¿Quien inmobilizo al Bismark?
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¿Quien inmobilizo al Bismark?
Un gran saludo, alguien conoce el nombre del que disparo el torpedo que inmobilizo al Bismark.
Gracias
Iván
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Iván
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El Bismark fue destruido por una colosal suma de malas decisiones. Físicamente, fue ataco por una escuadrilla de aviones lanza torpedos, y uno de estos lo inmoviliza, sería difícil determinar cual fue. Después de una heroica lucha de sus tripulantes, y sin la posibilidad de responder a los disparos de los buques pesados Británicos, el Bismark fue impactado a muy corta distancia por tres torpedos, aunque muchos afirman que esta no fue la causa de su hundimiento, sino que este fue volado por su capitán.
En este enlace encontraras un excelente vídeo sobre toda la historia del Bismark.
http://www.tu.tv/videos/documental-historia-bismark
Saludos.
En este enlace encontraras un excelente vídeo sobre toda la historia del Bismark.
http://www.tu.tv/videos/documental-historia-bismark
Saludos.
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Hola
El jefe de la fuerza de ataque era esta vez el Capitán de Corbeta Tim Coode, con Stewart Moore como segundo en el comando. Ni ellos ni sus cuarenta y tres camaradas pilotos, observadores y artilleros se hacían mayores ilusiones sobre lo que tenían por delante, pero el ataque en falso contra el Sheffield había sido útil, les había demostrado que despegar y aterrizar con semejante tiempo no era algo que pusiera tanto los pelos de punta como habían creído. Por otra parte, el estigma del fracaso que todos sentían por no haber reconocido al Sheffield y haber atacado a uno de sus propios buques debían necesariamente ser borrados. Sobre ellos recaían ahora todas las esperanzas de la marina y de Inglaterra, ya que si ellos no eran capaces de retardar al Bismarck, nadie más podría hacerlo. Temían por lo que tenían al frente, pero había también un gran estímulo, un desafío para ponerse a prueba, para demostrar lo que era capaz de hacer el arma aérea de la marina.
El tiempo estaba tan malo como siempre, un mar embravecido, las nubes a 200 metros y frecuentes chubascos que por momentos quitaban por completo la visibilidad . Se había sugerido que los aviones de combate Fulmar también despegaran, para lograr una diversificación del fuego antiaéreo durante el ataque, pero en esas condiciones resultó imposible. Irónicamente, sólo los lentos, desgarbados y anticuados Swordfish eran operables. A las 7 de la tarde , cuando el Bismarck estaba a 38 millas y en una marcación de 167º, el Capitán Maund hizo virar al Ark para enfrentar el viento y redujo la velocidad a 12 nudos. Ahora el espacio entre él y el enemigo se dilataba a más de 30 nudos. El capitán de fragata Traill estaba de pie en el puente con su bandera verde; debajo de él los quince aviones –todos los Swordfish que quedaban en el buque, excepto los seguidores- alineados en la cubierta de vuelo, con sus motores rugiendo. A las 7.10 de la tarde bajó la bandera verde; Coode abrió el acelerador, los mecánicos de cubierta , con sus pantalones flameando al viento, retiraron las calzas y, por segunda vez en el día, el Swordfish 5ª comenzó a correr dando tumbos por la resbaladiza superficie de despegue. Coode sacó su avión sin inconvenientes y ascendió hacia el cielo tormentosos; uno a uno lo siguieron los demás.
Los aviones formaron en columnas de secciones con seis de éstas, integradas por dos otres aviones cada una. Esta vez, a fin de evitar confusiones, los pilotos habían recibido instrucciones de dirigirse al Sheffield y obtener de éste la posición exacta del enemigo. Avistaron al Sheffield poco antes de las 8, pero lo perdieron y recién volvieron a encontrarlo a las 8.35. El capitán Larcom transmitió por señales a Coode “El enemigo se encuentra a 12 millas de distancia, directamente al frente”, (tal como el capitán Blackwood 136 años antes, frente a Cádiz, había transmitido a Nelson: “El enemigo está saliendo del puerto”).
