Un día de Diciembre de 1585.
- tercioidiaquez
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Un día de Diciembre de 1585.
La guerra de Flandes estaba en su apogeo. Bajo el mando del "rayo de la guerra" Alejandro Farnesio, los Tercios recuperaban lo pérdido.
En este año, intentaba, ayudar a las ciudades católicas de la isla de Gelanda y Holanda, que habían pedido ayuda al gobernador.
Ante la petición de refuerzos (de soldados españoles) llegó un Tercio creado cinco años antes, mandado por D. Francisco de Arias de Bobadilla, soldado con mas de 20 años de servicio.
El ejército, al mando del conde de Mansfelt, ordenó a Bobadilla, la ocupación de la isla de Bommel, con unas dimensiones de 25 kilómetros de este a oeste y 9 de anchura máxima de norte a sur, crada entre los rios Mosa y Vaal.
Así, el Tercio de Bobadilla, el de Mondragón y el Iñiguez, junto con una compañía de arcabuceros a caballo españoles y 6 piezas ocupó la zona, donde había 3 plazas fuertes enemigas. Eran unos 4.000 hombres, "flor del ejército español". Era practicamente toda la infantería española que había en Flandes en esa época.
Los rebeldes vieron la oportunidad, ya que la isla estaba protegida por diques y era fácilmente inundable. Así, creció el ánimo entre los holandeses, deseosos de derrotar a los invencibles Tercios.
El conde de Holac, jefe rebelde, organizó cien barcos de quilla plana,y con abundante infantería, logró desde los barcos, romper casi todos los diques, excepto unos cuantos, vigilados por los hombres de Bobadilla.
Los españoles apenas tuvieron tiempo de salir de sus posiciones ante la inundación y se refugiaron en las zonas altas del terreno.
Continuará...
En este año, intentaba, ayudar a las ciudades católicas de la isla de Gelanda y Holanda, que habían pedido ayuda al gobernador.
Ante la petición de refuerzos (de soldados españoles) llegó un Tercio creado cinco años antes, mandado por D. Francisco de Arias de Bobadilla, soldado con mas de 20 años de servicio.
El ejército, al mando del conde de Mansfelt, ordenó a Bobadilla, la ocupación de la isla de Bommel, con unas dimensiones de 25 kilómetros de este a oeste y 9 de anchura máxima de norte a sur, crada entre los rios Mosa y Vaal.
Así, el Tercio de Bobadilla, el de Mondragón y el Iñiguez, junto con una compañía de arcabuceros a caballo españoles y 6 piezas ocupó la zona, donde había 3 plazas fuertes enemigas. Eran unos 4.000 hombres, "flor del ejército español". Era practicamente toda la infantería española que había en Flandes en esa época.
Los rebeldes vieron la oportunidad, ya que la isla estaba protegida por diques y era fácilmente inundable. Así, creció el ánimo entre los holandeses, deseosos de derrotar a los invencibles Tercios.
El conde de Holac, jefe rebelde, organizó cien barcos de quilla plana,y con abundante infantería, logró desde los barcos, romper casi todos los diques, excepto unos cuantos, vigilados por los hombres de Bobadilla.
Los españoles apenas tuvieron tiempo de salir de sus posiciones ante la inundación y se refugiaron en las zonas altas del terreno.
Continuará...
- tercioidiaquez
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La situación era comprometida para los españoles. Rodeados por el agua y atacados desde los barcos, con fuego de artillería, mosquetes y arcabuces,los españoles se defienden, y rechazan con sus piezas los hostigamientos rebeldes.
La vanguadia de Bobadilla, al mando del capitán Pazos, no puede forzar el paso, debido a la presencia de los barcos enemigos, por lo que se atrincheran en un castillejo, junto a la iglesia de Empel, que se encontraba guarnecida por una escuadra de italianos.
Bobadilla, ordenó fortificar este sitio al elegirlo como punto de paso,sobre el río Mosa. Alrededor se colocaron los tercios, con orden de atrincherarse para pasar la noche del 3 de Diciembre.
Envió mensajeros, al pueblo de Bolduque, para que sacaran las piezas que había en la ciudad, para hacer fuego sobre los barcos. También mandó mensajeros a Farnesio en Bruselas, y a Mansfelt, que se encontraba a seis leguas.
El cuatro de Diciembre, Mansfelt, llega a Bolduque tras recibir el mensaje pidiendo ayuda, y manda un aviso a Bobadilla, diciéndole que en un par de días, tendrá los barcos necesarios para atacar, que mientras "procurase entretenerse lo mejor que pudiese". Bobadilla respondió que aunque andaban escasos de municiones, leña y pan. no debía apresurarse hasta estar seguro de triunfar.
En el momento del ataque de las fuerzas de relevo, Bobadilla, colaboraría con nueve barcazas, llenas de infantes españoles, para atenazar a los holandeses.
El mensajero volvió esa misma noche, con la respuesta que la armada rebelde era grande y que la empresa sería difícil.
