Relato: 2008. La Llamarada del Fénix
- SAETA2003
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recuerda que en el ataque al puente los A-37 fueron utilizados como señuelos y en esa operación creo que tres fueron derribados.
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- KL Albrecht Achilles
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SAETA2003 escribió:recuerda que en el ataque al puente los A-37 fueron utilizados como señuelos y en esa operación creo que tres fueron derribados.
Un saludo Saeta, en ese fragmento del relato se derribo solo un A-37 y un Kfir:
Segundos después, el Coronel vio desaparecer a uno de los cazas enemigos de su pantalla, pero los restantes parecían indemnes. Los Sukhoi todavía tendrían tiempo de otro lanzamiento, pero en ese momento, en la pantalla del radar que observaba Vallejo aparecieron dos nuevos contactos. En un rumbo paralelo al que llevaba “Raid 1”, pero bastantes kilómetros más al oeste, bien dentro del mar y casi al límite del alcance del radar.
-Mi Coronel, nuevo grupo hostil detectado. Designado “Raid 2”.
-Los veo, los veo.
Al instante notó como “Raid 1” estaba girando y se alejaban por donde habían venido, a la vez que descendían y ganaban un poco de velocidad.
“¿Que co**...?” pensaba el Coronel a la vez que evaluaba la nueva situación. Podía ordenar que los cazas persiguieran al primer grupo, pero entonces dejaría libres a los otros dos aviones, si es que eran solo dos, para que se pudieran acercar más a Los Monjes, a la flota, o lo que era incluso peor, que diese un rodeo para atacar las instalaciones petrolíferas de la península de Paraguana. Iban a ir muy justo otro lanzamiento de misiles de guiado radar contra blancos que ahora se alejaban en vez de acortar distancias, y luego girar y dirigirse a la nueva amenaza. Finalmente se decidió.
-Olvidense de “Raid 1”, ahora “Raid 2” es el nuevo objetivo. Derribenlos.
-Recibido mi Coronel...
Y mientras el operador se comunicaba con la patrulla “Escudo”, el Coronel no dejaba de evaluar toda la situación. Los minutos pasaban y los Flankers estaban más cerca de poder disparar sobre sus objetivos. Pero esta vez, los cazas enemigos actuaron de forma diferente. Giraron y volvieron hacia el oeste a la vez que ganaban velocidad. Los Sukhoi, guiados por su GCI, pudieron tomar un rumbo que les permitió lanzar esta vez dos misiles R-27 sobre cada objetivo. Con el blanco alejándose a gran velocidad, los misiles los tenían justo en el límite de su zona de “no escapatoria”, y el rendimiento fue algo pobre, ya que de los cuatro misiles, solo uno logró acertar en el objetivo y borrarlo del cielo.
Saludos
Última edición por KL Albrecht Achilles el 12 Jun 2013, 21:34, editado 3 veces en total.
It matters not how strait the gate. How charged with punishments the scroll.
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flanker33 escribió:...y los Mirage montarían otra CAP sobre el Golfo de Venezuela para proteger el resto de las instalaciones petrolíferas, Los Monjes, y hacer incursiones de defensa aérea puntuales sobre el frente de batalla en la Guajira cuando fuera necesario, pero regresando a su posición de patrulla lo antes posible...
Lo del CAP con los Mirage no lo recordaba.
Saludos
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- SAETA2003
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Relato: 2008. La Llamarada del Fénix
regun el relato serian dos
uno del Raid 1 u otro del Raid 2, o me equivoco?
uno del Raid 1 u otro del Raid 2, o me equivoco?
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- flanker33
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Hola SAETA,
Lo que ven desde la sala de control del CODAI es el derribo de dos aviones. Luego un poco más adelante, se explica esto:
Si comparamos las formaciones y rumbos, deducimos que el primero era un A-37 y el segundo un Kfir, aunque a lo mejor debería haberlo dejado algo más claro...
Hola KL Albrecht Achilles, es que a veces me pasa que cosas que tengo en la cabeza, se me olvida plasmarlas... . En uno de los fragmentos aparece esto:
pero de nuevo debería estar mejor explicado.
Saludos.
regun el relato serian dos
uno del Raid 1 u otro del Raid 2, o me equivoco?
Lo que ven desde la sala de control del CODAI es el derribo de dos aviones. Luego un poco más adelante, se explica esto:
Lo primero había sido lanzar 4 A-37 Dragonfly hacia el NE, simulando un ataque al archipiélago de Los Monjes, y con un rumbo paralelo pero mas al interior, más hacia
el oeste, dos Kfir deberían atraer hacia ellos a los cazas venezolanos, llevándolos todavía más hacia el NO desde su posición de patrulla, para así dar tiempo a “Hacha”
a realizar su ataque sin ser abatido o molestado siquiera.Y parecía que el plan estaba dando resultado, aunque se habían perdido dos aviones...de momento a cambio de nada.
Si comparamos las formaciones y rumbos, deducimos que el primero era un A-37 y el segundo un Kfir, aunque a lo mejor debería haberlo dejado algo más claro...
Lo del CAP con los Mirage no lo recordaba.
Hola KL Albrecht Achilles, es que a veces me pasa que cosas que tengo en la cabeza, se me olvida plasmarlas... . En uno de los fragmentos aparece esto:
Debían así mismo, mantenerse patrullas de combate aéreo e interceptadores en el suelo para proteger puntos estratégicos y el espacio aéreo patrio, y por último,
estaba la incertidumbre de que los cazabombarderos de la FAC podían aparecer en casi cualquier lugar, y conseguir algún éxito, como habían demostrado el día anterior con el ataque al puente “General Urdaneta”.
pero de nuevo debería estar mejor explicado.
Saludos.
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No te preocupes el relato está muy bien planteado y explucado el problema es que algunos foristas perdemos u olvidamos alguna información.
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- Jig
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No entiendo porque al momento del conflicto los Flanker's no usan sus RVV-AE de mas capacidades que los Alamo que siempre disparan.
Otra cosa, los SU-30 venezolanos disparan los R-27ER-1 una version de alcance extendido y mejores prestaciones que los R-27R comunes, no entiendo porque tienden tanto a fallar..
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- flanker33
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Relato: 2008. La Llamarada del Fénix
Hola Jig,
Por que no tengo constancia fehaciente de que en marzo de 2008 los R-77 se hubieran entregado o estuvieran operativos en la FAV. He visto tablas de venta de armamento que hablan de 150 R-73 y 100 R-27, aunque en algún sitio leí que los R-77 llegaron poco después de esas fechas. De cualquier modo, en su día decidí que ante la certeza de que estuvieran entregados, utilizaría los R-27 de los que si tenía confirmación.
En general el ph de los misiles SARH históricamente no ha sido muy elevado, aunque es cierto que en los últimos años ha ido mejorando.
Veamos el caso del relato:
-el primer uso se hace durante el incidente de Cucuta, donde se disparan dos R-27 y uno impacta – 50% ph
-el segundo es cuando los Kfir se retiran tras atacar a los F-16 que iban hacia Palanquero. En ese caso se lanzan 2 R-27 y uno produce daños en el objetivo – 50% ph
-el tercer caso es durante el combate de los Su-30 en CAP sobre la Guajira, donde 2 R-27 derriban a un A-37 – 50% ph
-El último, donde esos mismos Su-30 lanzan 4 R-27 para un derribo – 25% ph
En este último caso, ya se especifica que los objetivos están en el limite de la envolvente de vuelo de los misiles: “ Con el blanco alejándose a gran velocidad, los misiles los tenían justo en el límite de su zona de “no escapatoria”, y el rendimiento fue algo pobre,” y es que no todas las situaciones de ataque son iguales y producen los mismos efectos.
En total se lanzan 10 R-27 y se producen 4 impactos o cercanos, o sea un 40% de ph. A mi me parece que para un misil SARH no está nada mal, pero es mi opinión.
No entiendo porque al momento del conflicto los Flanker's no usan sus RVV-AE de mas capacidades que los Alamo que siempre disparan.
Por que no tengo constancia fehaciente de que en marzo de 2008 los R-77 se hubieran entregado o estuvieran operativos en la FAV. He visto tablas de venta de armamento que hablan de 150 R-73 y 100 R-27, aunque en algún sitio leí que los R-77 llegaron poco después de esas fechas. De cualquier modo, en su día decidí que ante la certeza de que estuvieran entregados, utilizaría los R-27 de los que si tenía confirmación.
Otra cosa, los SU-30 venezolanos disparan los R-27ER-1 una version de alcance extendido y mejores prestaciones que los R-27R comunes, no entiendo porque tienden tanto a fallar..
En general el ph de los misiles SARH históricamente no ha sido muy elevado, aunque es cierto que en los últimos años ha ido mejorando.
Veamos el caso del relato:
-el primer uso se hace durante el incidente de Cucuta, donde se disparan dos R-27 y uno impacta – 50% ph
-el segundo es cuando los Kfir se retiran tras atacar a los F-16 que iban hacia Palanquero. En ese caso se lanzan 2 R-27 y uno produce daños en el objetivo – 50% ph
-el tercer caso es durante el combate de los Su-30 en CAP sobre la Guajira, donde 2 R-27 derriban a un A-37 – 50% ph
-El último, donde esos mismos Su-30 lanzan 4 R-27 para un derribo – 25% ph
En este último caso, ya se especifica que los objetivos están en el limite de la envolvente de vuelo de los misiles: “ Con el blanco alejándose a gran velocidad, los misiles los tenían justo en el límite de su zona de “no escapatoria”, y el rendimiento fue algo pobre,” y es que no todas las situaciones de ataque son iguales y producen los mismos efectos.
En total se lanzan 10 R-27 y se producen 4 impactos o cercanos, o sea un 40% de ph. A mi me parece que para un misil SARH no está nada mal, pero es mi opinión.
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- Jig
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Relato: 2008. La Llamarada del Fénix
En el 2008 ya habian fotos con algunos R-77 montados en los SU-30, de hecho, los R-27ER-1 siempre fueron version entrenamiento hasta mediados de 2009/2010 que se vieron los primeros "reales" mas no fue asi con los R-77.
Otra cosa es que los R-27ER-1 tienen un "No-Ecape Zone" de alrededor de 55-60KM, los derribos que estan acreditados a los SU-30 son a mucha menor distancia.
Se que los misiles SARH no han sido tan efectivos como se esperaba desde un principio y esto se noto en su bautizo de fuego, pero no estamos hablando de AIM-7B's ni de AA-10A. Por eso te digo.
Reitero la felicitaciones por tan buen relato, y por lo que te has esforzado en crearlo lo mas equitativo posible guardando las diferencia en tecnologia y equipos.
Otra cosa es que los R-27ER-1 tienen un "No-Ecape Zone" de alrededor de 55-60KM, los derribos que estan acreditados a los SU-30 son a mucha menor distancia.
Se que los misiles SARH no han sido tan efectivos como se esperaba desde un principio y esto se noto en su bautizo de fuego, pero no estamos hablando de AIM-7B's ni de AA-10A. Por eso te digo.
Reitero la felicitaciones por tan buen relato, y por lo que te has esforzado en crearlo lo mas equitativo posible guardando las diferencia en tecnologia y equipos.
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- flanker33
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Relato: 2008. La Llamarada del Fénix
Hola Jig,
Mi primera idea fue la de utilizar el R-77, pero cuando investigaba el tema, si no recuerdo mal, tan solo descubrí una fuente donde se dijera que el R-77 estaba en servicio en 2008, y me parece que comentaba algo sobre su puesta en servicio o su llegada en junio, por lo que ante falta de información más concreta, preferí no utilizarlo. Si pudieras confirmarme que estaban operativos en marzo de 2008 sería interesante.
Los R-27R ¿tampoco eran versiones operativas en marzo de 2008?
Si te refieres al relato, por ejemplo donde solo alcanzan a un Kfir con 4 R-27, no hablo de distancias concretas:
Con el blanco alejándose a gran velocidad, los misiles los tenían justo en el límite de su zona de “no escapatoria”, y el rendimiento fue algo pobre, ya que de los cuatro misiles, solo uno logró acertar en el objetivo y borrarlo del cielo.
Sobre esto ando un tanto confuso. Entiendo que dices que el R-27ER1 es bastante superior al AA-10A, pero por lo que tengo entendido el R-27ER1 no es sino una versión de alcance extendido del R-27R, que es el AA-10A ¿o me equivoco?
