La Pugna Continuación de "El Visitante"

Los Ejércitos del mundo, sus unidades, campañas y batallas. Los aviones, tanques y buques. Churchill, Roosevelt, Hitler, Stalin y sus generales.
Domper
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Mensaje por Domper »

En principio, las líneas son solo por si las cosas se tueren.

Se mire como se mire, ni con ayuda portuguesa los ingleses podrían aguantar en la larga frontera, ni retirándose a la Sierra de la Estrella. El riesgo de una ruptura que corte las líneas es muy grave. La única forma sensata de combatir en Portugal es preparándose para la retirada. En la realidad se hizo lo mismo: las líneas en el Monte Olimpo y las Termópilas en Grecia, o las del Alamein en Egipto (que se estaban preparando cuando Rommel aun era un general de división más).

De Évora, la idea es (tal vez mal expresada en el texto) de servir de rompeolas. Los alemanes están obligados a tomarla, porque si queda en un flanco (si atacan por el sur o por el norte). Si Évora no es atacada, es una base excelente que permite atacar el flanco alemán. Si es atacada, da tiempo a una retirada ordenada a las líneas.

Del riesgo de ataques aéreos, desde luego. No menor que en cualquier otroescenario.

Respecto al Tajo, recuerda que había en la época todo tipo de pontones. Podían construirse puentes de barcas, o navegar entre Setúbal y Lisboa. Por otra parte, permite que un derrumbamiento en cualquiera de los sectores (norte o sur) no sea catastrófico, permitiendo la retirada ordenada al otro y la evacuación. Que es la finalidad última de las líneas.

Sobre las rutas navales, es lo que hay. No menor riesgo se corrió en Grecia en la realidad. Pero yo no contaría demasiado con ataques aéreos o submarinos contra convoyes de tropas,que son rápidos y suelen estar muy bien defendidos.

De los bombarderos: en la realidad crearon bastantes problemas en Italia en 1942. El problema es la fragilidad del bombardeado, sobre todo porque lleva encima tres años de guerra civil, con sus privaciones, represión, etcétera.

Finalmente, sobre el apoyo del invicto, fijaos en eso: invicto. Si deja de serlo… El apoyo aumentaba al descender de grado, pero no era unánime entre el generalato, que además era en gran parte incluso más antiguos que Don Claudio (no tengo confianza para llamarlo Claudillo). Los ascendidos durante la guerra, sí; pero los postergados, no. Incluso en la realidad hubo que dar algún “toque” a más de un militar. De Falange, una cosa es que se hubiese decapitado y otro que los camisas viejas lo aceptasen, aunque el partido al estar desbordado por nuevas incorporaciones probablemente tuviese poco poder. Pero los carlistas estaban muy enfadados, y los monárquicos tampoco estaban satisfechos. No hablo de los grupos sociales opuestos al régimen, que solo esperaban la ocasión (a la luz de lo ocurrido en Italia, por ejemplo).

Saludos

P.D.: ¿Las patatas se siembran en agosto y se recogen en noviembre? En mi pueblo desde luego que no (y tengo huerto en casa). Se afectaría la vendimia (tal vez se pueda vivir sin vino) y algunos otros cultivos. El maíz de los que más, pero se cultivaba al norte.

Otra P.D.: una cosa son objetivos estratégicos como la línea férrea que une Galicia con Madrid, que depende de un único paso. Otra cosa el resto. Además tras un primer ataque es razonable pensar que la porrada de antiaéreos “raros” supervivientes de la guerra se llevase a esos objetivos ¿no? Además esa línea no afecta al despliegue alemán en el Tajo.



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urquhart
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Mensaje por urquhart »

Hola a todos,
Finalmente, sobre el apoyo del invicto, fijaos en eso: invicto. Si deja de serlo… El apoyo aumentaba al descender de grado, pero no era unánime entre el generalato, que además era en gran parte incluso más antiguos que Don Claudio (no tengo confianza para llamarlo Claudillo). Los ascendidos durante la guerra, sí; pero los postergados, no. Incluso en la realidad hubo que dar algún “toque” a más de un militar. De Falange, una cosa es que se hubiese decapitado y otro que los camisas viejas lo aceptasen, aunque el partido al estar desbordado por nuevas incorporaciones probablemente tuviese poco poder. Pero los carlistas estaban muy enfadados, y los monárquicos tampoco estaban satisfechos. No hablo de los grupos sociales opuestos al régimen, que solo esperaban la ocasión (a la luz de lo ocurrido en Italia, por ejemplo).
Exacto. El apoyo era muy grande entre los oficiales de complemento y/o provisionales de la GCE reconvertidos en de carrera por las oportunidades que brindaba el EdT en el sistema cuartelero impuesto por Paco. En la GCE hubo muchos Jefes realizando funciones de generales, ascensos luego confirmados mediante BOE; otros agradecidos. Pero entre los Generales la mayoría eran monárquicos. Falange era una sombra de la de JA, sobre todo tras la suerte de Hedilla (cuantas veces oí a mi abuelo hablar de la traición de las Jerarquías arribistas a la obra de JA). En la España de los primeros años del Enviado de la Providencia, la vía rápida para el enrequecimiento, o alcanzar lo que ahora llamamos zona de confort eran 3: afiliarse a FE, seguir la carrera militar iniciada en la GCE, o el estraperlo de común acuerdo con las autoridades militares,civiles y del Movimiento.

