Los Panzer alemanes: detrás del mito
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Sé por experiencia propia (y al igual que cualquiera que haya llevado una investigación histórica) que una de las labores más dificultosas no es sólo la recopilación de datos, si no su análisis y contrastación (separando lo irrelevante y/o anecdótico de lo esencial), cosa que japa, hasta donde yo sé, ha llevado de forma impecable, aunque imagino que también de forma agotadora.
Esto último lo convierte en doblemente meritorio en su caso, ya que lo hace de forma completamente desinteresada desde el punto de vista académico o económico; aunque imagino que no en lo intelectual: debe estar aprendiendo un montón a medida que va profundizando en la investigación
Por otro lado, el estilo es claro y directo, sin florituras ni fórmulas retóricas a destiempo. Sencillo, sin caer en la tosquedad (en plan copy-and-paste); en definitiva, resulta de un gran valor didáctico.
Ahora bien, en caso de que tuviese intención de publicarlo, lo que convertiría su obra en una excelente síntesis sería que añadiese las (adecuadas) referencias bibliográficas (ya fuese en notas a pie de página o de otro modo). Sé que son muchos los que las ignoran totalmente las notas a pie de página y similares (sobretodo si abundan), pero a medida que pasan los años, al menos yo he ido apreciando más aquellas obras que las utilizaban con generosidad, ya que permiten al lector, en caso de estar interesado, en profundizar cómodamente en la cuestión por su cuenta. Para mí, poco hay más espantoso que una vaga referencia en el apartado de la Bibliografía a obras de tres tomos de 500 páginas cada uno (y que, para más inri, puede tratarse de una edición de 30 o 40 años completamente agotada e ilocalizable y, ya con casi mala fe, sin especificarte en que tomo está la referencia) o a una tesis doctoral de 900 páginas (os lo juro, alguna vez me he encontrado en ese caso) Y, por otro lado, siempre contribuye a dar un mayor rigor científico al estudio.
Pero en fin, esto último sólo es una preferencia personal. Sé que, en el caso de japa, si pusiese TODAS las referencias que debe estar utilizando y/o comenta en el lugar adecuado, aún estaría hablando de los inicios de la campaña de Francia de la primavera de 1940 Así, debe entenderse mi consejo para sólo el caso en quisiese publicarlo y en la editorial le permitiese poner las referencias (que esa ya es harina de otro costal).
En fin, sólo me queda insistir en mis felicitaciones a japa y que, por mi parte, puede tomárselo con toda tranquilidad
Un saludo,
Esto último lo convierte en doblemente meritorio en su caso, ya que lo hace de forma completamente desinteresada desde el punto de vista académico o económico; aunque imagino que no en lo intelectual: debe estar aprendiendo un montón a medida que va profundizando en la investigación
Por otro lado, el estilo es claro y directo, sin florituras ni fórmulas retóricas a destiempo. Sencillo, sin caer en la tosquedad (en plan copy-and-paste); en definitiva, resulta de un gran valor didáctico.
Ahora bien, en caso de que tuviese intención de publicarlo, lo que convertiría su obra en una excelente síntesis sería que añadiese las (adecuadas) referencias bibliográficas (ya fuese en notas a pie de página o de otro modo). Sé que son muchos los que las ignoran totalmente las notas a pie de página y similares (sobretodo si abundan), pero a medida que pasan los años, al menos yo he ido apreciando más aquellas obras que las utilizaban con generosidad, ya que permiten al lector, en caso de estar interesado, en profundizar cómodamente en la cuestión por su cuenta. Para mí, poco hay más espantoso que una vaga referencia en el apartado de la Bibliografía a obras de tres tomos de 500 páginas cada uno (y que, para más inri, puede tratarse de una edición de 30 o 40 años completamente agotada e ilocalizable y, ya con casi mala fe, sin especificarte en que tomo está la referencia) o a una tesis doctoral de 900 páginas (os lo juro, alguna vez me he encontrado en ese caso) Y, por otro lado, siempre contribuye a dar un mayor rigor científico al estudio.
Pero en fin, esto último sólo es una preferencia personal. Sé que, en el caso de japa, si pusiese TODAS las referencias que debe estar utilizando y/o comenta en el lugar adecuado, aún estaría hablando de los inicios de la campaña de Francia de la primavera de 1940 Así, debe entenderse mi consejo para sólo el caso en quisiese publicarlo y en la editorial le permitiese poner las referencias (que esa ya es harina de otro costal).
En fin, sólo me queda insistir en mis felicitaciones a japa y que, por mi parte, puede tomárselo con toda tranquilidad
Un saludo,
Última edición por Shrike el 08 May 2007, 00:25, editado 1 vez en total.
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Añadiré una nota bibliográfica detallada al final del tema. Por suerte no me planteo una publicación porque ponerme ahora a reseñar las notas bibliográficas iba a ser una pesadilla. Eso sí, estoy preparando una versión en pdf bien editada para que los interesados puedan descargársela, ya que dudo que la extensión del tema permita su inclusión en la sección de artículos. Pero ahora continuemos con el tema.
LA LLEGADA DE LOS PANTHER
La esperada puesta en producción del PzKfw VI Panther llegó en la febrero de 1943, nueve meses después de que se decidiera su fabricación.
MAN había introducido algunos cambios en su proyecto inicial, y se habían sacado algunos modelos de prueba, y uno de ellos (Versuchs Panther V2) fue ampliamente testado en noviembre del 42, apareciendo una serie de defectos que iban a marcar el nacimiento del nuevo carro alemán.
Debido a una modificiación de las condiciones originales, al parecer por petición de Hitler, el blindaje delantero fue elevado hasta 80 mm, igualándolo al blindaje del mantelete de la torre. Eso llevó al carro hasta las 43 tn de peso. Sin embargo la planta motriz inicialmente prevista para el Panther por MAN se había planeado en la idea de que el carro pesaría entre las 35 y las 40 tn. El motor elegido era un Maybach HL210 de 650 hp, lo que no era demasiado para un vehículo de ese peso (15 caballos por tn de peso, mientras que el T-34 tenía una relación potencia/peso de unos 18) lo que iba a causar un sobreesfuerzo en el motor. Igualmente iba a ocasionar una sobrecarga de trabajo a la caja de cambios y la transmisión.
Por cierto que parte del incremento de peso se debía a la torre. Pues bien, esa torre no había sido diseñada para el Panther, sino que inicialmente iba a usarse en los Tiger. Se trataba de una versión algo más estilizada de la torre Rheinmetall diseñada para instalarse en los Tiger de Henschel una vez se utilizaran las cien torres Krupp apalabradas por la Porsche. Como ya vimos en su momento, se decidió continuar con las torres Krupp ya que su resultado era bueno y se prefirió no introducir cambios en la cadena de producción que podrían haber ralentizado la ya de por sí lenta producción del Pz VI. Entonces la Rheinmetall presionó para que su diseño basado en el cañón de 75 largo fuera utilizado en el proyecto Panther. Eso llevó a que uniera fuerzas con la MAN para cambiar la decisión inicial a favor del prototipo de la Daimler Benz, ya que ese carro era demasiado pequeño como para aceptar la enorme torre de Rheinmetall. Entre ambas empresas convencieron al Heer de que optase por el modelo MAN pese a la decisión contraria de Hitler. La Daimler a su vez recibiría como compensación la contratación de parte de la producción del modelo MAN, así que finalmente el peso de la balanza se alteró de forma decisiva. Como ya apunté, la elección del modelo MAN no se basó en criterios militares.
En cualquier caso los defectos del Panther no iban a incluir al sistema de armas. La torre de Rheinmetall era un buen diseño, con algunos fallos estructurales (como el ángulo de rebote bajo el mantelete cilíndrico, o la excesiva angulación del frontal que en determinadas posiciones bloqueaba las salidas delanteras de la barcaza, pero el blindaje era excelente y el cañón elegido, el 75 mm L/70 KwK 42 era un arma realmente impresionante, capaz de atravesar 100 mm de blindaje a 1500 m, un porcentaje de penetración que superaba al del cañón del Tiger I en un 10%. La óptica era igualmente de primer orden, como lo demuestra que los soviéticos informaran en los primeros combates contra el Panther que se habían comprobado caros destruidos a 2000 m de distancia.