El 5 de Diciembre, se prepararon las fuerzas que debían apoyar a Mansfelt, en cada una iría: 2 capitanes, 10 piqueros, 10 mosqueteros y 10 arcabuceros. Los designados, "confesaron y comulgaron como siempre que han de pelear lo que acostumbra la nación española", y quedaron a la espera de la ayuda.
Pero Bobadilla, lejos de esperar, buscaba una posible salida, y creyó que cerca del castillejo guarnecido por los italianos, se podría vadear, ya que los barcos holandeses no se aventuraban por allí, por riesgo a encallar. Se envió un nuevo mensajero para informar de todo a Mansfelt, pero fue capturado,lo que aumentó el ánimo de los holandeses, que ya veían derrotados a los Tercios.
Cerca de esta zona, en una isleta próxima, se emplazó una compañía para cubrir con su fuego y el de dos piezas la zona, mientras, otro capitán, con 3 piezas traidas de Bolduque, cubrían desde la otra orilla.
Pero a pesar del esfuerzo español, los holandeses habían ocupado otra isla en las proximidades, emplazando un fuerte y numerosas fuerzas, justo en el punto en el que se había acordado que Mansfelt lanzaría el ataque con 52 barcos que había logrado reunir.
Continuará...
La vanguadia de Bobadilla, al mando del capitán Pazos, no puede forzar el paso, debido a la presencia de los barcos enemigos, por lo que se atrincheran en un castillejo, junto a la iglesia de Empel, que se encontraba guarnecida por una escuadra de italianos.
Bobadilla, ordenó fortificar este sitio al elegirlo como punto de paso,sobre el río Mosa. Alrededor se colocaron los tercios, con orden de atrincherarse para pasar la noche del 3 de Diciembre.
Envió mensajeros, al pueblo de Bolduque, para que sacaran las piezas que había en la ciudad, para hacer fuego sobre los barcos. También mandó mensajeros a Farnesio en Bruselas, y a Mansfelt, que se encontraba a seis leguas.
El cuatro de Diciembre, Mansfelt, llega a Bolduque tras recibir el mensaje pidiendo ayuda, y manda un aviso a Bobadilla, diciéndole que en un par de días, tendrá los barcos necesarios para atacar, que mientras "procurase entretenerse lo mejor que pudiese". Bobadilla respondió que aunque andaban escasos de municiones, leña y pan. no debía apresurarse hasta estar seguro de triunfar.
En el momento del ataque de las fuerzas de relevo, Bobadilla, colaboraría con nueve barcazas, llenas de infantes españoles, para atenazar a los holandeses.
El mensajero volvió esa misma noche, con la respuesta que la armada rebelde era grande y que la empresa sería difícil.
El 5 de Diciembre, se prepararon las fuerzas que debían apoyar a Mansfelt, en cada una iría: 2 capitanes, 10 piqueros, 10 mosqueteros y 10 arcabuceros. Los designados, "confesaron y comulgaron como siempre que han de pelear lo que acostumbra la nación española", y quedaron a la espera de la ayuda.
Pero Bobadilla, lejos de esperar, buscaba una posible salida, y creyó que cerca del castillejo guarnecido por los italianos, se podría vadear, ya que los barcos holandeses no se aventuraban por allí, por riesgo a encallar. Se envió un nuevo mensajero para informar de todo a Mansfelt, pero fue capturado,lo que aumentó el ánimo de los holandeses, que ya veían derrotados a los Tercios.
Cerca de esta zona, en una isleta próxima, se emplazó una compañía para cubrir con su fuego y el de dos piezas la zona, mientras, otro capitán, con 3 piezas traidas de Bolduque, cubrían desde la otra orilla.
Pero a pesar del esfuerzo español, los holandeses habían ocupado otra isla en las proximidades, emplazando un fuerte y numerosas fuerzas, justo en el punto en el que se había acordado que Mansfelt lanzaría el ataque con 52 barcos que había logrado reunir.
Continuará...
- tercioidiaquez
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El amanecer del 6 de Diciembre, Mansfelt descubrió los fuertes erigidos por los enemigos. Comenzó un intenso fuego con todo lo que pudo apoyar,pero no pudo evitar que terminaran de construirlos ni de ocuparlos.
Esto, unido a un asalto de los rebeldes contra los barcos reunidos, que logaron incendiar la mayoría, causó un gran desánimo entre los españoles, ya que: " veíanse en muy gran turbación y trabajo, y el menor que pasaban era el frío, hambre y desnudez, que tanto les apretaba por estar al rigor del tiempo sin ningún reparo donde poder cubrirse ni valer de noche y día, y sobre unos diques yermos y solos, donde iban perdiendo ya las esperanzas de ser socorridos".
Bobadilla solo tenía ya una esperanza y era cruzar en los barcos que tenía bajo el fuego enemigo de los fortines y de los barcos, asaltar las posiciones, volver a embarcar y seguir cruzando y asaltando los canales hasta que estuvieran libres. Era un suicidio.
