Ucronia España vs EE.UU., Duelo de aguilas
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Ucronia España vs EE.UU., Duelo de aguilas
Como decís algunos también creo que el convoy lo tiene crudo , ademas de tener que decidir que hacer ( dejar a los barcos tocados , hundirlos o protegerlos ) tiene una flota bastante importante y sin entrar en combate los acorazados y cruceros de batalla pueden tentar a los escoltas y los destructores tratar de machacar a los cargueros , ya hay un episodios en la ucronia de acoso a los escoltas intentando separarlos de los cargueros ( creo que en la de 1898 )y con el añadido del gloriosos , tendremos ya listas algunas bombas de aviación .
lo que nos estamos dejando en el tintero son las cargas de profundidad desde aviones ya en 1917 2 aviones británicos averiaron al submarino UC-16 de Georg Reimarus que lo detectaron en inmersión cuando navegaba a poca profundidad, teniendo que abortar su misión y regresar a Zeebrugge.
y los morteros que estábamos diseñando creo que algo ayudarían en la ofensiva .
un saludo .
PD: a la espera de noticias seguiremos con las uñas
lo que nos estamos dejando en el tintero son las cargas de profundidad desde aviones ya en 1917 2 aviones británicos averiaron al submarino UC-16 de Georg Reimarus que lo detectaron en inmersión cuando navegaba a poca profundidad, teniendo que abortar su misión y regresar a Zeebrugge.
y los morteros que estábamos diseñando creo que algo ayudarían en la ofensiva .
un saludo .
PD: a la espera de noticias seguiremos con las uñas
Año de Rojos , año de hambre , peste y piojos
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Ucronia España vs EE.UU., Duelo de aguilas
OPERACIÓN CIMITARRA III/II, 9 de octubre
El sargento Gabella tenía pegado a la cola de su Hispano Aviación un Sopwith Camel que lo acosaba disparando sin cesar, aunque aún eran pequeñas ráfagas más destinadas a mantenerlo nervioso que a derribarlo. Dispuesto a despegarse de su enemigo dio un brusco quiebro a la izquierda que su enemigo siguió con decisión. El Camel era sin embargo un avión ligeramente menos maniobrable que el pequeño caza hispano, de forma que su radio de giro fue superior al del HA desplazándose hacia el exterior del giro. Con todo unos segundos después del giro el avión enemigo volvía a estar pegado a su cola, atrás y a la derecha. Un nuevo giro igual de brusco pero a la derecha siguió al primer giro sin solución de continuidad, obligando al piloto enemigo a reaccionar en consonancia, e incluso un tercer giro de nuevo a la izquierda siguió a este, por lo que cada vez el piloto británico se desplazaba más hacia el exterior.
Por desgracia para el piloto enemigo su radio de giro era superior al del pequeño aeroplano español, de forma que con cada uno de los tres giros su avión fue cayendo hacia el exterior del giro de forma que cuando el HS giro por cuarta vez a la derecha había quedado desplazado de la línea seguida por el caza español y aún estaba en medio de su tercer giro. Ahora se iba a cruzar con la trayectoria del HA a la misma altura. Cierto era que los manuales de ataque recomendaban colocarse a la espalda y arriba del objetivo antes de atacarlo, pero el sargento Gabella era un pastor y experto cazador de Zamora que por azares de la vida había acabado convertido en uno de los pilotos del ejército. Él sabía que disparar a la perdiz o la liebre desde atrás o delante facilitaba la tarea, pero que los buenos cazadores como él eran capaces de apuntar de lado disparando al lugar que su presa ocuparía un segundo después para cazarla. La ametralladora del HS-18 de Gabella tableteo con fuerza dos segundos antes de que el Camel enemigo cruzase frente a él, pudiendo verse con claridad como los proyectiles lo alcanzaban y el aparato se desplomaba segundos más tarde. El capitán Rory Brown había muerto en acción.
A lo largo de todo el frente se repetiría la misma táctica. Los aviones españoles volaron durante la noche para atacar al amanecer, cuando los aviones trataban de despegar y eran vulnerables, e incluso para ametrallarlos en tierra, destruyéndolos antes de que supusiesen un peligro. Gracias a ello ese mediodía el balance de fuerzas había dado un giro de 180º y los aviones españoles superaban en 2 a 1 a los de la Entente. Gabella que encaraba su cuarto año de guerra había tenido unos inicios poco prometedores, pero en los últimos meses había descollado y acumulaba ya 37 derribos en su haber, la mayor parte de ellos en las ofensivas de ese verano cuando tuvieron que defenderse con uñas y dientes.
A media mañana las fuerzas españolas habían logrado ocupar la primera línea enemiga en una extensión de casi 140km, mientras la artillería disparaba con insistencia sobre la segunda y tercera líneas enemigas. Tan solo en algunos lugares continuaban los combates, pues varios de los batallones enemigos habían logrado afianzarse en el terreno quedando rodeados por el impulso inicial de sus fuerzas. Era pues necesario suprimir esos núcleos de resistencia, pero el general Borja no estaba dispuesto a desperdiciar tropas en ataques frontales, por lo que decidió utilizar la artillería para arrasar esos núcleos de resistencia, solicitando la participación de los grupos aéreos cuando esto no fuese posible por su peligrosidad. También otras armas como las granadas, morteros, y lanzallamas tendrían gran utilidad en esta peligrosa tarea.
El capitán Hidalgo Cisneros volaba su ASAC-2 en la zona de Chapelle Saint Joseph, al sur de Mendiondua, dispuesto a suprimir uno de los puntos fuertes del enemigo. No tardo en divisar la red de trincheras en la que este enemigo se había hecho fuerte, y desde la que disparaba con saña contra los soldados que trataban de rendirlos. Un simple movimiento de la mano basto para cargar las ametralladoras, lanzándose a continuación en un picado sobre las posiciones enemigas. El tableteo de las ametralladoras obligo entonces al enemigo a mirar hacia los cielos para ver como el avión español se acercaba hasta unas decenas de metros disparando sin cesar, lanzando varias pequeñas bombas al remontar altura poco después. Era el conocido como vuelo a la española, un vuelo de apoyo cercano a tierra ensayado por primera vez en los alrededores de Melilla un lustro atrás, en el que los aviones se aproximaban todo lo posible a las fuerzas a atacar, dando una pasada tras otra mientras les quedase munición.
……………………………………………………………………
El alférez Manzano ordeno a sus hombres que colocasen el lanzallamas Biosca en posición, mientras tres soldados empleaban sus naranjeros para cubrir la maniobra. Este lanzallamas era pesado y precisaba de varios soldados para manejarlo, pero como pudieron comprobar sus enemigos era un arma eficaz y terrorífica que lanzaba una lengua de fuego a una distancia considerable. Por ello durante las dos horas siguientes los tres lanzallamas bajo su mando ejercerían una labor considerable con vistas a erradicar el punto de resistencia enemigo. Los nidos de ametralladoras ardieron y los soldados enemigos se vieron obligados a huir, en ocasiones envueltos en llamas. Sin duda fueron determinantes para que aquella posición cayese unas horas después.
……………………………………………………………………
El sargento Cifuentes se cubría como podía en la que era uno de los ramales de la trinchera enemiga que acababan de ocupar en una colina sin nombre en el mapa en la que tan solo aparecían los números que indicaban su altura, 356 metros. Parecía mentira el interés que el enemigo demostraba por aquella cota, por lo que sabía no se habían lanzado contraataques enemigos en el resto del frente, pero a ellos era ya le tercera vez que les atacaban. En fin… no había más remedio que apretar los dientes mientras disparaba cargador tras cargador con su Mondragón, sobre las fuerzas que se lanzaban sobre ellos. El enemigo que según parecía aún no había adoptado las modernas tácticas de asalto que el resto de contendientes habían desarrollado, insistía en costosos asaltos frontales que dejaban el campo cubierto de muertos y heridos. Era simplemente una estupidez, y los cuerpos de cientos de soldados que cubrían el campo tras ser destrozadas las oleadas de infantería daban cuenta de ello. Una vez más como tantas otras, cargo su fusil y vacío el cargador sobre los asaltantes que cayeron como bolos, víctimas de los numerosos naranjeros y fusiles Mondragón que tanto en su versión semiautomática como en la automática hacían fuego sobre las fuerzas de asalto.
……………………………………………………………………
El general de artillería Merino tenía el mando de la artillería destinada a apoyar el la operación Cimitarra. Hasta ese momento estaba bastante contento con el desempeño de su artillería. Habían disparado más de un millón de proyectiles sobre las posiciones enemigas, especialmente sobre su línea de combate y su línea de reserva, cuyas fuerzas sin duda habían sufrido un duro golpe, y el bombardeo continuaba con decisión abortando los contragolpes enemigos. Era sin embargo hora de racionar su artillería y empezar el traslado a los emplazamientos alternativos.
……………………………………………………………………
Decenas de trenes se alineaban en los alrededores de la moderna estación del Norte de Valencia, empleando para ello cuantas vías muertas había disponibles en la zona. A su alrededor se movían decenas de ferroviarios, jefes de estación a guardagujas, ayudados por un pequeño ejército de revisores y trabajadores que se coordinaban como si debiesen componer una pequeña coral. Pronto miles de hombres empezaron a afluir a la estación. Embarcar a las tropas era realmente un trabajo sencillo, el verdadero problema llego cuando hubo que embarcar artillería y equipos. Esa era la razón de la gran cantidad de trabajadores que la Compañía del Norte había enviado a Valencia, e incluso así fue necesaria la participación de otras Empresas de ferrocarriles. Al fin y al cabo todo esfuerzo organizativo era poco si se quería trasladar a los casi 85.000 hombres del ejército de Maniobra de Levante a las vascongadas en unos pocos días.
Uno de los soldados que estaban a punto de embarcar era el antiguo preso del penal de San Miguel y de los Reyes, Anastasio, generalmente llamado simplemente Tasio o "Cadenas". Uno de los muchos presos liberados a cambio del servicio de armas de la última tanda de llamados a filas. Esta necesidad de rebañar tropas de allá donde pudiesen encontrarse no era sino la constatación de los apuros que pasaba España en todos los sentidos, agotada por los largos años de conflicto.
Nota; En el siguiente enlace pueden verse bastantes fotografías antiguas de Valencia, entre ellas una de los reos de San Miguel y de los Reyes haciendo gimnasia en el patio del antiguo convento de dicho nombre reconvertido en penal
http://valenciablancoynegro.blogspot.co ... chive.html
El sargento Gabella tenía pegado a la cola de su Hispano Aviación un Sopwith Camel que lo acosaba disparando sin cesar, aunque aún eran pequeñas ráfagas más destinadas a mantenerlo nervioso que a derribarlo. Dispuesto a despegarse de su enemigo dio un brusco quiebro a la izquierda que su enemigo siguió con decisión. El Camel era sin embargo un avión ligeramente menos maniobrable que el pequeño caza hispano, de forma que su radio de giro fue superior al del HA desplazándose hacia el exterior del giro. Con todo unos segundos después del giro el avión enemigo volvía a estar pegado a su cola, atrás y a la derecha. Un nuevo giro igual de brusco pero a la derecha siguió al primer giro sin solución de continuidad, obligando al piloto enemigo a reaccionar en consonancia, e incluso un tercer giro de nuevo a la izquierda siguió a este, por lo que cada vez el piloto británico se desplazaba más hacia el exterior.
Por desgracia para el piloto enemigo su radio de giro era superior al del pequeño aeroplano español, de forma que con cada uno de los tres giros su avión fue cayendo hacia el exterior del giro de forma que cuando el HS giro por cuarta vez a la derecha había quedado desplazado de la línea seguida por el caza español y aún estaba en medio de su tercer giro. Ahora se iba a cruzar con la trayectoria del HA a la misma altura. Cierto era que los manuales de ataque recomendaban colocarse a la espalda y arriba del objetivo antes de atacarlo, pero el sargento Gabella era un pastor y experto cazador de Zamora que por azares de la vida había acabado convertido en uno de los pilotos del ejército. Él sabía que disparar a la perdiz o la liebre desde atrás o delante facilitaba la tarea, pero que los buenos cazadores como él eran capaces de apuntar de lado disparando al lugar que su presa ocuparía un segundo después para cazarla. La ametralladora del HS-18 de Gabella tableteo con fuerza dos segundos antes de que el Camel enemigo cruzase frente a él, pudiendo verse con claridad como los proyectiles lo alcanzaban y el aparato se desplomaba segundos más tarde. El capitán Rory Brown había muerto en acción.