Sobre la efectividad de los misiles aire-aire, aquí hay un articulo interesante:
http://defenseissues.wordpress.com/2013/06/15/
no se como de fiable serán los datos expuestos, pero parece que al menos ofrece bastantes y creo que se pueden contrastar, y también van en la línea de otras informaciones que he leído sobre este tema. Desde luego sería un tema interesante si se pueden aportar más datos.
Como curiosidad, a veces utilizo el sistema del Harpoon 4 (el de papel) para simular algunos resultados. En este caso, un AA-10 vs un Kfir C7, da un 35% de pk.
Te lo agradezco. Sobre el rendimiento de los sistemas de armas y equipos, es muy complicado sacar datos “exactos”, y muchas veces tengo que sacar una media o tomarlos de una fuente que me parezca más fiable o si el dato aparece en varias fuentes, por que hay bastantes variaciones, por ejemplo, hoy mismo, buscando sobre el MM40 Exocet, he visto 3 alcances máximos que se repiten en varias páginas, 65, 70 y 75 km, y como esto, bastantes más.
Saludos.
En el 2008 ya habian fotos con algunos R-77 montados en los SU-30, de hecho, los R-27ER-1 siempre fueron version entrenamiento hasta mediados de 2009/2010 que se vieron los primeros "reales" mas no fue asi con los R-77.
Mi primera idea fue la de utilizar el R-77, pero cuando investigaba el tema, si no recuerdo mal, tan solo descubrí una fuente donde se dijera que el R-77 estaba en servicio en 2008, y me parece que comentaba algo sobre su puesta en servicio o su llegada en junio, por lo que ante falta de información más concreta, preferí no utilizarlo. Si pudieras confirmarme que estaban operativos en marzo de 2008 sería interesante.
Los R-27R ¿tampoco eran versiones operativas en marzo de 2008?
Otra cosa es que los R-27ER-1 tienen un "No-Ecape Zone" de alrededor de 55-60KM, los derribos que estan acreditados a los SU-30 son a mucha menor distancia.
Si te refieres al relato, por ejemplo donde solo alcanzan a un Kfir con 4 R-27, no hablo de distancias concretas:
Con el blanco alejándose a gran velocidad, los misiles los tenían justo en el límite de su zona de “no escapatoria”, y el rendimiento fue algo pobre, ya que de los cuatro misiles, solo uno logró acertar en el objetivo y borrarlo del cielo.
.Se que los misiles SARH no han sido tan efectivos como se esperaba desde un principio y esto se noto en su bautizo de fuego, pero no estamos hablando de AIM-7B's ni de AA-10A. Por eso te digo
Sobre esto ando un tanto confuso. Entiendo que dices que el R-27ER1 es bastante superior al AA-10A, pero por lo que tengo entendido el R-27ER1 no es sino una versión de alcance extendido del R-27R, que es el AA-10A ¿o me equivoco?
Sobre la efectividad de los misiles aire-aire, aquí hay un articulo interesante:
http://defenseissues.wordpress.com/2013/06/15/
no se como de fiable serán los datos expuestos, pero parece que al menos ofrece bastantes y creo que se pueden contrastar, y también van en la línea de otras informaciones que he leído sobre este tema. Desde luego sería un tema interesante si se pueden aportar más datos.
Como curiosidad, a veces utilizo el sistema del Harpoon 4 (el de papel) para simular algunos resultados. En este caso, un AA-10 vs un Kfir C7, da un 35% de pk.
Reitero la felicitaciones por tan buen relato, y por lo que te has esforzado en crearlo lo mas equitativo posible guardando las diferencia en tecnologia y equipos
Te lo agradezco. Sobre el rendimiento de los sistemas de armas y equipos, es muy complicado sacar datos “exactos”, y muchas veces tengo que sacar una media o tomarlos de una fuente que me parezca más fiable o si el dato aparece en varias fuentes, por que hay bastantes variaciones, por ejemplo, hoy mismo, buscando sobre el MM40 Exocet, he visto 3 alcances máximos que se repiten en varias páginas, 65, 70 y 75 km, y como esto, bastantes más.
Saludos.
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- Jig
- Capitán
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Relato: 2008. La Llamarada del Fénix
Si te entiendo amigo no debe ser facil para ti llegar a dato concreto en cuanto a los alcances de los diferentes misiles, mas aun sabiendo que todo esto abarca muchos factores y es muy relativo.
Si, pero por ser un Misil SARH depende como bien sabemos de un radar con CWS en este caso seria el N-001VEP y sabiendo que un radar con un Peak Power respetable en la region debido a su antena.
El AA-10C (R-27ER) como bien dices es una version con alcance extendido, pero a lo que me refiero es que es una version mas capaz en comparacion a los AIM-7 que actuaron en Vietnam.
Sobre esto ando un tanto confuso. Entiendo que dices que el R-27ER1 es bastante superior al AA-10A, pero por lo que tengo entendido el R-27ER1 no es sino una versión de alcance extendido del R-27R, que es el AA-10A ¿o me equivoco?
Si, pero por ser un Misil SARH depende como bien sabemos de un radar con CWS en este caso seria el N-001VEP y sabiendo que un radar con un Peak Power respetable en la region debido a su antena.
El AA-10C (R-27ER) como bien dices es una version con alcance extendido, pero a lo que me refiero es que es una version mas capaz en comparacion a los AIM-7 que actuaron en Vietnam.
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- Yehuda Steimbrener
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Relato: 2008. La Llamarada del Fénix
EXCELENTE Flanker, estuve un poco apartado y acabo de ponerme al día con el relato, simplemente fantástico como siempre sorprendiéndonos, espero con mucha expectativa el próximo fragmento.
Saludos
Saludos
- flanker33
- Teniente Coronel
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Relato: 2008. La Llamarada del Fénix
Hola Jig,
Estamos de acuerdo, pero es que los Sparrow en Vietnam tuvieron un rendimiento muy pobre en BVR.
En este enlace se dan algunos datos más sobre pk de misiles a-a:
http://www.ausairpower.net/APA-Rus-BVR-AAM.html
por ejemplo:
The performance of the AIM-120A/B/C models in combat to date has not been spectacular. Test range trials have resulted in stated kill probabilities of 85 percent out of 214 launches for the AIM-120C variant. Combat statistics for all three variants are less stellar, amounting to, according to US sources, ten kills (including a friendly fire incident against a UH-60) of which six were genuine BVR shots, for the expenditure of just over a dozen AIM-120 rounds. The important parameter is that every single target was not equipped with a modern defensive electronic warfare package and therefore not representative of a state-of-the-art Flanker in a modern BVR engagement. Against such "soft" targets the AIM-120 has displayed a kill probability of less than 50 percent
Hola Yehuda Steimbrener,
Me alegro de verlo por aquí. Para el siguiente fragmento ya falta poco, está casi listo.
Un saludo.
El AA-10C (R-27ER) como bien dices es una version con alcance extendido, pero a lo que me refiero es que es una version mas capaz en comparacion a los AIM-7 que actuaron en Vietnam.
Estamos de acuerdo, pero es que los Sparrow en Vietnam tuvieron un rendimiento muy pobre en BVR.
En este enlace se dan algunos datos más sobre pk de misiles a-a:
http://www.ausairpower.net/APA-Rus-BVR-AAM.html
por ejemplo:
The performance of the AIM-120A/B/C models in combat to date has not been spectacular. Test range trials have resulted in stated kill probabilities of 85 percent out of 214 launches for the AIM-120C variant. Combat statistics for all three variants are less stellar, amounting to, according to US sources, ten kills (including a friendly fire incident against a UH-60) of which six were genuine BVR shots, for the expenditure of just over a dozen AIM-120 rounds. The important parameter is that every single target was not equipped with a modern defensive electronic warfare package and therefore not representative of a state-of-the-art Flanker in a modern BVR engagement. Against such "soft" targets the AIM-120 has displayed a kill probability of less than 50 percent
Hola Yehuda Steimbrener,
EXCELENTE Flanker, estuve un poco apartado y acabo de ponerme al día con el relato, simplemente fantástico como siempre sorprendiéndonos, espero con mucha expectativa el próximo fragmento.
Me alegro de verlo por aquí. Para el siguiente fragmento ya falta poco, está casi listo.
Un saludo.
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- flanker33
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Hola a todos,
ahí va el siguiente fragmento del relato, esta vez un combate aeronaval en el Pacífico entre Ecuador y Colombia.
Saludos.
ahí va el siguiente fragmento del relato, esta vez un combate aeronaval en el Pacífico entre Ecuador y Colombia.
Saludos.
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- flanker33
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7 de marzo. Costa colombiana del Pacífico.
Mientras se incorporaba de su camastro, el Capitán de Navío Francisco Cáceres pensaba que si la guerra duraba mucho, o su cuerpo se acostumbraba, o su vida se iba a acortar considerablemente...¿para eso había dejado de fumar dos años atrás?
“Las siete treinta de la mañana. Buena hora para desayunar...si tuviera tiempo”. Se levantó y se miró al pequeño espejo que tenía en su camarote. Las ojeras no habían desaparecido, ¿como podían hacerlo tras un leve sueño de escasos 40 minutos? Y tan malo como la falta de sueño que arrastraba desde el inicio de las hostilidades, era la preocupación por sus hombres y la responsabilidad hacia ellos y hacia la Patria.
Como comandante en Jefe de la Escuadra Ecuatoriana, era su deber proteger las costas y las aguas soberanas del Ecuador, así como cumplir las misiones que el Alto Mando y su Gobierno les pudiese encargar. Para ello, en teoría contaba con una buena formación de buques de guerra, pero en aquellos momentos, la Escuadra estaba bastante reducida debido a múltiples circunstancias, desde simple obsolescencia de alguno de sus buques, pasando por tareas de mantenimiento mayores, hasta procesos de modernización, todo lo cual hacía que el número de buques a su disposición fuera de aproximadamente la mitad de los que debería tener. Aun así, eran más y mejor armados que sus oponentes colombianos en el Pacífico, y eso se había notado el día anterior.
Mientras se vestía de nuevo y se aseaba, repasó mentalmente la jornada previa, desde que recibieran las instrucciones del Estado Mayor de la Fuerza Naval a primera hora de la tarde. Para entonces, la Escuadra Naval se encontraba patrullando en aguas fronterizas entre Ecuador y Colombia, como lo venían haciendo desde casi el inicio de la crisis. Entonces les llegaron las primeras noticias del ataque terrestre colombiano contra suelo ecuatoriano en la zona de Tulcan, y algo después, las ordenes que incluían el ataque a Tumaco para luego dirigirse al norte, y bloquear la salida del puerto de Buenaventura y la Base Naval colombiana ARC “Málaga”. Mientras, el gobierno ecuatoriano decretaría una zona de exclusión naval, que implementaría a través de su Armada, y que se extendería desde la frontera naval y Tumaco en el sur, hasta Bahía Cuevita en el norte, y que tendría una profundidad de al menos 50 millas náuticas, y en la que todo barco militar colombiano que navegase por aquellas aguas sería atacado sin previo aviso, y el tráfico mercante, incluidos buques extranjeros, sería registrado y solo se permitiría su navegación una vez comprobado que no transportase nada que pudiera servir al esfuerzo de guerra colombiano.
El Capitán de Navío Cáceres sabía que bloquear y vigilar toda aquella zona era imposible con los medios de los que disponía, pero también sabía que no hacía falta. Se limitaría a dos puntos, Tumaco y Golfo Tortugas, desde donde se podía controlar los accesos a Buenaventura y Bahía Malaga. El primero era un pequeño pero cada vez más importante puerto del Pacífico colombiano, en el que también había una pequeña base de guardacostas, mientras que Buenaventura era el puerto más importante de esa costa para su país, por donde entraba y salía una gran cantidad de comercio marítimo en la zona, y la ARC "Malaga" una importante base naval para su Armada. Controlados los accesos a aquellos, Colombia tendría muy difícil recibir suministros o enviar exportaciones por ellos. Y así fue como tras cruzar la frontera naval en las aguas de los dos países, la Escuadra se dirigió a su primer objetivo.
Tras hora y media de navegación, los buques ecuatorianos se acercaron a las costas colombianas. Los radares de búsqueda aérea detectaron como algunos aviones y helicópteros, habían despegado desde el aeropuerto de La Florida, en Tumaco, y se marchaba rumbo noreste hacia otro lugar más seguro, tras haber sido detectado el avance de la flota ecuatoriana. “Hicieron bien”, pensó Cáceres, que poco después ordenó destacarse del grupo a las tres corbetas clase “Esmeraldas”que formaban parte de él, la “Manabi”, “El Oro” y “Los Rios”. Mientras, la lancha misilera “Guayaquil”, y la fragata “Morán Valverde”, el buque insignia de la Armada, donde izaba su enseña el Capitán Cáceres, aguardaban a cinco millas mar adentro.
