servilio Gémino queda al mando como procónsul de una legión y un contingente itálico. Con los numerosos refuerzos reclutados, los nuevos cónsules montan un segundo campamento. Comienza a haber escaramuzas entre ambos bandos con los forrajeadores enemigos e incluso algún intento de emboscada que no se llega a plasmar. Eso conduce a que Aníbal mueva su campamento a Apulia ante la escasez de alimentos. Llegado a Cannas, es seguido por los romanos. Con su campamento de espaldas al viento, los romanos se situan frente a él con las tropas repartidas en dos campamentos.
Aníbal ofrece batalla un día en que el mando corresponde a Emilio Paulo, pero este rehusa el combate. Pero al día siguiente es Varrón quien lo tiene y acepta el envite.
Los romanos forman con Emilio Paulo en el ala derecha, Servilio Gémino en el centro y Varrón a la izquierda. Frente a ellos el general púnico dispone a la izquierda su caballería pesada de galos e hispanos mandada por Maharbal mientras a la derecha está la caballería ligera númida mandada por Asdrúbal. La infantería pesada hispana y gala ocupan el centro, mientras la libiofenicia les flanquea comandada por Magón y el mismo Aníbal. Por delante de ellos salen los honderos baleares como fuerza de hostigamiento. En total unos 70.000 infantes y 6.000 jinetes romanos frente a entre 40-45.000 infantes púnicos y 10-11.000 jinetes.
Un contingente adicional de 10.000 romanos permanece en el campamento menor para atacar el campamento cartaginés en cuanto la batalla de comienzo. Los efectivos romanos ascendían a 8 legiones y sus correspondientes alae sociorum con unos 5.000 hombres cada una.
En una magistral maniobra Aníbal consigue meter al grueso de la infantería romana en una bolsa cuyo cierre se ve cerciorado cuando la caballería cartaginesa se impone a la inferior romana. La derrota romana es total y cerca de 52.000 hombres mueren mientras otros 22.000 son capturados tras la batalla en los campamentos y en la ciudad de Cannas. Logran huir unos 8.000 a las localidades de Canusio y Venusia. Las bajas púnicas ascienden a unos 6.000 hombres.
Los supervivientes romanos son reagrupados en Canusio. Los acontecimientos se precipitan. Una parte del norte de Apulia, los Hirpinos, buena parte del Samnio y Lucania, los pueblos montañeses del Brucio y la mayoría de Campania se rebelan contra Roma y se cambian de bando. Aníbal se dirige a Compsa, deja un guarnición y divide su ejército, dando a Magón el mando sobre tropas con las que debe alzar el Samnio, hirpinos y tomar posesión del Brucio. Mientras Aníbal con el resto de su ejército se dirige a Camapania a realizar una intentona contra la ciudad portuaria de Neápolis. Llegado a la zona consigue emboscar a la caballería que ha salido de la ciudad, pero desiste intentar su toma ante la solidez de sus muros.
Mientras en Roma se nombra dictador a Marco Junio Pera y maestro de campo a Tiberio Sempronio Graco. Se reclutan con carácter de urgencia cuatro legiones, dos de ellas con esclavos y se pide a los aliados itálicos su aportación de tropas al esfuerzo bélico. Marcelo toma el mando de una legión que iba a embarcar hacia Sicilia y la dirige a Teanum Sidicnum, en la zona entre Campania y el Lacio, mientras se dirige a Canusio a recoger a una parte de los derrotados en Cannas. La otra parte permanecerá en Apulia bajo mando de Varrón.
La ciudad de Capua cambia de bando y Aníbal se dirige a ella desde Neápolis dejando una guarnición. Tras esto retorna a Neápolis a volver a intentarlo, desistiendo nuevamente y marchando a la campiña de Nola con el fin de agitar los ánimos a su favor en la ciudad. Aunque la población apoya la traición, el senado de la misma es prorromano y solicita a Marcelo que mande refuerzos. Este marchando desde Casilino consigue llegar a Nola, lo que provoca la retirada de Aníbal. De nuevo su destino es Neápolis, que nuevamente permanece fiel a Roma bajo mando de Marco Junio Silano. Se encamina entonces a Nuceria la cual sitia y consigue rendir por hambre y tras tomarla la quema.
De allí vuelve a Nola y esta vez alinea sus tropas frente a la ciudad. Ante la falta de reacción de los traidores que hay dentro, Aníbal aproxima su maquinaria de asalto, lo cual es aprovechado por Marcelo para hacer una salida que los pone en fuga. Aníbal se dirige a Acerra sometiéndola a sitio, lo que fuerza su abandono por la población. Procede entonces el general cartaginés a su quema. Marcelo mientras deja una guarición en Nola y con su ejército llega a Suésula donde monta un campamento.
Aníbal enterado entonces que el ejército del dictador Pera ha sido visto en las cercanías de Casilino, corre hacia esa ciudad con la intención de tomarla antes de que puedan llegar los romanos y tener una vía de entrada a Campania. Tras dos asaltos fallidos rechazados por la guarnición romana, inicia un largo sitio con el que finaliza el año. Pera regresa a Roma para convocar elecciones consulares y Sempronio Graco queda al mando del ejército, tratando de auxiliar a través del río a los hambrientos cercados de Casilino, siendo descubiertos los sucesivos intentos. Ante el alargamiento del sitio, Aníbal ofrece una capitulación a los cercados, que finalmente la aceptan.
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La campaña de 217 a.C.
En este post voy a desarrollar la que a mi juicio es una de las campañas más interesantes de toda la guerra. Tal y como se aprecia en el mapa, la amplitud del movimiento desarrollado por Aníbal y su ejército es digna de elogio. Recorre casi 3/4 del teritorio de la península itálica, pasando por la Galia Cisalpina Occidental, Liguria, Etruria, Umbría, Piceno, territorio Sabino, los Marruquinos, los Pelignos, los Frentanos, la campiña de Larinum, el norte de Apulia, el Samnio caudino, el norte de Campania, de nuevo el Samnio, los Pelignos, para finalizar en la comarca Frentana junto a Apulia. Una capacidad de movimiento increíble, durante la cual tuvo varios enfrentamientos con los romanos, de los que sobresale sobre los demás la batalla del Lago Tresimeno, donde aniquila el ejército consular de Flaminio resultando muerto el propio cónsul, inaugurando de este modo una lista que se engrosaría durante 16 años.
Tras la contundente victoria de Aníbal en Trebia a finales del 218, los supervivientes romanos de la derrota, se refugian en las colonias de Placentia y Cremona. Allí se dedican a reconstruir los ejércitos disminuidos que han sobrevivido a la batalla ocurrida a finales de 218 para ponerlos en manos de los nuevos cónsules, mientras Aníbal, en pleno invierno no cesa en su actividad.
El cónsul Sempronio acude a la celebración de las elecciones consulares tras las cuales regresa a Placentia. Salen elegidos cónsules Flaminio y Servilio Gémino. Aníbal decide apenas iniciado el año, y en pleno invierno, asaltar de noche una fortificación romana cercana a Placentia, posiblemente un depósito de suministros. Sin embargo los vigías de este consiguen detectarlo y logran rechazarlo. Al día siguiente Sempronio acude con sus fuerzas en socorro del puesto y choca con su caballería con la de Aníbal, quien habría resultado herido, lo que ocasiona que se retire de la zona.
Su siguiente objetivo será otra fortificación situada mucho más lejos, al NO de Placentia y cercana a los Alpes. Se trata de Victimulae. Los habitantes de la zona, envalentonados con las noticias de lo ocurrido junto a Placentia, forman junto a la guarnición una gran masa de hasta 35.000 hombres que decide salir al paso del púnico, quien con una pequeña fuerza los doblega y se hace con el control de la fortificación, siendo saqueada y empleada por Aníbal como cuartel de invierno.
Acabado el invierno pone rumbo al SE y trata de cruzar los Apeninos, siendo sorprendido por una gran tormenta que le obliga a retroceder perdiendo hombres y sumnistros, incluidos 7 elefantes supervivientes de la batalla de Trebia. Se dirige entonces hacia el norte a Placentia donde acampa a unas diez millas de la ciudad, presentándose al día siguiente frente a ella con unos 12.000 infantes y 5.000 jinetes en formación de combate. Sempronio ya ha retornado de Roma y saca a sus tropas las cuales comienzan la batalla consiguiendo empujar a los cartagineses hasta las proximidades de su campamento tras varias horas de lucha. Tras refugiarse en él los púnicos, las tropas de Sempronio tratan de asaltarlo sin éxito y cuando comienzan la retirada se ven sorprendidas por un contraataque de la caballería cartaginesa por las alas y de su infantería por el centro. Reanudada la lucha, el combate prosigue hasta el anochecer sin que ningún bando logre imponerse, siendo las bajas inferiores a 1.000 muertos. Los romanos pierden varios tribunos militares. Tras esto Aníbal marcha hacia Liguria y Sempronio hacia Luca. Los ligures atrapan a una comisión romana y la entregan prisionera a Aníbal.
De acuerdo a Livio, el nuevo cónsul Flaminio solicita que el ejército de Sempronio en Placentia le sea puesto a su disposición a mitad de marzo, tomando posesión del mismo, así como de las legiones del pretor Cayo Atilio (un total de unos 30.000 hombres, aunque en teoría las legiones del pretor eran el ejército de Escipión en Trebia -su hermano Cneo se lleva su ejército consular a Hispania y él se hace cargo del de su pretor para enfrentar a Aníbal en Tesino y Trebia- cuyos supervivientes o eventual reconstrucción a comienzos de 217 pasaría a manos de Gémino).
Con las tropas Flaminio se dirige a Etruria a través de los Apeninos. Aquí hay una mención a que Sempronio se dirige a Luca, mientras Livio expresamente dice que las tropas se le entregan a Flaminio en Ariminum. Por la ubicación de esta localidad en la costa Adriática y ser además donde operaba el otro cónsul recién elegido, el detalle de dirigirse Sempronio a Luca y el hecho de que Aníbal atraviesa los pantanos junto a Florencia para tratar de llegar a la zona de Arretium en Etruria antes que Flaminio, he considerado que el traslado del ejército de Sempronio es mucho más probable que se hiciese en una ruta directa entre Placentia y Etruria.
Aníbal mientras vuelve a fracasar en un segundo intento de cruzar los mismos montes Apeninos. También a mediados de marzo el segundo cónsul elegido, Servilio Gémino recibió su ejército de manos de Publio Escipión (este ejército dice Apiano que totalizaba 40.000 soldados, lo que indicaría que se habían formado levas para reponer las perdidas del año anterior). Cuenta Apiano que ese año el total de legiones es de 13, algunas de ellas en Hispania, Sicilia, Cerdeña e incluso la propia Roma. No queda clara si su formación es anterior o posterior a la batalla de Tresimeno, pues Livio habla de reclutamientos extraordinarios tras esta. Pero si Sempronio dejó desguarnecida Sicilia cuando a finales del año anterior marchó a socorrer a su colega Escipión al Po, en buena lógica (dada la exposición de esta isla por su cercanía a Cartago), a comienzos del año se hubiese reclutado dos legiones para la misma. También habría efectivos para Cerdeña, que probablemente fuese otra legión más. Si sumamos las dos de Hispania y una legión marina para embarcar en la flota (que reclutaría el propio Servilio Gémino tras entregar su ejército al Dictador Fabio tras el desastre del Lago Tresimeno) y además una posible legión urbana puesta bajo mando del pretor urbano Marco Emilio y quizás también reclutada tras Tresimeno, nos quedan un total de 6 legiones a repartir entre los cónsules. Más tarde ese año, ya durante la Dictadura de Fabio Máximo, el maestro de caballería Minucio Rufo reclutará otras dos legiones que desconocemos si están o no en las 13 de Apiano. Estas vendrían a sustituir el ejército consular aniquilado de Flaminio.
Esas 6 legiones de los cónsules podrían corresponder con dos de cada ejército consular y otras 2 de un ejército para el pretor en la Galia, las cuales Livio da como puestas bajo mando de Flaminio. La incoherencia entre ambos autores radicaría en que si Flaminio tiene bajo su mando un ejército consular, y un ejército de un pretor (de acuerdo a Livio), su contingente debería ser poco menos del doble del asignado al otro cónsul, y según Apiano, es al revés. Gémino cuenta con 40.000 hombres y Flaminio con 30.000. Eso hace dudar que el ejército del pretor abandonase la Galia y quedase bajo mando de Flaminio (quizás en esa frase Livio confunde el nombre de Gémino con el de Flaminio). O si queda bajo su mando, no le acompañaría hasta Arretium. Parece más bien que pudiera quedar con Gémino. No obstante este ejército del pretor, sería nuevo reclutado a principio de año, pues como he comentado Publio Escipión padre utilizó al ejército del pretor del año anterior como su "ejército consular bis" ya que el suyo se lo llevó su hermano Cneo a Hispania. Los restos supervivientes de este "ejército consular bis" y las nuevas incoporaciones para reconstruirlo de la leva anual, serían el ejército consular traspasado a Gémino. No quedaría ningún ejército pretoriano del año 218, por lo que hipotéticamente en 217, de existir este, sería porque se había formado uno nuevo. En el mapa he situado un traslado desde Cremona del ejército de Publio Escipión hasta Ariminum.
Anticipando acontecimientos, el año siguiente (216) sabemos que Lucio Postumio Albino es nombrado pretor en la Galia y cabe suponer que contaba con un ejército. Ese podría ser este hipotético ejército pretoriano formado a comienzos de 217 heredado. Este ejército sería posteriormente emboscado y aniquilado en la selva Litana a comienzos del 215, ya con Postumio Albino como cónsul electo.
De acuerdo a Livio en Tresimeno los romanos serían unos 31.000 de los cuales 15.000 mueren, 10.000 escapan y otros 6.000 son apresados. Esas cifras hacen coincidente el contingente con el que da Apiano de 30.000 hombres. Por otro lado sabemos que tras Cannas, y ya con Graco de cónsul, este cuenta con un ejército de 8.000 esclavos y 25.000 aliados, en total 33.000 soldados. Esto ya indicaría un refuerzo numérico en los efectivos de los ejércitos consulares, que de este modo ya en 217 empezarían a tener una talla de 30-33.000 hombres frente a los ejércitos consulares de Publio Escipión padre y Sempronio, de 24.000 y 26.000 soldados en el año 218. La mención a un contingente aún más numeroso para un ejército consular la tenemos con el que manda Cayo Claudio Nerón en 207, que alcanzaría los 40.000 hombres de acuerdo a Livio.
Según el propio Livio, el ejército del pretor en la Galia, Manlio Vulso, en 218 constaba de dos legiones y 10.000 aliados itálicos, lo que elevaría el total a unos 18.000 hombres. Si en 217 se reconstruye un ejército pretoriano de entidad similar, dejaría el contingente del ejército consular de Gémino en unos 22.000 soldados (dando por buena la cifra de 40.000 hombres como los disponibles por él). Si bien es algo escasa para el ejército consular, asumiendo que su colega tiene uno de 30.000, pudiera en cierto modo explicar el despliegue inicial de ese año.
Una vez explicado el despliegue al comienzo de la campaña, proseguimos con las operaciones. Flaminio llega a Arretium con órdenes precisas de esperar la llegada de su colega consular. Aníbal cruza finalmente la cordillera y a toda velocidad marcha hacia Etruria. Para ganar tiempo atraviesa la zona pantanosa situada próxima a Florencia, lo que causará que su ejército sufra un gran desgaste y él mismo pierda la visión en un ojo. Comienza a asolar las campiñas de la zona tratando de provocar a Flaminio. Gémino mientras da comienzo desde mitad de marzo a una campaña contra los Boyos que le lleva a varios éxitos menores y a la toma de una ciudad.
