Ucronia España vs EE.UU., Duelo de aguilas
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Ucronia España vs EE.UU., Duelo de aguilas
SAN JUAN, 1 de julio de 1898, 11:45 horas
El general Hawkins estaba teniendo grandes problemas para contener a las tropas bajo su mando. Desde que minutos antes, las ametralladoras españolas abriesen fuego, la situación se estaba tornando insostenible. A su izquierda un batallón del 17º de infantería ya había echado a correr seguidos de todo el 71º de voluntarios de Nueva York, una retirada que amenazaba con arrastrar a todas sus fuerzas al contagiarse el pánico, siendo cada vez más difícil mantener a los soldados en sus puestos.
-Mi general. –Le llamo el sargento mayor Scott, veterano de años de campaña frente a los pieles rojas. –Mire, en la colina, los españoles reciben refuerzos.
¡Oh, Dios mío!! –Exclamo contemplando como cientos y cientos de soldados españoles se sumaban a las defensas de la colina disparando sin cesar. Los gritos de enaltecimiento llegaban hasta ellos, incluso por encima del fragor de la batalla. – ¡Viva España!
Varios de los soldados del 6º de infantería se levantaron para tratar de huir. Hawkins se abalanzo sobre ellos en un intento de mantenerles en sus puestos, si no se retiraban ordenadamente podían acabar arrastrando a todo el ejército.
Cuando la bala que lo mato lo alcanzo, no sintió ningún dolor, tan solo un golpe sordo en el costado.
El ataque de los Rough Riders también se había estancado y estaba recibiendo la atención de dos ametralladoras de 11mm que, regaban de disparos toda la zona. Muerto el comandante del regimiento, el mando había recaído en el antiguo subsecretario de marina, el Tte. coronel T Roosevelt, quien ya en las Guásimas había demostrado sus graves carencias en el ejercicio del mando. Ahora, igual que ocurriera días antes, Roosevelt fue incapaz de asumir el mando de forma eficaz, y sus voluntarios, sin control ni órdenes, empezaron una desaforada huida que causo una desbandada general arrastrando al resto de tropas.
A las 12:15, el movimiento de retirada de las fuerzas norteamericanas, que había empezado vacilante, se estaba convirtiendo en toda una desbandada. Las tropas contagiadas por el miedo por los soldados que huían se levantaban a su vez echando a correr, abandonando no pocas veces armas y equipos. Tan solo algunos pocos soldados continuaban haciendo fuego.
En lo alto de la colina el general Weyler contemplaba la escena en compañía del general Arolas y de los coroneles Vaquero y Ordoñez.
-Necesitamos un último impulso, Arolas, que la infantería cale bayonetas y carguen, y llama también a la caballería. Que sea ella la que encabece el ataque.
-Como órdenes Valeriano. –Y volviéndose hacia Vaquero. –¡Calen bayonetas y toque a la carga! Usted se quedara aquí Vaquero, quiero que aproveche para evacuar a los heridos y reorganizar la defensa.
-Ordoñez. –Volviéndose hacia este mientras Vaquero cumplía sus órdenes. –Dispare sobre nuestras cabezas mientras avancemos, y deje de hacerlo cuando lleguemos al bosque.
-¡A la orden de vuecencia mi general! –Respondió el bravo artillero que, horas antes había logrado el primer derribo de la historia. Un globo cautivo americano.
Cuando momentos más tarde la caballería cargo al toque de degüello, acompañada de casi 2.000 infantes, las tropas norteamericanas cedieron por fin al pánico generalizado, lanzándose a la carrera hacia el este. Tan solo cuando 3 ametralladoras arrojaron una lluvia de fuego sobre la caballería derribando a 37 jinetes en unos pocos segundos, el ataque estuvo peligro. Los caballos y jinetes caídos en una maraña de cuerpos, supusieron un duro golpe al ataque, afortunadamente, las propias ametralladoras españolas concentraron su fuego sobre las Gatling acallándolas, permitiendo a la caballería continuar su carga.
A pesar de las decenas de bajas provocadas por las ametralladoras y los fusiles de repetición Krag Jorgensen, cientos de jinetes se estrellaron contra la línea norteamericana. Los sables destellaron una y otra vez mientras se abatían contra los norteamericanos en retirada, empujándoles de vuelta a la manigua. Tras ellos, y dando vivas a España, llegaban más de 2.000 soldados de infantería con las bayonetas caladas. muchos norteamericanos heridos, serían acuchillados por las bayonetas de los españoles en unos primeros minutos caóticos. Tan solo un gran esfuerzo del general Arolas y algunos oficiales, lograría calmar los ánimos finalmente, pudiendo capturarse a numerosos hombres heridos.
La persecución empero no duro demasiado, al llegar a la manigua la infantería del Asia y del Cuba avanzaron unos cientos de metros capturando heridos y soldados agotados, a continuación se retiraron llevando consigo un importante botín en forma de armas y equipos norteamericanos.
La batalla por la colina de San Juan había terminado.
El general Hawkins estaba teniendo grandes problemas para contener a las tropas bajo su mando. Desde que minutos antes, las ametralladoras españolas abriesen fuego, la situación se estaba tornando insostenible. A su izquierda un batallón del 17º de infantería ya había echado a correr seguidos de todo el 71º de voluntarios de Nueva York, una retirada que amenazaba con arrastrar a todas sus fuerzas al contagiarse el pánico, siendo cada vez más difícil mantener a los soldados en sus puestos.
-Mi general. –Le llamo el sargento mayor Scott, veterano de años de campaña frente a los pieles rojas. –Mire, en la colina, los españoles reciben refuerzos.