Las tres corbetas se acercaron hasta unas cuatro millas de sus objetivos y comenzaron a bombardearlos con sus cañones de 76 mm. Cada una lanzó dos docenas de proyectiles, principalmente sobre el aeropuerto, la pequeña base de los guardacostas y finalmente sobre unos depósitos de crudo que la refinería de Ecopetrol tenía a las afueras de la ciudad, logrando daños moderados y que dos de los depósitos ardieran pasto de las llamas. Mientras esto se producía, en todos los buques se estaba atentos a cualquier intento de respuesta por parte colombiana, pero los guardacostas allí establecidos eran demasiado pequeños para intentar nada, y los helicópteros armados que pudieran acercarse, quedarían mucho antes de poder disparar, bajo el alcance de los misiles Aspide y Mistral de los buques ecuatorianos. Tan solo los Mirage 5COAM podrían haber intentado algo, pero por alguna razón, no aparecieron sobre los cielos de Tumaco.
Tras aproximadamente una hora, la Escuadra se volvió a reunir y viró para tomar rumbo norte, hacia Golfo Tortugas, la salida obligada de Buenaventura, con la “Guayaquil” y la “Los Rios” por delante del resto de buques, a unas veinte millas, en misión de descubierta. Atrás quedaron la “Isla Fernandina”, la “Isla Española” y la “Isla Puná”, 3 patrulleras guardacostas ecuatorianas que se encargarían de mantener el bloqueo de Tumaco.
El viaje de la Escuadra hasta la zona estaba siendo relativamente tranquilo, pese a las precauciones que obviamente él había ordenado tomar a los capitanes bajo su mando, estaba seguro que los colombiano conocían que sus buques se acercaba a su principal puerto del Pacífico. Sus emisiones de radar eran intermitentes, a veces se producían cuando variaban el rumbo, otras veces duraban más, otras menos, pero era inevitable que supieran que la flota ecuatoriana se movía hacia el norte, ya fuera por simple interceptación de sus emisiones radar o ya fuera por las visitas que habían recibido del avión MPA CN-235 con que contaba la Armada Colombiana, y eso sin contar con la ayuda que según se rumoreaba, estaban prestando los norteamericanos a Bogotá en materia de inteligencia de señales y reconocimiento naval, entre otras.
Pero él y su Estado Mayor tampoco estaban ciegos. Desde el inicio del conflicto el día 5, el submarino “Huancavilca”, se había dirigido en el mayor de los sigilos hacia el norte, exactamente hacia donde ahora se dirigía el resto de la flota. Había llegado el día anterior, justo para oír alejarse hacia el norte al que parecía ser el guardacostas colombiano “Valle del Cauca”, pero no lo había perseguido. Sus ordenes eran mantenerse en aquella posición y proporcionar información al Estado Mayor de la Armada sobre los movimientos navales y el tráfico mercante en la zona. Hasta el momento, y debido a la gran importancia del puerto, el trafico mercante seguía siendo intenso en el área, aunque ya se comenzaban a notar algunas ausencias de buques de navieras extranjeras que no querían exponer a sus navíos en una zona de conflicto potencial, pues aunque en un principio la costa colombiana del Pacífico había permanecido tranquila, no sabían como podía evolucionar el conflicto. Ahora el “Huancavilva”, con la Escuadra avanzando hacia allí, comenzaría a su vez a navegar hacia el norte para ampliar la zona de búsqueda en aquella dirección.
Pero aquello no era todo, otro CN-235 Persuader, en este caso de la Armada Ecuatoriana, había barrido la zona por delante de la Escuadra, intentando encontrar a la fragata ligera colombiana que había cruzado el Canal de Panamá días atrás, o a cualquier otro buque importante de la flota enemiga. Ambos aviones de patrulla marítima, tanto el colombiano como el ecuatoriano, andaban con cuidado de no acercarse demasiado a las costas o a los buques enemigos, y también utilizaban emisiones intermitentes para evitar ser detectados con facilidad y que algún caza enemigo pudiera ser lanzado contra ellos, y ya fuera por el escaso número de cazas en ambos bandos, ya fuera por que estaban ocupados en otras tareas, ninguno de los MPA tuvieron que vérselas con ellos, y pudieron suministrar una valiosa información a sus respectivos buques de superficie.
Por todo ello, el Capitán de Navío Cáceres apenas había dormido nada en las últimas 48 horas, y el cansancio se dejaban sentir. Pese a su responsabilidad y a que era un hombre que se sentía todavía joven a sus 52 años, la falta de sueño se hacía notar como en todos los marineros de las tripulaciones de sus buques. Así que al menos se concedió media hora de sueño antes de llegar cerca de donde se preveía más probable algún tipo de reacción del enemigo a su aproximación a Buenaventura.
De nuevo impecablemente vestido, y con su barba bien rasurada, Cáceres ascendió al puente del BAE “Moran Valverde”. Había marejada y el cielo estaba algo encapotado, pero al menos había parado de llover. Un marinero le sirvió un café bien cargado y un par de rosquillas de las que dio buena cuenta, mientras los oficiales de guardia le ponían al corriente. De momento todo tranquilo. Le informaron que el Capitán de Fragata Javier Obregón, al mando de la “Morán Valverde”, se encontraba en el CIC, supervisando la tarea de los sensores del buque, por lo que el también se dirigió hacia allí.
Al entrar en aquel oscuro mundo que siempre le recordaban a una cueva para ladrones informáticos, con todos los aparatos electrónicos y las pantallas y monitores de tenue luz, se dirigió al Capitán Obregón, pero este se le adelantó y le saludó antes.
-A sus ordenes mi Capitán ¿ya descansó?
-Lo que se pudo, pero suficiente. ¿Que tal todo por aquí abajo?
-Tranquilo...de momento.
-Cuénteme.
-Hace treinta minutos el Persuader dio el último barrido sin localizar nada al norte de nuestra posición, así que deberíamos tener una distancia al menos de 100 millas alrededor de nuestra posición sin navíos enemigos.
Cáceres miró la pantalla donde se ubicaba la “Moran Valverde”, la “Manabi” y la “El Oro”, a 21 millas al noreste de Isla Gorgona, mientras que la “Guayquil” y la “Los Rios”, los precedían a otras veinte millas al NNE. Se fijó en la costa colombiana. Allí había algunos sitios donde los buques enemigos se podrían haber ocultado de un radar operando a gran distancia, y le hubiese gustado que el MPA se hubiera dado una vuelta por la zona para un reconocimiento visual, pero sabía que aquello significaba poner en grave peligro al avión, y era un lujo que no podía permitirse.
-...su avión de patrulla nos ha localizado hace unos veinte minutos con un par de barridos del radar desde bien adentro de su territorio. Nada que hacer.
El radar APS-504 tenía un alcance de unas 130 millas contra un blanco como la fragata y de unas 100 millas contra las corbetas en las condiciones en las que se encontraba el mar en aquella mañana, y por lo tanto, incluso desde Cali, el radar del CN-235 podía detectar a los buques ecuatorianos.
-¿Y nuestros helicópteros?
-Ahora mismo el 230 está a punto de salir. Despegará en cinco minutos, y se dirigirá al norte. Tengo a otro 206 volando bajo a 25 millas al NE de la fuerza de vanguardia. En cuanto se aproxime a la costa, tomará altura y realizará un reconocimiento visual de la misma apoyado con su radar. Pero será rápido, no debemos tentar demasiado a la suerte.
-Bien hecho Javier. Yo también temo alguna argucia colombiana en la zona, que se le haya pasado por alto a nuestro submarino.
Era un riesgo el acercar tanto el helicóptero, pero este era más prescindible que el CN-235, y ante la posibilidad que la FFL colombiana estuviera amparada en algún accidente o entre algún islote cercano a la costa, merecía la pena arriesgar el 206.
Mientras Obregón terminaba de poner al día a su superior, este se dio una vuelta por toda la sala, observando equipos y marineros en igual medida. Los equipos parecían funcionar bien, no había ninguno fuera de servicio, lo cual dado la edad del buque, era una señal inequívoca del buen hacer de los equipos de mantenimiento electrónico de la Armada. Mientras, el personal parecía atento y dispuesto. La mayoría eran jóvenes y en buena forma, pero también estaban cansados y suponía que algo temerosos de lo que pudiera ocurrir...y no se lo podía echar en cara. En sus muchos años en la mar, para él también era la primera vez que estaba en serio riesgo de entablar combate con una fuerza enemiga, y su estomago sentía el nerviosismo, la tensión y la incertidumbre de una situación así.
Cáceres habló mediante la radio con los Capitanes de los demás buques para pedir novedades, y después se fue a dar un rápido vistazo por la fragata, revisando las secciones de máquinas, propulsión, armamento, etc...Cuando volvió al CIC, estaba bastante conforme con lo que había visto y se sentía dispuesto a otro largo día en la mar.
...al norte de Isla Cacahual...
En el delta formado por el rio San Juan se situaba la isla Cacahual, un lugar lleno de cursos de agua, exuberante vegetación, y hermosas playas. Y era allí a donde habían arribado, al amparo de la noche y de la costa, la fragata ligera ARC “Antioquia” y el Guardacostas ARC “Valle del Cauca”. Los dos buques no habían sido detectados gracias al terreno y a lo cerca que navegaban de la costa, por lo que desde el lugar desde donde emitía el radar del Persuader ecuatoriano, era prácticamente imposible localizarlos.
Pero por contra, ambos buques, con la información recibida del CN-235, tenían una idea bastante exacta de por donde navegaba la flota enemiga y tras esconderse en mar abierto durante el día y cerca de la costa durante la noche, a lo largo de toda la Bahía Cuevita durante algunos días, por fin había llegado la hora de moverse...y rápido.
...minutos después, cerca de Golfo Tortugas...
-Mi Capitán, parece que nuestro helicóptero tiene algo en su radar – le informó Obregón al Comandante de la Escuadra.
-¿Que tenemos Teniente? - dijo Cáceres dirigiéndose directamente al oficial que coordinaba al helicóptero Bell 230 con la fragata.
-Parecen dos contactos, mi Capitán. En la costa oeste de la Isla Cacahual.
-¿Parecen?
-Si mi Capitán. Van muy juntos y cerca de la costa, como si intentasen pasar desapercibidos y como un solo buque, pero el oficial de radar del 230 cree que son dos buques.
-¿Están emitiendo algo?
-No señor.
-¿Rumbo y velocidad?
-Rumbo sur señor. Velocidad por determinar todavía,...18 nudos señor, ya tenemos lectura.
-...señor – interrumpio el suboficial al cargo del equipo ESM - los sistemas de guerra electrónica detectan algo...una emisión radar.
-¿De que tipo? - preguntó Obregón.
-El equipo lo cataloga como un RDR-1500...
-También lo tenemos en el radar de búsqueda aérea...parece un poco por delante del grupo naval detectado por nuestro helicóptero, señor – apuntillo el oficial de defensa aérea.
-Necesitamos visual lo antes posible. Que nuestro pájaro los identifique.
-A la orden – dijo Obregón mientras cursaba la orden pertinente.
-EL submarino esta más hacia el oeste, en mar abierto ¿tenemos su posición exacta? - preguntó Cáceres.
-No la actual mi Capitán. Hace 6 horas estaba a unas 25 millas al oeste de la posición de los contactos.
-Demasiado lejos para intervenir, aunque pudiéramos avisarle... - y tras pensar un momento continuo recabando datos - ¿Distancia de los buques detectados al grupo de descubierta?
-41...42 millas señor.
-La “Manabi” y la “Guayaquil” están siendo informadas – interrumpió Obregón. - Deberíamos ordenar zafarrancho de combate.
Cáceres asintió con la cabeza, y segundos después se escuchó por la megafonía del buque “Zafarrancho general de combate. Zafarrancho general de combate. Todo el personal pasen a ocupar sus puestos. Alerta antisuperficie” hasta en tres ocasiones
Mientras que en el resto del buque la actividad se tornaba frenética, trascurrieron unos instantes de tensa calma en el CIC hasta la llegada de una nueva comunicación del Bell 230.
