flanker33 escribió: Hola SAETA2003. Puede que lleve usted razón sobre lo del Mi-35 en solitario. Mi intención era narrar un combate aéreo entre los Arpía y los Mi-35 del que tanto se ha hablado en este y otros foros. El hacer que los Arpías contaran con superioridad numérica era para reflejar el mayor número de helicópteros de Colombia frente a Venezuela. Quizás podría haber puesto un Mi-35 + Mi-17 vs 3 Arpías (o 2 Arpías y 1 Rapaz). Hablando de los Mi-17, ¿podría alguien decirme el número más aproximado que había en marzo de 2008 de este modelo en el Ejército Venezolano? He leído en algunos sitios que ya estaban los 20. En otros que había alrededor de 10 y se había producido una baja, pero no he encontrado ningún dato concluyente, aunque de momento estoy usando los 20, que es el dato que más he visto repetido. Gracias.
Saludos.
te voy a dar una pista amigo flanker que me imagino que ya la conoces pero no la haz tomado en cuenta, en la GNB y en el Ejercito los primeros dos numeros de las matriculas de cada aeronave corresponden al año en que fueron entregados es decir si logras conocer la lista de matriculas de los Mi-17 de sabrás con certeza cuantos habían sido entregados al ejercito.
Gracias por la pista, la verdad es que no conocía esa información que me comentas, pero intentaré sacar algo de ahí. En una primera búsqueda, solo he encontrado dos matriculas de helicópteros accidentados, una EV-06 y otra EV-08, y dos más mediante fotografías, ambos EV-07. Había leído que los 6 primeros llegaron en 2006, y los 14 restantes en 2007, pero si hay un 08, será que alguno llegó también ese año, aunque imposible saber si antes o después de marzo. He leído también que los 4 últimos Mi-17 llegaron en 2010, pero creo que se debe de tratar de Mi-17 llegados para otras ramas de las FFAA venezolanas ¿no?
Saludos.
"Si usted no tiene libertad de pensamiento, la libertad de expresión no tiene ningún valor" - José Luís Sampedro
Efectivamente los primeros Mi-17 entregados fueron los del ejercito pues este componente era el que para ese entonces tenia menos aeronaves operativas, luego de entregados los 20 que correspondían al ejercito comenzaron a llegar los 6 de la aviación, 6 de la armada y 6 de la guardia
TiunaVE escribió:Flanker amigo, nos tiene olvidado el relato
Tiene usted razón, últimamente he andado algo liado y no he podido avanzar mucho, y lo peor es que en dos semanas más no voy a poder presentar nada nuevo ya que voy a estar desconectado del mundo...y creame que yo soy al primero que le gustaría poder sentarme tranquilamente a escribir, pero no ha habido oportunidad.
Saludos a todos.
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Hola a todos, tras varios días de ausencia, vuelo al hilo, y para compensar un poco la espera, traigo varias cosas. Primero, acabo de subir tres nuevas láminas que Lord Henry, amablemente, nos ha vuelto a enviar. Una en la página 13 mostrando los impactos del segundo Kfir sobre el puente “General Urdaneta”, y dos más en la página 16, una mostrando a la artillería ATP de 155mm del Ejército ecuatoriano disparando, y en otra, el Gazelle ecuatoriano dirigiéndose al frente. Espero que os gusten. Segundo, subo otro fragmento más del relato, esta vez, más acciones terrestres en el Teatro de Operaciones de la Guajira. Y por último, al terminar el fragmento, otro post donde estará el enlace para que quien quiera, pueda descargar otro fichero en pdf con lo aparecido desde el anterior fichero.
Un saludo y gracias por vuestra paciencia.
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La sala de operaciones del Cuartel General del Ejército estaba tan concurrida como lo había estado en los últimos días. A aquellas alturas, los automatismos y el funcionamiento de aquel verdadero “centro nervioso” del Ejército venezolano habían mejorado notablemente tras las primeras fases del conflicto, y ahora los numerosos soldados y oficiales que allí cohabitaban, se habían acoplado y acostumbrado a la realidad de un conflicto armado de grandes proporciones, haciendo que los engranajes del aquel centro de decisión y la cadena de mando, estuviesen bien engrasados y reaccionaran con la suficiente rapidez ante los imprevistos. El Coronel de la Cruz se encontraba de nuevo allí, como prácticamente siempre desde que estallara le guerra, y pese a sus molestias físicas y a su edad, trataba de seguir el ritmo de trabajo de otros mandos y oficiales más jóvenes. En su pequeño despacho acristalado en la sala, recibía y comunicaba información, daba y recibía ordenes, trataba de anticiparse a lo que sucedería en el campo de batalla, pensaba en posibles soluciones...en definitiva, hacía su trabajo. Se encontraba estudiando un informe de actualización sobre el asalto terrestre a Puerto Bolivar, que iba a comenzar en cuestión de minutos, cuando el Capitán Palacios, su ayudante, entró con una hoja impresa.
-Mi Coronel, acaba de llegar esto – dijo tendiéndosela a su superior. -Gracias Henry – le respondió mientras cogía la hoja y el Capitán aguardaba frente a él.
Tras un rápido vistazo, levantó la mirada y preguntó a Palacios.
-¿Lo tienen los demás? -Si, mi Coronel. Al General Romero y a los demás altos mandos les ha llegado también en estos momentos. -De acuerdo. Aguardemos a ver que deciden y luego actuaremos en consecuencia. -A la orden mi Coronel – dijo el Capitán, retirándose acto seguido.
