Los Panzer alemanes: detrás del mito
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- Soldado Primero
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en primer lugar, felicitarte por la exposición (espero que tu chica no esté enfadada ) y en segundo lugar y para amenizar el hilo unas fotitos con los primeros T-34 capturados por los alemanes en el verano del 41.
por cierto, que en foros alemanes están apareciendo un montón de fotografias ineditas de la WWII provenientes de los antiguos paises "socialistas"; lo bien escondiditas que las tenian los tios.
Y una pregunta. En www.achtungpanzer.com dan a los cañones de 75mm-L43 (de principios del 42) y L48 (de principios del 43) caracteristicas bastantes superiores al 76,2mm sovietico. ¿Son verdaderas esas cifras?
Saludos
por cierto, que en foros alemanes están apareciendo un montón de fotografias ineditas de la WWII provenientes de los antiguos paises "socialistas"; lo bien escondiditas que las tenian los tios.
Y una pregunta. En www.achtungpanzer.com dan a los cañones de 75mm-L43 (de principios del 42) y L48 (de principios del 43) caracteristicas bastantes superiores al 76,2mm sovietico. ¿Son verdaderas esas cifras?
Saludos
Karl Von Berlinchingen
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- General de División
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Respondiendo a la pregunta de Martin, los cañones de 75 largos empleados por los alemanes a partir del 42 se hicieron teniendo en mente el 76,2 soviético. Sus prestaciones eran algo mejores, no sólo los mencionados sino también el Pak 40, principalmente porque al tener una caña más larga se conseguía una mayor velocidad inicial y en consecuencia una mayor penetración.
En cuanto a la pregunta de Florencio, no he encontrado datos al respecto. Al parecer los mandos divisionarios no incluían los carros capturados en las plantillas oficiales para evitar que para compensar se les suministraran menos carros alemanes. Por los datos parciales el total de carros T-34 capturados debió rondar los 400-500 en 1941 y más o menos unos dos tercios podrían usarse en condiciones operativas (el resto se usaría para canibalizarlos y conseguir recambios). Posteriormente debieron capturarse como un centenar más en 1942 y en la contraofensivca de Jarkov una cifra similar.
La mayoría fueron usados por las unidades combatientes, unos cuantos fueron cedidos a los fineses y los italianos (muy pocos) y un cierto porcentaje se utilizó para prácticas de tiro. El uso de esos carros estaba limitado en el tiempo porque Alemania no construyó repuestos para ellos y eso obligaba a tirar de piezas sacadas de carros medio destruidos o, como ya he dicho, canibalizar parte de los operativos para mantener el resto en servicio.
Igualmente calculo que pudieron capturarse en buen estado unos cien carros KV en 1941.
Estos carros se usaron en el fente del este ya que era ahí donde podían conseguirse piezas de reemplazo. Por lo que sé nunca se usaron en el frente occidental y por supuesto no fueron a África.
El mayor botín para los alemanes, no obstante, fue la pieza de artillería ZIS3 de la que se capturaron millares de ejemplares y grandes depósitos de munición.
En cuanto a la pregunta de Florencio, no he encontrado datos al respecto. Al parecer los mandos divisionarios no incluían los carros capturados en las plantillas oficiales para evitar que para compensar se les suministraran menos carros alemanes. Por los datos parciales el total de carros T-34 capturados debió rondar los 400-500 en 1941 y más o menos unos dos tercios podrían usarse en condiciones operativas (el resto se usaría para canibalizarlos y conseguir recambios). Posteriormente debieron capturarse como un centenar más en 1942 y en la contraofensivca de Jarkov una cifra similar.
La mayoría fueron usados por las unidades combatientes, unos cuantos fueron cedidos a los fineses y los italianos (muy pocos) y un cierto porcentaje se utilizó para prácticas de tiro. El uso de esos carros estaba limitado en el tiempo porque Alemania no construyó repuestos para ellos y eso obligaba a tirar de piezas sacadas de carros medio destruidos o, como ya he dicho, canibalizar parte de los operativos para mantener el resto en servicio.
Igualmente calculo que pudieron capturarse en buen estado unos cien carros KV en 1941.
Estos carros se usaron en el fente del este ya que era ahí donde podían conseguirse piezas de reemplazo. Por lo que sé nunca se usaron en el frente occidental y por supuesto no fueron a África.
