El problema no es atacarla, pues a diferencia de la LTR no hay fuerzas navales que la protejan de un asalto marítimo y las tropas que la defienden están peor de munición AA, sino controlarla, porque vas a tener que mantener más de una división allí por culpa de los andartes.
El problema es ante todo la resistencia griega, que en septiembre de 1941 realizó la primera revuelta, y en octubre comenzaron los andartes a actuar.
Es necesario replantear toda la administración de las diversas zonas de ocupación de Grecia pronto, si no quieres una versión de lo sucedido en Canarias a gran escala.
Domper escribió: seguirá siendo un foco de insurrección
Con lo mal que se llevan los cretenses con los monárquicos griegos (y con la policía política con su ministro en cabeza que escaparon a Creta), la insurrección será interna entre monarquicos, republicanos y procomunistas.
En cuanto a lo que pudiera suponer mantener una guarnición en Creta.. viéndolo con perspectiva, creo que sería más económico en recursos que la cantidad de efectivos que se deben mantener en las zonas colindantes para controlar que no se realicen desde la isla operaciones de sabotage.
No se en la LTU como sería la acción de tropas tipo SBS británicas, pero siendo un enclave en medio de un charco enemigo, se le abren muchos posibles objetivos; es una valiosa base para realizar incursiones, o, al menos, amenazar con hacerlo. Y esa mera amenaza debería causar distraer recursos al enemigo para protegerse de sus efectos.
Por tanto, sí, es deseable tomarla, aun teniendo que mantener una Div o más de ocupación; máxime teniendo en cuenta que, en caso de convertir realmente el Mediterráneo en un lago interior cerrado al enemigo, se liberarán tropas que vigilen objetivos que ya no serán tales.
en ese área del Med. no hay objetivos de interés. Haifa y Alejandría están lejos de Creta, Desde Creta de contar con aviación podría atacarse Ploesti, y la misma Haifa y los oleoductos...
Ahora bien, Creta es una cuestión política; y posiblemente, una vez liberada de las fuerzas Imperiales y continentales, podría constituirse una República e ingresar en la UPE... una jugada de Berlín a Roma; y contentando a los separatistas cretenses (que haber los hay)... y aviso a navegantes....
De nuevo, en serio ¿alguien pensaba que se iba a dejar a Creta en paz? ¿Pudiendo conseguir una gran victoria con un coste escaso, y capturar unas decenas de miles de enemigos? Con los argumentos que decís, hubiese sido mejor dejar a Malta que se entretuviese sola. Además si Inglaterra pide la paz las negociaciones cambian mucho si mantienen posiciones en el Mediterráneo, o si han sido expulsados. Lo cual quiere decir aquello de delenda esse Creta et Cyprum.
Respecto a la necesidad de una guarnición para Creta: es que sin ocuparla, se necesitarán aun más fuerzas para vigilar las islas de la zona. Ocupando Creta (y Chipre) se podrá vigilar el Mediterráneo con media docena de patrulleros, se podrá retirar la aviación salvo algunos aviones ligeros para misiones COIN (el Ro 37 o CR 42 irían de cine ), deja de haber fisgones radiofónicos, el gobierno griego se queda sin ninguna migaja que pueda llamar suya, el armamento británico en Creta va para los almacenes y no acaba en manos de guerrilleros…
Si para conquistar Creta o Chipre se necesitasen unidades de primera línea no tendría mucho sentido hacerlo. Pero como habéis dicho, apenas hay cazas o defensas AA, andan muy justos de munición, no tienen repuestos, y se saben más perdidos que Carracuca. Se podría hacer todo eso con una agrupación de buques modernísimos integrada por los cruceros San Giorgio, Bari, algunos monitores, etcétera. Apoyados por SM.81 y demás modernidades.
En este escenario al ejército italiano le sobran fuerzas tanto para la invasión como para la ocupación, pues en Yugoslavia no hay follones y no han sufrido el desastre de Libia. En la realidad, en su sector de Creta no se les dio mal lo de la ocupación. Más que nada por esa manía tan suya de respetar a la gente y no cometer barbaridades. Tres cuartos de lo mismo respecto a Grecia, aunque con mayor apoyo alemán, obviamente. Tened en cuenta que no es lo mismo controlar Grecia si no hay una insurrección a gran escala en Yugoslavia. Ya puestos, se pueden desgajar partes de Grecia para que cada uno se ocupe de lo suyo. Empezando por Bulgaria.
