Derrotando a Japón: El Bombardeo Estratégico
- flanker33
- Teniente Coronel
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- Registrado: 18 Jun 2005, 12:02
Derrotando a Japón: El Bombardeo Estratégico
Hola a todos.
El motivo de este post es colocar un pequeño articulo sobre el bombardeo estrategico llevado a cabo por los EEUU contra Japón en la SGM.
El guión debía ser el siguiente:
DERROTANDO A JAPÓN: EL BOMBARDEO ESTRATÉGICO
1.- PRECEDENTES DEL BOMBARDEO AÉREO ESTRATEGICO: TEORÍAS / EL TEATRO EUROPEO.
2.- EL ACTOR PRINCIPAL: EL BOMBARDERO B-29.
3.- LOS INICIOS: BOMBARDEANDO DESDE CHINA Y LOS PRIMEROS MESES DE LA 20ª FUERZA AÉREA.
4.- LeMAY CAMBIA DE RUMBO. LA NUEVA ESTRATEGIA.
5.- EL ATAQUE ATÓMICO: HIROSHIMA Y NAGASAKI.
6.- RESULTADOS Y CONCLUSIONES.
pero debido a la falta de tiempo para terminarlo, puesto que lleva ya varios meses "durmiendo" desde que se comenzó a escribir, y visto que algunos de los puntos ya son tratados por hilos especificos en el foro, dejo lo que tengo escrito hasta el momento, por si es de interes para alguien o por si se inicia algún debate al respecto.
Saludos.
El motivo de este post es colocar un pequeño articulo sobre el bombardeo estrategico llevado a cabo por los EEUU contra Japón en la SGM.
El guión debía ser el siguiente:
DERROTANDO A JAPÓN: EL BOMBARDEO ESTRATÉGICO
1.- PRECEDENTES DEL BOMBARDEO AÉREO ESTRATEGICO: TEORÍAS / EL TEATRO EUROPEO.
2.- EL ACTOR PRINCIPAL: EL BOMBARDERO B-29.
3.- LOS INICIOS: BOMBARDEANDO DESDE CHINA Y LOS PRIMEROS MESES DE LA 20ª FUERZA AÉREA.
4.- LeMAY CAMBIA DE RUMBO. LA NUEVA ESTRATEGIA.
5.- EL ATAQUE ATÓMICO: HIROSHIMA Y NAGASAKI.
6.- RESULTADOS Y CONCLUSIONES.
pero debido a la falta de tiempo para terminarlo, puesto que lleva ya varios meses "durmiendo" desde que se comenzó a escribir, y visto que algunos de los puntos ya son tratados por hilos especificos en el foro, dejo lo que tengo escrito hasta el momento, por si es de interes para alguien o por si se inicia algún debate al respecto.
Saludos.
- flanker33
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3.- LOS INICIOS: BOMBARDEANDO DESDE CHINA
Y LOS PRIMEROS MESES DE LA 20ª FUERZA AÉREA.
-El primer despliegue operativo del bombardero B-29 “Superfortress” comenzó a finales de marzo del año 44 y continuó hasta principios de mayo. El Ala 58º de Bombardeo (BW Bomber Wing) y sus cuatro grupos, comenzaron el traslado desde los Estados Unidos, cruzaron el Atlántico y atravesando el norte de África y Oriente Próximo, llegaron hasta sus bases en Calcuta. Como si de un reflejo del futuro que les aguardaba se tratara, varios aviones y hombres se perdieron en dicho movimiento debido a diversos problemas.
La 58º BW tuvo su debut operacional, el día 5 de junio del 44, cuando 122 bombarderos tenían previsto atacar unos talleres de ferrocarril en Bangkok. De estos 122 aparatos, 24 no lograron siquiera remontar el vuelo, dos se estrellaron de inmediato y otros 13 tuvieron que regresar debido a fallos mecánicos. En medio de malas condiciones meteorológicas, solo 77 aparatos lograron bombardear el objetivo, y tan solo 4 toneladas de bombas cayeron cerca del mismo. Los resultados conseguidos fueron pírricos, y entre 2 y 5 aparatos más, no regresaron a sus bases.
Esta misión, pese a ser la primera y según el jefe del XX Mando de Bombardeo (del cual formaba parte la 58º BW), el General Kenneth Wolfe, solo una misión de práctica para las tripulaciones, puede resumir muy bien lo que fueron los primeros meses de campaña del bombardeo estratégico sobre Japón por parte de los B-29: innumerables problemas mecánicos y logísticos, llevar a cabo operaciones en condiciones meteorológicas adversas y la obtención de pobres resultados.
A finales de abril, parte de los bombarderos de la 58º comenzaron su traslado a sus nuevas bases en Chengtu, en el centro de China, ya que era el único lugar desde donde podían bombardear el territorio japonés en aquellas fechas. Tuvieron que realizar “el salto” por encima de la cordillera del Himalaya, transportando sus propios pertrechos, y no fue hasta algo más adelante cuando el trabajo de transporte de suministros fue asumido por auténticos aviones de trasporte. Pese a todo, la primera misión de bombardeo sobre Japón desde China tuvo lugar en la noche del 15 al 16 de junio, cuando 68 aparatos atacaron las factorías de hierro y acero de Yawata, en la costa norte de Kyushu, un objetivo que sería recurrente en los meses posteriores. Fueron 62 los aviones que llegaron sobre el objetivo, pero debido al mal tiempo y a la oposición enemiga, tan solo una bomba cayó sobre las factorías. Por conseguir este ridículo resultado, los norteamericanos perdieron 7 aparatos, incluido el primer B-29 derribado por un caza enemigo sobre Japón, y otros 6 fueron dañados.
Otros ataques siguieron a este, incluyendo la base naval de Sasebo, fabricas de acero y aviones en Manchuria y Nagasaki, y de nuevo las instalaciones en Yawata. Pero la historia se repetía, un gran despliegue de aparatos, adversas condiciones meteorológicas, oposición japonesa limitada, resultados escasos y un goteo constante de aviones y tripulaciones perdidas. Con todo esto, la moral de los hombres del XX Mando de Bombardeo se resquebrajaba, y no ayudaba demasiado las espartanas condiciones de vida en que se encontraban sus bases de China y la India. Las tripulaciones carecían de experiencia previa en combate y volaban en máquinas que, aún cuando no eran “agraciadas” con algún problema técnico, resultaban de lo más exigentes de volar. En el plano operativo, estaban aprendiendo sobre la marcha, mediante el doloroso método de prueba y error.