A lo largo de todo el frente se repetiría la misma táctica. Los aviones españoles volaron durante la noche para atacar al amanecer, cuando los aviones trataban de despegar y eran vulnerables, e incluso para ametrallarlos en tierra, destruyéndolos antes de que supusiesen un peligro. Gracias a ello ese mediodía el balance de fuerzas había dado un giro de 180º y los aviones españoles superaban en 2 a 1 a los de la Entente. Gabella que encaraba su cuarto año de guerra había tenido unos inicios poco prometedores, pero en los últimos meses había descollado y acumulaba ya 37 derribos en su haber, la mayor parte de ellos en las ofensivas de ese verano cuando tuvieron que defenderse con uñas y dientes.
A media mañana las fuerzas españolas habían logrado ocupar la primera línea enemiga en una extensión de casi 140km, mientras la artillería disparaba con insistencia sobre la segunda y tercera líneas enemigas. Tan solo en algunos lugares continuaban los combates, pues varios de los batallones enemigos habían logrado afianzarse en el terreno quedando rodeados por el impulso inicial de sus fuerzas. Era pues necesario suprimir esos núcleos de resistencia, pero el general Borja no estaba dispuesto a desperdiciar tropas en ataques frontales, por lo que decidió utilizar la artillería para arrasar esos núcleos de resistencia, solicitando la participación de los grupos aéreos cuando esto no fuese posible por su peligrosidad. También otras armas como las granadas, morteros, y lanzallamas tendrían gran utilidad en esta peligrosa tarea.
El capitán Hidalgo Cisneros volaba su ASAC-2 en la zona de Chapelle Saint Joseph, al sur de Mendiondua, dispuesto a suprimir uno de los puntos fuertes del enemigo. No tardo en divisar la red de trincheras en la que este enemigo se había hecho fuerte, y desde la que disparaba con saña contra los soldados que trataban de rendirlos. Un simple movimiento de la mano basto para cargar las ametralladoras, lanzándose a continuación en un picado sobre las posiciones enemigas. El tableteo de las ametralladoras obligo entonces al enemigo a mirar hacia los cielos para ver como el avión español se acercaba hasta unas decenas de metros disparando sin cesar, lanzando varias pequeñas bombas al remontar altura poco después. Era el conocido como vuelo a la española, un vuelo de apoyo cercano a tierra ensayado por primera vez en los alrededores de Melilla un lustro atrás, en el que los aviones se aproximaban todo lo posible a las fuerzas a atacar, dando una pasada tras otra mientras les quedase munición.
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El alférez Manzano ordeno a sus hombres que colocasen el lanzallamas Biosca en posición, mientras tres soldados empleaban sus naranjeros para cubrir la maniobra. Este lanzallamas era pesado y precisaba de varios soldados para manejarlo, pero como pudieron comprobar sus enemigos era un arma eficaz y terrorífica que lanzaba una lengua de fuego a una distancia considerable. Por ello durante las dos horas siguientes los tres lanzallamas bajo su mando ejercerían una labor considerable con vistas a erradicar el punto de resistencia enemigo. Los nidos de ametralladoras ardieron y los soldados enemigos se vieron obligados a huir, en ocasiones envueltos en llamas. Sin duda fueron determinantes para que aquella posición cayese unas horas después.
……………………………………………………………………
El sargento Cifuentes se cubría como podía en la que era uno de los ramales de la trinchera enemiga que acababan de ocupar en una colina sin nombre en el mapa en la que tan solo aparecían los números que indicaban su altura, 356 metros. Parecía mentira el interés que el enemigo demostraba por aquella cota, por lo que sabía no se habían lanzado contraataques enemigos en el resto del frente, pero a ellos era ya le tercera vez que les atacaban. En fin… no había más remedio que apretar los dientes mientras disparaba cargador tras cargador con su Mondragón, sobre las fuerzas que se lanzaban sobre ellos. El enemigo que según parecía aún no había adoptado las modernas tácticas de asalto que el resto de contendientes habían desarrollado, insistía en costosos asaltos frontales que dejaban el campo cubierto de muertos y heridos. Era simplemente una estupidez, y los cuerpos de cientos de soldados que cubrían el campo tras ser destrozadas las oleadas de infantería daban cuenta de ello. Una vez más como tantas otras, cargo su fusil y vacío el cargador sobre los asaltantes que cayeron como bolos, víctimas de los numerosos naranjeros y fusiles Mondragón que tanto en su versión semiautomática como en la automática hacían fuego sobre las fuerzas de asalto.
……………………………………………………………………
El general de artillería Merino tenía el mando de la artillería destinada a apoyar el la operación Cimitarra. Hasta ese momento estaba bastante contento con el desempeño de su artillería. Habían disparado más de un millón de proyectiles sobre las posiciones enemigas, especialmente sobre su línea de combate y su línea de reserva, cuyas fuerzas sin duda habían sufrido un duro golpe, y el bombardeo continuaba con decisión abortando los contragolpes enemigos. Era sin embargo hora de racionar su artillería y empezar el traslado a los emplazamientos alternativos.
……………………………………………………………………
Decenas de trenes se alineaban en los alrededores de la moderna estación del Norte de Valencia, empleando para ello cuantas vías muertas había disponibles en la zona. A su alrededor se movían decenas de ferroviarios, jefes de estación a guardagujas, ayudados por un pequeño ejército de revisores y trabajadores que se coordinaban como si debiesen componer una pequeña coral. Pronto miles de hombres empezaron a afluir a la estación. Embarcar a las tropas era realmente un trabajo sencillo, el verdadero problema llego cuando hubo que embarcar artillería y equipos. Esa era la razón de la gran cantidad de trabajadores que la Compañía del Norte había enviado a Valencia, e incluso así fue necesaria la participación de otras Empresas de ferrocarriles. Al fin y al cabo todo esfuerzo organizativo era poco si se quería trasladar a los casi 85.000 hombres del ejército de Maniobra de Levante a las vascongadas en unos pocos días.
Uno de los soldados que estaban a punto de embarcar era el antiguo preso del penal de San Miguel y de los Reyes, Anastasio, generalmente llamado simplemente Tasio o "Cadenas". Uno de los muchos presos liberados a cambio del servicio de armas de la última tanda de llamados a filas. Esta necesidad de rebañar tropas de allá donde pudiesen encontrarse no era sino la constatación de los apuros que pasaba España en todos los sentidos, agotada por los largos años de conflicto.
Nota; En el siguiente enlace pueden verse bastantes fotografías antiguas de Valencia, entre ellas una de los reos de San Miguel y de los Reyes haciendo gimnasia en el patio del antiguo convento de dicho nombre reconvertido en penal
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A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
- urquhart
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Ucronia España vs EE.UU., Duelo de aguilas
Hola a todos,
con vuestro permiso, seguimos sobre el combate nocturno.
Cierto Rey, es una posibilidad la que expones que no he valorado. Entre 1899 y 1914; ya habíamos indicado que el enemigo más probable tras 1905 y 1910 sería el Imperio del Japón. Si en la Enciclopedia en la edición que mencionas ya se describe la táctica nipona, es que sin duda era harto conocida por todas las Armadas de cierto porte, y un recurso a explotar por la MArina de guerra española ucrónica.
Respecto a la estúpido supremacismo estadounidense, aún resonaban los ecos de Kipling y su White Man's Burden, en referencia a la tarea civilizadora de los estadounidenses en Filipinas. Así, hacia 1937, la US Navy buscaba una protección ocular que le ofreciera una ventaja en el combate aéreo en áreas tropicales. Esta protección más allá de proteger a los airmen del incomodo deslumbramiento, transmitía la luz de tal manera que pasar de zona no nublada a nubes, o variando la posición relativa frente al sol, no supusiera necesidad de adaptación...
Su heredera hoy es la lente B15, marrón, y no la clásica G15 verde gris (feldgrau?)
Saludos
con vuestro permiso, seguimos sobre el combate nocturno.
Cierto Rey, es una posibilidad la que expones que no he valorado. Entre 1899 y 1914; ya habíamos indicado que el enemigo más probable tras 1905 y 1910 sería el Imperio del Japón. Si en la Enciclopedia en la edición que mencionas ya se describe la táctica nipona, es que sin duda era harto conocida por todas las Armadas de cierto porte, y un recurso a explotar por la MArina de guerra española ucrónica.
Respecto a la estúpido supremacismo estadounidense, aún resonaban los ecos de Kipling y su White Man's Burden, en referencia a la tarea civilizadora de los estadounidenses en Filipinas. Así, hacia 1937, la US Navy buscaba una protección ocular que le ofreciera una ventaja en el combate aéreo en áreas tropicales. Esta protección más allá de proteger a los airmen del incomodo deslumbramiento, transmitía la luz de tal manera que pasar de zona no nublada a nubes, o variando la posición relativa frente al sol, no supusiera necesidad de adaptación...
Su heredera hoy es la lente B15, marrón, y no la clásica G15 verde gris (feldgrau?)
Saludos
Tempus Fugit
- reytuerto
- Mariscal de Campo
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Ucronia España vs EE.UU., Duelo de aguilas
Hola Sir Roy:
Creo que me explique mal, la Espasa Calpe describe el tiro por convergencia; estoy tratando de recordar el titulo del libro que describe la evolucion del tiro naval japones. Estoy seguro que es en ingles, pero no recuerdo si es en uno de acorazados ingleses u otro de la primera guerra mundial (son muchos anos! lecturas ochenteras).
Las otras potencias navales estaban francamente retrasadas en combates nocturnos. La noche de Jutlandia esta llena de episodios increibles, desde abordamientos hasta el torpedeamiento de un predreadnough que serian imposibles en flotas entrenadas para esta eventualidad. Un abrazo.
Creo que me explique mal, la Espasa Calpe describe el tiro por convergencia; estoy tratando de recordar el titulo del libro que describe la evolucion del tiro naval japones. Estoy seguro que es en ingles, pero no recuerdo si es en uno de acorazados ingleses u otro de la primera guerra mundial (son muchos anos! lecturas ochenteras).
Las otras potencias navales estaban francamente retrasadas en combates nocturnos. La noche de Jutlandia esta llena de episodios increibles, desde abordamientos hasta el torpedeamiento de un predreadnough que serian imposibles en flotas entrenadas para esta eventualidad. Un abrazo.
La verdad nos hara libres
- Urbano Calleja
- General de Brigada
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- Registrado: 14 Ago 2009, 16:52
- Ubicación: Ganándome las habichuelas en algun lugar del centro de europa...
Ucronia España vs EE.UU., Duelo de aguilas
10 de Octubre, 6:15 de la mañana, Océano Atlántico
El HS-1 del capitán Herrera orbitaba sobre el lugar donde habían tenido lugar los combates la noche anterior. Tratando de mantener ventaja en altura en caso de que alguno de los buques del convoy aun presentes lanzara un aparato para interceptarlo, se mantuvo a 2000m de altura rastreando la superficie del mar que, en esta ocasión, se presentaba despejada mientras el sol comenzaba a alumbrar por doquier.
Pudo ver grandes manchas cubriendo la superficie, algo que atribuyó a posibles buques hundidos por obra de los cruceros españoles. A lo lejos, pudo observar trazos de columnas de humo que se alejaban y se apresuró a investigar mientras aún dispusiera de combustible. Tras recorrer unas buenas 40millas, pudo ver cómo un par de cruceros y cuatro buques de menor porte que podrían ser remolcadores armados escoltaban un grupo de cinco mercantes que parecían avanzar a unos buenos 10nudos con rumbo noreste. Algo más allá, vio un carguero solitario que buscaba una derrota más hacia el sur, y que renqueaba dejando tras de sí un rastro de humo... no debía andar más de cuatro nudos.
Se preguntaba donde debía encontrarse el grueso del convoy... sin duda habrían cambiado el rumbo tras el ataque. La escuadra española no había sido capaz de descifrar las emisiones británicas, pero con seguridad habían radiado la posición del ataque y casi con toda seguridad los refuerzos se encaminarían hacia el convoy. Mal negocio si la flota hispano alemana se mantenía cerca... posiblemente había llegado el momento de cambiar de aguas y golpear en otro lado.
Un reflejo llamó su atención... desde uno de los buques del pequeño grupo que acababa de descubrir acababa de ser lanzado un aparato que, sin duda, iba a intentar interceptarlo.
Sin perder la compostura, abrió gas, ganó altitud y se preparó a dar un rodeo para evitar atraer la atención del aparato enemigo hacia la posición del Glorioso. Sin duda, el aparato de la Entente (tal vez un Sopwith Pup o similar) no sería capaz de llegar lejos, y tampoco sería capaz de alcanzarlo por velocidad a altitud, pero no debía confiarse. Alabeando, cambió de rumbo mientras ganaba altitud y trataba de camuflarse tras un banco de nubes.