Sobre el Sheffield las condiciones del tiempo eran buenas para el ataque, con las bases de las nubes a 600 metros y los topes a 1500. Coode hizo ascender a la fuerza de ataque, con la intención de reunirlos sobre las nubes y luego separarse en forma tal que efectuaran las aproximaciones sobre el Bismarck desde diferente direcciones. De esta manera, éste tendría mayores dificultades para esquivar los torpedos. Pero él no sabía que el Bismarck estaba navegando debajo de lo que los meteorólogos llaman “un frente”, una pared de nubes que se extiende desde los 3000 o más metros de altura hasta casi el nivel del mar. Los pequeños aviones ascendieron en medio de la oscura bruma gris hasta 1500 metros, 2000, 2500, pero no había señales de que aquello terminara. Coode se dio cuenta de que ahora no habría posibilidad de llevar a cabo un ataque coordinado ; cada sección debnería atacar por si misma en forma independiente, y así se lo comunicó a los otros.
Por ser el jefe de la fuerza, su propia sección fue la primera en atacar. Iniciaron juntos la picada tratando de llegar a una posición a popa y a favor del viento con respecto al Bismarck. A medida que el altímetro cambiaba rápidamente de 3500 metros a 2000, 1500 , 1000 y 500, sin que las nubes se dispersaran, Coode se preguntó cuánto más podría prolongar la picada sin que, como él lo dijo, se quedaran sin altura. A 200 metros, los tres aviones, además de otro de la sección Nº 3 que se había unido a ellos accidentalmente, salieronde las nubes para encontrarse, no como lo habían esperado, a popa del Bismarck, sino a cuatro millas a su frente. Su enorme masa avanzaba hacia ellos dando bandazos. Atacar con viento de frente y en ese estado del tiempo habría sido un suicidio, por lo tanto la sección viró hacia babor y tomó altura para entrar nuevamente en las nubes y atacar luego a la nave desde el través de babor de la misma.
Pág.202-205
Coode y sus cuatro aviones salieron de las nubes en el travé s de babor del Bismarck, nivelaron y apuntaron las narices de los Swordfish delante de la proa del enemigo, en el ángulo correspondiente. La totalidad de las piezas de artillería antiaérea del lado de babor del Bismarck estallaron a la vida, proyectiles trazantes como bolas de billar, rojas, verdes, amarillas, blancas, venían hacia ellos describiendo largo s y lentos arcos y por todas partes y a su alrededor explotaron granadas de calibres menores. Trataron de recordar las simple reglas sobre el ataque aprendidas en la escuela de entrenamiento, los torpedos debían lanzarse a una velocidad de 160 kilómetros por hora, a 30 metros de altura y a una distancia de 800 metros, pero en ese infirno de fuego resultaba difícil pensar en cualquier cosa. El avión del alférez Dixon-Child recibió impactos de esquirlas pero siguió volando y se alejó a babor, con viento a favor. El observador del avión de la sección Nº 3, que atacó unos segundos después que los otros, creyó haber visto levantarse una columna de agua detrás de la chimenea del Bismarck, pero no estaba seguro; Edmond Carver , observador del avión de Coode, que había alcanzado una posición a proa y a babor del buque alemán, no vio nada. Él y Coode dieron unas vueltas por unos minutos entre las nubes bajas y la lluvia pero no vieron otros ataques , pensaron que ellos habían sido los únicos en encontrar el blanco e hicieron un mensaje al Ark Royal antes de virar para iniciar el regreso: “Ningún impacto estimado”, el radiograma fue retransmitido a Tovey.