Así que para intentar cambiar el curso de la campaña, el General Henry “Hap” Arnold, jefe de la USAAF y de la 20ª Fuerza Aérea, bajo cuyo mando estaban el XX y el XXI Mando de Bombardeo, nombró al General Curtis E. LeMay como jefe del XX Mando de Bombardeo. Este joven general, precedido de una fama ganada en Europa de oficial dinámico y eficiente, asumió el control de sus nuevas fuerzas el 29 de agosto del 44, para inmediatamente evaluar los hombres que tenía bajo su mando y las técnicas empleadas.
Los bombardeos continuaron sobre Japón, Formosa o Filipinas, pero el número de misiones descendió en los meses siguientes. En el plano operativo, LeMay cambio los bombardeos nocturnos por los diurnos de precisión, e introdujo la formación de doce aviones para tener una concentración mayor de fuego defensivo. Pero fue el nivel de su personal de vuelo lo que más preocupó a LeMay, sobre el cual escribió en diversos informes remitidos a sus superiores cosas tales como: “Como equipo de combate, son extraordinariamente malos…” o “Los equipos de los B-29 están llenos de gente que han pasado la guerra en los Estados Unidos, detrás de una mesa”. Pedía a gritos personal y oficiales con experiencia en combate, e introdujo nuevos programas de instrucción. La gota que colmó el vaso llegó tras una ofensiva japonesa que capturó varios aeródromos vitales para la continuación de la campaña, entonces LeMay escribió: “Las operaciones de este Mando, bajo las condiciones que se dan en este escenario bélico, son, sencillamente, de locos”.
Pese a todo, las operaciones continuarían hasta diciembre, pero para Año Nuevo, las misiones del XX Mando de Bombarderos contra Japón cesaron, y en Marzo del 45 sus aviones volaron para unirse al XXI Mando de Bombarderos que operaba desde las islas Marianas, en el Pacífico. De junio del 44 a enero del 45, el XX Mando de Bombardeo, voló un total de 49 misiones, lanzó un total de 800 toneladas de bombas y sufrió la perdida en combate de 56 aviones.
Mientras, el XXI Mando de Bombardeo, y su comandante en jefe, el General Haywood Hanssell, con su primera unidad de combate, la 73º BW, habían llegado a sus nuevas bases en las Marianas a finales de octubre del 44, e inmediatamente comenzaron una serie de misiones de aclimatación y entrenamiento contra blancos “fáciles”, además de algunas misiones de reconocimiento sobre Tokio en preparación de la esperada vuelta de los bombarderos norteamericanos a la capital japonesa, tras el “raid” de Doolittle hacía más de dos años. Finalmente, el 24 de noviembre, un grupo de 111 bombarderos B-29 remontaron el vuelo para atacar Tokio, de los cuales 94 llegaron sobre la capital nipona y 27 bombardearon el objetivo principal, mientras que 59 lo hacían sobre objetivos secundarios. El resto no pudo soltar sus bombas debido a problemas técnicos. Una fabrica de motores que era el principal objetivo, recibió algún daño, pero nada demasiado serio. El problema de la precisión en los ataques seguía siendo un gran problema, ya que para evitar las defensas enemigas, cazas y artillería antiaérea, los bombarderos norteamericanos volaban a gran altitud, normalmente alrededor de los 30.000 pies. A esa altitud era muy difícil ser preciso en los ataques y si además se encontraban con unos vientos de gran potencia, la precisión descendía a apenas un 2% de los explosivos cayendo a una distancia de menos de 300 metros del objetivo.
Durante algún tiempo los aviadores de la 73º BW sufrieron ataques de aviones procedentes de aeródromos en Iwo Jima, y tuvieron algunas pérdidas. El 8 de diciembre se lanzó un ataque contra dichos aeródromos para limitar la amenaza.
Mientras tanto los ataques contra Japón continuaban, y los objetivos designados eran la industria de la aviación, la industria militar en general y los transportes. Tokio, Nagoya y otras ciudades fueron visitadas por los B-29, con las mismas técnicas que se estaban mostrando ineficaces en los ataques lanzados desde China; bombardeos a gran altitud mediante radar, y previsiblemente los resultados fueron muy similares. También en el XXI Mando de Bombardeo la moral empezaba a declinar, y de nuevo la solución de Arnold fue mandar a LeMay a sustituir a Hansell, en enero del 45.
LeMay, nacido en Ohio en el seno de una sencilla familia, tuvo que abrirse paso en la vida para pagarse sus estudios universitarios, demostrando pronto una gran capacidad técnica. Obtuvo sus alas de piloto militar en 1929, y continuó su carrera militar hasta que la guerra facilitó su ascenso. El 7 de diciembre de 1941 ostentaba el rango de mayor, y en septiembre del 43 alcanzo el generalato, ascendiendo de nuevo a Mayor General en marzo del 44. Con 37 años, era el general más joven del servicio. En la 8ª Fuerza Aérea se había ganado una sólida reputación de oficial eficaz y valiente.
La impresión que tubo LeMay de su nuevo mando, era aún peor que el anterior, llegando a decir que su personal “era prácticamente inservible”. De nuevo introdujo un estricto programa de entrenamiento e innovaciones tácticas, principalmente en el uso de bombas incendiarias, con el cual había obtenidos buenos resultados contra los muelles y almacenes de la ciudad de Hankow (Formosa) en diciembre.
Y LOS PRIMEROS MESES DE LA 20ª FUERZA AÉREA.
-El primer despliegue operativo del bombardero B-29 “Superfortress” comenzó a finales de marzo del año 44 y continuó hasta principios de mayo. El Ala 58º de Bombardeo (BW Bomber Wing) y sus cuatro grupos, comenzaron el traslado desde los Estados Unidos, cruzaron el Atlántico y atravesando el norte de África y Oriente Próximo, llegaron hasta sus bases en Calcuta. Como si de un reflejo del futuro que les aguardaba se tratara, varios aviones y hombres se perdieron en dicho movimiento debido a diversos problemas.
La 58º BW tuvo su debut operacional, el día 5 de junio del 44, cuando 122 bombarderos tenían previsto atacar unos talleres de ferrocarril en Bangkok. De estos 122 aparatos, 24 no lograron siquiera remontar el vuelo, dos se estrellaron de inmediato y otros 13 tuvieron que regresar debido a fallos mecánicos. En medio de malas condiciones meteorológicas, solo 77 aparatos lograron bombardear el objetivo, y tan solo 4 toneladas de bombas cayeron cerca del mismo. Los resultados conseguidos fueron pírricos, y entre 2 y 5 aparatos más, no regresaron a sus bases.