-Mi Capitán, el helicóptero está a seis millas de las unidades navales detectadas. Tenemos confirmación visual de la presencia en el grupo naval enemigo de una fragata tipo “Almirante Padilla” colombiana. El otro buque posiblemente sea el patrullero guardacostas “Valle del Cauca”.
-De acuerdo – asintio Caceres con calma, y girándose hacia el Capitán Obregón, le dijo - la batalla es suya.
-A la orden mi Capitán – asintió el comandante de la fragata, en el que recaía la coordinación de las operaciones de combate de la Escuadra, mientras que el Capitán de Navío Francisco Cáceres se retiraba a un discreto segundo plano dado que las decisiones de carácter estratégico debían dar paso a las decisiones tácticas de su subordinado.
Océano Pacífico. Cerca de las costas Colombianas.
La Corbeta “Manabi” y la Lancha Misilera “Guayaquil” habían tomado rumbo de interceptación de los buques colombianos que bajaban por la costa de Isla Cacahual. Ambas formaciones se tenían perfectamente localizadas, y no iban a tardar mucho en mandarse “recuerdos” la una a la otra.
Por parte colombiana, solo la “Antioquia” era útil en aquella situación, ya que el guardacostas ARC “Valle del Cauca” tan solo contaba con un cañón de 25 mm y ametralladoras del .50, y aparte de intentar defenderse como pudiera, poco más podía hacer. Mientras, los dos buques ecuatorianos que iban en cabeza de la Escuadra contaban con misiles superficie-superficie, pero solo la corbeta disponía de los MM40 Exocet con un alcance idéntico al de los mismos misiles que montaba la “Antioquia”, ya que la “Guayaquil” montaba misiles MM38 de tan solo 23 millas de alcance, y debería acercarse más para poder disparar sus misiles, y por tanto, la lancha misilera había aumentado su velocidad hasta pasar de los 30 nudos para cerrar distancias con los buques de la ARC, alejándose de su compañera de misión.
Cuando los buques equipados con los Exocet de mayor alcance distaban 35 millas entre ellos, el disparo de los MM40 de ambos bandos fue casi simultaneo. Unos tras otros, en rápida sucesión, los misiles fueron abandonando sus lanzadores. La “Antioquia” lanzó cuatro, tres dirigidos a la corbeta y uno a la lancha misilera. La “Manabí” lanzó cinco misiles, dejando uno de reserva, cuatro contra la fragata ligera y uno contra el guardacostas. Entonces, la formación colombiana dio la vuelta en redondo y comenzó a navegar hacia el norte, tratando de acercarse de nuevo a la costa de la que se habían alejado para disparar con mayor facilidad sus misiles, y ofreciendo la popa a los misiles enemigos. Idéntica maniobra realizó la “Manabí”, aunque esta navegaba en mar abierto, y todo ello con la idea de estar lo más cerca posible del límite del alcance de los misiles, aunque sabían que iba ser casi imposible ponerse fuera de su rango. Pero también ofrecían un menor blanco y situaban a sus sistemas CIWS con mejor campo de tiro, a la vez que los SAM,s de ambos buques seguían estando bien situados para su lanzamiento.
Tras tres minutos de vuelo, los misiles se acercaban a sus objetivos. Los cinco misiles ecuatorianos acortaban la distancia inexorablemente, cuando la FFL comenzó a emitir contramedidas electrónicas y a lanzar señuelos. Uno de los MM40 se desvió y se dirigió a mar abierto, lejos de los buques. Otro fue alcanzado por un Mistral lanzado desde la fragata. Quedaban 3 misiles. Luego sucedió algo extraño, y es que uno de los Exocet destinados a la “Antioquia”, ya fuera por lo cercano de los buques colombianos, ya fuera por efecto de los sistemas de guerra electrónica enemigos, se confundió y varió su objetivo, centrándose en el “Valle del Cauca”, que apenas pudo disparar sus ametralladoras como desesperada medida defensiva. Pero nada pudo impedir que primero uno, y luego otro MM40 hicieran blanco en el desafortunado patrullero que saltó por los aires en mil pedazos, y creando una autentica carnicería entre sus marineros.
Por fin, el último misil ecuatoriano se acercaba a la FFL, y tras superar el lanzamiento de su último Mistral, parecía que nada podía detenerlo. Tan solo el sistema CIWS de 40/70 situado a popa de la fragata pudo enfrentarse a él. Comenzó a disparar a más de tres mil metros de distancia, pero el Exocet seguía avanzando viendo pasar los proyectiles a sus lados y por encima de él. Cuando ya se había perdido casi toda esperanza en el buque colombiano de destruir el misil, uno de los últimos proyectiles de 40 mm lanzados contra el MM40 logró un impacto directo, que produjo la explosión de la cabeza de guerra a escasa distancia de la popa del buque, proyectando el misil una lluvia de metralla, fuego y combustible sobre la popa del buque, Los daños fueron importantes, y entre otros, dejó inservible el CIWS y uno de los sistemas Simbad, matando a su servidor, además de causar daños en la pista de aterrizaje del helicóptero, que por el momento quedaba inservible para su uso, y dañar el hangar donde se originó un pequeño incendio.
En el otro extremo de la batalla, el primer Exocet en llegar fue el que iba dirigido a la “Guayaquil”. Esta estaba disparando, pero a la velocidad a la que iba, le resultaba muy difícil de acertar, y disminuir la velocidad solo facilitaría la tarea del atacante, así que se amparó en su pequeño tamaño, agilidad y velocidad para intentar quitarse de encima el misil. Este fue bien guiado hasta casi llegar a impactar a la lancha misilera, pero el pequeño e intrínseco margen de error de todo misil, y un giro de última hora de la embarcación, evitó un impacto directo, aunque entonces entró en juego la espoleta de proximidad del MM40, produciéndose la explosión del mismo a poquísimos metros de su costado de estribor. El efecto fue contundente, y la lancha y sus tripulantes salieron bastante mal parados, produciéndose un importante incendio en todo el buque, a la vez que sus lanzadores de misiles, mástil y cañón de popa, habían sido arrancados o deformados de tal manera, que eran absolutamente inservibles. La “Guayaquil” quedaba fuera de combate, y los marineros supervivientes tuvieron que abandonar el buque tras no poder controlar el incendio, siendo este pasto de las llamas y yéndose a pique poco después.
Los tres misiles restantes se dirigían a la “Manabí”, que había comenzado a disparar sus misiles Aspide en cuanto los Exocet estuvieron dentro de su alcance. El sistema funcionó bastante bien y sus cuatro misiles lograron derribar a dos de los atacantes, pero con el último solo quedaba lidiar con las ECM y el CIWS de popa, y ambos sistemas fueron inútiles esta vez con el misil. Este llegó volando bajo e impactó en el casco del buque, debajo del cañón de popa, pero en vez de estallar, penetró la superestrutura y se incrustó en el buque, sin que su cabeza de guerra detonara. A la dotación de la corbeta, todavía no se le había pasado el susto primero, ni salían de su asombro después, cuando se desató un pequeño fuego en la popa causado por el poco combustible que le restaba al misil. El fuego se propagó por el buque, pero los equipos contraincendios lograron contenerlo, y lucharon denodadamente por evitar que el depósito de munición de proyectiles 40 mm de popa estallase y sumara sus efectos a los del incendio. Cuando finalmente lograron controlarlo, el buque funcionaba con los equipos básicos de propulsión y maniobra con la energía de reserva, y era inefectivo para el combate al estar sus equipos electrónicos fuera de servicio. Apenas podía navegar a 5 nudos y maniobrar lo suficiente para dirigirse a algún puerto a recibir reparaciones.
El primer encuentro entre las flotas Colombiana y Ecuatoriana se había producido, y había un perdedor y un ganador. Pero la batalla estaba lejos de haber concluido.
Según el plan ideado por la Armada colombiana para enfrentarse a la más numerosa Escuadra ecuatoriana, el ataque de la “Antioquia” debía ser llevado a cabo en coordinación con los Mirage 5 de la FAC que operaban en el centro y sur del país, en un intento de saturar sus defensas aéreas y que algún misil o cazabombardero pudiera colarse, y conseguir hundir o dañar gravemente a dos o tres buques, de modo que les resultase muy costoso el intentar bloquear la costa colombiana del Pacífico y tuvieran que volver a sus aguas, o al menos, hacer que el bloqueo fuera más permeable al haber menos buques disponibles. Esa era la teoría. Pero con la división de la flota ecuatoriana en dos grupos separados por unas veinte millas, el ataque coordinado contra toda la Escuadra resultaba imposible. La FFL tan solo podría lanzar sus misiles contra el grupo de dos buques de cabeza, mientras que si los Mirage atacaban a estos, aumentarían sus posibilidades, pero dejarían de atacar al resto, donde navegaba el buque insignia de la Flota, y dos de las tres corbetas, es decir, la fuerza más poderosa, y si intentaban atacarla sin el apoyo de los misiles de la “Antioquia”, sus posibilidades se reducían bastante ante los Aspide y Mistral de los ecuatorianos. Otro factor importante fue la falta de costumbre en realizar operaciones aeronavales entre las dos armas colombianas, por lo que la coordinación había fallado a la hora de decidir el despegue de los cazas colombianos. Pero después del primer lanzamiento de misiles, se ordenó a los 2 Mirage de Apiay y a los 3 Mirage operativos de la Base Avanzada “Vigilante”, al sur de Cali, despegar para sumarse a la batalla.
Mientras, en el aeropuerto internacional “General Rivadeneira”, una pareja de Mirage F-1 de la FAE que habían aguardado en alerta 5, habían recibido la orden de despegar nada más conocer la presencia de naves enemigas en contacto con la Escuadra naval. Tras menos de media hora de vuelo, llegaron a la altura de la flota. Su vuelo fue monitorizado por el radar de Tres Esquinas, y se informó a los efectivos de vuelo de la FAC de su presencia.
La Escuadra ecuatoriana navegaba hacia el norte en persecución de la fragata colombiana, que a su vez se alejaba tratando de mantener las distancias con los buques ecuatorianos, pues no quería volver a entablar combate antes de que llegaran los cazabombarderos de la FAC. Pero a los pocos minutos, la "Antioquía" invirtió de nuevo el rumbo y comenzó a acercarse otra vez a la fuerza naval ecuatoriana. La FFL, que había perdido a su helicóptero al ordenarle que se dirigiera a tierra y se ocultase de los cazas ecuatorianos que había detectado su radar de búsqueda aérea, ahora dependía de los sistemas ESM propios y del CN-235 que operaba desde más allá de la vertical de Cali, y que había vuelto al aire y rastreaba a los buques ecuatorianos, para seguir a la flota enemiga.
Cuando se estaba evaluando la posibilidad de dirigir a los Mirage F-1 hacia el MPA, el radar 965 del BAE “Moran Valverde” detectó una formación de 2 Mirage 5COAM a unas 40 millas hacia el este, saliendo de la cobertura que les proporcionaban las enormes montañas de los Andes. Entonces, el oficial de defensa aérea del buque insignia ecuatoriano, ordenó a los F-1 interceptarlos antes de que llegaran suponer una amenaza para la Escuadra. Los cazas ecuatorianos soltaron los depósitos de combustibles subalares que portaban, y armados con dos R-550 Magic II y dos Pythoon IV, pusieron rumbo hacia los aviones colombianos, igualmente armados en configuración aire-aire con misiles Pythoon III.
Los pilotos ecuatorianos aceleraron para interceptar a los Mirage 5 lo más lejos posible de la flota, a la vez que estos ganaban altura y se ponían al nivel de los F-1. Los cuatro cazas se encontraron prácticamente sobre la línea de costa. El avión líder ecuatoriano lanzó un Pythoon IV contra el líder de la formación enemiga. Dos segundos después, este hacía lo mismo y lanzaba otro Python contra el F-1 líder. Inmediatamente, ambas formaciones comenzaron a girar y a lanzar bengalas. Los Mirage 5 se dirigieron al norte, mientras los F-1 viraban al sur. Aunque los Pythoon eran misiles todoaspecto, lanzados desde el sector frontal, contra un blanco maniobrando y lanzando bengalas, ambos misiles erraron el blanco. Los 4 aviones intentaron de nuevo colocarse en posición de disparo, pero la distancia ya era demasiado corta, así que debían evolucionar hacia un “dogfight”, o alejarse, intentado romper el contacto momentáneamente, para volver luego a la carga con un lanzamiento de misiles desde mayor distancia.
