Valerio escribió:Estimado Xent Anset, tampoco es que le dejaran ver mucho a Malaparte, bueno a Kurt Erich Suckert, que era hijo del alemán Erwin Suckert y la italiana Edda Perelli. El pseudónimo de Curzio Malaparte lo adoptaría en 1925.
Confieso que desconocía su verdadero nombre y que este fuera un nombre alemán. De todos modos creo que él era la clase de persona que se sentía ciudadano del mundo.
En cuando a que "no le dejasen ver mucho", en un principio le dejaron ver bastante, yo diría que prácticamente todo, cuando al parecer aún no lo conocían bien los alemanes. En cierto momento, cuando ya están dentro del territorio de Ucrania, describe el ataque hecho por unos pocos tanques rusos conducidos, según él, por "mongoles", o sea, por los descendientes de los mongoles fundadores de la Horda de Oro en territorio de lo que siglos más tardes sería Ucrania. Malaparte no puede menos que elogiar la forma tan atrevida y al mismo tiempo astuta con que los mongoles soviéticos atacan, usando los tanques de forma similar a como sus antepasados seguidores de Gengis Khan usaban la caballería, con continuas evoluciones sobre el terreno, fingiendo unas veces retirarse, para girar rápidamente y contratacar. En otros de sus escritos elogia la actuación del ER y dice que este ejército si se batía. Estos elogios a sus enemigos, sobre todos los considerados como "raza inferior" por Hitler, era algo que a los nazis no debía gustarles nada. Cuando los alemanes con los que iba toman cierta aldea ucraniana, Malaparte describe como en un comienzo sus pobladores, de forma bastante ilusa, creen que los alemanes han llegado para librarles del yugo comunista-estalinista y se ponen a reparar y limpiar la iglesia, convertida por las autoridades rojas en almacén del koljós. Vuelven a colocar en la iglesia las imágenes religiosas y esta después de mucho trabajo queda lista para que el pope vuelva a oficiar la misa. Pero en eso llega a la aldea un batallón de artillería alemana con los cañones tirados por caballos y el oficial alemán que la manda, ordena a sus hombres que alojen a los caballos en la iglesia recien limpiada y acondicionada por sus habitantes; aunque, Malaparte no agrega ningún comentario a este hecho brutal, el escrito es uno de los censurados por la redacción de su periódico. También es censurado el escrito donde describe la suerte de una muchacha de un koljós a la que él mismo estuvo tratando de convencer de que con los alemanes no tendrán los campesinos rusos ningún problema... hasta que él mismo encuentra a esta muchacha muerta y con señales de haber sido violada por la soldadesca. Más adelante Malaparte tiene ocasión de asistir al ataque alemán contra la línea Stalin, línea fortificada creada por los soviéticos a orillas del río Dniéster y la dura resistencia hecha allí por los soviéticos al avance alemán. Como puedes ver, en esta primera parte de su corresponsalía lo pudo ver todo; fue luego en 1942 cuando ya los alemanes no quisieron que viera nada más y cuando se pusieron a planear su "desaparición", y entonces fue que marchó a Finlandia. Y allí en el frente finlandés pudo ver todo lo que quiso porque los fineses no le ocultaron nada. No solo pudo ver la flota soviética anclada en Kronstad, sino los puestos avanzados hechos por los soldados fineses para hostilizar a la ciudad sitiada de Leningrado. Uno de estos estaba incluso a apenas 12 kilómetros de la ciudad y para llegar a él había que atravesar por un camino nevado descubierto de 2 kilómetros con esquis expuesto al fuego de los francotiradores rusos. El propio Malaparte no pudo sustraerse al deseo de visitar ese puesto y con esquíes atravesó el peligroso camino ida y vuelta (tan rápido como pudo para evitar las balas de los francotiradores) para poder ver de cerca a la sitiada urbe. Igualmente estuvo en los puestos avanzados hechos por los sisits finlandeses en las orillas del lago Ládoga, en el inútil empeño de impedir que los convoyes rusos atravesasen el helado lago en invierno para abastecer al menos mínimamente a la sitiada urbe.
Desde luego que Malaparte era mucho Malaparte y no había quien lo sujetase ni peligro que lo arredrase con tal de poder ver y escribir sobre los sucesos más peligrosos de la guerra.
Valerio escribió:No es que se sepa mucho de lo que hizo entre 1940 y el 8 de septiembre de 1943 pero efectivamente en junio del 41 recibió el encargo de entrar en la Unión Soviética. A fines de año vuelve a su casa para pasar las vacaciones en familia retornando al frente del Este en enero del 42 pero claro, en sus primeros escritos había adoptado una actitud crítica hacia el régimen nazi y había elogiado la eficacia del ejército soviético. Aquí hay que reseñar que Malaparte fue uno de los teóricos del fascismo (se había unido al partido fascista en 1920), cosa que no tenía que ser un impedimento para su crítica al régimen nazi y reflejar la eficacia de los métodos soviéticos.
De vuelta en enero del 42, los alemanes ya lo tenían entre ceja y ceja y no le dejaron acercarse al frente por lo que al mes siguiente se marchó a Finlandia. El 25 de julio del 43 le llegaría la noticia de que Mussolini había sido depuesto y volvería a su villa de Capri.
Todo un personaje y creo que se libró de muchas por su amistad con Galeazzo Ciano.
Supongo que Ciano lo pudo proteger mientras él mismo no cayó en desgracia. Malaparte refiere en "Kaput" una conversación en la que el Conde Ciano, tras narrarle las crueles prácticas de ejecución que hacían los chinos, le dice que el Duce había inventado una mucho peor para él: "la patada en el trasero", señal de que Ciano empezaba ya a perder el apoyo de Mussolini. Y por esto su protegido Malaparte debe haber sido encerrado en Regina Coeli.
Valerio escribió:Recuerda aquello que te comenté de cuando Don Ernesto Giménez Caballero entró en su despacho de Roma y vio sus espadas de duelo.
Cuando le presentó su libro Technique du coup d'état a Mussolini (sería por el año 31, más o menos), Malaparte diría años más tarde "El libro le gustó pero no le acabó de gustar".
Es que se las buscaba él mismo. [ Imagen ]
Un saludo.
El libro Técnica del Golpe de Estado también lo tengo en mi biblioteca. Un libro muy interesante pues revela las técnicas empleadas por los diferentes déspotas de la historia para acceder al poder y desde luego que no falta la descripción de cómo Mussolini dio su propio golpe de estado ni el que intentó Hitler en Munich y fracasó. Supongo que a Mussolini no debe haberle gustado mucho ver desnudar sus métodos golpistas en dicho libro, aunque le dijese a su autor que "le gustó", pero por dentro debe haber pensado otra cosa.