El problema del escudo antimisiles de Israel.
Lanzador embarcado.
Pese a que las redes sociales se llenan de vídeos que pareciesen salidos de la ciencia ficción, donde se ven misiles interceptores que se elevan en el cielo para eliminar los cohetes que llegan en una ráfaga de llamas, la realidad es muy distinta.
Lo que está ocurriendo en el conflicto entre Hamás y Israel es una lucha entre fuerzas de muy alta tecnología y de muy baja tecnología, un conflicto en el que enfrenta a sistemas israelíes de última generación con simples cohetes de fabricación casera.
La Cúpula de Hierro, fabricada por Rafael Advanced Defense Systems, realizó su primera intercepción hace diez años y desde entonces, la empresa afirma que ha interceptado más de 2.500 amenazas. El sistema llamado Cúpula de Hierro se compone de una serie de radares de detección y seguimiento, centros de control de armas y gestión de batalla tripulados y unidades de disparo de misiles no tripuladas.
Las unidades están dispersas, lo que permite a la Cúpula de Hierro cubrir la máxima superficie. El radar detecta y rastrea múltiples proyectiles entrantes; el sistema de gestión de la batalla determina entonces si cada proyectil es una amenaza, y asigna uno o más interceptores. Cada lanzador lleva 20 misiles Tamir que pesan alrededor de 91 kg cada uno y tienen un alcance 40 kilómetros (el precio de cada unidad ronda los 20.000 y 100.000 dólares).
Por otro lado, los cohetes lanzados por el grupo armado son apenas sofisticados. Uno de los nombres originales propuestos para la Cúpula de Hierro era Anti-Qassam, siendo Qassam el término para los cohetes fabricados por Hamás. Estos, pese a que se han hecho más grandes a lo largo de los años, su diseño no ha cambiado. Los cohetes se fabrican localmente, siendo su componente principal el cuerpo, que es un tramo de tubería de acero o aluminio con aletas soldadas.
El cohete se rellena con combustible, el cual se fabrica mezclando fertilizante con azúcar derretido, y lleva una ojiva de explosivo casero a la que se le añade el detonador. El artilugio no tiene sistema de guía y se dispara desde un simple soporte metálico con soldaduras de fabricación casera. Los cohetes son lo suficientemente pequeños para ser montados y lanzados por dos hombres y se disparan generalmente en salvas. Son extremadamente imprecisos y sólo pueden dispararse en la dirección general del objetivo; acertar con ellos es cuestión de suerte más que de criterio.
Las ojivas, muy rudimentarias, hacen muy poco daño y su efecto es principalmente el de hundir la moral, obligando a los objetivos a interrumpir sus vidas y esconderse en refugios cuando suena la alerta.
La eficacia de la Cúpula de Hierro ante estas armas rudimentarias puede ser incluso una debilidad estratégica, según un estudio de 2016 de RAND. Dado que las ofensivas de cohetes de Hamás causan tan poco daño en comparación con cualquier respuesta militar israelí que esta última se considera desproporcionada.
La cantidad de muertos en Gaza a causa de los últimos ataques aéreos israelíes asciende ya a 85, con más de 200 heridos. Un número muy elevado si lo compramos con las bajas que ha sufrido Israel.
Enlace a Galaxia Militar:
http://galaxiamilitar.es/bajo-la-cupula ... de-israel/
Nada es cierto en las tácticas.