Los Mirage 5 colombianos parecía que se decidieron por esta última opción, y girando hacia el noreste, trataron de ganar algo de velocidad y espacio, picando hacia el suelo. Los F-1 vieron la maniobra y los persiguieron, tratando de posicionarse para tener “una buena panorámica” de la tobera de gases de los cazas enemigos. Estos, cuando bajaron de los 3.000 pies, se dividieron, dirigiéndose uno de ellos al norte y otro al este, mientras realizaban giros bruscos a uno y otro lado para dificultar la puntería de los ecuatorianos.
El F-1 pilotado por el punto de la formación, logró un blocaje de la cabeza buscadora de su Pythoon del ala derecha, y acto seguido, lo disparó. El misil recorrió las 3 millas que lo separaban del Mirage 5, y aunque este volvió a lanzar bengalas y maniobró lo que pudo, el misil se incrustó en la tobera, haciendo estallar la parte trasera del caza en un instante, obligando al piloto a eyectarse inmediatamente. El piloto ecuatoriano celebró por radio su derribo, pero en realidad, el joven piloto colombiano, pese al alto coste, había cumplido con su misión.
Mientras los ecuatorianos se anotaban el derribo, 3 Mirage 5 de la FAC que habían despegado de la Base Avanzada “Vigilante”, y que habían volado todo lo bajo que les había sido posible, se acercaban a la Escuadra ecuatoriana, ligeramente al sur de donde habían aparecido los anteriores Mirage 5 en las pantallas del radar de la “Morán Valverde”. Los buques ecuatorianos los detectaron en sus radares al cruzar la línea de costa, en dirección al mar, e inmediatamente ordenaron regresar a los F-1, aun sabiendo que los Mirage llegarían antes. Pese a todo, el F-1 líder no conseguía desembarazarse del Mirage 5 colombiano que lo acosaba cuando este trataba de retirarse del combate, y ambos siguieron enganchados.
Ahora la flota ecuatoriana estaba en una situación delicada, ya que la “Antioquia” se aprestaba a realizar un nuevo lanzamiento de misiles SSM a máxima distancia desde el norte, y por el este, llegaban 3 cazabombarderos enemigos. El Capitán Obregón ordenó lanzar 3 misiles Exocet desde cada una de las corbetas que acompañaban al buque insignia contra la FFL colombiana en cuanto estuviera en rango.
Pero la amenaza más inmediata eran los Mirage 5 enemigos. Estos, sabiéndose detectados, habían ganado algo de altura para localizar y hacerse una idea de la formación de la flota enemiga. Luego volvieron a descender hasta casi rozar las olas y se alinearon para tener un buen angulo de tiro para lanzar sus bombas sobre los buques ecuatorianos. Seis Mk.83 colgaban bajo sus alas y fuselaje, dispuestas a encontrar un blanco apropiado.
Los pilotos de la FAC tenían poca experiencia en el ataque contra objetivos navales, así que el ataque iba a ser una prueba de fuego para ellos, y confiaban en que si no podían hundir algún buque, al menos intentarían dañarlos.
Pero para poder llegar a realizar aquel ataque, primero debían superar las defensas aéreas ecuatorianas, y eso pasaba por evadir los misiles SAM Aspide y Mistral de las corbetas y llegar a las inmediaciones de la flota, donde recibirían fuego de artillería antiaérea. Los Aspide, con un alcance máximo de unas 8 millas, y con una velocidad de Mach 4, sería el primer y mayor obstáculo en su arriesgada carrera hacia la flota ecuatoriana.
En cuanto estuvieron dentro de los parámetros de tiro, los BAE “El Oro” y “Los Rios” lanzaron dos Aspide cada uno contra los dos Mirage que iban en cabeza de la formación. Tres segundos después, la corbeta “El Oro” disparaba un tercer SAM contra el Mirage que iba al final.
Al no poder desprenderse de la pesada carga que colgaban bajo sus alas, los pilotos colombianos tuvieron que confiar en su limitado margen para maniobrar, debido a la altura que volaban, y en el lanzamiento masivo de “chaff” para despistar a los SAM. El primer Mirage no tuvo suerte alguna, y ambos SAM,s lanzados contra él encontraron su objetivo. Se precipitó al oceano y dejó una cortina de fuego, humo y agua tras él, falleciendo el piloto al no poder sobrevivir al impacto. El segundo Mirage, por contra tuvo toda la suerte que le faltó a su compañero. Uno de los Aspide se dejó seducir por los “chaff” y se alejó del caza, mientras que el segundo SAM, siguió hacia su objetivo, y aunque no consiguió un impacto directo, pasó muy cerca de él, lo suficiente como para que la espoleta de proximidad se hubiera activado y detonado la cabeza de guerra, pero por algún motivo, seguramente un fallo electrónico, la espoleta no se disparó y el misil paso rozando al caza, pero sin producirle daño alguno, alejándose inofensivamente. El tercer Mirage se vio acosado por el último Aspide, que esta vez si, tuvo un funcionamiento correcto y explotó cerca del caza, produciendo daños en su estructura y algunos sistemas. El piloto del Mirage, muy nervioso tras el impacto de fragmentos del misil en su caza, recibió la noticia desde su controlador en tierra, que uno de los F-1 se acercaba peligrosamente a su posición desde el noreste, por lo que decidió romper el contacto y evadirse todo lo rápido que pudo hacia el sur, y luego al este.
El último piloto colombiano, viéndose solo y con muy poco tiempo para intentar llevar a termino su misión, decidió jugársela en una sola pasada rápida sobre la flota enemiga. Pronto se sintió más seguro de ello al escuchar por sus auriculares que la “Antioaquia” había comenzado a disparar sus misiles.
En el CIC del BAE “Morán Valverde” la concentración era máxima. En sus pantallas de radar se observaba ahora, como los misiles de uno y otro bando avanzaban a gran velocidad en busca de sus objetivos. El Mirage se acercaba a gran velocidad y dejaba tras de si un reguero de “chaff” y bengalas, que lograron despistar al único Mistral lanzado desde la fragata contra él. Luego fue recibido con fuego de las piezas de artillería, y entre múltiples explosiones y proyectiles, el valeroso piloto colombiano encontró un hueco para elevarse y para arrojar sus bombas contra la “Moran Valverde”.
Aunque todas ellas fallaron, una de las Mk.83 explotó lo suficientemente cerca como para causar daños menores en el casco, a la altura de la amura de estribor. El Mirage giró hacia el sureste y aceleró todo lo que pudo, pegándose al agua. En su camino de regreso, el Mirage F-1 que había logrado la victoria aérea y que había podido acudir a la llamada de protección de sus buques, logró una posición de disparo algo forzada, y lanzó su segundo Pythoon IV y un R-550. Ambos fallaron. El F-1 intentó seguirlo, pero aquel caza enemigo ya no era una amenaza y su persecución a gran velocidad podía producirle el gasto excesivo de combustible, así que abortó el combate y regreso a la vertical de la flota para continuar con su misión, antes de regresar a su base.
Y mientras todo esto ocurría, los Exocet se acercaban raudos a sus blancos. Los tres Aspide ecuatorianos restantes, lograron derribar a uno de los MM40, mientras que dos Mistral acabaron con otro más. De los dos restantes, uno fue derribado por el CIWS de la corbeta “Los Rios”, y el última, desviado por las contramedidas electrónicas. Esta vez la “Antioquia”, enfrentando una mayor defensa aérea y electrónica, no había tenido suerte con sus misiles.
Por su parte, de los seis Exocet lanzados contra la FFL colombiana, uno se estrelló contra una ola marina al tener un mal funcionamiento su radioaltimetro. Otro fue desviado por las contramedidas y un tercero derribado por un Mistral, pero nada pudo evitar que 3 de los Exocet encontraran su objetivo.
La “Antioquia”, sacudida por tres tremendas explosiones, una tras otra, no tuvo ninguna oportunidad. El buque fue sacudido de proa a popa, y un pavoroso incendio se apoderó de la fragata. Las bajas humanas fueron muy numerosas, y pese a los valerosos intentos de sofocar el fuego, la suerte de la "Antioquia" estaba echada. El barco se partía por la mitad y las vías de agua comenzaban a inundarlo. Muy poco después se ordenaba el abandono del barco. Los marineros supervivientes lograron arrojar algunas balsas y en torno a ellas se arremolinaron para sobrevivir.
La valerosa fragata “Antioquia” había luchado contra fuerzas muy superiores y había logrado buenos resultados, pero su misión había sido casi imposible desde el principio...pero ¿que otras opciones tenía la Armada Colombiana? No podía retirarse sin más y ver como la Armada Ecuatoriana bloqueaba sus costas y puertos. Quedarse cruzados de brazos para evitar el combate no era una opción, el orgullo nacional y el prestigio de la Armada estaría en entredicho, así que aunque la “Batalla de Golfo Tortugas”, como más tarde sería conocida, no había obtenido el resultado deseado, y había supuesto un duro castigo para la Armada y las Fuerzas Aéreas colombianas, fue una batalla que en adelante sería recordada con orgullo por todos los colombianos.
Como también lo sería para los ecuatorianos, que si bien sufrieron un duro castigo en forma de una lancha misilera hundida y una corbeta seriamente averiada (los daños de la fragata fueron casi insignificantes), prevalecieron en la lucha y consiguieron su objetivo. Ahora poseían el control del acceso al puerto de Buenaventura y de Tucamo, y no había ningún buque colombiano que pudiera disputarselo, a no ser que la flota que operaba en el Caribe cruzase el Canal de Panamá hacia el Pacífico, lo que significaba dejar los puertos de aquel mar a merced de la Armada Venezolana.
Los últimos eventos de la batalla fueron el desenganche del Mirage F-1 y el Mirage 5 que todavía evolucionaban sobre los cielos colombianos, para regresar cada uno a sus bases respectivas, y la recuperación de los marinos de ambas flotas que aguardaban en el mar a ser recogidos, por sus buques en el caso ecuatoriano, o por pequeñas embarcaciones civiles que operaban cerca de la costa y del delta del rio San Juan en el bando colombiano.
A lo largo del día 7 la posición ecuatoriana fue reforzada con la llegada de dos patrulleras, la “Isla Santa Rosa” y la “Isla de la Plata”, mientras que el BAE “Chimborazo”, un remolcador de altura, se llevaba a la “Manabí” a los astilleros de Guayaquil, y un buque de apoyo logístico reponía la munición gastada en la batalla.
Mientras se incorporaba de su camastro, el Capitán de Navío Francisco Cáceres pensaba que si la guerra duraba mucho, o su cuerpo se acostumbraba, o su vida se iba a acortar considerablemente...¿para eso había dejado de fumar dos años atrás?
“Las siete treinta de la mañana. Buena hora para desayunar...si tuviera tiempo”. Se levantó y se miró al pequeño espejo que tenía en su camarote. Las ojeras no habían desaparecido, ¿como podían hacerlo tras un leve sueño de escasos 40 minutos? Y tan malo como la falta de sueño que arrastraba desde el inicio de las hostilidades, era la preocupación por sus hombres y la responsabilidad hacia ellos y hacia la Patria.
Como comandante en Jefe de la Escuadra Ecuatoriana, era su deber proteger las costas y las aguas soberanas del Ecuador, así como cumplir las misiones que el Alto Mando y su Gobierno les pudiese encargar. Para ello, en teoría contaba con una buena formación de buques de guerra, pero en aquellos momentos, la Escuadra estaba bastante reducida debido a múltiples circunstancias, desde simple obsolescencia de alguno de sus buques, pasando por tareas de mantenimiento mayores, hasta procesos de modernización, todo lo cual hacía que el número de buques a su disposición fuera de aproximadamente la mitad de los que debería tener. Aun así, eran más y mejor armados que sus oponentes colombianos en el Pacífico, y eso se había notado el día anterior.