Lógicamente los ocupantes tendrán que ir pensando en algún método de organización, bien como un estado satélite en plan Quisling, bien con ocupación pura y dura como una nueva provincia italiana.
En el caso de Creta, conceder una autonomía o incluso la independencia no es ninguna tontería. Desde luego, como estado satélite, aunque habrá que ver de quién. Porque no creo que Alemania mande allí a sus paracaidistas.
Pero todo eso queda para el futuro. No os rompáis la cabeza, que esa parte ya lleva escrita varios meses. En estos momentos voy por el capítulo 49, y tengo el 51 preparado, aunque probablemente reorganice esa parte; ahí se habla de un tal “Ojiños”, y ya sabe alguien que yo me sé a qué me refiero.
... a ver si te va a pasar como al "Gordo" Martin y te va a adelantar el timeline a lo que vas escribiendo...
(puñetero Juego de Tronos...)
Porque, a que ritmo escribes? debes dedicarle unos ratos bien largos...
... en otro orden de cosas http://1.bp.blogspot.com/-tjvMzAghKmU/U ... guerra.png
No voy siguiendo los hechos de la LTU en un mapa, pero tal como pintan las cosas en Oriente Medio, parece que en algún momento dado, el flanco izquierdo de Rommel podría quedar abierto a una visita soviética que atravesase Persia en un momento futurible...
Se que es meterse en camisa de 11 varas, pero el Alto Mando asumo que se habrá dado cuenta de esa incómoda presencia
Piensa que las distancias solo son pequeñas sobre el mapa: a vuelo de pájaro solo hay 230 km, pero cruzando todo tipo de cordilleras. La distancia real entre la costa del Caspio y Mosul es de más de 400 km, por unas carreteras que… mejor no las llamemos carreteras.
Los italianos estuvieron más tranquilos en Creta en parte por mirar a otro lado con los guerrilleros. Y respecto al resto de Grecia sus apetencias de anexión se centraban en las islas jónicas, las cicladas y la Chameria.
Y quizás formar el Principado del Pindo.
Pero si no se evita la hambruna, las acciones coercitivas y la limpieza étnica al principio olvidad una Grecia en paz.
El problema de Grecia me parece muy difícil de cualquier forma, porque en este escenario se ha llevado al nacionalismo griego al límite. De todas formas va a ser preciso enfrentarse a la guerrilla.
Desde luego, si se consigue mantener el suministro de alimentos (y en este escenario los alemanes e italianos son más receptivos y dominan zonas cerealísticas como Egipto, y están más o menos a buenas con la URSS) se conseguirá que la población sea algo más receptiva, pero sin ilusiones: normalmente los que se “echan p’al monte” son cuatro gatos, es decir, minorías muy concienciadas que consiguen sus apoyos a la fuerza, y a los que les importa muy poco que el resto de los mortales pase hambre o sed. Normalmente es en las zonas donde actúa la guerrilla donde los civiles lo pasan peor.
Con todo, en este escenario los guerrilleros griegos no lo tienen tan fácil. El Pacto dispone de muchísimas más fuerzas porque no está embarcado en una guerra de guerrillas a gran escala en Yugoslavia, y occidente está bastante tranquilo (salvo tal vez Noruega, pero su importancia es menor). Grecia no es demasiado grande, y las zonas más adecuadas para la guerrilla ya no están al lado de un país en insurrección. Además los griegos no tienen “santuarios”, es decir, no disponen de las zonas seguras en Egipto y luego Italia (razón de más para ir a por Creta). Tampoco tienen los suministros de armas, municiones y provisiones que en la realidad enviaron los ingleses. Su situación es bastante parecida a las guerrillas anticomunistas de los países bálticos, que fueron languideciendo hasta desaparecer tras una década. O como el maquis español.