Continuará...
Esto, unido a un asalto de los rebeldes contra los barcos reunidos, que logaron incendiar la mayoría, causó un gran desánimo entre los españoles, ya que: " veíanse en muy gran turbación y trabajo, y el menor que pasaban era el frío, hambre y desnudez, que tanto les apretaba por estar al rigor del tiempo sin ningún reparo donde poder cubrirse ni valer de noche y día, y sobre unos diques yermos y solos, donde iban perdiendo ya las esperanzas de ser socorridos".
Bobadilla solo tenía ya una esperanza y era cruzar en los barcos que tenía bajo el fuego enemigo de los fortines y de los barcos, asaltar las posiciones, volver a embarcar y seguir cruzando y asaltando los canales hasta que estuvieran libres. Era un suicidio.
Continuará...
“…Las piezas de campaña se perdieron; bandera de español ninguna…” Duque de Alba tras la batalla de Heiligerlee.
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Sábado 7 de Diciembre de 1.585. Se habían terminado los víveres, soplaba un fuerte y frio viento, y apenas había refugios.
Bobadilla manda un nuevo mensaje a Mansfelt, diciéndole que que ha elegido un nuevo punto para asaltar, "ya que no veía otro remedio, y aún este incierto y casi imposible".
Los habitantes de Bolduque, en cuento supieron que los españoles se disponían a atacar, se volcaron con ellos: intentaron cavar en las zonas anegadas para facilitar el paso, hubo procesiones pidiendo por los españoles, se sacó al santísimo Sacramento a la orilla opuesta, con luces,para que los sitiados pudieran verlo y les sirviera de consuelo.
Como dijo un español: "Parece cosa extraordinaria que en tierra de tantos herejes y donde tan mal quieren a los españoles hubiese flamencos tan piadosos que se azotasen por ellos y tan de veras procurasen el remedio,los cuales no cesaban en sus plegarias y procesiones".
La situación incluso había empeorado, pues Mansfelt, tratando de aliviar el agua de la inundación, ordenó romper varios diques, para desaguar la zona, pero lo que logró fue la operación contraria, tuviendo los españoles que abandonar las posiciones y refugiándose en las zonas altas del terreno.
Viendo Bobadilla la situación, exhortó a sus capitanes a "a rezar para que Dios los librase del espantoso peligro en que estaban".
El hallazgo
Como comenta un cronista de la época:
"En esto, estando un devolto soldado español haciendo un hoyo en el dique para guardarse debajo de la tierra del mucho aire que hacía junto a su tienda y cerca de la iglesia de Empel, a las primeras azadonadas que comenzó a dar para cavar la tierra saltó una inamgen de la limpísima y pura Concepción de Nuestra Señora, pintada en una tabla, tan vivos y limpios los colores como si se hubiera acabado de hacer. Como sí se hubiera descubierto un tesoro acuden de las tiendas cercanas. Vuela allá el mismo Maestre de Campo Bobadilla... Llevanla pues como en procesión al templo entre las banderas,la adoran pecho por tierra todos: y ruegan a la Madre de los ejércitos que pues es la que solo podía hacerlo, quiera librar a sus soldados de aquella asechanza de elementos y enemigos: que tenían por prenda de su libertad cercana su imagen entregada piadosamente cuando menos imaginaban y mas necesidad tenían, que prosiguiese y llevase a cabo su beneficio".
Los soldados se animaron sobremanera, y Bobadilla se dirigió a sus hombres de nuevo, diciéndoles que al día siguiente atacarían, y mórirían o vencerían. Algunos de sus capitanes, dijeron que era mejor suicidarse que antes que darle a los holandeses la satisfacción de la victoria, pero Bobadilla arengó a sus hombres:
“¡Soldados! El hambre y el frío nos llevan a la derrota; el milagroso hallazgo viene a salvarnos. Nosotros velaremos por España ¿Queréis que se quemen las banderas, se inutilice la artillería y abordemos de noche las galeras, prometiendo a la Virgen ganarlas o perder todos, todos, sin quedar uno, la vida?..."
La respuesta fue unánime: se haría.
Cuando terminaba la reunión llegó un emisario de los holandeses, pidiendo la rendición. Tan seguros estaban, que Holac ya se encontraba buscando sitio para alojar tanto prisionero.
La respuesta de Bobadilla fue clara: "Los españoles prefieren la muerte a la deshonra".
Los Tercios se prepararon para luchar al día siguiente.
Continuará...
Bobadilla manda un nuevo mensaje a Mansfelt, diciéndole que que ha elegido un nuevo punto para asaltar, "ya que no veía otro remedio, y aún este incierto y casi imposible".
Los habitantes de Bolduque, en cuento supieron que los españoles se disponían a atacar, se volcaron con ellos: intentaron cavar en las zonas anegadas para facilitar el paso, hubo procesiones pidiendo por los españoles, se sacó al santísimo Sacramento a la orilla opuesta, con luces,para que los sitiados pudieran verlo y les sirviera de consuelo.