Ya decía bien Paco, no se meta en política. Si hasta Fritz James Stuart, uno de los pocos puntales que daban lustre al engranaje de la época en el exterior acabó harto...


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urquhart
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Mensaje por urquhart »

Sé que tiene poco que ver, pero han restaurado el NoDo,

No os perdaís la primera entrega: http://www.rtve.es/filmoteca/no-do/not- ... l/1465256/

Puede servir para contextualizar la época, desde el punto de vista del españolito de a píe que solo disponía de la Prensa del Movimiento, RNE y nodo para enterarse de, bueno, lo que pasaba


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Mensaje por Gaspacher »

Domper escribió:P.D.: ¿Las patatas se siembran en agosto y se recogen en noviembre? En mi pueblo desde luego que no (y tengo huerto en casa). Se afectaría la vendimia (tal vez se pueda vivir sin vino) y algunos otros cultivos. El maíz de los que más, pero se cultivaba al norte.
No, pero no son puramente estacionales y pueden ser de "primavera" y de "otoño", y esa segunda cosecha, la que puede ayudar a pasar el invierno, sí se vería afectada. Si ya es malo estar en guerra y la movilización que restara brazos al campo, movilizar otras decenas de miles de trabajadores para estos trabajos sera la ultima piedra para un año de hambruna
Domper escribió:Otra P.D.: una cosa son objetivos estratégicos como la línea férrea que une Galicia con Madrid, que depende de un único paso. Otra cosa el resto. Además tras un primer ataque es razonable pensar que la porrada de antiaéreos “raros” supervivientes de la guerra se llevase a esos objetivos ¿no? Además esa línea no afecta al despliegue alemán en el Tajo.
Hay demasiados objetivos posibles. Ciudades, industrias, embalses, vías férreas, etc., y pocos antiaéreos, y casi cualquier línea férrea es susceptible de sufrir esos mismo efectos.


A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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Mensaje por APVid »

Domper escribió:De Évora, la idea es (tal vez mal expresada en el texto) de servir de rompeolas. Los alemanes están obligados a tomarla, porque si queda en un flanco (si atacan por el sur o por el norte). Si Évora no es atacada, es una base excelente que permite atacar el flanco alemán. Si es atacada, da tiempo a una retirada ordenada a las líneas.
O simplemente dejada atrás en el avance como una de esas posiciones erizo que gustaban a Hitler. Las tropas que la defiendan quedarán aislados, y sostenerlos será casi imposible.
Domper escribió:Respecto al Tajo, recuerda que había en la época todo tipo de pontones. Podían construirse puentes de barcas, o navegar entre Setúbal y Lisboa. Por otra parte, permite que un derrumbamiento en cualquiera de los sectores (norte o sur) no sea catastrófico, permitiendo la retirada ordenada al otro y la evacuación. Que es la finalidad última de las líneas.
Los puentes son necesarios para el paso de unidades móviles para reforzar la defensa en un lado u otro en un momento determinado.

Si la aviación bombardea los puentes el paso quedará interrumpido, y el paso se limitará a esos pontones o barcas pero no será lo suficientemente rápido para enviar las reservas a la brecha, y en una retirada puede generar una congestión hacia esos medios de paso.
Si cae Setubal, Lisboa es indefendible, y su puerto bombardeable desde el otro lado.
Domper escribió:Sobre las rutas navales, es lo que hay. No menor riesgo se corrió en Grecia en la realidad. Pero yo no contaría demasiado con ataques aéreos o submarinos contra convoyes de tropas,que son rápidos y suelen estar muy bien defendidos.
Es que no son solo convoyes de tropas, es necesario enviar todo allí desde suministros bélicos, combustible,... a alimentos, el área en la que se concentran los británicos dificilmente será autoabastecible. Salvo que se quiera repetir la mortalidad de Leningrado, aunque aquí con el peligro de una revuelta general contra los británicos.

Esa ruta como se ve es muy cerrada ante el ataque de aviones, submarinos, torpederos, lanchas,... cuyas bases están muy cerca. Vamos que un convoy se las deseará para pasar ante ese chaparrón (como algunos de los que enviaron a Malta, solo que aquí necesitan muchos más suministros).

Es decir la mejor opción para los británicos es largarse ya y llevarse a Mata Oliveira y su gobierno a las Azores.