La provocación de Aníbal surte efecto y Flaminio asentado en Arretium, se pone en marcha en busca del ejército cartagines. Este se encuentra en las cercanías de Crotona junto al Lago Tresimeno. El ejército consular llega al lago al atardecer e instala su campamento en la parte norte del mismo. A la mañana siguiente y en medio de una fuerte neblina, Flaminio se pone en marcha en dirección a Crotona introduciendo sus tropas entre la orilla del lago y unas colinas que lo flanquean por su lado E-NE. Aníbal ha emboscado a su ejército en las mismas. Cuando la vanguardia romana alcanza el contingente cartaginés que bloquea el camino que llevan junto al lago, se ve sorprendida por un ataque desde las colinas que provoca un colapso total. Algunos hombres consiguen abrirse paso en medio de la situación, a la que acompaña una muy escasa visibilidad. Otros perecen en la orilla del lago en una batalla de 3 horas de duración. El cónsul muere combatiendo y 15.000 soldados junto a él. Otros 10.000 logran huir y 6.000 más que han eludido el cerco inicialmente, son finalmente capturados por los púnicos. El desastre es total. Las bajas cartaginesas serían de unos 1.500 hombres.
Entretanto Gémino ha enviado a un cuerpo de caballería de 4.000 hombres para apoyar las operaciones de Flaminio. Aníbal destaca a Maharbal para interceptarlo. Bajo el mando del propretor Cayo Centeno se enteran de la derrota de Flaminio e inician el retorno siendo emboscados por Maharbal en Umbría y apresados. Apiano sin embargo comenta que se trataría de un cuerpo de 8.000 hombres cuya misión sería bloquear los pasos de montaña de Umbría para evitar que Aníbal pudiera transitar por ellos. Aníbal en persona con su ejército se habría dirigido al combate destacando a Maharbal a dar un rodeo y atacar por la espalda al contingente romano, cosa que ejecuta consiguiendo ponerlos en fuga lo que aprovecha para matar a 3.000 y apresar a 800, escapando el resto.
Tras estos hechos, en Roma Quinto Fabio Máximo es nombrado Dictador y Marco Minucio Rufo su jefe de caballería. El cónsul Servilio manda su ejército a Roma a ponerlo a disposición de Fabio. Este ordena al maestro de caballería que reclute dos nuevas legiones con las que junto a los correspondientes contingentes de aliados, reponer el ejército de Flaminio perdido, uniéndolo al que ha traído el lugarteniente de Servilio, Quinto Fulvio Flaco. En Tibur se produce la reunión de ambos contingentes y con ellos marcha Fabio en busca de Aníbal atravesando el Lacio.
Mientras el general púnico asalta la ciudad de Spoletium siendo rechazado por sus defensores tras lo cual prosigue su camino saqueando los territorios que atraviesa. Entra en el sur de Piceno y prosigue su marcha junto al Adriático hasta llegar al territorio marrucino, donde cambia de rumbo hacia territorios de los marsos y los Pelignos. Prosigue adentrándose en el Samnio donde vuelve a dirigirse a la costa adriática alcanzado el territorio de Larinum. Penetra en el norte de Apulia y llega hasta Alpi y Luceria. En ese punto se produce la llegada del nuevo ejército romano reconstruido, al cual trata de ofrecer combate, siendo rehusado por Fabio.
Mientras, el cónsul Servilio Gémino recibe el encargo de armar una flota con la que enfrentar a los cartagineses que han interceptado cerca de las costas de Cosa una flota de suministro romana a Hispania. Livio menciona en este punto que se hacen nuevas levas para integrar la flota y para formar una guarnición de la ciudad de Roma.
Entretanto Fabio ha conducido a su ejército desde Tibur a Praenestre y de allí a Beneventum, desde donde llega al norte de Apulia donde está Aníbal. Este forma a sus hombres pero Fabio rehuye el combate.
Los cartagineses ponen rumbo a Campania atravesando el Samnio y arrasando cosechas. Para aumentar la provocación al ejército seguidor, toma la ciudad de Telesia, pero los romanos se limitan a seguirle sin entablar combate.
Es entonces cuando el ejército púnico entra en el Ager Falernus, entre Campania y el Lacio y es cercado por los romanos que taponan las salidas del valle.
Fabio ordena a un contingente de caballería de 400 jinetes bajo mando de Lucio Hostilio Mancino hacer un reconocimiento pero este ataca a los forrajeadores púnicos provocando la intervención de la caballería cartaginesa comandada por Cartalo, que les da caza y mata a su jefe y a un selecto grupo de caballeros, que se paran a luchar mientras el resto logra escapar.
Aníbal trata de forzar el paso de Tarracina con su ejército pero una carga de su caballería es repelida por los romanos con 200 muertos romanos y 800 púnicos. Tras ello Aníbal urde una estratagema para escapar por el Galícano. Una noche lanza a una columna de bueyes con los cuernos ardiendo colina arriba cerca de la posición de los que bloquean el paso. Estos, creyendo que es el ejército de Aníbal huyendo desprotege su posición para interceptarlos, lo que aprovecha Aníbal para franquear el paso con el grueso de su ejército mientras tropas escogidas por él entretienen a los romanos en el lugar donde se ha producido la estampida de los bueyes. Al día siguiente el general africano recupera a estas tropas y emprende camino habiendo escapado del Ager Falernus burlando a Fabio Máximo. El ejército romano emprende su búsqueda.
Aníbal se dirige al territorio de los Pelignos nuevamente sembrando la devastación. Máximo le marca desplazando su ejército por las cumbres situándose siempre en una posición entre Roma y el enemigo. De los Pelignos Aníbal cambia el rumbo y marcha hacia territorio de los frentanos limítrofe con el campo de Larinum al norte de Apulia. Alcanza la ciudad de Geronium, abandonada por el miedo de sus habitantes y porque tiene sus murallas en ruinas. Fabio Máximo acampa en el territorio de Larinum y es llamado a Roma para participar en ritos sagrados. Deja al Maestro de caballería Minucio Rufo al cargo del ejército advirtiéndole que sea prudente.
En otoño, estando Aníbal acampado ante los muros de Geronium la cual había quemado excepto unos pocos edificios empleados como graneros y Fabio Máximo en Roma, Minucio Rufo trasladó su campamento a la zona llana desde lo alto de las elevaciones en las cuales lo tenía en el territorio de Larinum, haciendo planes para atacar a los forrajeadores o al campamento cartaginés. Detectado por Aníbal cambió la disposición de sus tropas, pasando un tercio a saquear y dos tercios a exhibirse en orden de batalla cerca del campamento romano, trasladando el suyo a dos millas de este. Lo habitual era enviar a forrajear a dos tercios del ejército mientras él, con el tercio restante permanecía en alerta. Aníbal viendo la posibilidad de dominar una colina ocupada por los romanos situada sobre el campamento de estos, envió a jinetes númidas a ocuparla de noche. Debido a que eran pocos en número, los romanos los expulsaron al día siguiente y llevaron allí su campamento, quedando cerquísima de los púnicos.
Rufo, de acuerdo al relato de Polibio, lanza a la infantería ligera y la caballería romana contra los forrajeadores cartagineses causandoles serias bajas, al tiempo que con la infantería pesada se dirige a atacar el campamento enemigo. Aníbal hace replegarse a sus hombres hasta las cercanías de Geronium donde tenía su campamento original y de allí hace salir a sus tropas formadas en linea. Inicialmente los romanos empujan a los cartagineses hasta casi su empalizada, pero finalmente son rechazados cuando Maharbal manda refuerzos desde otro campamento cercano. Aquí Livio añade que cuando los romanos comienzan a pasar apuros, la batalla vuelve a cambiar de lado con la llegada de Numerio Décimo el Samnita, el hombre más famoso y rico no sólo de Bovianum sino de todo el Samnio, quien irrumpe en el campo de batalla con 8.000 infantes y 500 jinetes por la espalda de donde está Aníbal. Creyendo que con él viene Fabio Máximo y que es una trampa, Aníbal ordena retirada. Los romanos y samnitas inician su persecución diezmándolo y tomando dos fuertes. Habría habido 6.000 muertos cartagineses y 5.000 romanos.
Esta victoria engordada en mayor o menor grado, hace subir la popularidad de Minucio Rufo en Roma al tiempo que desciende la de Fabio. El Senado aprueba la elección de un cónsul sufecto para sustituir a Flaminio, resultando nombrado Marco Atilio Régulo, al tiempo que ordenar repartir el mando de los dos ejércitos a Fabio y Rufo. Fabio propone a su colega que cada uno posea de modo permanente el mando de la mitad del total del contingente, lo cual es aceptado. Envalentonado con su éxito, Minucio Rufo comienza a manejar los asuntos de modo independiente de Fabio llevando a sus hombres a un nuevo campamento. Aníbal se apercibe de esto y decide tender una trampa a Rufo. Avisado por sus exploradores, embosca en un llano situado entre su campamento y el del maestro de caballería a unos 5.000 de sus hombres en unas cuevas que pasan desapercibidas, mientras adicionalmente ocupa de manera visible una pequeña elevación emplazada también en las inmediaciones. Atraido por la presencia cartaginesa en la colina, Minucio Rufo manda a los velites y caballería para expulsar a los púnicos, seguidos del resto de la infantería. Los velites y jinetes son rechazados replegándose hacia la linea de infantería pesada que llega detrás, la cual permite mantener las posiciones al tiempo que Aníbal despliega el resto de sus hombres en linea de batalla. Enzarzados en combate y con la confianza del combate anterior, los romanos pareciera que podían imponerse. Pero en ese momento son atacados por los emboscados por los flancos y la espalda, quedando atrapados sin esperanza de huida. Fabio Máximo, alertado por el ruido de la lucha observa la escena y saca apresuradamente a sus hombres de su campamento para acudir en socorro de los cercados que comienzan a ser diezmados por los púnicos. La visión de las tropas de Fabio provoca la interrupción de la desbandada romana y el redoble de la lucha. Los que replegaban se unen a las tropas de Fabio.
Antes de llegar a ser envuelto por su enemigo que se ha unido y despliega en haz, Aníbal, cuyas tropas se han reagrupado en círculo y retroceden, ordena la retirada.
Tras la batalla los hombres de Minucio Rufo se presentan ante el campamento de Fabio Máximo y se vuelven a unir en un solo ejército con mando unificado.
Mientras, Cneo Servilio Gémino visita con su flota de 120 naves las islas de Córcega y Cerdeña recogiendo rehenes en ambas. De allí se dirige al sur hacia África, y antes de desembarcar, visita la isla Melita asolándola y recibiendo de los habitantes de la isla de Cercina 10 talentos de plata para evitar el saqueo y pillaje de sus campos. Una vez en las costas africanas pone pie en tierra comenzando a asolar los territorios cercanos con sus tropas y marineros de modo imprudente, cayendo en una emboscada del enemigo que le provoca 1.000 muertos entre los que se cuenta el cuestor Sempronio Bleso. Debe abandonar la zona embarcando precipitadamente para huir de las costas dominadas por el enemigo, dirigiéndose a Lilibeo (Sicilia) donde es puesta a disposición del pretor Tito Otacilio para que su legado Publio Sila la lleve a Roma. Atraviesa la isla de Sicilia por tierra y cruza a Italia donde se le comunica que le será devuelto el mando del Ejército junto a Marco Atilio Régulo, por parte de Fabio Máximo al expirar su mandato. El primero toma los efectivos de Máximo y el segundo los de Minucio Rufo, prosiguiendo la guerra de manera coordinada con las mismas tácticas del dictador en los alrededores de Geronium. Preparan los cuarteles de invierno durante el otoño y acosan a los forrajeadores enemigos.
En Roma, se descubrió una conspiración de esclavos y a un espía cartaginés. El Senado envió embajadores a Filipo de Macedonia para reclamar a Demetrio de Pharos, quien, derrotado en combate, había huido allí. Igualmente se mandó una delegación a los ligures a pedir explicaciones por su apoyo a Aníbal y al mismo tiempo conocer lo que ocurría con boyos e ínsubros. Otra comisión llegó al rey Pineo de Iliria para demandar el tributo en el cual se había retrasado o bien rehenes en su lugar si deseaba posponer el día de entrega.
En conjunto, uno de los mejores años. Sorprende la gran movilidad de la que hace gala Aníbal. Sus movimientos abarcan desde la Galia Cisalpina a Campania y norte de Apulia. Sus estratagemas le permiten la victoria de Tresimeno y el escape del Ager Falernus, aunque probablemente un exceso de confianza le llevó a pasar apuros en el combate inicial de Geronium con Minucio Rufo.
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La campaña de 218 a.C.
En 218 da comienzo propiamente la Segunda Guerra Púnica. Tras el envio por parte del Senado de Roma de una embajada a Cartago advirtiéndoles para que no prosigan el asedio de Sagunto y el rechazo por parte del Senado de Cartago de las peticiones romanas, dan comienzo formal las hostilidades. Acabado el sitio de Sagunto con la toma de la localidad por el ejército de Aníbal, este procede a retirarse a su base en Qart Hadast (Carthago Nova) con su ejército, preparando el inicio de su viaje hacia la península itálica.
Roma tenía alistada una flota de 220 quinquerremes desde el año anterior por la guerra iliria mientras los dos cónsules de ese año, Publio Cornelio Escipión "el viejo" y Tiberio Sempronio Longo cuentan con sus respectivos ejércitos consulares compuestos de dos legiones romanas y el correspondiente contingente de aliados itálicos, que asciende a 16.000 y 18.000 hombres respectivamente. Adicionalmente, en la recién conquistada Galia Cisalpina se encuentra un tercer ejército formado por dos legiones romanas y un contingente de aliados itálicos de 10.000 soldados, bajo mando del pretor Manlio Vulso. Roma decide que sus dos ejércitos consulares van a desplegarse en Sicilia, con el fin de pasar a África (Sempronio) y en Hispania (Escipión), con la intención de hacer la guerra en las bases de operaciones de Cartago.
Aníbal toma la iniciativa y forma un ejército cuya composición varía según los historiadores, pero que pudo llegar a los 90.000 infantes y 12.000 jinetes. Con este comienza un viaje hacia el norte al inicio del verano, cruzando el río Ebro y penetrando en la zona de influencia romana en la Península Ibérica. Tras enfrentarse cosechando bajas, con las tribus locales hostiles (ilergetas, bargusios, ausetanos, airenosios, lacetanos y andosinos) ya fueran o no favorables a Roma (que previamente había mandado una embajada a la zona antes del inicio de hostilidades), cruza los Pirineos penetrando en el sur de la Galia. De este total de 102.000 hombres habría que restar el contingente de 10.000 hombres y 1.000 jinetes que deja a su subordinado Hannón para proteger las tierras situadas al norte del Ebro y posiblemente el de unos 12.650 infantes más 2.400 jinetes y 14 elefantes con el que se queda su hermano Asdrúbal Barca en Qart Hadast. Igualmente y tras dar muestras de inseguridad ante la campaña que se plantea, otros 10.000 más (3.000 de ellos carpetanos) retornan a sus tribus en Hispania antes de pasar a la Galia. De acuerdo a Polibio el total de hombres que continuan el viaje y cruzan los Pirineos son en torno a los 50.000 infantes y 9.000 jinetes, así como 37 elefantes. Esta cifra supone que en los combates entre el Ebro y los Pirineos podría haber perdido unos 7.000 hombres. Cruzada la cordillera pirenaica, llega con sus tropas a la ciudad de Iliberris donde parlamenta con las tribus galas locales pactando el tránsito pacífico de su ejército. Pasa también por la ciudad de Ruscino y atraviesa el sur de la Galia alcanzando el río Ródano, el cual se propone cruzar, pero ante el que se opone en la otra ribera la tribu gala de los Volcares que se muestra hostil y a la cual deberá doblegar antes de hacerlo.
