EL PROBLEMA DEL BOCAGE
Si tomamos un mapa de la península de Normandía en el que venga indicado el tipo de terreno agrario en 1944 podemos ver una amplia extensión denominada como bocage que ocupa todo el área entre Cherburgo, Coutances y Caen. Geográficamente se trata de una planicie ligeramente ondulada, sin elevaciones más allá de 100, 150 m. Al margen de algunas carreteras centralizadas en Caen, el resto del país está cruzado sólo por vías agrarias, sin embargo no parece un terreno impracticable, al menos desde el aire, y los aliados no parecieron muy preocupados al respecto en sus planes antes del día D. Pero a ras de suelo y ya en el frente la cosa cambiaba mucho.
Bocage es un término normando que podría derivar del antiguo término francés Boscage, es decir, bosquecillo, y describe un terreno formado por granjas familiares de mediana o pequeña extensión delimitadas por setos que forman una especie de cuadrícula un tanto caótica, generada a lo largo de siglos y siglos de compartimentación del terreno. Sin embargo el término castellano seto se queda muy corto a la hora de explicar el bocage. Lo único similar en Europa es el terreno de Hedgerows de la campiña inglesa.
El Bocage está formado por auténticos muros de vegetación y tierra formados a lo largo de siglos de crecimiento. Su función no era sólo delimitar, sino además impedir que la lluvia arrastrara el suelo fértil, así que a la hora de formarlo los granjeros normandos primero acumulaban un talud, probablemente de menos de medio metro de alto y uno de ancho, tal vez un poco más, sobre el que sembraban arbustos y herbáceas que lo sostuvieran. Con el tiempo el talud crecía ya que la hojarasca. las raíces y la retención de polvo y barro lo iba aumentando de tamaño. De forma natural iban creciendo allí árboles, enredaderas, zarzales… el resultado de siglos de crecimiento es algo que sólo puede describirse como un bosque lineal, con una asombrosa variedad de plantas y animales residentes de todo tipo, desde topillos e insectos hasta tejones y zorros, con una base de sólido suelo vegetal repleto de raíces de hasta dos metros de altura y tres de anchura en algunos sitios (y de media un metro de altura y anchura) cubierto de una vegetación entrelazada virtualmente impenetrable a todo lo que no fuera una carga de dinamita o un leñador con muchos días de trabajo disponibles. Tras la guerra parte del Bocage fue arrancado para reconvertir el uso agrario de las tierras, pero afortunadamente se ha comprobado el enorme valor ecológico de esas murallas verdes y tanto en Normandía como en Gran Bretaña se ha establecido una legislación estricta para la protección de un ecosistema asombroso nacido de la mano del hombre.
Como puede verse en este esquema el bocage es algo más que un simple seto.
Pero en 1944 lo único que veían los aliados era un paisaje de pesadilla en el que era imposible avanzar por los caminos rurales porque la espesura los convertía en el paraíso de las emboscadas. La única solución era atravesar los setos, pero eso implicaba unas habilidades tácticas que nadie se había molestado en desarrollar.
Los alemanes tampoco se habían planteado jamás que un día el Bocage sería un campo de batalla, pero desde el primer día de combates advirtieron la asombrosa ventaja que ese tipo de terreno daba al defensor y enseguida improvisaron métodos de combate que iban a convertir la vida de sus enemigos en un infierno. Al igual que estaba pasando en Italia, la habilidad táctica del soldado alemán iba a dar de sí lo mejor en un escenario improvisado y en unas condiciones de lucha que día a día iban a volverse más atroces.
El esquema defensivo alemán se establecía en base a pelotones de infantería posicionados en los escaques formados por la vegetación, usualmente en las esquinas posteriores, desde las cuales era posible cubrir adecuadamente con armas automáticas y lanzagranadas ( a veces también con cañones Pak de 50 o 75 mm) todo el muro frontal barriendo a cualquier fuerza enemiga que tratara de penetrar a través de los caminos o atravesando los setos.
En los puntos desde donde era posible batir extensiones de terreno más amplias se emplazaban los cañones CC de largo alcance, los Flak de 88 y los vehículos acorazados, cubriendo así las rutas por las que podrían penetrar las columnas acorazadas enemigas. La propia densidad del Bocage hacía que la artillería aliada, naval o de campaña, fuera muy poco efectiva en apoyo de la Infantería porque la naturaleza del terreno impedía observar adecuadamente la situación real de los blancos a la hora de apuntar con precisión y la tremenda solidez de los setos actuaba como colchón contra la metralla en las barreras artilleras. La observación aérea no ayudaba porque desde el aire era virtualmente imposible distinguir nada en el asombroso puzzle de las granjas normandas.
En ese campo de batalla los panzer y Stug, bien camuflados, estaban en su salsa, ya que sus frontales bien blindados y el mayor alcance de sus armas (no sólo los 88 y 75 L/70, ya que los 75 L748 eran más eficaces que los de los Sherman o Cromwell) les hacían invulnerables ante los blindados enemigos, y en donde no estaban presentes blindados ni Pak los panzergrenadier sembraban el terror entre los carros aliados con sus demoledores PanzerFaust y PanzerSchreck (versión alemana mejorada y aumentada del americano M1 Bazooka) tremendamente efectivos a las cortas distancias en que se combatía.
Este cuadro, Pays de bocage, da una buena idea del escenario en que se luchó en 1944.
Los carros aliados no podían avanzar sin más, porque los caminos eran una trampa mortal cubierta por una red de armas de largo alcance y el campo a través requería del apoyo directo de la infantería, pero el sistema de divisiones triangulares de Infantería apoyadas por brigadas independientes de carros había impedido un buen adiestramiento en operaciones combinadas. Por supuesto los Sherman podían tratar de atravesar los setos a toda velocidad, pero para ello los remontaban, dejando al descubierto su vientre, un blanco enormemente vulnerable, y aunque no fueran destruidos era fácil que al caer del remonte volcaran. Así las cosas ni carros ni cazacarros podían avanzar en el laberinto de las granjas, y sin apoyo blindado ni una eficaz cobertura artillera los infantes tampoco podían abrirse paso.
Más adelante veremos cómo se decidieron los combates del Bocage. Ahora sólo añadiré que los mandos aliados se vieron obligados a repensar todas las ideas previas que traían de Inglaterra para hacer frente a algo que ningún manual de táctica había incluido jamás. En esa tarea los estadounidenses iban a mostrarse mucho más eficaces que los ingleses, no sólo por su mayor capacidad de improvisación, sino porque resulta mucho más sencillo aprender que desaprender, y los ingleses traían mucho más lastre intelectual.