Pero los tres aviones de la sección Nº 2, conducidos por el teniente de navío “Pluma” Godfrey-Faussett (así llamado por su volumen), estaban entrando ahora por estribor. Habían trepado hasta los 3000 metros sin poder salir de las nubes, observaron que se formaba hielo en los planos y viraron para iniciar desde allí el ataque. Godfrey-Faussett realizó la picada sobre una firme detección de radar y salió de las nubes en el través de estribor del Bismarck, viendo que un solo avión continuaba con él, el alférez Kenneth Pattison; el otro, piloteado por el alférez Tony Beale, no se veía por ninguna parte. Él y Pattison comenzaron el ataque , vieron una verdadera erupción de fuego y humo en la banda de estribor del Bismarck , observaron curvarse hacia ellos los proyectiles de colores y oyeron el ruido de las esquirlas al rasgar la débil tela que cubría el fuselaje. Pero continuaron la corrida del ataque y cuando el Bismarck peinaba las trayectorias de los torpedos, les pareció ver un impacto.
En un rato te posteo el resto
El jefe de la fuerza de ataque era esta vez el Capitán de Corbeta Tim Coode, con Stewart Moore como segundo en el comando. Ni ellos ni sus cuarenta y tres camaradas pilotos, observadores y artilleros se hacían mayores ilusiones sobre lo que tenían por delante, pero el ataque en falso contra el Sheffield había sido útil, les había demostrado que despegar y aterrizar con semejante tiempo no era algo que pusiera tanto los pelos de punta como habían creído. Por otra parte, el estigma del fracaso que todos sentían por no haber reconocido al Sheffield y haber atacado a uno de sus propios buques debían necesariamente ser borrados. Sobre ellos recaían ahora todas las esperanzas de la marina y de Inglaterra, ya que si ellos no eran capaces de retardar al Bismarck, nadie más podría hacerlo. Temían por lo que tenían al frente, pero había también un gran estímulo, un desafío para ponerse a prueba, para demostrar lo que era capaz de hacer el arma aérea de la marina.
El tiempo estaba tan malo como siempre, un mar embravecido, las nubes a 200 metros y frecuentes chubascos que por momentos quitaban por completo la visibilidad . Se había sugerido que los aviones de combate Fulmar también despegaran, para lograr una diversificación del fuego antiaéreo durante el ataque, pero en esas condiciones resultó imposible. Irónicamente, sólo los lentos, desgarbados y anticuados Swordfish eran operables. A las 7 de la tarde , cuando el Bismarck estaba a 38 millas y en una marcación de 167º, el Capitán Maund hizo virar al Ark para enfrentar el viento y redujo la velocidad a 12 nudos. Ahora el espacio entre él y el enemigo se dilataba a más de 30 nudos. El capitán de fragata Traill estaba de pie en el puente con su bandera verde; debajo de él los quince aviones –todos los Swordfish que quedaban en el buque, excepto los seguidores- alineados en la cubierta de vuelo, con sus motores rugiendo. A las 7.10 de la tarde bajó la bandera verde; Coode abrió el acelerador, los mecánicos de cubierta , con sus pantalones flameando al viento, retiraron las calzas y, por segunda vez en el día, el Swordfish 5ª comenzó a correr dando tumbos por la resbaladiza superficie de despegue. Coode sacó su avión sin inconvenientes y ascendió hacia el cielo tormentosos; uno a uno lo siguieron los demás.
Los aviones formaron en columnas de secciones con seis de éstas, integradas por dos otres aviones cada una. Esta vez, a fin de evitar confusiones, los pilotos habían recibido instrucciones de dirigirse al Sheffield y obtener de éste la posición exacta del enemigo. Avistaron al Sheffield poco antes de las 8, pero lo perdieron y recién volvieron a encontrarlo a las 8.35. El capitán Larcom transmitió por señales a Coode “El enemigo se encuentra a 12 millas de distancia, directamente al frente”, (tal como el capitán Blackwood 136 años antes, frente a Cádiz, había transmitido a Nelson: “El enemigo está saliendo del puerto”).