Pese a los defectos apreciados en las pruebas los alemanes decidieron iniciar la producción del Panther, cuya primera serie sería conocida como PzKfw V Ausf D. Estaba previsto que entre junio y julio el Heer pudiera contar con 250 ejemplares para ir incorporándolos a las unidades del frente. Estos primeros Panther se distinguen con facilidad por la presencia de dos paquetes de tres lanzahumos, situados a los lados de la torre, muy adelantados. La inclinación del blindaje se había incrementado respecto al modelo de pruebas y era de 55 grados en el frontal y 40 en los laterales (un punto en el que le blindaje era de 40 mm). Al inclinar más el blindaje había habido que alargar un poco la barcaza, lo que daba un peso final de 44,8 tn, pero la gran anchura de sus cadenas y el sistema de suspensión FAMO daban una presión sobre el terreno muy aceptable, de 0,735 Kg/cm2. Al igual que en el caso del Tiger, el radio de acción de un Panther con el depósito lleno no era muy alto, 250 km en carretera y 100 en todo terreno.
Se crearon dos unidades para encuadrar los nuevos carros, los batallones pánzer 51 y 52, y se testaron intensivamente los primeros ejemplares recibidos. Hacia finales de febrero estaban disponibles en los dos PzBon un total de 22 carros en prueba, y en marzo se entregaron otros 68, producidos por MAN, Daimler y, a partir de ese mes, Henschel.
Sobre al base de los problemas vistos en las pruebas de esos primeros 90 carros se estimó que era necesario introducir mejoras en la planta motriz, pero se decidió no interrumpir la producción ya que el Heer quería contar cuanto antes con un buen número de Panthers, así que los siguientes 160 ejemplares siguieron basados en el motor Maybach de 650 hp, en la idea de incorporarles después los cambios necesarios. Así pues se produjeron 250 ejemplares de un carro defectuoso, y se hizo con pleno conocimiento de esos defectos.
Las prisas se debían a la necesidad de contar con suficientes Panther para la ofensiva de verano, la operación Ciudadela, lo que produjo un curioso efecto de retroalimentación. A fin de esperar a tener suficientes Panther se fue retrasando CIudadela una y otra vez, y a fin de acelerar el comienzo de Ciudadela se optó por producir un carro problemático.
Finalmente a partir del 251 se introdujo una nueva planta motriz en base al Maybach HL230 de 700 hp, lo que no incrementó demasiado la potencia del carro pero sí permitió compensar sus problemas en aceleración y su velocidad en todo terreno, además de aligerar el esfuerzo tanto de la caja de cambios como de la transmisión. Los 250 ejemplares ya construidos se remitieron a una factoría en Alemania para modificarlos a fin de hacerlos similares a los siguientes (aunque sin cambiar el motor).
Además de los cambios en la planta motriz se modificó la suspensión haciéndola más resistente, y se decidió suprimir la instalación de los lanzahumos ya que su colocación estaba mal estudiada: un impacto de un arma de mínimo calibre bastaba para reventarlos y eran demasiado visibles como para no convertirse en unblanco tentador para los francotiradores. Un tubo fumígeno dañado podía asfixiar a la tripulación en unos minutos si el daño se producía con las escotillas abiertas. A finales de mayo el Heer tenía ya 368 Panthers, incluyendo los 250 iniciales con el motor de 650, pero de cara a Ciudadela muchos de los ejemplares de la primera versión no estarían disponibles por estar en mitad de su proceso de remodelación o simplemente por estar averiados. Así se cerraba el círculo y una buena parte de los carros que habían forzado el aplazamiento de la ofensiva estarían fuera de servicio debido a sus defectos ocasionados por la rapidez de su fabricación de cara a esa ofensiva.
Dicho sea de paso, la industria había presentado unas previsiones de producción realmente optimistas, por no decir fantasiosas, que estimaban posible la fabricación de un millar de unidades mensuales a partir del mes de mayo (incluido). A la hora de la verdad el Heer sólo iba a disponer de un par de centenares de Panthers, agrupados en los PzBon 51 y 52, a razón de 96 por unidad (4 compañías de 22 carros más 8 adicionales en el CG).
Uno de los primeros AusfD, todavía con los tubos fumígenos
LA LLEGADA DE LOS PANTHER
La esperada puesta en producción del PzKfw VI Panther llegó en la febrero de 1943, nueve meses después de que se decidiera su fabricación.
MAN había introducido algunos cambios en su proyecto inicial, y se habían sacado algunos modelos de prueba, y uno de ellos (Versuchs Panther V2) fue ampliamente testado en noviembre del 42, apareciendo una serie de defectos que iban a marcar el nacimiento del nuevo carro alemán.
Debido a una modificiación de las condiciones originales, al parecer por petición de Hitler, el blindaje delantero fue elevado hasta 80 mm, igualándolo al blindaje del mantelete de la torre. Eso llevó al carro hasta las 43 tn de peso. Sin embargo la planta motriz inicialmente prevista para el Panther por MAN se había planeado en la idea de que el carro pesaría entre las 35 y las 40 tn. El motor elegido era un Maybach HL210 de 650 hp, lo que no era demasiado para un vehículo de ese peso (15 caballos por tn de peso, mientras que el T-34 tenía una relación potencia/peso de unos 18) lo que iba a causar un sobreesfuerzo en el motor. Igualmente iba a ocasionar una sobrecarga de trabajo a la caja de cambios y la transmisión.
Por cierto que parte del incremento de peso se debía a la torre. Pues bien, esa torre no había sido diseñada para el Panther, sino que inicialmente iba a usarse en los Tiger. Se trataba de una versión algo más estilizada de la torre Rheinmetall diseñada para instalarse en los Tiger de Henschel una vez se utilizaran las cien torres Krupp apalabradas por la Porsche. Como ya vimos en su momento, se decidió continuar con las torres Krupp ya que su resultado era bueno y se prefirió no introducir cambios en la cadena de producción que podrían haber ralentizado la ya de por sí lenta producción del Pz VI. Entonces la Rheinmetall presionó para que su diseño basado en el cañón de 75 largo fuera utilizado en el proyecto Panther. Eso llevó a que uniera fuerzas con la MAN para cambiar la decisión inicial a favor del prototipo de la Daimler Benz, ya que ese carro era demasiado pequeño como para aceptar la enorme torre de Rheinmetall. Entre ambas empresas convencieron al Heer de que optase por el modelo MAN pese a la decisión contraria de Hitler. La Daimler a su vez recibiría como compensación la contratación de parte de la producción del modelo MAN, así que finalmente el peso de la balanza se alteró de forma decisiva. Como ya apunté, la elección del modelo MAN no se basó en criterios militares.
En cualquier caso los defectos del Panther no iban a incluir al sistema de armas. La torre de Rheinmetall era un buen diseño, con algunos fallos estructurales (como el ángulo de rebote bajo el mantelete cilíndrico, o la excesiva angulación del frontal que en determinadas posiciones bloqueaba las salidas delanteras de la barcaza, pero el blindaje era excelente y el cañón elegido, el 75 mm L/70 KwK 42 era un arma realmente impresionante, capaz de atravesar 100 mm de blindaje a 1500 m, un porcentaje de penetración que superaba al del cañón del Tiger I en un 10%. La óptica era igualmente de primer orden, como lo demuestra que los soviéticos informaran en los primeros combates contra el Panther que se habían comprobado caros destruidos a 2000 m de distancia.