Esta misión, pese a ser la primera y según el jefe del XX Mando de Bombardeo (del cual formaba parte la 58º BW), el General Kenneth Wolfe, solo una misión de práctica para las tripulaciones, puede resumir muy bien lo que fueron los primeros meses de campaña del bombardeo estratégico sobre Japón por parte de los B-29: innumerables problemas mecánicos y logísticos, llevar a cabo operaciones en condiciones meteorológicas adversas y la obtención de pobres resultados.
A finales de abril, parte de los bombarderos de la 58º comenzaron su traslado a sus nuevas bases en Chengtu, en el centro de China, ya que era el único lugar desde donde podían bombardear el territorio japonés en aquellas fechas. Tuvieron que realizar “el salto” por encima de la cordillera del Himalaya, transportando sus propios pertrechos, y no fue hasta algo más adelante cuando el trabajo de transporte de suministros fue asumido por auténticos aviones de trasporte. Pese a todo, la primera misión de bombardeo sobre Japón desde China tuvo lugar en la noche del 15 al 16 de junio, cuando 68 aparatos atacaron las factorías de hierro y acero de Yawata, en la costa norte de Kyushu, un objetivo que sería recurrente en los meses posteriores. Fueron 62 los aviones que llegaron sobre el objetivo, pero debido al mal tiempo y a la oposición enemiga, tan solo una bomba cayó sobre las factorías. Por conseguir este ridículo resultado, los norteamericanos perdieron 7 aparatos, incluido el primer B-29 derribado por un caza enemigo sobre Japón, y otros 6 fueron dañados.
Otros ataques siguieron a este, incluyendo la base naval de Sasebo, fabricas de acero y aviones en Manchuria y Nagasaki, y de nuevo las instalaciones en Yawata. Pero la historia se repetía, un gran despliegue de aparatos, adversas condiciones meteorológicas, oposición japonesa limitada, resultados escasos y un goteo constante de aviones y tripulaciones perdidas. Con todo esto, la moral de los hombres del XX Mando de Bombardeo se resquebrajaba, y no ayudaba demasiado las espartanas condiciones de vida en que se encontraban sus bases de China y la India. Las tripulaciones carecían de experiencia previa en combate y volaban en máquinas que, aún cuando no eran “agraciadas” con algún problema técnico, resultaban de lo más exigentes de volar. En el plano operativo, estaban aprendiendo sobre la marcha, mediante el doloroso método de prueba y error.
Así que para intentar cambiar el curso de la campaña, el General Henry “Hap” Arnold, jefe de la USAAF y de la 20ª Fuerza Aérea, bajo cuyo mando estaban el XX y el XXI Mando de Bombardeo, nombró al General Curtis E. LeMay como jefe del XX Mando de Bombardeo. Este joven general, precedido de una fama ganada en Europa de oficial dinámico y eficiente, asumió el control de sus nuevas fuerzas el 29 de agosto del 44, para inmediatamente evaluar los hombres que tenía bajo su mando y las técnicas empleadas.
Los bombardeos continuaron sobre Japón, Formosa o Filipinas, pero el número de misiones descendió en los meses siguientes. En el plano operativo, LeMay cambio los bombardeos nocturnos por los diurnos de precisión, e introdujo la formación de doce aviones para tener una concentración mayor de fuego defensivo. Pero fue el nivel de su personal de vuelo lo que más preocupó a LeMay, sobre el cual escribió en diversos informes remitidos a sus superiores cosas tales como: “Como equipo de combate, son extraordinariamente malos…” o “Los equipos de los B-29 están llenos de gente que han pasado la guerra en los Estados Unidos, detrás de una mesa”. Pedía a gritos personal y oficiales con experiencia en combate, e introdujo nuevos programas de instrucción. La gota que colmó el vaso llegó tras una ofensiva japonesa que capturó varios aeródromos vitales para la continuación de la campaña, entonces LeMay escribió: “Las operaciones de este Mando, bajo las condiciones que se dan en este escenario bélico, son, sencillamente, de locos”.
Pese a todo, las operaciones continuarían hasta diciembre, pero para Año Nuevo, las misiones del XX Mando de Bombarderos contra Japón cesaron, y en Marzo del 45 sus aviones volaron para unirse al XXI Mando de Bombarderos que operaba desde las islas Marianas, en el Pacífico. De junio del 44 a enero del 45, el XX Mando de Bombardeo, voló un total de 49 misiones, lanzó un total de 800 toneladas de bombas y sufrió la perdida en combate de 56 aviones.
Mientras, el XXI Mando de Bombardeo, y su comandante en jefe, el General Haywood Hanssell, con su primera unidad de combate, la 73º BW, habían llegado a sus nuevas bases en las Marianas a finales de octubre del 44, e inmediatamente comenzaron una serie de misiones de aclimatación y entrenamiento contra blancos “fáciles”, además de algunas misiones de reconocimiento sobre Tokio en preparación de la esperada vuelta de los bombarderos norteamericanos a la capital japonesa, tras el “raid” de Doolittle hacía más de dos años. Finalmente, el 24 de noviembre, un grupo de 111 bombarderos B-29 remontaron el vuelo para atacar Tokio, de los cuales 94 llegaron sobre la capital nipona y 27 bombardearon el objetivo principal, mientras que 59 lo hacían sobre objetivos secundarios. El resto no pudo soltar sus bombas debido a problemas técnicos. Una fabrica de motores que era el principal objetivo, recibió algún daño, pero nada demasiado serio. El problema de la precisión en los ataques seguía siendo un gran problema, ya que para evitar las defensas enemigas, cazas y artillería antiaérea, los bombarderos norteamericanos volaban a gran altitud, normalmente alrededor de los 30.000 pies. A esa altitud era muy difícil ser preciso en los ataques y si además se encontraban con unos vientos de gran potencia, la precisión descendía a apenas un 2% de los explosivos cayendo a una distancia de menos de 300 metros del objetivo.
Durante algún tiempo los aviadores de la 73º BW sufrieron ataques de aviones procedentes de aeródromos en Iwo Jima, y tuvieron algunas pérdidas. El 8 de diciembre se lanzó un ataque contra dichos aeródromos para limitar la amenaza.