Domper escribió:Del riesgo de ataques aéreos, desde luego. No menor que en cualquier otro escenario.
Es peor los británicos van a tener que defender sus bases aéreas metidas en un semicirculo que será atacadas desde todos los lados por el nuevo EdA y la Luftwaffe; la RAF va a tener que enviar más y más aviones (que ya no pueden hacer vuelo directo desde Gran bretaña, por lo que necesitan los portaaviones para ello) en un intento de mantener allí sus posiciones agotándose.


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Hola a todos,

creo que poco más o menos los brits van a convertir la región lisboeta en el mayor campo de POWs de la Historia.

Por otro lado, si se retiran tras la línea defensiva, permitirán que las fuerzas coaligadas se hagan con el control de la práctica totalidad del país, permitiendo a Salazar instalarse en suelo luso, y ejercer el Gobierno ya no solo de iure, sino de facto; aunque ante la avlancha paneuropea, a los brits e imperiales solo les queda retirarse a posiciones defendibles.

Solo queda por ver si del mismo modo que los estadounidenses se hicieron con la defensa de Groenlandia e Islandia (07/07/1941), mediante acuerdo con el Gobierno Islandés, no se hicieran con la defensa de las Azores y Madeira, por acuerdo con Mata.

Saludos


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Mensaje por Domper »

Lo que no pueden hacer los ingleses es decidir “nos vamos” sin que los alemanes hayan pegado ni un cañonazo. Lo mejor sería no haber ido a Portugal, pero en la realidad hubo unas cuantas aventuras churchillianas (no solo la de Grecia) y me sorprendería que en seis meses no moviesen ficha, sobre todo tras ser expulsados de Egipto y Palestina.

Obviamente, en control de los archipiélagos portugueses es clave para los británicos.

De la retirada a las líneas, aun no se ha producido. Ceder gran parte de Portugal es políticamente inconveniente, pero es que militarmente no hay muchas otras opciones ¿Quién es el guapo que intenta resistir en Faro?

Respecto al Tajo, en la realidad se vio (en 1944) que cortar el paso por un río no es algo sencillo. La precisión del Stuka ayudaba, pero aun así. Sobre las líneas, queda caro que la pérdida de Setúbal (aun manteniendo la península) tiene que ser el último aviso para la evacuación. Las líneas están pensadas, de hecho, para permitir ese repliegue, al menos evacuando las tropas si no el material.

Sobre Évora, la evacuación no es tan difícil: si es atacada por el norte o el sur, podrán retirarse por el otro lado. Solo corre peligro ante un ataque por ambos flancos, y en ese caso el corredor hasta Montemor-o-Novo permite el repliegue (no es una posición tan valiosa como para jugársela). De hecho, el único peligro real que corren los defensores de Évora es que las líneas fortificadas sean rotas y se tome Montemor por detrás. Deben estar preparadas para retirarse.

Por otra parte, no olvidéis que los ingleses disponen de un cuerpo de ejército mecanizado con el que contratacar posibles rupturas, y que Wilson parece que va a empeñar contra García Valiño. La idea (al parecer) es golpear a las unidades de García Valiño (que apenas tiene tanques) mientras los alemanes sigan desfilando por España, y luego replegarse a las líneas de Santarem.

De convoyes, la experiencia mostró que los ataques a convoyes defendidos siempre fueron muy costosos, y parece lógico pensar que los que vayan y vengan a Lisboa lo estén.

Finalmente, sobre penurias, mal lo pasarían los civiles de Lisboa si el sitio se prolongaba. Aspecto que siempre ha sido clave de la política británica cuando esos civiles no son anglosajones. Pregunta en Irlanda, por ejemplo. O en Transvaal. O en Bengala. O en Singapur. O…

Saludos



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Mensaje por urquhart »

Hola a todos

García Valiño... hummm... uno de los pocos Generales por méritos de guerra con digamoslo así, equiparable a los generales de otras naciones; y en la época muy leal a Paco, aunque posteriormente defraudaría al Vigía con su posición política.