El batallón de tanques se había librado de la batalla de Tikrit, ya que había sido situado ante Kirkuk para defender la importantísima ciudad. No por el caserío en sí, que si fuese por Bauer se lo hubiese cedido a los ingleses —a los hindúes, que eran los que realmente tenían delante— con lacito y todo, y hasta les hubiese dado un botijo de propina: era una ciudad con las típicas casas bajas descuidadas de todo Oriente Medio, con calles y azoteas llenas de escombros y cruzada por un río que parecía un basurero. Decían que muchas de esas viviendas con tan mal aspecto eran, en el interior, auténticos palacios; pero como no invitaban a entrar a los alemanes, Bauer solo pudo admirar los desconchados y la mugre. Pero el valor de la ciudad estaba en su refinería y en el oleoducto que la unía con Haifa. El petróleo de Mosul estaba empezando a llegar al Mediterráneo, y hasta que los campos de petróleo de Libia no estuviesen a pleno rendimiento, para la Unión Paneuropea cada gota de fuel era más valioso que el oro. No en vano lo llamaban oro negro.
Durante su estancia en Kirkuk el batallón había sido reequipado, y todos los Panzer III de la compañía de Bauer tenían el cañón largo de 50L60. Bauer sabía que no era buen indicio: significaba que le iban a lanzar de nuevo contra el enemigo. Al acabar los combates de principios de noviembre el batallón pasó a primera línea, relevando al resto de la división, que necesitaba un buen descanso. Los tanques se mantuvieron como mínimo a cinco kilómetros del frente, supuestamente para que el enemigo no pudiese escuchar los motores. Al teniente le parecía una tontería, porque los tanques estaban siempre rodeados de una muchedumbre de pedigüeños, y suponía que muchos eran espías pagados por los ingleses; pero órdenes eran órdenes. Sin embargo, le llamó la atención lo que dijo el coronel Hauser en la reunión previa al ataque.
—Muchachos, tengo nuevas órdenes de la división. Vamos a atacar, pero no podemos arriesgar nuestros tanques.
Los murmullos de incredulidad se extendieron, pero Hauser los silenció y siguió—. Según las nuevas instrucciones, solo va a ser un ataque de tanteo. Nuestras patrullas han apreciado que el enemigo se está fortificando a toda prisa, y el mando duda que se pueda llegar a abrir una brecha practicable. Solo vamos a intentarlo: si el enemigo es menos fuerte de lo que parece, seguiremos las órdenes originales y avanzaremos paralelos al Tigris todo lo que podamos. Pero si la operación es costosa, lo dejaremos para mejor ocasión.
Bauer volvió a su compañía un poco preocupado ¿Qué era eso de ataques de tanteo? Los tanques están para decidir batallas. El general Rommel debía estar un poco majara con tanto estrés. De todas formas ordenó alistar los tanques, porque al día siguiente empezaría el baile.
Al amanecer del primero de diciembre la artillería alemana, con doscientos cañones y varias decenas de lanzacohetes, inició una barrera de fuego a ambos lados de un pueblo llamado Tawuk. Cientos de aviones bombardearon objetivos ingleses más allá de la línea, buscando anular la artillería británica. Luego la infantería empezó a avanzar, evitando el caserío, que estaba fortificado, aunque unas cuantas andanadas de Nebelwerfer incendiaron y derribaron las casas de la localidad.
Al este del pueblo la ofensiva quedó frenada casi inmediatamente. El terreno, casi desértico, era aparentemente llano, pero cada pocas decenas de metros había wadis poco profundos en cuyas paredes el capricho de la erosión había excavado cuevas y túneles. Ocupadas por los soldados de la 23ª división de infantería hindú, las cavidades resultaban admirables refugios que protegían contra la artillería y permitían aparecer a espaldas de los atacantes.
Al oeste estaban los campos de cultivo de Tawuk. Al principio solo se encontraron algunos puestos de vigilancia, pero al acercarse a la población la resistencia se endureció. Trincheras protegidas con alambradas y defendidas por ametralladoras frenaron a los infantes. Había algunas barracas de agricultores que resultaron ser fortificaciones erizadas de armas. Pero sin esperar a que el avance se estancase, el general Zorn lanzó su maza: un batallón de carros de asalto StuG. Invulnerables a las ametralladoras y a los cañones antitanques de dos libras, algunos fueron averiados por minas, pero el resto consiguió que en un par de horas el 90º Regimiento de Infantería abriese una brecha en las líneas hindúes. Los infantes llegaron a un barranco algo al sur de Tawuk: si conseguían cruzarlo quedaría abierto un gran hueco en las líneas británicas. La artillería se volvió contra lo poco que quedaba del pueblo, y luego aviones Stuka aplastaron lo poco que quedaba del caserío. Un batallón de infantería apoyado por zapadores terminó de limpiarlo. Al mismo tiempo, otro batallón del 90º regimiento consiguió pasar el barranco: la brecha tenía ya cuatro kilómetros de anchura, y era el momento de los tanques.