Como dijo un español: "Parece cosa extraordinaria que en tierra de tantos herejes y donde tan mal quieren a los españoles hubiese flamencos tan piadosos que se azotasen por ellos y tan de veras procurasen el remedio,los cuales no cesaban en sus plegarias y procesiones".
La situación incluso había empeorado, pues Mansfelt, tratando de aliviar el agua de la inundación, ordenó romper varios diques, para desaguar la zona, pero lo que logró fue la operación contraria, tuviendo los españoles que abandonar las posiciones y refugiándose en las zonas altas del terreno.
Viendo Bobadilla la situación, exhortó a sus capitanes a "a rezar para que Dios los librase del espantoso peligro en que estaban".
El hallazgo
Como comenta un cronista de la época:
"En esto, estando un devolto soldado español haciendo un hoyo en el dique para guardarse debajo de la tierra del mucho aire que hacía junto a su tienda y cerca de la iglesia de Empel, a las primeras azadonadas que comenzó a dar para cavar la tierra saltó una inamgen de la limpísima y pura Concepción de Nuestra Señora, pintada en una tabla, tan vivos y limpios los colores como si se hubiera acabado de hacer. Como sí se hubiera descubierto un tesoro acuden de las tiendas cercanas. Vuela allá el mismo Maestre de Campo Bobadilla... Llevanla pues como en procesión al templo entre las banderas,la adoran pecho por tierra todos: y ruegan a la Madre de los ejércitos que pues es la que solo podía hacerlo, quiera librar a sus soldados de aquella asechanza de elementos y enemigos: que tenían por prenda de su libertad cercana su imagen entregada piadosamente cuando menos imaginaban y mas necesidad tenían, que prosiguiese y llevase a cabo su beneficio".
Los soldados se animaron sobremanera, y Bobadilla se dirigió a sus hombres de nuevo, diciéndoles que al día siguiente atacarían, y mórirían o vencerían. Algunos de sus capitanes, dijeron que era mejor suicidarse que antes que darle a los holandeses la satisfacción de la victoria, pero Bobadilla arengó a sus hombres:
“¡Soldados! El hambre y el frío nos llevan a la derrota; el milagroso hallazgo viene a salvarnos. Nosotros velaremos por España ¿Queréis que se quemen las banderas, se inutilice la artillería y abordemos de noche las galeras, prometiendo a la Virgen ganarlas o perder todos, todos, sin quedar uno, la vida?..."
La respuesta fue unánime: se haría.
Cuando terminaba la reunión llegó un emisario de los holandeses, pidiendo la rendición. Tan seguros estaban, que Holac ya se encontraba buscando sitio para alojar tanto prisionero.
La respuesta de Bobadilla fue clara: "Los españoles prefieren la muerte a la deshonra".
Los Tercios se prepararon para luchar al día siguiente.
Continuará...
“…Las piezas de campaña se perdieron; bandera de español ninguna…” Duque de Alba tras la batalla de Heiligerlee.
-
- Cabo
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- Registrado: 22 Nov 2006, 11:56
- Ubicación: Madrid
Con dos cojo***.
Por si a alguien le interesa decirle que en Madrid dan clase de esgrima antigua con espada ropera y daga en la Asociacion Española Esgrima Antigua.
Perdon por el inciso en tu interesantisimo relato tercio,impacientes esperamos continuación.
Por si a alguien le interesa decirle que en Madrid dan clase de esgrima antigua con espada ropera y daga en la Asociacion Española Esgrima Antigua.
Perdon por el inciso en tu interesantisimo relato tercio,impacientes esperamos continuación.
El arbol de la libertad necesita ser regado de vez en cuando con la sangre de los valientes.
- tercioidiaquez
- Mariscal de Campo
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- Registrado: 20 Ago 2005, 16:59
- Ubicación: En Empel, pasando frio.
De ese cuadro en concreto yo al menos no sé que ocurrió con él. Al terminar, como contaré ahora, se formó una cofradía en honor a la virgen. Lo lógico es que el cuadro se hubiera mantenido con el Tercio, pero yo al menos lo desconozco exactamente.
El Milagro.
Noche del 7 al 8 de Diciembre de 1.585. Día de la Inmaculada Concepción.
Desde que comenzó la procesión realizada por los vecinos de Bolduque, el tiempo había comenzado a cambiar. La temperatura cambió bruscamente, y comenzó a soplar viento del nordeste, y comenzó a helar "algo que no había pasado en mucho tiempo y tampoco pasaría en los años siguientes". Las aguas comenzaron a helarse,lo que normalmente no ocurre en la zona hasta mediados de Enero.
Los habitantes de Bolduque amanecieron rezando y agasajando a los españoles que se encontraban en su pueblo intentado apoyar a los sitiados. Cada vez, el hielo iba engrosando mas su espesor, cogiendo una profundidad de dos picas de largo, algo realmente extraordinario. Bobadilla comentó que esa noche hizo" el frío mas extraordinario que jamás se vió".