Mientras se vestía de nuevo y se aseaba, repasó mentalmente la jornada previa, desde que recibieran las instrucciones del Estado Mayor de la Fuerza Naval a primera hora de la tarde. Para entonces, la Escuadra Naval se encontraba patrullando en aguas fronterizas entre Ecuador y Colombia, como lo venían haciendo desde casi el inicio de la crisis. Entonces les llegaron las primeras noticias del ataque terrestre colombiano contra suelo ecuatoriano en la zona de Tulcan, y algo después, las ordenes que incluían el ataque a Tumaco para luego dirigirse al norte, y bloquear la salida del puerto de Buenaventura y la Base Naval colombiana ARC “Málaga”. Mientras, el gobierno ecuatoriano decretaría una zona de exclusión naval, que implementaría a través de su Armada, y que se extendería desde la frontera naval y Tumaco en el sur, hasta Bahía Cuevita en el norte, y que tendría una profundidad de al menos 50 millas náuticas, y en la que todo barco militar colombiano que navegase por aquellas aguas sería atacado sin previo aviso, y el tráfico mercante, incluidos buques extranjeros, sería registrado y solo se permitiría su navegación una vez comprobado que no transportase nada que pudiera servir al esfuerzo de guerra colombiano.
El Capitán de Navío Cáceres sabía que bloquear y vigilar toda aquella zona era imposible con los medios de los que disponía, pero también sabía que no hacía falta. Se limitaría a dos puntos, Tumaco y Golfo Tortugas, desde donde se podía controlar los accesos a Buenaventura y Bahía Malaga. El primero era un pequeño pero cada vez más importante puerto del Pacífico colombiano, en el que también había una pequeña base de guardacostas, mientras que Buenaventura era el puerto más importante de esa costa para su país, por donde entraba y salía una gran cantidad de comercio marítimo en la zona, y la ARC "Malaga" una importante base naval para su Armada. Controlados los accesos a aquellos, Colombia tendría muy difícil recibir suministros o enviar exportaciones por ellos. Y así fue como tras cruzar la frontera naval en las aguas de los dos países, la Escuadra se dirigió a su primer objetivo.
Tras hora y media de navegación, los buques ecuatorianos se acercaron a las costas colombianas. Los radares de búsqueda aérea detectaron como algunos aviones y helicópteros, habían despegado desde el aeropuerto de La Florida, en Tumaco, y se marchaba rumbo noreste hacia otro lugar más seguro, tras haber sido detectado el avance de la flota ecuatoriana. “Hicieron bien”, pensó Cáceres, que poco después ordenó destacarse del grupo a las tres corbetas clase “Esmeraldas”que formaban parte de él, la “Manabi”, “El Oro” y “Los Rios”. Mientras, la lancha misilera “Guayaquil”, y la fragata “Morán Valverde”, el buque insignia de la Armada, donde izaba su enseña el Capitán Cáceres, aguardaban a cinco millas mar adentro.
Las tres corbetas se acercaron hasta unas cuatro millas de sus objetivos y comenzaron a bombardearlos con sus cañones de 76 mm. Cada una lanzó dos docenas de proyectiles, principalmente sobre el aeropuerto, la pequeña base de los guardacostas y finalmente sobre unos depósitos de crudo que la refinería de Ecopetrol tenía a las afueras de la ciudad, logrando daños moderados y que dos de los depósitos ardieran pasto de las llamas. Mientras esto se producía, en todos los buques se estaba atentos a cualquier intento de respuesta por parte colombiana, pero los guardacostas allí establecidos eran demasiado pequeños para intentar nada, y los helicópteros armados que pudieran acercarse, quedarían mucho antes de poder disparar, bajo el alcance de los misiles Aspide y Mistral de los buques ecuatorianos. Tan solo los Mirage 5COAM podrían haber intentado algo, pero por alguna razón, no aparecieron sobre los cielos de Tumaco.
Tras aproximadamente una hora, la Escuadra se volvió a reunir y viró para tomar rumbo norte, hacia Golfo Tortugas, la salida obligada de Buenaventura, con la “Guayaquil” y la “Los Rios” por delante del resto de buques, a unas veinte millas, en misión de descubierta. Atrás quedaron la “Isla Fernandina”, la “Isla Española” y la “Isla Puná”, 3 patrulleras guardacostas ecuatorianas que se encargarían de mantener el bloqueo de Tumaco.
El viaje de la Escuadra hasta la zona estaba siendo relativamente tranquilo, pese a las precauciones que obviamente él había ordenado tomar a los capitanes bajo su mando, estaba seguro que los colombiano conocían que sus buques se acercaba a su principal puerto del Pacífico. Sus emisiones de radar eran intermitentes, a veces se producían cuando variaban el rumbo, otras veces duraban más, otras menos, pero era inevitable que supieran que la flota ecuatoriana se movía hacia el norte, ya fuera por simple interceptación de sus emisiones radar o ya fuera por las visitas que habían recibido del avión MPA CN-235 con que contaba la Armada Colombiana, y eso sin contar con la ayuda que según se rumoreaba, estaban prestando los norteamericanos a Bogotá en materia de inteligencia de señales y reconocimiento naval, entre otras.
Pero él y su Estado Mayor tampoco estaban ciegos. Desde el inicio del conflicto el día 5, el submarino “Huancavilca”, se había dirigido en el mayor de los sigilos hacia el norte, exactamente hacia donde ahora se dirigía el resto de la flota. Había llegado el día anterior, justo para oír alejarse hacia el norte al que parecía ser el guardacostas colombiano “Valle del Cauca”, pero no lo había perseguido. Sus ordenes eran mantenerse en aquella posición y proporcionar información al Estado Mayor de la Armada sobre los movimientos navales y el tráfico mercante en la zona. Hasta el momento, y debido a la gran importancia del puerto, el trafico mercante seguía siendo intenso en el área, aunque ya se comenzaban a notar algunas ausencias de buques de navieras extranjeras que no querían exponer a sus navíos en una zona de conflicto potencial, pues aunque en un principio la costa colombiana del Pacífico había permanecido tranquila, no sabían como podía evolucionar el conflicto. Ahora el “Huancavilva”, con la Escuadra avanzando hacia allí, comenzaría a su vez a navegar hacia el norte para ampliar la zona de búsqueda en aquella dirección.
Pero aquello no era todo, otro CN-235 Persuader, en este caso de la Armada Ecuatoriana, había barrido la zona por delante de la Escuadra, intentando encontrar a la fragata ligera colombiana que había cruzado el Canal de Panamá días atrás, o a cualquier otro buque importante de la flota enemiga. Ambos aviones de patrulla marítima, tanto el colombiano como el ecuatoriano, andaban con cuidado de no acercarse demasiado a las costas o a los buques enemigos, y también utilizaban emisiones intermitentes para evitar ser detectados con facilidad y que algún caza enemigo pudiera ser lanzado contra ellos, y ya fuera por el escaso número de cazas en ambos bandos, ya fuera por que estaban ocupados en otras tareas, ninguno de los MPA tuvieron que vérselas con ellos, y pudieron suministrar una valiosa información a sus respectivos buques de superficie.
Por todo ello, el Capitán de Navío Cáceres apenas había dormido nada en las últimas 48 horas, y el cansancio se dejaban sentir. Pese a su responsabilidad y a que era un hombre que se sentía todavía joven a sus 52 años, la falta de sueño se hacía notar como en todos los marineros de las tripulaciones de sus buques. Así que al menos se concedió media hora de sueño antes de llegar cerca de donde se preveía más probable algún tipo de reacción del enemigo a su aproximación a Buenaventura.
De nuevo impecablemente vestido, y con su barba bien rasurada, Cáceres ascendió al puente del BAE “Moran Valverde”. Había marejada y el cielo estaba algo encapotado, pero al menos había parado de llover. Un marinero le sirvió un café bien cargado y un par de rosquillas de las que dio buena cuenta, mientras los oficiales de guardia le ponían al corriente. De momento todo tranquilo. Le informaron que el Capitán de Fragata Javier Obregón, al mando de la “Morán Valverde”, se encontraba en el CIC, supervisando la tarea de los sensores del buque, por lo que el también se dirigió hacia allí.
Al entrar en aquel oscuro mundo que siempre le recordaban a una cueva para ladrones informáticos, con todos los aparatos electrónicos y las pantallas y monitores de tenue luz, se dirigió al Capitán Obregón, pero este se le adelantó y le saludó antes.
-A sus ordenes mi Capitán ¿ya descansó?
-Lo que se pudo, pero suficiente. ¿Que tal todo por aquí abajo?
-Tranquilo...de momento.
-Cuénteme.
-Hace treinta minutos el Persuader dio el último barrido sin localizar nada al norte de nuestra posición, así que deberíamos tener una distancia al menos de 100 millas alrededor de nuestra posición sin navíos enemigos.
Cáceres miró la pantalla donde se ubicaba la “Moran Valverde”, la “Manabi” y la “El Oro”, a 21 millas al noreste de Isla Gorgona, mientras que la “Guayquil” y la “Los Rios”, los precedían a otras veinte millas al NNE. Se fijó en la costa colombiana. Allí había algunos sitios donde los buques enemigos se podrían haber ocultado de un radar operando a gran distancia, y le hubiese gustado que el MPA se hubiera dado una vuelta por la zona para un reconocimiento visual, pero sabía que aquello significaba poner en grave peligro al avión, y era un lujo que no podía permitirse.
-...su avión de patrulla nos ha localizado hace unos veinte minutos con un par de barridos del radar desde bien adentro de su territorio. Nada que hacer.
El radar APS-504 tenía un alcance de unas 130 millas contra un blanco como la fragata y de unas 100 millas contra las corbetas en las condiciones en las que se encontraba el mar en aquella mañana, y por lo tanto, incluso desde Cali, el radar del CN-235 podía detectar a los buques ecuatorianos.
-¿Y nuestros helicópteros?
-Ahora mismo el 230 está a punto de salir. Despegará en cinco minutos, y se dirigirá al norte. Tengo a otro 206 volando bajo a 25 millas al NE de la fuerza de vanguardia. En cuanto se aproxime a la costa, tomará altura y realizará un reconocimiento visual de la misma apoyado con su radar. Pero será rápido, no debemos tentar demasiado a la suerte.
-Bien hecho Javier. Yo también temo alguna argucia colombiana en la zona, que se le haya pasado por alto a nuestro submarino.
Era un riesgo el acercar tanto el helicóptero, pero este era más prescindible que el CN-235, y ante la posibilidad que la FFL colombiana estuviera amparada en algún accidente o entre algún islote cercano a la costa, merecía la pena arriesgar el 206.
Mientras Obregón terminaba de poner al día a su superior, este se dio una vuelta por toda la sala, observando equipos y marineros en igual medida. Los equipos parecían funcionar bien, no había ninguno fuera de servicio, lo cual dado la edad del buque, era una señal inequívoca del buen hacer de los equipos de mantenimiento electrónico de la Armada. Mientras, el personal parecía atento y dispuesto. La mayoría eran jóvenes y en buena forma, pero también estaban cansados y suponía que algo temerosos de lo que pudiera ocurrir...y no se lo podía echar en cara. En sus muchos años en la mar, para él también era la primera vez que estaba en serio riesgo de entablar combate con una fuerza enemiga, y su estomago sentía el nerviosismo, la tensión y la incertidumbre de una situación así.
Cáceres habló mediante la radio con los Capitanes de los demás buques para pedir novedades, y después se fue a dar un rápido vistazo por la fragata, revisando las secciones de máquinas, propulsión, armamento, etc...Cuando volvió al CIC, estaba bastante conforme con lo que había visto y se sentía dispuesto a otro largo día en la mar.
...al norte de Isla Cacahual...
En el delta formado por el rio San Juan se situaba la isla Cacahual, un lugar lleno de cursos de agua, exuberante vegetación, y hermosas playas. Y era allí a donde habían arribado, al amparo de la noche y de la costa, la fragata ligera ARC “Antioquia” y el Guardacostas ARC “Valle del Cauca”. Los dos buques no habían sido detectados gracias al terreno y a lo cerca que navegaban de la costa, por lo que desde el lugar desde donde emitía el radar del Persuader ecuatoriano, era prácticamente imposible localizarlos.
Pero por contra, ambos buques, con la información recibida del CN-235, tenían una idea bastante exacta de por donde navegaba la flota enemiga y tras esconderse en mar abierto durante el día y cerca de la costa durante la noche, a lo largo de toda la Bahía Cuevita durante algunos días, por fin había llegado la hora de moverse...y rápido.
...minutos después, cerca de Golfo Tortugas...
-Mi Capitán, parece que nuestro helicóptero tiene algo en su radar – le informó Obregón al Comandante de la Escuadra.
-¿Que tenemos Teniente? - dijo Cáceres dirigiéndose directamente al oficial que coordinaba al helicóptero Bell 230 con la fragata.
-Parecen dos contactos, mi Capitán. En la costa oeste de la Isla Cacahual.
-¿Parecen?