Mientras, en la Galia Cisalpina, los boyos asolan la campiña de Mutina (Módena) y la propia ciudad, ante lo que el pretor Vulso parte de Ariminum con sus tropas para socorrerla, siendo emboscadas en un par de ataques antes de llegar a Tanetum teniendo 2.000 bajas y quedando cercado en esta última localidad, en la que es abastecido por los cenomanos, tribu gala aliada de Roma. Esto obliga al cónsul Escipión a mandar de su ejército consular una legión junto a un contingente adicional de 5.000 aliados itálicos, bajo mando de Cayo Atilio, el cual logra unirse al ejército de Vulso en Tanetum. Esto obliga al cónsul a realizar una nueva leva para completar su ahora reducido ejército consular, lo cual retrasa su partida hacia Hispania. Finalmente esta tiene lugar y con la flota puesta a su servicio, desembarca al este de Massilia (Marsella), colonia de origen griego fiel aliada de Roma en el sur de la Galia. Una vez allí recibe noticias de la marcha de Aníbal, emprendiendo su búsqueda hacia el norte siguiendo el curso del Ródano.
En Sicilia entretanto, una flota de veinte quinquerremes cartaginesas se ve sorprendida por una tormenta dispersando nueve de ellas a las islas Liparae (norte de Sicilia), ocho a las islas de Vulcano (norte de Sicilia) y tres al estrecho de Messina (noreste de Sicilia). Estas últimas son capturadas por una flota de doce naves enviadas por Hierón, rey de Siracusa, quien aguardaba en el puerto de Messina la llegada del cónsul Tito Sempronio. Los prisioneros desvelan que otra flota de 35 quinquerremes se dirige a Sicilia desde Carthago para asaltar Lilibeo y que creen que se ha visto desviada a las islas Aegates (oeste de Sicilia) por la misma tormenta que les ha dispersado a ellos. Hierón informa al pretor Marco Emilio de esto para que refuerce Lilibeo. Se activa la alerta en las torres vigía costeras y se prepara una flota para salir a interceptar a los cartagineses. Estos retrasaron su desembarco para llegar antes del amanecer, pero la brillante luna les delata, descubriendo que han sido detectados por los fuegos de las torres-vigías, por lo que renuncian a entrar al puerto. Ante la movilización romana, los púnicos se hacen a mar abierto donde los romanos les persiguen, apresando 7 naves y 1.700 hombres, huyendo el resto. Se produce entonces la llegada a Messina del cónsul Sempronio que tras ser recibido por el rey Hierón, parte junto a él hacia Lilibeo, donde se entera de las novedades.
De nuevo en el frente norte, Aníbal envía a su subordinado Hannón con un contingente de tropas a cruzar el Ródano aguas arriba mientras él permanece con el grueso de su ejército frente a la tribu gala. Finalmente inicia el cruce a la vez que Hannón ataca por la espalda a los bárbaros, logrando pasar el río sin dificultades.
Mientras, las avanzadas de caballería romanas evolucionan hacia el norte y se encuentran con los exploradores púnicos, manteniendo un breve enfrentamiento del que pese a estar en inferioridad saldrían victoriosos los romanos de acuerdo a Polibio y Livio, pero del que las cifras que dan de bajas no lo deja en absoluto claro. De cualquier modo los exploradores de Aníbal se repliegan y el general cartaginés, tras reunirse con una embajada de los Boyos, inicia el camino hacia los Alpes cuyo cruce iniciará por la zona por la que habita la tribu gala de los Alóbroges. Aprovechando una disputa interna por el poder de una tribu de estos -probablemente los Cavarios-, apoya a uno de los bandos implicados y consigue suministros. Atraviesa entonces las tierras de las tribus de los Tricastinos, Vocontos y Tricorios sin ser molestado hasta que llega al río Druentia.
Escipión entretanto alcanza a los tres días el campamento de Aníbal junto al Ródano y tras encontrarlo abandonado, recibe la noticia de que los cartagineses han emprendido el cruce de la cordillera, decidiendo interceptarlo a su llegada a la Galia Cisalpina. Ordena a su hermano y legado Cneo Escipión que con el grueso del ejército consular y de la flota se dirija a Hispania, mientras él retorna a Italia con unas pocas fuerzas, donde se hará cargo del Ejército del pretor de la Galia Cisalpina Manlio Vulso reforzado por el contingente de Cayo Atilio. Desembarca en Genoa (Génova) desde donde marcha a Pisa, haciéndose cargo de las tropas de los pretores y dirigiéndose entonces a Placentia.
Aníbal consigue iniciar el cruce de los Alpes en medio de emboscadas tendidas por las tribus que los habitan, las cuales le habrian diezmado sobre manera sus tropas y suministros. Durante el ascenso, tras tomar una ciudad de la tribu que le atacaba, consigue intimidarlos, al tiempo que rescata suministros, hombres y animales perdidos, parando un día a descansar. Prosigue su viaje y al cuarto día recibe una comisión de galos que le ofrece ayuda en forma de suministros y guía, pero que en realidad tratan de confiarlo para atacarle, cosa que hacen dos días después, causándoles serias bajas. Consigue finalmente pasar las cumbres al noveno día y decide descansar dos jornadas. Desde allí solo será acosado por pequeñas partidas. El paso, que se habría realizado a mediados de octubre, habría coincidido con las primeras nevadas. Esto habría supuesto un factor en contra adicional que le causaría bajas adicionales en el descenso, debiendo en algunos casos abrir camino en el hielo con sus soldados, lo cual le habría detenido durante 4 días. En total, el paso de la cordillera le habría llevado 15 días y desde su salida de Qart Hadast habrían transcurrido 5 meses. Polibio se hace eco de la inscripción de una columna que Aníbal habría dejado en Lacinio en la que explicaría esto y daría cifras de hombres y bajas, pero hoy en día es algo objeto de discusión que realmente sufriese tanto esas inclemencias tan limitantes a esas alturas del otoño, como un porcentaje de bajas tan brutal como el que cuenta. De acuerdo a ello, del paso de los Alpes saldría con un ejército de apenas 20.000 infantes y 6.000 jinetes. Según el mismo Polibio, del Ródano habría salido con un ejército de 38.000 infantes y 8.000 caballos, lo cual daría un saldo de pérdidas de 18.000 peones y 2.000 jinetes. Pero estas cifras supondrían además, que desde los Pirineos al Ródano las pérdidas serían de 12.000 infantes y 1.000 jinetes, cuando sólo se le conoce el combate del cruce del propio Ródano y el breve encuentro con los exploradores de caballería de Escipión. Si estos números que da Polibio fuesen ciertos, tal vez estarían albergando deserciones o se estaría omitiendo combates sucedidos en ese trayecto o la magnitud real de los habidos. O por el contrario quizás se ha tratado de magnificar el paso de los Alpes y las dificultades reales que esto podía suponer tanto por la hostilidad de las tribus locales como por la dureza climatológica antes de mediados de otoño. E incluso con el referente de la batalla de Trebia, en el que las fuerzas de Aníbal no eran posiblemente inferiores a un total de 35.000 hombres, y dado que desde la batalla de Tesino apenas había trascurrido un mes, parece poco probable que, salvo los boyos que pudieran incorporarse merced a la alianza previa, y los galos aliados romanos que desertan del campamento de Escipión tras el encuentro de Tesino, el número de galos que se decidiese a unirse a Aníbal en el plazo de un mes y medio pudiese ser muy alto. De acuerdo a ese número de 26.000 que pasarían los Alpes, no menos de 9.000 se habrían unido a él para combatir en Trebia. Y si sólo 6.000 de los que pasan los Alpes eran jinetes, hasta las cifras de 10.000 jinetes que se citan como la fuerza de caballería cartaginesa en dicha batalla de Trebia, habría habido una incorporación de 4.000 jinetes galos, que supondrían el 40% del total de caballería púnica, y un 45% del total de refuerzos. Y ni el peso de la caballería gala es citado por los diversos autores nunca en esos niveles (sería la mayoritaria si pensamos que el resto de caballería se repartiría entre hispana y númida), ni parece coherente que un 45% de la ayuda de los galos sea en forma de caballería. Esto hace pensar que si el ejército de Aníbal rondaba los 35.000 hombres en Trebia, es muy probable que de los Alpes salieran vivos más de esos 26.000, y en concreto más caballería que los 6.000 que se citan. Livio alude a Lucio Cincio Alimento, pretor romano que estuvo preso de Aníbal y que escribió una historia de la guerra con información del bando púnico merced a la buena relación que tuvo con Anibal durante su cautiverio, afirmando que este eleva a 80.000 infantes y 10.000 jinetes. Pero esta cifra, de acuerdo al autor romano, incluiría los refuerzos de galos y ligures, que lógicamente tuvieron lugar una vez pasados los Alpes y posiblemente tras la batalla de Trebia.
Regresando al relato de los acontecimientos, Aníbal irrumpe en Italia por las tierras de la tribu de los Taurini, que estaba en conflicto con sus vecinos los Ínsubros. Aníbal fracasa en sus intentos de atraerlos a su causa y tras tres días de asedio captura la principal ciudad de los primeros, Taurinum (Turín), realizando una gran matanza como signo de aviso a quien ose oponérsele.
En Sicilia, Sempronio deja a Hierón y se dirige hacia la isla Meninx (Melita) donde se le rinde la guarnición cartaginesa de 2.000 hombres comandada por Amílcar, hijo de Giscón, regresando a Lilibeo con la presa. Tras ello se dirige a las islas Vulcano en busca de naves cartaginesas que ya no se encuentran allí por estar asolando el litoral de Vibona en la costa norte del Brucio, de lo cual es informado mientras regresa a Sicilia.
Enterados en Roma de la llegada a Italia de Aníbal y del comienzo de sus operaciones se ordena a Sempronio unirse a Publio Escipión en el río Trebia. Inmediatamente embarca su ejército con dirección a Ariminum. Deja 25 naves a Sexto Pomponio para patrullar la costa de Vibona y 50 al pretor Marco Emilio para defender Sicilia. Él parte con diez naves siguiendo la costa italiana con el mismo destino.
Mientras, Escipión con su ejército se encamina a interceptar al cartaginés y tras cruzar el río Po, acampa cerca del río Tesino. Allí construye un puente provisional. Aníbal manda a su caballería comenzar a asolar las tierras de los aliados galos de los romanos y promover la rebelión. Escipión monta un fuerte junto al puente y penetra con su ejército en teritorio ínsubro, acampando a 5 millas de Victumviae, lugar junto al que estaba el campamento púnico.
El cónsul Escipión realiza una salida de exploración con su infantería ligera y caballería romana, itálica y aliada gala, encontrándose con Aníbal, quien está haciendo lo propio con sus fuerzas ligeras y caballería. Este último logra imponerse flanqueando con la caballería de sus alas a los romanos, resultando herido el cónsul romano, quien es salvado in extremis ordenando retirada ante el cariz que toman los acontecimientos. Esta batalla de Tesino mostró la superioridad de la caballería púnica y lo inapropiado de luchar contra ellos en terreno abierto. Además demuestra la precipitación de Escipión por enfrentarse en solitario al general cartaginés para no compartir la gloria de la victoria, cuando su colega de consulado viene en camino con otro ejército consular.
Escipión ordena levantar de noche el campamento junto al río Tesino y destruir el puente, encaminándose al Po. En la operación pierde a 600 de sus hombres que desarbolaban el puente y que no logran completar el paso del río siendo atrapados por los cartagineses. Llegan a Placentia acampando cerca de ella. Aníbal tras tardar dos días en vadear el Tesino, al tercer día, llega igualmente a la zona fortificándose a 6 millas de la ciudad. Allí saca a sus hombres ofreciendo batalla que es rehusada por los romanos.
Esa noche 2.000 infantes y 200 jinetes galos aliados de los romanos que se encuentran en el campamento de Escipión, desertan al bando cartaginés dando muerte a los guardianes que encuentran a su paso. Aníbal los manda a sus pueblos de origen a proclamar la rebelión contra Roma. Escipión consciente de la situación ordena levantar el campamento y se dirige al río Trebia acosado por la caballería númida en su retaguardia. Esta le causa nuevas bajas pero finalmente abandona la persecución al quedarse saqueando el recién abandonado campamento romano. Imposibilitado de proseguir la marcha por sus heridas, Escipión levanta un campamento en un lugar seguro junto al río y aguarda la llegada de su compañero de consulado Sempronio desde Sicilia. Aníbal acampa cerca y manda a sus tropas a rapiñar la comarca.
Llegan a Roma las noticias de lo ocurrido en Tesino y poco después Sempronio pasa con su ejército por la capital camino de la Galia Cisalpina. Agrupa sus fuerzas en Ariminum y les da descanso tras cuarenta días consecutivos de viaje desde Lilibeo (Sicilia). De allí prepara el último tramo de su viaje hasta Placentia.
Aníbal ordena a sus hombres dirigirse a la localidad de Clastidium, depósito de grano romano. Allí, tras sobornar a su gobernador y rendirse este, consigue hacerse con los suministros, empleando la ciudad como base logística. Se entera además que muchos galos que se le han ofrecido, lo hacen simultáneamente a los romanos, por lo que emprende una campaña de castigo contra sus tierras con caballería númida y gala. Los galos agredidos acuden a pedir ayuda al campamento de los romanos y Sempronio saca a buena parte de su caballería y fuerzas ligeras a interceptar a los saqueadores. Del campamento cartaginés salen tropas a ayudar a los de su bando que huyen, lo que provoca que Sempronio saque a la totalidad de sus fuerzas ligeras ante lo cual Aníbal ordena que los galos que huyen los contengan sin perseguirlos. Finalmente los romanos regresan a su campamento tras haber llevado la mejor parte en la refriega. Esto hace envalentonarse a Sempronio y preparar sus tropas para el encuentro, pese a la disconformidad del otro cónsul.
Aníbal sabedor de la inminencia de la batalla, embosca la noche antes a su hermano Magón en un bosque bajo situado entre ambos campamentos con 1.000 jinetes y 1.000 infantes y esa misma mañana lanza al grueso de la caballería númida a hostigar el campamento romano. Sempronio ordena formar a las legiones y salir a la caballería y 6.000 velites, procediendo a la persecución de la caballería púnica sin que sus tropas hayan tenido tiempo de comer nada. Cuenta con 22.000 infantes itálicos y cerca de 20.000 romanos, además de 4.000 jinetes. En el ala izquierda forman auxiliares galos de los Cenomanos, aliados de los romanos. La infantería cruza el helado río Trebia en ayunas, con el consiguiente desgaste.