En medio de la noche, unos cuantos españoles montaron en sus barcas y se lanzaron en silencio al asalto de una de las isletas ocupadas, pero la explosión de un recipiente de pólvora, alertó a los holandeses que huyeron a refugiarse en sus barcos. Ante el riesgo, del ataque enemigo y de quedar sus barcos inmovilizados y atrapados por el hielo, Holac ordenó retirarse de la zona entre Empel y Bolduque, y volver al cauce del Mosa. Dándose cuenta de la retirada enemiga, se abrió un vivo fuego contra los barcos causándoles mas de 300 bajas.
"Cuando los rebeldes iban pasando con sus navios por el río abajo les decían a los españoles en lengua castellana que "no era posible sino que Dios era español pues había usado con ellos tan gran milagro" y que "nadie en el mundo sino él (sic) por su divina misedicordia fuera bastante a librarles del peligro y de sus manos".
9 de Diciembre.
Ocupaban los holandeses todavía alguna isleta, que cerraba el cerco, por lo que los españoles decidieron atacar. Para ello tenían que avanzar rompiendo el hielo lo que motivó que algún soldado pidiera volver, a lo que contestó su capitán: "lo que se les ordenó y a lo que habían salido era a ganar los fuertes, y que por ningún caso podían dejar la empresa, aunque pereciesen todos en el camino. Valerosa respuesta y honrada determinación, pues deben los que se precian de obedientes capitanes observar las órdenes sin mirar los inconvenientes, y rompiendo los que se ofrecen, aventurarse a cumplir lo que se les encomienda por muy dificultoso que sea".
Los holandeses, al descubrir la llegada de los soldados de los Tercios, abandonaron sus posiciones y huyeron, dejando así la salida libre.
Justo en ese momento, se cubrió el cielo, comenzó a llover y a deshelarse las aguas.
Los españoles embarcaron y poco a poco llegaron a Bolduque, donde fueron recibidos por sus compañeros y los habitantes. Muchos murieron por las heridas sufridas y otros sufrieron amputaciones, debido al frio.
Así se salvaron los Tercios.
Los católicos holandeses calificaron el hecho como "Het Wonder van Empel", el milagro de Empel.
Los españoles tampoco lo olvidaron, ya que poco después se formó una cofradía, llamada: Soldados de la Virgen Concebida sin mancha.
Hasta entonces cada unidad tenía por costumbre elegir su patrón o patrona, siendo en muchas ocasiones la elegida nuestra Señora del Rosario. La mayoría cambió su advocación, eligiendo como santa patrona a la Inmaculada Concepción.
Como dijo Anglada:
"Fue un soldado del Tercio; cuando era
oficio de españoles ver la muerte
como un servicio mas de honra y de suerte
amiga del mas bravo y compañera.
Cavaba para tumba la trinchera
más que para salvarse. Tierra inerte
echa para descanso del mas fuerte.
Siempre juntas la muerte y la bandera.
Encontró el cuadro; lo sacó del suelo:
Se arrodillaron todos bajo el cielo
de la noche de Holanda oscura y fría.
Y nohubo novedad. De madrugada
se heló el mar y sobre el agua helada
desfiló una vez más la infantería."
Según el servicio histórico holandés lo que ocurríó fue "una desafortunada concurrencia de circunstancias insólitas"
La Inmaculada Concepción fue nombrada,patrona de toda la Infantería española en 1,892.
El Milagro.
Noche del 7 al 8 de Diciembre de 1.585. Día de la Inmaculada Concepción.
Desde que comenzó la procesión realizada por los vecinos de Bolduque, el tiempo había comenzado a cambiar. La temperatura cambió bruscamente, y comenzó a soplar viento del nordeste, y comenzó a helar "algo que no había pasado en mucho tiempo y tampoco pasaría en los años siguientes". Las aguas comenzaron a helarse,lo que normalmente no ocurre en la zona hasta mediados de Enero.
Los habitantes de Bolduque amanecieron rezando y agasajando a los españoles que se encontraban en su pueblo intentado apoyar a los sitiados. Cada vez, el hielo iba engrosando mas su espesor, cogiendo una profundidad de dos picas de largo, algo realmente extraordinario. Bobadilla comentó que esa noche hizo" el frío mas extraordinario que jamás se vió".
En medio de la noche, unos cuantos españoles montaron en sus barcas y se lanzaron en silencio al asalto de una de las isletas ocupadas, pero la explosión de un recipiente de pólvora, alertó a los holandeses que huyeron a refugiarse en sus barcos. Ante el riesgo, del ataque enemigo y de quedar sus barcos inmovilizados y atrapados por el hielo, Holac ordenó retirarse de la zona entre Empel y Bolduque, y volver al cauce del Mosa. Dándose cuenta de la retirada enemiga, se abrió un vivo fuego contra los barcos causándoles mas de 300 bajas.