El mayor botín para los alemanes, no obstante, fue la pieza de artillería ZIS3 de la que se capturaron millares de ejemplares y grandes depósitos de munición.
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japa escribió:
El mayor botín para los alemanes, no obstante, fue la pieza de artillería ZIS3 de la que se capturaron millares de ejemplares y grandes depósitos de munición.
Las mayoria de las piezas de artilleria rusa sobretodo las piezas de 76,2 se reutilizaron para la frabricacion de autopropulsados y cazacarros, a raiz de la invencion del freno de cola que facilito poner grandes calibres en las torretas de los carros.
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Sus prestaciones eran algo mejores, no sólo los mencionados sino también el Pak 40, principalmente porque al tener una caña más larga se conseguía una mayor velocidad inicial y en consecuencia una mayor penetración.
Tambien disponía de mejor munición. Los alemanes además contaban con una industria más refinada, y durante gran parte de la guerra el acabado de las piezas era superior, por lo que se conseguían mejores prestaciones. Los soviéticos compensaban esto utilizando cañones de más calibre: 75L48 vs 85L53 o 88L71 vs 100L53. Los primeros se refieren a cañones alemanes, y los segundos a los soviéticos.
Si recuerdo bien algún T-34 fue utilizado en Italia o Normandia, pero sólo fue un caso aislado.
Saludos.
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INDUSTRIA: CAMBIOS E INERCIAS
Antes de entrar en las campañas desarrolladas en 1942, en las que todavía el único equipamiento de la Panzerwaffe serían los carros de primera generación, vamos a dar un breve repaso a la política industrial de la Alemania Nazi y sus repercusiones para las fuerzas acorazadas.
Como ya se ha mencionado hay dos etapas diferenciadas, antes y después de la llegada de Albert Speer al ministerio de municiones y armamento en la primavera de 1942.
Hasta esa fecha el sistema era unidireccional: el Heer hacía una evaluación de sus necesidades y enviaba los requisitos a las empresas para que estas presentaran sus proyectos a concurso. En base al proyecto elegido se hacían los consiguientes pedidos. Las modificaciones necesarias se iban incorporando sobre la marcha a la producción.
Sobre el papel, nada que objetar, pero en la realidad este sistema era del todo improductivo. El Heer planificaba a corto plazo, y hacía pedidos de todo tipo sin tratar de sistematizar la producción o utilizar una mínima lógica. Así la Volkswagen recibía un pedido pequeño de vehículos todo terreno, seguido de un encargo de cocinas de campaña, a lo que podía seguir una contrata para camiones de un tipo específico… lo que impedía que las empresas pudieran planificar adecuadamente la producción. Además el Heer no intentaba organizar y racionalizar sus pedidos y así se daba el caso de solicitar un vehículo semioruga de transporte, otro para montar un antiaéreo, otrp para remolque… lo que no sólo perjudicaba la puesta en producción de largas series sino que ponía graves trabas a la logística posterior. Mientras en EEUU la todopoderosa industria del automóvil (a priori la mejor preparada para cometer grandes series de forma rentable) se adaptaba para sacar un torrente de carros, camiones y aviones, en Alemania apenas se requirió su aportación.
Una de las causas radicaba en la curiosa desconfianza que sentían tanto el Heer como el partido Nazi por la producción en serie al estilo de la Ford. La exaltación de la valía individual de los nazis se unió a la obsesión del heereswafenant por la perfección de sus máquinas, lo que convirtió la producción militar alemana en una curiosa mezcla de industria y artesanía. Además el requerimiento de continuas modificaciones en los diseños ralentizaba la producción aún más. En el caso de los panzer vemos como del PzIII se produjeron entre el comienzo de la guerra en 1939 y 1942 7 versiones diferentes, y del Pz IV otras 5. Además el desperdicio de materia prima era alto ya que no había medios racionales de aprovechamiento y reciclado. Para construir cien toneladas de panzers se gastaban casi doscientas toneladas de acero, y el sobrante no era adecuadamente aprovechado.