Mientras tanto los ataques contra Japón continuaban, y los objetivos designados eran la industria de la aviación, la industria militar en general y los transportes. Tokio, Nagoya y otras ciudades fueron visitadas por los B-29, con las mismas técnicas que se estaban mostrando ineficaces en los ataques lanzados desde China; bombardeos a gran altitud mediante radar, y previsiblemente los resultados fueron muy similares. También en el XXI Mando de Bombardeo la moral empezaba a declinar, y de nuevo la solución de Arnold fue mandar a LeMay a sustituir a Hansell, en enero del 45.
LeMay, nacido en Ohio en el seno de una sencilla familia, tuvo que abrirse paso en la vida para pagarse sus estudios universitarios, demostrando pronto una gran capacidad técnica. Obtuvo sus alas de piloto militar en 1929, y continuó su carrera militar hasta que la guerra facilitó su ascenso. El 7 de diciembre de 1941 ostentaba el rango de mayor, y en septiembre del 43 alcanzo el generalato, ascendiendo de nuevo a Mayor General en marzo del 44. Con 37 años, era el general más joven del servicio. En la 8ª Fuerza Aérea se había ganado una sólida reputación de oficial eficaz y valiente.
La impresión que tubo LeMay de su nuevo mando, era aún peor que el anterior, llegando a decir que su personal “era prácticamente inservible”. De nuevo introdujo un estricto programa de entrenamiento e innovaciones tácticas, principalmente en el uso de bombas incendiarias, con el cual había obtenidos buenos resultados contra los muelles y almacenes de la ciudad de Hankow (Formosa) en diciembre.
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- Registrado: 18 Jun 2005, 12:02
4.- LeMAY CAMBIA DE RUMBO. LA NUEVA ESTRATEGIA.
El día 20 de enero de 1945 Curtis Le May toma el mando del XXI Mando de Bombardeo en las Marianas, e inicialmente no introduce cambios, ya que durante unas semanas sigue empleando las mismas tácticas que su predecesor. El número de aparatos y unidades de B-29 crece constantemente, y se pueden alcanzar más y más objetivos, pero los resultados siguen siendo poco esperanzadores.
Finalmente, en la noche del 9 al 10 de marzo, todo el planteamiento de la campaña de bombardeo estratégico del Pacifico cambia por completo.
Esa noche, poniendo en práctica ideas de Le May, los 346 bombarderos que despegaron de sus bases tenían la misión de bombardear Tokio de noche, a baja altura (7.000 pies) y cargados de bombas incendiarias.
Cuando horas después, y tras cumplir su misión arrojando 1.667 toneladas de bombas incendiarias, los 279 B-29 atacantes dieron la vuelta y regresaban a las Marianas, la capital nipona quedaba devastada en llamas que se auto alimentaban generando una tormenta de fuego que costaría mucho de extinguir. Fueron destruidos entre 30 y 40 kilómetros cuadrados de las zonas más densamente pobladas de la ciudad, de un total aproximado de 160, y supuso la muerte de entre 80.000 y 120.000 personas, además de dejar sin hogar a cerca de otro millón y afectar gravemente a los servicios esenciales como centros médicos o parques de bomberos.
El resultado, a los ojos de los estrategas norteamericanos fue un tremendo éxito, y tras esta primera misión, siguieron atacando en días sucesivos a otras importantes ciudades como Nagoya, Osaka, Kobe y otra vez Tokio, para terminar un periodo de 10 días en los que se realizaron más de 1.500 salidas y se lanzaron más de 9.000 toneladas de bombas incendiarias. En total se arrasaron más de 60 km2 de suelo urbano japonés, y a cambio, para los norteamericanos supuso la perdida de 22 aparatos, 14 de ellos en el primer “raid” contra Tokio, siendo esta la mayor perdida de aparatos en una sola misión hasta la fecha.
Gran parte de este resultado fue debido a las mencionadas innovaciones tácticas introducidas por el general jefe del XXI Mando de Bombardeo:
-El vuelo a baja cota, con una altitud media de bombardeo de 7.000 pies (entre 5.000 y 9.000 pies), supuso que los aviones necesitaran menos combustible, lo que permitió aumentar la carga de bombas, a la vez que hacía más preciso el bombardeo.
-El vuelo nocturno fue una apuesta, en tanto que no se tenía muy claro el potencial de los cazas nocturnos japoneses, aunque se sospechaba, y posteriormente quedo demostrado, que era bastante débil. En definitiva, el amparo de la noche hizo menos vulnerables a los atacantes
-Finalmente, el tomar por objetivo una zona urbana densamente poblada, facilitaba enormemente la precisión y maximizaba los daños, aunque fuera sobre población civil.
Por supuesto, ninguna de estas tres medidas era novedosa, pero en el Pacífico, un “raid” nocturno masivo, a baja cota y sobre zonas urbanas con bombas incendiarias, era algo nuevo y produjo un gran impacto en ambos bandos, aunque obviamente, por diferentes razones.
A partir de entonces, la mayoría de ataques se produjo a altitudes relativamente bajas, tanto de día como de noche, y a medida que aumentaba el número de aparatos, decrecía el de bombarderos derribados y aumentaba el de toneladas de explosivo lanzados sobre Japón, siendo hasta abril, algo más de 100.000 toneladas.
Desde marzo las misiones incendiarias estuvieron en la agenda de las Alas de Bombardeo de la 20ª Fuerza Aérea, aunque nunca sustituyeron a los ataques con bombas de alto explosivo, que seguían centrándose sobre todo en la industria de fabricación de aviones y en las refinerías de petróleo. También estas misiones vieron mejorados sus resultados como consecuencia de la cada vez menor oposición enemiga y la mayor precisión de sus ataques. Se estima que entre el 35 y el 40 por ciento de las bombas lanzadas de día, desde una altitud de 20.000 pies o menos, caían en un radio de 300 metros del objetivo.
Mientras las semanas y los meses pasaban, se iban produciendo novedades, como la toma de Iwo Jima por los Marines. La toma de esta pequeña isla, supuso para los B-29 un alivio, al saber que de vuelta a sus bases, si habían sido dañados, podían aterrizar en una pista, y no tener que amerizar sobre el mar. La pista de Iwo Jima se utilizó hasta el final de la guerra, más de 2.000 veces en aterrizajes de emergencia de B-29, s.