Transcribo un artículo de Paul Preston para El País, sobre la relación de FFB con los Generales más destacados:
Sólo una docena más o menos de oficiales plantó cara resueltamente a Franco durante la II Guerra Mundial y, aun así, sólo de forma dubitativa y con poca frecuencia. Los más importantes de estos oficiales eran Juan Yagüe, Alfredo Kindelán, Antonio Aranda, José Enrique Varela y Luis Orgaz. Yagüe estaba estrechamente relacionado con la Falange. Con todo, su falangismo era austero y radical. Era hostil a Serrano Súñer y algo despectivo hacia Franco. Kindelán era un monárquico conservador y, probablemente, la más persistente e irritante espina en el costado de Franco. Sin embargo, no estaba dispuesto a proceder más allá de las críticas verbales. Varela era un reaccionario duro, relacionado con los carlistas, pero al haber recibido dos veces la Gran Cruz Laureada de San Fernando, la más importante condecoración militar española, por mostrar valor ante el enemigo, gozaba de enorme autoridad dentro de las Fuerzas Armadas. Sin embargo, aun cuando Varela fue ministro del Ejército, Franco se aseguró de que estuviese vigilado, nombrando a tal efecto para el puesto de subsecretario del Ministerio del Ejército a su íntimo compinche y confidente Camilo Alonso Vega. Orgaz era un firme monárquico alfonsista. Ninguno de ellos deseaba acabar con el régimen de Franco, sino más bien reducir el poder que la Falange tenía en él, y que se declarase oficialmente, aunque sólo fuese en teoría, que España era una monarquía.

Aranda era el más enérgico y vocinglero. Cuando ejercía el cargo de gobernador militar de Valencia acabó disgustado por la corrupción policial, la represión y las actividades incontroladas de los arribistas de Falange en el Ministerio de la Gobernación. Asimismo, junto con Kindelán, fue uno de los primeros en darse cuenta de que una victoria del Eje en la guerra mundial no era inevitable. Era notoriamente indiscreto, y Franco sabía que estaba en contacto con los británicos, como lo estaba con los alemanes. Se le atribuían sentimientos republicanos, y no ocultaba sus contactos con la oposición antifranquista verdadera, la de izquierdas. Aunque se refería continuamente, en sus comunicaciones con sus interlocutores británicos e izquierdistas, a un inminente golpe contra Franco, su principal actividad consistía en hablar. Al final, los británicos le consideraban un veleta, indigno de toda confianza y sin lógica.

Todos ellos no hicieron sino rezongar contra Franco y, uno tras otro, acabaron teniendo problemas con él, y, por lo general, salieron vencidos por las astutas maniobras del Generalísimo sin haber logrado nunca amenazarle seriamente. No obstante, Franco se vio obligado a descabezar tales oposiciones con infinita paciencia, con una hábil aunque parsimoniosa división del botín de guerra bajo forma de puestos importantes, ascensos, pensiones, condecoraciones y títulos de nobleza, así como frecuentes llamamientos al espíritu de cuerpo y al patriotismo. Aun así, reinaba un considerable descontento debido a la lentitud de los ascensos y de la distribución de condecoraciones. En última instancia, con todo, Franco podía contar siempre con la ambición de sus rivales militares. Se mostraba duro y al mismo tiempo hábil al engañarles con la zanahoria de los ascensos. Aranda, por ejemplo, en el verano de 1939, y de nuevo en 1941, fue inducido a creer que lo nombrarían ministro de Defensa. En la misma época, Rafael García Valiño, uno de los más jóvenes y capacitados generales de Franco, de quien luego se convertiría en crítico activo, esperaba que se le confiase el Ejército de Marruecos. De hecho, el Ministerio de Defensa fue suprimido en agosto y el destino en Marruecos fue confiado al fiel franquista Carlos Asensio.

La primera crisis militar a que tuvo que enfrentarse Franco fue provocada no por un monárquico, sino por uno de los más antiguos generales de todas las Fuerzas Armadas, Gonzalo Queipo de Llano. Éste nunca había ocultado la pobrísima opinión que le merecía Franco ni lo que pensaba sobre las irregularidades que habían rodeado la elección del Generalísimo. Consideraba a Franco un hombre egoísta y mezquino, y, en compañía de amigos, hablaba de él en peores términos. Durante las guerras coloniales en Marruecos, Queipo de Llano había llegado a la conclusión de que Franco era de una prudencia rayana en la cobardía. El 6 de agosto de 1936, al llegar a Sevilla, Franco había insistido en establecerse en el palacio de Yanduri en vez de utilizar los edificios de la II División, lo que le parecía a Queipo una pretenciosidad. Se vengaba llamándole "Paca la Culona". Y había una abundancia de confidentes que iban a contarle a Franco los comentarios de Queipo. Éste llegó en su irritación a hacer declaraciones públicas, el 18 de julio de 1939, sobre la afrenta que Franco le había infligido al otorgar la condecoración militar de la Gran Cruz Laureada de San Fernando a la ciudad de Valladolid, pero no a la de Sevilla, base de su poder. Queipo no sólo atribuía el papel principal en la sublevación de 1936 a Sevilla, sino que sugirió que el triunfo de Franco y de su ejército en el centro se debió a la ayuda recibida de esta ciudad.