Comienza la batalla con Aníbal adelantando a 8.000 lanceros y honderos baleares para apoyar a la caballería númida que viene en retirada. Detrás sale el resto de su infantería (africanos, hispanos y galos) que forma una linea a la que adosa en ambos extremos la caballería que suma 10.000 efectivos. Delante de ellos sitúa a los elefantes, igualmente repartidos en ambas alas. Tras esto Sempronio oredena reagrupar la caballería romana con la infantería, formando en las alas, ya que la caballería númida enemiga está siguiendo una táctica de ataque y repliegue a la que no pueden contrarrestar. Los baleares inician la acción que es a duras penas respondida por los velites romanos que ya acumulan mucho cansancio tras haber perseguido a los númidas tras el ataque a su campamento. Tras su arremetida, los honderos se repliegan a las alas junto a su caballería, arrasando esta con los menos numerosos caballeros romanos. Tras ello atacan a los cenomanos del ala izquierda romana, que huyen espantados. Los elefantes cargan contra las lineas romanas, pero son contenidos con relativo éxito gracias a la acción de los replegados velites que los cosen con sus jabalinas provocando que den la vuelta, mientras prosigue el avance de su infantería. La caballería cartaginesa a la que se unen los lanceros africanos prosigue su ataque contra los flancos romanos, poniéndolos finalmente en fuga hacia el río y persiguiéndolos inmisericordemente. Cuando el centro de la linea romana alcanzan la altura del punto de emboscada los hombres de Magón salen del bosque y lo cercan por la espalda. En ese momento, en medio de un tiempo infernal, los legionarios consiguen romper el frente de la linea cartaginesa causando un gran estrago entre galos y en menor medida africanos, logrando de este modo huir unos 10.000 hombres en dirección a Placentia mientras que otros consiguen cruzar de nuevo el Trebia y alcanzar su campamento. Otros grupos de legionarios dispersos junto con la mayor parte de la caballería logran seguir al grueso de la infantería romana que huye. La noche siguiente, los supervivientes cruzan el Trebia en balsas liderados por el cónsul Escipión que los conduce a Placentia desde donde una parte, cruzando el Po son a su vez conducidos a Cremona pues eran demasiados hombres para esa localidad. No olvidemos que Placentia era una ciudad recién fundada con una población de tan solo 6.000 colonos. Sempronio consigue eludir a la caballería cartaginesa y llegar a sus cuarteles de invierno. El intenso frío logra acabar con la vida de todos los elefantes menos uno, así como de numerosos hombres y caballos.
De este modo finaliza el año 218 a.C. Aníbal no obstante proseguirá sus operaciones en la zona antes de invernar, de acuerdo al relato de Livio. El autor romano habla de dos enfrentamientos ya en 217 a.C., ocurridos antes de ir a los cuarteles de invierno. Uno sería un ataque a una fortificación cercana a Placentia, que sería rechazado por la guarnición de esta y al que seguiría un enfrentamiento de caballería con el contingente que desde Placentia trae el cónsul Sempronio y en el cual Aníbal resultaría herido y ordenaría la retirada.
El segundo enfrentamiento sería en otra fortificación romana situada en Victimulae, la cual caería ante el ataque de un pequeño número de tropas cartaginesas, tras tratar sus defensores de repeler el ataque púnico. Es interesante que Victimulae es la población que se cita al referirse a la ubicación del campamento de Aníbal previo a la batalla de Tesino. Aunque durante la segunda guerra púnica hay enfrentamientos en que Aníbal acampa cerca de los muros de localidades del enemigo, por tratarse en este caso de una fortificación para guardar vituallas y no de una ciudad importante, resulta curioso que la misma no cayera cuando Aníbal acampa junto a ella y después de haberse retirado Escipión tras su derrota, y sin embargo lo haga cerca de dos meses después y se nos hable de un muy importante contingente como el rendido a los púnicos. Quizás este confuso relato enmascara una posible acción de socorro de la fortificación por parte del cónsul Publio Escipión que acaba con el enfrentamiento en Tesino. No en vano a esas alturas debe saber perfectamente que su colega está ya en camino desde Sicilia una vez se sabe que ha pasado los Alpes y ha tomado Taurinum y una de dos, o pretende la gloria de una victoria contra Aníbal para él solo o quizás se ve obligado a intentar socorrer una posición propia que se halla cercada con los efectivos de los que dispone.
Por otra parte, y tras un análisis de lo ocurrido desde Trebia hasta llegar a Cannas en agosto de 216 a.C., quizás las cosas no son exactamente como cabe suponerlas. Tras partir de la Galia Cisalpina hacia Etruria en marzo de 217 a.C., considero muy improbable que ningún contingente adicional de tropas se uniese al ejército de Aníbal desde la Galia. El general púnico goza de cierta libertad de movimiento desde su victoria en Tresimeno y el envío del cónsul Servilio Gémino de su ejército consular al Dictador Fabio Máximo en las cercanías de Roma (alrededor de abril de 217 a.C.) y la intercepción de este al ejército de Aníbal en el norte de Apulia una vez incorpora un segundo ejército consular reclutado por Minucio Rufo, pero no existe mención alguna a la existencia de tal refuerzo. Cabe la posibilidad de que incoporara pequeños contingentes de los territorios que atravesaba, pero estos debían ser relativamente poco numerosos hasta que se produce la victoria de Cannas.
Por otra parte en Cannas cuenta con un ejército de 10.000 jinetes y alrededor de 45.000 infantes. Sabemos que en el otoño de 217 a.C. sufre además bajas en el enfrentamiento con Rufo en las cercanías de Geronium en el que abandona dos campamentos, y aunque sale bien parado, también debe tener bajas en el que mantiene de nuevo con Rufo en el que este es socorrido por Fabio Máximo. Al poco de abandonar Umbría ataca Spoletium siendo rechazado e igualmente en el Ager Falernus tiene combates menores, alguno desfavorable. Y por último en la propia batalla del Lago Tresimeno tiene unos 1.500 muertos además de los que pudiera perder en la posterior emboscada en Umbría a la caballería de Gémino.
Supuestos un total de 5.000 fallecidos en todos estos enfrentamientos ocurridos entre la primavera de 217 a.C. y agosto de 218 a.C., y la ausencia de refuerzos desde la Galia, estaríamos ante un Aníbal que cuando abandona esa zona camino de Etruria, lo hace probablemente con un ejército de no menos de 50.000 infantes y 10.000 jinetes. Esto implica que desde la batalla de Trebia a finales de diciembre de 218 a.C., hasta marzo de 217 a.C., Aníbal recluta entre los galos y quizás también los ligures (de acuerdo a Cincio Alimento) unos 25.000 infantes (de acuerdo al mismo autor serían incluso más elevando el reclutamiento hasta 55.000 soldados). Eso explica que los romanos deban ponerle enfrente desde Tresimeno, dos ejércitos consulares, cuya teórica composición es de unos 20-25.000 hombres, que con los auxiliares y menciones que poseemos en los textos a una composición reforzada de las legiones, podía rozar los 30-35.000 soldados. Tresimeno sería pues, aparte de una emboscada bien planteada que aprovecha la climatología como enmascaramiento, una batalla en la que Aníbal contaría con una amplia superioridad numérica, pues en el mejor de los casos (Apiano) se alude al ejército de Flaminio como compuesto por unos 33.000 soldados -de ellos 3.000 jinetes-. Son pues muy acertados los comentarios de los historiadores relativos a la "ansiedad" de los cónsules por enfrentarse con el general cartaginés, para cosechar ellos la gloria, pese a que en este caso debía ser patente su inferioridad numérica.
A la vista de esta incorporación de galos en tres meses quizás no sea tan inverosímil que entre Tesino y Trebia incorporara a unos 9.000 hombres de infantería y caballería.
Una última reflexión sería necesaria sobre el tiempo total que invierte Aníbal en llegar a Italia. Polibio cuenta que son cinco meses, de los cuales 15 días son en cruzar los Alpes. Lo cual deja cuatro meses y medio para el resto del recorrido. No parece aunque no se precise, que desde que pasa el Ródano hasta iniciar el ascenso a los Alpes pueda pasar mucho tiempo, pues sabemos que Escipión en 3 días llega a su campamento y lo encuentra vacío. Por lo que una semana parece algo razonable. De su recorrido en España sabemos que hasta el Ebro fue por territorio bajo su control. Este recorrido sería años después realizado por las legiones romanas de Escipión Africano en una semana a marchas forzadas con equipaje ligero. Demos por razonable dos semanas para hacerlo a ritmo más tranquilo y cargados de impedimenta. Desde que cruza los Pirineos hasta el Ródano no aparenta soportar combates y sí pactar con las diversas tribus galas. El terreno tampoco es complicado por lo que se pudo completar en dos o tres semanas supuesto que tomara precauciones que hacen al caso dado lo desconocido del terreno y que no se fiara de sus guías. En total estaríamos hablando, dándole algo de holgura, de unas 9 semanas (2 meses) en realizar todo este recorrido supuesto que se hiciese de modo más o menos continuo. Y sin embargo, pese a la necesidad imperiosa de llegar rápido, tanto para el cruce de los Alpes, como para no dar tiempo a los romanos a interceptarle antes, tarda mucho más (5 meses). ¿Dónde se atascó?
Sabemos que antes de cruzar los Pirineos combate contra una serie de tribus íberas situadas entre la cordillera y el Ebro. En esta zona los romanos habían mandado una embajada a recabar aliados y aunque expresamente se cuenta el poco éxito cosechado dado el precedente de Sagunto, sí sabemos que a la llegada de Cneo Escipión, había tribus favorables a ellos.
Hay menciones a luchas de Aníbal con ilergetas (que luego serían fieles aliados de su hermano hasta el 208 a.C.), bargusios, ausetanos, airenosios, lacetanos y andosinos. Seguramente esta fue la causa que le hizo gastar 3 meses hasta pasar los Pirineos, y además perder unos 7.000 hombres de acuerdo al balance expuesto más arriba.
Un saludo
En 218 da comienzo propiamente la Segunda Guerra Púnica. Tras el envio por parte del Senado de Roma de una embajada a Cartago advirtiéndoles para que no prosigan el asedio de Sagunto y el rechazo por parte del Senado de Cartago de las peticiones romanas, dan comienzo formal las hostilidades. Acabado el sitio de Sagunto con la toma de la localidad por el ejército de Aníbal, este procede a retirarse a su base en Qart Hadast (Carthago Nova) con su ejército, preparando el inicio de su viaje hacia la península itálica.
Roma tenía alistada una flota de 220 quinquerremes desde el año anterior por la guerra iliria mientras los dos cónsules de ese año, Publio Cornelio Escipión "el viejo" y Tiberio Sempronio Longo cuentan con sus respectivos ejércitos consulares compuestos de dos legiones romanas y el correspondiente contingente de aliados itálicos, que asciende a 16.000 y 18.000 hombres respectivamente. Adicionalmente, en la recién conquistada Galia Cisalpina se encuentra un tercer ejército formado por dos legiones romanas y un contingente de aliados itálicos de 10.000 soldados, bajo mando del pretor Manlio Vulso. Roma decide que sus dos ejércitos consulares van a desplegarse en Sicilia, con el fin de pasar a África (Sempronio) y en Hispania (Escipión), con la intención de hacer la guerra en las bases de operaciones de Cartago.
Aníbal toma la iniciativa y forma un ejército cuya composición varía según los historiadores, pero que pudo llegar a los 90.000 infantes y 12.000 jinetes. Con este comienza un viaje hacia el norte al inicio del verano, cruzando el río Ebro y penetrando en la zona de influencia romana en la Península Ibérica. Tras enfrentarse cosechando bajas, con las tribus locales hostiles (ilergetas, bargusios, ausetanos, airenosios, lacetanos y andosinos) ya fueran o no favorables a Roma (que previamente había mandado una embajada a la zona antes del inicio de hostilidades), cruza los Pirineos penetrando en el sur de la Galia. De este total de 102.000 hombres habría que restar el contingente de 10.000 hombres y 1.000 jinetes que deja a su subordinado Hannón para proteger las tierras situadas al norte del Ebro y posiblemente el de unos 12.650 infantes más 2.400 jinetes y 14 elefantes con el que se queda su hermano Asdrúbal Barca en Qart Hadast. Igualmente y tras dar muestras de inseguridad ante la campaña que se plantea, otros 10.000 más (3.000 de ellos carpetanos) retornan a sus tribus en Hispania antes de pasar a la Galia. De acuerdo a Polibio el total de hombres que continuan el viaje y cruzan los Pirineos son en torno a los 50.000 infantes y 9.000 jinetes, así como 37 elefantes. Esta cifra supone que en los combates entre el Ebro y los Pirineos podría haber perdido unos 7.000 hombres. Cruzada la cordillera pirenaica, llega con sus tropas a la ciudad de Iliberris donde parlamenta con las tribus galas locales pactando el tránsito pacífico de su ejército. Pasa también por la ciudad de Ruscino y atraviesa el sur de la Galia alcanzando el río Ródano, el cual se propone cruzar, pero ante el que se opone en la otra ribera la tribu gala de los Volcares que se muestra hostil y a la cual deberá doblegar antes de hacerlo.
Mientras, en la Galia Cisalpina, los boyos asolan la campiña de Mutina (Módena) y la propia ciudad, ante lo que el pretor Vulso parte de Ariminum con sus tropas para socorrerla, siendo emboscadas en un par de ataques antes de llegar a Tanetum teniendo 2.000 bajas y quedando cercado en esta última localidad, en la que es abastecido por los cenomanos, tribu gala aliada de Roma. Esto obliga al cónsul Escipión a mandar de su ejército consular una legión junto a un contingente adicional de 5.000 aliados itálicos, bajo mando de Cayo Atilio, el cual logra unirse al ejército de Vulso en Tanetum. Esto obliga al cónsul a realizar una nueva leva para completar su ahora reducido ejército consular, lo cual retrasa su partida hacia Hispania. Finalmente esta tiene lugar y con la flota puesta a su servicio, desembarca al este de Massilia (Marsella), colonia de origen griego fiel aliada de Roma en el sur de la Galia. Una vez allí recibe noticias de la marcha de Aníbal, emprendiendo su búsqueda hacia el norte siguiendo el curso del Ródano.
En Sicilia entretanto, una flota de veinte quinquerremes cartaginesas se ve sorprendida por una tormenta dispersando nueve de ellas a las islas Liparae (norte de Sicilia), ocho a las islas de Vulcano (norte de Sicilia) y tres al estrecho de Messina (noreste de Sicilia). Estas últimas son capturadas por una flota de doce naves enviadas por Hierón, rey de Siracusa, quien aguardaba en el puerto de Messina la llegada del cónsul Tito Sempronio. Los prisioneros desvelan que otra flota de 35 quinquerremes se dirige a Sicilia desde Carthago para asaltar Lilibeo y que creen que se ha visto desviada a las islas Aegates (oeste de Sicilia) por la misma tormenta que les ha dispersado a ellos. Hierón informa al pretor Marco Emilio de esto para que refuerce Lilibeo. Se activa la alerta en las torres vigía costeras y se prepara una flota para salir a interceptar a los cartagineses. Estos retrasaron su desembarco para llegar antes del amanecer, pero la brillante luna les delata, descubriendo que han sido detectados por los fuegos de las torres-vigías, por lo que renuncian a entrar al puerto. Ante la movilización romana, los púnicos se hacen a mar abierto donde los romanos les persiguen, apresando 7 naves y 1.700 hombres, huyendo el resto. Se produce entonces la llegada a Messina del cónsul Sempronio que tras ser recibido por el rey Hierón, parte junto a él hacia Lilibeo, donde se entera de las novedades.
De nuevo en el frente norte, Aníbal envía a su subordinado Hannón con un contingente de tropas a cruzar el Ródano aguas arriba mientras él permanece con el grueso de su ejército frente a la tribu gala. Finalmente inicia el cruce a la vez que Hannón ataca por la espalda a los bárbaros, logrando pasar el río sin dificultades.