El batallón de Bauer recorrió lo que habían sido campos de cultivo y bajó por una rampa al ancho wadi. Pero al ascender al otro lado, uno de los panzer se sacudió y empezó a arder, mientras su dotación lo abandonaba.
Para confirmarlo, una andanada de artillería cayó en el lecho del barranco.
—Están usando sus cañones de 25 libras. No podremos pasar por aquí. Vamos a buscar otro paso.
Los once tanques avanzaron trescientos metros al sur por el fondo del wadi, que tenía casi veinte metros de ancho y su fondo era llano, hasta tal punto que parecía un camino cubierto para tanques. Pero sus lados eran verticales y Bauer no encontraba ningún otro sitio por donde salir. El teniente hizo señales con la mano a un sargento de infantería.
—Sargento, este maldito barranco se está cerrando y no puedo sacar mis tanques ¿tienen explosivos a mano?
Quince minutos después un destacamento de zapadores llegó hasta el lugar y colocó cargas en la pared arcillosa, que al estallar la derribaron creando varias rampas.
—¡Ahora!
Seis tanques ascendieron a la orilla opuesta y, en cuanto estuvieron en lo alto se separaron. Entre ellos la infantería se desplegó y empezó a avanzar. Bauer, recordando las lecciones de Habbaniya, abrió la escotilla y se asomó, para oír silbar un proyectil que pasó a pocos palmos de su cabeza.
—Uwe —dijo por el intercomunicador a su conductor—, muévete o nos fríen. —Bauer siguió observando el horizonte, hasta que vio un fogonazo y una bola de color blanco verdoso que parecía venir directa hacia él, pero que se desvió en el último momento.
—Blanco cañón a las once, distancia mil metros, explosivo ¡Uwe, para! ¡Fuego! ¡Uwe, sal pitando!
El cañón disparó y una nube de polvo saltó de unas ruinas bajas tras las que se agazapaba un cañón que, imperturbable, volvió a disparar.
—Sargento Heuman, rodee el cañón por la izquierda. Mi sección, adelante a saltos.
Dos tanques siguieron disparando contra el cañón, mientras otros tres avanzaban cien metros y se refugiaban tras una caseta. Luego fueron ellos los que dispararon mientras los otros dos tanques se les unían.
—Teniente, Heuman ha acabado con el cañón.
Justo entonces otro panzer se detuvo y empezó a echar humo.
—Maldita sea, esto parece un polígono de tiro ¡Uwe, no te pares! —dijo mientras volvía a asomarse— ¡Stefan, llama al coronel, dile que necesitamos artillería!
Poco después los cañones de la división empezaron a barrer las posiciones hindúes. Los cañones de 25 libras, aunque eran bastante efectivos como anticarro, resultaban demasiado grandes y pesados para cambiarlos de posición o para protegerlos adecuadamente, y los artilleros los abandonaron y escaparon corriendo.
—Compañía, adelante— ordenó el teniente, y los nueve tanques que quedaban salieron en persecución de los hindúes.
—Teniente, mensaje del coronel. Dice que paremos.
—¿Estás seguro, Stefen?
—Sí, nos ordena que nos retiremos al wadi.
Al caer la noche el coronel se acercó hasta donde estaba la compañía.
—Teniente, sus hombres lo han hecho muy bien, pero el resto de las compañías han encontrado demasiada resistencia, y usted corría riesgo de quedar aislado y ser copado. Esperaremos a mañana.
—Pero entonces los hindúes podrán traer refuerzos.
—Tiene razón, teniente. Pero esas son nuestras órdenes.