¡Oh, Dios mío!! –Exclamo contemplando como cientos y cientos de soldados españoles se sumaban a las defensas de la colina disparando sin cesar. Los gritos de enaltecimiento llegaban hasta ellos, incluso por encima del fragor de la batalla. – ¡Viva España!
Varios de los soldados del 6º de infantería se levantaron para tratar de huir. Hawkins se abalanzo sobre ellos en un intento de mantenerles en sus puestos, si no se retiraban ordenadamente podían acabar arrastrando a todo el ejército.
Cuando la bala que lo mato lo alcanzo, no sintió ningún dolor, tan solo un golpe sordo en el costado.
El ataque de los Rough Riders también se había estancado y estaba recibiendo la atención de dos ametralladoras de 11mm que, regaban de disparos toda la zona. Muerto el comandante del regimiento, el mando había recaído en el antiguo subsecretario de marina, el Tte. coronel T Roosevelt, quien ya en las Guásimas había demostrado sus graves carencias en el ejercicio del mando. Ahora, igual que ocurriera días antes, Roosevelt fue incapaz de asumir el mando de forma eficaz, y sus voluntarios, sin control ni órdenes, empezaron una desaforada huida que causo una desbandada general arrastrando al resto de tropas.
A las 12:15, el movimiento de retirada de las fuerzas norteamericanas, que había empezado vacilante, se estaba convirtiendo en toda una desbandada. Las tropas contagiadas por el miedo por los soldados que huían se levantaban a su vez echando a correr, abandonando no pocas veces armas y equipos. Tan solo algunos pocos soldados continuaban haciendo fuego.
En lo alto de la colina el general Weyler contemplaba la escena en compañía del general Arolas y de los coroneles Vaquero y Ordoñez.
-Necesitamos un último impulso, Arolas, que la infantería cale bayonetas y carguen, y llama también a la caballería. Que sea ella la que encabece el ataque.
-Como órdenes Valeriano. –Y volviéndose hacia Vaquero. –¡Calen bayonetas y toque a la carga! Usted se quedara aquí Vaquero, quiero que aproveche para evacuar a los heridos y reorganizar la defensa.
-Ordoñez. –Volviéndose hacia este mientras Vaquero cumplía sus órdenes. –Dispare sobre nuestras cabezas mientras avancemos, y deje de hacerlo cuando lleguemos al bosque.
-¡A la orden de vuecencia mi general! –Respondió el bravo artillero que, horas antes había logrado el primer derribo de la historia. Un globo cautivo americano.
Cuando momentos más tarde la caballería cargo al toque de degüello, acompañada de casi 2.000 infantes, las tropas norteamericanas cedieron por fin al pánico generalizado, lanzándose a la carrera hacia el este. Tan solo cuando 3 ametralladoras arrojaron una lluvia de fuego sobre la caballería derribando a 37 jinetes en unos pocos segundos, el ataque estuvo peligro. Los caballos y jinetes caídos en una maraña de cuerpos, supusieron un duro golpe al ataque, afortunadamente, las propias ametralladoras españolas concentraron su fuego sobre las Gatling acallándolas, permitiendo a la caballería continuar su carga.
A pesar de las decenas de bajas provocadas por las ametralladoras y los fusiles de repetición Krag Jorgensen, cientos de jinetes se estrellaron contra la línea norteamericana. Los sables destellaron una y otra vez mientras se abatían contra los norteamericanos en retirada, empujándoles de vuelta a la manigua. Tras ellos, y dando vivas a España, llegaban más de 2.000 soldados de infantería con las bayonetas caladas. muchos norteamericanos heridos, serían acuchillados por las bayonetas de los españoles en unos primeros minutos caóticos. Tan solo un gran esfuerzo del general Arolas y algunos oficiales, lograría calmar los ánimos finalmente, pudiendo capturarse a numerosos hombres heridos.
La persecución empero no duro demasiado, al llegar a la manigua la infantería del Asia y del Cuba avanzaron unos cientos de metros capturando heridos y soldados agotados, a continuación se retiraron llevando consigo un importante botín en forma de armas y equipos norteamericanos.
La batalla por la colina de San Juan había terminado.
Última edición por Gaspacher el 19 Abr 2013, 13:57, editado 1 vez en total.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
- Llanero
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Ucronia España vs EE.UU., Duelo de aguilas
¡¡¡ Que placer !!!.
Cuanto más nos das más quiero. Deseo que nuestras tropas los empujen a Guantánamo, y reembarquen desordenadamente. perdiendo hombres y material (estilo Dunkerque). Espero espectante los próximos acontecimientos.
Cordiales saludos,
ספרד תמיד עם ישראל
- urquhart
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Ucronia España vs EE.UU., Duelo de aguilas
Hola a todos,
Antes que nada, agradecer a Gaspacher su tiempo y dedicación, y compartir con todos nosotros su relato.
Llanero, algo me dice que no habrá Dunkerque en Guantánamo... la Flota estadounidense ha recibido un castigo inesperado, y nuestra Flota está en espera; y en el momento que aparezca en el horizonte la Escuadra de Instrucción, la flota estadounidense podría verse cogida entre dos fuegos, el terrestre de la fuerza perseguidora y el naval de la Escuadra de Instrucción... vamos una versión de Yorktown 2.0.
La batalla de San Juan, tiene cierto regusto a Fredericksburg... un asalto a una posición fuertemente defendida y sin ningún tipo de inteligencia sobre la disposición de la fuerza defensora.