De la Cruz, volvió a releer la hoja. Escuetamente comunicaba que se había terminado la instalación del primer puente portátil Fairey M.G.B de 60 toneladas de carga, sobre la parte destruida del puente “General Urdaneta”, y que estaba operativo para poder reiniciar el tráfico rodado desde hacía una hora aproximadamente. Aquella era una gran noticia sin duda, ya que durante todo el día anterior y la madrugada del día 7, los suministros habían tenido que ser transportados por medios aéreos, navales (mediante un pequeño puente naval que cruzaba el lago) mientras que otros pertrechos fueron enviados por carretera, circunvalando el lago por el sur, pero en general eran "parches" que sólo permitían llevar una cierta cantidad de suministros al Teatro de Operaciones. Mientras no se restableciese el tráfico por el puente "General Urdaneta", incluso si sólo era de forma parcial, la ofensiva venezolana en la Guajira marcharía a medio gas, principalmente la del Grupo de Combate “JOUTAI”, dado su alto componente de mecanización. Desde el ataque de la FAC contra el puente, se había iniciado una carrera contrarreloj para volver a ponerlo operativo cuanto antes, aunque fuera de una manera provisional. En el lado norte, los dos carriles del puente habían desaparecido dejando un gran agujero que alcanzaba casi los 30 metros en uno de sus puntos, mientras que en el lado sur, los escombros del pilar alcanzado por las LGB habían actuado a modo de metralla, dejando los dos carriles del sur repletos de trozos de hormigón de todos los tamaños y pesos, destrozando la calzada y bloqueando su tránsito. Para recuperar el tráfico a través del puente, se llamó a los ingenieros del Ejército para que instalasen puentes tácticos en la parte donde solo quedaba un gran agujero. Dos puentes Fairey M.G.B. (Medium Girder Bridge) de la categoría de 60 Tn de carga y de 50 metros de luz, fueron inmediatamente avisados y enviados hacia el puente “General Urdaneta”. Pero por desgracia para las fuerzas venezolanas, y debido a lo apresurado de la decisión de lanzar la operación “HUYA”, aquellos elementos no se habían considerado prioritarios, y se encontraban al final de la cadena logística. Así, avanzando a través de las atestadas vías que conducían hacia el oeste, los puentes pudieron llegar finalmente a su destino al caer la noche del día anterior. Tras reconocer la zona y asegurar los bordes del puente donde se apoyarían los M.G.B., los ingenieros comenzaron su trabajo, que si con luz solar se hubiese extendido por espacio de unas 4 horas, de noche y tras un agotador viaje, se prolongó algo más, estando listo para las primeras pruebas de tráfico rodado hacia el alba, tras lo cual, a media mañana comenzaron de nuevo a circular los vehículos por el primero de los puentes, estando terminado el segundo poco después. Era una buena noticia, ya que aunque por aquellos MGB el tráfico no podía ser tan fluido como por el resto del puente, permitía de nuevo su utilización, aunque fuera por los dos carriles del norte del puente. En los dos carriles del sur también se comenzó a trabajar desde un primer momento, y pese a que los mandos de la FAC sintieron no haber destruido la calzada como habían logrado las dos primeras LGB,s, el daño causado en la parte sur fue incluso más difícil de reparar. Se trajo todo tipo de maquinaria, tanto militar como civil, para ayudar a mover los bloques de hormigón desperdigados por el puente, pero era difícil mover o siquiera arrastrar algunos de ellos, por su volumen o peso. Algunos fueron directamente empujados al lago para deshacerse de ellos, pero estando el canal de navegación tan cercano y tener tan poca profundidad, había que tener cuidado de no producir un daño mayor que el que se intentaba evitar. Algunos bloques de hormigón eran tan grandes y pesados, que tuvieron que ser barrenados controladamente para hacerlos más manejables y poder retirarlos de la calzada. En definitiva, una lenta y pesada tarea que consumía horas y horas. Y por si no fuera poco, aquellos cascotes y bloques, habían dejado el asfalto y la calzada en un estado lamentable, produciendo grandes cráteres y destrozando el firme de la vía, así que apenas se podía, un equipo de recuperación de pistas de la cercana Base Aérea de Maracaibo y un equipo de obras públicas de conservación de carreteras, se apresuraban a rellenar los cráteres con concreto de fraguado rápido y a reparar el asfalto de la mejor manera que podían. A aquellas horas, todavía no se había informado de la finalización de esas tareas, aunque se esperaba que se concluyesen en breve. Tras eso, el puente al completo estaría de nuevo operativo, si bien no al máximo de su capacidad, y aunque fuera de forma algo limitada, desde luego era mejor que no tenerlo.
Ahora de la Cruz esperaba a que sus mandos concediesen prioridad para el cruce del puente, bien a los suministros necesarios para continuar la ofensiva, bien a la 44º Brigada Blindada Ligera, que aguardaban al este del lago para cruzar en dirección hacia el Teatro de Operaciones. En el frente, el ataque a Puerto Bolivar había comenzado hacía pocos minutos, mientras que en el sector de “Cuatro Vías”, el Grupo de Combate “JOUTAI”, en unos quince minutos, se iba a lanzar de nuevo a la ofensiva para destruir las defensas colombianas. Dos batallones de la 11º Brigada de Infantería presionarían desde el centro, a lo largo de la carretera 90 como eje de avance, mientras que la 41ª Brigada blindada lanzaría un ataque con todas sus fuerzas desde el noreste, esperando llegar a la retaguardia enemiga y copar a sus unidades, infligiendo una derrota decisiva al Ejército Colombiano en esta importante encrucijada vial. Pero para ello, el Coronel sabía que los suministros necesarios debían llegar a sus fuerzas para que las unidades venezolanas pudiesen utilizar toda su potencia de fuego sin contemplaciones, y aunque la llegada de la 44ª Brigada Blindada Ligera, y sus dos batallones de blindados Scorpion serían un refuerzo muy importante, el Coronel de la Cruz, de haber estado al mando, hubiera dado prioridad a la munición y el combustible para sus cañones y vehículos. Por esa falta de suministros constantes, la barrera de artillería se había tenido que reducir en tiempo y extensión, y aunque la aviación debería haberla suplido, el envío a otras misiones del grueso de la aviación de combate supuso que sólo aviones ligeros y helicópteros pudieran apoyar a las tropas de tierra. También las tropas de los blindados y la infantería debían cuidar el consumo de munición y otros pertrechos. Pero era lo que había, no era una situación ideal, pero tampoco estaba tan mal. Todavía tenían la iniciativa, el enemigo se había estado retirando desde el primer día de guerra, y con un poco de suerte, en aquel día, con la toma de Puerto Bolivar y “Cuatro Vías”, podía asestarse un golpe mortal a los colombianos y proclamar una victoria táctica según lo establecido en los lineamientos de la operación “HUYA” ...en definitiva, lograr el objetivo de la campaña terrestre de “su” operación.