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Desde el puente del HMS Lowestoft, el capitán McDowell vio al Sopwith Camel ganar altura y tratar de alcanzar el aeroplano no identificado. Sin duda era un aparato de reconocimiento enemigo, lo que le sorprendía era la agilidad con la que se movía... no parecía ser un hidroplano, y sin embargo a la distancia a la que se encontraban de tierra, era improbable que se tratase de otra cosa. Presentaría un informe al respecto al llegar a tierra.
Apartando por un momento de su mente ese detalle, repasó mentalmente los sucesos de las últimas cinco horas. ¡Menudo desastre! Los buques españoles (al menos eso creían por las emisiones de radio), cruceros por lo que parecía ser, habían logrado una posición de evidente ventaja posiblemente al acercarse aprovechándose de la caída del sol... lo cierto es que habían tenido una suerte increíble al dar con el punto débil en la configuración del convoy. Demasiada suerte...
Según los hechos que habían podido reconstruir, una primera salva de torpedos habían hecho blanco en el War Roach, el RMS Saxonia y el O.B. Jennings. Fruto de la explosión, lo más probable era que la munición transportada a bordo del War Roach hubiera detonado, lo cual explicaría el rápido hundimiento del barco y la pérdida de toda su tripulación. El Saxonia sufrió el impacto en su zona de calderas, perdiendo arrancada, y el petrolero O.B. Jennings sufrió una vía de agua y un incendio. Ninguno de los dos barcos hubiera corrido peligro si no fuera por el ataque artillero que los buques españoles que siguió a continuación.
El Saxonia recibió en poco más de tres minutos 24 impactos, posiblemente de munición de alto explosivo que crearon un gran número de víctimas y desataron un incendio que acabó por llegar a la zona de los depósitos de combustible haciendo estos explosión cuando la evacuación del barco estaba comenzando. De los casi 2000 hombres entre tripulación y soldados americanos en camino a Europa más de 700 estaban desaparecidos. La rápida actuación de los mercantes cercanos evitaron que las bajas hubieran sido aún mayores... pero no dejaba de ser un desastre. Más de 300 hombres de los rescatados habían sufrido heridas de consideración.
El O.B. Jennings, posiblemente al estar iluminado por sus fuegos a bordo, fue blanco de hasta 18 impactos, uno de ellos sin llegar a explosionar, que acabaron por producir una escora que incrementaba por momentos obligando a abandonar el barco una media hora después de comenzar el ataque. La actitud de su capitán, un americano llamado Collins, había sido resaltada por los buques que ayudaron al rescate de su tripulación, habiendo sacado a dos de sus hombre con sus propias manos antes de que las aguas se cerrasen sobre la popa del , el ero que se mantuvo un par de minutos pareciendo no querer irse al fondo.
Otros dos mercantes sufrieron daños de consideración encajando siete y cinco disparos respectivamente. El Almerian, mercante británico de 3000Tn y cargado de fusiles y pertrechos en general para las tropas americanas transportadas en el convoy, sufrió daños en su maquinaria que aconsejaron su evacuación y hundimiento al preferir no retrasar la marcha del resto de buques.
El Lucia, mercante de bandera americana de 6700tn, pudo continuar por sus propios medios y sin daños de consideración pese a los cinco proyectiles que lo alcanzaron.
Otros mercantes habían sufrido impactos aquí y allá, incluido un remolcador armado que encajo un proyectil de 152mm en su puente, arrancándolo de cuajo.
Sin duda un buen ejercicio artillero... los españoles habían jugado bien sus cartas marchándose en cuanto los acorazados comenzaron a hacer fuego. Esa segunda salva de torpedos había obligado a corregir rumbo a los cruceros que acudían a plantar combate, incluso alertando a los acorazados. Eso les dio una ventaja que marchando a toda máquina les permitió perderse en la oscuridad.
Fruto de esa última salva, el remolcador armado Dublin se había hundido con rapidez, el Montfort, vapor británico de 6500Tn, había encajado un torpedo que le hizo embarcar casi 800Tn de agua de mar, y el RMS Phaeton, uno de los cruceros de la escolta, había sido literalmente afeitado por un torpedo que acabó por perderse.
Ni siquiera sabían si habían logrado impactos en los buques españoles... sin duda se la habían jugado bien. Tras cuatro horas recogiendo náufragos y repartiendo tripulaciones y soldados rescatados, McDowell y sus cruceros guiaban los mercantes que habían realizado las tareas de salvamento hacia el convoy principal. Habiendo elegido los buques de carga más rápidos del convoy, trataban ahora de arrumbar hacia el norte para poner mar de por medio antes de unirse al resto del convoy. Tras la alerta dada, era más que probable que otra flotilla de acorazados se hicieran a la mar para apoyar el convoy que aun portaba 12000 soldados americanos y equipos destinados al Frente del Este, y tal vez, cazar a la flota enemiga si de dejaba ver cerca.
No pudo menos que sentir lástima por el Montfort. Incapaz de mantener el andar, se le había ordenado continuar por sus propios medios, tratando de pasar desapercibido. No le gustaría ponerse en su piel...
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El Almirante Miranda departía con su estado mayor sobre el resultado del combate nocturno. Sin duda los hombres de Ripoll habían ejecutado la acción de forma precisa. Se estimaba haber dañado o hundido al menos tres buques, uno de ellos un buque de pasaje y otro un petrolero. El reconocimiento del capitán Herrera así lo confirmaba.
Los seis cruceros habían disparado durante la acción cerca de 500 proyectiles... sin duda un consumo elevado, pero que había causado sin duda graves daños a muchos de los buques del convoy.
Habían decidido radiar la última posición conocida del convoy y la derrota del mercante dañado que habían localizado. Tal vez alguno de los submarinos de patrulla pudiera aprovechar la información.
Por lo que a él respectaba, la flota combinada cambiaría de aguas y desaparecería de la zona. Estaba muy satisfecho con la ayuda que el Glorioso había prestado en la labor... tal vez si hubieran dispuesto de torpedos, o si hubieran encontrado algún mercante más dañado o inmovilizado, hubiera valido la pena tratar de bombardearlos. Pero el riesgo de encontrarse con otra división adicional de acorazados enemigos en su busca no compensaba el riesgo.
En construcción...
El HS-1 del capitán Herrera orbitaba sobre el lugar donde habían tenido lugar los combates la noche anterior. Tratando de mantener ventaja en altura en caso de que alguno de los buques del convoy aun presentes lanzara un aparato para interceptarlo, se mantuvo a 2000m de altura rastreando la superficie del mar que, en esta ocasión, se presentaba despejada mientras el sol comenzaba a alumbrar por doquier.
Pudo ver grandes manchas cubriendo la superficie, algo que atribuyó a posibles buques hundidos por obra de los cruceros españoles. A lo lejos, pudo observar trazos de columnas de humo que se alejaban y se apresuró a investigar mientras aún dispusiera de combustible. Tras recorrer unas buenas 40millas, pudo ver cómo un par de cruceros y cuatro buques de menor porte que podrían ser remolcadores armados escoltaban un grupo de cinco mercantes que parecían avanzar a unos buenos 10nudos con rumbo noreste. Algo más allá, vio un carguero solitario que buscaba una derrota más hacia el sur, y que renqueaba dejando tras de sí un rastro de humo... no debía andar más de cuatro nudos.
Se preguntaba donde debía encontrarse el grueso del convoy... sin duda habrían cambiado el rumbo tras el ataque. La escuadra española no había sido capaz de descifrar las emisiones británicas, pero con seguridad habían radiado la posición del ataque y casi con toda seguridad los refuerzos se encaminarían hacia el convoy. Mal negocio si la flota hispano alemana se mantenía cerca... posiblemente había llegado el momento de cambiar de aguas y golpear en otro lado.
Un reflejo llamó su atención... desde uno de los buques del pequeño grupo que acababa de descubrir acababa de ser lanzado un aparato que, sin duda, iba a intentar interceptarlo.
Sin perder la compostura, abrió gas, ganó altitud y se preparó a dar un rodeo para evitar atraer la atención del aparato enemigo hacia la posición del Glorioso. Sin duda, el aparato de la Entente (tal vez un Sopwith Pup o similar) no sería capaz de llegar lejos, y tampoco sería capaz de alcanzarlo por velocidad a altitud, pero no debía confiarse. Alabeando, cambió de rumbo mientras ganaba altitud y trataba de camuflarse tras un banco de nubes.
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Desde el puente del HMS Lowestoft, el capitán McDowell vio al Sopwith Camel ganar altura y tratar de alcanzar el aeroplano no identificado. Sin duda era un aparato de reconocimiento enemigo, lo que le sorprendía era la agilidad con la que se movía... no parecía ser un hidroplano, y sin embargo a la distancia a la que se encontraban de tierra, era improbable que se tratase de otra cosa. Presentaría un informe al respecto al llegar a tierra.
Apartando por un momento de su mente ese detalle, repasó mentalmente los sucesos de las últimas cinco horas. ¡Menudo desastre! Los buques españoles (al menos eso creían por las emisiones de radio), cruceros por lo que parecía ser, habían logrado una posición de evidente ventaja posiblemente al acercarse aprovechándose de la caída del sol... lo cierto es que habían tenido una suerte increíble al dar con el punto débil en la configuración del convoy. Demasiada suerte...
Según los hechos que habían podido reconstruir, una primera salva de torpedos habían hecho blanco en el War Roach, el RMS Saxonia y el O.B. Jennings. Fruto de la explosión, lo más probable era que la munición transportada a bordo del War Roach hubiera detonado, lo cual explicaría el rápido hundimiento del barco y la pérdida de toda su tripulación. El Saxonia sufrió el impacto en su zona de calderas, perdiendo arrancada, y el petrolero O.B. Jennings sufrió una vía de agua y un incendio. Ninguno de los dos barcos hubiera corrido peligro si no fuera por el ataque artillero que los buques españoles que siguió a continuación.
El Saxonia recibió en poco más de tres minutos 24 impactos, posiblemente de munición de alto explosivo que crearon un gran número de víctimas y desataron un incendio que acabó por llegar a la zona de los depósitos de combustible haciendo estos explosión cuando la evacuación del barco estaba comenzando. De los casi 2000 hombres entre tripulación y soldados americanos en camino a Europa más de 700 estaban desaparecidos. La rápida actuación de los mercantes cercanos evitaron que las bajas hubieran sido aún mayores... pero no dejaba de ser un desastre. Más de 300 hombres de los rescatados habían sufrido heridas de consideración.
El O.B. Jennings, posiblemente al estar iluminado por sus fuegos a bordo, fue blanco de hasta 18 impactos, uno de ellos sin llegar a explosionar, que acabaron por producir una escora que incrementaba por momentos obligando a abandonar el barco una media hora después de comenzar el ataque. La actitud de su capitán, un americano llamado Collins, había sido resaltada por los buques que ayudaron al rescate de su tripulación, habiendo sacado a dos de sus hombre con sus propias manos antes de que las aguas se cerrasen sobre la popa del , el ero que se mantuvo un par de minutos pareciendo no querer irse al fondo.
Otros dos mercantes sufrieron daños de consideración encajando siete y cinco disparos respectivamente. El Almerian, mercante británico de 3000Tn y cargado de fusiles y pertrechos en general para las tropas americanas transportadas en el convoy, sufrió daños en su maquinaria que aconsejaron su evacuación y hundimiento al preferir no retrasar la marcha del resto de buques.
El Lucia, mercante de bandera americana de 6700tn, pudo continuar por sus propios medios y sin daños de consideración pese a los cinco proyectiles que lo alcanzaron.
Otros mercantes habían sufrido impactos aquí y allá, incluido un remolcador armado que encajo un proyectil de 152mm en su puente, arrancándolo de cuajo.
Sin duda un buen ejercicio artillero... los españoles habían jugado bien sus cartas marchándose en cuanto los acorazados comenzaron a hacer fuego. Esa segunda salva de torpedos había obligado a corregir rumbo a los cruceros que acudían a plantar combate, incluso alertando a los acorazados. Eso les dio una ventaja que marchando a toda máquina les permitió perderse en la oscuridad.
Fruto de esa última salva, el remolcador armado Dublin se había hundido con rapidez, el Montfort, vapor británico de 6500Tn, había encajado un torpedo que le hizo embarcar casi 800Tn de agua de mar, y el RMS Phaeton, uno de los cruceros de la escolta, había sido literalmente afeitado por un torpedo que acabó por perderse.
