
Así lo aclara su autor, el excelente escritor español Santiago Morata, quien desde el comienzo de este, su segundo libro, nos mete de cabeza y "sin anestesia" en un fascinante escenario, mil trescientos años antes de Cristo, recreado con el color, la precisión y el realismo propio de las mejores novelas históricas.
Son poco más de cuatrocientas páginas en donde se desenvuelve una trama apasionante que involucra como protagonistas al legendario Tutankhamón y su madrastra, la –permítaseme el adjetivo– glamorosa Nefertiti.
La responsabilidad del relato la afronta Pi, un joven esclavo que, por haber sido elegido como la "sombra del príncipe Tutankhamón" (algo así como su valet, consejero, corresponsable de todos sus actos, custodio, confidente y amigo), pertenece al privilegiado círculo íntimo del Faraón.
El cuerpo del libro supera ampliamente lo prometido en la tapa: "poder, ambición y erotismo en tiempos de los Faraones del Sol". Con una pluma ágil e inteligente, Morata cuenta cómo operan los actores que tratarán de hacerse con el trono que, en poco tiempo más, un enfermo Akhenatón dejará vacante.
El relato impacta capítulo a capítulo. "Maldije mi facilidad para presenciar actos sexuales que no me concernían" comenta en un momento Pi, que en otro pasaje suelta: "... y dije lo más estúpido que podría haber dicho, la verdad". Es que desde la primera palabra, el autor despoja la solemnidad que la piedra egipcia ha conferido durante siglos a los personajes. Para ello, dota al esclavo de un descarnado pragmatismo que lo hace tan creíble como cautivante. Aunque en lo segundo, todos los honores se los lleva Nefertiti. " Y mi castigo era una nadería comparado con la ausencia de su belleza, su mirada cariñosa y su perfume embriagador" se lamenta Pi, refiriéndose a su Reina.
El zaragozano ha construido soberbios personajes, jugando con el delicado equilibrio que impone abordar el perfil psicológico de seres humanos que, a largo de toda su existencia, son tratados como dioses. Y lo resuelve con maestría. Aquí, por ejemplo, Pi hace un comentario acerca de una de las hijas del Faraón: "...un carácter poco inteligente de vida regalada, sin ninguna inquietud, salvo aquella que motivaba la elección de un perfume o vestido".
Haciendo uso de un rico vocabulario, el novelista, "se da el lujo" de emplear hasta americanismos, que no hacen más que darle vivacidad a la narración. Así, la obra ofrece idéntica frescura a quien la lea, sin importante en qué lado del Atlántico se encuentre. No es poco.
Es un gran libro de historia al que un par de mapas no le hubieran venido mal. También una novela entretenidísima, un relato pormenorizado acerca de la cultura egipcia, una historia de amor, una obra de consulta, una amena lección de política y diplomacia o, sí se quiere, algo para leer en la playa. Todo eso junto. Planos que el lector podrá elegir o descartar y en los que se sentirá cómodo y satisfecho. Nunca ajeno o indiferente.
Me quedo con que "eran los hombres los que hacían grandes a los dioses, y no al revés".
En este caso, el autor, todo lo ha hecho grande. Como lector, se lo agradezco.
Jorge Ferraro.
La Sombra del Faraón, de Santiago Morata. Ediciones B. 423 páginas.
Precio en Argentina: $49.