...un rato antes...7 de marzo. Cerca de “Cuatro Vías”. La Guajira. Colombia.
Con el Galil al hombro, el uniforme polvoriento y sus insignias convenientemente camufladas, el Teniente Coronel Torres, comandante del 5º BICOR, parecía desde cualquier angulo un soldado colombiano más, pero los hombres que estaban a su alrededor lo conocían bien, y agradecían la presencia del comandante de su Batallón en primera línea, junto a ellos. Torres había estado moviéndose entre su Puesto de Mando y la primera línea defensiva desde primera hora de la mañana. Sus constantes idas y venidas para comprobar la situación de sus hombres y la disposición del enemigo frente sus tropas, si bien eran jaleadas por sus soldados, ponía de los nervios a sus superiores, que siempre tenían dificultades para localizarlo. Prismáticos en mano, Torres oteaba el horizonte examinando la actividad enemiga. Grandes columnas de polvo se elevaban al cielo, lo que hubiera permitido una ubicación bastante exacta de las fuerzas mecanizadas enemigas, si no fuera por que el mando venezolano, como medida de decepción, había ordenado que los vehículos disponibles, circulasen en varias direcciones, a veces contrapuestas, para evitar que los observadores enemigos pudieran saber a ciencia cierta cual era su fuerza principal, y hacia donde se desplazaba. Pero el Teniente coronel Torres era zorro viejo, y no se dejaría engañar fácilmente. Estudiaba los mapas, visitaba el frente, pensaba en el dispositivo enemigo del día anterior, pensaba lo que el haría en aquella situación de ser el General venezolano al mando, y al final, Torres pensaba que había encontrado donde estaría el Schwerpunkt o punto de máximo esfuerzo enemigo.
-Roberto, va a ser aquí...y está en nuestro sector de responsabilidad – le dijo a su segundo al mando, señalando hacia el noreste con su mano. -Es un buen lugar para un ataque mecanizado – coincidió el Mayor Cepeda – pero ¿como estás tan seguro? -...instinto...me lo dice mi olfato, amigo mio. - dijo mientras se tocaba la nariz con gran seguridad. -Por supuesto – comentó medio resignado, medio en serio Cepeda, que había aprendido a confiar en su comandante a lo largo del tiempo que habían servido juntos. -Este es el lugar donde los derrotaremos – aseguró el Tcol. para el reducido público que le escuchaba.
En torno a “Cuatro Vías”, y formando una especie de semicirculo, los restos de los dos Grupos de Caballería y el Batallón Mecanizado de la 10ª Brigada Blindada/1ª División, el 4º y 5º Batallones Mecanizados de la 2ª Brigada/1ª División y el Grupo de Caballería de la 1ª Brigada/5ª División, junto a algunas unidades antitanque y tres Batallones de Artillería, intentarían detener a las fuerzas invasoras y asestarles una dura derrota.
Pero mientras Torres hacía sus planes, unos metros atrás, su operador de radio se arrastraba hasta el hoyo de tirador donde se encontraba refugiado.
-Mi Teniente Coronel – dijo metiéndose en el hoyo – le llaman del mando de la División. “Mierda, otra vez el General Suárez. Que carajos querrá ahora”, pensó Torres, que si bien tenía en estima a su superior, pensaba que lo “marcaba” demasiado de cerca desde que había estallado el conflicto, y él hubiese preferido más libertad de acción para su Batallón. -Aquí India 5, adelante. -India 5, India 5, aquí Foxtrot Alfa. Debe presentarse de inmediato en zona amarilla para nuevas instrucciones. -Repita Foxtrot Alfa. ¿Presentarme en solitario? - dijo algo confuso el Teniente Coronel. -Afirmativo. India 5-1 está al mando ahora – dijo refiriéndose al Mayor Cepeda - Acuse recibo. Tras unos segundos de estupor, Torres por fin reaccionó. -Recibido Foxtrot Alfa. Corto.
En el interior del Teniente Coronel, todavía confuso, iba creciendo una sensación de ira que trató de controlar por todos los medios. “¿Que carajos significa esto? ¿Me están relevando del mando?¿Justo ahora?...mierda, no he hecho nada malo...que yo sepa...espero que tengan un buen motivo para apartarme de la lucha o me va a oír Suárez, por muy General que sea” pensaba Torres mientras transmitía las nuevas instrucciones a sus subordinados, que quedaron tan sorprendidos como él. Finalmente, tras abandonar la primera línea y a sus hombres, el Tcol. Torres se dirigió hacia la zona de mando de la 1ª División, unos kilómetros a retaguardia de “Cuatro Vías” en un Humvee conducido por él mismo, y con un cabreo monumental.
7 de marzo. Cerca de “Cuatro Vías”. La Guajira. Colombia.