La pretensión de mantener altos los niveles de consumo alemanes y a la vez mantener una adecuada economía militar fue un cáncer para la producción de armas. No sólo se desviaban importantes cantidades de materias primas indispensables para el esfuerzo bélico sino que una gran cantidad de la mano de obra disponible se dedicaba a la producción civil sin repercutir en la guerra. Una buena comparativa de guerra es la del acero. En el año 43 Alemania produjo unos 30 millones de toneladas de acero y la URSS apenas 8. Sin embargo la producción de carros y artillería soviética fue casi el cuadruple que la alemana en un momento en que la ofensiva de bombardeo estaba en tablas.
Además no se prestaba demasiada atención a la adquisición de recambios, en la idea de que las sucesivas campañas de corta duración iban a dar margen sobrado para las reparaciones. No olvidemos que la política era mandar los panzer a casa para arreglarlos en las propias factorías. Ese método aseguraba que el carro volvía al frente en perfecto estado, pero era antieconómico y sobre todo era lento. Esa tendencia no mejoró en toda la guerra. Por cada diez tigres producidos se recibían tan sólo un par de motores y transmisiones de recambio, mientras que cada sherman que cruzaba el Atlántico venía acompañado de un motor extra para reparaciones.
Por otra parte ese amor al trabajo perfeccionista llevó a que no hubiera ninguna compatibilidad entre máquinas. La mecánica de los semiorugas SdKfz 250/1 era incompatible con la de los semiorugas de transporte o remolque, y los Pz III y IV, pese a su similitud externa, usaban suspensiones, motores, transmisiones… muy diferentes.
Otro factor que pesó en equipar defectuosamente a los soldados alemanes es que el Heer no prestó demasiada atención a la motorización de sus fuerzas. Los camiones militares eran escasos y en general se prefirió equipar a las unidades con camiones requisados en toda Europa, tanto militares como civiles, con la consiguiente pesadilla logística; en 1942 el Heer usaba más de un centenar de camiones diferentes de al menos seis nacionalidades. Y eso en las unidades que fueron adecuadamente motorizadas, porque no hemos de olvidar que el ejército alemán era en su mayoría hipomóvil.
Finalmente en 1942 la entrada en la escena de Speer empezó a modificar las cosas. Speer trató de hacer que la industria se responsabilizara de la parte del león de la producción de modo que fuera posible que la producción militar entrara en una dinámica económica sensata. En esencia Speer quería que todo se centralizara en torno al núcleo de decisión ministerial de modo que la industria pudiera trabajar sin intromisiones de la manera más eficaz y obteniendo buenos beneficios (la misma política seguida por la administración Roosevelt, por cierto) y así racionalizar el diseño y producción de armas y equipamientosSin embargo y pese a la confianza extrema que depositó Hitler en su mimado arquitecto personal, lo cierto es que nunca tuvo el necesario control sobre la economía y la administración, ya que Hitler sentía verdadero horror a la idea de concentrar y centralizar el poder en unas manos que no fueran las suyas (de hecho parece ser que la rápida decisión de poner a Speer al cargo de la producción bélica fue en parte para evitar que Goering aprovechara el vacío para hacerse con ella). La LW siguió su propio camino hasta 1944, las SS mantuvieron un imperio económico ajeno a Speer y Bormann procuró sabotear todos los esfuerzos de Goebbels y Speer a fin de reducir el poder de los gauleitier desde el mismo principio de la nueva política.
El resultado fue que en el año 1942, precisamente el que sería el año decisivo para Alemania, la industria se encontró en un periodo de transición en el que todavía el Heer exigía que se prestara atención a todos sus caprichos mientras que los industriales empezaban a vislumbrar la posibilidad de hacer las cosas a su manera y beneficiarse mucho más de la producción militar. Esa incertidumbre imposibilitó incrementar de forma realmente efectiva y rápida la producción y racionalizar el equipamiento del heer en ese año ya que las medidas tomadas por Speer no fueron eficaces hasta comienzos del 43. Como hemos visto, en un proyecto como el del carro Panther, en el que se tenía la posibilidad de construir en grandes cantidades un vehículo poderoso, sencillo y barato, se optó por construir una máquina sofisticada, enorme y lenta de producir. En ese caso los dos lados tiraron para sacar adelante la peor opción para Alemania, ya que la insdustria esperaba sacar un increíble beneficio produciendo un carro de combate carísimo y el Heer estaba feliz de disponer de una máquina de semejante nivel de perfección, olvidando una premisa tan básica como es la de que lo mejor es enemigo de lo bueno. Como veremos la opción del Panther tendría en 1943 consecuencias de una gravedad insospechada. Hay que decir que en la primavera de 1942 Hitler había emitido una orden especial del fuhrer de cara a producir armas más simplificadas, robustas y eficaces, a imitación de las soviéticas. Cómo se puede ver nadie le hizo demasiado caso.
