No se trata de una guerra en contra del Libano, si no que una guerra en contra de Hezbollah que está asentado en El Libano. A lo más esto afectará a la población chiíta del Libano (25% de la población), el resto de la población católica del Libano (40% de la población y quienes actualmente están en el gobierno) prefiere mantenerse al margen de aquellos conflictos, y por otro lado el 25% de sunitas libaneses ve como una agresión a ellos el que libaneses de Hezbollah masacren sirios sunitas al otro lado de la frontera.
Por eso creo que es una buena táctica de los rebeldes atacar a Hezbollah en el Líbano, así el gobierno católico seguramente pondrá mayores reparos al actuar de Hezbollah para que la guerra civil no se extienda a sus territorios, y de ese modo evitar una posible guerra sectárea en su territorio entre sunitas y chiítas... el principal problema del Libano es su división sectaria (sólo es cosa de ver su historia y sus guerras civiles), el actuar irresponsable de Hezbollah podría revivir aquellos episodios, dividir el ejército y la radicalización de grupos armados sunitas como Fatah al-Islam.
El conflicto en Siria ha polarizado al pequeño Líbano, donde musulmanes sunnitas respaldan a los rebeldes sirios y los chiitas de Hezbollah apoyan a Al-Assad. En Trípoli, la principal ciudad del norte del Líbano, los combates entre partidarios y detractores del presidente sirio no cesan. En la última semana, por lo menos 31 personas murieron, según las autoridades libanesas.
Su implicación tiene como precio el enfrentamiento intersectario libanés y una guerra civil que se avecina como inevitable en el Líbano. El jefe del Estado Mayor del ELS, Salim Idriss, advirtió ayer que “los combatientes sirios están listos para mover las batallas al Líbano y enfrentarse a los hombres armados de Hizbulá junto a los miembros de las fuerzas del régimen sirio”. Es poco probable, dada la división interna, la falta de estrategia común y el retroceso en sus logros militares en territorio sirio, que el ELS tenga capacidad de maniobra fuera de Siria, pero no se puede descartar que elementos extremistas presentes en el Líbano lancen ataques para vengarse del apoyo de Hizbulá a Bashar Assad. Ayer mismo lo dijo el jeque salafista Ahmad Assir, comentando las fotos de los festejos de miembros de Hizbulá por la victoria de Quseir. “Hizbulá se alegra por una victoria ilusoria, pero yo les digo que no se alegren demasiado porque ya tienen suficiente con la vergüenza de que Dios les haya hecho caer en el lodo en Siria”.
Desde la ciudad norteña de Tripoli, el destacado clérigo salafista Dai al Islam al Shahal pidió a la comunidad suní libanesa que se prepare para defender el Líbano de Hizbulá e Irán. “Hemos hecho todo lo posible para impedir una guerra en nuestro país, pero el cuchillo está ahora en nuestras gargantas y no podemos esperar a que nos degüellen una vez más”.