Además, Iwo Jima sirvió de base VII Mando de Cazas, que con sus P-51 con depósitos adicionales de combustible, comenzaron a escoltar desde abril a los bombarderos en sus misiones sobre Japón. Cabe decir que el despliegue de los P-51 sobre Japón, no resultó tan eficiente como sobre Alemania, y debido a problemas técnicos, meteorológicos y de agotamiento del personal de vuelo, su impacto fue bastante menor que en Europa, incluso con una tasa de derribos de tan solo 2 a 1 contra los japoneses (221 aviones nipones reclamados por los americanos contra 114 P-51 perdidos en combate).
Otra de las novedades, supuso la participación de los B-29 en la llamada “Operación hambruna”, diseñada por la marina para el minado de aguas jurisdiccionales japonesas que limitasen o paralizasen el trafico marítimo en puntos clave del archipiélago japonés. Desde finales de marzo, y no sin cierta resistencia de los mandos de la USAAF por desviarse de su misión principal, comenzaron los bombarderos a lanzar minas, hasta que al final de la campaña lanzaran la última de las más de doce mil que llegaron a aguas japonesas. El efecto que tuvo estas armas fue devastador para la ya reducida marina japonesa y en el transporte marítimo de todo tipo de suministros, ya que causaron más del 60 por ciento de los buques japoneses hundidos en el periodo en que los bombarderos llevaron a cabo esta misión, y provocó un descenso del 50 por ciento en las importaciones niponas. Los americanos tan solo sufrieron por estas misiones la perdida de 15 aparatos.
Finalmente, en abril, también se reclamó a Le May que dirigiese sus bombarderos contra los aeródromos en Kyushu desde donde partían la mayoría de aviones “kamikazes” que atacaban a la flota invasora de Okinawa. Los B-29 atacaron estos objetivos con bombas de fragmentación y retardadas.
El día 20 de enero de 1945 Curtis Le May toma el mando del XXI Mando de Bombardeo en las Marianas, e inicialmente no introduce cambios, ya que durante unas semanas sigue empleando las mismas tácticas que su predecesor. El número de aparatos y unidades de B-29 crece constantemente, y se pueden alcanzar más y más objetivos, pero los resultados siguen siendo poco esperanzadores.
Finalmente, en la noche del 9 al 10 de marzo, todo el planteamiento de la campaña de bombardeo estratégico del Pacifico cambia por completo.
Esa noche, poniendo en práctica ideas de Le May, los 346 bombarderos que despegaron de sus bases tenían la misión de bombardear Tokio de noche, a baja altura (7.000 pies) y cargados de bombas incendiarias.
Cuando horas después, y tras cumplir su misión arrojando 1.667 toneladas de bombas incendiarias, los 279 B-29 atacantes dieron la vuelta y regresaban a las Marianas, la capital nipona quedaba devastada en llamas que se auto alimentaban generando una tormenta de fuego que costaría mucho de extinguir. Fueron destruidos entre 30 y 40 kilómetros cuadrados de las zonas más densamente pobladas de la ciudad, de un total aproximado de 160, y supuso la muerte de entre 80.000 y 120.000 personas, además de dejar sin hogar a cerca de otro millón y afectar gravemente a los servicios esenciales como centros médicos o parques de bomberos.
El resultado, a los ojos de los estrategas norteamericanos fue un tremendo éxito, y tras esta primera misión, siguieron atacando en días sucesivos a otras importantes ciudades como Nagoya, Osaka, Kobe y otra vez Tokio, para terminar un periodo de 10 días en los que se realizaron más de 1.500 salidas y se lanzaron más de 9.000 toneladas de bombas incendiarias. En total se arrasaron más de 60 km2 de suelo urbano japonés, y a cambio, para los norteamericanos supuso la perdida de 22 aparatos, 14 de ellos en el primer “raid” contra Tokio, siendo esta la mayor perdida de aparatos en una sola misión hasta la fecha.
Gran parte de este resultado fue debido a las mencionadas innovaciones tácticas introducidas por el general jefe del XXI Mando de Bombardeo:
-El vuelo a baja cota, con una altitud media de bombardeo de 7.000 pies (entre 5.000 y 9.000 pies), supuso que los aviones necesitaran menos combustible, lo que permitió aumentar la carga de bombas, a la vez que hacía más preciso el bombardeo.
-El vuelo nocturno fue una apuesta, en tanto que no se tenía muy claro el potencial de los cazas nocturnos japoneses, aunque se sospechaba, y posteriormente quedo demostrado, que era bastante débil. En definitiva, el amparo de la noche hizo menos vulnerables a los atacantes
-Finalmente, el tomar por objetivo una zona urbana densamente poblada, facilitaba enormemente la precisión y maximizaba los daños, aunque fuera sobre población civil.
Por supuesto, ninguna de estas tres medidas era novedosa, pero en el Pacífico, un “raid” nocturno masivo, a baja cota y sobre zonas urbanas con bombas incendiarias, era algo nuevo y produjo un gran impacto en ambos bandos, aunque obviamente, por diferentes razones.
A partir de entonces, la mayoría de ataques se produjo a altitudes relativamente bajas, tanto de día como de noche, y a medida que aumentaba el número de aparatos, decrecía el de bombarderos derribados y aumentaba el de toneladas de explosivo lanzados sobre Japón, siendo hasta abril, algo más de 100.000 toneladas.
Desde marzo las misiones incendiarias estuvieron en la agenda de las Alas de Bombardeo de la 20ª Fuerza Aérea, aunque nunca sustituyeron a los ataques con bombas de alto explosivo, que seguían centrándose sobre todo en la industria de fabricación de aviones y en las refinerías de petróleo. También estas misiones vieron mejorados sus resultados como consecuencia de la cada vez menor oposición enemiga y la mayor precisión de sus ataques. Se estima que entre el 35 y el 40 por ciento de las bombas lanzadas de día, desde una altitud de 20.000 pies o menos, caían en un radio de 300 metros del objetivo.
Mientras las semanas y los meses pasaban, se iban produciendo novedades, como la toma de Iwo Jima por los Marines. La toma de esta pequeña isla, supuso para los B-29 un alivio, al saber que de vuelta a sus bases, si habían sido dañados, podían aterrizar en una pista, y no tener que amerizar sobre el mar. La pista de Iwo Jima se utilizó hasta el final de la guerra, más de 2.000 veces en aterrizajes de emergencia de B-29, s.
Además, Iwo Jima sirvió de base VII Mando de Cazas, que con sus P-51 con depósitos adicionales de combustible, comenzaron a escoltar desde abril a los bombarderos en sus misiones sobre Japón. Cabe decir que el despliegue de los P-51 sobre Japón, no resultó tan eficiente como sobre Alemania, y debido a problemas técnicos, meteorológicos y de agotamiento del personal de vuelo, su impacto fue bastante menor que en Europa, incluso con una tasa de derribos de tan solo 2 a 1 contra los japoneses (221 aviones nipones reclamados por los americanos contra 114 P-51 perdidos en combate).