Domper escribió:El problema de Grecia me parece muy difícil de cualquier forma, porque en este escenario se ha llevado al nacionalismo griego al límite. De todas formas va a ser preciso enfrentarse a la guerrilla.
Si le puede quitar los apoyos y ganarse a la población convirtiéndola en lo que fue luego la guerra civil griega donde la guerrilla comunista fue vencida.
Por cierto ¿el rey de Grecia no está en Creta? Si no se atacó la isla se quedó allí con el odiado Maniadakis y su policía secreta. Isla que era basta republicana y venizelista.
Habría que ver las cartas diplomáticas que se juegan: restaurar al rey, proclamar la república helena,...
Lo que si es necesario parar a los búlgaros antes de que causen el levantamiento de Drama.
La ofensiva de distracción de la orilla izquierda del Tigris se encontró con fuerte resistencia, como nos temíamos. Nuestros preparativos ficticios no habían pasado desapercibidos, y los ingleses se habían fortificado en las previsibles rutas de nuestros ataques. Aun así, los valientes soldados alemanes consiguieron algunos éxitos locales, ya que los defensores hindúes eran bisoños, y en algunos puntos perdieron los nervios y escaparon. Las brechas abiertas eran demasiado estrechas y poco profundas, y no eran suficientes para romper el frente británico. Pero bastaron para causar consternación en Alexander: si persistíamos en nuestros ataques, podríamos llegar a perforar sus líneas y arrebatarle todo lo que había conseguido conquistar en su fútil ofensiva del mes anterior. Parte de las reservas británicas fueron enviadas para sostener el frente, entre ellas la recién llegada 32ª División Acorazada (hindú), que solo había disponía de un centenar de tanques ligeros.
Durante los dos días siguientes prosiguieron los enfrentamientos a lo largo de toda la orilla izquierda, ya que nuestras tropas siguieron efectuando ataques de tanteo que suspendían en cuanto se encontraban con defensas fuertes. Esas incursiones consiguieron convencer a Alexander de que esa era nuestra principal ofensiva, y le crearon un falso sentido de satisfacción, pues se veía como el primer general británico que conseguía rechazar un ataque alemán. Sin embargo Alexander no se dio cuenta de que Rommel no quería reconquistar unos pocos kilómetros cuadrados de terreno baldío, sino que quería destruir su ejército. Yo creo que fue nuestra debilidad, ya que los ingleses e hindúes nos superaban dos a uno, lo que engañó a Alexander: un ejército tan débil solo podía aspirar a avanzar algunos kilómetros. Nuestra inferioridad debió engañar al inglés tanto o más que nuestras débiles demostraciones en el Tigris.
Mientras la 7ª panzer y las 10ª y 20ª motorizadas seguían manteniendo la farsa, el resto de nuestras tropas empezó un movimiento hacia la derecha. La Luftwaffe intensificó los ataques contra los aeródromos ingleses —la única parte de nuestra ofensiva que, a ojos ingleses, estaba yendo bien—, y mantuvo sus patrullas para impedir los vuelos de reconocimiento enemigos. Las unidades motorizadas se desplazaron por sus propios medios hacia el Éufrates, atravesaron el río en Ramadi, y siguieron hacia el oeste por la carretera del oleoducto de Kirkuk a Haifa. Una vez al oeste del lago Habbaniya se dirigieron hacia el sur. Las unidades de reconocimiento avanzaron rápidamente por un terreno que parecía creado para la guerra mecanizada: un desierto pedregoso, casi completamente llano, con solo algunas ondulaciones y pocos wadis. Las autoametralladoras siguieron las rutas de camelleros que se iban hacia el sur, y un escuadrón de reconocimiento llegó a recorrer doscientos kilómetros en veinticuatro horas. Sin previo aviso nuestros blindados cayeron sobre Najab, una base logística enemiga casi indefensa, donde capturaron grandes cantidades de suministros. En el cercano aeródromo de la RAF los blindados recorrieron las filas de aviones estacionados, incendiándolos con sus cañones de 20 mm. La enorme columna de humo que se elevó señaló el fin de la RAF en el Éufrates. A partir de Najab nuestros blindados utilizaron las carreteras que iban hacia el Golfo Pérsico, encontrándose con convoyes de camiones que destruían sin detenerse, y creando el pánico entre los asombrados hindúes y australianos.