Supongo, que hasta los estadounidenses tendrán capacidad de aprender, y ya se han visto cogidos en varias celadas.... a buen seguro harán buenas aquel telegrama de Roosevelt a McKinley: digale al Presidente que, en nombre del cielo, nos envíe todos los regimientos y además todas las baterías posibles. Estamos a poca distancia de un desastre militar y debemos ser auxiliados
Me gustó el detalle de los apellidos de los sargentos estadounidenses: Longstreet, Scott, Hawkins ( http://www.af.mil/information/bios/bio.asp?bioID=7855)... aunque también deberían aparecer los de apellido de menos grato recuerdo en la historiografía militar estadounidense, Hood, Pickett, Mc Clellan, Burnside....
Saludos.
Antes que nada, agradecer a Gaspacher su tiempo y dedicación, y compartir con todos nosotros su relato.
Llanero, algo me dice que no habrá Dunkerque en Guantánamo... la Flota estadounidense ha recibido un castigo inesperado, y nuestra Flota está en espera; y en el momento que aparezca en el horizonte la Escuadra de Instrucción, la flota estadounidense podría verse cogida entre dos fuegos, el terrestre de la fuerza perseguidora y el naval de la Escuadra de Instrucción... vamos una versión de Yorktown 2.0.
La batalla de San Juan, tiene cierto regusto a Fredericksburg... un asalto a una posición fuertemente defendida y sin ningún tipo de inteligencia sobre la disposición de la fuerza defensora.
Supongo, que hasta los estadounidenses tendrán capacidad de aprender, y ya se han visto cogidos en varias celadas.... a buen seguro harán buenas aquel telegrama de Roosevelt a McKinley: digale al Presidente que, en nombre del cielo, nos envíe todos los regimientos y además todas las baterías posibles. Estamos a poca distancia de un desastre militar y debemos ser auxiliados
Me gustó el detalle de los apellidos de los sargentos estadounidenses: Longstreet, Scott, Hawkins ( http://www.af.mil/information/bios/bio.asp?bioID=7855)... aunque también deberían aparecer los de apellido de menos grato recuerdo en la historiografía militar estadounidense, Hood, Pickett, Mc Clellan, Burnside....
Saludos.
Tempus Fugit
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urquhart escribió:la Flota estadounidense ha recibido un castigo inesperado,
Supongo que, te refieres al Texas y al Marblehead.
Pues si, lo triste es que estuvo a puntito de ocurrir en la realidad, por eso di el mando del apostadero de La Habana a Bustamante, así tengo la excusa para que, si ocurra
y nuestra Flota está en espera;
La de Instrucción, sí, en espera.
La de reserva esta en camino a... hasta aquí puedo leer.
y en el momento que aparezca en el horizonte la Escuadra de Instrucción, la flota estadounidense podría verse cogida entre dos fuegos, el terrestre de la fuerza perseguidora y el naval de la Escuadra de Instrucción... vamos una versión de Yorktown 2.0.
Para evitar desencantos futuros, advierto, no habrá batallas navales dignas de tal nombre...
La batalla de San Juan, tiene cierto regusto a Fredericksburg... un asalto a una posición fuertemente defendida y sin ningún tipo de inteligencia sobre la disposición de la fuerza defensora.
Que no fue sino lo que hicieron en San Juan y El Caney, afortunadamente para ellos, Linares actuo demasiado pasivo y no concentro sus fuerzas en esos puntos. Por supuesto, yo, utilizando a Arolas, si lo he hecho, y de postre he utilizado las ametralladoras de la escuadra. la escabechina podía haber sido epica.
Supongo, que hasta los estadounidenses tendrán capacidad de aprender, y ya se han visto cogidos en varias celadas.... a buen seguro harán buenas aquel telegrama de Roosevelt a McKinley: digale al Presidente que, en nombre del cielo, nos envíe todos los regimientos y además todas las baterías posibles. Estamos a poca distancia de un desastre militar y debemos ser auxiliados
Es la puta#@ de ser el atacante, pueden ocurrir esas cosas, y aun así, los éxitos de las celadas han sido más propagandísticos que otra cosa.
La trampa de Subic, con la escuadra de cebo, y los cañones desmontados en ambas orillas, la jugue 3 veces, la primera (me la hicieron a mi), acabo en un desastre épico
trate de cargar sobre la línea española, y los 2 torpederos me destrozaron...
Las otras dos veces que la jugamos, fueron regulares, en una se trato ed continuar la batalla a distancia, y se perdieron 2 cruceros protegidos y el resto recibieron demasiados daños para continuar la campaña
La ultima en la que hubo un sauve qui peut, fue la que menos daños significaban para el atacante.
Me gustó el detalle de los apellidos de los sargentos estadounidenses: Longstreet, Scott, Hawkins ( http://www.af.mil/information/bios/bio.asp?bioID=7855)... aunque también deberían aparecer los de apellido de menos grato recuerdo en la historiografía militar estadounidense, Hood, Pickett, Mc Clellan, Burnside....
Saludos.
Algunos de ellos aparecerán en el futuro
Antes que nada, agradecer a Gaspacher su tiempo y dedicación, y compartir con todos nosotros su relato.
De nada maestro
y ahora una pregunta, y al que acierte, le pongo de personaje en el ataque de Cámara
¿Cuales son los 2 objetivos de Cámara? Si, sera un ataque simultaneo sobre dos objetivos...
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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EL CANEY, 1 de julio de 1898; 13:45
EL general Vara del Rey continuaba resistiendo en solitario en su posición, cumpliendo así las ordenes que horas antes le diera el general Weyler.
-Escucha Joaquín, posiblemente no pueda enviarte ayuda hasta que acabe el día. Voy a concentrar todo el esfuerzo de nuestras fuerzas en San Juan, no solo para rechazar al enemigo, sino para derrotarlo, así que tienes que darme tiempo. Tienes que aguantar hasta el final, sea como sea. Tendrás la ayuda de los cañones de desembarco, eso es todo, las ametralladoras y las reservas las emplearemos en San Juan.