Ni siquiera sabían si habían logrado impactos en los buques españoles... sin duda se la habían jugado bien. Tras cuatro horas recogiendo náufragos y repartiendo tripulaciones y soldados rescatados, McDowell y sus cruceros guiaban los mercantes que habían realizado las tareas de salvamento hacia el convoy principal. Habiendo elegido los buques de carga más rápidos del convoy, trataban ahora de arrumbar hacia el norte para poner mar de por medio antes de unirse al resto del convoy. Tras la alerta dada, era más que probable que otra flotilla de acorazados se hicieran a la mar para apoyar el convoy que aun portaba 12000 soldados americanos y equipos destinados al Frente del Este, y tal vez, cazar a la flota enemiga si de dejaba ver cerca.
No pudo menos que sentir lástima por el Montfort. Incapaz de mantener el andar, se le había ordenado continuar por sus propios medios, tratando de pasar desapercibido. No le gustaría ponerse en su piel...
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El Almirante Miranda departía con su estado mayor sobre el resultado del combate nocturno. Sin duda los hombres de Ripoll habían ejecutado la acción de forma precisa. Se estimaba haber dañado o hundido al menos tres buques, uno de ellos un buque de pasaje y otro un petrolero. El reconocimiento del capitán Herrera así lo confirmaba.
Los seis cruceros habían disparado durante la acción cerca de 500 proyectiles... sin duda un consumo elevado, pero que había causado sin duda graves daños a muchos de los buques del convoy.
Habían decidido radiar la última posición conocida del convoy y la derrota del mercante dañado que habían localizado. Tal vez alguno de los submarinos de patrulla pudiera aprovechar la información.
Por lo que a él respectaba, la flota combinada cambiaría de aguas y desaparecería de la zona. Estaba muy satisfecho con la ayuda que el Glorioso había prestado en la labor... tal vez si hubieran dispuesto de torpedos, o si hubieran encontrado algún mercante más dañado o inmovilizado, hubiera valido la pena tratar de bombardearlos. Pero el riesgo de encontrarse con otra división adicional de acorazados enemigos en su busca no compensaba el riesgo.
En construcción...
Última edición por Urbano Calleja el 02 Oct 2014, 07:15, editado 1 vez en total.
"Qué miedo me dais algunos, rediós. En serio. Cuánto más peligro tiene un imbécil que un malvado". Arturo Pérez-Reverte
- Luis M. García
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Aiiins!! Estas dos últimas páginas son tan satisfactorias y tan cargadas de buenas noticias y excelente desempeño de las fuerzas armadas patrias de todas las clases...
... Que me estoy echando a temblar temiendo la ley de la compensación...
Cuánto nos costarán todos estos éxitos?
En fin, como quiera que sea, no queda otra que felicitar a los autores por estos retazos tan detallados de las acciones de combate de nuestras armas y hombres.
Saludos.
... Que me estoy echando a temblar temiendo la ley de la compensación...
Cuánto nos costarán todos estos éxitos?
En fin, como quiera que sea, no queda otra que felicitar a los autores por estos retazos tan detallados de las acciones de combate de nuestras armas y hombres.
Saludos.
Qué gran vasallo, si hubiese buen señor...
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OPERACIÓN CIMITARRA IV, 9 de octubre
El general Hunter observaba el mapa que tenía frente a si con preocupación en compañía de su Estado Mayor. La ofensiva enemiga había golpeado con mucha dureza sus líneas, aunque el golpe se había circunscrito a la primera línea que había caído en pocas horas. Esto había descompuesto a su ejército que esperaba que cualquier ataque tratase de profundizar hacia el interior, pero ninguno de los pueblos de la zona había sido atacado, lo que había impedido una respuesta eficaz de sus reservas que no esperaban que el ataque enemigo se limitase a la primera línea. Pese a todo un total de dieciséis batallones habían desaparecido por completo en los ataques a primera línea, y las bajas del 4º Ejército americano ese primer día ascendían a unos 52.000 hombres incluyendo unos 30.000 prisioneros. Eso suponía un casi un 30% de bajas en un solo día. Eran unas perdidas inasumibles, aunque el avance enemigo se había detenido tan pronto superaron ese primer escalón de defensa dándoles un respiro.
Los combates de pequeño nivel aún continuaban en el segundo escalón de sus defensas, donde las fuerzas enemigas habían iniciado un reconocimiento bastante agresivo pero sin empeñarse en el asalto, todo ello mientras la artillería disparaba con saña sobre aquellas posiciones. Además la perdida de la cota 356 le había obligado a lanzar un apresurado contragolpe para tratar de recuperarla, pues desde ella se controlaba la carretera por la que discurrían sus suministros y podían controlar un amplio sector dirigiendo la artillería eficazmente.
El general Bingham respiro aliviado al comprobar que el ataque enemigo había golpeado toda la extensión del frente y no se había concentrado en la zona de Lesaca, donde su ejército se unía a los norteamericanos. Ese había sido su mayor miedo desde que lograron conquistar este entrante, una ofensiva en aquella zona que avanzase hacia el mar y le rodease, condenando a su ejército a la rendición. Afortunadamente el enemigo estaba dispersando sus esfuerzos demasiado y no podría penetrar su línea de combate. Al menos eso aseguraban todos los comandantes de división que afirmaban que el ataque se había limitado tan solo a la zona avanzada. De todas formas el impulso enemigo parecía agotarse por momentos, mañana sabría si el enemigo continuaba empeñándose en la ofensiva o tan solo era una maniobra de distracción destinada a apoyar a los alemanes que atacaban en el norte.
Esa noche en Toulouse, el general Petain dudaba si debía solicitar refuerzos adicionales. El golpe sufrido por las fuerzas occidentales había sido muy duro, pero Hunter y Bingham parecían creer que podrían aguantar sin problemas el ataque enemigo. Además y como bien había indicado Bingham, existía la posibilidad de que todo fuese una maniobra de distracción para apoyar a las fuerzas alemanas y atraer al sur a las reservas francesas. Finalmente decidió que no solicitaría refuerzos, pero sus reservas a excepción de una división se dirigieron a Bayona por si eran necesarias en el frente, según los primeros informes habían perdido al menos 90.000 hombres, 38.000 británicos y el resto americanos. Era un duro golpe y le preocupaba como afrontaría los próximos días si la ofensiva enemiga continuaba.
Lejos de allí, en Pamplona, el coronel Balenciaga leyó por última vez el telegrama que debía enviar al ministerio dando parte de las novedades del primer día de ofensiva.
>>De Comandante Operaciones Norte
>> A. Coca y Luque, Ministro de la Guerra
>>>Asunto
Lanzada operación Cimitarra según horario. Puestos avanzados y centinela perdida enemigos, arrasados. Ganancia territorial escasa por no empeñarnos en combate. Se calculan altas bajas entre el enemigo. Capturados 40.000 prisioneros. Bajas propias inferiores a 30.000 hombres. Informes más detallados son enviados por valija aérea.
>>J.B.<<
Todo estaba correcto. Se dirigió con decisión hacia uno de los oficiales de transmisiones alcanzándole el telegrama. –Codificar para su envío inmediato. Tiene prioridad absoluta.
En las cercanías del puesto de mando del general Borja, un joven oficial alemán llamado Heiz Guderian, observaba las evoluciones del combate desde la trinchera. Guderian era uno de los numerosos oficiales enviados tras la derrota italiana a España para difundir la doctrina de los Stosstruppen ideada por el general Oskar von Hutier el año anterior en Rusia. Comentaban las malas lenguas que en el caso particular de Guderian, la finalidad real de su viaje a España había sido el librarse de él, pues se trataba de un oficial conocido por cuestionar las tácticas y estrategias de sus superiores. Como fuere el joven oficial aporto algunas ideas que fueron bien recibidas en España, especialmente entre oficiales alejados de la ortodoxia oficial de las grandes ofensivas y el choque decisivo.
El general Hunter observaba el mapa que tenía frente a si con preocupación en compañía de su Estado Mayor. La ofensiva enemiga había golpeado con mucha dureza sus líneas, aunque el golpe se había circunscrito a la primera línea que había caído en pocas horas. Esto había descompuesto a su ejército que esperaba que cualquier ataque tratase de profundizar hacia el interior, pero ninguno de los pueblos de la zona había sido atacado, lo que había impedido una respuesta eficaz de sus reservas que no esperaban que el ataque enemigo se limitase a la primera línea. Pese a todo un total de dieciséis batallones habían desaparecido por completo en los ataques a primera línea, y las bajas del 4º Ejército americano ese primer día ascendían a unos 52.000 hombres incluyendo unos 30.000 prisioneros. Eso suponía un casi un 30% de bajas en un solo día. Eran unas perdidas inasumibles, aunque el avance enemigo se había detenido tan pronto superaron ese primer escalón de defensa dándoles un respiro.
Los combates de pequeño nivel aún continuaban en el segundo escalón de sus defensas, donde las fuerzas enemigas habían iniciado un reconocimiento bastante agresivo pero sin empeñarse en el asalto, todo ello mientras la artillería disparaba con saña sobre aquellas posiciones. Además la perdida de la cota 356 le había obligado a lanzar un apresurado contragolpe para tratar de recuperarla, pues desde ella se controlaba la carretera por la que discurrían sus suministros y podían controlar un amplio sector dirigiendo la artillería eficazmente.
El general Bingham respiro aliviado al comprobar que el ataque enemigo había golpeado toda la extensión del frente y no se había concentrado en la zona de Lesaca, donde su ejército se unía a los norteamericanos. Ese había sido su mayor miedo desde que lograron conquistar este entrante, una ofensiva en aquella zona que avanzase hacia el mar y le rodease, condenando a su ejército a la rendición. Afortunadamente el enemigo estaba dispersando sus esfuerzos demasiado y no podría penetrar su línea de combate. Al menos eso aseguraban todos los comandantes de división que afirmaban que el ataque se había limitado tan solo a la zona avanzada. De todas formas el impulso enemigo parecía agotarse por momentos, mañana sabría si el enemigo continuaba empeñándose en la ofensiva o tan solo era una maniobra de distracción destinada a apoyar a los alemanes que atacaban en el norte.
Esa noche en Toulouse, el general Petain dudaba si debía solicitar refuerzos adicionales. El golpe sufrido por las fuerzas occidentales había sido muy duro, pero Hunter y Bingham parecían creer que podrían aguantar sin problemas el ataque enemigo. Además y como bien había indicado Bingham, existía la posibilidad de que todo fuese una maniobra de distracción para apoyar a las fuerzas alemanas y atraer al sur a las reservas francesas. Finalmente decidió que no solicitaría refuerzos, pero sus reservas a excepción de una división se dirigieron a Bayona por si eran necesarias en el frente, según los primeros informes habían perdido al menos 90.000 hombres, 38.000 británicos y el resto americanos. Era un duro golpe y le preocupaba como afrontaría los próximos días si la ofensiva enemiga continuaba.
Lejos de allí, en Pamplona, el coronel Balenciaga leyó por última vez el telegrama que debía enviar al ministerio dando parte de las novedades del primer día de ofensiva.
>>De Comandante Operaciones Norte
>> A. Coca y Luque, Ministro de la Guerra
>>>Asunto
Lanzada operación Cimitarra según horario. Puestos avanzados y centinela perdida enemigos, arrasados. Ganancia territorial escasa por no empeñarnos en combate. Se calculan altas bajas entre el enemigo. Capturados 40.000 prisioneros. Bajas propias inferiores a 30.000 hombres. Informes más detallados son enviados por valija aérea.
>>J.B.<<
Todo estaba correcto. Se dirigió con decisión hacia uno de los oficiales de transmisiones alcanzándole el telegrama. –Codificar para su envío inmediato. Tiene prioridad absoluta.