Mientras, las avanzadas de caballería romanas evolucionan hacia el norte y se encuentran con los exploradores púnicos, manteniendo un breve enfrentamiento del que pese a estar en inferioridad saldrían victoriosos los romanos de acuerdo a Polibio y Livio, pero del que las cifras que dan de bajas no lo deja en absoluto claro. De cualquier modo los exploradores de Aníbal se repliegan y el general cartaginés, tras reunirse con una embajada de los Boyos, inicia el camino hacia los Alpes cuyo cruce iniciará por la zona por la que habita la tribu gala de los Alóbroges. Aprovechando una disputa interna por el poder de una tribu de estos -probablemente los Cavarios-, apoya a uno de los bandos implicados y consigue suministros. Atraviesa entonces las tierras de las tribus de los Tricastinos, Vocontos y Tricorios sin ser molestado hasta que llega al río Druentia.
Escipión entretanto alcanza a los tres días el campamento de Aníbal junto al Ródano y tras encontrarlo abandonado, recibe la noticia de que los cartagineses han emprendido el cruce de la cordillera, decidiendo interceptarlo a su llegada a la Galia Cisalpina. Ordena a su hermano y legado Cneo Escipión que con el grueso del ejército consular y de la flota se dirija a Hispania, mientras él retorna a Italia con unas pocas fuerzas, donde se hará cargo del Ejército del pretor de la Galia Cisalpina Manlio Vulso reforzado por el contingente de Cayo Atilio. Desembarca en Genoa (Génova) desde donde marcha a Pisa, haciéndose cargo de las tropas de los pretores y dirigiéndose entonces a Placentia.
Aníbal consigue iniciar el cruce de los Alpes en medio de emboscadas tendidas por las tribus que los habitan, las cuales le habrian diezmado sobre manera sus tropas y suministros. Durante el ascenso, tras tomar una ciudad de la tribu que le atacaba, consigue intimidarlos, al tiempo que rescata suministros, hombres y animales perdidos, parando un día a descansar. Prosigue su viaje y al cuarto día recibe una comisión de galos que le ofrece ayuda en forma de suministros y guía, pero que en realidad tratan de confiarlo para atacarle, cosa que hacen dos días después, causándoles serias bajas. Consigue finalmente pasar las cumbres al noveno día y decide descansar dos jornadas. Desde allí solo será acosado por pequeñas partidas. El paso, que se habría realizado a mediados de octubre, habría coincidido con las primeras nevadas. Esto habría supuesto un factor en contra adicional que le causaría bajas adicionales en el descenso, debiendo en algunos casos abrir camino en el hielo con sus soldados, lo cual le habría detenido durante 4 días. En total, el paso de la cordillera le habría llevado 15 días y desde su salida de Qart Hadast habrían transcurrido 5 meses. Polibio se hace eco de la inscripción de una columna que Aníbal habría dejado en Lacinio en la que explicaría esto y daría cifras de hombres y bajas, pero hoy en día es algo objeto de discusión que realmente sufriese tanto esas inclemencias tan limitantes a esas alturas del otoño, como un porcentaje de bajas tan brutal como el que cuenta. De acuerdo a ello, del paso de los Alpes saldría con un ejército de apenas 20.000 infantes y 6.000 jinetes. Según el mismo Polibio, del Ródano habría salido con un ejército de 38.000 infantes y 8.000 caballos, lo cual daría un saldo de pérdidas de 18.000 peones y 2.000 jinetes. Pero estas cifras supondrían además, que desde los Pirineos al Ródano las pérdidas serían de 12.000 infantes y 1.000 jinetes, cuando sólo se le conoce el combate del cruce del propio Ródano y el breve encuentro con los exploradores de caballería de Escipión. Si estos números que da Polibio fuesen ciertos, tal vez estarían albergando deserciones o se estaría omitiendo combates sucedidos en ese trayecto o la magnitud real de los habidos. O por el contrario quizás se ha tratado de magnificar el paso de los Alpes y las dificultades reales que esto podía suponer tanto por la hostilidad de las tribus locales como por la dureza climatológica antes de mediados de otoño. E incluso con el referente de la batalla de Trebia, en el que las fuerzas de Aníbal no eran posiblemente inferiores a un total de 35.000 hombres, y dado que desde la batalla de Tesino apenas había trascurrido un mes, parece poco probable que, salvo los boyos que pudieran incorporarse merced a la alianza previa, y los galos aliados romanos que desertan del campamento de Escipión tras el encuentro de Tesino, el número de galos que se decidiese a unirse a Aníbal en el plazo de un mes y medio pudiese ser muy alto. De acuerdo a ese número de 26.000 que pasarían los Alpes, no menos de 9.000 se habrían unido a él para combatir en Trebia. Y si sólo 6.000 de los que pasan los Alpes eran jinetes, hasta las cifras de 10.000 jinetes que se citan como la fuerza de caballería cartaginesa en dicha batalla de Trebia, habría habido una incorporación de 4.000 jinetes galos, que supondrían el 40% del total de caballería púnica, y un 45% del total de refuerzos. Y ni el peso de la caballería gala es citado por los diversos autores nunca en esos niveles (sería la mayoritaria si pensamos que el resto de caballería se repartiría entre hispana y númida), ni parece coherente que un 45% de la ayuda de los galos sea en forma de caballería. Esto hace pensar que si el ejército de Aníbal rondaba los 35.000 hombres en Trebia, es muy probable que de los Alpes salieran vivos más de esos 26.000, y en concreto más caballería que los 6.000 que se citan. Livio alude a Lucio Cincio Alimento, pretor romano que estuvo preso de Aníbal y que escribió una historia de la guerra con información del bando púnico merced a la buena relación que tuvo con Anibal durante su cautiverio, afirmando que este eleva a 80.000 infantes y 10.000 jinetes. Pero esta cifra, de acuerdo al autor romano, incluiría los refuerzos de galos y ligures, que lógicamente tuvieron lugar una vez pasados los Alpes y posiblemente tras la batalla de Trebia.
Regresando al relato de los acontecimientos, Aníbal irrumpe en Italia por las tierras de la tribu de los Taurini, que estaba en conflicto con sus vecinos los Ínsubros. Aníbal fracasa en sus intentos de atraerlos a su causa y tras tres días de asedio captura la principal ciudad de los primeros, Taurinum (Turín), realizando una gran matanza como signo de aviso a quien ose oponérsele.
En Sicilia, Sempronio deja a Hierón y se dirige hacia la isla Meninx (Melita) donde se le rinde la guarnición cartaginesa de 2.000 hombres comandada por Amílcar, hijo de Giscón, regresando a Lilibeo con la presa. Tras ello se dirige a las islas Vulcano en busca de naves cartaginesas que ya no se encuentran allí por estar asolando el litoral de Vibona en la costa norte del Brucio, de lo cual es informado mientras regresa a Sicilia.
Enterados en Roma de la llegada a Italia de Aníbal y del comienzo de sus operaciones se ordena a Sempronio unirse a Publio Escipión en el río Trebia. Inmediatamente embarca su ejército con dirección a Ariminum. Deja 25 naves a Sexto Pomponio para patrullar la costa de Vibona y 50 al pretor Marco Emilio para defender Sicilia. Él parte con diez naves siguiendo la costa italiana con el mismo destino.
Mientras, Escipión con su ejército se encamina a interceptar al cartaginés y tras cruzar el río Po, acampa cerca del río Tesino. Allí construye un puente provisional. Aníbal manda a su caballería comenzar a asolar las tierras de los aliados galos de los romanos y promover la rebelión. Escipión monta un fuerte junto al puente y penetra con su ejército en teritorio ínsubro, acampando a 5 millas de Victumviae, lugar junto al que estaba el campamento púnico.
El cónsul Escipión realiza una salida de exploración con su infantería ligera y caballería romana, itálica y aliada gala, encontrándose con Aníbal, quien está haciendo lo propio con sus fuerzas ligeras y caballería. Este último logra imponerse flanqueando con la caballería de sus alas a los romanos, resultando herido el cónsul romano, quien es salvado in extremis ordenando retirada ante el cariz que toman los acontecimientos. Esta batalla de Tesino mostró la superioridad de la caballería púnica y lo inapropiado de luchar contra ellos en terreno abierto. Además demuestra la precipitación de Escipión por enfrentarse en solitario al general cartaginés para no compartir la gloria de la victoria, cuando su colega de consulado viene en camino con otro ejército consular.
Escipión ordena levantar de noche el campamento junto al río Tesino y destruir el puente, encaminándose al Po. En la operación pierde a 600 de sus hombres que desarbolaban el puente y que no logran completar el paso del río siendo atrapados por los cartagineses. Llegan a Placentia acampando cerca de ella. Aníbal tras tardar dos días en vadear el Tesino, al tercer día, llega igualmente a la zona fortificándose a 6 millas de la ciudad. Allí saca a sus hombres ofreciendo batalla que es rehusada por los romanos.
Esa noche 2.000 infantes y 200 jinetes galos aliados de los romanos que se encuentran en el campamento de Escipión, desertan al bando cartaginés dando muerte a los guardianes que encuentran a su paso. Aníbal los manda a sus pueblos de origen a proclamar la rebelión contra Roma. Escipión consciente de la situación ordena levantar el campamento y se dirige al río Trebia acosado por la caballería númida en su retaguardia. Esta le causa nuevas bajas pero finalmente abandona la persecución al quedarse saqueando el recién abandonado campamento romano. Imposibilitado de proseguir la marcha por sus heridas, Escipión levanta un campamento en un lugar seguro junto al río y aguarda la llegada de su compañero de consulado Sempronio desde Sicilia. Aníbal acampa cerca y manda a sus tropas a rapiñar la comarca.
Llegan a Roma las noticias de lo ocurrido en Tesino y poco después Sempronio pasa con su ejército por la capital camino de la Galia Cisalpina. Agrupa sus fuerzas en Ariminum y les da descanso tras cuarenta días consecutivos de viaje desde Lilibeo (Sicilia). De allí prepara el último tramo de su viaje hasta Placentia.
Aníbal ordena a sus hombres dirigirse a la localidad de Clastidium, depósito de grano romano. Allí, tras sobornar a su gobernador y rendirse este, consigue hacerse con los suministros, empleando la ciudad como base logística. Se entera además que muchos galos que se le han ofrecido, lo hacen simultáneamente a los romanos, por lo que emprende una campaña de castigo contra sus tierras con caballería númida y gala. Los galos agredidos acuden a pedir ayuda al campamento de los romanos y Sempronio saca a buena parte de su caballería y fuerzas ligeras a interceptar a los saqueadores. Del campamento cartaginés salen tropas a ayudar a los de su bando que huyen, lo que provoca que Sempronio saque a la totalidad de sus fuerzas ligeras ante lo cual Aníbal ordena que los galos que huyen los contengan sin perseguirlos. Finalmente los romanos regresan a su campamento tras haber llevado la mejor parte en la refriega. Esto hace envalentonarse a Sempronio y preparar sus tropas para el encuentro, pese a la disconformidad del otro cónsul.
Aníbal sabedor de la inminencia de la batalla, embosca la noche antes a su hermano Magón en un bosque bajo situado entre ambos campamentos con 1.000 jinetes y 1.000 infantes y esa misma mañana lanza al grueso de la caballería númida a hostigar el campamento romano. Sempronio ordena formar a las legiones y salir a la caballería y 6.000 velites, procediendo a la persecución de la caballería púnica sin que sus tropas hayan tenido tiempo de comer nada. Cuenta con 22.000 infantes itálicos y cerca de 20.000 romanos, además de 4.000 jinetes. En el ala izquierda forman auxiliares galos de los Cenomanos, aliados de los romanos. La infantería cruza el helado río Trebia en ayunas, con el consiguiente desgaste.
Comienza la batalla con Aníbal adelantando a 8.000 lanceros y honderos baleares para apoyar a la caballería númida que viene en retirada. Detrás sale el resto de su infantería (africanos, hispanos y galos) que forma una linea a la que adosa en ambos extremos la caballería que suma 10.000 efectivos. Delante de ellos sitúa a los elefantes, igualmente repartidos en ambas alas. Tras esto Sempronio oredena reagrupar la caballería romana con la infantería, formando en las alas, ya que la caballería númida enemiga está siguiendo una táctica de ataque y repliegue a la que no pueden contrarrestar. Los baleares inician la acción que es a duras penas respondida por los velites romanos que ya acumulan mucho cansancio tras haber perseguido a los númidas tras el ataque a su campamento. Tras su arremetida, los honderos se repliegan a las alas junto a su caballería, arrasando esta con los menos numerosos caballeros romanos. Tras ello atacan a los cenomanos del ala izquierda romana, que huyen espantados. Los elefantes cargan contra las lineas romanas, pero son contenidos con relativo éxito gracias a la acción de los replegados velites que los cosen con sus jabalinas provocando que den la vuelta, mientras prosigue el avance de su infantería. La caballería cartaginesa a la que se unen los lanceros africanos prosigue su ataque contra los flancos romanos, poniéndolos finalmente en fuga hacia el río y persiguiéndolos inmisericordemente. Cuando el centro de la linea romana alcanzan la altura del punto de emboscada los hombres de Magón salen del bosque y lo cercan por la espalda. En ese momento, en medio de un tiempo infernal, los legionarios consiguen romper el frente de la linea cartaginesa causando un gran estrago entre galos y en menor medida africanos, logrando de este modo huir unos 10.000 hombres en dirección a Placentia mientras que otros consiguen cruzar de nuevo el Trebia y alcanzar su campamento. Otros grupos de legionarios dispersos junto con la mayor parte de la caballería logran seguir al grueso de la infantería romana que huye. La noche siguiente, los supervivientes cruzan el Trebia en balsas liderados por el cónsul Escipión que los conduce a Placentia desde donde una parte, cruzando el Po son a su vez conducidos a Cremona pues eran demasiados hombres para esa localidad. No olvidemos que Placentia era una ciudad recién fundada con una población de tan solo 6.000 colonos. Sempronio consigue eludir a la caballería cartaginesa y llegar a sus cuarteles de invierno. El intenso frío logra acabar con la vida de todos los elefantes menos uno, así como de numerosos hombres y caballos.
De este modo finaliza el año 218 a.C. Aníbal no obstante proseguirá sus operaciones en la zona antes de invernar, de acuerdo al relato de Livio. El autor romano habla de dos enfrentamientos ya en 217 a.C., ocurridos antes de ir a los cuarteles de invierno. Uno sería un ataque a una fortificación cercana a Placentia, que sería rechazado por la guarnición de esta y al que seguiría un enfrentamiento de caballería con el contingente que desde Placentia trae el cónsul Sempronio y en el cual Aníbal resultaría herido y ordenaría la retirada.
El segundo enfrentamiento sería en otra fortificación romana situada en Victimulae, la cual caería ante el ataque de un pequeño número de tropas cartaginesas, tras tratar sus defensores de repeler el ataque púnico. Es interesante que Victimulae es la población que se cita al referirse a la ubicación del campamento de Aníbal previo a la batalla de Tesino. Aunque durante la segunda guerra púnica hay enfrentamientos en que Aníbal acampa cerca de los muros de localidades del enemigo, por tratarse en este caso de una fortificación para guardar vituallas y no de una ciudad importante, resulta curioso que la misma no cayera cuando Aníbal acampa junto a ella y después de haberse retirado Escipión tras su derrota, y sin embargo lo haga cerca de dos meses después y se nos hable de un muy importante contingente como el rendido a los púnicos. Quizás este confuso relato enmascara una posible acción de socorro de la fortificación por parte del cónsul Publio Escipión que acaba con el enfrentamiento en Tesino. No en vano a esas alturas debe saber perfectamente que su colega está ya en camino desde Sicilia una vez se sabe que ha pasado los Alpes y ha tomado Taurinum y una de dos, o pretende la gloria de una victoria contra Aníbal para él solo o quizás se ve obligado a intentar socorrer una posición propia que se halla cercada con los efectivos de los que dispone.