Ésta era la oportunidad que Franco esperaba desde hacía mucho para librarse de él. El Caudillo consideraba que Queipo era demasiado poderoso, y se había mostrado molesto durante largo tiempo por los insultos recibidos en los años en que Queipo era su superior en el Ejército de Marruecos. Cuando la Legión Cóndor hubo regresado a Alemania, Queipo, sin autorización de Franco y a costa de disgustarlo, acudió a aquel país para recibirles. Por medio de subterfugios, Franco le sacó de Sevilla y lo envió a Burgos para unas supuestas consultas. Cuando llegó, le acusó de conspirar contra él, lo despidió como virrey de hecho de Andalucía el 27 de julio de 1939 y le planteó la alternativa de irse a Argentina de embajador o a Italia como jefe de la misión militar. Queipo eligió el destino en Italia, pero Franco, temiendo que pudiera valerse de su base de poder en Sevilla, le prohibió volver a la capital andaluza para recoger sus pertenencias. Cuando llegó a Italia, Queipo de Llano supo del mismo Mussolini que Franco le había escrito una carta en la cual denunciaba a su enviado como "antifascista peligroso".

La rebelión de Queipo acabó siendo un simple desliz verbal. Ningún otro general estaba dispuesto a ponerse de su lado y, tras la contundente reacción de Franco, no sucedió nada más. Potencialmente más peligrosa era la oposición silenciosa de otro colaborador de Franco de los tiempos de guerra, igualmente importante, el impetuoso general Yagüe. Éste había sido uno de los más decisivos generales nacionales a lo largo de la Guerra Civil, y era bien conocido por sus simpatías falangistas y no menos célebre por sus críticas al estilo militar dilatorio de Franco. Al terminar la guerra ejercía el mando del Ejército español de Marruecos. Dado su talento, su carisma y su popularidad en la Falange y en el Ejército, podía ser un rival para Franco. Plenamente consciente de ello, el Caudillo, con su astucia típica, nombró a Yagüe ministro del Aire con ocasión de los cambios ministeriales del 9 de agosto de 1939. Este evidente ascenso fue el medio que Franco tuvo de apartarlo de un peligroso mando operacional en Marruecos. Al mismo tiempo, ante la inminencia de la guerra mundial, el nombramiento de un entusiasta del Eje como Yagüe podía aparecer como un gesto significativo a ojos de los alemanes. En su puesto de ministro, Yagüe trabajó duro, aunque en vano, para reconstruir las Fuerzas Aéreas españolas con la ayuda de Alemania, con el fin de que España pudiese participar en la guerra mundial. A medida que su frustración se intensificaba, se hicieron más explícitas sus críticas contra Serrano Súñer y Franco, y quedó también más patente su falangismo extremado. Más tarde se vería involucrado, al igual que el general Muñoz Grandes, aunque éste de manera más circunspecta, en un complot para apartar a Franco del poder. (...)

Uno de los métodos que Franco utilizaba para mantener el control sobre los oficiales del Ejército era hacer la vista gorda ante la corrupción. Numerosos oficiales que tenían negocios utilizaban a soldados rasos y también a prisioneros de guerra republicanos como mano de obra barata o gratuita. Otros usaban vehículos del Ejército para sus asuntos privados. A un nivel menor, incluso los oficiales de menor graduación se servían de reclutas como criados domésticos, para realizar pequeños trabajos, cuidar niños y otras cosas por el estilo. Franco estaba enterado de todo esto y le gustaba que los demás supiesen que lo sabía. Sólo en dos ocasiones se valió de lo que sabía para expulsar del Ejército a un oficial superior. Uno fue el general Francisco de Borbón y de la Torre, acusado de tráfico ilegal de alimentos. El otro fue el general Heli Rolando de Tella y Cantos, importante africanista cuyo meteórico ascenso en Marruecos sólo había sido superado por los de Franco y Yagüe. A pesar de su distinguido currículo, Tella fue privado de todos los honores militares por "irregularidades administrativas", presuntamente cometidas al usar vehículos y personal militar para el funcionamiento de su fábrica de harinas y la reconstrucción de su pazo mientras fue gobernador militar de Lugo. Sobre la base de que la corrupción nunca había sido un delito grave en la España franquista, se convenció a Tella de que había sido perseguido debido a sus actividades promonárquicas. Puede ser una coincidencia, pero los nombres de los generales Tella y De Borbón eran los únicos que un agente español pudo recordar de una lista de cincuenta que al parecer pidió Goering con el fin de utilizarla en un complot para derrocar a Franco y sustituirlo por don Juan.

Ya desde comienzos de septiembre de 1943, Franco tenía sobre su mesa un informe que acusaba a Orgaz de estar involucrado en negocios ilícitos en el norte de África. No es del todo descabellado suponer que la existencia de este informe tuviera que ver con el hecho de que la disponibilidad de Orgaz para conspirar en favor de la monarquía disminuyera. Franco no mostró nunca el más mínimo interés en poner fin a la corrupción como tal, lo que contrasta con su afán de utilizarla para aumentar su poder sobre las personas involucradas. En efecto, con frecuencia recompensaba a quienes le informaban sobre la corrupción y no tomaba medida alguna contra los culpables, sino que procuraba que éstos supieran quién los había delatado.