"Cuando los rebeldes iban pasando con sus navios por el río abajo les decían a los españoles en lengua castellana que "no era posible sino que Dios era español pues había usado con ellos tan gran milagro" y que "nadie en el mundo sino él (sic) por su divina misedicordia fuera bastante a librarles del peligro y de sus manos".
9 de Diciembre.
Ocupaban los holandeses todavía alguna isleta, que cerraba el cerco, por lo que los españoles decidieron atacar. Para ello tenían que avanzar rompiendo el hielo lo que motivó que algún soldado pidiera volver, a lo que contestó su capitán: "lo que se les ordenó y a lo que habían salido era a ganar los fuertes, y que por ningún caso podían dejar la empresa, aunque pereciesen todos en el camino. Valerosa respuesta y honrada determinación, pues deben los que se precian de obedientes capitanes observar las órdenes sin mirar los inconvenientes, y rompiendo los que se ofrecen, aventurarse a cumplir lo que se les encomienda por muy dificultoso que sea".
Los holandeses, al descubrir la llegada de los soldados de los Tercios, abandonaron sus posiciones y huyeron, dejando así la salida libre.
Justo en ese momento, se cubrió el cielo, comenzó a llover y a deshelarse las aguas.
Los españoles embarcaron y poco a poco llegaron a Bolduque, donde fueron recibidos por sus compañeros y los habitantes. Muchos murieron por las heridas sufridas y otros sufrieron amputaciones, debido al frio.
Así se salvaron los Tercios.
Los católicos holandeses calificaron el hecho como "Het Wonder van Empel", el milagro de Empel.
Los españoles tampoco lo olvidaron, ya que poco después se formó una cofradía, llamada: Soldados de la Virgen Concebida sin mancha.
Hasta entonces cada unidad tenía por costumbre elegir su patrón o patrona, siendo en muchas ocasiones la elegida nuestra Señora del Rosario. La mayoría cambió su advocación, eligiendo como santa patrona a la Inmaculada Concepción.
Como dijo Anglada:
"Fue un soldado del Tercio; cuando era
oficio de españoles ver la muerte
como un servicio mas de honra y de suerte
amiga del mas bravo y compañera.
Cavaba para tumba la trinchera
más que para salvarse. Tierra inerte
echa para descanso del mas fuerte.
Siempre juntas la muerte y la bandera.
Encontró el cuadro; lo sacó del suelo:
Se arrodillaron todos bajo el cielo
de la noche de Holanda oscura y fría.
Y nohubo novedad. De madrugada
se heló el mar y sobre el agua helada
desfiló una vez más la infantería."
Según el servicio histórico holandés lo que ocurríó fue "una desafortunada concurrencia de circunstancias insólitas"
La Inmaculada Concepción fue nombrada,patrona de toda la Infantería española en 1,892.
“…Las piezas de campaña se perdieron; bandera de español ninguna…” Duque de Alba tras la batalla de Heiligerlee.
-
- General de División
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Sin ánimo de ofender los sentimientos religiosos de nadie, hay demasiados casos en la historia de "milagrosos hallazgos" justo antes de un combate desesperado como para que no huelan a montaje, como el de la "Santa Lanza" en Damasco o el de la Virgen de la Almudena aquí en Madrid. Aunque nada puede reprocharse a un comandante que, ante una situación, así, opta por hacer eso para levantar la moral de su gente.
- tercioidiaquez
- Mariscal de Campo
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- Ubicación: En Empel, pasando frio.
Personalmente creo que Dios(o Alá o el que sea) tiene bastante trabajo como para elegir bando en un combate. Aunque las leyendas lógicamente tienen un fondo de verdad.
Es posible que Bobadilla hiciera algo parecido, aunque la hipótesis que se barajó después fue que el lienzo perteneciera a un enterramiento realizado por católicos flamencos, huyendo o intentando salvar pertenencias del saqueo protestante.
Sea como fuere, lo que lógicamente Bobadilla no pudo influir fue en el cambio meteorológico, un hecho que no era normal hasta un mes mas tarde al menos.
¿Milagro, casualidad? eso ya depende de lo que crea cada uno. Como recordatorio, la definición de milagro por Alfonso X: "Milagro tanto quiere decir como obra de Dios maravillosa que es sobre la natura usada de cada día, y por ende, acaece pocas veces."
Es posible que Bobadilla hiciera algo parecido, aunque la hipótesis que se barajó después fue que el lienzo perteneciera a un enterramiento realizado por católicos flamencos, huyendo o intentando salvar pertenencias del saqueo protestante.
Sea como fuere, lo que lógicamente Bobadilla no pudo influir fue en el cambio meteorológico, un hecho que no era normal hasta un mes mas tarde al menos.
¿Milagro, casualidad? eso ya depende de lo que crea cada uno. Como recordatorio, la definición de milagro por Alfonso X: "Milagro tanto quiere decir como obra de Dios maravillosa que es sobre la natura usada de cada día, y por ende, acaece pocas veces."
“…Las piezas de campaña se perdieron; bandera de español ninguna…” Duque de Alba tras la batalla de Heiligerlee.