De nuevo el sudor, los nervios en el estomago y la tensión previa al combate se adueñaban de la soldado Patricia Vega, la joven artillera del AMX-30V “Gato Salvaje”, del 412º Batallón Blindado “Francisco José Bermudez”. Volvían de nuevo a la acción tras un día alejados del frente por causa de los resultados del combate que mantuvieron el día 5 en el aeropuerto de Maicao. Durante el día 6, el Sargento Nestor Maza había salido del hospital de campaña, pese a no encontrarse del todo repuesto de sus heridas, y había colaborado como pudo en la reparación del tanque, pero sobre todo se dedicó a encontrar otro conductor para su carro y a mantenerse informado del curso de las operaciones. Mientras, Patricia y el soldado Robert Moreno, el cargador del carro, habían hecho lo posible por ayudar a los mecánicos a reparar su querido blindado, que había sido puesto fuera de combate en su primera acción durante el primer día de guerra. Pero tras un día entero en el segundo escalón de mantenimiento, reparando los trenes de rodaje y el sistema de giro de la torre, además de algunos arreglos menores, y donde tanto los mecánicos como la propia tripulación del tanque habían colaborado para volver a tenerlo listo lo antes posible, el AMX-30V volvía a ser apto para el combate. Y allí se encontraban ahora, en algún punto al noreste del estratégico cruce de carreteras que era conocido como “Cuatro Vías”, y cuyo control quería conseguir el mando a toda costa durante aquella jornada. Durante la reunión previa, les habían informado de la importancia de la misión y de lograr una ruptura en las defensas enemigas para colarse por ella, y destrozar la retaguardia colombiana y sus fuentes de abastecimiento. En definitiva, asestar un durísimo golpe a un enemigo que se resistía a ser derrotado de una vez por todas, y que de momento se había mostrado poco cooperador con los planes venezolanos. El Sargento les había puesto al día de las informaciones que había podido recopilar. Iban a contar con un buen apoyo artillero de obuses del 105 y del 155, además de cohetes lanzados desde los LAR-160 de la 1ª División, y en el ataque iba a participar el grueso del Grupo de Combate “JOUTAI”, donde de nuevo, la 41ª Brigada Blindada tendría la responsabilidad de llevar el peso del ataque. Los soldados y oficiales confiaban en la potencia de fuego y protección que les proporcionaban sus blindados AMX-30, AMX-13 y AMX-VTT para romper las defensas enemigas, y en el apoyo de la artillería y la aviación. Las malas noticias eran que debido al irregular suministro de munición y combustible, la artillería no podría golpear tan contundentemente como sería deseable, y los cañones de sus carros tendrían que contar cada disparo para no malgastarlos. También la aviación volvería a apoyarlos solo con aparatos ligeros y helicópteros, ya que los F-16, Mirage y Su-30 iban a ser empleados en otros menesteres. Por último, había que tener en cuenta las bajas producidas en los dos primeros días de guerra, más significativas en el 412º Batallón y sobre todo en el 414º Batallón, donde sus AMX-13C90 habían sufrido un duro castigo y cuyas bajas se aproximaban al 50% entre carros destruidos y dañados, por lo que se había decidido repartir los supervivientes entre los dos Batallones de AMX-30V para concentrarlos en unidades con mayor número de vehículos y potencia de fuego. Así pues, los dos batallones de tanques de la Brigada blindada, con los AMX-13 agregados y los AMX-VTT del 411º Batallón Mecanizado maniobrando entre ellos, se aprestaban a lanzar un nuevo ataque contra las posiciones colombianas.
-Atención tripulación, hemos recibido la orden de atacar. Velocidad de avance media...¡vamos a por ellos! – dijo el Sargento Maza. -Recibido. Velocidad media – respondió el nuevo conductor del “Gato Salvaje”, el soldado David Quintero, cuyo carro, el “Valencia”, había sido destruido el día anterior, pero del que él había logrado salir con tan solo algunas magulladuras y heridas leves. Su jefe de carro no tuvo tanta suerte y falleció, mientras que los otros dos miembros de la tripulación sufrieron heridas graves. -Proyectil cargado – anunció Moreno, que había colocado dentro del cañón un proyectil de alto explosivo como le había ordenado su sargento. -Artillera lista y buscando blancos – comunicó en un tono más confiado de lo que realmente se encontraba la soldado Vega.
Maza pudo ver como los blindados de la Brigada comenzaban a salir de sus escondrijos en los que habían tratado de permanecer ocultos y avanzaban hacia el suroeste. Se iban colocando en formación de combate, con los AMX-13 en vanguardia y los AMX-30 y los VTT tras ellos, a poca distancia y en formación abierta, abarcando hasta donde la limitada vista desde el interior del carro llegaba. Era una visión impresionante, y para un apasionado de los tanques como el Sargento, observar aquel despliegue de poderío blindado le hacía aparecer una sonrisa en la boca, pero pronto se centró en sus obligaciones. Al frente de su carro, y tras las primeras líneas de blindados venezolanos, podía observar como la barrera de artillería avanzaba hacia el interior de las posiciones colombianas. Polvo y humo se entremezclaban por igual reduciendo bastante la visibilidad. Debían estar muy atentos. El primer disparo lo realizó un soldado colombiano disparando un RPG-18 contra un AMX-13 que fue alcanzado y detenido. Inmediatamente y contra todo lo que se había recomendado de contener el fuego por lo escaso de la munición, los blindados de vanguardia comenzaron a responder disparando contra posiciones enemigas, algunas reales e identificadas correctamente, otras solo sospechosas de albergar tropas enemigas. En cualquier caso, las fuerzas de cobertura colombianas fueron vencidas y sobrepasadas con relativa facilidad, pero ahora la Brigada Blindada se acercaba a la primera línea de defensa enemiga, donde se encontraron con algunos campos minados y obstáculos anticarro en forma de zanjas, a la vez que con un fuego enemigo de más volumen y concentrado. De momento, y por suerte para los carristas venezolanos, los temibles misiles CC Spike y TOW no habían hecho su aparición, y solo cuando el campo de batalla se vio algo más aclarado de humo y polvo gracias a un ligero viento del sur, comenzaron a llegar a la formación venezolana las primeras andanadas de misiles Nimrod disparados desde gran distancia y guiados por tropas con designadores láser desde las trincheras colombianas. Uno de ellos alcanzó al AMX-30 que precedía al “Gato Salvaje”.
-¡Madre de Dios! - exclamó Patricia al observar como el carro que tenía a unos 30 metros por delante suyo y ligeramente a su derecha, explotaba por los aires. -¡Mantened la calma! - vocifero el Sargento por la radio. - Conductor, zigzaguea a izquierda y derecha pero sin perder la formación, yo voy a lanzar algún fumígeno por delante nuestro. -Recibido – respondió Quintero.
El conductor trataba de ocultarse entre los pliegues del terreno, la escasa vegetación, el humo y el polvo que flotaba en el aire, saltando de una nube a otra, lo cual dificultaba la puntería del enemigo, pero que a su vez, hacía lo propio con el trabajo de Patricia como artillera.