En las cercanías del puesto de mando del general Borja, un joven oficial alemán llamado Heiz Guderian, observaba las evoluciones del combate desde la trinchera. Guderian era uno de los numerosos oficiales enviados tras la derrota italiana a España para difundir la doctrina de los Stosstruppen ideada por el general Oskar von Hutier el año anterior en Rusia. Comentaban las malas lenguas que en el caso particular de Guderian, la finalidad real de su viaje a España había sido el librarse de él, pues se trataba de un oficial conocido por cuestionar las tácticas y estrategias de sus superiores. Como fuere el joven oficial aporto algunas ideas que fueron bien recibidas en España, especialmente entre oficiales alejados de la ortodoxia oficial de las grandes ofensivas y el choque decisivo.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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OPERACIÓN CIMITARRA V/I, 10 de octubre
El general Bliss tenía graves problemas para mantener el frente de batalla unido pues sus divisiones, especialmente el I Cuerpo del general Hunter, habían sufrido un duro castigo. Las bajas tras los bombardeos de esa noche elevaban las bajas de la aterradora primera jornada a 60.000 hombres, casi dos tercios de ellos caídos prisioneros. Sin duda habían pagado caro el ser tropas recién llegadas desde el continente americano, pero el hecho era que tras la debacle, su capacidad de combate había quedado en entredicho. Afortunadamente los refuerzos ya estaban en camino en forma de tres divisiones francesas, pero en el mejor de los casos no empezarían a llegar hasta el anochecer. Aun peor, esas tres divisiones eran más de la mitad de las reservas para todo este frente tan secundario. Que las hubiesen enviado el primer día de la ofensiva daba cuenta de la magnitud del desastre. Ahora sus bajas se elevaban con cuentagotas, mientras el enemigo permanecía en las trincheras que hasta el día anterior les habían pertenecido.
En San Sebastian el general Bigham advirtió la peligrosidad del ataque de inmediato. Si las fuerzas españolas lograban romper el frente yanqui estarían en disposición de girar hacia el oeste y rodear su 6º Cuerpo de Ejército, dejándolo aislado y abocado a la rendición. Si eso ocurría todo el frente sur estaría en peligro, pues difícilmente podrían sobrevivir a la pérdida un ejército completo en aquella batalla. Debido a ello llamo con insistencia tanto al general Petain, comandante del frente sur, como al comandante americano, el general Bliss para presionarlos, solicitando que contraatacasen con urgencia en la zona americana. Por su parte tan solo en última instancia contemplaba la retirada del entrante pues desde él se amenazaba el corazón industrial de España.
En su puesto de mando el general Borja comprobó por enésima vez los informes que llegaban desde sus posiciones en los pirineos. Los escuchas informaban que ninguna de las unidades de esquiadores escaladores parecía haber sido descubierta durante la marcha de la noche anterior o el día que habían permanecido aislados en medio de las montañas. Eso era en sí mismo toda una proeza, aunque conociendo la magnificencia de aquella cadena montañosa tal vez no fuese para tanto. Hoy las cosas cambiarían. Esas unidades ya debían haberse infiltrado entre los puestos franceses y yanquis, y estarían a punto de continuar la marcha para atacarlos por la retaguardia al mismo tiempo que las columnas de cazadores de montaña iniciaban su avance nocturno para atacar al amanecer. Si el enemigo creía que el zarpazo que les estaba asestando, se limitaba a la zona costera del cantábrico, se iba a llevar toda una sorpresa.
El capitán Ruiz de Alda había logrado lo impensable, revertir el dominio aéreo enemigo y lograr la ventaja aérea en el sur de Francia gracias a aquel primer y brutal golpe sobre los cielos de los aeródromos enemigos. Por supuesto esa superioridad tan solo era posible gracias a que el grueso de los aviones de la Entente, estaban desplegados en el norte, donde se estaba dirimiendo la supremacía de Europa. De todas formas, bienvenida fuera la ventaja lograda, una ventaja de la que pensaba aprovechar cada segundo, utilizando extensamente sus aviones en apoyo del ejército. Minutos después despegaba nuevamente para sobrevolar el frente y dirigirse a la carretera de Irún, el enemigo no podía utilizar los ferrocarriles españoles por ser de ancho de vía distinto al francés, y debido a esto tenía que enviar sus suministros por carretera en vulnerables camiones y carros. No tardo en ver una columna de un par de docenas de camiones moviéndose lentamente hacia el sur. Era hora de ganarse el jornal.
El general Merino respiraba aliviado. El masivo bombardeo de la artillería pesada durante el día anterior sobre las posiciones de la artillería enemiga parecía haber dado sus frutos, y podía constatarse que la respuesta enemiga había disminuido en gran medida. El día anterior tras un breve bombardeo de las líneas de comunicación y de las posiciones de vanguardia enemigas, la artillería española había pasado a emplearse a fondo atacando las posiciones de la artillería enemiga, en una búsqueda de su destrucción. Durante horas y mientras los cañones franceses disparaban sobre las primeras filas españolas, en un vano intento de destruir a la infantería cuando salía de sus trincheras pues ya las habían abandonado tiempo atrás, la artillería española había realizado una eficaz labor de contrabatería por lo que sus enemigos perdieron un buen número de piezas. Eso le había dado un breve respiro permitiéndole mayor libertad de acción a partir de entonces.
El alférez Troncoso mandaba una de las secciones de cazadores de montaña que durante la noche habían descendido desde el Valle de Aran, para infiltrarse entre las posiciones francesas e instalar ametralladoras a su espalda. La orografía de los pirineos el establecimiento de frentes continuos, siendo sustituido por una serie de puntos fuertes en las veredas y puntos de mayor interés militar. Era una defensa eficaz ante grandes asaltos, pero dejaba muchos espacios abiertos que pequeñas unidades podían tratar de aprovechar. También las fuerzas españolas habían adoptado una defensa similar, la diferencia era que los franceses estaban al límite en cuanto a recursos humanos y carecían de unidades de reserva móviles tras los puestos. Además el ejército español había cerrado esas brechas con minas, mientras los franceses que estaban atrapados en una guerra que consumía todos sus recursos en el norte, habían dejado grandes espacios abiertos.
Su sección se coló por uno de aquellos espacios para rodear al enemigo. Pese a que el frente norte consumía todos los recursos franceses, el miedo a las minas persistía. Afortunadamente la montaña en aquella zona era roca pura y las minas eran imposibles de colocar en aquel terreno, así que no había motivos para preocuparse…demasiado. En las horas siguientes continuaron escalando el pico que había a la espalda de los defensores para caer sobre ellos desde el norte. La escalada había sido muy dura y tuvieron que hacerla en completo silencio y guiándose con cuerdas pasamanos, aunque tan fuerte era el bombardeo de la artillería de montaña que bien podrían haber avanzado al son de las trompetas. Afortunadamente los franceses parecían ser tropas territoriales, sin duda confiadas por la inactividad española desde muchos meses atrás. Además sus mejores tropas sin duda estaban situadas en los grandes pasos de montaña o habían sido reclamadas al norte para frenar el empuje alemán. Como fuere, los defensores no advirtieron la maniobra de los cazadores hasta el amanecer, y para entonces estaban ya a su espalda, desde donde abrieron fuego y cargaron sobre ellos. Unas horas después la posición enemiga había caído, y él tenía 534 prisioneros incluyendo 93 heridos que conducir a retaguardia.
La sección de escaladores del alférez Rubio se desplego tras unos riscos ocultándose. Minutos atrás un correveidile enviado por el cabo Maeztu le había advertido sobre la proximidad de una columna francesa. Al principio estuvo tentado de dejarla pasar, pero poco después averiguo que no se trataba de tropas de combate sino de una columna de aprovisionamiento que conducía una larga recua de mulos. No tardo en desplegar a sus hombres enviando dos escuadras a bloquear el camino tanto a vanguardia, como a retaguardia para impedir su huida en cuanto hubiesen pasado. Minutos más tarde por fin pudo ver al enemigo, hombres de mediana edad que conducían el ganado cargado de suministros a los puestos defensivos de las montañas. Hubieron de pasar más de 35 minutos para que aquellos hombres se adentrasen en la emboscada, momento en el que sus hombres salieron por sorpresa dándoles el alto. Los soldados franceses que no estaban preparados para el combate y ni tan siquiera llevaban las armas en la mano sino colgando a sus espaldas estaban agotados por la dura marcha. Agotados y amenazados sin posibilidad de defenderse no tardarían en rendirse. Había capturado 198 prisioneros y 180 mulas con suministros sin necesidad de disparar un solo tiro.
continuara...
El general Bliss tenía graves problemas para mantener el frente de batalla unido pues sus divisiones, especialmente el I Cuerpo del general Hunter, habían sufrido un duro castigo. Las bajas tras los bombardeos de esa noche elevaban las bajas de la aterradora primera jornada a 60.000 hombres, casi dos tercios de ellos caídos prisioneros. Sin duda habían pagado caro el ser tropas recién llegadas desde el continente americano, pero el hecho era que tras la debacle, su capacidad de combate había quedado en entredicho. Afortunadamente los refuerzos ya estaban en camino en forma de tres divisiones francesas, pero en el mejor de los casos no empezarían a llegar hasta el anochecer. Aun peor, esas tres divisiones eran más de la mitad de las reservas para todo este frente tan secundario. Que las hubiesen enviado el primer día de la ofensiva daba cuenta de la magnitud del desastre. Ahora sus bajas se elevaban con cuentagotas, mientras el enemigo permanecía en las trincheras que hasta el día anterior les habían pertenecido.
En San Sebastian el general Bigham advirtió la peligrosidad del ataque de inmediato. Si las fuerzas españolas lograban romper el frente yanqui estarían en disposición de girar hacia el oeste y rodear su 6º Cuerpo de Ejército, dejándolo aislado y abocado a la rendición. Si eso ocurría todo el frente sur estaría en peligro, pues difícilmente podrían sobrevivir a la pérdida un ejército completo en aquella batalla. Debido a ello llamo con insistencia tanto al general Petain, comandante del frente sur, como al comandante americano, el general Bliss para presionarlos, solicitando que contraatacasen con urgencia en la zona americana. Por su parte tan solo en última instancia contemplaba la retirada del entrante pues desde él se amenazaba el corazón industrial de España.
En su puesto de mando el general Borja comprobó por enésima vez los informes que llegaban desde sus posiciones en los pirineos. Los escuchas informaban que ninguna de las unidades de esquiadores escaladores parecía haber sido descubierta durante la marcha de la noche anterior o el día que habían permanecido aislados en medio de las montañas. Eso era en sí mismo toda una proeza, aunque conociendo la magnificencia de aquella cadena montañosa tal vez no fuese para tanto. Hoy las cosas cambiarían. Esas unidades ya debían haberse infiltrado entre los puestos franceses y yanquis, y estarían a punto de continuar la marcha para atacarlos por la retaguardia al mismo tiempo que las columnas de cazadores de montaña iniciaban su avance nocturno para atacar al amanecer. Si el enemigo creía que el zarpazo que les estaba asestando, se limitaba a la zona costera del cantábrico, se iba a llevar toda una sorpresa.
El capitán Ruiz de Alda había logrado lo impensable, revertir el dominio aéreo enemigo y lograr la ventaja aérea en el sur de Francia gracias a aquel primer y brutal golpe sobre los cielos de los aeródromos enemigos. Por supuesto esa superioridad tan solo era posible gracias a que el grueso de los aviones de la Entente, estaban desplegados en el norte, donde se estaba dirimiendo la supremacía de Europa. De todas formas, bienvenida fuera la ventaja lograda, una ventaja de la que pensaba aprovechar cada segundo, utilizando extensamente sus aviones en apoyo del ejército. Minutos después despegaba nuevamente para sobrevolar el frente y dirigirse a la carretera de Irún, el enemigo no podía utilizar los ferrocarriles españoles por ser de ancho de vía distinto al francés, y debido a esto tenía que enviar sus suministros por carretera en vulnerables camiones y carros. No tardo en ver una columna de un par de docenas de camiones moviéndose lentamente hacia el sur. Era hora de ganarse el jornal.
El general Merino respiraba aliviado. El masivo bombardeo de la artillería pesada durante el día anterior sobre las posiciones de la artillería enemiga parecía haber dado sus frutos, y podía constatarse que la respuesta enemiga había disminuido en gran medida. El día anterior tras un breve bombardeo de las líneas de comunicación y de las posiciones de vanguardia enemigas, la artillería española había pasado a emplearse a fondo atacando las posiciones de la artillería enemiga, en una búsqueda de su destrucción. Durante horas y mientras los cañones franceses disparaban sobre las primeras filas españolas, en un vano intento de destruir a la infantería cuando salía de sus trincheras pues ya las habían abandonado tiempo atrás, la artillería española había realizado una eficaz labor de contrabatería por lo que sus enemigos perdieron un buen número de piezas. Eso le había dado un breve respiro permitiéndole mayor libertad de acción a partir de entonces.
El alférez Troncoso mandaba una de las secciones de cazadores de montaña que durante la noche habían descendido desde el Valle de Aran, para infiltrarse entre las posiciones francesas e instalar ametralladoras a su espalda. La orografía de los pirineos el establecimiento de frentes continuos, siendo sustituido por una serie de puntos fuertes en las veredas y puntos de mayor interés militar. Era una defensa eficaz ante grandes asaltos, pero dejaba muchos espacios abiertos que pequeñas unidades podían tratar de aprovechar. También las fuerzas españolas habían adoptado una defensa similar, la diferencia era que los franceses estaban al límite en cuanto a recursos humanos y carecían de unidades de reserva móviles tras los puestos. Además el ejército español había cerrado esas brechas con minas, mientras los franceses que estaban atrapados en una guerra que consumía todos sus recursos en el norte, habían dejado grandes espacios abiertos.