-Si es tiempo lo que necesitas, nosotros te lo daremos. –Fue la única respuesta posible. El destino de la batalla pendía sobre los hombros de sus soldados. Sí caían, la división de Lawton podría sumarse al ataque en San Juan y la batalla no podría ganarse. Dicho y hecho, las fuerzas bajo su mando llevaban ya 7 horas de combates sin ceder un palmo de terreno. Aunque las bajas eran cuantiosas, la lucha continuaba sin un ganador claro.
En opinión de Vara del Rey, de no ser por los cañones de desembarco y por el aumento de sus fuerzas en varias compañías, hacía ya tiempo que hubiesen caído.
-Mi general. –Le estaba diciendo el sargento de infantería de marina Cantero. –La munición de los cañones de desembarco se esta agotando, queda para media hora más, a lo sumo. –Eso era malo, sin esos cañones, los norteamericanos no tardarían en superarlos.
-De acuerdo sargento, trate de ahorrar munición, raciónela como pueda, debemos aguantar. –
En las posiciones norteamericanas, el comandante Webster, agregado militar sueco-noruego en Washington, contemplaba la lucha asombrado. Durante 6 horas, las fuerzas españolas, superadas en 6 ó 7 a 1, habían aguantado los embates norteamericanos, llegando a rechazar un asalto a la bayoneta, y seguían luchando sin ceder un metro de terreno. Desde hacia horas, ya no se oía una sola palabra sobre la inferioridad de los españoles.
La infantería norteamericana detenida ante El Caney
La solución a las tribulaciones del general Vara del Rey, llego por parte del coronel Ordoñez. Este, conociendo los duros combates que se desarrollaban en El Caney había desmontado sus dos cañones Krupp de montaña, trasladándose de inmediato hacia dicha posición en compañía de un escuadrón de caballería. Tras ellos, el general Weyler, con el regimiento Asía y el resto de la caballería, también marchaban hacia el norte para acudir en ayuda de Vara del Rey.
La ayuda no tardaría en llegar.
EL general Vara del Rey continuaba resistiendo en solitario en su posición, cumpliendo así las ordenes que horas antes le diera el general Weyler.
-Escucha Joaquín, posiblemente no pueda enviarte ayuda hasta que acabe el día. Voy a concentrar todo el esfuerzo de nuestras fuerzas en San Juan, no solo para rechazar al enemigo, sino para derrotarlo, así que tienes que darme tiempo. Tienes que aguantar hasta el final, sea como sea. Tendrás la ayuda de los cañones de desembarco, eso es todo, las ametralladoras y las reservas las emplearemos en San Juan.
-Si es tiempo lo que necesitas, nosotros te lo daremos. –Fue la única respuesta posible. El destino de la batalla pendía sobre los hombros de sus soldados. Sí caían, la división de Lawton podría sumarse al ataque en San Juan y la batalla no podría ganarse. Dicho y hecho, las fuerzas bajo su mando llevaban ya 7 horas de combates sin ceder un palmo de terreno. Aunque las bajas eran cuantiosas, la lucha continuaba sin un ganador claro.
En opinión de Vara del Rey, de no ser por los cañones de desembarco y por el aumento de sus fuerzas en varias compañías, hacía ya tiempo que hubiesen caído.
-Mi general. –Le estaba diciendo el sargento de infantería de marina Cantero. –La munición de los cañones de desembarco se esta agotando, queda para media hora más, a lo sumo. –Eso era malo, sin esos cañones, los norteamericanos no tardarían en superarlos.
-De acuerdo sargento, trate de ahorrar munición, raciónela como pueda, debemos aguantar. –
En las posiciones norteamericanas, el comandante Webster, agregado militar sueco-noruego en Washington, contemplaba la lucha asombrado. Durante 6 horas, las fuerzas españolas, superadas en 6 ó 7 a 1, habían aguantado los embates norteamericanos, llegando a rechazar un asalto a la bayoneta, y seguían luchando sin ceder un metro de terreno. Desde hacia horas, ya no se oía una sola palabra sobre la inferioridad de los españoles.
La infantería norteamericana detenida ante El Caney
La solución a las tribulaciones del general Vara del Rey, llego por parte del coronel Ordoñez. Este, conociendo los duros combates que se desarrollaban en El Caney había desmontado sus dos cañones Krupp de montaña, trasladándose de inmediato hacia dicha posición en compañía de un escuadrón de caballería. Tras ellos, el general Weyler, con el regimiento Asía y el resto de la caballería, también marchaban hacia el norte para acudir en ayuda de Vara del Rey.
La ayuda no tardaría en llegar.
Última edición por Gaspacher el 14 Jul 2013, 10:54, editado 1 vez en total.
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EL CANEY, 1 de julio de 1898; 14:10 horas
Unos minutos antes, Lawton había observado como las fuerzas españolas recibían refuerzos en forma de dos unidades de caballería que desmontaron y se sumaron a la defensa, mientras a su espalda los artilleros emplazaban dos nuevos cañones que pronto empezaron a hacer fuego sobre ellos destrozando con sus primeros disparos la batería de Capron. Aun peor, con ellos habían traído dos ametralladoras que empezaron a regar las posiciones de la brigada de Ludlow causando muchas bajas, acompañadas de los disparos de las carabinas máuser de la caballería desmontada. Por suerte poco después tanto las ametralladoras como los cañones concentraron su fuego sobre los cubanos situados a retaguardia de sus tropas causando gran mortandad entre ellos.
-Esto no me gusta nada. –Dijo al capitán de artillería Capron. –Llevamos 7 horas de combates, con 8 piezas españolas regando de fuego nuestras posiciones, y ha bastado la llegada de esos dos cañones para destrozar nuestras baterías.
