75 aniversario, recuerdos personales

[Florencio]

Tengo la suerte de que mi padre tenga ya 84 años, eso quiere decir que cuando se produjo el alzamiento contra la República tenía 9 años y medio y vivía en Valladolid con sus padres y hermanas. A partir de aquí paso a relatarlo en primera persona, tal como él me lo ha contado.

Si alguien más quiere aportar adelante.

Mi primer recuerdo es del día 17 de julio, cuando informaron a mi padre de que los falangistas habían detenido a su hermano Julio. Mi tío era chófer del autobús urbano de Valladolid, era militante de la CNT y tenía un corral donde hacía reparaciones de vehículos más o menos como podía. Cuando le detuvieron estaba conduciendo un camión de la CNT que había reparado y lo iba a entregar a la casa del pueblo, le cazaron en la calle Fray Luis de León donde estaban los sindicatos. Le llevaron detenido con tantos otros con la misma suerte a las cocheras del tranvía. Su destino final fue el paredón tras un "juicio", por llamarlo de alguna manera, militar.

El siguiente recuerdo vivo que tengo es del día 19 andaban lo que llamábamos 'Pacos', era gente que estaban subidas por tejados, normalmente izquierdistas, que disparaban a los que conocían o consideraban que eran del bando sublevado. A un vecino mío, José María, de la plaza Santa Brigida, que estaba en el portal de su casa viendo cómo se desarrollaban los hechos, le dispararon y murió, todavía recuerdo el agujero que quedó en la puerta, porque le atravesó el pecho.

Otro vecino, Trincado, que era falangista y tenía cierta relación con mi padre, fue a casa y le advirtió de que tuviera cuidado, que tal como estaban las cosas le podría pasar algo. Mi padre siempre fue simpatizante socialista y aunque nunca se hizo notar eran conocidas sus simpatías, cosa más que suficiente en aquellos días para que le dieran el paseíllo. Sin embargo lo que le salvó es que en el piso de arriba vivía el teniente de la guardia civil Muriel, teniente Muriel. Era jefe de línea y mis padres tenían muy buena amistad con su mujer y con hija adoptiva, Emerenciana. De tal manera que solo con la presencia ya protegía, digamos que lanzaba el mensaje al resto de fuerzas golpistas de que si él no hacía nada contra mi padre, el resto no tenía "derecho" a hacerle nada.

Estos son los primeros recuerdos que tengo, luego vinieron los recuerdos de ver cadáveres en cunetas, los bombardeos, los soldados alemanes, moros e italianos, que frecuentaban el prostíbulo cercano a casa, pero eso ya es otra parte de otra historia.

[Albertopus]

Estimado Florencio:

Siempre puse mucho cuidado a lo que me contaron mis abuelos y mi padre de la Guerra. Resumiéndolo mucho, las cosas fueron así:

Línea paterna: mi abuelo paterno tenía un doble pecado, era un maestro castellano republicano, pero de derechas. Por eso fue condenado a muerte por algún imbécil comunista, antiguo meapilas en el País Vasco. Se salvó de la pena por intervención directa de la Pasionaria. Al finalizar la Guerra su republicanismo fue ejemplarmente castigado por el régimen franquista con el destierro en los más pobres pueblos de Extremadura. Mi padre fue testigo a los 9 años del bombardeo de Guernica y no llegó a ser uno de los niños de la guerra simplemente porque el barco que le debía sacar de Bilbao hacia la URSS no salió porque las tropas franquistas ya había tomado la ciudad.

Línea materna: mi abuelo era militar en África. Veterano de las guerras rifeñas. Se alistó por una comida segura más que por vocación. La sublevación le obligó a participar en un bando y saltó a la Península, donde pasó casi toda la Guerra en el frente. Tardó dos años en poder ver en persona a su última hija, mi madre, que nació al poco de empezar la Guerra. El único recuerdo amable de esos años era el periodo de tregua entre ambos bandos para poder retirar los cadáveres. Podían jugar un partido de fútbol e intercambiar noticias de familiares y amigos en el otro lado. Eso y las ocasiones en las que las líneas estaban tan cercanas que las tropas se cambiaban tabaco por papel de fumar. Durante los últimos años de su vida uno de sus entretenimientos era encontrarse con antiguos combatientes de uno u otro bando en el parque y compartir recuerdos... especialmente con un antiguo capitán republicano, al que llamaba "mi capitán" del que supo que había estado meses frente a su posición.

Mis abuelos siempre tuvieron un respeto enorme el uno por el otro y coincidían en una cosa cuando contaban sus historias de esa época: Lo peor que les había pasado y el deseo de que jamás volviera a pasar nada semejante en España.

Y... pensar que ahora vienen unos que no vivieron la guerra a decirnos que, Boletín Oficial del Estado por delante, que sufren mucho porque tienen heridas que no han cicatrizado...

Saludos.

PD. Mis maldiciones a los imbéciles que metieron a nuestros abuelos y padres en la peor pesadilla posible. Malditos los generales sublevados y dirigentes republicanos que se creyeron poseidos de la misión divina de "salvarnos" de los otros.