Las garantías que Franco ofreció a sus generales en octubre de 1943 sobre el hecho de que las armas secretas de Hitler podían hacer ganar la guerra amortiguaron la urgencia de sus peticiones para resolver el futuro político. De todos modos, en el plazo de un año, la inevitabilidad de la derrota del Eje era obvia para todos excepto para Franco, Muñoz Grandes y Juan Vigón. Volvió el pánico y hubo manifestaciones de descontento en las altas esferas de las Fuerzas Armadas. Algunos, como los generales Kindelán y Aranda, nunca habían dejado de trabajar en pro de la restauración. Aranda se había visto involucrado en actividades antifranquistas desde octubre de 1941 y mantenía contactos regulares con don Juan a través de Gil- Robles y con la Embajada británica. En octubre de 1944, sin embargo, el Ejército dejó a un lado todas las consideraciones antifranquistas a consecuencia de la invasión del valle de Arán en los Pirineos por grupos de republicanos españoles que habían combatido en las filas de la Resistencia francesa. En cierto sentido, la derrota de las incursiones iniciales y la consiguiente guerra de guerrillas llegaron como un don del cielo para Franco. Estos hechos hicieron posible el renacer de la mentalidad de la Guerra Civil, proporcionó algo que hacer al Ejército y, en general, reagrupó al cuerpo de oficiales alrededor de Franco. La rehabilitación de Yagüe resultó particularmente útil. Como capitán general de Burgos, Yagüe desempeñó un papel fundamental en la lucha contra las incursiones guerrilleras. Sin embargo, el derrumbamiento inminente del Eje produjo profunda inquietud en Franco, que se sintió seriamente amenazado cuando don Juan, exhortado por el general Kindelán y sus consejeros civiles, hizo público su Manifiesto de Lausana del 19 de marzo de 1945. En él, el Pretendiente denunciaba la naturaleza totalitaria y las relaciones con el Eje del régimen franquista y hacía un llamamiento a Franco para que diese paso a una restauración monárquica.

Se formó un grupo de veteranos monárquicos compuesto por el duque de Alba y el general Aranda, Alfonso de Orleans y Kindelán, con el fin de supervisar la esperada transición. Incluso llegaron a elaborar el texto de un decreto-ley que anunciaba la restauración de la monarquía, y formaron un Gobierno provisional en el que Kindelán sería presidente; Aranda, ministro de la Defensa Nacional; Varela, ministro del Aire, y el general Juan Bautista Sánchez González, ministro del Ejército. El Manifiesto de Lausana iba acompañado de unas instrucciones dirigidas a los monárquicos prominentes para que dimitieran de sus puestos en el seno del régimen. El primero que lo hizo fue el general Alfonso de Orleans y Borbón, representante de don Juan en España, que era el comandante efectivo de las Fuerzas Aéreas. En respuesta, Franco confinó al general Orleans en sus tierras próximas a Cádiz. A continuación, el Generalísimo montó una operación destinada a neutralizar el resurgir del sentimiento monárquico en el seno del alto mando, como consecuencia del Manifiesto de don Juan. El propio Franco presidió, lo que era inusual, una reunión de tres días del Consejo Superior del Ejército, en la que hizo un gran esfuerzo para justificarse ante sus miembros. Señaló que la idea originaria del general Mola en 1936 había sido crear una república autoritaria y que Franco había tenido que hacer cuanto estaba en su mano para incluir la restauración monárquica en el orden del día. El Caudillo trabajó duro para contrarrestar los efectos del Manifiesto. Parece ser que muchos de los presentes quedaron satisfechos por lo que les dijo, pero otros, incluido Kindelán, estaban perplejos por los puntos de vista de Franco sobre la situación internacional. El Caudillo les aseguró que la URSS estaba acabada y que la verdadera amenaza comunista emanaría en el futuro de Gran Bretaña y Francia, que estaban en manos de los masones. Se mostraba optimista respecto al futuro, pues mantenía la esperpéntica convicción de que Estados Unidos estaba a punto de adoptar los principios falangistas.


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Mensaje por Gaspacher »

Domper escribió:Obviamente, en control de los archipiélagos portugueses es clave para los británicos.
No estoy de acuerdo. En la realidad fueron claves para los aliados, pero en tu historia la situacion ha cambiado radicalmente. Ahora los alemanes pueden actuar con cierta libertad en el Atlantico y esos archipielagos carecen tanto de defensas de costa como de puertos con capacidad para albergar grandes unidades. Por lo tanto los archipielagos son demasiado vulnerables en este estadio de la guerra. Bastaria una incursion de cruceros para pulverizar su guarnicion incluyendo los aviones situados a pie de playa.