-Si mi Capitán. Van muy juntos y cerca de la costa, como si intentasen pasar desapercibidos y como un solo buque, pero el oficial de radar del 230 cree que son dos buques.
-¿Están emitiendo algo?
-No señor.
-¿Rumbo y velocidad?
-Rumbo sur señor. Velocidad por determinar todavía,...18 nudos señor, ya tenemos lectura.
-...señor – interrumpio el suboficial al cargo del equipo ESM - los sistemas de guerra electrónica detectan algo...una emisión radar.
-¿De que tipo? - preguntó Obregón.
-El equipo lo cataloga como un RDR-1500...
-También lo tenemos en el radar de búsqueda aérea...parece un poco por delante del grupo naval detectado por nuestro helicóptero, señor – apuntillo el oficial de defensa aérea.
-Necesitamos visual lo antes posible. Que nuestro pájaro los identifique.
-A la orden – dijo Obregón mientras cursaba la orden pertinente.
-EL submarino esta más hacia el oeste, en mar abierto ¿tenemos su posición exacta? - preguntó Cáceres.
-No la actual mi Capitán. Hace 6 horas estaba a unas 25 millas al oeste de la posición de los contactos.
-Demasiado lejos para intervenir, aunque pudiéramos avisarle... - y tras pensar un momento continuo recabando datos - ¿Distancia de los buques detectados al grupo de descubierta?
-41...42 millas señor.
-La “Manabi” y la “Guayaquil” están siendo informadas – interrumpió Obregón. - Deberíamos ordenar zafarrancho de combate.
Cáceres asintió con la cabeza, y segundos después se escuchó por la megafonía del buque “Zafarrancho general de combate. Zafarrancho general de combate. Todo el personal pasen a ocupar sus puestos. Alerta antisuperficie” hasta en tres ocasiones
Mientras que en el resto del buque la actividad se tornaba frenética, trascurrieron unos instantes de tensa calma en el CIC hasta la llegada de una nueva comunicación del Bell 230.
-Mi Capitán, el helicóptero está a seis millas de las unidades navales detectadas. Tenemos confirmación visual de la presencia en el grupo naval enemigo de una fragata tipo “Almirante Padilla” colombiana. El otro buque posiblemente sea el patrullero guardacostas “Valle del Cauca”.
-De acuerdo – asintio Caceres con calma, y girándose hacia el Capitán Obregón, le dijo - la batalla es suya.
-A la orden mi Capitán – asintió el comandante de la fragata, en el que recaía la coordinación de las operaciones de combate de la Escuadra, mientras que el Capitán de Navío Francisco Cáceres se retiraba a un discreto segundo plano dado que las decisiones de carácter estratégico debían dar paso a las decisiones tácticas de su subordinado.
Océano Pacífico. Cerca de las costas Colombianas.
La Corbeta “Manabi” y la Lancha Misilera “Guayaquil” habían tomado rumbo de interceptación de los buques colombianos que bajaban por la costa de Isla Cacahual. Ambas formaciones se tenían perfectamente localizadas, y no iban a tardar mucho en mandarse “recuerdos” la una a la otra.
Por parte colombiana, solo la “Antioquia” era útil en aquella situación, ya que el guardacostas ARC “Valle del Cauca” tan solo contaba con un cañón de 25 mm y ametralladoras del .50, y aparte de intentar defenderse como pudiera, poco más podía hacer. Mientras, los dos buques ecuatorianos que iban en cabeza de la Escuadra contaban con misiles superficie-superficie, pero solo la corbeta disponía de los MM40 Exocet con un alcance idéntico al de los mismos misiles que montaba la “Antioquia”, ya que la “Guayaquil” montaba misiles MM38 de tan solo 23 millas de alcance, y debería acercarse más para poder disparar sus misiles, y por tanto, la lancha misilera había aumentado su velocidad hasta pasar de los 30 nudos para cerrar distancias con los buques de la ARC, alejándose de su compañera de misión.
Cuando los buques equipados con los Exocet de mayor alcance distaban 35 millas entre ellos, el disparo de los MM40 de ambos bandos fue casi simultaneo. Unos tras otros, en rápida sucesión, los misiles fueron abandonando sus lanzadores. La “Antioquia” lanzó cuatro, tres dirigidos a la corbeta y uno a la lancha misilera. La “Manabí” lanzó cinco misiles, dejando uno de reserva, cuatro contra la fragata ligera y uno contra el guardacostas. Entonces, la formación colombiana dio la vuelta en redondo y comenzó a navegar hacia el norte, tratando de acercarse de nuevo a la costa de la que se habían alejado para disparar con mayor facilidad sus misiles, y ofreciendo la popa a los misiles enemigos. Idéntica maniobra realizó la “Manabí”, aunque esta navegaba en mar abierto, y todo ello con la idea de estar lo más cerca posible del límite del alcance de los misiles, aunque sabían que iba ser casi imposible ponerse fuera de su rango. Pero también ofrecían un menor blanco y situaban a sus sistemas CIWS con mejor campo de tiro, a la vez que los SAM,s de ambos buques seguían estando bien situados para su lanzamiento.
Tras tres minutos de vuelo, los misiles se acercaban a sus objetivos. Los cinco misiles ecuatorianos acortaban la distancia inexorablemente, cuando la FFL comenzó a emitir contramedidas electrónicas y a lanzar señuelos. Uno de los MM40 se desvió y se dirigió a mar abierto, lejos de los buques. Otro fue alcanzado por un Mistral lanzado desde la fragata. Quedaban 3 misiles. Luego sucedió algo extraño, y es que uno de los Exocet destinados a la “Antioquia”, ya fuera por lo cercano de los buques colombianos, ya fuera por efecto de los sistemas de guerra electrónica enemigos, se confundió y varió su objetivo, centrándose en el “Valle del Cauca”, que apenas pudo disparar sus ametralladoras como desesperada medida defensiva. Pero nada pudo impedir que primero uno, y luego otro MM40 hicieran blanco en el desafortunado patrullero que saltó por los aires en mil pedazos, y creando una autentica carnicería entre sus marineros.
Por fin, el último misil ecuatoriano se acercaba a la FFL, y tras superar el lanzamiento de su último Mistral, parecía que nada podía detenerlo. Tan solo el sistema CIWS de 40/70 situado a popa de la fragata pudo enfrentarse a él. Comenzó a disparar a más de tres mil metros de distancia, pero el Exocet seguía avanzando viendo pasar los proyectiles a sus lados y por encima de él. Cuando ya se había perdido casi toda esperanza en el buque colombiano de destruir el misil, uno de los últimos proyectiles de 40 mm lanzados contra el MM40 logró un impacto directo, que produjo la explosión de la cabeza de guerra a escasa distancia de la popa del buque, proyectando el misil una lluvia de metralla, fuego y combustible sobre la popa del buque, Los daños fueron importantes, y entre otros, dejó inservible el CIWS y uno de los sistemas Simbad, matando a su servidor, además de causar daños en la pista de aterrizaje del helicóptero, que por el momento quedaba inservible para su uso, y dañar el hangar donde se originó un pequeño incendio.
En el otro extremo de la batalla, el primer Exocet en llegar fue el que iba dirigido a la “Guayaquil”. Esta estaba disparando, pero a la velocidad a la que iba, le resultaba muy difícil de acertar, y disminuir la velocidad solo facilitaría la tarea del atacante, así que se amparó en su pequeño tamaño, agilidad y velocidad para intentar quitarse de encima el misil. Este fue bien guiado hasta casi llegar a impactar a la lancha misilera, pero el pequeño e intrínseco margen de error de todo misil, y un giro de última hora de la embarcación, evitó un impacto directo, aunque entonces entró en juego la espoleta de proximidad del MM40, produciéndose la explosión del mismo a poquísimos metros de su costado de estribor. El efecto fue contundente, y la lancha y sus tripulantes salieron bastante mal parados, produciéndose un importante incendio en todo el buque, a la vez que sus lanzadores de misiles, mástil y cañón de popa, habían sido arrancados o deformados de tal manera, que eran absolutamente inservibles. La “Guayaquil” quedaba fuera de combate, y los marineros supervivientes tuvieron que abandonar el buque tras no poder controlar el incendio, siendo este pasto de las llamas y yéndose a pique poco después.
Los tres misiles restantes se dirigían a la “Manabí”, que había comenzado a disparar sus misiles Aspide en cuanto los Exocet estuvieron dentro de su alcance. El sistema funcionó bastante bien y sus cuatro misiles lograron derribar a dos de los atacantes, pero con el último solo quedaba lidiar con las ECM y el CIWS de popa, y ambos sistemas fueron inútiles esta vez con el misil. Este llegó volando bajo e impactó en el casco del buque, debajo del cañón de popa, pero en vez de estallar, penetró la superestrutura y se incrustó en el buque, sin que su cabeza de guerra detonara. A la dotación de la corbeta, todavía no se le había pasado el susto primero, ni salían de su asombro después, cuando se desató un pequeño fuego en la popa causado por el poco combustible que le restaba al misil. El fuego se propagó por el buque, pero los equipos contraincendios lograron contenerlo, y lucharon denodadamente por evitar que el depósito de munición de proyectiles 40 mm de popa estallase y sumara sus efectos a los del incendio. Cuando finalmente lograron controlarlo, el buque funcionaba con los equipos básicos de propulsión y maniobra con la energía de reserva, y era inefectivo para el combate al estar sus equipos electrónicos fuera de servicio. Apenas podía navegar a 5 nudos y maniobrar lo suficiente para dirigirse a algún puerto a recibir reparaciones.
El primer encuentro entre las flotas Colombiana y Ecuatoriana se había producido, y había un perdedor y un ganador. Pero la batalla estaba lejos de haber concluido.
Según el plan ideado por la Armada colombiana para enfrentarse a la más numerosa Escuadra ecuatoriana, el ataque de la “Antioquia” debía ser llevado a cabo en coordinación con los Mirage 5 de la FAC que operaban en el centro y sur del país, en un intento de saturar sus defensas aéreas y que algún misil o cazabombardero pudiera colarse, y conseguir hundir o dañar gravemente a dos o tres buques, de modo que les resultase muy costoso el intentar bloquear la costa colombiana del Pacífico y tuvieran que volver a sus aguas, o al menos, hacer que el bloqueo fuera más permeable al haber menos buques disponibles. Esa era la teoría. Pero con la división de la flota ecuatoriana en dos grupos separados por unas veinte millas, el ataque coordinado contra toda la Escuadra resultaba imposible. La FFL tan solo podría lanzar sus misiles contra el grupo de dos buques de cabeza, mientras que si los Mirage atacaban a estos, aumentarían sus posibilidades, pero dejarían de atacar al resto, donde navegaba el buque insignia de la Flota, y dos de las tres corbetas, es decir, la fuerza más poderosa, y si intentaban atacarla sin el apoyo de los misiles de la “Antioquia”, sus posibilidades se reducían bastante ante los Aspide y Mistral de los ecuatorianos. Otro factor importante fue la falta de costumbre en realizar operaciones aeronavales entre las dos armas colombianas, por lo que la coordinación había fallado a la hora de decidir el despegue de los cazas colombianos. Pero después del primer lanzamiento de misiles, se ordenó a los 2 Mirage de Apiay y a los 3 Mirage operativos de la Base Avanzada “Vigilante”, al sur de Cali, despegar para sumarse a la batalla.
Mientras, en el aeropuerto internacional “General Rivadeneira”, una pareja de Mirage F-1 de la FAE que habían aguardado en alerta 5, habían recibido la orden de despegar nada más conocer la presencia de naves enemigas en contacto con la Escuadra naval. Tras menos de media hora de vuelo, llegaron a la altura de la flota. Su vuelo fue monitorizado por el radar de Tres Esquinas, y se informó a los efectivos de vuelo de la FAC de su presencia.
La Escuadra ecuatoriana navegaba hacia el norte en persecución de la fragata colombiana, que a su vez se alejaba tratando de mantener las distancias con los buques ecuatorianos, pues no quería volver a entablar combate antes de que llegaran los cazabombarderos de la FAC. Pero a los pocos minutos, la "Antioquía" invirtió de nuevo el rumbo y comenzó a acercarse otra vez a la fuerza naval ecuatoriana. La FFL, que había perdido a su helicóptero al ordenarle que se dirigiera a tierra y se ocultase de los cazas ecuatorianos que había detectado su radar de búsqueda aérea, ahora dependía de los sistemas ESM propios y del CN-235 que operaba desde más allá de la vertical de Cali, y que había vuelto al aire y rastreaba a los buques ecuatorianos, para seguir a la flota enemiga.
