Si el Napalm fue (y es) un arma diabólica, durante la Segunda Guerra Mundial, sirviéndose de la alta volatilidad de la gasolina mezclada con una gelatina para retardar su efecto, el 'Material-N' o 'N-Stoff' fue inmensamente más letal y peligroso, tanto más, que el propio Hitler decidió que debía ser puesta bajo el control de la rama científica de las SS y no ser usada durante la guerra, excepto como combustible. El Material-N era un compuesto químico que una vez puesto en ignición no había forma de apagarlo por los medios comunes de extinción de fuego. Esa propiedad lo hacía extremadamente peligroso, no sólo para su empleo sino para su almacenamiento y manejo.
N-Stoff
Pero, el N-Stoff fue un arma del siglo 20, un secreto celosamente guardado por el 'Institut Ost' en el complejo químico de Falkenhagen al este de Berlín, localizado a unos 17 kms de Frankfurt sobre el río Oder. El complejo fue construido en 1938, incluso demoliendo el Castillo Falkenhagen, después de una demostración ante Hitler, en el que el fuego producido por un combustible maravilloso, que literalmente se comió un ladrillo y que una vez encendido no es posible apagarlo. El complejo lo componía un enorme bunker con su propia línea de ferrocarril que ingresaba dentro del nivel superior de la enorme estructura. La entrada del túnel ubicada en el extremo oriental, se encontraba cubierta con planchas de acero corrugadas pintadas con camuflaje. El Material-N procedente de varias plantas de producción fue depositado en ese bunker desde 1938.
ClF3
Hoy ya se sabe, que el N-Stoff es ClF3 -inventado por Ruff y Krug en 1930- es un gas incoloro que al condensarse adquiere una tonalidad verde claro y que se torna blanco al congelarse. La característica más importante de este compuesto es la violencia con que reacciona pudiendo deshacer el vidrio o el cuarzo y que destruye la materia orgánica. Quema el concreto, ladrillo, asfalto, madera. Una gota del N-Stoff enciende el papel, tela o madera. Es hipergólico, es decir se trata de un oxidante que entra en ignición espontánea al contacto con otros químicos. En contacto con el agua se escucha un chasquido mucho mayor que la reacción del agua con el sodio y si el agua se echa en un recipiente que contiene el gas, parte del agua es desalojada estrenduosamente. Como reacciona violentamente en contra del agua resulta imposible apagarlo una vez que entra en ignición. Por esa razón, la única forma que los científicos alemanes encontraron para extinguir su combustión, fue mediante su anegamiento a altísima presión en un compartimiento cerrado. El complejo de Falkenhagen tenía para ese propósito 4 enormes torres de agua que podían ser utilizadas en caso de una emergencia. Solamente es inerte al oxígeno, al nitrógeno, los gases raros y los compuestos fluorinados, pero esos elementos tampoco apagan su combustión. El olor que despide es dulzón y asfixiante, ataca la boca, nariz y garganta. Al contacto con la piel produce úlceras y quemaduras y causa daños irreversibles en los ojos. El ClF3 reacciona con la mayoría de los metales formando una película impenetrable que protege al metal, pero al entrar en contacto con aleaciones que contienen carbón o silicio, lo hace particularmente explosivo y peligroso.
Producción
El ClF3 se almacenaba en los niveles inferiores del bunker utilizando contenedores de 2,5 toneladas que contenían 1 tonelada del producto. Los almacenes eran 64 cámaras en cuatro hileras de 16 cada una que tenían una abertura superior para el anegamiento y escape de gases y las compuertas de acceso de las cámaras se cerraban herméticamente. Se cree que el personal sumaba entre 350 y 400 hombres.
Se dice que los alemanes probaron el N-Stoff en la Línea Maginot pero se amedrentaron con los resultados. El N-Stoff incineraba todo y en consecuencia, no sólo su empleo sino su transporte atemorizaba a cualquiera. En el complejo de Falkenhagen (con capacidad de 500 tn mensuales de producción), se producían 50 toneladas de N-Stoff cada mes, que según investigadores, fue reducida a 10 toneladas mensuales, pero se desconoce cuánta cantidad llegó a producirse en total. Sin embargo, no se han registrado accidentes ocurridos durante el proceso de fabricación, el transporte o el almacenamiento. Meses antes que los rusos llegaran a Falkenhagen, los almacenes fueron evacuados y sólo documentos cayeron en manos de las fuerzas de Estados Unidos. En esa misma área se construyó la planta piloto de fabricación del gas Sarin.
Combustible
Ahora se sabe que las SS planeaban usar el N-Stoff en motores cohete de mayor envergadura que el V-2 y para el efecto construyeron un complejo en unos bosques adyacentes a Falkenhagen. En este complejo se construyó un bunker de 15 metros de alto donde se probaron los motores cohete. Durante los últimos meses de la guerra, antes que los rusos llegaran a las adyacencias de Berlín, el complejo fue mudado a Bavaria donde fue capturado por las fuerzas estadounidenses. Los rusos, por su parte capuraron Falkenhagen y lo utilizaron como cuartel. Entre noviembre de 1990 y octubre de 1992, con la caída del Muro de Berlín, los rusos desmantelaron las instalaciones. En el lugar donde funcionaba la estación de energía eléctrica con 6 grandes generadores diesel los rusos lo habilitaron como gimnasio.
Durante muchos años el N-Stoff fue un secreto militar celosamente guardado por los alemanes, pero al terminar la guerra el secreto cayó en manos de Estados Unidos que lo clasificó como Top-Secret. El primer comentario que salió a la luz pública después de la guerra, fue el hecho por Albert Speer en su libro "Infiltración" que trata sobre las SS y ciertas ramas científicas de las SS. Pero la mención de Speer no dio mayores luces sobre el tema o sobre cuáles eran los proyectos que las SS tenían para usar el N-Stoff, porque simplemente él no sabía nada al respecto. Tal era el secreto con que la SS Científica guardaba los proyectos de alta tecnología. Al igual que el disco volador, el arma de microondas etc, esos proyectos fueron celosamente guardados por las SS, pero al terminar la guerra se convirtieron en los secretos de la OSS, que finalmente se convirtió en la CIA.
Durante la Guerra Fría, en plena carrera espacial, la NASA utilizó el ClF3 como combustible para cohetes debido a la versatilidad del ClF3 que le permite ser usado como combustible, explosivo, incendiarias o arma química.
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El napalm aleman: " N-Stoff " (Material-N: ClF3)
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- Miguel Campano
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Me alegro que te halla gustado, me parecio mas que interesante este invento aleman, creo que si hubieran podido haberlo implementado como combustible para sus cohetes como lo hicieron posteriormente los norteamericanos podra de a ver sedo de gran utilidad...........
Gracias............saludos.......
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