-Mi general. –Respondió el capitán Capron. –Sin duda se trata de las modernas piezas Krupp de 75mm españolas. Tienen un órgano elástico por lo que, disparan mucho más rápido que nosotros. Además, al emplear pólvora sin humo son muy difíciles de detectar.
-¡General Lawton! –Grito un oficial que llegaba al galope. –Mi general, las divisiones 1 y 3 se han desmoronado en San Juan, las fuerzas españolas avanzan por la manigua y se dirigen hacia aquí para atraparle por el flanco. El general Shafter le ordena que cese el ataque y se retire de forma organizada hacia Sevilla.
-¡¿Desmoronado?! ¿Qué ha ocurrido?
-Los españoles tenían más de mil hombres en esa colina y contaban con varios cañones y una docena de ametralladoras. Fue una matanza, y aun empeoro más cuando les llegaron varios batallones de refuerzo. Para cuando cargaron todos, colina abajo, en compañía de un millar de jinetes, nuestro ejército ya había cedido y huía en desbandada.
-De acuerdo entonces… regrese junto a Shafter y comuníquele que me retirare ordenadamente hacia Sevilla. –Y volviéndose hacia uno de sus propios hombres.
-Ordenes para Bates, que rompa el contacto y se desplace a una posición a 500 metros al sureste de aquí para cubrir nuestro flanco.
Vosotros. –Volviéndose hacia otros tres mensajeros. –Comunicad a Miles, Ludlow, y Chaffe cual es la situación, decidles que deben retroceder ordenadamente. Miles debe dirigirse de inmediato y a marchas forzadas a Sevilla para asegurar nuestra posición, que Ludlow y Chaffe sostengan el frente mientras tanto, deben organizar la retirada de los heridos. Debemos evitar la desbandada a toda costa.
Reúne a los artilleros, y a todos los hombres que no estén empeñados en la batalla, que formen una línea a nuestra espalda, si alguien huye servirá para frenarles y reorganizar nuestras filas. ¡Rápido, se nos acaba el tiempo!
Poco después las fuerzas norteamericanas dejaron de atacar, e iniciaron la retirada, movimiento que no dejo de ser advertido por las fuerzas españolas.
-Las fuerzas enemigas retroceden, mi general. –Estaba comunicando el coronel Puñet al general Vara del Rey que, minutos antes había resultado herido.
-De acuerdo coronel Puñet, al enemigo que huye puente de plata, que la artillería continúe disparando, pero permite a la infantería un descanso. Ocúpese también de retirar muertos y heridos y que los hombres se alimenten y beban. –Respondió el atribulado general, uno de cuyos hijos había muerto en la defensa de la colina.
Deme un recuento de bajas en cuanto sea posible, y envía algunos tiradores en descubierta para evitar que nos sorprendan, y si es necesario, para rescatar a los enemigos heridos que hayan quedado en el campo.
-Si mi general. –Respondió Puñet que se apresuró a cumplir sus órdenes, regresando al cabo de unos minutos.
-Mi general, el traslado de heridos a retaguardia ya ha sido organizado, y los tiradores enviados en descubierta informan que la retirada enemiga es total. Hay gran cantidad de armas y equipos abandonados en la manigua, y ya han contactado con fuerzas de los Lanceros del Rey en nuestro flanco. Parece que el contraataque del general Weyler fue fulgurante y supuso una derrota completa.
-Gracias coronel, quedas al mando. –Dijo el general haciendo caso por fin a los médicos que trataban sus heridas, y permitiendo su traslado a retaguardia.
Unos minutos antes, Lawton había observado como las fuerzas españolas recibían refuerzos en forma de dos unidades de caballería que desmontaron y se sumaron a la defensa, mientras a su espalda los artilleros emplazaban dos nuevos cañones que pronto empezaron a hacer fuego sobre ellos destrozando con sus primeros disparos la batería de Capron. Aun peor, con ellos habían traído dos ametralladoras que empezaron a regar las posiciones de la brigada de Ludlow causando muchas bajas, acompañadas de los disparos de las carabinas máuser de la caballería desmontada. Por suerte poco después tanto las ametralladoras como los cañones concentraron su fuego sobre los cubanos situados a retaguardia de sus tropas causando gran mortandad entre ellos.
-Esto no me gusta nada. –Dijo al capitán de artillería Capron. –Llevamos 7 horas de combates, con 8 piezas españolas regando de fuego nuestras posiciones, y ha bastado la llegada de esos dos cañones para destrozar nuestras baterías.
-Mi general. –Respondió el capitán Capron. –Sin duda se trata de las modernas piezas Krupp de 75mm españolas. Tienen un órgano elástico por lo que, disparan mucho más rápido que nosotros. Además, al emplear pólvora sin humo son muy difíciles de detectar.
-¡General Lawton! –Grito un oficial que llegaba al galope. –Mi general, las divisiones 1 y 3 se han desmoronado en San Juan, las fuerzas españolas avanzan por la manigua y se dirigen hacia aquí para atraparle por el flanco. El general Shafter le ordena que cese el ataque y se retire de forma organizada hacia Sevilla.
-¡¿Desmoronado?! ¿Qué ha ocurrido?
-Los españoles tenían más de mil hombres en esa colina y contaban con varios cañones y una docena de ametralladoras. Fue una matanza, y aun empeoro más cuando les llegaron varios batallones de refuerzo. Para cuando cargaron todos, colina abajo, en compañía de un millar de jinetes, nuestro ejército ya había cedido y huía en desbandada.
-De acuerdo entonces… regrese junto a Shafter y comuníquele que me retirare ordenadamente hacia Sevilla. –Y volviéndose hacia uno de sus propios hombres.