La situación finalmente mejoró tras el desastre de Stalingrado. Por fin los empresarios, el Heer, y el partido Nazi (y por supuesto el propio Hitler) empezaron a ser conscientes de que la guerra podría perderse. En la dinámica de la nueva política de guerra total Speer pudo por fin tomar medidas como para elevar la producción a niveles inimaginables un año antes y sin forzar demasiado la máquina económica, sólo aprovechando al máximo los recursos disponibles. Sin emabrgo ya era tarde porque la recuperación industrial soviética a lo largo del otoño del 42 y la increíblemente veloz adaptación de la industria americana para la producción de guerra, unidos al recrudecimiento de la campaña de bombardeo, impidieron que Alemania pudiera recuperar el tiempo perdido desde 1939. De haberse puesto en práctica esa política desde el primer momento es muy dudoso que la victoria aliada hubiera estado garantizada.
Como cierre de esta entrada, sólo comentar que la puesta en servicio de mejores máquinas entre 1942 y 1943 tuvo un efecto inesperadamente perjudicial, que fue la intromisión del fuhrer en el diseño y producción del equipamiento militar a niveles que rozaban el surrealismo. De todos son conocidas las intromisiones en los programas de reactores, en los de cohetes (dejando de lado los prometedores sistemas antiaéreos por los inútiles y costosísimos programas de cohetes V1 y V2) o su negativa a que se introdujese el MP44 por considerarlo negativo para el espíritu de la infantería. Por desgracia para las PzDiv esa intromisión fue especialmente aguda en los carros de combate y produciría una disipación de recursos absurda en los tres últimos años de la guerra.
Antes de entrar en las campañas desarrolladas en 1942, en las que todavía el único equipamiento de la Panzerwaffe serían los carros de primera generación, vamos a dar un breve repaso a la política industrial de la Alemania Nazi y sus repercusiones para las fuerzas acorazadas.
Como ya se ha mencionado hay dos etapas diferenciadas, antes y después de la llegada de Albert Speer al ministerio de municiones y armamento en la primavera de 1942.
Hasta esa fecha el sistema era unidireccional: el Heer hacía una evaluación de sus necesidades y enviaba los requisitos a las empresas para que estas presentaran sus proyectos a concurso. En base al proyecto elegido se hacían los consiguientes pedidos. Las modificaciones necesarias se iban incorporando sobre la marcha a la producción.
Sobre el papel, nada que objetar, pero en la realidad este sistema era del todo improductivo. El Heer planificaba a corto plazo, y hacía pedidos de todo tipo sin tratar de sistematizar la producción o utilizar una mínima lógica. Así la Volkswagen recibía un pedido pequeño de vehículos todo terreno, seguido de un encargo de cocinas de campaña, a lo que podía seguir una contrata para camiones de un tipo específico… lo que impedía que las empresas pudieran planificar adecuadamente la producción. Además el Heer no intentaba organizar y racionalizar sus pedidos y así se daba el caso de solicitar un vehículo semioruga de transporte, otro para montar un antiaéreo, otrp para remolque… lo que no sólo perjudicaba la puesta en producción de largas series sino que ponía graves trabas a la logística posterior. Mientras en EEUU la todopoderosa industria del automóvil (a priori la mejor preparada para cometer grandes series de forma rentable) se adaptaba para sacar un torrente de carros, camiones y aviones, en Alemania apenas se requirió su aportación.
Una de las causas radicaba en la curiosa desconfianza que sentían tanto el Heer como el partido Nazi por la producción en serie al estilo de la Ford. La exaltación de la valía individual de los nazis se unió a la obsesión del heereswafenant por la perfección de sus máquinas, lo que convirtió la producción militar alemana en una curiosa mezcla de industria y artesanía. Además el requerimiento de continuas modificaciones en los diseños ralentizaba la producción aún más. En el caso de los panzer vemos como del PzIII se produjeron entre el comienzo de la guerra en 1939 y 1942 7 versiones diferentes, y del Pz IV otras 5. Además el desperdicio de materia prima era alto ya que no había medios racionales de aprovechamiento y reciclado. Para construir cien toneladas de panzers se gastaban casi doscientas toneladas de acero, y el sobrante no era adecuadamente aprovechado.