Pese a los defectos apreciados en las pruebas los alemanes decidieron iniciar la producción del Panther, cuya primera serie sería conocida como PzKfw V Ausf D. Estaba previsto que entre junio y julio el Heer pudiera contar con 250 ejemplares para ir incorporándolos a las unidades del frente. Estos primeros Panther se distinguen con facilidad por la presencia de dos paquetes de tres lanzahumos, situados a los lados de la torre, muy adelantados. La inclinación del blindaje se había incrementado respecto al modelo de pruebas y era de 55 grados en el frontal y 40 en los laterales (un punto en el que le blindaje era de 40 mm). Al inclinar más el blindaje había habido que alargar un poco la barcaza, lo que daba un peso final de 44,8 tn, pero la gran anchura de sus cadenas y el sistema de suspensión FAMO daban una presión sobre el terreno muy aceptable, de 0,735 Kg/cm2. Al igual que en el caso del Tiger, el radio de acción de un Panther con el depósito lleno no era muy alto, 250 km en carretera y 100 en todo terreno.
Se crearon dos unidades para encuadrar los nuevos carros, los batallones pánzer 51 y 52, y se testaron intensivamente los primeros ejemplares recibidos. Hacia finales de febrero estaban disponibles en los dos PzBon un total de 22 carros en prueba, y en marzo se entregaron otros 68, producidos por MAN, Daimler y, a partir de ese mes, Henschel.
Sobre al base de los problemas vistos en las pruebas de esos primeros 90 carros se estimó que era necesario introducir mejoras en la planta motriz, pero se decidió no interrumpir la producción ya que el Heer quería contar cuanto antes con un buen número de Panthers, así que los siguientes 160 ejemplares siguieron basados en el motor Maybach de 650 hp, en la idea de incorporarles después los cambios necesarios. Así pues se produjeron 250 ejemplares de un carro defectuoso, y se hizo con pleno conocimiento de esos defectos.
Las prisas se debían a la necesidad de contar con suficientes Panther para la ofensiva de verano, la operación Ciudadela, lo que produjo un curioso efecto de retroalimentación. A fin de esperar a tener suficientes Panther se fue retrasando CIudadela una y otra vez, y a fin de acelerar el comienzo de Ciudadela se optó por producir un carro problemático.
Finalmente a partir del 251 se introdujo una nueva planta motriz en base al Maybach HL230 de 700 hp, lo que no incrementó demasiado la potencia del carro pero sí permitió compensar sus problemas en aceleración y su velocidad en todo terreno, además de aligerar el esfuerzo tanto de la caja de cambios como de la transmisión. Los 250 ejemplares ya construidos se remitieron a una factoría en Alemania para modificarlos a fin de hacerlos similares a los siguientes (aunque sin cambiar el motor).
Además de los cambios en la planta motriz se modificó la suspensión haciéndola más resistente, y se decidió suprimir la instalación de los lanzahumos ya que su colocación estaba mal estudiada: un impacto de un arma de mínimo calibre bastaba para reventarlos y eran demasiado visibles como para no convertirse en unblanco tentador para los francotiradores. Un tubo fumígeno dañado podía asfixiar a la tripulación en unos minutos si el daño se producía con las escotillas abiertas. A finales de mayo el Heer tenía ya 368 Panthers, incluyendo los 250 iniciales con el motor de 650, pero de cara a Ciudadela muchos de los ejemplares de la primera versión no estarían disponibles por estar en mitad de su proceso de remodelación o simplemente por estar averiados. Así se cerraba el círculo y una buena parte de los carros que habían forzado el aplazamiento de la ofensiva estarían fuera de servicio debido a sus defectos ocasionados por la rapidez de su fabricación de cara a esa ofensiva.
Dicho sea de paso, la industria había presentado unas previsiones de producción realmente optimistas, por no decir fantasiosas, que estimaban posible la fabricación de un millar de unidades mensuales a partir del mes de mayo (incluido). A la hora de la verdad el Heer sólo iba a disponer de un par de centenares de Panthers, agrupados en los PzBon 51 y 52, a razón de 96 por unidad (4 compañías de 22 carros más 8 adicionales en el CG).
Uno de los primeros AusfD, todavía con los tubos fumígenos
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La esperada puesta en producción del PzKfw VI Panther llegó en la febrero de 1943, nueve meses después de que se decidiera su fabricación.
Y Guderian no lo declaró listo para el combate hasta nada menos que Marzo de 1944. Como bien dices el carro fue empleado sin haber hecho demasiadas pruebas.
motor elegido era un Maybach HL210 de 650 hp, lo que no era demasiado para un vehículo de ese peso (15 caballos por tn de peso...)
Finalmente a partir del 251 se introdujo una nueva planta motriz en base al Maybach HL230 de 700 hp, lo que no incrementó demasiado la potencia del carro
Esta potencia (para el HL230) es nominal ya que para llegar hace falta poner 3000rpm, lo cual estaba prohibido debido al riesgo de incendio. Lo máximo era 2500 y había que tener cuidado, porque en un día caluroso el riesgo de incendio seguía siendo alto.
De todas maneras el radio potencia/peso era bastante alto para un carro pesado. El problema era que el motor estaba instalando en un compartimiento demasiado pequeño, de ahí que hubiese un riesgo de incendio tan alto. A pesar de los esfuerzos la refrigeración nunca se soluciono del todo.
Si la configuración del motor no era muy eficaz, la transmisión era de risa. Para empezar estaba diseñada para un vehículo de 35 toneladas, y se utilizaron engranajes planos demasiado débiles para el peso del vehículo. Para empeorar las cosas el acero que se utilizaba no era el idoneo, haciendo todo el sistema menos fiable.
La transmisión fue el autentico talón de aquiles, y si no se estaba atento a la conducción podía destrozar los piñones del engranaje.
En fin, quizás hubiese sido mejor reducir la protección, aligerando el vehículo y facilitando su protección. Con una protección frontal frente a cañones de 76mm y 85mm el vehículo hubiese sido perfectamente válido, sólo siendo puesto en peligro por los cañones de 100 y 122mm rusos, o el 90mm americanos, que sólo sirvió en pequeñas cantidades.
Saludos.
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alejandro_ escribió:Finalmente a partir del 251 se introdujo una nueva planta motriz en base al Maybach HL230 de 700 hp, lo que no incrementó demasiado la potencia del carro
Esta potencia (para el HL230) es nominal ya que para llegar hace falta poner 3000rpm, lo cual estaba prohibido debido al riesgo de incendio. Lo máximo era 2500 y había que tener cuidado, porque en un día caluroso el riesgo de incendio seguía siendo alto.
Esta es la página del Pantherfibel donde habla del manejo del motor.
En el segmento 1.500-2.500 es donde está el indicativo "conducir". Entre 2.500 y 3.000 no pone nada pero está en otro color. Supongo que indicará "precaución". Hay dos indicativos pequeños que no sé a que se refieren. El de las 1.700 rpm pone algo así como "segunda fase abierta" y en 2.700 "segunda fase cerrada" No sé si se refiere a algún carburador de doble cuerpo o a qué (lo cierto es que si fuera al carburador lo lógico es que fuera al revés)
Por último las 3.000 RPM es la zona roja.
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ANTECEDENTES DE LA BATALLA DE KURSK
La campaña del verano de 1943 sería el punto decisivo de la Segunda Guerra Mundial. Pese a las derrotas de Stalingrado, el Alamein y Túnez, Alemania no estaba derrotada. Las duras batallas de ese invierno habían mostrado que las fuerzas alemanas no bastaban para derrotar decisivamente a la URSS, pero la vigorosa reacción de Kharkov indicaba que Alemania aún estaba en condiciones de evitar una derrota absoluta. Si no la victoria, Hitler todavía veía posible forzar unas tablas y negociar una paz razonable si convencía a los aliados de que una solución puramente militar de la guerra tendría unos costes humanos y materiales intolerables. Pero desde su punto de vista eso requería una contundente victoria de las armas alemanas en el Este.