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japa escribió:Sin ánimo de ofender los sentimientos religiosos de nadie, hay demasiados casos en la historia de "milagrosos hallazgos" justo antes de un combate desesperado como para que no huelan a montaje, como el de la "Santa Lanza" en Damasco o el de la Virgen de la Almudena aquí en Madrid. Aunque nada puede reprocharse a un comandante que, ante una situación, así, opta por hacer eso para levantar la moral de su gente.
Como las apariciones milagrosas de Santiago Matamoros espada en mano en un caballo blanco durante nuestra Reconquista.
Pero lo gracioso de esto es que al final van y vencen.
Para el creyente es un milagro, y para el que no lo es, poder de sugestión, voluntad de vencer, fe en la causa... todo ello unido al adiestramiento de las unidades.
- tercioidiaquez
- Mariscal de Campo
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8 de diciembre de 2.007, día de la Inmaculada Concepción, patrona de la Infantería española.
Verso de Calderón de la Barca
"Ese ejército que ves
vago al yelo y al calor,
la república mejor
y más política es
del mundo, en que nadie espere
que ser preferido pueda
por la nobleza que hereda,
sino por la que él adquiere;
porque aquí a la sangre excede
el lugar que uno se hace
y sin mirar cómo nace
se mira cómo procede.
Aquí la necesidad
no es infamia; y si es honrado,
pobre y desnudo un soldado
tiene mayor calidad
que el más galán y lucido;
porque aquí a lo que sospecho,
no adorna el vestido al pecho,
que el pecho adorna al vestido;
Y así, de modestia llenos,
a los más viejos verás,
tratando de ser lo más,
y de parecer lo menos.
Aquí la más principal
hazaña es obedecer,
y el modo cómo ha de ser
es ni pedir ni rehusar.
Aquí, en fin, la cortesía,
el buen trato, la verdad,
la fineza, la lealtad,
el honor, la bizarría;
el crédito, la opinión,
la constancia, la paciencia,
la humildad y la obediencia,
fama, honor y vida son,
caudal de pobres soldados;
que en buena o mala fortuna,
la milicia no es más que una
religión de hombres honrados."
Arturo Pérez Reverte
Y sin embargo, allí en Breda como antes en Sagunto, Las Navas, Otumba o Pavía, o después en los Arapiles, Baler, Annual o Belchite, quienes en realidad hacíamos el trabajo duro éramos nosotros. Los nombres dan igual, porque durante siglos fuimos siempre los mismos: Antonio de Úbeda, Luis de Oñate, Álvaro de Valencia, Miguel de Jaca, Juan de Cartajena... Con la España que teníamos a la espalda, no había otra solución que huir hacia delante. Por eso éramos, qué remedio la mejor infantería del mundo. Secos y duros como la ingrata tierra que nos parió, hechos al hambre, al sufrimiento y la miseria. Crecidos sabiendo lo que cuesta un mendrugo de pan. Viendo al padre, y al abuelo, y a los hermanos mayores, dejarse las uñas en los terrones secos, regados con más sudor que agua. A la madre silenciosa y hosca, atizando el miserable fogón. Salidos de ocho siglos de acogotar moros o de acuchillarnos entre nosotros, crueles e inocentes a un tiempo, traídos y llevados a través del tiempo y de los libros de Historia so pretexto de tantas palabras huecas, de tantos mercachifles disfrazados de patriotas, de tantas banderas a cuánto la vara de paño de Tarrasa, de tantas fanfarrias compuestas por filarmónicos héroes de retaguardia. Fíjenese en nosotros: siempre al fondo y muy atrás, perdidos, anónimos como siempre, como en todos los cuadros y todos los monumentos y todas las fotos de todas las guerras. Soldados sin rostro y sin nombre, carne de cañón, de bayoneta, de trinchera. La pobre, sudorosa y fiel infantería. Después, en los primeros planos y sobre los pedestales de las estatuas siempre aparecen otros: los Spínola que nunca se manchan el jubón, y que aún tienen humor y elegancia para decirle al holandés no, don Justino, faltaría más, no se incline. Estamos entre caballeros. El resto queda para nosotros: cruzar un río helado entre la niebla, en camisa para confundirnos con la nieve, la espada entre los dientes minados por el escorbuto. Levantarse y correr ladera arriba con la metralla zumbando por todas partes, porque al capitán, aunque es una mala bestia, nos da vergüenza dejarlo ir solo. Quedarte sin municiones en la Puerta del Carmen de Zaragoza y empalmar la navaja tarareando una jotica para tragarte el miedo, mientras los gabachos se acercan para el último asalto. Hacerse a la mar porque más vale honra sin barcos, dicen, en buques de madera ante los acorazados de acero yanquis. Morir de fiebre en la manigua, degollado en Monte Arruit por la ineptitud de espadones con charreteras. O cruzar el Ebro con diecisiete años mientras la artillería te da candela, el fusil en alto y el agua por la cintura, con los compañeros yéndose río abajo mientras en la orilla los generales y los políticos posan para los fotógrafos de la prensa extranjera.