La pretensión de mantener altos los niveles de consumo alemanes y a la vez mantener una adecuada economía militar fue un cáncer para la producción de armas. No sólo se desviaban importantes cantidades de materias primas indispensables para el esfuerzo bélico sino que una gran cantidad de la mano de obra disponible se dedicaba a la producción civil sin repercutir en la guerra. Una buena comparativa de guerra es la del acero. En el año 43 Alemania produjo unos 30 millones de toneladas de acero y la URSS apenas 8. Sin embargo la producción de carros y artillería soviética fue casi el cuadruple que la alemana en un momento en que la ofensiva de bombardeo estaba en tablas.
Además no se prestaba demasiada atención a la adquisición de recambios, en la idea de que las sucesivas campañas de corta duración iban a dar margen sobrado para las reparaciones. No olvidemos que la política era mandar los panzer a casa para arreglarlos en las propias factorías. Ese método aseguraba que el carro volvía al frente en perfecto estado, pero era antieconómico y sobre todo era lento. Esa tendencia no mejoró en toda la guerra. Por cada diez tigres producidos se recibían tan sólo un par de motores y transmisiones de recambio, mientras que cada sherman que cruzaba el Atlántico venía acompañado de un motor extra para reparaciones.
Por otra parte ese amor al trabajo perfeccionista llevó a que no hubiera ninguna compatibilidad entre máquinas. La mecánica de los semiorugas SdKfz 250/1 era incompatible con la de los semiorugas de transporte o remolque, y los Pz III y IV, pese a su similitud externa, usaban suspensiones, motores, transmisiones… muy diferentes.
Otro factor que pesó en equipar defectuosamente a los soldados alemanes es que el Heer no prestó demasiada atención a la motorización de sus fuerzas. Los camiones militares eran escasos y en general se prefirió equipar a las unidades con camiones requisados en toda Europa, tanto militares como civiles, con la consiguiente pesadilla logística; en 1942 el Heer usaba más de un centenar de camiones diferentes de al menos seis nacionalidades. Y eso en las unidades que fueron adecuadamente motorizadas, porque no hemos de olvidar que el ejército alemán era en su mayoría hipomóvil.
Finalmente en 1942 la entrada en la escena de Speer empezó a modificar las cosas. Speer trató de hacer que la industria se responsabilizara de la parte del león de la producción de modo que fuera posible que la producción militar entrara en una dinámica económica sensata. En esencia Speer quería que todo se centralizara en torno al núcleo de decisión ministerial de modo que la industria pudiera trabajar sin intromisiones de la manera más eficaz y obteniendo buenos beneficios (la misma política seguida por la administración Roosevelt, por cierto) y así racionalizar el diseño y producción de armas y equipamientosSin embargo y pese a la confianza extrema que depositó Hitler en su mimado arquitecto personal, lo cierto es que nunca tuvo el necesario control sobre la economía y la administración, ya que Hitler sentía verdadero horror a la idea de concentrar y centralizar el poder en unas manos que no fueran las suyas (de hecho parece ser que la rápida decisión de poner a Speer al cargo de la producción bélica fue en parte para evitar que Goering aprovechara el vacío para hacerse con ella). La LW siguió su propio camino hasta 1944, las SS mantuvieron un imperio económico ajeno a Speer y Bormann procuró sabotear todos los esfuerzos de Goebbels y Speer a fin de reducir el poder de los gauleitier desde el mismo principio de la nueva política.