-Artillera, hablame ¿tienes algún blanco? - dijo el comandante del carro. -Negativo – admitió a regañadientes. -...a las 11. A un kilómetro. ¿Parece un CSR eso que acaba de disparar? - inquirió Maza -...si...si, si, diría que si. Voy a por él – respondió la artillera Vega a la vez que giraba ligeramente la torre. Apuntó el láser del telémetro hacia su objetivo e introduciendo los datos en el sistema de control de tiro Lansadot Mk. I, obtuvo una solución de fuego. - ¡Lista! -Conductor alto...¡Fuego! -¡Fuego! - anuncio Patricia cuando hubo apretado el disparador del cañón de 105 mm. -Conductor, adelante de nuevo.
Y mientras el “Gato Salvaje” continuaba con su extraña danza defensiva, el Sargento Maza y la soldado Vega observaron como su proyectil impactaba en el lugar deseado, y dejaban fuera de combate al CSR y a su dotación. Pero la lucha continuaba, y las defensas colombianas habían logrado ralentizar el ataque blindado y producir varias bajas. Mientras, los blindados respondía el fuego y trataban de lograr encontrar un punto débil en las líneas enemigas.
-¡coñ*, esto se está atascando! - pensó en voz alta Maza. -Sargento, tenemos varios carros delante nuestro maniobrando, pero avanzan muy lentamente. Parece que se han encontrado con algún obstáculo...¿que hacemos? -No te pares. Trata de evitarlos...dirígete a la izquierda, parece que allí hay más espacio para maniobrar. -Recibido.
El fuego de una y otra parte parecía ganar en intensidad a cada momento. La infantería venezolana comenzaba a desmontar y se unía al ataque tratando de despejar los obstáculos y atacando las armas CC enemigas. Entonces la artillería colombiana se unió a la “fiesta” y comenzaba a golpear a la 41ª Brigada, pero fue la aviación la que desatasco la situación. Tres helicópteros venezolanos, dos Mi-35 y un Mi-17 armados hasta los dientes comenzaron a disparar sin contemplaciones sobre un punto en la linea de trincheras que les había indicado un controlador aéreo avanzado desde tierra, y que parecía ser el punto más débil de las posiciones enemigas. Con una enorme cantidad de cohetes, misiles y fuego de cañón, muy bien dirigido, las defensas colombianas en ese punto en concreto sufrieron un enorme castigo, que aprovecharon algunos blindados e infantes venezolanos para presionar y abrirse paso por aquella zona.
-¡A la derecha! ¡A la derecha! ¡A las dos! Parece que hemos logrado una penetración allí, no está muy lejos ¿la ves David? -Afirmativo. Vamos hacia allí – dijo el conducto que veía como varios carros comenzaban a avanzar donde antes estaban atascados.
Las defensas colombianas trataron de reaccionar, pero la llegada de un Bronco primero, y luego de dos Tucanos, así como las rápidas maniobras de la formación venezolana, lograron mantener la presión y la apertura por donde se estaban colando cada vez más blindados. Tras unos minutos de confusión, dos A-37 y dos Supertucano de la FAC aparecieron en los cielos, pero tan solo uno de los Dragonfly pudo soltar su carga sobre la vanguardia venezolana, al tener que huir rápidamente el resto de aviones ante la llegada de dos Mirage 50 venezolanos que dispararon dos misiles Magic 2, logrando dañar a uno de los Dragonfly, antes de tener que volver a sus posiciones de patrulla sobre el Golfo de Venezuela. El cielo volvió a quedar limpio durante un tiempo.
-¡Adelante, adelante a toda velocidad! - gritó por la radio el Sargento Maza mientras el “Gato Salvaje” atravesaba la brecha en las defensas enemigas, que cada vez se iba haciendo mayor. -Sargento, tenemos al “Tempestad” a nuestro lado izquierdo, y al carro del Sargento Vargas a la derecha...¡Esto marcha! - contestó el conductor. -Infantería enemiga en retirada a las doce...¡abro fuego! – anunció Patricia mientras disparaba el cañón de 20 mm contra los soldados enemigos.
Todo parecía indicar que la fuerza blindada venezolana había conseguido una clara ruptura de las defensas enemigas, pero había algo que todavía preocupaba a la soldado Vega...“¿donde están el resto de sus misiles? ¿Y los jodidos Spike y TOW? ¿Los habrán agotado ya?...bueno, seguramente estarán empeñados en otro lugar del frente o habrán sido destruidos. Nosotros a lo nuestro, y si el enemigo nos da facilidades, pues mejor”, aunque en el fondo, sabía que los colombianos no les iban a dar facilidad alguna.
7 de marzo. Cerca de “Cuatro Vías”. La Guajira. Colombia.