Como ya se vio anteriormente los retrasos durante la contraofensiva de Kharkov, en parte atribuibles a la desobediencia de las fuerzas Waffen SS, obsesionadas en reconquistar la ciudad a sangre y fuego, y la nula cooperación ofrecida por el grupo de ejércitos Centro (que no apoyó la operación e incluso trató de sustraerle fuerzas para reforzarse) impidieron que Manstein pudiera completar sus objetivos antes del deshelo y los barros. La última fase de su ofensiva, la eliminación del saliente que quedaría al norte de Kharkov, quedó sin realizar. El resultado era una enorme prominencia situada en el centro del frente oriental, de unos 160-200 km de anchura con una profundidad de unos 90-110 km entre la parte más ozzidental y la ciudad de Kursk. Mantein opinaba que la eliminación de ese saliente debía acometerse nada más finalizada la rasputitsa, a fin de no dar tiempo a los soviéticos a reconstruir sus fuerzas, muy dañadas tras el mazazo de Kharkov. EL objetivo era no sólo el aniquilamiento de las fuerzas en el área, a fin de reducir las posibilidades operativos del ER en 1943, sino también acortar considerablemente la línea del frente en casi 400 km, de modo que fuera posible retirar unidades a fin de preparar una reserva táctica que permitiera plantearse una defensa elástica. Además era razonable esperar que el ER lanzara sus reservas en apoyo de las fuerzas del saliente y así sería posible embolsar a una gran parte de las fuerzas soviéticas aprovechando la probada superioridad táctica de los alemanes. Para ello proponía que se llevara a cabo una operación limitada, por parte del grupo de ejércitos Sur y el grupo Centro, a fin de cortar la base del saliente.
Manstein opinaba que sería necesario empeñar, por parte del grupo Centro, al 9º ejército de Model con seis PzDiv, 2 divisiones motorizadas y 7 de infantería, y el grupo Sur emplearía al 4º ejército Pánzer y la agrupación Kempf, con 11 PzDiv (incluyendo ahí las PzGrDiv de las SS) y 7 de infantería.
Como alternativa Manstein proponía realizar una campaña defensiva en la cuenca del Donetz, replegándose hacia el oeste a fin de atraer a las reservas soviéticas a un terreno adecuado para un nuevo contragolpe, esta vez de mucha mayor magnitud. Dicha opción era apoyada por Guderian, que opinaba que era importante dedicar todo el año 1943 a la reconstrucción de la fuerza acorazada absteniéndose de operaciones ofensivas, y retomar la iniciativa en 1944 con una fuerza muy superior. Una de las causas de esa cautela en el usualmente audaz Guderian era su convencimiento de que las nuevas armas en las que Hitler ponía muchísimas esperanzas requerían un tiempo prudencial para su puesta a punto. Además la LW estaba recuperándose de las duras pérdidas del invierno y al igual que el Heer estaba incorporando nuevos equipamientos, así que una estrategia defensiva en ese año le parecía la opción más sensata.
Como es bien sabido, Hitler rechazó la propuesta de mantenerse en 1943 a la defensiva. Para ello adujo numerosos motivos de carácter militar, pero al principal motivo parece haber sido de prestigio. Consideraba que sólo una gran ofensiva convencería a los aliados de que Alemania no estaba contra las cuerdas y podría plantearse unas negociaciones con los aliados occidentales desde una situación de fuerza. Además esperaba que un avance victorioso y contundente evitaría la defección de sus socios, que Japón decidiera atacar a la URSS por el este e incluso esperaba que Turquía abandonase su neutralidad y se uniera al Eje. Estas dos esperanzas del fuhrer eran, como sabemos, absolutamente ilusorias y muestran hasta qué punto las ideas de Hitler sobre política exterior carecían de contacto con la realidad. Japón deseaba una victoria de los alemanes porque esa era su única esperanza de ganar la guerra del Pacífico tras la derrota de Midway, pero no sólo no tenía voluntad alguna de atacar a la URSS tras sus amargas experiencias de unos años antes sino que carecía de las fuerzas necesarias incluso para una ofensiva limitada. En cuanto a Turquía, su gobierno veía las cosas con un gran realismo: su nación no ganaba nada uniéndose a una contienda de resultado indeciso y sí se beneficiaba extraordinariamente de su neutralidad.
Así pues, la Wermatch iba a volver a pasar a la ofensiva en 1943 en gran parte por puras razones de imagen. Hitler era simplemente incapaz de verse a sí mismo en un papel distinto al del caudillo conquistador.
En cuanto a los soviéticos, el duro correctivo infringido a sus fuerzas en Kharkov había vuelto a Stalin mucho más receptivo a las sigerencias de sus generales. Zukhov había analizado sin dificultad el escenario estratégico que se habría ante el ER en la primavera de 1943 y consideraba que pasar a la ofensiva sólo serviría para cosechar nuevas derrotas. En su opinión había que esperar a que los alemanes pasaran a la ofensiva para recuperar la iniciativa. Dada la estructura del frente le pareció obvio que un asalto alemán tendría como objetivo el gran saliente de Kursk, y propuso establecer una poderosa defensa en profundidad ahí, que contuviera en lo posible el ataque alemán a fin de pasar a la ofensiva una vez el enemigo se hubiera agotado. Había que aprovechar todo el tiempo disponible para preparar las defensas y reconstruir las fuerzas del ER, cuya moral había bajado tras las duras derrotas que siguieron a la victoria de Stalingrado. Además había que prepararse para hacer frente a las nuevas armas del enemigo reforzando la capacidad de lucha CC del ER. Cuanto más taradran los alemanes en iniciar su ataque, mejor preparados estarían los soviéticos.
Se abría un compás de espera, y era Hitler quién decidiría su duración: la pelota estaba en su tejado.
La campaña del verano de 1943 sería el punto decisivo de la Segunda Guerra Mundial. Pese a las derrotas de Stalingrado, el Alamein y Túnez, Alemania no estaba derrotada. Las duras batallas de ese invierno habían mostrado que las fuerzas alemanas no bastaban para derrotar decisivamente a la URSS, pero la vigorosa reacción de Kharkov indicaba que Alemania aún estaba en condiciones de evitar una derrota absoluta. Si no la victoria, Hitler todavía veía posible forzar unas tablas y negociar una paz razonable si convencía a los aliados de que una solución puramente militar de la guerra tendría unos costes humanos y materiales intolerables. Pero desde su punto de vista eso requería una contundente victoria de las armas alemanas en el Este.
Como ya se vio anteriormente los retrasos durante la contraofensiva de Kharkov, en parte atribuibles a la desobediencia de las fuerzas Waffen SS, obsesionadas en reconquistar la ciudad a sangre y fuego, y la nula cooperación ofrecida por el grupo de ejércitos Centro (que no apoyó la operación e incluso trató de sustraerle fuerzas para reforzarse) impidieron que Manstein pudiera completar sus objetivos antes del deshelo y los barros. La última fase de su ofensiva, la eliminación del saliente que quedaría al norte de Kharkov, quedó sin realizar. El resultado era una enorme prominencia situada en el centro del frente oriental, de unos 160-200 km de anchura con una profundidad de unos 90-110 km entre la parte más ozzidental y la ciudad de Kursk. Mantein opinaba que la eliminación de ese saliente debía acometerse nada más finalizada la rasputitsa, a fin de no dar tiempo a los soviéticos a reconstruir sus fuerzas, muy dañadas tras el mazazo de Kharkov. EL objetivo era no sólo el aniquilamiento de las fuerzas en el área, a fin de reducir las posibilidades operativos del ER en 1943, sino también acortar considerablemente la línea del frente en casi 400 km, de modo que fuera posible retirar unidades a fin de preparar una reserva táctica que permitiera plantearse una defensa elástica. Además era razonable esperar que el ER lanzara sus reservas en apoyo de las fuerzas del saliente y así sería posible embolsar a una gran parte de las fuerzas soviéticas aprovechando la probada superioridad táctica de los alemanes. Para ello proponía que se llevara a cabo una operación limitada, por parte del grupo de ejércitos Sur y el grupo Centro, a fin de cortar la base del saliente.
Manstein opinaba que sería necesario empeñar, por parte del grupo Centro, al 9º ejército de Model con seis PzDiv, 2 divisiones motorizadas y 7 de infantería, y el grupo Sur emplearía al 4º ejército Pánzer y la agrupación Kempf, con 11 PzDiv (incluyendo ahí las PzGrDiv de las SS) y 7 de infantería.