Mientras la 21ª panzer cabalgaba hacia el suroeste, la 18ª motorizada y nuestra 15ª Panzer teníamos que limpiar el “istmo” que había entre el lago salado Razzaza y el Éufrates. La recién llegada 20ª División de la India había formado una débil línea entre la ciudad de Faluya, junto al río, y el lago: treinta kilómetros de llanura con campos de cultivo aislados, sin obstáculos naturales, difíciles de defender. Una división veterana, comprendiendo que la tarea era excesiva para sus menguadas fuerzas, hubiese defendido solo parte de la línea, la cercana al río, protegiendo el resto con patrullas. Pero la novata 20ª, compuesta por tropas hindúes reclutadas apresuradamente, había cavado líneas de trincheras en zigzag y luego había distribuido sus batallones en ellas. Siguiendo las palabras de Napoleón, el despliegue de la división enemiga era ideal… si se quería impedir el contrabando.
La 18ª tenía que representar un papel digno del Burgtheater vienés: iba a atacar las largas trincheras, dejando que los valientes hindúes la rechazasen, mientras la 15ª panzer rodeaba el lago, ocupaba Kerbala y atacaba al enemigo por la espalda. La crecida otoñal del Éufrates había llenado el lago Razzaza, obligándonos a dar un buen rodeo. Un día tardaron en llegar nuestras avanzadillas a la estratégica ciudad de Kerbala, en la que también acababa de entrar una brigada enemiga. En lugar de atacarla lanzando a mis blindados a luchar entre callejuelas, rodeé la ciudad y envié mi batallón de tanques hacia el Éufrates.
Mis carros avanzaron por un terreno que hubiese sido ideal para la defensa: campos de cultivo, multitud de canales de riego, pequeñas alquerías y arboledas que podían esconder cañones antitanque. Si hubiésemos sido ingleses hubiésemos avanzado cuidadosamente, inspeccionando cada caseta y cada zanja. Pero el coronel Teege no aceptaba demoras: me urgió para que rodease Kerbala cuanto antes, confiando en que el enemigo no hubiese tenido tiempo para fortificarse. Tenía razón solo a medias: calculo que nos tuvimos que enfrentar a un par de compañías equipadas con unos cuantos cañones. Pero eran de esos cañoncitos de dos libras de cuyos proyectiles se reía el blindaje de los nuevos Panzer IV. Mis tanques ignoraron los disparos enemigos, aplastaron los cañones, y siguieron hacia el río. En Hindiyah estaba uno de los pocos puentes que cruzaban el crecido Éufrates, pero los ingleses habían hecho los deberes, y el gran arco central voló cuando todavía estábamos lejos.
Nuestra labor aun no había acabado: mientras el 10º regimiento panzer apoyaba el ataque de la infantería contra Kerbala, nosotros nos deslizamos a la espalda de sus defensores y recorrimos la orilla del Éufrates hacia el noroeste, penetrando en la retaguardia de la división enemiga. Los hindúes se echaban a correr en cuanto veían nuestros panzer, abandonando cañones y vehículos. Sin dificultad corté la carretera entre Kerbala y Bagdad, y seguí hacia el puente de Murayib, que era poco más que unos tableros sobre pivotes metálicos. Tampoco pude tomarlo: saltó por los aires cuando apenas habíamos llegado a vislumbrarlo. Pero el enemigo nos estaba haciendo el juego: en realidad no queríamos hacernos con los puentes que iban a Bagdad, ya que la ciudad no era nuestro objetivo: lo que deseábamos era bloquear los pasos del Éufrates. Al volar los dos puentes, la 20ª división hindú quedó aislada y quedó atrapada entre el yunque de la 18ª motorizada y el martillo de nuestros tanques. El general Gracey, que la mandaba, perdió los nervios y ordenó la retirada a la otra orilla del río. Acosada por nuestras tropas, lo que empezó como un repliegue ordenado acabó en alocada carrera. Por desgracia el Éufrates no nos sirvió como red en la que atrapar a los fugitivos, porque en el río había cientos de botes de pescadores. Pero todo el equipo de la división quedó abandonado, y apenas la mitad de sus soldados pudo escapar.