“Un poco más...solo un poco más”, pensaba el Tcol. Torres mientras observaba con sus prismáticos las fuerzas blindadas venezolanas adentrándose en las posiciones colombianas tras penetrar la linea de defensa principal del dispositivo defensivo del 5º BICOR. Torres esperaba a dar la orden para que los dos Humvee con misiles TOW y la media docena de equipos de infantes con misiles Spike, abrieran fuego sobre los carros enemigos que se dirigían hacia ellos, pero debía esperar a que estuvieran lo suficientemente cerca de los demás equipos antitanque armados con lanzagranadas, que convenientemente camuflados aguardaban a que el enemigo estuviera a tiro. Ahora, el Teniente Coronel daba gracias a que el General Suárez le hubiera requerido en su puesto de mando, ya que pese al enorme enojo con el que llegó, pronto tuvo que admitir que había sido por un buen motivo. El General había formado una unidad mixta de Caballería e Infantería Mecanizada, y le puso el nombre de “Grupo de Respuesta Torres”, sacando vehículos, armas y hombres de las diversas unidades bajo su mando, tratando de debilitar lo menos posible a sus unidades del frente, pero haciendo que tuviera el necesario poder de fuego como para actuar de reserva altamente móvil. Y precisamente era en ese tipo de situaciones, con una penetración enemiga a través de la linea defensiva colombiana en curso, para lo que la nueva unidad había sido pensada y formada a toda prisa. Con 8 EE-9 Cascavel, 4 EE-11 Urutú, 6 TPM-113, dos Humvees TOW, 5 Abir y 6 Humvees con CSR, además de diversos camiones y Humvees de transporte de tropas y reconocimiento, con infantería armada de misiles Spike, lanzagranadas de diferentes modelos y cañones sin retroceso M-40, y todo el armamento colectivo e individual como ametralladoras o morteros que podían portar, el “Grupo de Respuesta Torres” era lo mejor que Suárez podía oponer a las fuerzas enemigas que se adentraban en la brecha de las defensas colombianas. Aun así, Torres sabía que su unidad era un “refrito” de diversas otras unidades, y que coordinarlas y hacerlas trabajar en conjunto iba a ser una ardua tarea. Además, su poder de fuego tampoco era lo suficientemente grande como para detener en seco a las fuerzas blindadas enemigas. Por todo ello, había insistido ante el General en tener más “multiplicadores de fuerza”, y ello pasaba por tener bajo su mando a diversos observadores avanzados, tanto de artillería como de aviación, y tener a su rápida disposición, tanto la artillería, como los misiles Nimrod o los cazas o helicópteros que pudieran prestarle el necesario apoyo de fuego. Suárez estuvo de acuerdo, Torres tendría prioridad y acceso directo a aquellos recursos que necesitase para detener al enemigo, no era cuestión de perder tiempo en seguir una cadena de mando que restaría velocidad a la reacción de la unidad del Teniente Coronel. Por suerte, Torres había previsto con bastante exactitud donde se produciría el ataque principal del enemigo, y había situado a su Grupo en las inmediaciones, a unos pocos kilómetros a retaguardia del 5º BICOR. Cuando comenzaron a llegar los primeros informes a su puesto de mando de la ruptura enemiga, Torres ya estaba moviendo sus tropas hacia allí, gracias a que él mismo se había desplazado en persona a poca distancia del frente y vigilaba el progreso del ataque venezolano. Cuando Torres designo el lugar donde combatirían, las fuerzas colombianas se desplegaron y camuflaron de la mejor manera posible dado el terreno y la premura de la situación. Había ordenado a sus unidades CC (contra carro) que se dispusieran en forma de media luna, con la parte inferior de la misma hacia el sur, de tal manera que los blindados enemigos se adentrasen en el interior de la media luna, pero que a su vez, los flancos estuvieran bien protegidos. Torres observaba cuerpo a tierra desde una pequeña elevación del terreno, como varios AMX-13 y AMX-30 avanzaban, tratando de penetrar en la retaguardia colombiana lo más rápido posible. Tras ellos, más carros y blindados de transporte de personal seguían pujando por adentrarse por la brecha, mientras las defensas colombianas de primera línea trataban de detenerlos y cerrar el agujero en sus defensas, atacando los flancos enemigos. La situación era bastante confusa en aquellos momentos, y algunos carros enemigos se estaban escapando de su trampa, pero eso era algo que ya resolvería luego, si lograba detener al grueso de los tanques enemigos antes de que llegaran más lejos, podría detener el ataque venezolano. Torres estaba gratamente sorprendido por como su unidad había reaccionado hasta el momento, ya que sus ordenes se habían cumplido de forma rápida y fluida, como si hubiesen actuado juntas antes. El Tcol. pensaba que podía ser debido a que aquellas tropas debían ser las mejores que Suárez había podido encontrar y a que ya eran “veteranos” tras un par de días de combates ininterrumpidos, aunque le gustaba pensar que su liderazgo también tenía algo que ver. “Ya es suficiente”, pensó, y cogiendo el mismo el auricular de la radio grito -¡Fuego, fuego, fuego! Al instante, los 8 misiles ATGM y los diversos lanzagranadas y CSR que apuntaban a los carros enemigos abrieron fuego con un intervalo de pocos segundos. Los misiles Spike, disparados en modo “dispara y olvida”, se revelaron entre los más eficaces sistemas anticarro usados en aquella andanada, y su sistema de guía de infrarrojos, perseguía con terrible precisión la firma térmica de los tanques venezolanos. Las estelas de humos comenzaron a llegar a los carros enemigos, a la vez que estos giraban y hacían todo lo que podían para evadir los proyectiles atacantes. Cinco tanques fueron destruidos y seis más dañados. Los venezolanos comenzaron a devolver el fuego a la vez que llamaban a su artillería. Pronto, Torres dejó de ver la mayor parte del campo de batalla, envuelto en humo y explosiones, a la vez que él mismo debía agachar la cabeza por las explosiones de la artillería enemiga. Pero no se quedó quieto, y también ordenó que su artillería se uniera a la lucha y machacara la salida de la brecha hacia el sur, donde la infantería enemiga trataba de avanzar y mantener abierta la apertura de la misma, que se había ensanchado hasta unos 800 metros de longitud.
-Mi Teniente Coronel, tenemos dos pájaros de la Fuerza Aérea listo para intervenir, y uno más en tres minutos. -De acuerdo, que ataquen a las fuerzas enemigas que combaten cerca de la brecha ¿entendido? -Afirmativo.
Y mientras el controlador aéreo daba las instrucciones oportunas, Torres notó como el fuego artillero enemigo había cedido y solo llegaban proyectiles dispersos. Volvió entonces a observar el campo de batalla. Seguía cubierto de humo y era difícil seguir el curso de los acontecimientos, pero de vez en cuando veía una estela de humo y alguna explosión donde suponía estaban los blindados enemigos, pero también como en las posiciones colombianas estallaban granadas disparadas por los cañones de los carros venezolanos, acallando a las piezas que allí se encontraban. Sobre el campo de batalla pudo ver a dos helicópteros “Rapaz” que comenzaban a disparar su cohetes contra el enemigo, y justo encima de su cabeza, un Super Tucano se preparaba para lanzar su armamento, aunque este último, acosado por un misil RBS-70, hubo de lanzar su carga con escasa precisión, pero logró salir indemne del ataque. La situación seguía siendo algo confusa y fluida, por lo que ahora debía confiar en sus hombres, soldados y oficiales, y en que cumplirían con su trabajo y deber de detener al enemigo. Tuvo noticias de que cuatro de sus Cascavel se habían encontrado de bruces con un AMX-13 y un AMX-30 de los que había avanzado por los flancos, fuera de su trampa de media luna. El AMX-13 fue inmovilizado y uno de los Cascavel destruidos, pero el AMX-30 retrocedió hacia posiciones más cercanas al grueso de sus fuerzas. De pronto, y como era de esperar, la aviación venezolana volvió a hacer acto de presencia. Algunas trazadoras intentaron sin éxito alcanzar a los atacantes, pero al menos les dieron algo de que ocuparse y quizás no pudieron apuntar con la debida precisión. De todas formas, los cuatro helicópteros y dos aviones enemigos soltaron su mortífera carga sobre sus tropas, causando varias bajas. A raíz de aquello, pero también debido a lo intenso del combate, comenzaron a llegarle peticiones de retirada de los hombres que estaban en posiciones más adelantadas. Torres, muy a su pesar, aceptó, ordenando a las fuerzas que estaban algo más retrasadas que cubrieran a sus compañeros como mejor pudieran, a la vez que ordenaba concentrar el fuego de los morteros sobre las fuerzas enemigas de vanguardia.