Otra de las novedades, supuso la participación de los B-29 en la llamada “Operación hambruna”, diseñada por la marina para el minado de aguas jurisdiccionales japonesas que limitasen o paralizasen el trafico marítimo en puntos clave del archipiélago japonés. Desde finales de marzo, y no sin cierta resistencia de los mandos de la USAAF por desviarse de su misión principal, comenzaron los bombarderos a lanzar minas, hasta que al final de la campaña lanzaran la última de las más de doce mil que llegaron a aguas japonesas. El efecto que tuvo estas armas fue devastador para la ya reducida marina japonesa y en el transporte marítimo de todo tipo de suministros, ya que causaron más del 60 por ciento de los buques japoneses hundidos en el periodo en que los bombarderos llevaron a cabo esta misión, y provocó un descenso del 50 por ciento en las importaciones niponas. Los americanos tan solo sufrieron por estas misiones la perdida de 15 aparatos.
Finalmente, en abril, también se reclamó a Le May que dirigiese sus bombarderos contra los aeródromos en Kyushu desde donde partían la mayoría de aviones “kamikazes” que atacaban a la flota invasora de Okinawa. Los B-29 atacaron estos objetivos con bombas de fragmentación y retardadas.
- flanker33
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Las fuentes son las siguientes:
-Nemesis. La derrota del Japón 1944-1945 – Max Hastings, 2007.
-The B-29 Strategic Air Campaign Against Japan - Henry C. Huglin
Commander, 9th Bombardment Group (VH), 313th Wing, 20th Air Force,
Tinian Island, Marianas, March-Sept. 1945
-B-29. Supertortress units of World War II – Robert F. Dorr. Osprey Combat Aircraft 33
-B-29 Hunters of the JAAF – Koji Takaki y Henry Sakaida. Osprey Aviation Elite 5
-United States Strategic Bombing Survey. Summary Report (Pacific War). U.S. Governmet Printing Office. Whasington: 1946
Además de algunas informaciones y mapas sueltas de internet.
A partir de aquí se pueden tratar algunos puntos, como:
-El B-29.
-La eficacia comparada entre el bombardeo convencional (de bombas de alto explosivo) y el incendiadio.
-Las consideraciones morales del bombardeo incendiario.
-Las posibilidades que el bombardeo estrategico hubiese acabado con la resistencia de Japón por si solo (o conjuntamente con el bloqueo naval)
-...
La idea tambien era acompañar este articulo con otro sobre la campaña submarina y el bloque naval a Japón, pero visto el ritmo al que puedo escribir, será en un futuro...
Saludos a todos.
-Nemesis. La derrota del Japón 1944-1945 – Max Hastings, 2007.
-The B-29 Strategic Air Campaign Against Japan - Henry C. Huglin
Commander, 9th Bombardment Group (VH), 313th Wing, 20th Air Force,
Tinian Island, Marianas, March-Sept. 1945
-B-29. Supertortress units of World War II – Robert F. Dorr. Osprey Combat Aircraft 33
-B-29 Hunters of the JAAF – Koji Takaki y Henry Sakaida. Osprey Aviation Elite 5
-United States Strategic Bombing Survey. Summary Report (Pacific War). U.S. Governmet Printing Office. Whasington: 1946
Además de algunas informaciones y mapas sueltas de internet.
A partir de aquí se pueden tratar algunos puntos, como:
-El B-29.
-La eficacia comparada entre el bombardeo convencional (de bombas de alto explosivo) y el incendiadio.
-Las consideraciones morales del bombardeo incendiario.
-Las posibilidades que el bombardeo estrategico hubiese acabado con la resistencia de Japón por si solo (o conjuntamente con el bloqueo naval)
-...
La idea tambien era acompañar este articulo con otro sobre la campaña submarina y el bloque naval a Japón, pero visto el ritmo al que puedo escribir, será en un futuro...
Saludos a todos.
- flanker33
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Muy interesante Flanker, los mapas son excelentes.
Este tema lo traté hace tiempo. Básicamente no era crítico contar con un caza de escolta porque para 1945 los americanos habían destruido la fuerza aérea japonesa, que nunca fue una amenaza como la Luftwaffe en 1943. Los aviones japoneses tenían problemas para llegar a las cotas del B-29 y su armamento era escaso como para causar enormes pérdidas. El principal problema de estas misiones eran las enormes distancias y el tiempo. Por razones meteorológicas había fuertes corrientes de aire sobre Japón, lo cual causaba accidentes y dificultaba enormemente la punteria.
En la época ninguna. Al contrario que Alemania, Japón atacó una base americana sin previa declaración de guerra, el 7 de Diciembre pasó a ser el Día de la Infamia y no hubo mayores quebraderos de cabeza. Además era una estrategia barata en vidas americanas.
Dudo que los militares japoneses se hubiesen rendido por los bombardeos estratégicos. Incluso tras la primera bomba atómica, no fueron a las reuniones del gobierno para estudiar la postura a tomar. Sólo cuando los soviéticos atacaron en Manchuria acudieron.
De hecho se retiró parte del armamento defensivo porque la caza nocturna japonesa era un cero a la izquierda.
Una excelente obra.
su impacto fue bastante menor que en Europa, incluso con una tasa de derribos de tan solo 2 a 1 contra los japoneses (221 aviones nipones reclamados por los americanos contra 114 P-51 perdidos en combate).
Este tema lo traté hace tiempo. Básicamente no era crítico contar con un caza de escolta porque para 1945 los americanos habían destruido la fuerza aérea japonesa, que nunca fue una amenaza como la Luftwaffe en 1943. Los aviones japoneses tenían problemas para llegar a las cotas del B-29 y su armamento era escaso como para causar enormes pérdidas. El principal problema de estas misiones eran las enormes distancias y el tiempo. Por razones meteorológicas había fuertes corrientes de aire sobre Japón, lo cual causaba accidentes y dificultaba enormemente la punteria.
-Las consideraciones morales del bombardeo incendiario.
En la época ninguna. Al contrario que Alemania, Japón atacó una base americana sin previa declaración de guerra, el 7 de Diciembre pasó a ser el Día de la Infamia y no hubo mayores quebraderos de cabeza. Además era una estrategia barata en vidas americanas.