Como alternativa Manstein proponía realizar una campaña defensiva en la cuenca del Donetz, replegándose hacia el oeste a fin de atraer a las reservas soviéticas a un terreno adecuado para un nuevo contragolpe, esta vez de mucha mayor magnitud. Dicha opción era apoyada por Guderian, que opinaba que era importante dedicar todo el año 1943 a la reconstrucción de la fuerza acorazada absteniéndose de operaciones ofensivas, y retomar la iniciativa en 1944 con una fuerza muy superior. Una de las causas de esa cautela en el usualmente audaz Guderian era su convencimiento de que las nuevas armas en las que Hitler ponía muchísimas esperanzas requerían un tiempo prudencial para su puesta a punto. Además la LW estaba recuperándose de las duras pérdidas del invierno y al igual que el Heer estaba incorporando nuevos equipamientos, así que una estrategia defensiva en ese año le parecía la opción más sensata.
Como es bien sabido, Hitler rechazó la propuesta de mantenerse en 1943 a la defensiva. Para ello adujo numerosos motivos de carácter militar, pero al principal motivo parece haber sido de prestigio. Consideraba que sólo una gran ofensiva convencería a los aliados de que Alemania no estaba contra las cuerdas y podría plantearse unas negociaciones con los aliados occidentales desde una situación de fuerza. Además esperaba que un avance victorioso y contundente evitaría la defección de sus socios, que Japón decidiera atacar a la URSS por el este e incluso esperaba que Turquía abandonase su neutralidad y se uniera al Eje. Estas dos esperanzas del fuhrer eran, como sabemos, absolutamente ilusorias y muestran hasta qué punto las ideas de Hitler sobre política exterior carecían de contacto con la realidad. Japón deseaba una victoria de los alemanes porque esa era su única esperanza de ganar la guerra del Pacífico tras la derrota de Midway, pero no sólo no tenía voluntad alguna de atacar a la URSS tras sus amargas experiencias de unos años antes sino que carecía de las fuerzas necesarias incluso para una ofensiva limitada. En cuanto a Turquía, su gobierno veía las cosas con un gran realismo: su nación no ganaba nada uniéndose a una contienda de resultado indeciso y sí se beneficiaba extraordinariamente de su neutralidad.
Así pues, la Wermatch iba a volver a pasar a la ofensiva en 1943 en gran parte por puras razones de imagen. Hitler era simplemente incapaz de verse a sí mismo en un papel distinto al del caudillo conquistador.
En cuanto a los soviéticos, el duro correctivo infringido a sus fuerzas en Kharkov había vuelto a Stalin mucho más receptivo a las sigerencias de sus generales. Zukhov había analizado sin dificultad el escenario estratégico que se habría ante el ER en la primavera de 1943 y consideraba que pasar a la ofensiva sólo serviría para cosechar nuevas derrotas. En su opinión había que esperar a que los alemanes pasaran a la ofensiva para recuperar la iniciativa. Dada la estructura del frente le pareció obvio que un asalto alemán tendría como objetivo el gran saliente de Kursk, y propuso establecer una poderosa defensa en profundidad ahí, que contuviera en lo posible el ataque alemán a fin de pasar a la ofensiva una vez el enemigo se hubiera agotado. Había que aprovechar todo el tiempo disponible para preparar las defensas y reconstruir las fuerzas del ER, cuya moral había bajado tras las duras derrotas que siguieron a la victoria de Stalingrado. Además había que prepararse para hacer frente a las nuevas armas del enemigo reforzando la capacidad de lucha CC del ER. Cuanto más taradran los alemanes en iniciar su ataque, mejor preparados estarían los soviéticos.
Se abría un compás de espera, y era Hitler quién decidiría su duración: la pelota estaba en su tejado.
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En la primavera del 43, empero, hubo algunos movimientos por parte de los alemanes (al parecer por iniciativa de Ribentropp, que trataba de recuperar su influencia en el entorno de Hitler) de cara a contactar con los soviéticos (es posible que los japoneses o los suecos intervineiran en ello) a fin de buscar una salida negociada en el Este. Los tanteos no condujeron a nada positivo pero parecen haber sido usados por Stalin como un medio para presionar a sus aliados occidentales antes que como una alternativa seria de negociación.
PREPARATIVOS Y APLAZAMIENTOS
Manstein confiaba en poder iniciar la ofensiva contra el saliente de Kursk, denominada ya como operación Ciudadela, a finales de abril, primeros de mayo, pero Hitler empezó a aplazar el comienzo de la operación. Pese a haber tomado la decisión de pasar a la ofensiva, se sentía enormemente inseguro al respecto. De alguna forma comprendía que esa iba a ser la apuesta suprema y sus nervios le fallaban. Durante casi dos meses la ofensiva en sí misma estuvo en entredicho. De haber presionado de forma adecuada, los mandos del ejército hubieran podido evitar la operación, pero mientras Guderian, Model y Jold intentaban una y otra vez persuadir a Hitler para abandonar el ataque, Manstein permanecía a la espectativa, sin inclinarse claramente hacia un lado u otro y Hoth y Kluge apoyaban el ataque. Kluge en particular se oponía frontalmente a cualquier sugerencia de Guderian, ya que ambos hombres se tenían un profundo rencor desde la campaña de 1941. La división entre los jefes militares era cada vez mayor y eso iba a pagar graves dividendos.
Había también desacuerdos en la LW. Goering había decidido sacar de en medio a Richtoffen, el comandante que mejor conocía las condiciones de la lucha en el Este, y reemplazarlo por Dessloch al mando de la 4ª LF, encargada de dar apoyo durante Ciudadela. El motivo parece ser estrictamente personal. Por una parte Richtoffen había mostrado una y otra vez su desacuerdo con Goering en torno al puente aéreo de Stalingrado y no había dudado en dirigirse directamente a Hitler para disudirle de la operación. Ahora Goering procuraba sacarse de encima a los hombres cuya sóla presencia bastaba para recordarle a Hitler su gran fracaso en el abastecimiento del 6º ejército. Además Richtoffen había mostrado unas dotes de mando y una firmeza soberbias en todo momento, y el Reichsmarshall no quería dejar en el teatro principal del conflicto a un general que pudiera hacerle sombra, quizás temeroso de que Hitler se decidiera finalmente a apartarle del mando de la LW en favor de Richtoffen. Manstein protestó con gran firmeza al conocer el reemplazo y exigió que Richtoffen volviera a ser puesto al mando de la 4ª LF, pero eso no hizo sino encolerizar a Goering que se negó a consentirlo y probablemente interpretó que el Heer trataba de conspirar contra él.
La indecisión de Hitler se apoyaba en todo tipo de excusas. Manstein explica en sus memorias que en ocasiones Hitler aludía a la necesidad de mantener la cabeza de puente de Túnez, después a la inminencia de un asalto aliado contra Cerdeña, o tal vez contra las islas griegas. Precisamente ante esos argumentos opinaba Manstein que era necesario adelantar todo lo posible Ciudadela, a fin de adelantarse no sólo a los preparativos soviéticos sino también a los planes de los aliados en el Mediterráneo. La inesperada (para Hitler) caída de la cabeza de puente de Túnez en mayo le hizo aún más dubitativo. Además se había obsesionado con la idea de que sólo la superioridad técnica de las nuevas armas asegurarían la victoria, y quería dar tiempo a que hubiera suficientes Tigers y Panthers disponibles.
No deja de ser curioso que Hitler, que consideraba que las derrotas se habían debido tan sólo a la falta de voluntad de los mandos y la carencia de un auténtico espíritu nacionalsocialista en el Heer, ahora consideraba que sólo con sus armas milagrosas sería posible obtener una victoria decisiva. Guderian había sido muy claro al respecto del Panther y había explicado con toda claridad que el nuevo carro no estaría operativo para Ciudadela porque no se habían resuelto los problemas del diseño inicial. Pese a ello Hitler seguía convencido de que el Panther sería el arma decisiva en Kursk y seguía esperando a que se desplegaran los primeros centenares de unidades. Además los industriales habían prometido alcanzar una producción de un millar de unidades al mes para junio y confiaba en que eso volvería definitivamente las tornas en el frente. Al argumento de Manstein de que cuanto más se esperase más carros producirían los soviéticos, respondía con la aplastante superioridad técnica de los nuevos pánzer que compensaría la diferencia numérica.