-Teniente, ¿cree que podría conseguir que alguno de esos bonitos misiles Nimrod, vuelen a alguno de esos tanques enemigos? - pregunto Torres a su oficial de enlace con la batería de misiles CC de largo alcance que debía estar en algún lugar de la retaguardia. -Estaban desplazándose hace tres minutos...para evitar ser descubiertos y el fuego de contrabatería, pero volveré a preguntar. -Hágalo, necesitamos todo lo que tenemos ¡ahora! -A la orden.
Al Teniente Coronel no le acababa de gustar como se estaba desenvolviendo la situación. Era verdad que había muchos carros enemigos destruidos o inmovilizados en el campo de batalla, y que la lucha por la apertura de la brecha todavía continuaba, pero si sus fuerzas eran sobrepasadas por los blindados enemigos, la batalla podía dar un giro muy negativo para ellos, y aunque todavía podía ceder algo de terreno, no podía ser mucho si no quería que las fuerzas enemigas lograsen llegar a la retaguardia en profundidad, destruyendo sus lineas de abastecimiento y sus puestos de mando, pero también que tuviesen el suficiente espacio para revolverse y atacaran la retaguardia de la primera linea, hundiendo con ello todo el frente...seguramente aquellos momentos eran el punto culminante de la lucha. Vio como parte de sus hombres se replegaban bajo el peso del poder de fuego enemigo. Debía hacer algo antes de que fuera más tarde. Tomó la radio y volvió a dar ordenes a través de ella.
-Atención Zulu y Yankee, atención Zulu y Yankee, aquí Romeo 5. Ejecuten ordenes ahora. Repito, ejecuten ordenes ahora. -Zulu recibido. -Yankee recibido – acertó a oír por la emisora con bastante estática. -Buenas suerte y buena caza.
Acababa de lanzar a los 7 Cascavel que le quedaban contra los flancos de la fuerza enemiga que avanzaba, tres por la izquierda y cuatro por la derecha, además de cuatro vehículos con CSR, dos con cada grupo, y un Humvee con un equipo armado con RPG,s. Era un fuerza escasa, pero era toda la que le quedaba y que hasta ahora había mantenido en reserva, su último as en la manga. Los vehículos colombianos salieron de sus posiciones y aceleraron hacia el enemigo, pero este los vio y pronto comenzó un nuevo intercambio de disparos. La distancia era de 700 u 800 metros, y al primer Cascavel que saltó por los aires, le siguió un AMX-30 destruido por un proyectil APFSDS de 90 mm.
-Mi Teniente Coronel, tengo a los Nimrod listos al otro lado. -¿Y a que espera? Que empiecen a llover sobre esos bastardos ¡YA! -Será un placer – dijo el oficial, que se puso de inmediato a coordinar a los hombres que portaban designadores láser para guiar a los Nimrod.
Poco después, los misiles caían con precisión sobre sus objetivos unos tras otros, y tres de los cuatro lanzados en la primera andanada lograron un impacto certero. También los Spike y TOW seguían disparando, pero cada vez quedaban menos proyectiles y se debían disparar con cautela contra blancos prioritario que supusieran una amenaza inmediata. Las fuerzas venezolanas que había al sur de la brecha, luchaban tanto por derrotar al enemigo como por sus vidas, y comenzaban a quedarse también cortas de proyectiles y el número de sus bajas comenzaba a ser bastante elevado, pese a lo cual habían podido rechazar a las unidades Zulu y Yankee, que regresaban a las posiciones de partida con casi la mitad de efectivos con los que habían partido solo minutos antes. Por suerte, la lucha en la brecha había evolucionado, y las infantería colombiana había logrado reducir la apertura a un cientos de metros, hasta el medio kilómetro aproximadamente, lo que hacía que el mando venezolano retuviera más fuerzas para mantener abierta la brecha en las lineas colombianas, fuerzas que no podían unirse a las que iban en vanguardia y que cada vez estaban más aisladas y escasas de munición. Tampoco podían confiar en el apoyo artillero que ya había dejado de disparar casi por completo ante la falta de munición.
-Mi Teniente Coronel, será mejor que agache la cabeza. En unos momentos tendremos a dos Kfir sobre nuestras cabezas. -Excelente...solo espero que sepan distinguirnos a unos de otros. -No se preocupe, saben exactamente donde arrojar toda su carga de bombas.