-Las posibilidades que el bombardeo estrategico hubiese acabado con la resistencia de Japón por si solo (o conjuntamente con el bloqueo naval)
Dudo que los militares japoneses se hubiesen rendido por los bombardeos estratégicos. Incluso tras la primera bomba atómica, no fueron a las reuniones del gobierno para estudiar la postura a tomar. Sólo cuando los soviéticos atacaron en Manchuria acudieron.
-El vuelo nocturno fue una apuesta, en tanto que no se tenía muy claro el potencial de los cazas nocturnos japoneses, aunque se sospechaba, y posteriormente quedo demostrado, que era bastante débil. En definitiva, el amparo de la noche hizo menos vulnerables a los atacantes
De hecho se retiró parte del armamento defensivo porque la caza nocturna japonesa era un cero a la izquierda.
-Nemesis. La derrota del Japón 1944-1945 – Max Hastings, 2007.
Una excelente obra.
- flanker33
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Hola Alejandro,
Es cierto, y sin embargo, lo norteamericano se esforzaban, tanto en Europa como en el Pacífico, en justificar sus ataque a los centros de población civil, y en concreto en Japón lo argumentaban diciendo que la industria armamentística, a la que decían ir dirigidos los bombardeos, estaba muy dispersa y su sistema de producción se basaba en parte, en pequeñas fabricas o pequeños negocios familiares que estaban dentro de esos nucleos de población, y por lo tanto eran un blanco militar legítimo.
De acuerdo en los demás puntos. El libro de Hastings fue una lectura de lo más interesante y esclarecedora sobre todo de aspectos poco difundidos de la SGM como la guerra en Birmania, la intervención soviética contra Japón o la guerra en China. Francamente recomendable.
Saludos.
En la época ninguna. Al contrario que Alemania, Japón atacó una base americana sin previa declaración de guerra, el 7 de Diciembre pasó a ser el Día de la Infamia y no hubo mayores quebraderos de cabeza. Además era una estrategia barata en vidas americanas.
Es cierto, y sin embargo, lo norteamericano se esforzaban, tanto en Europa como en el Pacífico, en justificar sus ataque a los centros de población civil, y en concreto en Japón lo argumentaban diciendo que la industria armamentística, a la que decían ir dirigidos los bombardeos, estaba muy dispersa y su sistema de producción se basaba en parte, en pequeñas fabricas o pequeños negocios familiares que estaban dentro de esos nucleos de población, y por lo tanto eran un blanco militar legítimo.
De acuerdo en los demás puntos. El libro de Hastings fue una lectura de lo más interesante y esclarecedora sobre todo de aspectos poco difundidos de la SGM como la guerra en Birmania, la intervención soviética contra Japón o la guerra en China. Francamente recomendable.
Saludos.
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A ver si encuentro un poco de tiempo para leer ésto... que tiene muy buena pinta pero ando un poco "foristicamente estresado"
Un par de comentarios sobre lo que dice alejandro_:
Recuerdo un documental sobre McNamara (que participó en la planificación de esa campaña): "LeMay me dijo (sobre los ataques incendiarios): si ganamos seremos héroes, si perdemos nos juzgarán por crímenes de guerra".
Aunque como dice flanker33, la naturaleza de la industria japonesa (muy dispersa y dentro de las ciudades) y las dificultades para llevar a cabo bombardeos diurnos "de precisión" al estilo de los realizados sobre Alemania influyeron en la decisión.
Es indudable que la combinación bloqueo naval (con los submarinos en un papel estelar y aumentado por los minados de la operación STARVATION) mas la campaña de bombardeo hubieran puesto de rodillas a los japoneses, ¿pero se hubieran rendido?. Yo tengo mis dudas (al menos a corto plazo). Y paradojicamente es posible que hubieran muerto aún mas japoneses que con los bombardeos atómicos.
Un par de comentarios sobre lo que dice alejandro_:
En la época ninguna. Al contrario que Alemania, Japón atacó una base americana sin previa declaración de guerra, el 7 de Diciembre pasó a ser el Día de la Infamia y no hubo mayores quebraderos de cabeza. Además era una estrategia barata en vidas americanas.
Recuerdo un documental sobre McNamara (que participó en la planificación de esa campaña): "LeMay me dijo (sobre los ataques incendiarios): si ganamos seremos héroes, si perdemos nos juzgarán por crímenes de guerra".
Aunque como dice flanker33, la naturaleza de la industria japonesa (muy dispersa y dentro de las ciudades) y las dificultades para llevar a cabo bombardeos diurnos "de precisión" al estilo de los realizados sobre Alemania influyeron en la decisión.
Dudo que los militares japoneses se hubiesen rendido por los bombardeos estratégicos. Incluso tras la primera bomba atómica, no fueron a las reuniones del gobierno para estudiar la postura a tomar. Sólo cuando los soviéticos atacaron en Manchuria acudieron.
Es indudable que la combinación bloqueo naval (con los submarinos en un papel estelar y aumentado por los minados de la operación STARVATION) mas la campaña de bombardeo hubieran puesto de rodillas a los japoneses, ¿pero se hubieran rendido?. Yo tengo mis dudas (al menos a corto plazo). Y paradojicamente es posible que hubieran muerto aún mas japoneses que con los bombardeos atómicos.
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Probablemente sí se hubieran rendido, de hecho llevaban un mes intentando la mediación rusa para ello (Liddell Hart, Historia de la 2ª GM) antes de la bomba de Hiroshima. Para ello creo que influyó la derrota en suelo nacional y el estrangulamiento naval del país más que la campaña aérea-al igual que en Alemania, el impacto fue mucho mayor sobre los civiles que sobre el esfuerzo militar-. La pérdida de las materias primas para la industria bélica sí resultaba definitiva. Que los militares acudieran o no a la reunión del gabinete...al parecer estaban muy divididos y con distintos criterios al respecto, no se si era muy relevante una vez tomada la decisión y enviado a Moscú el príncipe Konoye con instrucciones precisas de llegar incluso a aceptar la rendición incondicional.
- flanker33
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madrileño10 escribió: Que los militares acudieran o no a la reunión del gabinete...al parecer estaban muy divididos y con distintos criterios al respecto, no se si era muy relevante una vez tomada la decisión y enviado a Moscú el príncipe Konoye con instrucciones precisas de llegar incluso a aceptar la rendición incondicional.