Sobre el Sheffield las condiciones del tiempo eran buenas para el ataque, con las bases de las nubes a 600 metros y los topes a 1500. Coode hizo ascender a la fuerza de ataque, con la intención de reunirlos sobre las nubes y luego separarse en forma tal que efectuaran las aproximaciones sobre el Bismarck desde diferente direcciones. De esta manera, éste tendría mayores dificultades para esquivar los torpedos. Pero él no sabía que el Bismarck estaba navegando debajo de lo que los meteorólogos llaman “un frente”, una pared de nubes que se extiende desde los 3000 o más metros de altura hasta casi el nivel del mar. Los pequeños aviones ascendieron en medio de la oscura bruma gris hasta 1500 metros, 2000, 2500, pero no había señales de que aquello terminara. Coode se dio cuenta de que ahora no habría posibilidad de llevar a cabo un ataque coordinado ; cada sección debnería atacar por si misma en forma independiente, y así se lo comunicó a los otros.
Por ser el jefe de la fuerza, su propia sección fue la primera en atacar. Iniciaron juntos la picada tratando de llegar a una posición a popa y a favor del viento con respecto al Bismarck. A medida que el altímetro cambiaba rápidamente de 3500 metros a 2000, 1500 , 1000 y 500, sin que las nubes se dispersaran, Coode se preguntó cuánto más podría prolongar la picada sin que, como él lo dijo, se quedaran sin altura. A 200 metros, los tres aviones, además de otro de la sección Nº 3 que se había unido a ellos accidentalmente, salieronde las nubes para encontrarse, no como lo habían esperado, a popa del Bismarck, sino a cuatro millas a su frente. Su enorme masa avanzaba hacia ellos dando bandazos. Atacar con viento de frente y en ese estado del tiempo habría sido un suicidio, por lo tanto la sección viró hacia babor y tomó altura para entrar nuevamente en las nubes y atacar luego a la nave desde el través de babor de la misma.
Pág.202-205
Coode y sus cuatro aviones salieron de las nubes en el travé s de babor del Bismarck, nivelaron y apuntaron las narices de los Swordfish delante de la proa del enemigo, en el ángulo correspondiente. La totalidad de las piezas de artillería antiaérea del lado de babor del Bismarck estallaron a la vida, proyectiles trazantes como bolas de billar, rojas, verdes, amarillas, blancas, venían hacia ellos describiendo largo s y lentos arcos y por todas partes y a su alrededor explotaron granadas de calibres menores. Trataron de recordar las simple reglas sobre el ataque aprendidas en la escuela de entrenamiento, los torpedos debían lanzarse a una velocidad de 160 kilómetros por hora, a 30 metros de altura y a una distancia de 800 metros, pero en ese infirno de fuego resultaba difícil pensar en cualquier cosa. El avión del alférez Dixon-Child recibió impactos de esquirlas pero siguió volando y se alejó a babor, con viento a favor. El observador del avión de la sección Nº 3, que atacó unos segundos después que los otros, creyó haber visto levantarse una columna de agua detrás de la chimenea del Bismarck, pero no estaba seguro; Edmond Carver , observador del avión de Coode, que había alcanzado una posición a proa y a babor del buque alemán, no vio nada. Él y Coode dieron unas vueltas por unos minutos entre las nubes bajas y la lluvia pero no vieron otros ataques , pensaron que ellos habían sido los únicos en encontrar el blanco e hicieron un mensaje al Ark Royal antes de virar para iniciar el regreso: “Ningún impacto estimado”, el radiograma fue retransmitido a Tovey.
Pero los tres aviones de la sección Nº 2, conducidos por el teniente de navío “Pluma” Godfrey-Faussett (así llamado por su volumen), estaban entrando ahora por estribor. Habían trepado hasta los 3000 metros sin poder salir de las nubes, observaron que se formaba hielo en los planos y viraron para iniciar desde allí el ataque. Godfrey-Faussett realizó la picada sobre una firme detección de radar y salió de las nubes en el través de estribor del Bismarck, viendo que un solo avión continuaba con él, el alférez Kenneth Pattison; el otro, piloteado por el alférez Tony Beale, no se veía por ninguna parte. Él y Pattison comenzaron el ataque , vieron una verdadera erupción de fuego y humo en la banda de estribor del Bismarck , observaron curvarse hacia ellos los proyectiles de colores y oyeron el ruido de las esquirlas al rasgar la débil tela que cubría el fuselaje. Pero continuaron la corrida del ataque y cuando el Bismarck peinaba las trayectorias de los torpedos, les pareció ver un impacto.