Su sección se coló por uno de aquellos espacios para rodear al enemigo. Pese a que el frente norte consumía todos los recursos franceses, el miedo a las minas persistía. Afortunadamente la montaña en aquella zona era roca pura y las minas eran imposibles de colocar en aquel terreno, así que no había motivos para preocuparse…demasiado. En las horas siguientes continuaron escalando el pico que había a la espalda de los defensores para caer sobre ellos desde el norte. La escalada había sido muy dura y tuvieron que hacerla en completo silencio y guiándose con cuerdas pasamanos, aunque tan fuerte era el bombardeo de la artillería de montaña que bien podrían haber avanzado al son de las trompetas. Afortunadamente los franceses parecían ser tropas territoriales, sin duda confiadas por la inactividad española desde muchos meses atrás. Además sus mejores tropas sin duda estaban situadas en los grandes pasos de montaña o habían sido reclamadas al norte para frenar el empuje alemán. Como fuere, los defensores no advirtieron la maniobra de los cazadores hasta el amanecer, y para entonces estaban ya a su espalda, desde donde abrieron fuego y cargaron sobre ellos. Unas horas después la posición enemiga había caído, y él tenía 534 prisioneros incluyendo 93 heridos que conducir a retaguardia.
La sección de escaladores del alférez Rubio se desplego tras unos riscos ocultándose. Minutos atrás un correveidile enviado por el cabo Maeztu le había advertido sobre la proximidad de una columna francesa. Al principio estuvo tentado de dejarla pasar, pero poco después averiguo que no se trataba de tropas de combate sino de una columna de aprovisionamiento que conducía una larga recua de mulos. No tardo en desplegar a sus hombres enviando dos escuadras a bloquear el camino tanto a vanguardia, como a retaguardia para impedir su huida en cuanto hubiesen pasado. Minutos más tarde por fin pudo ver al enemigo, hombres de mediana edad que conducían el ganado cargado de suministros a los puestos defensivos de las montañas. Hubieron de pasar más de 35 minutos para que aquellos hombres se adentrasen en la emboscada, momento en el que sus hombres salieron por sorpresa dándoles el alto. Los soldados franceses que no estaban preparados para el combate y ni tan siquiera llevaban las armas en la mano sino colgando a sus espaldas estaban agotados por la dura marcha. Agotados y amenazados sin posibilidad de defenderse no tardarían en rendirse. Había capturado 198 prisioneros y 180 mulas con suministros sin necesidad de disparar un solo tiro.
continuara...
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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Esos aeroplanos tienen muy buena pinta... Supongo que pretenden ser los urónicos Asac 2, pero que modelo son en realidad?
Saludos.
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Ucronia España vs EE.UU., Duelo de aguilas
Ya sabes lo mucho que me gusta esta historia, pero he encontrado un detalle que me chirría: hablas de las unidades de “esquiadores escaladores”, pero me temo que se trata de un anacronismo. No sé si había unidades de esquiadores en otros ejércitos, es probable que los hubiese en los nórdicos, pero en España en la época apenas se esquiaba: solo unos pocos “locos” habían empezado a hacer unas pocas bajadas en Candanchú en 1910 (supongo que aprovechando la cercanía a la estación ferroviaria), y parecido en la sierra madrileña. Los habitantes de la zona no esquiaban, y en invierno los únicos que salían a la montaña eran los contrabandistas (o sea, casi todo el mundo en la frontera) que supongo que usarían algo parecido a las raquetas de nieve, aunque no he encontrado referencias.
Por otra parte, la estrategia de desgaste destruyendo las primeras líneas puede funcionar a corto plazo, pero supongo que llevará enseguida a un esquema más racional con una primera línea mantenida por solo unos pocos puestos de vigilancia, y una línea principal más alejada. De todas formas la Entente metiéndose en esa bolsa en Guipúzcoa está jugando con fuego al tener un ala izquierda enorme que está desguarnecida. El Pirineo Central francés es, por desgracia, aun más abrupto que el español (aunque más estrecho) y tampoco lleva a ninguna parte, salvo que se quiera amenazar Pau (Toulouse queda muy lejos).
De todas formas creo que el punto más vulnerable de la Entente es aquel desde el cual todavía no se ha atacado: el sector entre Dancharinea y Valcarlos. No sé exactamente por donde va el frente por allí, y que partes de Francia han conservado los españoles tras su retirada de Burdeos. Pero es una zona suficientemente montañosa y boscosa como para favorecer la infiltración (salvo que haya líneas continuas) y muy conocida por los contrabandistas. Hay también suficientes ruutas como para poder mantener los suministros, y además los españoles dominan los observatorios. La principal ventaja de un ataque en esa zona es que tras apenas 10 km de montañas uno llega a la zona ondulada del País Vasco francés, y desde allí al río Adour hay solo 20 km, y 10 km más hasta el mar. En el Adour supongo que solo quedará algún puente de pontones, porque es un estuario muy ancho y es de suponer que los españoles en su retirada no han dejado nada (de hecho no entiendo por qué no se encastillaron allí). Si se llega al mar mejor, pero simplemente llegando al Adour se deja al ejército de la Entente casi atrapado, encerrado en una bolsa con un cuello de apenas 10 km de anchura, cerrado por un río de doscientos metros de anchura, dominado por observatorios enemigos y bajo el fuego artillero.
No hará falta decir las posibles consecuencias de una ruptura así y de atrapar al ejército de la Entente en Guipúzcoa.
Saludos
Por otra parte, la estrategia de desgaste destruyendo las primeras líneas puede funcionar a corto plazo, pero supongo que llevará enseguida a un esquema más racional con una primera línea mantenida por solo unos pocos puestos de vigilancia, y una línea principal más alejada. De todas formas la Entente metiéndose en esa bolsa en Guipúzcoa está jugando con fuego al tener un ala izquierda enorme que está desguarnecida. El Pirineo Central francés es, por desgracia, aun más abrupto que el español (aunque más estrecho) y tampoco lleva a ninguna parte, salvo que se quiera amenazar Pau (Toulouse queda muy lejos).
De todas formas creo que el punto más vulnerable de la Entente es aquel desde el cual todavía no se ha atacado: el sector entre Dancharinea y Valcarlos. No sé exactamente por donde va el frente por allí, y que partes de Francia han conservado los españoles tras su retirada de Burdeos. Pero es una zona suficientemente montañosa y boscosa como para favorecer la infiltración (salvo que haya líneas continuas) y muy conocida por los contrabandistas. Hay también suficientes ruutas como para poder mantener los suministros, y además los españoles dominan los observatorios. La principal ventaja de un ataque en esa zona es que tras apenas 10 km de montañas uno llega a la zona ondulada del País Vasco francés, y desde allí al río Adour hay solo 20 km, y 10 km más hasta el mar. En el Adour supongo que solo quedará algún puente de pontones, porque es un estuario muy ancho y es de suponer que los españoles en su retirada no han dejado nada (de hecho no entiendo por qué no se encastillaron allí). Si se llega al mar mejor, pero simplemente llegando al Adour se deja al ejército de la Entente casi atrapado, encerrado en una bolsa con un cuello de apenas 10 km de anchura, cerrado por un río de doscientos metros de anchura, dominado por observatorios enemigos y bajo el fuego artillero.
No hará falta decir las posibles consecuencias de una ruptura así y de atrapar al ejército de la Entente en Guipúzcoa.
Saludos
Tu regere imperio fluctus Hispane memento
- urquhart
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MADRID, ULTIMAS HORAS DEL 9 DE OCTUBRE DE 1918
SEDE DE LA PRESIDENCIA DEL GOBIERNO, MADRID, ULTIMAS HORAS DEL 9 DE OCTUBRE DE 1918
El reloj del despacho del Presidente Weyler marcaba cerca de la medianoche.
Para Don Valeriano y los jefes, oficiales y suboficiales que se encontraban en la estancia acabab el día más largo de la Historia reciente de España. La Flota operando contra el tráfico de la Entente, y los EJércitos en los Pirineos lanzando la primera ofensiva contra un enemigo fortificado y que no se encontraba en inferioridad numérica.
Ya sabían que la Flota Combinada al mando del Almirante Miranda había contactado con el enemigo, concretamente la División de Cruceros al mando del Almirante Ripoll. Dadas las condiciones nocturnas, se desconocía el alcance de los daños infligidos al enemigo, pero para alivio de todos, en aquel momento la reacción de la Flota enemiga podía calificarse de intrascendente. El Almirante Flórez antes del anochecer había abandonado la sede presidencial, para seguir desde el Ministerio de MArina los acontecimientos a partir de los mensajes entre naves captados por el Servicio Telegráfico de la Marina
Poco se sabía del frente terrestre, hasta que finalmente, el Ministro de Guerra, gerneral Luque y Coca, hablaba por teléfono con el Presidente Weyler,
A las ordenes de Vuecencia Mi General, paso a leerle el cablegrama que el General Borja ha transmitido escasos minutos:
Lanzada operación Cimitarra según horario. Puestos avanzados y centinela perdida enemigos, arrasados. Ganancia territorial escasa por no empeñarnos en combate. Se calculan altas bajas entre el enemigo. Capturados 40.000 prisioneros. Bajas propias inferiores a 30.000 hombres. Informes más detallados son enviados por valija aérea.
Gracias Agustín, gracias. Tan pronto tengas un momento recibas el informe copleto te agradeceré te pongas en contacto conmigo... Prepara antes un breve resumen para comunicar las últimas novedades a Su Majestad el Rey.
Sí, así lo haré...
Agustin, ¿sigues siendo creyente?
Es dificil verdad creer ahora en un Dios Misericordioso, que permite esta destrucción y muerte...
Sí, tienes razón pero mira como son las cosas. Hoy es San Dionisio, Saint Denis para los gabachos... fue decapitado, la tradición la de los franceses de cortar cabezas les viene de la época romana... ¿crees que habremos cortado la cabeza a la Entente?
Con los datos que tengo es prematuro. Hace unos días los alemanes liquidaron un Ejército Británico, y las cifras avanzdas por Borja, darían con otro Ejército de la Entente al traste. Pero es pronto... esperemos a mañana... veremos que dicen los alemanes de sus operaciones en Flandes.
Agustín, si Borja lograra aislar a los pérfidos... los franceses deberían decidir hacia donde dirigir sus reservas...
General, si usted fuera el General al mando francés, por tanto de la Entente, ¿dónde enviaría sus reservas?
Si fuera francés, con pensamiento francés, trataría de contraatacar en Flandes, ya que los españoles se pararan antes o después; carecen de experiencia en este tipo de operacionea a gran escala. Ahora, nosostros primero liquidaríamos el Frente de los Pirineos de una vez por todas, aguantaríamos la tormenta en Flandes, y con España fuera de juego, lanzaríamos todo contra Alemania... recuerde que ya en 1914 yo, bueno España, recomendó a Berlín y Viena acabar con el rival más débil, uno a uno; pero los franceses no permitirán de nuevo un Ejército Prusiano en Versalles imponiendoles otro Armisticio como el de 1871 (1)
Esperemos a Mañana Excelencia...
(1) http://en.wikipedia.org/wiki/Armistice_of_Versailles
El reloj del despacho del Presidente Weyler marcaba cerca de la medianoche.
Para Don Valeriano y los jefes, oficiales y suboficiales que se encontraban en la estancia acabab el día más largo de la Historia reciente de España. La Flota operando contra el tráfico de la Entente, y los EJércitos en los Pirineos lanzando la primera ofensiva contra un enemigo fortificado y que no se encontraba en inferioridad numérica.
Ya sabían que la Flota Combinada al mando del Almirante Miranda había contactado con el enemigo, concretamente la División de Cruceros al mando del Almirante Ripoll. Dadas las condiciones nocturnas, se desconocía el alcance de los daños infligidos al enemigo, pero para alivio de todos, en aquel momento la reacción de la Flota enemiga podía calificarse de intrascendente. El Almirante Flórez antes del anochecer había abandonado la sede presidencial, para seguir desde el Ministerio de MArina los acontecimientos a partir de los mensajes entre naves captados por el Servicio Telegráfico de la Marina
Poco se sabía del frente terrestre, hasta que finalmente, el Ministro de Guerra, gerneral Luque y Coca, hablaba por teléfono con el Presidente Weyler,
A las ordenes de Vuecencia Mi General, paso a leerle el cablegrama que el General Borja ha transmitido escasos minutos:
Lanzada operación Cimitarra según horario. Puestos avanzados y centinela perdida enemigos, arrasados. Ganancia territorial escasa por no empeñarnos en combate. Se calculan altas bajas entre el enemigo. Capturados 40.000 prisioneros. Bajas propias inferiores a 30.000 hombres. Informes más detallados son enviados por valija aérea.