En la primavera Hitler ordenó que cesara la producción del Pz IV en favor de incrementar la salida de los Panther. Guderian inmediatamente se había opuesto en redondo a semejante medida que desde luego hubiera supuesto una sentencia de muerte para la PanzerWaffe en 1943. COn el Pz III definitivamente fuera de producción eso hubiera significado que las PzDiv sólo hubieran alistado en la primera mitad del año unos 350 carros de combate entre Pz V y Pz VI, algo a todas luces absurdo.
Pese a todo el periodo de espera iba a ser bien aprovechado por los mandos del ejército y las Waffen SS. Los meses que trascurrieron entre abril y julio del 43 constituyeron un periodo de descanso para las tropas como no lo habían visto desde el comienzo de Barbarroja. No sólo se reorganizaron y rearmaron las divisiones, sino que se incrementó el adiestramiento a fin de incorporar todas las lecciones tácticas tan duramente aprendidas. Los artilleros de los panzer pudieron entrenarse en los combates a larga distancia mientras los Panzer granaderos se adiestraban en las tácticas de avance combinado y los ingenieros y zapadores estudiaban el nuevo campo de batalla y trabajaban duramente para que, llegado el momento, fuera posible abrir camino a los pánzer.
La LW ensayó nuevas tácticas para la lucha CC, incorporando la nueva versión del Stuka, el Ju-87 G, armado con cañones de 37 mm, letales contra los carros en ataques posteriores, los FW190 en versión de cazabombardero y los nuevos y poderosos Hs-129, un formidable destructor de carros. Se esperaba que los sistemas de alerta basados en radares compensaran además la diferencia numérica con la aviación soviética, permitiendo ganar la superioridad sobre el campo de batalla.
Sin embargo los soviéticos no estaban ociosos. No sólo se estaban construyendo defensas de una profundidad sin igual en la historia, sino que se estaba adiestrando duramente a las tropas para que le cogieran la medida a los nuevos carros alemanes. El jefe del comisariado político en el frente, el futuro premier Nikita Kruschev, recuerda que procuró que se obviase el adoctrinamiento político y que los comisarios se aseguraran de que las tropas lo aprendían todo sobre la lucha contra los pánzer. Según sus propias palabras, la lista de los puntos débiles del tigre debía ser tan fácil de recordar para la tropa como el padrenuestro. Se prepararon centros de fuego contracarro por todo el frente, cada uno formado por dos docenas de piezas de 76 o de 85 mm, situados de modo que se cubrieran unos a otros en el campo de batalla. Se sembraron millones de minas, y en muchos casos se hizo antes de que los campos de cereal crecieran de modo que las cosechas ocultaron las barreras. Se cavaron zanjas anticarro y profundas y estrechas trincheras de modo que la infantería dejara pasar a los carros para lanzarse contra sus tropas de apoyo. Sobre todo se instruyó a las tropas en lo tremendo del combate que les esperaba, para que comprendieran lo decisiva que iba a ser su lucha. Al igual que sus enemigos al otro lado del frente, los soldados del ER sabían que iba a ser una combate de "Ahora o nunca".
La fuerza aérea incorporaba por fin los nuevos aviones de combate en grandes cantidades, con cazas como el Mig-3, capaz de batirse de tú a tú con los Me109, y los potentes aviones de ataque IL-2. La ventaja tecnológica de los alemanes a comienzos del conflicto se había evaporado. Ahora la aviación soviética iba a marcar la diferencia.
La ayuda occidental llegaba ahora en abundancia y los medios de transporte americanos permitieron mejorar mucho las condiciones del suministro. Por primera vez casi desde el comienzo de la guerra los soldados soviéticos estaban bien armados, bien alimentados y bien instruidos. Al apoyar el peso de su propaganda en el patriotismo y la tradición el PCUS había hecho una buena elección. Los soldados sabían que estaba en juego su propia existencia como pueblo. El ER en su conjunto había renacido de las cenizas del 41 y el 42 mucho más formidable que antes. La iniciativa volvía a valorarse y los militares habían recuperado en el invierno honores y privilegios. Sobre todo se sentía por todas partes la férrea decisión de no ceder, costara lo que costara.
Y el precio desde luego iba a ser muy alto. El 1 de julio Hitler finalmente tomó su decisión y anunció que Ciudadela empezaría el día 5 de ese mes.
PREPARATIVOS Y APLAZAMIENTOS
Manstein confiaba en poder iniciar la ofensiva contra el saliente de Kursk, denominada ya como operación Ciudadela, a finales de abril, primeros de mayo, pero Hitler empezó a aplazar el comienzo de la operación. Pese a haber tomado la decisión de pasar a la ofensiva, se sentía enormemente inseguro al respecto. De alguna forma comprendía que esa iba a ser la apuesta suprema y sus nervios le fallaban. Durante casi dos meses la ofensiva en sí misma estuvo en entredicho. De haber presionado de forma adecuada, los mandos del ejército hubieran podido evitar la operación, pero mientras Guderian, Model y Jold intentaban una y otra vez persuadir a Hitler para abandonar el ataque, Manstein permanecía a la espectativa, sin inclinarse claramente hacia un lado u otro y Hoth y Kluge apoyaban el ataque. Kluge en particular se oponía frontalmente a cualquier sugerencia de Guderian, ya que ambos hombres se tenían un profundo rencor desde la campaña de 1941. La división entre los jefes militares era cada vez mayor y eso iba a pagar graves dividendos.
Había también desacuerdos en la LW. Goering había decidido sacar de en medio a Richtoffen, el comandante que mejor conocía las condiciones de la lucha en el Este, y reemplazarlo por Dessloch al mando de la 4ª LF, encargada de dar apoyo durante Ciudadela. El motivo parece ser estrictamente personal. Por una parte Richtoffen había mostrado una y otra vez su desacuerdo con Goering en torno al puente aéreo de Stalingrado y no había dudado en dirigirse directamente a Hitler para disudirle de la operación. Ahora Goering procuraba sacarse de encima a los hombres cuya sóla presencia bastaba para recordarle a Hitler su gran fracaso en el abastecimiento del 6º ejército. Además Richtoffen había mostrado unas dotes de mando y una firmeza soberbias en todo momento, y el Reichsmarshall no quería dejar en el teatro principal del conflicto a un general que pudiera hacerle sombra, quizás temeroso de que Hitler se decidiera finalmente a apartarle del mando de la LW en favor de Richtoffen. Manstein protestó con gran firmeza al conocer el reemplazo y exigió que Richtoffen volviera a ser puesto al mando de la 4ª LF, pero eso no hizo sino encolerizar a Goering que se negó a consentirlo y probablemente interpretó que el Heer trataba de conspirar contra él.
La indecisión de Hitler se apoyaba en todo tipo de excusas. Manstein explica en sus memorias que en ocasiones Hitler aludía a la necesidad de mantener la cabeza de puente de Túnez, después a la inminencia de un asalto aliado contra Cerdeña, o tal vez contra las islas griegas. Precisamente ante esos argumentos opinaba Manstein que era necesario adelantar todo lo posible Ciudadela, a fin de adelantarse no sólo a los preparativos soviéticos sino también a los planes de los aliados en el Mediterráneo. La inesperada (para Hitler) caída de la cabeza de puente de Túnez en mayo le hizo aún más dubitativo. Además se había obsesionado con la idea de que sólo la superioridad técnica de las nuevas armas asegurarían la victoria, y quería dar tiempo a que hubiera suficientes Tigers y Panthers disponibles.
