Gaspacher escribió: ↑27 Oct 2022, 23:11Un molino de agua o viento y una bobina de cobre, más sencillo imposible. De hecho una de las primeras cosas que hizo Llopis a partir de 1625 fue mejorar la tecnología hidráulica y llevar los molinos de agua a un nuevo nivel, empezando a emplear canalizaciones, agua a presión y molinos de turbina frente a los de paletas, lo que sin duda desarrollaría la física de fluidos y sentaría unas bases magnificas para dar el salto a la electricidad.
No, ni por asomo. Una cosa es una minipresa para suministrar electricidad a una casa, pero una ciudad mucha más potencia. Me parece excelente que se desarrolle, porque permitiría sortear la «fase negra» de la Revolución Industrial, pero las capacidades son las que son.
No se dan las condiciones culturales para ello. El motivo por el que muchas tecnologías que ya se estaban probando en el siglo XVII e incluso XVI como el vapor tardaron tanto en germinar, fue porque se necesita una "cabeza"...
… Obviando lo necesario que fue que en cuanto aparecieron las máquinas de vapor hubiese cientos o miles de emprendedores en disposición de implementarlas para mejorar sus negocios, experimentar nuevos empleos para ellas, etc.
No exactamente. Para el vapor en la industria, en la realidad las máquinas proliferaron porque se habían empezado a desarrollar los telares mecánicos. Para la navegación, no, porque hubo oposición a su empleo. Entre otras causas, porque los dueños de los canales (que no existen aun en esta historia) temían que los erosionasen. De hecho, el Charlotte Dundas, el primer vapor viable comercialmente, hizo algún viaje que demostró su eficacia (remolcando barcazas con viento en contra, cuando las demás embarcaciones tuvieron que ser amarradas) pero se opuso el mandamás del canal y el bote quedó arrumbado durante sesenta años hasta que se hundió. En España, el Real Fernando (Fernandino o Betis) solo funcionó durante un año.
En este escenario se supone que hay gente que ha apreciado las posibilidades del vapor. Si no los viajeros, sus discípulos, que tontos no serán. Tener remolcadores (no hablo de vapores de gran porte) permite entrar y salir del puerto sin tener que esperar vientos favorables, y evita desastres como el de Vivero de 1810, cuando naufragaron la fragata Magdalena y el bergantín Palomo. Tener un remolcador viable será un negocio muy ventajoso para comerciantes. Por no hablar de su empleo militar.
De primero de capitalismo, la ley de la oferta y demanda. Sin necesidad no hay mercado. España acaba ganando las guerras de la primera mitad del siglo y sus enemigos, aparte de quedar devastados, no pueden igualar el armamento español, ergo no hay necesidad ni razones para una carrera de armamentos consigo mismo, y menos para cambiar de armas cuatro veces en veinticinco años.
Esa necesidad la puede poner el Estado. Aparte que discrepo con esas cuentas. Los mosquetes españoles habrán sido muy superiores en 1645 frente a las formaciones de arcabuces y picas, desde luego. Pero son armas relativamente fáciles de copiar. Incluso el cañón taladrado, que se ha hecho con tecnología disponible (a mí también me parece muy probable que huya algún operario y revele los secretos).
Mucho me sorprendería que no se estuvieran construyendo mosquetes antes de cinco o diez años, y que se imiten las tácticas. Sí, reemplazar el armamento será un enorme gasto para las otras potencias europeas, que van a afrontar con dificultades (aunque siempre ha habido dinero para armas), pero en 1660 se habría vuelto al equilibrio militar. Los mosquetes españoles algo mejores, habría fusiles rayados (de nuevo, fáciles de copiar), pero no una ventaja abrumadora.
Al menos para ello se dispone de un ingeniero del siglo XXI dispuesto a transmitir sus conocimi... digo... a inventar y desarrollar toda una rama de la física y el respaldo de una compañía capitalista para llevarlo a cabo. Sin Ignacio el vapor no tendrá esa ventaja.
Lo que rige para el vapor, rige para la electricidad, que será todo lo limpia que se quiera, pero que necesita una inversión mucho mayor. Si un capitalista es renuente a encargar una máquina de vapor, más lo va a ser a financiar una instalación eléctrica.
Domper escribió: ↑27 Oct 2022, 09:04pero la norma fue que pequeños ejércitos europeos se impusieron y conquistaron el mundo.
En el siglo XIX y solo cuando porque antes de lanzarse a "conquistar el mundo", lograron dominar las enfermedades que tradicionalmente diezmaban a los colonos y viajeros en aquellas latitudes.