Por otra parte, y tras un análisis de lo ocurrido desde Trebia hasta llegar a Cannas en agosto de 216 a.C., quizás las cosas no son exactamente como cabe suponerlas. Tras partir de la Galia Cisalpina hacia Etruria en marzo de 217 a.C., considero muy improbable que ningún contingente adicional de tropas se uniese al ejército de Aníbal desde la Galia. El general púnico goza de cierta libertad de movimiento desde su victoria en Tresimeno y el envío del cónsul Servilio Gémino de su ejército consular al Dictador Fabio Máximo en las cercanías de Roma (alrededor de abril de 217 a.C.) y la intercepción de este al ejército de Aníbal en el norte de Apulia una vez incorpora un segundo ejército consular reclutado por Minucio Rufo, pero no existe mención alguna a la existencia de tal refuerzo. Cabe la posibilidad de que incoporara pequeños contingentes de los territorios que atravesaba, pero estos debían ser relativamente poco numerosos hasta que se produce la victoria de Cannas.
Por otra parte en Cannas cuenta con un ejército de 10.000 jinetes y alrededor de 45.000 infantes. Sabemos que en el otoño de 217 a.C. sufre además bajas en el enfrentamiento con Rufo en las cercanías de Geronium en el que abandona dos campamentos, y aunque sale bien parado, también debe tener bajas en el que mantiene de nuevo con Rufo en el que este es socorrido por Fabio Máximo. Al poco de abandonar Umbría ataca Spoletium siendo rechazado e igualmente en el Ager Falernus tiene combates menores, alguno desfavorable. Y por último en la propia batalla del Lago Tresimeno tiene unos 1.500 muertos además de los que pudiera perder en la posterior emboscada en Umbría a la caballería de Gémino.
Supuestos un total de 5.000 fallecidos en todos estos enfrentamientos ocurridos entre la primavera de 217 a.C. y agosto de 218 a.C., y la ausencia de refuerzos desde la Galia, estaríamos ante un Aníbal que cuando abandona esa zona camino de Etruria, lo hace probablemente con un ejército de no menos de 50.000 infantes y 10.000 jinetes. Esto implica que desde la batalla de Trebia a finales de diciembre de 218 a.C., hasta marzo de 217 a.C., Aníbal recluta entre los galos y quizás también los ligures (de acuerdo a Cincio Alimento) unos 25.000 infantes (de acuerdo al mismo autor serían incluso más elevando el reclutamiento hasta 55.000 soldados). Eso explica que los romanos deban ponerle enfrente desde Tresimeno, dos ejércitos consulares, cuya teórica composición es de unos 20-25.000 hombres, que con los auxiliares y menciones que poseemos en los textos a una composición reforzada de las legiones, podía rozar los 30-35.000 soldados. Tresimeno sería pues, aparte de una emboscada bien planteada que aprovecha la climatología como enmascaramiento, una batalla en la que Aníbal contaría con una amplia superioridad numérica, pues en el mejor de los casos (Apiano) se alude al ejército de Flaminio como compuesto por unos 33.000 soldados -de ellos 3.000 jinetes-. Son pues muy acertados los comentarios de los historiadores relativos a la "ansiedad" de los cónsules por enfrentarse con el general cartaginés, para cosechar ellos la gloria, pese a que en este caso debía ser patente su inferioridad numérica.
A la vista de esta incorporación de galos en tres meses quizás no sea tan inverosímil que entre Tesino y Trebia incorporara a unos 9.000 hombres de infantería y caballería.
Una última reflexión sería necesaria sobre el tiempo total que invierte Aníbal en llegar a Italia. Polibio cuenta que son cinco meses, de los cuales 15 días son en cruzar los Alpes. Lo cual deja cuatro meses y medio para el resto del recorrido. No parece aunque no se precise, que desde que pasa el Ródano hasta iniciar el ascenso a los Alpes pueda pasar mucho tiempo, pues sabemos que Escipión en 3 días llega a su campamento y lo encuentra vacío. Por lo que una semana parece algo razonable. De su recorrido en España sabemos que hasta el Ebro fue por territorio bajo su control. Este recorrido sería años después realizado por las legiones romanas de Escipión Africano en una semana a marchas forzadas con equipaje ligero. Demos por razonable dos semanas para hacerlo a ritmo más tranquilo y cargados de impedimenta. Desde que cruza los Pirineos hasta el Ródano no aparenta soportar combates y sí pactar con las diversas tribus galas. El terreno tampoco es complicado por lo que se pudo completar en dos o tres semanas supuesto que tomara precauciones que hacen al caso dado lo desconocido del terreno y que no se fiara de sus guías. En total estaríamos hablando, dándole algo de holgura, de unas 9 semanas (2 meses) en realizar todo este recorrido supuesto que se hiciese de modo más o menos continuo. Y sin embargo, pese a la necesidad imperiosa de llegar rápido, tanto para el cruce de los Alpes, como para no dar tiempo a los romanos a interceptarle antes, tarda mucho más (5 meses). ¿Dónde se atascó?
Sabemos que antes de cruzar los Pirineos combate contra una serie de tribus íberas situadas entre la cordillera y el Ebro. En esta zona los romanos habían mandado una embajada a recabar aliados y aunque expresamente se cuenta el poco éxito cosechado dado el precedente de Sagunto, sí sabemos que a la llegada de Cneo Escipión, había tribus favorables a ellos.
Hay menciones a luchas de Aníbal con ilergetas (que luego serían fieles aliados de su hermano hasta el 208 a.C.), bargusios, ausetanos, airenosios, lacetanos y andosinos. Seguramente esta fue la causa que le hizo gastar 3 meses hasta pasar los Pirineos, y además perder unos 7.000 hombres de acuerdo al balance expuesto más arriba.
Un saludo
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Antes de proseguir con las campañas de otros años y barrido ya el periodo 218-207, me gustaría plantear para el debate una cuestión relativa a la rápida formación de ejércitos romanos tras un desastre militar.
Se trata del papel de las legiones urbanas. Estas tropas son mencionadas por Livio como guarnición de la ciudad de Roma (inicialmente en AUC XXII,11). Durante muchos años, la formación de los ejércitos romanos que describe Livio tras las elecciones consulares, comienzan con el movimiento de las dos legiones urbanas a un nuevo destino y el reclutamiento de nuevas legiones urbanas para sustituirlas. Los relevos y movimientos de tropas se inician con la salida de Roma de ellas y su marcha al territorio donde van a operar como nuevo ejército.
El relato que hace Livio, supone en muchos casos que mientras se hace esto, Roma quedaba desguarnecida de tropas (se supone que la leva de sustitución estaba en marcha pero no terminada ni alistadas las dos nuevas legiones, o como en el caso de comienzos de 215, el ejército que venía de Sicilia a tomar su lugar, llegaría como última fase del movimiento de tropas).
Por otra parte un ejército romano tenía una formación de dos legiones romanas y dos alae sociorum (2+2) más un número variable de tropas auxiliares (hay excepciones a esto como en Cannas o ejércitos de una legión). Cabe suponer que en Roma el contingente de dos legiones no tenía ningún alae sociorum asociado y que cuando partían para un ejército, se debería tener reclutado el contingente aliado para completar un ejército de 2+2.
En cierto modo las legiones urbanas eran el comodín que permitía formar rápidamente un nuevo ejército al tener la base de las dos legiones romanas ya preparada.
Tras Cannas, no parece que se les diese este uso hasta el comienzo de 215 en que son nombradas por Livio como sustitutas del ejército de Marcelo que parte desterrado a Sicilia. Esto implicaría que el ejército del dictador Pera se formó en la segunda mitad de 216 con otras levas nuevas (lo que explica que junto a los desterrados a Sicilia, se diga que fueron mandadas a servir a Sicilia las tropas más bisoñas de Pera a inicios de 215.
Sin embargo, y aunque no hay mención expresa en ese sentido, cuando se produce el episodio de la llegada de Aníbal a Roma a comienzos de la primavera de 211 tras ser rechazado en la segunda batalla de Capua, sabemos por Polibio que un ejército consular terminado de formar, bajo mando de Publio Sulpicio Galba, le sale al paso bajo los muros de Roma e inicia su persecución. De haber existido las dos legiones urbanas, hubiese sido lógico que formasen junto al ejército consular, cosa de la que no se dice nada. Eso me hace pensar que tal vez esas legiones urbanas fueron la base del ejército de Galba y lo que se acababa de reclutar y venir a Roma eran las alae sociorum y auxiliares de tal ejército. ¿Qué opináis?
Por otra parte, hay algún autor que piensa que en el ejército de Cannas, que pasó de dos ejércitos consulares 2+2 (en total 4+4) a uno de 8+8 (de acuerdo a Polibio), de las cuatro legiones romanas nuevas, dos eran las urbanas que habría reclutado el cónsul Servilio cuando entrega al Dictador Fabio su ejército tras la derrota de Tresimeno y es ordenado alistar una flota. Las otras dos serían de nueva recluta. De ser así, cabría preguntarse si se habrían reclutado uevas legiones urbanas para sustituirlas porque Livio sí indica claramente que a comienzos de 215, dos legiones urbanas parten para Cales a ser recibidas en el ejército de Marcelo. Por otra parte tras Cannas hay otra cita de Livio sobre un contingente de 1.500 hombres reclutados por Marcelo para operar posiblemente como legión marina, que son envidos para guarnecer Roma. No sabemos si Roma no disponía en ese momento de ninguna legión y estos hombres se emplearon como embrión de las dos nuevas legiones urbanas, o si tal vez sí existían y fue sólo un refuerzo. ¿Qué pensáis al respecto?
De cualquier modo, las legiones urbanas fueron un elemento clave que permitía a Roma formar un nuevo ejército de modo muy rápido, con el que podían tapar las debacles que sufrieron tras Cannas en los años venideros, que fueron la pérdida de tres ejércitos (dos en 212 y uno en 210), o para atender las necesidades bélicas como pudo ser la formación de ejércitos en Etruria, Apulia e incluso la emergencia del Metauro con la llegada de Asdrúbal.
Un saludo
Se trata del papel de las legiones urbanas. Estas tropas son mencionadas por Livio como guarnición de la ciudad de Roma (inicialmente en AUC XXII,11). Durante muchos años, la formación de los ejércitos romanos que describe Livio tras las elecciones consulares, comienzan con el movimiento de las dos legiones urbanas a un nuevo destino y el reclutamiento de nuevas legiones urbanas para sustituirlas. Los relevos y movimientos de tropas se inician con la salida de Roma de ellas y su marcha al territorio donde van a operar como nuevo ejército.
El relato que hace Livio, supone en muchos casos que mientras se hace esto, Roma quedaba desguarnecida de tropas (se supone que la leva de sustitución estaba en marcha pero no terminada ni alistadas las dos nuevas legiones, o como en el caso de comienzos de 215, el ejército que venía de Sicilia a tomar su lugar, llegaría como última fase del movimiento de tropas).
Por otra parte un ejército romano tenía una formación de dos legiones romanas y dos alae sociorum (2+2) más un número variable de tropas auxiliares (hay excepciones a esto como en Cannas o ejércitos de una legión). Cabe suponer que en Roma el contingente de dos legiones no tenía ningún alae sociorum asociado y que cuando partían para un ejército, se debería tener reclutado el contingente aliado para completar un ejército de 2+2.
En cierto modo las legiones urbanas eran el comodín que permitía formar rápidamente un nuevo ejército al tener la base de las dos legiones romanas ya preparada.
Tras Cannas, no parece que se les diese este uso hasta el comienzo de 215 en que son nombradas por Livio como sustitutas del ejército de Marcelo que parte desterrado a Sicilia. Esto implicaría que el ejército del dictador Pera se formó en la segunda mitad de 216 con otras levas nuevas (lo que explica que junto a los desterrados a Sicilia, se diga que fueron mandadas a servir a Sicilia las tropas más bisoñas de Pera a inicios de 215.
Sin embargo, y aunque no hay mención expresa en ese sentido, cuando se produce el episodio de la llegada de Aníbal a Roma a comienzos de la primavera de 211 tras ser rechazado en la segunda batalla de Capua, sabemos por Polibio que un ejército consular terminado de formar, bajo mando de Publio Sulpicio Galba, le sale al paso bajo los muros de Roma e inicia su persecución. De haber existido las dos legiones urbanas, hubiese sido lógico que formasen junto al ejército consular, cosa de la que no se dice nada. Eso me hace pensar que tal vez esas legiones urbanas fueron la base del ejército de Galba y lo que se acababa de reclutar y venir a Roma eran las alae sociorum y auxiliares de tal ejército. ¿Qué opináis?
Por otra parte, hay algún autor que piensa que en el ejército de Cannas, que pasó de dos ejércitos consulares 2+2 (en total 4+4) a uno de 8+8 (de acuerdo a Polibio), de las cuatro legiones romanas nuevas, dos eran las urbanas que habría reclutado el cónsul Servilio cuando entrega al Dictador Fabio su ejército tras la derrota de Tresimeno y es ordenado alistar una flota. Las otras dos serían de nueva recluta. De ser así, cabría preguntarse si se habrían reclutado uevas legiones urbanas para sustituirlas porque Livio sí indica claramente que a comienzos de 215, dos legiones urbanas parten para Cales a ser recibidas en el ejército de Marcelo. Por otra parte tras Cannas hay otra cita de Livio sobre un contingente de 1.500 hombres reclutados por Marcelo para operar posiblemente como legión marina, que son envidos para guarnecer Roma. No sabemos si Roma no disponía en ese momento de ninguna legión y estos hombres se emplearon como embrión de las dos nuevas legiones urbanas, o si tal vez sí existían y fue sólo un refuerzo. ¿Qué pensáis al respecto?
De cualquier modo, las legiones urbanas fueron un elemento clave que permitía a Roma formar un nuevo ejército de modo muy rápido, con el que podían tapar las debacles que sufrieron tras Cannas en los años venideros, que fueron la pérdida de tres ejércitos (dos en 212 y uno en 210), o para atender las necesidades bélicas como pudo ser la formación de ejércitos en Etruria, Apulia e incluso la emergencia del Metauro con la llegada de Asdrúbal.
Un saludo
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capricornio escribió:Se trata del papel de las legiones urbanas. Estas tropas son mencionadas por Livio como guarnición de la ciudad de Roma (inicialmente en AUC XXII,11).
Estimado capricornio, vamos por partes que si no nos vamos a liar.
¿En que párrafo has leído que quedan 2 legiones urbanas como guarnición de la ciudad?.
Fabio dice que añadiría 2 legiones al ejército de Gn. Servilio y se les señala el día de reunión en Tívoli (a 27 km de Roma) pero no quedan de guarnición en Roma.
En XXII, 11 Livio dice:
"En Roma se había reclutado un gran contingente de hombres; incluso los libertos que tuvieran hijos y estuvieran en edad militar habían prestado el juramento a la patria. Embarcaron quienes de este ejército de Roma tenían menos de treinta y cinco años, los otros quedaron para defender la ciudad.".
Un saludo.
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Hola Valerio:
En efecto en la mención inicial que citas a que en 217 se alistan tropas para la defensa de Roma, no las cuantifica.
Pero en 215 ya sabemos que hay dos legiones urbanas (XXIII,31):
With regard to the armies they decreed, that Tiberius Sempronius the consul should appoint a day for the two city legions to meet at Cales, whence these legions should be conveyed into the Claudian camp above Suenula.
Perdona que la ponga en inglés pero es la que poseo en soporte informático exportable. Tu pregunta es buena porque no hay prueba expresa de que el contingente a comienzos de 216 fuese de dos legiones. Sabemos que había una guarnición por Livio XXII,11, pero no su entidad.