No deja de ser curioso que Hitler, que consideraba que las derrotas se habían debido tan sólo a la falta de voluntad de los mandos y la carencia de un auténtico espíritu nacionalsocialista en el Heer, ahora consideraba que sólo con sus armas milagrosas sería posible obtener una victoria decisiva. Guderian había sido muy claro al respecto del Panther y había explicado con toda claridad que el nuevo carro no estaría operativo para Ciudadela porque no se habían resuelto los problemas del diseño inicial. Pese a ello Hitler seguía convencido de que el Panther sería el arma decisiva en Kursk y seguía esperando a que se desplegaran los primeros centenares de unidades. Además los industriales habían prometido alcanzar una producción de un millar de unidades al mes para junio y confiaba en que eso volvería definitivamente las tornas en el frente. Al argumento de Manstein de que cuanto más se esperase más carros producirían los soviéticos, respondía con la aplastante superioridad técnica de los nuevos pánzer que compensaría la diferencia numérica.
En la primavera Hitler ordenó que cesara la producción del Pz IV en favor de incrementar la salida de los Panther. Guderian inmediatamente se había opuesto en redondo a semejante medida que desde luego hubiera supuesto una sentencia de muerte para la PanzerWaffe en 1943. COn el Pz III definitivamente fuera de producción eso hubiera significado que las PzDiv sólo hubieran alistado en la primera mitad del año unos 350 carros de combate entre Pz V y Pz VI, algo a todas luces absurdo.
Pese a todo el periodo de espera iba a ser bien aprovechado por los mandos del ejército y las Waffen SS. Los meses que trascurrieron entre abril y julio del 43 constituyeron un periodo de descanso para las tropas como no lo habían visto desde el comienzo de Barbarroja. No sólo se reorganizaron y rearmaron las divisiones, sino que se incrementó el adiestramiento a fin de incorporar todas las lecciones tácticas tan duramente aprendidas. Los artilleros de los panzer pudieron entrenarse en los combates a larga distancia mientras los Panzer granaderos se adiestraban en las tácticas de avance combinado y los ingenieros y zapadores estudiaban el nuevo campo de batalla y trabajaban duramente para que, llegado el momento, fuera posible abrir camino a los pánzer.
La LW ensayó nuevas tácticas para la lucha CC, incorporando la nueva versión del Stuka, el Ju-87 G, armado con cañones de 37 mm, letales contra los carros en ataques posteriores, los FW190 en versión de cazabombardero y los nuevos y poderosos Hs-129, un formidable destructor de carros. Se esperaba que los sistemas de alerta basados en radares compensaran además la diferencia numérica con la aviación soviética, permitiendo ganar la superioridad sobre el campo de batalla.
Sin embargo los soviéticos no estaban ociosos. No sólo se estaban construyendo defensas de una profundidad sin igual en la historia, sino que se estaba adiestrando duramente a las tropas para que le cogieran la medida a los nuevos carros alemanes. El jefe del comisariado político en el frente, el futuro premier Nikita Kruschev, recuerda que procuró que se obviase el adoctrinamiento político y que los comisarios se aseguraran de que las tropas lo aprendían todo sobre la lucha contra los pánzer. Según sus propias palabras, la lista de los puntos débiles del tigre debía ser tan fácil de recordar para la tropa como el padrenuestro. Se prepararon centros de fuego contracarro por todo el frente, cada uno formado por dos docenas de piezas de 76 o de 85 mm, situados de modo que se cubrieran unos a otros en el campo de batalla. Se sembraron millones de minas, y en muchos casos se hizo antes de que los campos de cereal crecieran de modo que las cosechas ocultaron las barreras. Se cavaron zanjas anticarro y profundas y estrechas trincheras de modo que la infantería dejara pasar a los carros para lanzarse contra sus tropas de apoyo. Sobre todo se instruyó a las tropas en lo tremendo del combate que les esperaba, para que comprendieran lo decisiva que iba a ser su lucha. Al igual que sus enemigos al otro lado del frente, los soldados del ER sabían que iba a ser una combate de "Ahora o nunca".
La fuerza aérea incorporaba por fin los nuevos aviones de combate en grandes cantidades, con cazas como el Mig-3, capaz de batirse de tú a tú con los Me109, y los potentes aviones de ataque IL-2. La ventaja tecnológica de los alemanes a comienzos del conflicto se había evaporado. Ahora la aviación soviética iba a marcar la diferencia.
La ayuda occidental llegaba ahora en abundancia y los medios de transporte americanos permitieron mejorar mucho las condiciones del suministro. Por primera vez casi desde el comienzo de la guerra los soldados soviéticos estaban bien armados, bien alimentados y bien instruidos. Al apoyar el peso de su propaganda en el patriotismo y la tradición el PCUS había hecho una buena elección. Los soldados sabían que estaba en juego su propia existencia como pueblo. El ER en su conjunto había renacido de las cenizas del 41 y el 42 mucho más formidable que antes. La iniciativa volvía a valorarse y los militares habían recuperado en el invierno honores y privilegios. Sobre todo se sentía por todas partes la férrea decisión de no ceder, costara lo que costara.
Y el precio desde luego iba a ser muy alto. El 1 de julio Hitler finalmente tomó su decisión y anunció que Ciudadela empezaría el día 5 de ese mes.
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japa escribió:
El jefe del comisariado político en el frente, el futuro premier Nikita Kruschev, recuerda que procuró que se obviase el adoctrinamiento político y que los comisarios se aseguraran de que las tropas lo aprendían todo sobre la lucha contra los pánzer.
La fuerza aérea incorporaba por fin los nuevos aviones de combate en grandes cantidades, con cazas como el Mig-3, capaz de batirse de tú a tú con los Me109, y los potentes aviones de ataque IL-2. La ventaja tecnológica de los alemanes a comienzos del conflicto se había evaporado. Ahora la aviación soviética iba a marcar la diferencia.
1º Hay que ver bien eso de los comisarios porque creo que estaban fuera de las unidades desde 1942 (Septiembre me parece), aunque quizás siguieran ejerciendo este tipo de funciones no lo se.
2º Lo de la aviación soviética debe ser matizado especialmente, ni el Mig-3 ni el Il-2 eran nuevos aviones en 1943. En lo de la ventaja tecnológica y la paridad para luchar de tú a tú ufff, se ha discutido largo y tendido sobre el tema pero creo que las conclusiones tienden a poner al FW-190 A4 y al BF 109 por delante. En fin no quiero iniciar una discusión sobre lucha aérea y además al final es cierto el comentario, la aviación soviética en Kursk luchaba de tú a tú con la alemana.
un saludo
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Como curiosidad, un panfleto distribuído a las tropas del ER sobre los puntos débiles del Tiger
Traduzco el texto que lo acompañaba (cortesía de www.lonesentry.com)
"La movilidad de los carros depende del adecuado funcionamiento de las partes de la suspensión , la rueda tractora delantera, rueda tensora trasera, ruedas de rodaje y cadenas. Esas partes son vulnerables a los disparos de todos los calibres. La rueda tractora delantera es especialmente vulnerable.
Disparad con proyectiles de alto explosivo y perforantes a las ruedas tractora y tensora y las cadenas. Eso detendrá al carro. Disparad a las ruedas de rodaje con proyectiles perforantes. Igualmente, atacad a los carros con granadas AT y minas. Si se usan minas portátiles, tres o cuatro a un soporte y lanzadlas ante el carro en movimiento.
Hay dos planchas de blindaje en cada lado del tigre. La inferior está parcialmente oculta por las ruedas. Esa plancha protege el motor y los depósitos de gasolina, en la parte trasera de la barcaza, directamente detrás y por encima de las dos últimas ruedas de rodaje.
Disparad a las planchas inferiores con proyectiles perforantes de 76, 57 o 45 mm. Si alcanzáis el depósito el vehículo arderá. Otro modo de incendiar el carro es atravesar las planchas superiores laterales con proyectiles perforantes, alcanzando los depósitos de munición.
La plancha blindada trasera protege igualmente al motor y los depósitos de combustible. Si es posible penetrarla con caónes AT el carro quedará fuera de combate.