En este caso las enfermedades se habrán dominado dos siglos antes. Aparte que con enfermedades o sin ellas, en la India los franceses y los británicos tuvieron dificultades porque los ejércitos hindúes eran comparables en armamento (aunque al final no lo supieran emplear). Pero yo pienso en grupos de colonos que se adentran en la Pampa o por las Grandes Llanuras. Poco tiene que ver ir con mosquetes o con fusiles rayados.
P.D.: Por cierto, no todo en el carbón fue malo. Su empleo frenó la tremenda deforestación que afectó a Europa y Norteamérica en el XIX.
En gran parte fue una deforestación provocada para alimentar esas maquinas de vapor.
No del todo. La deforestación se debió en buena parte a la necesidad de combustible para las fundiciones, porque el primer paso de la Revolución Industrial fue incrementar la producción de acero. En Sheffield se pasó de 200 toneladas al año en 1740 a 80.000 en 1840. Se hacía en parte con coque, pero solo para parte del proceso. En el resto del mundo se seguía con la madera.
Otra causa de deforestación fue la necesidad de madera para la construcción naval, que ya se estaba disparando a finales del XVIII. Un navío de tres puentes necesitaba más de tres mil árboles. Los mercantes, menos, pero aun así hablamos de centenares de árboles para barcos que duraban poco (los primeros clíper raramente llegaban a los diez años porque se hacían de madera sin curar, no daba tiempo). Durante la primera mitad del XIX se construían decenas de miles de barcos de todo tipo
cada año. Por ejemplo, solo en la bahía de Penobscot (Maine, USA), donde solo había carpinteros de ribera, se construyeron tres mil barcos, incluyendo enormes clíper de seis mástiles. En la isla griega de Syros se acercaban a las diez mil toneladas
anuales (hubo años que se acercaron a las 20.000).
Cierto que la introducción del vapor incrementó el consumo de madera, pero solo temporalmente. Tras pocos decenios, las máquinas quemaban carbón (espero que en ese tiempo se haya pasado a la electricidad o al menos contaminante petróleo) y los barcos se hacían de metal. Los famosos clíper de la segunda mitad del XIX, como el Cutty Sark, tenían estructura de hierro, y de madera solo era el forro: se seguía necesitando mucha, pero de menos calidad y mejor aprovechada.
Recordemos como acabó Napoleón...
Acabó mal porque no tenía superioridad ni tecnológica ni económica. Además, hablo de ser discípulo «en lo militar». Es decir, estrategia y táctica. No política. Las campañas napoleónicas fueron poco sangrientas, no porque las batallas no lo fueran, sino porque duraban poco, solo uno o dos años, a veces en pocos meses. Me gusta más la «guerra relámpago», con ataques abrumadores que lleven a campañas cortas. No una guerra de Secesión con decenas de miles de hombres forcejeando en un huerto de melocotoneros, y mucho menos las trincheras de Verdún.
Por otra parte: la «Trilogía de las Sombras» anuncia un futuro muy difícil, pero no inevitable. Puede volverse a la vida pastoril, pero eso no impedirá que Francia, Inglaterra. Rusa o quienes sea busquen revancha, se mantenga un estado de guerra crónica, y que antes o después se llegue a la guerra industrial y a las trincheras. O a la guerra nuclear.
Hay otra opción: la Pax Romana. La formación de unos Estados Unidos de Europa, aprovechando esa fase de total superioridad industrial y militar, que la población es mucho menor y no está agotando los recursos mundiales, y que quedan muchísimos territorios vírgenes. De tal manera que haya un desarrollo social acelerado que lleve a la disminución de la natalidad.
No hablo de conquista de Europa a lo Napoleón o a lo Hitler, sino de una mezcla de campañas militares, de diplomacia y de alianza, aprovechando que la población mundial es todavía pequeña. Si se consiguiera una unificación de Europa, digamos que en un siglo, tal vez se podría saltar a una economía parecida a la actual cuando la población mundial no llegar a los dos mil millones y (esto es importante) ya no estuviera creciendo. La situación actual no se debe al vapor: se debe a que somos demasiados. Un ejemplo: Egipto tenía en 1930 cinco millones de habitantes, y ahora supera los cien. Ese es el verdadero peligro, y no se puede perder tiempo si se quiere atajar.
En este escenario, eso no va a pasar en Egipto, pero sí en el resto del mundo. Eso es lo que hay que evitar.
Saludos
P.D.: igual puedo reescribir partes para que el desarrollo del vapor sea cinco años más tardío. Más no, porque habría que cambiarlo todo. Por de pronto, la «guerra a los piratas» se retrasa cinco años, y los personajes que en la realidad hubieran muerto, se supone que siguen vivos bien por medidas sanitarias (Felipe IV iba a tener un reinado muy largo de todas maneras), bien por el azar.