Cuando se estaba evaluando la posibilidad de dirigir a los Mirage F-1 hacia el MPA, el radar 965 del BAE “Moran Valverde” detectó una formación de 2 Mirage 5COAM a unas 40 millas hacia el este, saliendo de la cobertura que les proporcionaban las enormes montañas de los Andes. Entonces, el oficial de defensa aérea del buque insignia ecuatoriano, ordenó a los F-1 interceptarlos antes de que llegaran suponer una amenaza para la Escuadra. Los cazas ecuatorianos soltaron los depósitos de combustibles subalares que portaban, y armados con dos R-550 Magic II y dos Pythoon IV, pusieron rumbo hacia los aviones colombianos, igualmente armados en configuración aire-aire con misiles Pythoon III.
Los pilotos ecuatorianos aceleraron para interceptar a los Mirage 5 lo más lejos posible de la flota, a la vez que estos ganaban altura y se ponían al nivel de los F-1. Los cuatro cazas se encontraron prácticamente sobre la línea de costa. El avión líder ecuatoriano lanzó un Pythoon IV contra el líder de la formación enemiga. Dos segundos después, este hacía lo mismo y lanzaba otro Python contra el F-1 líder. Inmediatamente, ambas formaciones comenzaron a girar y a lanzar bengalas. Los Mirage 5 se dirigieron al norte, mientras los F-1 viraban al sur. Aunque los Pythoon eran misiles todoaspecto, lanzados desde el sector frontal, contra un blanco maniobrando y lanzando bengalas, ambos misiles erraron el blanco. Los 4 aviones intentaron de nuevo colocarse en posición de disparo, pero la distancia ya era demasiado corta, así que debían evolucionar hacia un “dogfight”, o alejarse, intentado romper el contacto momentáneamente, para volver luego a la carga con un lanzamiento de misiles desde mayor distancia.
Los Mirage 5 colombianos parecía que se decidieron por esta última opción, y girando hacia el noreste, trataron de ganar algo de velocidad y espacio, picando hacia el suelo. Los F-1 vieron la maniobra y los persiguieron, tratando de posicionarse para tener “una buena panorámica” de la tobera de gases de los cazas enemigos. Estos, cuando bajaron de los 3.000 pies, se dividieron, dirigiéndose uno de ellos al norte y otro al este, mientras realizaban giros bruscos a uno y otro lado para dificultar la puntería de los ecuatorianos.
El F-1 pilotado por el punto de la formación, logró un blocaje de la cabeza buscadora de su Pythoon del ala derecha, y acto seguido, lo disparó. El misil recorrió las 3 millas que lo separaban del Mirage 5, y aunque este volvió a lanzar bengalas y maniobró lo que pudo, el misil se incrustó en la tobera, haciendo estallar la parte trasera del caza en un instante, obligando al piloto a eyectarse inmediatamente. El piloto ecuatoriano celebró por radio su derribo, pero en realidad, el joven piloto colombiano, pese al alto coste, había cumplido con su misión.
Mientras los ecuatorianos se anotaban el derribo, 3 Mirage 5 de la FAC que habían despegado de la Base Avanzada “Vigilante”, y que habían volado todo lo bajo que les había sido posible, se acercaban a la Escuadra ecuatoriana, ligeramente al sur de donde habían aparecido los anteriores Mirage 5 en las pantallas del radar de la “Morán Valverde”. Los buques ecuatorianos los detectaron en sus radares al cruzar la línea de costa, en dirección al mar, e inmediatamente ordenaron regresar a los F-1, aun sabiendo que los Mirage llegarían antes. Pese a todo, el F-1 líder no conseguía desembarazarse del Mirage 5 colombiano que lo acosaba cuando este trataba de retirarse del combate, y ambos siguieron enganchados.
Ahora la flota ecuatoriana estaba en una situación delicada, ya que la “Antioquia” se aprestaba a realizar un nuevo lanzamiento de misiles SSM a máxima distancia desde el norte, y por el este, llegaban 3 cazabombarderos enemigos. El Capitán Obregón ordenó lanzar 3 misiles Exocet desde cada una de las corbetas que acompañaban al buque insignia contra la FFL colombiana en cuanto estuviera en rango.
Pero la amenaza más inmediata eran los Mirage 5 enemigos. Estos, sabiéndose detectados, habían ganado algo de altura para localizar y hacerse una idea de la formación de la flota enemiga. Luego volvieron a descender hasta casi rozar las olas y se alinearon para tener un buen angulo de tiro para lanzar sus bombas sobre los buques ecuatorianos. Seis Mk.83 colgaban bajo sus alas y fuselaje, dispuestas a encontrar un blanco apropiado.
Los pilotos de la FAC tenían poca experiencia en el ataque contra objetivos navales, así que el ataque iba a ser una prueba de fuego para ellos, y confiaban en que si no podían hundir algún buque, al menos intentarían dañarlos.
Pero para poder llegar a realizar aquel ataque, primero debían superar las defensas aéreas ecuatorianas, y eso pasaba por evadir los misiles SAM Aspide y Mistral de las corbetas y llegar a las inmediaciones de la flota, donde recibirían fuego de artillería antiaérea. Los Aspide, con un alcance máximo de unas 8 millas, y con una velocidad de Mach 4, sería el primer y mayor obstáculo en su arriesgada carrera hacia la flota ecuatoriana.
En cuanto estuvieron dentro de los parámetros de tiro, los BAE “El Oro” y “Los Rios” lanzaron dos Aspide cada uno contra los dos Mirage que iban en cabeza de la formación. Tres segundos después, la corbeta “El Oro” disparaba un tercer SAM contra el Mirage que iba al final.
Al no poder desprenderse de la pesada carga que colgaban bajo sus alas, los pilotos colombianos tuvieron que confiar en su limitado margen para maniobrar, debido a la altura que volaban, y en el lanzamiento masivo de “chaff” para despistar a los SAM. El primer Mirage no tuvo suerte alguna, y ambos SAM,s lanzados contra él encontraron su objetivo. Se precipitó al oceano y dejó una cortina de fuego, humo y agua tras él, falleciendo el piloto al no poder sobrevivir al impacto. El segundo Mirage, por contra tuvo toda la suerte que le faltó a su compañero. Uno de los Aspide se dejó seducir por los “chaff” y se alejó del caza, mientras que el segundo SAM, siguió hacia su objetivo, y aunque no consiguió un impacto directo, pasó muy cerca de él, lo suficiente como para que la espoleta de proximidad se hubiera activado y detonado la cabeza de guerra, pero por algún motivo, seguramente un fallo electrónico, la espoleta no se disparó y el misil paso rozando al caza, pero sin producirle daño alguno, alejándose inofensivamente. El tercer Mirage se vio acosado por el último Aspide, que esta vez si, tuvo un funcionamiento correcto y explotó cerca del caza, produciendo daños en su estructura y algunos sistemas. El piloto del Mirage, muy nervioso tras el impacto de fragmentos del misil en su caza, recibió la noticia desde su controlador en tierra, que uno de los F-1 se acercaba peligrosamente a su posición desde el noreste, por lo que decidió romper el contacto y evadirse todo lo rápido que pudo hacia el sur, y luego al este.
El último piloto colombiano, viéndose solo y con muy poco tiempo para intentar llevar a termino su misión, decidió jugársela en una sola pasada rápida sobre la flota enemiga. Pronto se sintió más seguro de ello al escuchar por sus auriculares que la “Antioaquia” había comenzado a disparar sus misiles.
En el CIC del BAE “Morán Valverde” la concentración era máxima. En sus pantallas de radar se observaba ahora, como los misiles de uno y otro bando avanzaban a gran velocidad en busca de sus objetivos. El Mirage se acercaba a gran velocidad y dejaba tras de si un reguero de “chaff” y bengalas, que lograron despistar al único Mistral lanzado desde la fragata contra él. Luego fue recibido con fuego de las piezas de artillería, y entre múltiples explosiones y proyectiles, el valeroso piloto colombiano encontró un hueco para elevarse y para arrojar sus bombas contra la “Moran Valverde”.
Aunque todas ellas fallaron, una de las Mk.83 explotó lo suficientemente cerca como para causar daños menores en el casco, a la altura de la amura de estribor. El Mirage giró hacia el sureste y aceleró todo lo que pudo, pegándose al agua. En su camino de regreso, el Mirage F-1 que había logrado la victoria aérea y que había podido acudir a la llamada de protección de sus buques, logró una posición de disparo algo forzada, y lanzó su segundo Pythoon IV y un R-550. Ambos fallaron. El F-1 intentó seguirlo, pero aquel caza enemigo ya no era una amenaza y su persecución a gran velocidad podía producirle el gasto excesivo de combustible, así que abortó el combate y regreso a la vertical de la flota para continuar con su misión, antes de regresar a su base.
Y mientras todo esto ocurría, los Exocet se acercaban raudos a sus blancos. Los tres Aspide ecuatorianos restantes, lograron derribar a uno de los MM40, mientras que dos Mistral acabaron con otro más. De los dos restantes, uno fue derribado por el CIWS de la corbeta “Los Rios”, y el última, desviado por las contramedidas electrónicas. Esta vez la “Antioquia”, enfrentando una mayor defensa aérea y electrónica, no había tenido suerte con sus misiles.
Por su parte, de los seis Exocet lanzados contra la FFL colombiana, uno se estrelló contra una ola marina al tener un mal funcionamiento su radioaltimetro. Otro fue desviado por las contramedidas y un tercero derribado por un Mistral, pero nada pudo evitar que 3 de los Exocet encontraran su objetivo.
La “Antioquia”, sacudida por tres tremendas explosiones, una tras otra, no tuvo ninguna oportunidad. El buque fue sacudido de proa a popa, y un pavoroso incendio se apoderó de la fragata. Las bajas humanas fueron muy numerosas, y pese a los valerosos intentos de sofocar el fuego, la suerte de la "Antioquia" estaba echada. El barco se partía por la mitad y las vías de agua comenzaban a inundarlo. Muy poco después se ordenaba el abandono del barco. Los marineros supervivientes lograron arrojar algunas balsas y en torno a ellas se arremolinaron para sobrevivir.
La valerosa fragata “Antioquia” había luchado contra fuerzas muy superiores y había logrado buenos resultados, pero su misión había sido casi imposible desde el principio...pero ¿que otras opciones tenía la Armada Colombiana? No podía retirarse sin más y ver como la Armada Ecuatoriana bloqueaba sus costas y puertos. Quedarse cruzados de brazos para evitar el combate no era una opción, el orgullo nacional y el prestigio de la Armada estaría en entredicho, así que aunque la “Batalla de Golfo Tortugas”, como más tarde sería conocida, no había obtenido el resultado deseado, y había supuesto un duro castigo para la Armada y las Fuerzas Aéreas colombianas, fue una batalla que en adelante sería recordada con orgullo por todos los colombianos.
Como también lo sería para los ecuatorianos, que si bien sufrieron un duro castigo en forma de una lancha misilera hundida y una corbeta seriamente averiada (los daños de la fragata fueron casi insignificantes), prevalecieron en la lucha y consiguieron su objetivo. Ahora poseían el control del acceso al puerto de Buenaventura y de Tucamo, y no había ningún buque colombiano que pudiera disputarselo, a no ser que la flota que operaba en el Caribe cruzase el Canal de Panamá hacia el Pacífico, lo que significaba dejar los puertos de aquel mar a merced de la Armada Venezolana.
Los últimos eventos de la batalla fueron el desenganche del Mirage F-1 y el Mirage 5 que todavía evolucionaban sobre los cielos colombianos, para regresar cada uno a sus bases respectivas, y la recuperación de los marinos de ambas flotas que aguardaban en el mar a ser recogidos, por sus buques en el caso ecuatoriano, o por pequeñas embarcaciones civiles que operaban cerca de la costa y del delta del rio San Juan en el bando colombiano.
A lo largo del día 7 la posición ecuatoriana fue reforzada con la llegada de dos patrulleras, la “Isla Santa Rosa” y la “Isla de la Plata”, mientras que el BAE “Chimborazo”, un remolcador de altura, se llevaba a la “Manabí” a los astilleros de Guayaquil, y un buque de apoyo logístico reponía la munición gastada en la batalla.
Última edición por flanker33 el 22 Jun 2013, 12:53, editado 2 veces en total.
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