A finales de 216 hay otra cita relativa a la guarnición de Roma y esta ya sería de dos legiones (XXIII,25):
The two legions in the city were voted to the other consul who should be elected in the room of Posthumius; and they resolved that he should be elected as soon as the auspices would permit.
Por otro lado inmediatamente de ocurrido Cannas tenemos noticia del refuerzo de Marcelo a Roma con 1.500 hombres (XXII,57):
The gods being, as they supposed, sufficiently appeased, Marcus Claudius Marcellus sends from Ostia to Rome, as a garrison for the city, one thousand five hundred soldiers, which he had with him, levied for the fleet. He himself sending before him a marine legion, (it was the third legion,) under the command of the military tribunes, to Teanum Sidicinum, and delivering the fleet to Publius Furius Philus, his colleague, after a few days, proceeded by long marches to Cannsium.
¿Qué es lo que había en Roma en ese momento? ¿Lo que había reclutado Servilio el año anterior? ¿Dos legiones urbanas reclutadas a principio de año? ¿Nada porque esas dos hipotéticas legiones habían ido a reforzar a los dos ejércitos consulares en Cannas?
Hay no obstante una pista que me hace pensar que desde 217 hay dos legiones urbanas. Está en Apiano, Guerra de Aníbal 2,8:
When the Romans in the city learned of this third defeat on the Po (for they had in fact been beaten by the Boii before Hannibal arrived), they levied a new army of their own citizens which, with those already on the Po, amounted to thirteen legions, and they called for double that number from the allies. (At this time the legion consisted of 5,000 foot and 300 horse.) Some of these they sent to Spain, some to Sardinia (for they were at war there also), and some to Sicily. The greater part were dispatched against Hannibal under Gnaeus Servilius [Geminus] and Gaius Flaminius, who had succeeded Scipio and Sempronius as consuls. Servilius hastened to the Po where he received the command from Scipio. The latter, having been chosen proconsul, sailed for Spain. Flaminius, with 30,000 foot and 3000 horse, guarded Italy within the Apennines, which alone can be properly called Italy.
El mismo Apiano nos da indicios de donde estaban esas trece legiones, pero a mi las cuentas no me salen si dos de ellas no son urbanas:
Hispania: 2
Sicilia: 2
Cerdeña: 1
Ejército consular Servilio: 2
Ejército consular Flaminio: 2
Ejército Galia: 1
Legiones urbanas: 2
Legión marina: 1
Este desglose que expongo de mi cosecha es discutible porque sabemos que se mandan a Hispania 7.000 hombres que pudiera pensarse que es una legión y algo más, pero a mi juicio lo que hacen es completar el ejército incompleto que Cneo llevó (cuando Publio desde Marsella retorna a Italia lleva algunas tropas consigo), cubrir bajas habidas en los enfrentamientos con Hannón en Cesse, contra tribus locales y contra Asdrúbal que diezma la flota en tierra y dejar algún remanente para guarniciones. Eso dejaría que en Hispania, seguiría habiendo un ejército 2+2 robustecido, pero no una legión adicional.
Por otra parte el que en Cerdeña adjudique una lo hago en base a que tiempo después (215) es necesario que el pretor urbano Flaco refuerce con una legión urbana bajo mando del procónsul Tito Manlio Torcuato el dispositivo de la isla para rechazar el desembarco cartaginés y la rebelión de Hampsicora. Entonces Livio nos cuenta que el total de tropas una vez llegado el refuerzo y unido a él los marineros de la flota que los han traido es de 22.000 hombres y 1.200 jinetes. Más o menos eso nos deja que algo más de la mitad era la guarnición previa existente, lo que sería un ejército 1+1 (una legión romana más un alae sociorum y alguna guarnición adicional).
El número de legiones de Sicilia de dos lo deduzco igualmente del movimiento de tropas a comienzos de 215 en el que son dos las legiones que vienen de la isla a rotar con los desterrados de Cannas. Tras abandonar Sempronio en otoño de 218 la isla para ir a reforzar a Escipión en la Galia Cisalpina (previo a Trebia), la isla habría quedado desprotegida excepto por las guarniciones que hubiera, por lo que entiendo que lo que se forma a comienzos de 217 es un ejército completo (2+2) para guardarla.
Igualmente de la cita de Apiano deduzco que a los cónsules se les dota de ejércitos consulares simétricos de 30.000 hombres (2+2) y un contingente adicional de 10.000 hombres para Servilio Gémino que en realidad sería un ejército pretoriano de 1+1 que queda en la zona cuando el cónsul marcha con sus hombres a Roma a entregar su ejército al dictador Fabio. Este ejército pretoriano estaría al mando de Postumio Albino, del que Livio afirma que cuando es elegido pretor en 216 lo es en ausencia (XXII,35) y cuando es elegido cónsul a inicios de 215, que era su tercer año de gobernador en la zona (XXIII,24). Por otro lado cuando muere emboscado a principio de 215 lo hace junto a un contingente de 25.000 hombres lo que indicaría que le había doblado los efectivos y era ya un ejército 2+2. Lo cual se confirma en otra cita de (XXIII,24). Y la respuesta a eso la encontramos en Polibio que cita que a comienzos de 216 le es dada una legión a Albino para la Galia (Libro 3, capítulo XXX):
Se envió a L. Postumio con una legión a la Galia, en calidad de pretor, para hacer una diversión a los galos que militaban con Aníbal. Se cuidó de que regresase a Italia la armada que había invernado en Lilibea.
La legión marina sería la reclutada por Servilio (aunque aquí reconozco que mi hipótesis flojea porque esto ocurriría tras Tresimeno mientras que las 13 legiones que cita Apiano pareciera que fueran a comienzos de 217). Esta legión marina sería la Legio III que estando en Ostia a mitad de 216 es desembarcada por Marcelo para unirla a los supervivientes de Cannas en Suésula y con los que rechazaría a Aníbal en Nola. Posiblemente estaban en la flota invernada en Lilibeo a finales de 217 que nombra Polibio en la cita anterior como retornada a Roma a comienzos de 216.
Pero aún con este desglose me faltarían dos legiones hasta las 13 que menciona Apiano. Y si sabemos que se reclutaron efectivos para Roma por Servilio también tras Tresimeno, creo que ya entonces se concibiera el sistema de las legiones urbanas. De hecho es probable que estas dos legiones existieran desde principio de año y fuesen de las que echase mano Minucio Rufo para reconstruir el desecho ejército consular de Flaminio y unirlo a los efectivos de Fabio. Y las dos legiones que recluta las que en realidad sustituyen a estas dos en Roma. Esto explicaría que Rufo contase de modo muy rápido con un nuevo ejército que refuerza al de Fabio en Tibur y desde donde salen en persecución de Aníbal hacia el norte de Apulia. De haber tenido que reclutarlo entero nuevo, creo que hubiese sido difícil una campaña que en 6 meses (los que dura la dictadura) diese para formar un nuevo ejército, unirlo al otro, partir a Apulia desde las cercanías de Roma, interceptar a Aníbal allí, seguirlo por el Samnio caudino hasta Campania donde entra en el Ager Falernus, de allí ir a las cercanías del territorio de Larinum y acampar junto a Geronium donde se producirían dos enfrentamientos, entre los cuales media una decisión del Senado de repartir el mando de los ejércitos tras el éxito de Rufo en el primero de ellos.
Pero bueno, creo que me estoy embalando.
Un saludo
En efecto en la mención inicial que citas a que en 217 se alistan tropas para la defensa de Roma, no las cuantifica.
Pero en 215 ya sabemos que hay dos legiones urbanas (XXIII,31):
With regard to the armies they decreed, that Tiberius Sempronius the consul should appoint a day for the two city legions to meet at Cales, whence these legions should be conveyed into the Claudian camp above Suenula.
Perdona que la ponga en inglés pero es la que poseo en soporte informático exportable. Tu pregunta es buena porque no hay prueba expresa de que el contingente a comienzos de 216 fuese de dos legiones. Sabemos que había una guarnición por Livio XXII,11, pero no su entidad.
A finales de 216 hay otra cita relativa a la guarnición de Roma y esta ya sería de dos legiones (XXIII,25):
The two legions in the city were voted to the other consul who should be elected in the room of Posthumius; and they resolved that he should be elected as soon as the auspices would permit.
Por otro lado inmediatamente de ocurrido Cannas tenemos noticia del refuerzo de Marcelo a Roma con 1.500 hombres (XXII,57):
The gods being, as they supposed, sufficiently appeased, Marcus Claudius Marcellus sends from Ostia to Rome, as a garrison for the city, one thousand five hundred soldiers, which he had with him, levied for the fleet. He himself sending before him a marine legion, (it was the third legion,) under the command of the military tribunes, to Teanum Sidicinum, and delivering the fleet to Publius Furius Philus, his colleague, after a few days, proceeded by long marches to Cannsium.
¿Qué es lo que había en Roma en ese momento? ¿Lo que había reclutado Servilio el año anterior? ¿Dos legiones urbanas reclutadas a principio de año? ¿Nada porque esas dos hipotéticas legiones habían ido a reforzar a los dos ejércitos consulares en Cannas?
Hay no obstante una pista que me hace pensar que desde 217 hay dos legiones urbanas. Está en Apiano, Guerra de Aníbal 2,8:
When the Romans in the city learned of this third defeat on the Po (for they had in fact been beaten by the Boii before Hannibal arrived), they levied a new army of their own citizens which, with those already on the Po, amounted to thirteen legions, and they called for double that number from the allies. (At this time the legion consisted of 5,000 foot and 300 horse.) Some of these they sent to Spain, some to Sardinia (for they were at war there also), and some to Sicily. The greater part were dispatched against Hannibal under Gnaeus Servilius [Geminus] and Gaius Flaminius, who had succeeded Scipio and Sempronius as consuls. Servilius hastened to the Po where he received the command from Scipio. The latter, having been chosen proconsul, sailed for Spain. Flaminius, with 30,000 foot and 3000 horse, guarded Italy within the Apennines, which alone can be properly called Italy.
El mismo Apiano nos da indicios de donde estaban esas trece legiones, pero a mi las cuentas no me salen si dos de ellas no son urbanas:
Hispania: 2
Sicilia: 2
Cerdeña: 1
Ejército consular Servilio: 2
Ejército consular Flaminio: 2
Ejército Galia: 1
Legiones urbanas: 2
Legión marina: 1
Este desglose que expongo de mi cosecha es discutible porque sabemos que se mandan a Hispania 7.000 hombres que pudiera pensarse que es una legión y algo más, pero a mi juicio lo que hacen es completar el ejército incompleto que Cneo llevó (cuando Publio desde Marsella retorna a Italia lleva algunas tropas consigo), cubrir bajas habidas en los enfrentamientos con Hannón en Cesse, contra tribus locales y contra Asdrúbal que diezma la flota en tierra y dejar algún remanente para guarniciones. Eso dejaría que en Hispania, seguiría habiendo un ejército 2+2 robustecido, pero no una legión adicional.
Por otra parte el que en Cerdeña adjudique una lo hago en base a que tiempo después (215) es necesario que el pretor urbano Flaco refuerce con una legión urbana bajo mando del procónsul Tito Manlio Torcuato el dispositivo de la isla para rechazar el desembarco cartaginés y la rebelión de Hampsicora. Entonces Livio nos cuenta que el total de tropas una vez llegado el refuerzo y unido a él los marineros de la flota que los han traido es de 22.000 hombres y 1.200 jinetes. Más o menos eso nos deja que algo más de la mitad era la guarnición previa existente, lo que sería un ejército 1+1 (una legión romana más un alae sociorum y alguna guarnición adicional).
El número de legiones de Sicilia de dos lo deduzco igualmente del movimiento de tropas a comienzos de 215 en el que son dos las legiones que vienen de la isla a rotar con los desterrados de Cannas. Tras abandonar Sempronio en otoño de 218 la isla para ir a reforzar a Escipión en la Galia Cisalpina (previo a Trebia), la isla habría quedado desprotegida excepto por las guarniciones que hubiera, por lo que entiendo que lo que se forma a comienzos de 217 es un ejército completo (2+2) para guardarla.
Igualmente de la cita de Apiano deduzco que a los cónsules se les dota de ejércitos consulares simétricos de 30.000 hombres (2+2) y un contingente adicional de 10.000 hombres para Servilio Gémino que en realidad sería un ejército pretoriano de 1+1 que queda en la zona cuando el cónsul marcha con sus hombres a Roma a entregar su ejército al dictador Fabio. Este ejército pretoriano estaría al mando de Postumio Albino, del que Livio afirma que cuando es elegido pretor en 216 lo es en ausencia (XXII,35) y cuando es elegido cónsul a inicios de 215, que era su tercer año de gobernador en la zona (XXIII,24). Por otro lado cuando muere emboscado a principio de 215 lo hace junto a un contingente de 25.000 hombres lo que indicaría que le había doblado los efectivos y era ya un ejército 2+2. Lo cual se confirma en otra cita de (XXIII,24). Y la respuesta a eso la encontramos en Polibio que cita que a comienzos de 216 le es dada una legión a Albino para la Galia (Libro 3, capítulo XXX):
Se envió a L. Postumio con una legión a la Galia, en calidad de pretor, para hacer una diversión a los galos que militaban con Aníbal. Se cuidó de que regresase a Italia la armada que había invernado en Lilibea.
La legión marina sería la reclutada por Servilio (aunque aquí reconozco que mi hipótesis flojea porque esto ocurriría tras Tresimeno mientras que las 13 legiones que cita Apiano pareciera que fueran a comienzos de 217). Esta legión marina sería la Legio III que estando en Ostia a mitad de 216 es desembarcada por Marcelo para unirla a los supervivientes de Cannas en Suésula y con los que rechazaría a Aníbal en Nola. Posiblemente estaban en la flota invernada en Lilibeo a finales de 217 que nombra Polibio en la cita anterior como retornada a Roma a comienzos de 216.
Pero aún con este desglose me faltarían dos legiones hasta las 13 que menciona Apiano. Y si sabemos que se reclutaron efectivos para Roma por Servilio también tras Tresimeno, creo que ya entonces se concibiera el sistema de las legiones urbanas. De hecho es probable que estas dos legiones existieran desde principio de año y fuesen de las que echase mano Minucio Rufo para reconstruir el desecho ejército consular de Flaminio y unirlo a los efectivos de Fabio. Y las dos legiones que recluta las que en realidad sustituyen a estas dos en Roma. Esto explicaría que Rufo contase de modo muy rápido con un nuevo ejército que refuerza al de Fabio en Tibur y desde donde salen en persecución de Aníbal hacia el norte de Apulia. De haber tenido que reclutarlo entero nuevo, creo que hubiese sido difícil una campaña que en 6 meses (los que dura la dictadura) diese para formar un nuevo ejército, unirlo al otro, partir a Apulia desde las cercanías de Roma, interceptar a Aníbal allí, seguirlo por el Samnio caudino hasta Campania donde entra en el Ager Falernus, de allí ir a las cercanías del territorio de Larinum y acampar junto a Geronium donde se producirían dos enfrentamientos, entre los cuales media una decisión del Senado de repartir el mando de los ejércitos tras el éxito de Rufo en el primero de ellos.
Pero bueno, creo que me estoy embalando.
Un saludo
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capricornio escribió:Pero bueno, creo que me estoy embalando.
Pues un poco sí, estimado capricornio.