-Ordenes para Bates, que rompa el contacto y se desplace a una posición a 500 metros al sureste de aquí para cubrir nuestro flanco.
Vosotros. –Volviéndose hacia otros tres mensajeros. –Comunicad a Miles, Ludlow, y Chaffe cual es la situación, decidles que deben retroceder ordenadamente. Miles debe dirigirse de inmediato y a marchas forzadas a Sevilla para asegurar nuestra posición, que Ludlow y Chaffe sostengan el frente mientras tanto, deben organizar la retirada de los heridos. Debemos evitar la desbandada a toda costa.
Reúne a los artilleros, y a todos los hombres que no estén empeñados en la batalla, que formen una línea a nuestra espalda, si alguien huye servirá para frenarles y reorganizar nuestras filas. ¡Rápido, se nos acaba el tiempo!
Poco después las fuerzas norteamericanas dejaron de atacar, e iniciaron la retirada, movimiento que no dejo de ser advertido por las fuerzas españolas.
-Las fuerzas enemigas retroceden, mi general. –Estaba comunicando el coronel Puñet al general Vara del Rey que, minutos antes había resultado herido.
-De acuerdo coronel Puñet, al enemigo que huye puente de plata, que la artillería continúe disparando, pero permite a la infantería un descanso. Ocúpese también de retirar muertos y heridos y que los hombres se alimenten y beban. –Respondió el atribulado general, uno de cuyos hijos había muerto en la defensa de la colina.
Deme un recuento de bajas en cuanto sea posible, y envía algunos tiradores en descubierta para evitar que nos sorprendan, y si es necesario, para rescatar a los enemigos heridos que hayan quedado en el campo.
-Si mi general. –Respondió Puñet que se apresuró a cumplir sus órdenes, regresando al cabo de unos minutos.
-Mi general, el traslado de heridos a retaguardia ya ha sido organizado, y los tiradores enviados en descubierta informan que la retirada enemiga es total. Hay gran cantidad de armas y equipos abandonados en la manigua, y ya han contactado con fuerzas de los Lanceros del Rey en nuestro flanco. Parece que el contraataque del general Weyler fue fulgurante y supuso una derrota completa.
-Gracias coronel, quedas al mando. –Dijo el general haciendo caso por fin a los médicos que trataban sus heridas, y permitiendo su traslado a retaguardia.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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me lo estoi pasando ...
unas cosillas, creo que mas atras se te ha colado cervera como mando de la escuadra
sobre comunicaciones, y los heliografos?
cortaras el cable submarino que une cuba con haiti?
punto de ataque?
KEy west y norfolk?
unas cosillas, creo que mas atras se te ha colado cervera como mando de la escuadra
sobre comunicaciones, y los heliografos?
cortaras el cable submarino que une cuba con haiti?
punto de ataque?
KEy west y norfolk?
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¿Donde?
No cortare nada
¿Por qué razones Key West y Norfolk?
No cortare nada
¿Por qué razones Key West y Norfolk?
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¿Donde?
aqui:
HALLIFAX, Canadá, 9 de junio de 1898
Los miembros de la embajada española en Washington que, desde que empezara al guerra, actuaban como agentes en Canadá, se habían arriesgado demasiado advirtiendo a Cervera del intento norteamericano de hundir un buque en la entrada de Santiago para bloquearle. Debido a esto, habían sido descubiertos por los agentes norteamericanos, cuyo gobierno protesto ante el gobierno ingles, obligando a España a retirarles de Canadá.
No cortare nada
entonces tanto shafter como sampson podran recibir ordenes e informacion casi en tiempo real desde usa.
¿Por qué razones Key West y Norfolk?
presupongo que el plan ideado por camara sera un plan para dañar a la navy y hacer eso con un ataque anfibio solo se podria hacer atacando sus bases, conste que no conozco bien el estado de los astilleros americanos en esa epoca pero presupongo que norfolk seria importante y Key west era su base avanzada. Iba a decir nueva york pues atacar KEy west podria ser mas arriesgado porque podrian descubrir a la flota antes de llegar. Pero bueno ya esta dicho
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Ucronia España vs EE.UU., Duelo de aguilas
Corregido, gracias
Depende, recordemos que el general Melguizo esta avanzando con importantes fuerzas hacia Guantánamo, si logra ocupar de nuevo la bahía, se acabo esa comunicación yankee.
No, y 33%... o mejoras o quedas sin aparecer.
Depende, recordemos que el general Melguizo esta avanzando con importantes fuerzas hacia Guantánamo, si logra ocupar de nuevo la bahía, se acabo esa comunicación yankee.
No, y 33%... o mejoras o quedas sin aparecer.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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Depende, recordemos que el general Melguizo esta avanzando con importantes fuerzas hacia Guantánamo, si logra ocupar de nuevo la bahía, se acabo esa comunicación yankee.
yo es que prefiero pajaro en mano. siempre se podra arreglar si guantanamo es retomado, pero de mientras...
No, y 33%... o mejoras o quedas sin aparecer.
bueno parece que acierto mas que la artilelria en esa epoca jajaja.
alguna pista sobre el acierto o lo que sea?
- Luis M. García
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Bueeeeno, pues ha sido una regular carnicería....
Por cierto que hay unos cuantos Yonquis, aparte del menda, quiero decir...
Peeero, ha escrito vuecencia " el V ejército..." Yo creía que los ejércitos no se denominaban con números romanos, o quizá quería decir el V Cuerpo?
Una última pregunta: En la realidad subestimaban el valor combativo de los españoles de esa manera que describes? O es una licencia literaria?
Saludos.