Si se meten los americanos con sus recursos y unos meses de trabajo es otro cantar
Domper escribió: De convoyes, la experiencia mostró que los ataques a convoyes defendidos siempre fueron muy costosos, y parece lógico pensar que los que vayan y vengan a Lisboa lo estén.
Sin embargo el premio es demasiado goloso.Por la cercania de las bases españolas puede ser atacado por todo tipo de medios, desde submarinos y lanchas rapidas a acorazados y aviones.


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Mensaje por kaiser-1 »

Al parecer el ocupante de El Pardo no le faltaban enemigos en casa, pero al parecer tenía "baraka" que decían los rifeños. Una suerte (o si sois malpensados maquiavelismo puro y duro) increíble de, cuando parecía que estaba al borde del barrando, se tropezaba y daba treinta pasos atrás, mientras se despeñaban los demás.


- “El sueño de la razón produce monstruos”. Francisco de Goya.
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Mensaje por Gaspacher »

Esos supuestos enemigos no pasaron de ser una "leal" oposicion. Algunas criticas de palabra y para de contar. Nunca pasaron a ser una verdadera oposicion que pusiese en riesgo el regimen


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Mensaje por urquhart »

Hola a todos,

tienes razón Gaspacher, pero si en 1944 los Aliados hubieran hecho siquiera una leve demostración de fuerza en los Pirineos, tal vez Kindelán y otros juanistas hubieran sido más propensos a la rebeldía.

En la LTU podría aprovecharse que el Ejército está lejos de Madrid (Paco siempre tuvo a los más leales a tiro de motorista de El Pardo), y con una sonora derrota como espoleta, hiciera saltar el regimen por los aires. Que desapreciera PAco y la camarilla falangista no debía ser sinónimo de dejar la UPE, en Berlín el NSDAP es una sombra de lo que fue, y en Roma el Fascio ha sucumbido a las intrigas palaciegas y de los muy monárquicos generales...

Saludos


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Mensaje por Gaspacher »

Todo dependera del rumbo que quiera imprimir Domper

De todas formas los militares serian los que menos problemas darian. En este wi España ha sido la agredida por lo que haran piña contra el agresor. Alguna critica en privado, algun consejo, pero no pasaria de un verso suelto


A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
kaiser-1
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La Pugna Continuación de "El Visitante"

Mensaje por kaiser-1 »

Ya conocéis todos las cuestión clave: Si no tenemos un enemigo externo, nos divertimos peleándonos entre nosotros.


- “El sueño de la razón produce monstruos”. Francisco de Goya.
Domper
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La Pugna Continuación de "El Visitante"

Mensaje por Domper »

Capítulo 27

Sebastian Haffner. “El nacimiento de Europa”. Op. cit.

En las islas Canarias la insurrección no conseguía ser acallada, a pesar de los esfuerzos ingleses.

En el Sáhara Español la creación de bases aéreas en Tarfaya y en El Aaiún había comprometido la posición británica en las Islas Afortunadas. Se había construido una línea férrea de vía estrecha que desde Marrakech llegaba hasta Agadir y luego hasta Tantán, que permitió la llegada constante de suministros a las nuevas bases. En ellas se basaron dos grupos de caza (uno de ellos equipado con cazas de largo alcance Bf 110) y otro de bombardeo. Desde allí emprendieron ataques contra las instalaciones británicas de las islas. Tenerife, la isla principal del archipiélago, seguía siendo controlada por su guarnición española, que había rechazado varias incursiones británicas. La base aérea de Los Rodeos seguía en servicio, y se habían construido algunas pistas auxiliares en el sur de la isla, en El Médano y en Los Abrigos. Lo difícil del transporte de municiones impedía que los aviones de la fuerza aérea española operasen regularmente desde Tenerife, pero permitían la llegada de suministros y refuerzos enviados desde el continente africano.

La guarnición inglesa del archipiélago se basaba en la recién formada 5ª División Canadiense, a la que se habían adherido varios batallones ingleses y canadienses presentes anteriormente en la isla. En total los ingleses contaban con 35.000 hombres, de los que 25.000 estaban en Gran Canaria. Sin embargo, gran parte de los efectivos pertenecían a la Royal Navy o a la RAF, o formaban parte de unidades de servicios, por lo que el general Roberts, el gobernador militar, en total solo disponía de unos 16.000 combatientes. Era una fuerza notoriamente insuficiente, ya que con ella no solo debía intentar sofocar la insurrección española, sino mantener la ocupación en la zona norte y este de la isla de Gran Canaria (el “territorio útil”), vigilar las tres islas menores occidentales, y guarnecer las islas de Lanzarote y Fuerteventura, las más próximas al continente, expuestas a una invasión. La finalización de las bases aéreas en las dos islas orientales había aliviado parcialmente la presión que sufrían los británicos, ya que impedían los ataques aéreos a Gran Canaria, pero había convertido a Lanzarote y Fuerteventura en objetivos muy atractivos. Las dos islas eran extensas, relativamente llanas (comparadas con las demás islas canarias) y sin grandes obstáculos naturales, por lo que podrían ser reconquistadas con facilidad, y su caída en manos españolas comprometería seriamente la posición británica en Gran Canaria. Fue por ello preciso destinar varios batallones a la defensa de cada isla, lo que disminuyó aún más las fuerzas disponibles por los británicos.

