Comisionado escribió:Hola a todos.
En la actualidad se conmemora el 50° aniversario del "discurso secreto" de Kruschev en donde se denuncian los crímenes cometidos por el régimen stalinista:
http://news8.thdo.bbc.co.uk/hi/spanish/ ... 25096.stm#Sorprendentemente un nada despreciable porcentaje de la población rusa actual tiene una valoración positiva de Josef Stalin, la cual obedece a su papel como líder victorioso en la Segunda Guerra Mundial.
http://news8.thdo.bbc.co.uk/hi/spanish/ ... 736128.stm¿Cuál es la exacta dimensión de Josef Stalin en la Segunda Guerra Mundial?, ¿es un artífice del triunfo soviético sobre el Tercer Reich o fue más bien un lastre que dificultó la defensa de la Unión Soviética y el contraataque del Ejército Rojo?
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Personalmente creo que las purgas operadas por Stalin en el Ejército Rojo fueron extremadamente perjudiciales para la defensa de la URSS pues lo privó de sus mejores y más eficientes oficiales, contribuyendo enormente a las grandes derrotas sufridas por el Ejército Rojo durante la invasión nazi de 1941 y dificultando el posterior contraataque.
Sin Stalin, la URSS hubiera resultado finalmente triunfante frente al Tercer Reich dados sus enormes recursos materiales y humanos (además de la ayuda de los aliados occidentales), pero con Stalin ese triunfo se logró a costa de muchísimas bajas y de muchísimo sufrimiento para la población civil soviética.
El papel de un super-estratega militar y de líder victorioso que hoy tienen de Stalin muchos rusos creo que obedece a décadas de propaganda comunista.
Bueno, salvo mejor parecer.
Saludos desde Lima.
He llegado a esta discusión un poco tardíamente, pero de todos modos vierto mi opinión: estoy muy de acuerdo con los que consideran a Stalin más un lastre que un héroe de la guerra. Stalin desbarató todos los planes que cuidadosamente habían sido hechos por los generales y mariscales soviéticos antes de la guerra, ante todo porque Stalin les temía a ellos. Las purgas de 1937-38 acabaron con la alta oficialidad técnicamente muy competente y no conforme con eso, Stalin movió las tropas desde el interior del país donde se hallaban desplegadas ante una posible ofensiva alemana, hacia la periferia, pegadas a la frontera, donde al comenzar la guerra quedaron totalmente aniquiladas sin prácticamente ocasión de defenderse. No conforme con eso, desmanteló todos los sistemas de guerrillas que ya estaban organizadas en tiempo de paz por si el enemigo conseguía entrar al país, combatirlo con esa modalidad de lucha; luego de la invasión, hubo que volver a crear esas guerrillas desde cero pues Stalin las había desmantelado todas y --supongo por el miedo que le causaran-- de seguro la mayoría de sus jefes acabaron en Siberia, sino ejecutados.
Sus males no acabaron allí, pues cuando la invasión comenzó en junio del 41, él --después de varios días de inacción por el trauma que le ocasionó la invasión que no esperaba-- se metió con su egocentrismo, a querer dirigir la guerra en persona y como no estaba técnicamente capacitado cometió muchos errores que le costaron la vida innecesariamente a millones de sus soldados; sus órdenes de defender hasta la muerte posiciones indefendibles también fueron aniquiladoras para el Ejército Rojo en ese comienzo de la guerra, pues aquellas unidades, en lugar de ser concentradas más atrás del frente en un sitio desde donde pudieran contraatacar más eficientemente, fueron en cambio, por la incompetencia del "máximo líder", cercadas y aniquiladas o rendidas. Fue durante la Batalla de Stalingrado en 1943 cuando por fin Stalin les concedió a sus mariscales y generales más capacitados la verdadera dirección de la guerra y fue a partir de ahí que comenzaron a triunfar. Claro que él no renunció a su papel de figura central de esa fase victoriosa de la guerra pues el culto a la personalidad creado a su alrededor le hizo centralizar esa victoria en su figura, cuando en realidad se la debía a la competencia de la alta oficialidad del Ejército Rojo, en especial el mariscal Zhukov. Sobre Zhukov hay que destacar que era el único mariscal soviético que se atrevía a decirle a Stalin en su cara cuando se equivocaba en algo y Stalin, sabedor de que era el único que podía darle el triunfo, no se atrevió nunca a ponerle un dedo encima.
Los rusos que en la actualidad se muestran nostálgicos de la figura de Stalin, lo hacen ante todo por ignorancia, embebidos aún en la propaganda que lo ensalzaba como a un dios, pero si tuvieran que vivir de nuevo bajo su bota, se arrepentirían amargamente de ello, como aquellas ranas de la fábula que pedían un rey y les fue concedido... uno que las devoraba en masa.