Por cierto que hay unos cuantos Yonquis, aparte del menda, quiero decir...
Peeero, ha escrito vuecencia " el V ejército..." Yo creía que los ejércitos no se denominaban con números romanos, o quizá quería decir el V Cuerpo?
Una última pregunta: En la realidad subestimaban el valor combativo de los españoles de esa manera que describes? O es una licencia literaria?
Saludos.
Qué gran vasallo, si hubiese buen señor...
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ventura escribió:yo es que prefiero pajaro en mano. siempre se podra arreglar si guantanamo es retomado, pero de mientras...
Igual cuento con esa comunicación...
bueno parece que acierto mas que la artilelria en esa epoca jajaja.
alguna pista sobre el acierto o lo que sea?
De momento sin pistas
Luis M. García escribió:Bueeeeno, pues ha sido una regular carnicería....
De regular nada, para la entidad de las fuerzas enfrentadas, ha sido una matanza
Por cierto que hay unos cuantos Yonquis, aparte del menda, quiero decir...
Solo uno se quejo de la dosis...
Peeero, ha escrito vuecencia " el V ejército..." Yo creía que los ejércitos no se denominaban con números romanos, o quizá quería decir el V Cuerpo?
Por esas menudencias no de Vd la lata ¿Se da cuenta del trabajo que tiene esto?
Una última pregunta: En la realidad subestimaban el valor combativo de los españoles de esa manera que describes? O es una licencia literaria?
Saludos.
Bastante real.
El capitán Webster, comento que después de la resistencia de El Caney ya no se darían más comentarios despectivos sobre los españoles, señal de que, existieron. Tal vez por racismo, o tal vez porque hasta ese momento, los españoles siempre se habían retirado tras el primer contacto, sin presentar seria resistencia en ninguna ocasión. Posiblemente, por una mezcla de ambas.
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Igual cuento con esa comunicación...
tambien lo he pensado, en tal caso me decantaria por algo mas al norte, boston y NY por ejemplo. Dos sitios estrategicos y que no peuden dejar de acudir a defenderlos de cara a la opinion publica . ( en todo caso no em refiero a las ciudades en si si no a las bases navales.
y que dividan sus fuerzas . Y luego....
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PUESTO DE MANDO WEYLER, cerca de Santiago de Cuba 05:30 del 2 de julio de 1898
Poco después de acabar la batalla del día anterior, las fuerzas españolas se habían dejado caer en la sombra buscando un poco de aire fresco que, les permitiese recuperar el aliento. Tan solo la llegada de fuerzas de refresco le permitió un breve descanso, sin duda mientras mucho más lejos los norteamericanos hacían otro tanto.
Esa misma noche, el general Weyler se reuniría con su estado mayor.
-El campo de batalla es nuestro. –Estaba diciendo el general Arolas. –El contrataque avanzo casi un kilómetro antes de detenerse para reorganizar las fuerzas. Estamos patrullando la zona y capturando rezagados, además nos estamos apoderando de un importante material de campaña, tanto equipos, como alimentos, medicinas, armas y municiones.
-De acuerdo Arolas, quiero la lista mañana. –Respondió Weyler para a continuación dirigirse a Toral. –Quiero que esos prisioneros sean tratados conforme a las convenciones de la guerra. Permitidles quedarse sus enseres personales pero el resto deben entregarlo todo, y en cuanto sea posible quiero una lista nominal de los prisioneros y su estado para comunicárselo al enemigo.
-Por supuesto general Weyler. Ya tenemos al 19º tercio de la guardia civil ocupándose de ellos.
-Gracias, ¿nuestras bajas?
-124 muertos y 203 heridos en El Caney, y 147 muertos y 121 heridos en San Juan, muchos de ellos víctimas de las ametralladoras durante la carga final. Las bajas enemigas han sido superiores. 156 muertos en El Caney y 198 en San Juan que hayamos contado, según el primer recuento también hemos capturado 134 prisioneros, la mayoría heridos. Las bajas mambises, probablemente superan los 200.
-De acuerdo, impartí ordenes al general Melguizo para que continuase con las operaciones contra Guantanamo, pero esperamos refuerzos procedentes de Manzanillo y Holguín. ¿Qué sabemos de la brigada de Escario?
-Según los informes recibidos hoy debería estar en San Luis, a un día de camino. –Le respondió el gobernador militar de Santiago, José Toral.
¿Y de Coca?
Trae una brigada desde Holguín con unos 4.000 hombres de los regimientos Simancas, Aragón, Principado, dos batallones de voluntarios y el 2º de infantería de marina. Además de media batería del 4º de montaña, una sección de zapadores y un escuadrón de caballería del Hernán Cortes. Llegara pasado mañana, o a lo sumo dentro de tres días.
-Magnifico, con los hombres que traigan relevaremos a nuestras agotadas fuerzas, bien se han ganado un merecido descanso. Que nuestros hombres lo aprovechen, dentro de unos 10 días también habrán de llegar las fuerzas de Ernesto de Aguirre desde Villa Clara. 5 batallones de infantería y cazadores, los dos batallones de extranjeros, reforzados por un escuadrón de caballería y 3 secciones de artillería de montaña. Además traerán 8 ametralladoras de 7mm y el tren de sitio, con 10 morteros Mata de 15cm, 4 de 21cm, y 4 de 9cm, 6 obuses Mata de 150, 8 obuses Plasencia de 21cm, 4 cañones Verdes Montenegro de 15cm, y 12 Plasencia de 12cm y abundante munición. Cuando tengamos esas fuerzas, destrozaremos a Shafter.
-Una artillería muy poderosa mi general. –dijo asombrado el coronel Ordoñez.