Gracias Agustín, gracias. Tan pronto tengas un momento recibas el informe copleto te agradeceré te pongas en contacto conmigo... Prepara antes un breve resumen para comunicar las últimas novedades a Su Majestad el Rey.
Sí, así lo haré...
Agustin, ¿sigues siendo creyente?
Es dificil verdad creer ahora en un Dios Misericordioso, que permite esta destrucción y muerte...
Sí, tienes razón pero mira como son las cosas. Hoy es San Dionisio, Saint Denis para los gabachos... fue decapitado, la tradición la de los franceses de cortar cabezas les viene de la época romana... ¿crees que habremos cortado la cabeza a la Entente?
Con los datos que tengo es prematuro. Hace unos días los alemanes liquidaron un Ejército Británico, y las cifras avanzdas por Borja, darían con otro Ejército de la Entente al traste. Pero es pronto... esperemos a mañana... veremos que dicen los alemanes de sus operaciones en Flandes.
Agustín, si Borja lograra aislar a los pérfidos... los franceses deberían decidir hacia donde dirigir sus reservas...
General, si usted fuera el General al mando francés, por tanto de la Entente, ¿dónde enviaría sus reservas?
Si fuera francés, con pensamiento francés, trataría de contraatacar en Flandes, ya que los españoles se pararan antes o después; carecen de experiencia en este tipo de operacionea a gran escala. Ahora, nosostros primero liquidaríamos el Frente de los Pirineos de una vez por todas, aguantaríamos la tormenta en Flandes, y con España fuera de juego, lanzaríamos todo contra Alemania... recuerde que ya en 1914 yo, bueno España, recomendó a Berlín y Viena acabar con el rival más débil, uno a uno; pero los franceses no permitirán de nuevo un Ejército Prusiano en Versalles imponiendoles otro Armisticio como el de 1871 (1)
Esperemos a Mañana Excelencia...
(1) http://en.wikipedia.org/wiki/Armistice_of_Versailles
Tempus Fugit
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Ucronia España vs EE.UU., Duelo de aguilas
Evidentemente es un anacronismo que, en este caso, he utilizado para su mejor comprensión. En realidad las labores que más adelante ejercería la compañía de Esquiadores-Escaladores creada en 1961, eran ejercidas por las Secciones de Guías de los batallones de cazadores de montaña. Al menos así aparecen nombradas ya en los años 20 del pasado siglo, y como es evidente se reclutaban entre las gentes conocedoras de la región, lo que nos remonta a la aparición de las primeras tropas de montaña españolas allá por el siglo XVII, cuando se creo el "Tercio de Voluntarios de Valencia" para movimientos por terrenos difíciles, reclutandolo entre las gentes de las agrestes comarcas del Maestrazgo.
En cuanto al esquí propiamente dicho, es cierto que su origen en España está en los primeros años del siglo pasado, igualmente lo es que el ejército lo adopto en la primera ocasión en la que tuvo que operar en las zonas pirenaicas en la Guerra InCivil. Conocidas son por ejemplo los batallones de Esquiadores de Guadarrama, Sierra Nevada, y pirineos. Para la ucronía en cuestión y como denominar secciones de Guías a esas unidades de avanzada quedaba muy difuso y podía dar lugar a confusiones, he preferido emplear la denominación moderna. Podemos suponer que la sección de guías, ante la necesidad del movimiento invernal de los últimos cuatro años, ha acabado derivando en las mencionadas compañías de Esquiadores-Escaladores.
Sobre la táctica española. Precisamente esos puestos de vigilancia a vanguardia de la línea principal seria lo que había en esos momentos, de ahí su fácil destrucción. Históricamente la guerra de trincheras evoluciono la línea continua de trincheras (con partes diferenciadas dentro de la propia trinchera) de 1916, a una defensa por escalones en 1918. Estos escalones serían:
La táctica española es por lo tanto, el destruir a las unidades de vigilancia sin llegar a chocar con la línea principal del enemigo. Vale decir que si en lugar de enviar esas “Stosstruppen”, se hubiese optado por un ataque en masa como los típicos de 1916, las fuerzas españolas hubiesen podido ser masacradas por las ametralladoras y aun de vencer hubiesen llegado descompuestas a la Zona de Combate propiamente dicha. Y esto al fin y al cabo es lo que buscaba esa táctica defensiva puesta en marcha por la Entente en 1918, utilizar unidades pequeñas para destruir la cohesión de las masas de infantería enemigas, antes de llegar al choque con su línea principal. Afortunadamente las tropas de asalto solventaron ese problema.
Una nota aclaratoria. Tras la retirada de 1915 las líneas españolas no se establecen justo en la frontera, sino que en algunos casos se establecen en la zona francesa si ofrecía mejores posibilidades defensivas. En la zona de Valcarlos sí se ha atacado, pero tan solo la mencionada zona Avanzada. Con todo, la táctica española del momento busca el destruir a cuantas más tropas enemigas mejor, por supuesto al menor coste posible, de ahí el no haber tratado de entablar combate con la zona principal del enemigo.
En cuanto al esquí propiamente dicho, es cierto que su origen en España está en los primeros años del siglo pasado, igualmente lo es que el ejército lo adopto en la primera ocasión en la que tuvo que operar en las zonas pirenaicas en la Guerra InCivil. Conocidas son por ejemplo los batallones de Esquiadores de Guadarrama, Sierra Nevada, y pirineos. Para la ucronía en cuestión y como denominar secciones de Guías a esas unidades de avanzada quedaba muy difuso y podía dar lugar a confusiones, he preferido emplear la denominación moderna. Podemos suponer que la sección de guías, ante la necesidad del movimiento invernal de los últimos cuatro años, ha acabado derivando en las mencionadas compañías de Esquiadores-Escaladores.
Sobre la táctica española. Precisamente esos puestos de vigilancia a vanguardia de la línea principal seria lo que había en esos momentos, de ahí su fácil destrucción. Históricamente la guerra de trincheras evoluciono la línea continua de trincheras (con partes diferenciadas dentro de la propia trinchera) de 1916, a una defensa por escalones en 1918. Estos escalones serían:
- Escalón Avanzado; Puestos de vigilancia, nidos de ametralladoras, etc., situados a vanguardia y con 3 de los batallones de la división.
Escalón de Combate; Nucleos de resistencia de mucha mayor entidad compuestos por 4 batallones de infantería.
Escalón de Reserva; Los dos últimos batallones que permanecían a la espera para contraatacar o acudir a taponar las brechas en la Zona de Combate.
La táctica española es por lo tanto, el destruir a las unidades de vigilancia sin llegar a chocar con la línea principal del enemigo. Vale decir que si en lugar de enviar esas “Stosstruppen”, se hubiese optado por un ataque en masa como los típicos de 1916, las fuerzas españolas hubiesen podido ser masacradas por las ametralladoras y aun de vencer hubiesen llegado descompuestas a la Zona de Combate propiamente dicha. Y esto al fin y al cabo es lo que buscaba esa táctica defensiva puesta en marcha por la Entente en 1918, utilizar unidades pequeñas para destruir la cohesión de las masas de infantería enemigas, antes de llegar al choque con su línea principal. Afortunadamente las tropas de asalto solventaron ese problema.
Una nota aclaratoria. Tras la retirada de 1915 las líneas españolas no se establecen justo en la frontera, sino que en algunos casos se establecen en la zona francesa si ofrecía mejores posibilidades defensivas. En la zona de Valcarlos sí se ha atacado, pero tan solo la mencionada zona Avanzada. Con todo, la táctica española del momento busca el destruir a cuantas más tropas enemigas mejor, por supuesto al menor coste posible, de ahí el no haber tratado de entablar combate con la zona principal del enemigo.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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OPERACIÓN CIMITARRA V/II, 10 de octubre
A lo largo de la mañana, 9 pequeñas posiciones defensivas en las montañas caerían en manos de las unidades de escaladores, creando una brecha que pronto alcanzo los 9km de largo. Por esa brecha se adentrarían los batallones de cazadores de montaña. Tan solo en las cercanías de Coflens, uno de aquellos puestos defensivos seleccionados tras minuciosos reconocimientos por su vulnerabilidad, logro resistir al embate de los esquiadores escaladores. Debido a esto cuando poco después llegaron los cazadores de montaña, los defensores estaban alertados y en sus posiciones. En el combate que siguió la columna de cazadores sufriría fuertes bajas, cayendo finalmente aquel puesto cuatro horas después.
http://i48.tinypic.com/28uldsz.jpg
En el resto del frente el avance continúo con rapidez mientras empujaban a los supervivientes enemigos hacia el norte, para después abrirse para rodear al resto de posiciones defensivas y atacarlas desde retaguardia. Por desgracia para Petain, tras los sucesos del día anterior en las vascongadas no había reservas que enviar a taponar la brecha que se estaba creando en las montañas, pues ya estaban empeñadas en combate o se encontraban en la orilla del Mediterráneo y tardarían dos días en llegar hasta allí. Además debido a lo inadecuado de las carreteras y vías de ferrocarril, se dispuso de un precioso tiempo adicional en el que los cazadores de montaña tuvieron vía libre para continuar sus movimientos de flanqueo o atrincheramiento. Al caer la noche eran ya 14 los puestos defensivos que peligraban en los pirineos, y 3 más lo que habían sido rodeados y sometidos. Las defensas de los pirineos estaban cayendo de una en una, al menos las de menor tamaño, y miles de soldados emprendieron el camino al cautiverio atravesando las montañas.
En Marignac, el cabo Molina había pasado las últimas horas de la noche cavando un pozo de tirador en el que instalar la ametralladora Hotchkiss que tenía a su cargo, e instalar un poncho que les protegiese de la fina llovizna en forma de aguanieve que caía sobre sus cabezas. Ahora esperaba pacientemente bajo la llovizna, agradeciendo al poncho que habían tendido entre cuatro palos el hallarse relativamente secos. No lejos de allí algunos hombres habían logrado encender una pequeña hoguera en un pozo de tirador de mayor tamaño en el que habían instalado un mortero Stokes. Tal vez ellos mismos podrían hacer algo similar si encontraban leña seca, se dijo Molina. Al menos ellos eran los afortunados pues al ser parte de los equipos de armas colectivas, sus pozos de tirador eran mayores y más versátiles que los de los desgraciados soldados que se acurrucaban en pozos individuales.
Mientras se pasaban las galletas saladas y el chorizo que cargaban como alimento, regándolo con la bota de vino que portaba el soldado Marín, Molina rezaba por que el coronel estuviese equivocado y aquella maldita colina no fuese la clave de la batalla. Por desgracia se rumoreaba que tres columnas de cazadores de montaña convergían hacia allí, a toda la velocidad a la que eran capaces de marchar. Malas noticias si se esperaban tantas tropas. Nada bueno podía esperarles si el brigadier Palacios, había decidido que eran necesarios 6.000 hombres en aquel punto. Se arriesgó a dar un rápido vistazo a la carretera que corría por el valle. Varias manchas oscuras cubrían la carretera a unos cientos de metros de su posición. Eran los cuerpos de una patrulla sorprendida al amanecer en campo abierto, los pobres que ignoraban que el enemigo se había infiltrado no tuvieron ninguna oportunidad.
Catorce kilómetros al sur, el capitán Valero dirigía el fuego de su batería de cañones Schneider de montaña de 70mm desde la cima del Mail de Cric. Pese a encontrarse en octubre el frío atenazaba ya sus huesos provocando temblores que recorrían su columna vertebral. Maldiciendo a Intendencia por no proporcionarles los equipos adecuados para aquellas temperaturas, siguió bombardeando las posiciones francesas que se encontraban al Oeste de su posición. Hasta entonces las cosas parecían ir relativamente bien, las columnas de infantería parecían haber logrado infiltrarse entre las líneas enemigas, pues no había escuchado ningún tiroteo procedente de aquella dirección. Tan solo esperaba que las cosas no les fuesen demasiado mal ahora que estaban solos y aislados.