D. Miguel de Cervantes Saavedra
Yo no sé que tiene esta profesión,a pesar de los sacrificios, riesgos, penurias e ingratitudes, son tantas las satisfacciones y alegrías que se está orgulloso de pertenecer a ella y con deseos de continuar siempre en sus filas".
Sobre la profesión militar.
Verso de Calderón de la Barca
"Ese ejército que ves
vago al yelo y al calor,
la república mejor
y más política es
del mundo, en que nadie espere
que ser preferido pueda
por la nobleza que hereda,
sino por la que él adquiere;
porque aquí a la sangre excede
el lugar que uno se hace
y sin mirar cómo nace
se mira cómo procede.
Aquí la necesidad
no es infamia; y si es honrado,
pobre y desnudo un soldado
tiene mayor calidad
que el más galán y lucido;
porque aquí a lo que sospecho,
no adorna el vestido al pecho,
que el pecho adorna al vestido;
Y así, de modestia llenos,
a los más viejos verás,
tratando de ser lo más,
y de parecer lo menos.
Aquí la más principal
hazaña es obedecer,
y el modo cómo ha de ser
es ni pedir ni rehusar.
Aquí, en fin, la cortesía,
el buen trato, la verdad,
la fineza, la lealtad,
el honor, la bizarría;
el crédito, la opinión,
la constancia, la paciencia,
la humildad y la obediencia,
fama, honor y vida son,
caudal de pobres soldados;
que en buena o mala fortuna,
la milicia no es más que una
religión de hombres honrados."
Arturo Pérez Reverte
Y sin embargo, allí en Breda como antes en Sagunto, Las Navas, Otumba o Pavía, o después en los Arapiles, Baler, Annual o Belchite, quienes en realidad hacíamos el trabajo duro éramos nosotros. Los nombres dan igual, porque durante siglos fuimos siempre los mismos: Antonio de Úbeda, Luis de Oñate, Álvaro de Valencia, Miguel de Jaca, Juan de Cartajena... Con la España que teníamos a la espalda, no había otra solución que huir hacia delante. Por eso éramos, qué remedio la mejor infantería del mundo. Secos y duros como la ingrata tierra que nos parió, hechos al hambre, al sufrimiento y la miseria. Crecidos sabiendo lo que cuesta un mendrugo de pan. Viendo al padre, y al abuelo, y a los hermanos mayores, dejarse las uñas en los terrones secos, regados con más sudor que agua. A la madre silenciosa y hosca, atizando el miserable fogón. Salidos de ocho siglos de acogotar moros o de acuchillarnos entre nosotros, crueles e inocentes a un tiempo, traídos y llevados a través del tiempo y de los libros de Historia so pretexto de tantas palabras huecas, de tantos mercachifles disfrazados de patriotas, de tantas banderas a cuánto la vara de paño de Tarrasa, de tantas fanfarrias compuestas por filarmónicos héroes de retaguardia. Fíjenese en nosotros: siempre al fondo y muy atrás, perdidos, anónimos como siempre, como en todos los cuadros y todos los monumentos y todas las fotos de todas las guerras. Soldados sin rostro y sin nombre, carne de cañón, de bayoneta, de trinchera. La pobre, sudorosa y fiel infantería. Después, en los primeros planos y sobre los pedestales de las estatuas siempre aparecen otros: los Spínola que nunca se manchan el jubón, y que aún tienen humor y elegancia para decirle al holandés no, don Justino, faltaría más, no se incline. Estamos entre caballeros. El resto queda para nosotros: cruzar un río helado entre la niebla, en camisa para confundirnos con la nieve, la espada entre los dientes minados por el escorbuto. Levantarse y correr ladera arriba con la metralla zumbando por todas partes, porque al capitán, aunque es una mala bestia, nos da vergüenza dejarlo ir solo. Quedarte sin municiones en la Puerta del Carmen de Zaragoza y empalmar la navaja tarareando una jotica para tragarte el miedo, mientras los gabachos se acercan para el último asalto. Hacerse a la mar porque más vale honra sin barcos, dicen, en buques de madera ante los acorazados de acero yanquis. Morir de fiebre en la manigua, degollado en Monte Arruit por la ineptitud de espadones con charreteras. O cruzar el Ebro con diecisiete años mientras la artillería te da candela, el fusil en alto y el agua por la cintura, con los compañeros yéndose río abajo mientras en la orilla los generales y los políticos posan para los fotógrafos de la prensa extranjera.
D. Miguel de Cervantes Saavedra
Yo no sé que tiene esta profesión,a pesar de los sacrificios, riesgos, penurias e ingratitudes, son tantas las satisfacciones y alegrías que se está orgulloso de pertenecer a ella y con deseos de continuar siempre en sus filas".
Sobre la profesión militar.
“…Las piezas de campaña se perdieron; bandera de español ninguna…” Duque de Alba tras la batalla de Heiligerlee.
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