El general Roberts reclamó refuerzos a Londres, pero la crisis de Medio Oriente reclamó las tropas disponibles. La guerrilla española, cada vez más potente y organizada, había conseguido hacerse con el control del interior de las islas de Gran Canaria y La Palma, obligando a la guarnición canadiense a replegarse a las áreas costeras. En las otras dos islas menores, La Gomera y el Hierro, la actividad guerrillera era menor, pero la reducida guarnición británica tampoco conseguía controlarlas. Las guerrillas españolas se habían organizado a partir de las unidades militares que habían conseguido escapar tras la invasión inglesa. En la primavera de 1941 se había formado la brigada “Virgen del Pino” en Gran Canaria, dirigida por el teniente coronel Payeras, y el batallón “Nuestra Señora de las Nieves” en la isla de la Palma. En total contaban con unos tres mil combatientes, más una extensa red de informadores y colaboradores.

Tanto desde las bases en África como desde Tenerife se aprovisionaba regularmente a la guerrilla canaria, que recibió equipos de comunicaciones, municiones, suministros médicos, e importantes refuerzos. El armamento de la guerrilla mejoró significativamente tanto en cantidad como en calidad, equipándose con gran número de armas automáticas, morteros e incluso artillería de montaña. Cuando el general Roberts concentró a la población en campos del “territorio útil”, lo que tuvo terribles consecuencias en la población civil, los envíos de provisiones permitieron a la guerrilla seguir combatiendo. Los periódicos bombardeos del aeropuerto de los Rodeos en Tenerife no consiguieron interrumpir el flujo de suministros. Los británicos no llegaron a saber que en Tenerife se habían construido varias pistas auxiliares que habían sido cuidadosamente mimetizadas. Sospechando que buena parte de los envíos se hacía por vía marítima, la Royal Navy envió a Gran Canaria varias unidades ligeras para que patrullasen entre las islas. Sin embargo se perdieron en pocas semanas tres cañoneros, uno atacado por un submarino (el G-3, antiguo U-52) y dos por ataques aéreos, lo que limitó las actividades de la flotilla británica que, en lo sucesivo, rara vez se arriesgaba más allá de Gran Canaria, quedando las islas occidentales casi aisladas-

La retirada británica del interior de Gran Canaria hizo que la guerrilla efectuase ataques cada vez más atrevidos, culminando con el sabotaje del Puerto de la Luz. La explosión del mercante SS Nottingham hundió otros tres cargueros, dañó gravemente al acorazado Ramillies y a un destructor, y dejó la base naval en ruinas. En un primer momento los ingleses creyeron que la explosión había sido accidental, pero la captura de varios insurgentes demostró que el atentado, la acción clandestina más destacada de la guerra, era obra de la guerrilla canaria. El general Roberts solicitó que se enviase una brigada adicional, pero el inicio de las operaciones en Portugal hizo que las fuerzas que se iban a enviar al archipiélago fuesen trasladadas a la Península. Con tan solo dos brigadas, Roberts no podía controlar el accidentado interior de las islas. Decidió abandonar las islas menores, en las que solo mantuvo pequeñas guarniciones en las capitales, y concentrarse en Gran Canaria, la isla más valiosa. Aun con todo, Roberts solo tenía seis mil hombres para intentar derrotar a la atrevida y veterana guerrilla de Gran Canaria.

Las primeras operaciones canadienses se saldaron con fracasos. En Agaete se intentó cercar a una importante fuerza guerrillera, estimada en dos centenares de hombres, pero el batallón del regimiento New Brunswick fue rechazado en la acción de Loma de San Pedro, lo que impidió completar el cerco. La operación de Santa Brígida se saldó con un fracaso aun peor cuando una compañía del British Columbia fue sorprendida y destruida. En Tenteniguada se consiguió completar el cerco tras un reñido combate, pero solo fue capturado un pequeño número de guerrilleros, la mayoría heridos, que poco después fueron asesinados. En noviembre Roberts consiguió apuntarse un éxito cuando consiguió tender una emboscada en San Bartolomé de Tirajana a una partida dirigida por el comandante Payeras que, gravemente herido, fue capturado y posteriormente asesinado. Este crimen empañó el logro de Roberts y, junto con las matanzas de Fataga, donde había sido capturado un hospital de campaña español, y de Tenteniguada, extremaron aun más la violencia con la que se combatía en la isla…



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