El general Seigner dando ejemplo a sus hombres caminaba despreocupadamente pese al feroz bombardeo al que la artillería enemiga sometía a sus posiciones. Desde esa mañana, decenas de bocas de fuego habían tomado a su división como objetivo, y estaban arrasando sus defensas sin prisa pero sin pausa. Por supuesto las mayores piezas enemigas eran los obuses de 12 pulgadas instalados en los fuertes que dominaban aquel paso desde una década atrás, ahora debidamente acompañados por cañones de campaña y obuses de gran calibre. Sin embargo las piezas más letales estaban resultando ser los pequeños cañones de montaña que el enemigo había subido a las cumbres de los picos de la zona, que ahora disparaban en fuego directo sobre sus fuerzas, eligiendo blancos casi de forma individual. Lo más preocupante a estas alturas, era el que su artillería estaba consumiendo gran parte de sus reservas de municiones al intentar combatir los intentos de flanqueo enemigos, lo que le había obligado a ordenar que racionasen el fuego. Si Petain no reabría sus rutas de suministros cortadas desde esa mañana no aguantaría más de unos días, una semana como mucho. La pérdida de una división completa sería una catástrofe.
El coronel Dupont había ascendido hasta la torre del Castillo de Fronsac, y desde ella contemplaba Marignac y las colinas que había a la espalda de la población tomada por los españoles la noche anterior. Por fortuna las comunicaciones que unían esa población con el Puesto de Mando del general Seigner aún continuaban intactas, lo que se traducía en un buen flujo de información que le permitía conocer la entidad de la columna que había tomado el pueblo horas atrás. Si los informes recibidos eran correctos se trataba de una columna de unos 1.800 a 2.200 hombres. Aproximadamente un batallón de infantería reforzado por una batería de artillería y algunas secciones o compañías de zapadores, ametralladoras y servicios diversos. Un enemigo sin duda inferior a su regimiento que ahora mismo estaba desembarcando de los camiones que los habían llevado hasta el pueblo. Aun así podía ser duro, pero si esperaba a la llegada del resto de la división no tendrían tiempo de mejorar las defensas que estaban construyendo y la situación empeoraría en demasía. Había que asaltar sus posiciones de inmediato y aprovechar las 5 horas de luz que quedaban por delante.
El brigadier Navarres había ascendido hasta el Mail de Cric para tener una mejor panorámica de la zona de operaciones. Desde su posición podía observar las posiciones francesas situadas al oeste, en las que se calculaba que había entre 20 y 25.000 soldados enemigos. Toda una división más unidades de apoyo que ahora mismo estaba tratando de cercar. Al norte de allí dos de sus columnas de cazadores habían aprovechado la brecha abierta por los esquiadores-escaladores para adentrarse en territorio enemigo, cortando la carretera por la que discurrían los suministros enemigos. Si aquellos hombres lograban aguantar la división enemiga tenía los días contados, por lo tanto y conociendo la importancia de aquella posición envió otras dos columnas de refuerzo adicionales, aunque dudaba que lograsen llegar antes del anochecer. Precisamente con esos refuerzos avanzarían varias unidades de tendido de líneas, solventando así los problemas que estaban dando los equipos TSH a causa de las montañas.
A lo largo de la mañana, 9 pequeñas posiciones defensivas en las montañas caerían en manos de las unidades de escaladores, creando una brecha que pronto alcanzo los 9km de largo. Por esa brecha se adentrarían los batallones de cazadores de montaña. Tan solo en las cercanías de Coflens, uno de aquellos puestos defensivos seleccionados tras minuciosos reconocimientos por su vulnerabilidad, logro resistir al embate de los esquiadores escaladores. Debido a esto cuando poco después llegaron los cazadores de montaña, los defensores estaban alertados y en sus posiciones. En el combate que siguió la columna de cazadores sufriría fuertes bajas, cayendo finalmente aquel puesto cuatro horas después.
http://i48.tinypic.com/28uldsz.jpg
En el resto del frente el avance continúo con rapidez mientras empujaban a los supervivientes enemigos hacia el norte, para después abrirse para rodear al resto de posiciones defensivas y atacarlas desde retaguardia. Por desgracia para Petain, tras los sucesos del día anterior en las vascongadas no había reservas que enviar a taponar la brecha que se estaba creando en las montañas, pues ya estaban empeñadas en combate o se encontraban en la orilla del Mediterráneo y tardarían dos días en llegar hasta allí. Además debido a lo inadecuado de las carreteras y vías de ferrocarril, se dispuso de un precioso tiempo adicional en el que los cazadores de montaña tuvieron vía libre para continuar sus movimientos de flanqueo o atrincheramiento. Al caer la noche eran ya 14 los puestos defensivos que peligraban en los pirineos, y 3 más lo que habían sido rodeados y sometidos. Las defensas de los pirineos estaban cayendo de una en una, al menos las de menor tamaño, y miles de soldados emprendieron el camino al cautiverio atravesando las montañas.
En Marignac, el cabo Molina había pasado las últimas horas de la noche cavando un pozo de tirador en el que instalar la ametralladora Hotchkiss que tenía a su cargo, e instalar un poncho que les protegiese de la fina llovizna en forma de aguanieve que caía sobre sus cabezas. Ahora esperaba pacientemente bajo la llovizna, agradeciendo al poncho que habían tendido entre cuatro palos el hallarse relativamente secos. No lejos de allí algunos hombres habían logrado encender una pequeña hoguera en un pozo de tirador de mayor tamaño en el que habían instalado un mortero Stokes. Tal vez ellos mismos podrían hacer algo similar si encontraban leña seca, se dijo Molina. Al menos ellos eran los afortunados pues al ser parte de los equipos de armas colectivas, sus pozos de tirador eran mayores y más versátiles que los de los desgraciados soldados que se acurrucaban en pozos individuales.
Mientras se pasaban las galletas saladas y el chorizo que cargaban como alimento, regándolo con la bota de vino que portaba el soldado Marín, Molina rezaba por que el coronel estuviese equivocado y aquella maldita colina no fuese la clave de la batalla. Por desgracia se rumoreaba que tres columnas de cazadores de montaña convergían hacia allí, a toda la velocidad a la que eran capaces de marchar. Malas noticias si se esperaban tantas tropas. Nada bueno podía esperarles si el brigadier Palacios, había decidido que eran necesarios 6.000 hombres en aquel punto. Se arriesgó a dar un rápido vistazo a la carretera que corría por el valle. Varias manchas oscuras cubrían la carretera a unos cientos de metros de su posición. Eran los cuerpos de una patrulla sorprendida al amanecer en campo abierto, los pobres que ignoraban que el enemigo se había infiltrado no tuvieron ninguna oportunidad.
Catorce kilómetros al sur, el capitán Valero dirigía el fuego de su batería de cañones Schneider de montaña de 70mm desde la cima del Mail de Cric. Pese a encontrarse en octubre el frío atenazaba ya sus huesos provocando temblores que recorrían su columna vertebral. Maldiciendo a Intendencia por no proporcionarles los equipos adecuados para aquellas temperaturas, siguió bombardeando las posiciones francesas que se encontraban al Oeste de su posición. Hasta entonces las cosas parecían ir relativamente bien, las columnas de infantería parecían haber logrado infiltrarse entre las líneas enemigas, pues no había escuchado ningún tiroteo procedente de aquella dirección. Tan solo esperaba que las cosas no les fuesen demasiado mal ahora que estaban solos y aislados.
El general Seigner dando ejemplo a sus hombres caminaba despreocupadamente pese al feroz bombardeo al que la artillería enemiga sometía a sus posiciones. Desde esa mañana, decenas de bocas de fuego habían tomado a su división como objetivo, y estaban arrasando sus defensas sin prisa pero sin pausa. Por supuesto las mayores piezas enemigas eran los obuses de 12 pulgadas instalados en los fuertes que dominaban aquel paso desde una década atrás, ahora debidamente acompañados por cañones de campaña y obuses de gran calibre. Sin embargo las piezas más letales estaban resultando ser los pequeños cañones de montaña que el enemigo había subido a las cumbres de los picos de la zona, que ahora disparaban en fuego directo sobre sus fuerzas, eligiendo blancos casi de forma individual. Lo más preocupante a estas alturas, era el que su artillería estaba consumiendo gran parte de sus reservas de municiones al intentar combatir los intentos de flanqueo enemigos, lo que le había obligado a ordenar que racionasen el fuego. Si Petain no reabría sus rutas de suministros cortadas desde esa mañana no aguantaría más de unos días, una semana como mucho. La pérdida de una división completa sería una catástrofe.
El coronel Dupont había ascendido hasta la torre del Castillo de Fronsac, y desde ella contemplaba Marignac y las colinas que había a la espalda de la población tomada por los españoles la noche anterior. Por fortuna las comunicaciones que unían esa población con el Puesto de Mando del general Seigner aún continuaban intactas, lo que se traducía en un buen flujo de información que le permitía conocer la entidad de la columna que había tomado el pueblo horas atrás. Si los informes recibidos eran correctos se trataba de una columna de unos 1.800 a 2.200 hombres. Aproximadamente un batallón de infantería reforzado por una batería de artillería y algunas secciones o compañías de zapadores, ametralladoras y servicios diversos. Un enemigo sin duda inferior a su regimiento que ahora mismo estaba desembarcando de los camiones que los habían llevado hasta el pueblo. Aun así podía ser duro, pero si esperaba a la llegada del resto de la división no tendrían tiempo de mejorar las defensas que estaban construyendo y la situación empeoraría en demasía. Había que asaltar sus posiciones de inmediato y aprovechar las 5 horas de luz que quedaban por delante.
El brigadier Navarres había ascendido hasta el Mail de Cric para tener una mejor panorámica de la zona de operaciones. Desde su posición podía observar las posiciones francesas situadas al oeste, en las que se calculaba que había entre 20 y 25.000 soldados enemigos. Toda una división más unidades de apoyo que ahora mismo estaba tratando de cercar. Al norte de allí dos de sus columnas de cazadores habían aprovechado la brecha abierta por los esquiadores-escaladores para adentrarse en territorio enemigo, cortando la carretera por la que discurrían los suministros enemigos. Si aquellos hombres lograban aguantar la división enemiga tenía los días contados, por lo tanto y conociendo la importancia de aquella posición envió otras dos columnas de refuerzo adicionales, aunque dudaba que lograsen llegar antes del anochecer. Precisamente con esos refuerzos avanzarían varias unidades de tendido de líneas, solventando así los problemas que estaban dando los equipos TSH a causa de las montañas.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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Ucronia España vs EE.UU., Duelo de aguilas
Hola a todos,
a propósito de los esquiadores, ya en las Guerras Napoleónicas se usaron tropas esquiadoras.
En 1808 en la Batalla de Trangen , abril, en el contexto de la Guerra Danesa Sueca de 1808-1809(1), entre los invasores suecos, y los defensores noruego daneses (Noruega formaba parte de la Corona Danesa, entregada a Suecia tras la derrota danesa en la Guerra de la Sexta Coalición, y que por el Tratado de Kiel (2) cedía Noruega a Suecia), alineaban tropas esquiadoras. Para el total de la Guerra, dos batallones/regimientos de 600 plazas.
http://www.napoleon-series.org/images/m ... r1808a.JPG
http://www.elverumske.no/images/skalbukilen.JPG
Los italianos ya disponían de tropas entrenadas en 1912, como muestra la fotografía
También los franceses, dentro de los Chasseurs Alpins, creados en 1888
Austriacos
e incluso turcos
(1) http://en.wikipedia.org/wiki/Battle_of_Trangen
(2) http://en.wikipedia.org/wiki/Treaty_of_Kiel
a propósito de los esquiadores, ya en las Guerras Napoleónicas se usaron tropas esquiadoras.
En 1808 en la Batalla de Trangen , abril, en el contexto de la Guerra Danesa Sueca de 1808-1809(1), entre los invasores suecos, y los defensores noruego daneses (Noruega formaba parte de la Corona Danesa, entregada a Suecia tras la derrota danesa en la Guerra de la Sexta Coalición, y que por el Tratado de Kiel (2) cedía Noruega a Suecia), alineaban tropas esquiadoras. Para el total de la Guerra, dos batallones/regimientos de 600 plazas.
http://www.napoleon-series.org/images/m ... r1808a.JPG
http://www.elverumske.no/images/skalbukilen.JPG
Los italianos ya disponían de tropas entrenadas en 1912, como muestra la fotografía
También los franceses, dentro de los Chasseurs Alpins, creados en 1888
Austriacos
e incluso turcos
(1) http://en.wikipedia.org/wiki/Battle_of_Trangen
(2) http://en.wikipedia.org/wiki/Treaty_of_Kiel
Tempus Fugit
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