Hola Madrileño10,
Konoe fue enviado a Moscú sin instrucciones concretas, precisamente para evitar que los "halcones" del gobierno oliesen a algo parecido a una rendición. El embajador japones en Moscú se quejaba de eso mismo:
Some reasons which may be thought of for the Soviets' hesitation:
(1) Although they understand the Imperial wish concerning the termination of the war, they lack clarification with regard to the actual mission of the special envoy or with regard to whether or not concrete proposals for the termination of the war are to be presented.
Telegrama del 15-7-45 del embajador Sato al ministro Togo
y es que el mismo emperador en una carta a los soviéticos, decía que quería la paz, pero no mientras le exigieran la rendición incondicional:
"His Majesty the Emperor is greatly concerned over the daily increasing calamities and sacrifices faced by the citizens of the various belligerent countries in this present war, and it is His Majesty's heart's desire to see the swift termination of the war. In the Great East Asia War, however, as long as American and England insist on unconditional surrender, our country has no alternative but to see it through in an all-out effort for the sake of survival and the honor of the homeland.
Telegrama del 12-7-45 para que el embajador Sato se lo comunicase a Molotov.
Saludos.
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- Recluta
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Ante todo felicitarte por el tema, las fotografías son además impresionantes
Efectivamente la cita es muy ilustrativa, sobre todo de la esquizofrenia en la que se movía la diplomacia japonesa. Según el autor que cito antes, Liddell Hart, respecto a konoye, "el emperador en privado le dio instrucciones para asegurar la paz a cualquier precio"
Ya en la reunión del 20 de junio, el primer ministro, el ministro de AAEE y el de Marina estaban a favor de rendición incondicional, pero el Ministro del ejército y los JEM de Ejército y Marina eran partidarios de resistir para conseguir mejores condiciones en la capitulación. De esa reunión sale la misión a Moscú de Konoye.
Aunque las aproximaciones iniciales no se salen del guión de buscar una paz "negociada", no se dio ninguna oportunidad a la misión japonesa, condenada al fracaso por los intereses rusos y la intención de los americanos de usar la bomba.
Obviamente los rusos estaban interesados en dar largas a los japoneses, pues esperaban obtener (y obtuvieron) ventajas territoriales de última hora.
Al final de todo el hecho es que se la rendición de Japón no fue incondicional en la práctica, pues los aliados aceptaron la inviolabilidad del Emperador, que no solo no fue considerado responsable en ningún grado-a diferencia de sus ministros- sino que ¡se mantuvo en el cargo!, aún despojado de su aura de divinidad. Trato insólito para un mandatario tan importante del Eje.
Por otra parte, del lado aliado también había discrepancias: "el presidente Truman, la mayoría de sus consejeros, en particular Stimson y George Marshall, estaban atentos a usar la bomba atómica para acelerar el colapso de Japón, como Stalin lo estaba de entrar en guerra con Japón a fin de conseguir una posición ventajosa en Extremo oriente...El Almirante Leahy, JEM del Presidente combatió la idea de emplear semejante arma contra la población civil:"mi sentimiento es, que al ser los primeros en usarla hemos adoptado un nivel ético común a los bárbaros de la Edad Media. A mí no me enseñaron a hacer la guerra en este estilo, y las guerras no se deben ganar destruyendo a mujeres y niños". El año anterior había protestado ante Roosvelt contra una proposición para el uso de armas bacteriológicas"
B. Liddell Hart, Colapso en el Japón. Historia de la II GM pag 324-325, Ed Caralt, 4ª ed.
En suma, al final la rendición "incondicional" incluyó la principal condición pedida por los japoneses, que era la relativa al emperador, Stalin obtuvo sus islas y las bombas se arrojaron de todas formas. Por todo ello creo que no es muy aventurado pensar que el uso de las bombas atómicas quizá fue una decisión no determinada por la voluntad de terminar con la guerra, sino que posiblemente pesaron otras consideraciones.
Efectivamente la cita es muy ilustrativa, sobre todo de la esquizofrenia en la que se movía la diplomacia japonesa. Según el autor que cito antes, Liddell Hart, respecto a konoye, "el emperador en privado le dio instrucciones para asegurar la paz a cualquier precio"
Ya en la reunión del 20 de junio, el primer ministro, el ministro de AAEE y el de Marina estaban a favor de rendición incondicional, pero el Ministro del ejército y los JEM de Ejército y Marina eran partidarios de resistir para conseguir mejores condiciones en la capitulación. De esa reunión sale la misión a Moscú de Konoye.
Aunque las aproximaciones iniciales no se salen del guión de buscar una paz "negociada", no se dio ninguna oportunidad a la misión japonesa, condenada al fracaso por los intereses rusos y la intención de los americanos de usar la bomba.
Obviamente los rusos estaban interesados en dar largas a los japoneses, pues esperaban obtener (y obtuvieron) ventajas territoriales de última hora.
Al final de todo el hecho es que se la rendición de Japón no fue incondicional en la práctica, pues los aliados aceptaron la inviolabilidad del Emperador, que no solo no fue considerado responsable en ningún grado-a diferencia de sus ministros- sino que ¡se mantuvo en el cargo!, aún despojado de su aura de divinidad. Trato insólito para un mandatario tan importante del Eje.
Por otra parte, del lado aliado también había discrepancias: "el presidente Truman, la mayoría de sus consejeros, en particular Stimson y George Marshall, estaban atentos a usar la bomba atómica para acelerar el colapso de Japón, como Stalin lo estaba de entrar en guerra con Japón a fin de conseguir una posición ventajosa en Extremo oriente...El Almirante Leahy, JEM del Presidente combatió la idea de emplear semejante arma contra la población civil:"mi sentimiento es, que al ser los primeros en usarla hemos adoptado un nivel ético común a los bárbaros de la Edad Media. A mí no me enseñaron a hacer la guerra en este estilo, y las guerras no se deben ganar destruyendo a mujeres y niños". El año anterior había protestado ante Roosvelt contra una proposición para el uso de armas bacteriológicas"
B. Liddell Hart, Colapso en el Japón. Historia de la II GM pag 324-325, Ed Caralt, 4ª ed.
En suma, al final la rendición "incondicional" incluyó la principal condición pedida por los japoneses, que era la relativa al emperador, Stalin obtuvo sus islas y las bombas se arrojaron de todas formas. Por todo ello creo que no es muy aventurado pensar que el uso de las bombas atómicas quizá fue una decisión no determinada por la voluntad de terminar con la guerra, sino que posiblemente pesaron otras consideraciones.
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