La torre tiene dos portillos de visión y dos aberturas para que la tripulación pueda usar sus armas peronales desde dentro. La cúpula del comandante tiene cinco aberturas para periscopios. Hay además dos visores en la parte superior del frontal del carro, para el conductor y el tirador . Delante de la torre hay una salida superior en la barcaza cubierta con una puerta abatible.
La torre es un blanco particularmente importante y vulnerable. Atacadla con proyectiles perforantes y explosivos. Si hay aberturas o grietas lanzad dentro granadas y cócteles molotov.
Hay una hendidura circular de 10 mm alrededor del anillo de la torre. Proyectiles perforantes e incluso fuego de ametralladora bien dirigido a esa parte puede bloquear el giro de la torre reduciendo seriamente su capacidad de combate. Un impacto de alto explosivo en esa zona puede desgajar la torre y la barcaza dejando el carro fuera de combate.
Los respiraderos y salidas de ventiladores estan bajo las rejillas situadas tras la torre. Hay otro respiradero en la parte frontal superior del casco, entre los portillos de visión del radio operador y el conductor. Usad proyectiles perforantes y cócteles contra estos puntos.
Una mina anticarro que explote bajo el caso perforará el suelo de la barcaza y dejará el carro fuera de combate."
Traduzco el texto que lo acompañaba (cortesía de www.lonesentry.com)
"La movilidad de los carros depende del adecuado funcionamiento de las partes de la suspensión , la rueda tractora delantera, rueda tensora trasera, ruedas de rodaje y cadenas. Esas partes son vulnerables a los disparos de todos los calibres. La rueda tractora delantera es especialmente vulnerable.
Disparad con proyectiles de alto explosivo y perforantes a las ruedas tractora y tensora y las cadenas. Eso detendrá al carro. Disparad a las ruedas de rodaje con proyectiles perforantes. Igualmente, atacad a los carros con granadas AT y minas. Si se usan minas portátiles, tres o cuatro a un soporte y lanzadlas ante el carro en movimiento.
Hay dos planchas de blindaje en cada lado del tigre. La inferior está parcialmente oculta por las ruedas. Esa plancha protege el motor y los depósitos de gasolina, en la parte trasera de la barcaza, directamente detrás y por encima de las dos últimas ruedas de rodaje.
Disparad a las planchas inferiores con proyectiles perforantes de 76, 57 o 45 mm. Si alcanzáis el depósito el vehículo arderá. Otro modo de incendiar el carro es atravesar las planchas superiores laterales con proyectiles perforantes, alcanzando los depósitos de munición.
La plancha blindada trasera protege igualmente al motor y los depósitos de combustible. Si es posible penetrarla con caónes AT el carro quedará fuera de combate.
La torre tiene dos portillos de visión y dos aberturas para que la tripulación pueda usar sus armas peronales desde dentro. La cúpula del comandante tiene cinco aberturas para periscopios. Hay además dos visores en la parte superior del frontal del carro, para el conductor y el tirador . Delante de la torre hay una salida superior en la barcaza cubierta con una puerta abatible.
La torre es un blanco particularmente importante y vulnerable. Atacadla con proyectiles perforantes y explosivos. Si hay aberturas o grietas lanzad dentro granadas y cócteles molotov.
Hay una hendidura circular de 10 mm alrededor del anillo de la torre. Proyectiles perforantes e incluso fuego de ametralladora bien dirigido a esa parte puede bloquear el giro de la torre reduciendo seriamente su capacidad de combate. Un impacto de alto explosivo en esa zona puede desgajar la torre y la barcaza dejando el carro fuera de combate.
Los respiraderos y salidas de ventiladores estan bajo las rejillas situadas tras la torre. Hay otro respiradero en la parte frontal superior del casco, entre los portillos de visión del radio operador y el conductor. Usad proyectiles perforantes y cócteles contra estos puntos.
Una mina anticarro que explote bajo el caso perforará el suelo de la barcaza y dejará el carro fuera de combate."
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zimisces escribió:
1º Hay que ver bien eso de los comisarios porque creo que estaban fuera de las unidades desde 1942 (Septiembre me parece), aunque quizás siguieran ejerciendo este tipo de funciones no lo se.
2º Lo de la aviación soviética debe ser matizado especialmente, ni el Mig-3 ni el Il-2 eran nuevos aviones en 1943. En lo de la ventaja tecnológica y la paridad para luchar de tú a tú ufff, se ha discutido largo y tendido sobre el tema pero creo que las conclusiones tienden a poner al FW-190 A4 y al BF 109 por delante. En fin no quiero iniciar una discusión sobre lucha aérea y además al final es cierto el comentario, la aviación soviética en Kursk luchaba de tú a tú con la alemana.
un saludo
Los comisarios se mantuvieron toda la guerra, pero de 1942 en adelante sus funciones eran de adoctrinamiento, moral e instrucción, subordinados a las órdenes de los mandos militares, mientras que antes actuaban controlando a los mandos. De ahí el comentario de Kruschev.
En cuanto a los aviones, tienes razón porque me he expresado mal: los Mig-3 y IL-2, como bien dices, estaban entrando en servicio ya en 1941, al igual que los T-34 y KV. Lo que quería decir es que para 1943 la aviación del ER se componía ya mayoritariamente de aviones de esa generación, mientras que los entrañables chirris y moscas habían sido retirados del servicio o destruidos por los alemanes. Por contra Alemania seguía manteniendo en servicio aviones como el Ju-87 o el Me109, que eran diseños anteriores y estaban llegando al final de su vida operativa (bueno, el Ju87 estaba más allá de ese final, pero no tenían con qué reemplazarlo). Los FW190, por el contrario, eran aviones más modernos y los soviéticos los consideraron como muy versátiles y peligrosos, lo mejorcito de la Luftwaffe. Los Hs129 igualmente eran aviones nuevos, estrenados en el invierno de 1942, pero tenían algunos problemas de diseño que necesitaban corrección, y su producción era bastante lenta. Lo que no les impidió estrenarse en Kursk como aparatos de ataque extremadamente letales.
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japa escribió:
Los comisarios se mantuvieron toda la guerra, pero de 1942 en adelante sus funciones eran de adoctrinamiento, moral e instrucción, subordinados a las órdenes de los mandos militares, mientras que antes actuaban controlando a los mandos. De ahí el comentario de Kruschev.
En cuanto a los aviones, tienes razón porque me he expresado mal: los Mig-3 y IL-2, como bien dices, estaban entrando en servicio ya en 1941, al igual que los T-34 y KV. Lo que quería decir es que para 1943 la aviación del ER se componía ya mayoritariamente de aviones de esa generación, mientras que los entrañables chirris y moscas habían sido retirados del servicio o destruidos por los alemanes. Por contra Alemania seguía manteniendo en servicio aviones como el Ju-87 o el Me109, que eran diseños anteriores y estaban llegando al final de su vida operativa (bueno, el Ju87 estaba más allá de ese final, pero no tenían con qué reemplazarlo). Los FW190, por el contrario, eran aviones más modernos y los soviéticos los consideraron como muy versátiles y peligrosos, lo mejorcito de la Luftwaffe. Los Hs129 igualmente eran aviones nuevos, estrenados en el invierno de 1942, pero tenían algunos problemas de diseño que necesitaban corrección, y su producción era bastante lenta. Lo que no les impidió estrenarse en Kursk como aparatos de ataque extremadamente letales.
Sobre los comisarios muchas gracias por la información eso lo aclara todo.
Sobre aviación tengo que puntualizar de nuevo: el Mig-3 aunque bellísimo estéticamente y con buenas prestaciones a gran altitud no era bien apreciado por los soviéticos dada su limitada capacidad en bajas cotas y su escasa pegada, lo que no impidió que Pokryshkin el quizás más grande piloto ruso de la guerra le sacara un magnífico rendimiento. En el verano de 1943 lo que más había eran Yak-7 y me parece que por esas fechas apareció el La-5. En cuanto al Il-2 qué decir ya todos lo conocemos.
un saludo
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