El resultado fue que en el año 1942, precisamente el que sería el año decisivo para Alemania, la industria se encontró en un periodo de transición en el que todavía el Heer exigía que se prestara atención a todos sus caprichos mientras que los industriales empezaban a vislumbrar la posibilidad de hacer las cosas a su manera y beneficiarse mucho más de la producción militar. Esa incertidumbre imposibilitó incrementar de forma realmente efectiva y rápida la producción y racionalizar el equipamiento del heer en ese año ya que las medidas tomadas por Speer no fueron eficaces hasta comienzos del 43. Como hemos visto, en un proyecto como el del carro Panther, en el que se tenía la posibilidad de construir en grandes cantidades un vehículo poderoso, sencillo y barato, se optó por construir una máquina sofisticada, enorme y lenta de producir. En ese caso los dos lados tiraron para sacar adelante la peor opción para Alemania, ya que la insdustria esperaba sacar un increíble beneficio produciendo un carro de combate carísimo y el Heer estaba feliz de disponer de una máquina de semejante nivel de perfección, olvidando una premisa tan básica como es la de que lo mejor es enemigo de lo bueno. Como veremos la opción del Panther tendría en 1943 consecuencias de una gravedad insospechada. Hay que decir que en la primavera de 1942 Hitler había emitido una orden especial del fuhrer de cara a producir armas más simplificadas, robustas y eficaces, a imitación de las soviéticas. Cómo se puede ver nadie le hizo demasiado caso.
La situación finalmente mejoró tras el desastre de Stalingrado. Por fin los empresarios, el Heer, y el partido Nazi (y por supuesto el propio Hitler) empezaron a ser conscientes de que la guerra podría perderse. En la dinámica de la nueva política de guerra total Speer pudo por fin tomar medidas como para elevar la producción a niveles inimaginables un año antes y sin forzar demasiado la máquina económica, sólo aprovechando al máximo los recursos disponibles. Sin emabrgo ya era tarde porque la recuperación industrial soviética a lo largo del otoño del 42 y la increíblemente veloz adaptación de la industria americana para la producción de guerra, unidos al recrudecimiento de la campaña de bombardeo, impidieron que Alemania pudiera recuperar el tiempo perdido desde 1939. De haberse puesto en práctica esa política desde el primer momento es muy dudoso que la victoria aliada hubiera estado garantizada.
Como cierre de esta entrada, sólo comentar que la puesta en servicio de mejores máquinas entre 1942 y 1943 tuvo un efecto inesperadamente perjudicial, que fue la intromisión del fuhrer en el diseño y producción del equipamiento militar a niveles que rozaban el surrealismo. De todos son conocidas las intromisiones en los programas de reactores, en los de cohetes (dejando de lado los prometedores sistemas antiaéreos por los inútiles y costosísimos programas de cohetes V1 y V2) o su negativa a que se introdujese el MP44 por considerarlo negativo para el espíritu de la infantería. Por desgracia para las PzDiv esa intromisión fue especialmente aguda en los carros de combate y produciría una disipación de recursos absurda en los tres últimos años de la guerra.
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- Cabo Primero
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De nuevo hemos de darte las gracias, compañero japa, por este magnífico hilo. Cada vez que leo como se hicieron las cosas en la Alemania de la SGM, más grande es mi asombro: 30 millones de toneladas contra 8, y no es en 1940, no, es en 1943 Menos mal que los aliados metieron a espias/saboteadores de primera magnitud en la cúpula nazi: Goering, Himmler, el mismo Hitler, etc. Casi parece que con gente con un poco más de sentido común, los Alemanes hubieran barrido a los aliados
Última edición por Gammenon el 15 Abr 2007, 10:33, editado 1 vez en total.
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- General de División
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Lo que está claro es que el mito de la inferioridad industrial del eje es eso, otro mito más: Alemania dispuso entre 1939 y 1942 de potencial industrial más que sobrados para hacer frente a sus enemigos. De haber movilizado su economía en 1939 a plena potencia como hicieron Gran Bretaña y la URSS en condiciones mucho más difíciles, Alemania hubiera estado en condiciones de aprovechar a partir del año siguiente la ingente cantidad de recursos industriales, mano de obra y materias primas que cayeron en sus manos.