Y casi al acabar de escuchar esas palabras, Torres pudo escuchar el característico sonido de un motor a reacción aumentando su potencia. Dos Kfir ganaban altura tras un vuelo a baja cota desde su base, y guiados por el controlador aéreo avanzado en tierra, lanzaron con mortal precisión dos docenas de bombas Mk.82 de 500 lb que machacaron las fuerzas blindadas venezolanas. Las bombas en si no causaron muchas bajas entre los blindados enemigos, aunque si algunos blindados averiados y muchas tripulaciones aturdidas, pero aquel ataque convenció a los oficiales venezolanos que no podían proseguir con el avance, y que antes deberían retroceder un poco para reagruparse, consolidar la apertura de la brecha y recibir nuevos suministros y refuerzos. Nadie habló de abandonar el terreno ganado, al menos no todo, pero si comenzaron a replegarse de forma ordenada para estabilizar la situación y consolidar algo de sus ganancias territoriales. Sabían que era dar tiempo y oxígeno al enemigo, pero continuar con el avance era como tirar una moneda al aire, podía salir bien, o muy mal, y el General venezolano al mando no podía arriesgarse a perder el grueso de sus fuerzas blindadas, sin las cuales la ofensiva quedaría muy disminuida. Sabía que iba a ser una decisión muy cuestionada por sus superiores allá en Caracas, pero a él le habían prometido que en aquel momento de la ofensiva, tendría otra brigada blindada bajo su mando y una cadena de suministros intacta, por lo que no le podían echar en cara una supuesta falta de agresividad sin contar con los recursos necesarios y prometidos. Mejor conservar lo que tenía para una vez que ya volvía a estar operativo el puente “General Urdaneta”, y con los refuerzos y suministros adecuados, proseguir la ofensiva con más garantías y con menos perdidas en hombres y equipos. Por su parte, Torres ordenó avanzar a sus fuerzas a medida que el enemigo se replegaba. Hicieron un solido contacto con las fuerzas de primera línea, cuando estas tuvieron que ceder algo de terreno ante la vuelta de los carros enemigos. Durante el resto del día, se mantuvieron combates, cada vez más esporádicos, intercambios de artillería o ataque aéreos puntuales. Los venezolanos trataban de consolidar y agrandar la brecha en las lineas colombianas, mientras que estos intentaban frenarlos y reducir si era posible la penetración en su dispositivo defensivo. Al caer la noche, buena parte de las fuerzas venezolanas habían comenzado a recibir de nuevo un flujo de combustible y munición constante, a recuperar alguno de los carros averiados y a ver acercarse a los primeros Scorpions de la 44º Brigada Blindada Ligera. Mientras los colombianos trataban de mejorar su posiciones defensivas, repartían suministros y acosaban a los venezolanos a la menor oportunidad. Torres estaba satisfecho del modo que sus nuevos hombres se habían batido con el enemigo, pero estaba claro que su “Grupo de Reacción” era todavía demasiado débil para cumplir con garantías el cometido para el que se había creado...la noche, y sobre todo el próximo día se le antojaba como una jornada muy dura para él y sus muchachos.
"Si usted no tiene libertad de pensamiento, la libertad de expresión no tiene ningún valor" - José Luís Sampedro
Pues mira no mas, que grata sopresa ¡ muy bueno! .
La excelencia moral es resultado del hábito. Nos volvemos justos realizando actos de justicia; templados, realizando actos de templanza; valientes, realizando actos de valentía.
Aristóteles
Muchas gracias por sus comentarios. Aprovecho para decirles que el próximo fragmento tendrá lugar en el Teatro de Operaciones Sur entre Ecuador y Colombia.
Un saludo.
"Si usted no tiene libertad de pensamiento, la libertad de expresión no tiene ningún valor" - José Luís Sampedro
Después de que los dos modelos fueron dados de baja se pudieron ver cuales eran sus verdaderos atributos. El Mirage 5 colombiano estaba mas adaptado al ataque terrestre con capacidad de lanzar bombas de guía láser mientras que los Mirage F-1 ecuatorianos estaban mas adaptados al combate aereo y podían disparar 6 misiles (2 matra Magic , 2 Python III y 2 Python IV)
Lo único que le podría criticar al último fragmento es que apesar de que Venezuela tiene a esa fecha un mucho mayor número de aviones de combate y un completo dominio del espacio aéreo no se vieron las misiones CAS que yo esperaba, ya es hora de que por lo menos los mirage y los F5 se sumen al apoyo de las tropas.
Otra cosa que habría que revisar es el número de A37 colombianos ya que desde el inicio del conflicto se han estado derribando "sapitos" por todos lados y aún así siguen saliendo.
Pero la verdad que el relato está muy bueno nuevamente mis felicitaciones.
Hola SAETA, sobre el apoyo CAS, digamos que en la planificación de la operación “HUYA” ya se debería estar dando apoyo con los aviones “mayores”, el problema es que las acciones colombianas han llevado a que se prolongue y escale algo más la campaña estratégica de la FAV con el consiguiente retraso en acciones CAS y de interdicción. Respecto a los aviones, los F-5, creo que en la época estaban tan solo 3-4 operativos, y tras el derribo de uno en el ataque al puente por parte de la FAC, quedarían 2-3, que de momento he reservado para interceptadores desde tierra por si se daba un ataque con múltiples aviones enemigos atacando el puente. Y de los Mirage, ha sido culpa mía, que no expliqué el dispositivo aéreo (creo). En principio durante el día 7, los F-16 y Su-30 atacarían instalaciones petroleras y puentes en el interior de Colombia, mientras que otra parte de los Su-30 montarían una CAP continua de dos aparatos sobre el puente para que no se volviera a repetir un ataque contra el mismo, con dedicación exclusiva (volver a perder el puente aunque fuera de forma temporal sería muy perjudicial para la campaña terrestre) y los Mirage montarían otra CAP sobre el Golfo de Venezuela para proteger el resto de las instalaciones petrolíferas, Los Monjes, y hacer incursiones de defensa aérea puntuales sobre el frente de batalla en la Guajira cuando fuera necesario, pero regresando a su posición de patrulla lo antes posible. Dado el limitado número de Mirage para formar una CAP y la operatividad de los aviones, no quedarían el día 7 aparatos suficientes para realizar misiones CAS. Respecto a los A-37, si no me he descontado, creo que solo un aparato han sido derribado (más el dañado el día 7 que aparece en este fragmento) de un total de 8 operativos, si no recuerdo mal, y como estaban todos destinados al TdO de la Guajira, todavía quedarían los suficientes para realizar alguna incursión CAS el día 7. A lo mejor la confusión está en que en el ataque a la B.A. de Palanquero si que se destruyeron 4 T-37 ¿puede ser?
Saludos.
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