-Sin duda. La posibilidad del conflicto con los norteamericanos era patente desde mi llegada, y por eso hice cuanto pude para reunir esa artillería. Cuando llegue el momento, coronel Ordoñez, espero que usted se haya recuperado de sus heridas para dirigirla.
-Hare cuanto este en mi mano mi general. –Respondió Ordoñez que, en los últimos compases de la batalla, había resultado herido en el brazo por un tirador, posiblemente cubano. A pesar de ello se sobrepuso a sus heridas y continúo dirigiendo el fuego. –La bala solo tocó musculo, así que allí espero estar. –Explicó.
-Muy bien, caballeros, no nos engañemos, la guerra no ha hecho más que empezar, hemos logrado una primera victoria que ha elevado nuestra moral y ha dañado la del enemigo. Según los prisioneros, la fiebre amarilla empieza a causar estragos entre sus filas. Esperemos que no logren refuerzos antes de que lancemos la ofensiva general.
Para entonces, espero que nuestras fuerzas hayan mejorado la salubridad de las posiciones avanzadas. Si evitamos que las fiebres se ceben en nuestros hombres tendremos una oportunidad.
Poco después de acabar la batalla del día anterior, las fuerzas españolas se habían dejado caer en la sombra buscando un poco de aire fresco que, les permitiese recuperar el aliento. Tan solo la llegada de fuerzas de refresco le permitió un breve descanso, sin duda mientras mucho más lejos los norteamericanos hacían otro tanto.
Esa misma noche, el general Weyler se reuniría con su estado mayor.
-El campo de batalla es nuestro. –Estaba diciendo el general Arolas. –El contrataque avanzo casi un kilómetro antes de detenerse para reorganizar las fuerzas. Estamos patrullando la zona y capturando rezagados, además nos estamos apoderando de un importante material de campaña, tanto equipos, como alimentos, medicinas, armas y municiones.
-De acuerdo Arolas, quiero la lista mañana. –Respondió Weyler para a continuación dirigirse a Toral. –Quiero que esos prisioneros sean tratados conforme a las convenciones de la guerra. Permitidles quedarse sus enseres personales pero el resto deben entregarlo todo, y en cuanto sea posible quiero una lista nominal de los prisioneros y su estado para comunicárselo al enemigo.
-Por supuesto general Weyler. Ya tenemos al 19º tercio de la guardia civil ocupándose de ellos.
-Gracias, ¿nuestras bajas?
-124 muertos y 203 heridos en El Caney, y 147 muertos y 121 heridos en San Juan, muchos de ellos víctimas de las ametralladoras durante la carga final. Las bajas enemigas han sido superiores. 156 muertos en El Caney y 198 en San Juan que hayamos contado, según el primer recuento también hemos capturado 134 prisioneros, la mayoría heridos. Las bajas mambises, probablemente superan los 200.
-De acuerdo, impartí ordenes al general Melguizo para que continuase con las operaciones contra Guantanamo, pero esperamos refuerzos procedentes de Manzanillo y Holguín. ¿Qué sabemos de la brigada de Escario?
-Según los informes recibidos hoy debería estar en San Luis, a un día de camino. –Le respondió el gobernador militar de Santiago, José Toral.
¿Y de Coca?
Trae una brigada desde Holguín con unos 4.000 hombres de los regimientos Simancas, Aragón, Principado, dos batallones de voluntarios y el 2º de infantería de marina. Además de media batería del 4º de montaña, una sección de zapadores y un escuadrón de caballería del Hernán Cortes. Llegara pasado mañana, o a lo sumo dentro de tres días.
-Magnifico, con los hombres que traigan relevaremos a nuestras agotadas fuerzas, bien se han ganado un merecido descanso. Que nuestros hombres lo aprovechen, dentro de unos 10 días también habrán de llegar las fuerzas de Ernesto de Aguirre desde Villa Clara. 5 batallones de infantería y cazadores, los dos batallones de extranjeros, reforzados por un escuadrón de caballería y 3 secciones de artillería de montaña. Además traerán 8 ametralladoras de 7mm y el tren de sitio, con 10 morteros Mata de 15cm, 4 de 21cm, y 4 de 9cm, 6 obuses Mata de 150, 8 obuses Plasencia de 21cm, 4 cañones Verdes Montenegro de 15cm, y 12 Plasencia de 12cm y abundante munición. Cuando tengamos esas fuerzas, destrozaremos a Shafter.
-Una artillería muy poderosa mi general. –dijo asombrado el coronel Ordoñez.
-Sin duda. La posibilidad del conflicto con los norteamericanos era patente desde mi llegada, y por eso hice cuanto pude para reunir esa artillería. Cuando llegue el momento, coronel Ordoñez, espero que usted se haya recuperado de sus heridas para dirigirla.
-Hare cuanto este en mi mano mi general. –Respondió Ordoñez que, en los últimos compases de la batalla, había resultado herido en el brazo por un tirador, posiblemente cubano. A pesar de ello se sobrepuso a sus heridas y continúo dirigiendo el fuego. –La bala solo tocó musculo, así que allí espero estar. –Explicó.
-Muy bien, caballeros, no nos engañemos, la guerra no ha hecho más que empezar, hemos logrado una primera victoria que ha elevado nuestra moral y ha dañado la del enemigo. Según los prisioneros, la fiebre amarilla empieza a causar estragos entre sus filas. Esperemos que no logren refuerzos antes de que lancemos la ofensiva general.
Para entonces, espero que nuestras fuerzas hayan mejorado la salubridad de las posiciones avanzadas. Si evitamos que las fiebres se ceben en nuestros hombres tendremos una oportunidad.
Última edición por Gaspacher el 19 Abr 2013, 14:05, editado 1 vez en total.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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