Te has saltado un párrafo interesante; interesante porque Livio duda de sus fuentes:
"Se aumentó también el ejército, pero en lo referente al número de tropas de infantería y caballería, tanto en la cantidad como en la clase de tropas varían tanto los historiadores que apenas me atrevería a dar nada por seguro. Para unos se reclutó un suplemento de 10.000 nuevos soldados, para otros 4 nuevas legiones para hacer la guerra con 8 legiones. Algunos mantienen que se aumentaron las legiones con una cantidad de infantes y jinetes, pues se añadieron a cada una 1.000 infantes y 100 jinetes, de forma que sumaban 5.000 infantes y 300 jinetes, teniendo que aportar los aliados el doble número de jinetes e igualar el de infantes, de forma que cuando se libró la batalla de Cannas habría habido en el campamento romano 87.200 hombres armados."
AUC XXII, 36
Por otro lado inmediatamente de ocurrido Cannas tenemos noticia del refuerzo de Marcelo a Roma con 1.500 hombres (XXII,57)
Cierto:
"M. Claudio Marcelo envió desde Ostia a Roma 1.500 soldados, que había levado para la flota, con el fin de que defendieran la ciudad; él, tras enviar por delante a la legión destinada a la escuadra- era la legión III- con los tribunos militares a Teano Sedicino y entregar la flota a su colega P. Furio Filo pocos días después se dirigió a Canusio a marchas forzadas. Inmediatamente M. Junio Pera fue nombrado dictador por la autoridad de los senadores Tiberio Sempronio Graco su maestre de campo, quienes publicaron un edicto para reclutar a los jóvenes a partir de 17 años y a algunos que vestían la pretexta. Con ellos se reunieron 4 legiones y 1.000 jinetes. Asimismo despacharon emisarios a los aliados y latinos para conseguir soldados por el mismo procedimiento.......a 8.000 jóvenes fuertes de entre los esclavos, después de preguntarles individualmente si querían servir de soldados, los compraron con dinero público y los armaron."
Hay no obstante una pista que me hace pensar que desde 217 hay dos legiones urbanas.
¿Qué es lo que había en Roma en ese momento? ¿Lo que había reclutado Servilio el año anterior? ¿Dos legiones urbanas reclutadas a principio de año? ¿Nada porque esas dos hipotéticas legiones habían ido a reforzar a los dos ejércitos consulares en Cannas?
Si hubieran estado en la ciudad, Livio hubiera dicho que M. Claudio Marcelo envió a Roma a los 1.500 hombres para reforzar a esas 2 legiones pero verás (lo he puesto en negrita) que los envía para defender la ciudad, no como refuerzo. Es más factible tu segunda opción, que combatieran en Cannas. Siempre dando por sentado que hablamos de legiones urbanas como las reclutadas en Roma, porque ese concepto no se si lo compartimos. Cuando hablas de legiones urbanas, ¿que entiendes como tales?.
PD: Personalmente creo que las cuentas no te salen al mezclar lo que dice Apiano con lo que dice Livio.
Un saludo.
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Hola Valerio:
De acuerdo a Apiano las legiones son aumentadas a 5.000 hombres ya en 217. Eso explicaría adicionalmente que de los 7.000 efectivos mandados a Hispania con Publio Escipión en 217 entre tres y cuatro mil fuesen en realidad para elevar los números al nivel de las nuevas legiones de 5.000 hombres (junto a las bajas que reponer, aumento de auxiliares y alguna guarnición que establecer, creo que el refuerzo no supondría un aumento del número de legiones allí destinadas).
En principio el despliegue de Apiano de 13 legiones (romanas) en 217, se explicaría si 2 de ellas fuesen urbanas, con el desglose que he expuesto en el post anterior.
Sí que se me había pasado el párrafo que citas, pero en principio lo veo complementario. Explico como veo que puede encajar lo que en él se cuenta y como no tiene por qué ser contradictorio. Coincido contigo en que a mi también me parece que los 1.500 soldados de Marcelo llegaran a Roma y allí no hubiese nadie de guarnición. En ese caso y supuesto que hubiese a comienzos de 216 dos legiones urbanas formadas el año anterior (por los motivos expuestos), estas habrían marchado a reforzar los ejércitos consulares que iban a combatir en Cannas. Por estar constituidas el año anterior y no reclutarse nada para ocupar su sitio en la ciudad, no se puede decir que sean legiones recién reclutadas. En este punto hago una reflexión sobre los cómputos de las distintas fuentes. Livio solo habla de legiones para referirse a las de ciudadanos romanos, comentando que los efectivos aliados elevaban al doble el total de efectivos, luego habría una alae sociorum por cada legión. Dada la cifra total de 80.000 infantes romanos presentes en Cannas, significa que habría 8 legiones romanas y 8 alae sociorum. De las 8 legiones, 4 eran las de los ejércitos consulares del año anterior. Otras 2 serían las urbanas llevadas de refuerzo. Y las 2 legiones romanas que nos faltan, o sea unos 10.000 hombres, serían las reclutadas que cita Livio. Las menciones a 4 legiones nuevas pueden estar referidas al hecho de doblar el monto de dos ejércitos consulares convencionales, o bien a dos reclutadas como refuerzo y otras dos reclutadas como nuevas legiones urbanas para sustituir a las que han marchado de la ciudad.
El reclutar, probablemente tras Cannas, dos legiones urbanas en sustitución de las desplazadas junto a los ejércitos consulares, explicaría las menciones de Livio a que a comienzos de 215 las dos legiones urbanas son mandadas como relevo en Suésula de los desterrados a Sicilia. Estas legiones urbanas podrían haber sido reclutadas para completar a los 1500 hombres que Marcelo deja de su legión marina en formación. La mención al reclutamiento de 4 legiones con jóvenes que en algunos casos aún llevan la toga praetexta, se explica también de este modo: Dos serían las nuevas legiones urbanas y las otras dos, junto al correspondiente contingente aliado, el ejército del dictador Pera. Los 8.000 esclavos manumitidos, serían los integrantes "romanos" de las dos legiones del ejército del maestro de caballería Graco. De acuerdo al propio Livio, estos hombres junto a 25.000 aliados comenzarían a operar a inicios de 215 en el ejército del, en ese momento, recién elegido cónsul Tiberio Sempronio Graco, mientras el ejército de Pera que ha mandado provisionalmente el mismo Graco, pasa a manos de Fabio Máximo. Por lo tanto creo que casan las cosas. Tras Cannas se alistan 4 legiones de ciudadanos romanos y se inicia el reclutameinto de 2 legiones de esclavos. De las 4 legiones, dos son para la ciudad y otras dos para el ejercito del Dictador Pera. Estas últimas permanecen bajo control de Graco cuando el Dictador acude a Roma a organizar las elecciones consulares y participan del intento de suministro de los sitiados por Aníbal en Casilino.
Sobre el concepto de legión urbana, lo concibo como una legión romana más. Me baso para ello en que a lo largo de la obra de Livio se cita en repetidas ocasiones que dichas legiones urbanas son en muchos años las empleadas para formar nuevos ejércitos (2+2). Si su tamaño fuese muy diferente a una legión estándar, implicaría reclutar un número importante de nuevos reclutas, lo que restaría operatividad al concepto de legión ya formada y más o menos lista para el combate. La única diferencia que creo que debía haber entre tales legiones y las de un ejército normal, no es tanto en cuanto a las legiones sino en cuanto a las alae sociorum. Entiendo que en Roma estas no existían, y cuando se mandaban a las legiones urbanas como base de ese nuevo ejército, era necesario reclutarle las alae sociorum, esfuerzo siempre menor al de reclutar el ejército entero nuevo.
Ese creo que sería el caso de lo ocurrido en 211 ante la Porta Colina de Roma. Al retener con mandato proconsular los anteriores cónsules sus respectivos ejércitos consulares en el cerco de Capua, los cónsules de 211 no poseen ejércitos que dirigir, y se procede a reclutar unos nuevos para ellos. El primero de tales ejércitos sería el de Galba, y habría empleado a esas legiones urbanas existentes como base de partida. Creo recordar que Polibio alude a que habían sido convocados a venir a Roma para formar ese ejército, lo que a mi juicio indicaría que lo que se acercó a Roma eran precisamente las alae sociorum de los aliados itálicos. El hecho de que junto al ejército que forma bajo las murallas no se cite a unas legiones urbanas extra, creo que avalaría que tales legiones urbanas estaban ya integradas en el nuevo ejército consular de Publio Sulpicio Galba.
Gracias por tus palabras Carlogratto. Espero que te guste. En realidad el debate arrancó aquí:
http://www.militar.org.ua:8080/foro/iqu ... 5-780.html
Y en parte se tocaron cuestiones relacionadas con el ejército que Escipión Africano llevaría a África aquí:
http://www.militar.org.ua:8080/foro/la- ... 66-45.html
A ver si con nuevas incorporaciones se anima la cosa.
Un saludo
De acuerdo a Apiano las legiones son aumentadas a 5.000 hombres ya en 217. Eso explicaría adicionalmente que de los 7.000 efectivos mandados a Hispania con Publio Escipión en 217 entre tres y cuatro mil fuesen en realidad para elevar los números al nivel de las nuevas legiones de 5.000 hombres (junto a las bajas que reponer, aumento de auxiliares y alguna guarnición que establecer, creo que el refuerzo no supondría un aumento del número de legiones allí destinadas).
En principio el despliegue de Apiano de 13 legiones (romanas) en 217, se explicaría si 2 de ellas fuesen urbanas, con el desglose que he expuesto en el post anterior.
Sí que se me había pasado el párrafo que citas, pero en principio lo veo complementario. Explico como veo que puede encajar lo que en él se cuenta y como no tiene por qué ser contradictorio. Coincido contigo en que a mi también me parece que los 1.500 soldados de Marcelo llegaran a Roma y allí no hubiese nadie de guarnición. En ese caso y supuesto que hubiese a comienzos de 216 dos legiones urbanas formadas el año anterior (por los motivos expuestos), estas habrían marchado a reforzar los ejércitos consulares que iban a combatir en Cannas. Por estar constituidas el año anterior y no reclutarse nada para ocupar su sitio en la ciudad, no se puede decir que sean legiones recién reclutadas. En este punto hago una reflexión sobre los cómputos de las distintas fuentes. Livio solo habla de legiones para referirse a las de ciudadanos romanos, comentando que los efectivos aliados elevaban al doble el total de efectivos, luego habría una alae sociorum por cada legión. Dada la cifra total de 80.000 infantes romanos presentes en Cannas, significa que habría 8 legiones romanas y 8 alae sociorum. De las 8 legiones, 4 eran las de los ejércitos consulares del año anterior. Otras 2 serían las urbanas llevadas de refuerzo. Y las 2 legiones romanas que nos faltan, o sea unos 10.000 hombres, serían las reclutadas que cita Livio. Las menciones a 4 legiones nuevas pueden estar referidas al hecho de doblar el monto de dos ejércitos consulares convencionales, o bien a dos reclutadas como refuerzo y otras dos reclutadas como nuevas legiones urbanas para sustituir a las que han marchado de la ciudad.
El reclutar, probablemente tras Cannas, dos legiones urbanas en sustitución de las desplazadas junto a los ejércitos consulares, explicaría las menciones de Livio a que a comienzos de 215 las dos legiones urbanas son mandadas como relevo en Suésula de los desterrados a Sicilia. Estas legiones urbanas podrían haber sido reclutadas para completar a los 1500 hombres que Marcelo deja de su legión marina en formación. La mención al reclutamiento de 4 legiones con jóvenes que en algunos casos aún llevan la toga praetexta, se explica también de este modo: Dos serían las nuevas legiones urbanas y las otras dos, junto al correspondiente contingente aliado, el ejército del dictador Pera. Los 8.000 esclavos manumitidos, serían los integrantes "romanos" de las dos legiones del ejército del maestro de caballería Graco. De acuerdo al propio Livio, estos hombres junto a 25.000 aliados comenzarían a operar a inicios de 215 en el ejército del, en ese momento, recién elegido cónsul Tiberio Sempronio Graco, mientras el ejército de Pera que ha mandado provisionalmente el mismo Graco, pasa a manos de Fabio Máximo. Por lo tanto creo que casan las cosas. Tras Cannas se alistan 4 legiones de ciudadanos romanos y se inicia el reclutameinto de 2 legiones de esclavos. De las 4 legiones, dos son para la ciudad y otras dos para el ejercito del Dictador Pera. Estas últimas permanecen bajo control de Graco cuando el Dictador acude a Roma a organizar las elecciones consulares y participan del intento de suministro de los sitiados por Aníbal en Casilino.
Sobre el concepto de legión urbana, lo concibo como una legión romana más. Me baso para ello en que a lo largo de la obra de Livio se cita en repetidas ocasiones que dichas legiones urbanas son en muchos años las empleadas para formar nuevos ejércitos (2+2). Si su tamaño fuese muy diferente a una legión estándar, implicaría reclutar un número importante de nuevos reclutas, lo que restaría operatividad al concepto de legión ya formada y más o menos lista para el combate. La única diferencia que creo que debía haber entre tales legiones y las de un ejército normal, no es tanto en cuanto a las legiones sino en cuanto a las alae sociorum. Entiendo que en Roma estas no existían, y cuando se mandaban a las legiones urbanas como base de ese nuevo ejército, era necesario reclutarle las alae sociorum, esfuerzo siempre menor al de reclutar el ejército entero nuevo.
Ese creo que sería el caso de lo ocurrido en 211 ante la Porta Colina de Roma. Al retener con mandato proconsular los anteriores cónsules sus respectivos ejércitos consulares en el cerco de Capua, los cónsules de 211 no poseen ejércitos que dirigir, y se procede a reclutar unos nuevos para ellos. El primero de tales ejércitos sería el de Galba, y habría empleado a esas legiones urbanas existentes como base de partida. Creo recordar que Polibio alude a que habían sido convocados a venir a Roma para formar ese ejército, lo que a mi juicio indicaría que lo que se acercó a Roma eran precisamente las alae sociorum de los aliados itálicos. El hecho de que junto al ejército que forma bajo las murallas no se cite a unas legiones urbanas extra, creo que avalaría que tales legiones urbanas estaban ya integradas en el nuevo ejército consular de Publio Sulpicio Galba.
Gracias por tus palabras Carlogratto. Espero que te guste. En realidad el debate arrancó aquí:
http://www.militar.org.ua:8080/foro/iqu ... 5-780.html
Y en parte se tocaron cuestiones relacionadas con el ejército que Escipión Africano llevaría a África aquí:
http://www.militar.org.ua:8080/foro/la- ... 66-45.html
A ver si con nuevas incorporaciones se anima la cosa.
Un saludo
-
- General de Brigada
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Estimado Valerio, en este enlace:
http://www.hispaniaromana.es/index.php? ... &Itemid=63
en la página 18 del documento, hay una mención a un episodio que no he conseguido ubicar. Se trataría de un ataque de Aníbal al campamento del dictador Marco Junio Pera. ¿Conoces más detalles del mismo?
En la misma revista hay una breve mención en la página 9 a las cotas de malla tratadas en el otro hilo, aunque no aporta mucho:
Aunque es cierto que la cota de malla, utilizada por varios pueblos,
entre ellos los romanos, es de origen galo, la realidad era que su alto coste
hacía que estuviera solo restringida a la aristocracia.
Un saludo
http://www.hispaniaromana.es/index.php? ... &Itemid=63
en la página 18 del documento, hay una mención a un episodio que no he conseguido ubicar. Se trataría de un ataque de Aníbal al campamento del dictador Marco Junio Pera. ¿Conoces más detalles del mismo?
En la misma revista hay una breve mención en la página 9 a las cotas de malla tratadas en el otro hilo, aunque no aporta mucho:
Aunque es cierto que la cota de malla, utilizada por varios pueblos,
entre ellos los romanos, es de origen galo, la realidad era que su alto coste
hacía que estuviera solo restringida a la aristocracia.
Un saludo
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