Lo que hundió a la Alemania nazi no fue la falta de recursos, sino la incapácidad del régimen hitleriano de movilizarlos, y esa incapacidad estaba arraigada en la misma esencia del régimen: el vacío de poder más allá de Hitler, los intereses personalistas de la cúpula nazi, la increíble corrupción generada por el partido, la división de la Wermatch, la dispersión del esfuerzo industrial para equipar por separado a las Waffen SS, y el Heer (a los que se añadió en 1942 el absurdo ejército redundante creado por Goering, las divisiones de tierra de la Luftwaffe) la falta de fe de los nazis en la capacidad de sacrificio de su pueblo, la expulsión o la eliminación física de algunas de sus mentes más brillantes… todos esos factores jugaron para que el potencial económico de Alemania se desperdiciara en los momentos en los que hubiera podido ser decisivo y sólo se movilizara parcialmente cuando ya estaba todo perdido. Y esos factores no pueden achacarse a la mala suerte, al destino, o a acciones de los enemigos del Reich: son achacables a la propia manera de funcionar del nazismo y, en última instancia, a Hitler, que fue incapaz de evitarlos y que en muchos casos los alentó en su propio beneficio.
Lo que hundió a la Alemania nazi no fue la falta de recursos, sino la incapácidad del régimen hitleriano de movilizarlos, y esa incapacidad estaba arraigada en la misma esencia del régimen: el vacío de poder más allá de Hitler, los intereses personalistas de la cúpula nazi, la increíble corrupción generada por el partido, la división de la Wermatch, la dispersión del esfuerzo industrial para equipar por separado a las Waffen SS, y el Heer (a los que se añadió en 1942 el absurdo ejército redundante creado por Goering, las divisiones de tierra de la Luftwaffe) la falta de fe de los nazis en la capacidad de sacrificio de su pueblo, la expulsión o la eliminación física de algunas de sus mentes más brillantes… todos esos factores jugaron para que el potencial económico de Alemania se desperdiciara en los momentos en los que hubiera podido ser decisivo y sólo se movilizara parcialmente cuando ya estaba todo perdido. Y esos factores no pueden achacarse a la mala suerte, al destino, o a acciones de los enemigos del Reich: son achacables a la propia manera de funcionar del nazismo y, en última instancia, a Hitler, que fue incapaz de evitarlos y que en muchos casos los alentó en su propio beneficio.
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- Suboficial
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"... comentar que la puesta en servicio de mejores máquinas entre 1942 y 1943 tuvo un efecto inesperadamente perjudicial, que fue la intromisión del fuhrer en el diseño y producción del equipamiento militar a niveles que rozaban el surrealismo."
Creo recordar que Hitler (o alguien de su círculo) llegó proponer la fabricación de un carro dotado de espolón para la lucha callejera. No recuerdo que general llamó a este proyecto "monstruo producto de la imaginación de los estrategas de salón". Al final no se llegó a fabricar dicho carro, pero no me extrañaría que se hubiera construido algún prototipo con el consiguiente derroche de tiempo y esfuerzo.
Creo recordar que Hitler (o alguien de su círculo) llegó proponer la fabricación de un carro dotado de espolón para la lucha callejera. No recuerdo que general llamó a este proyecto "monstruo producto de la imaginación de los estrategas de salón". Al final no se llegó a fabricar dicho carro, pero no me extrañaría que se hubiera construido algún prototipo con el consiguiente derroche de tiempo y esfuerzo.
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- General de Brigada
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Al hilo de la dispersión o mal aprovechamiento de los recursos industriales que comenta Japa, sería interesante hablar de los suministros de materiales militares a países que no eran aliados suyos en la guerra. En concreto a la España de Franco (que simpatizaba pero no combatía junto a Alemania) creo que se le suministraron cañones Flak 88, carros Panzer IV y no sé si algún caza He-112 y tal vez Ju-52, He-111 y Bf-109 (antes de que los produjesen la Hispano y CASA bajo licencia).
Saludos
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capricornio escribió:Al hilo de la dispersión o mal aprovechamiento de los recursos industriales que comenta Japa, sería interesante hablar de los suministros de materiales militares a países que no eran aliados suyos en la guerra. En concreto a la España de Franco (que simpatizaba pero no combatía junto a Alemania) creo que se le suministraron cañones Flak 88, carros Panzer IV y no sé si algún caza He-112 y tal vez Ju-52, He-111 y Bf-109 (antes de que los produjesen la Hispano y CASA bajo licencia).
Saludos
Ciertamente se le suministraron a precio de oro y en cantidades irrisorias, si mal no recuerdo por cada uno de los 20 Pz IV que se entregaron a España esta tuvo que pagar casi el mismo dinero que costaba 1 Tiger, además de que esas ventas eran para compensar el deficit que estaba teniendo Alemania en su balanza comercial con la España de Franco
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- Sargento
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