En un rato te posteo el resto
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Mientra este ataque se cumplía, cuatro de los cinco aviones de las secciones Nº 3 y 4, salieron de las nubes a popa del Bismarck y lo atacaron por el cuarto de babor. Ahora fue la artillería antiaérea de ese lado la que abrió fuego, y uno de los aviones, tomado en una barrera de explosiones de granadas, fue varias veces atravesado por esquirlas. El piloto y el artillero resultaron heridos pero el avión siguió volando y lanzó su torpedo junto con los otros, aunque ninguno de ellos reclamó ningún impacto.
Mientras tanto, Tony Beale había salido arriba de las nubes al espacio despejado y, al no encontrar allí a nadie, regresó al Sheffield para ser dirigido otra vez desde el mismo. Su observador, el alférez Friend, transmitió con su lámpara, como lo había hecho muchas veces en los entrenamientos: “¿Dónde está el blanco?”, a lo cual respondió Larcom: “Enemigo en marcación 340º, a 15 millas”, casi una respuesta subrayada, pensó Friend, para recordarle que también él debía haber usado el término “enemigo” y no “blanco”, que esta vez la cosa era real.
Beale ascendió otra vez a las nubes, pero antes de llegar a ellas localizó al Bismarck e inició un amplio viraje para llegar hasta el lado de babor de su proa. Friend pensó en qué malvado se lo veía con su gran dorso encumbrado, sin espacios abiertos en la superestructura, como en los buques ingleses. Beale viró y comenzó un largo y valiente ataque con viento de frente a 15 metros de altura, dejando caer su torpedo a 700 metros. Extrañamente, el Bismarck no abrió fuego hasta que él inició la retirada, pero luego, según Friend, “sus cubiertas parecieron explotar en llamaradas y el mar sufrió latigazos de impactos directos y fragmentos”. El voluntario aeronáutico Pimlott, su artillero, devolvió el fuego, no porque esperara causarle ningún daño, sino por el mero e impertinente placer de hacerlo. Friend aguardó para ver señales de algún posible impacto y fue recompensado por una pluma de agua que se levantó en la mitad de la nave, del lado de babor. “Pimlott bailó sentado cuando yo, emocionado, se lo dije a Beale. Éste viró bruscamente con el Swordfish y pudo ver, también él, la columna de agua que ya se deshacía. Así es que los tres observamos nuestro impacto” (de estos tres, sólo Friend sobrevivió a la guerra). Uno de los aviones de seguimiento también lo vió.
Los dos aviones de la sección Nº 5 perdieron contacto entre ellos mientras efectuaban la picada. El jefe, teniente de navío Owen-Smith, que vio cerca de él explosiones de granadas a 1000 metros, salió de una nube a popa del Bismarck, a cierta distancia y a 300 metros de altura; y mientras describía un amplio viraje para colocarse en una posición más favorable al costado del buque, creyó ver una gran columna de agua que se levantaba del lado de estribor del Bismarck, cerca de popa, en el momento en que Godfrey Faussett y Pattison viraban en retirada después del ataque. Owen-Smith se alejó a unos 8000 metros e inició su aproximación a muy baja altura por el través, sus ruedas casi tocaban el agua, y lanzó su torpedo a unos 1000 metros de distancia. Su observador no vio que se produjera impacto. El otro avión de la sección Nº 5 hizo dos intentos para atacar por estribor, encontró una barrera de fuego demasiado intensa, dejó caer su torpedo y se retiró.
Los dos aviones de la sección Nº 6 también perdieron contacto entre ellos. El jefe, alférez Willcoks, atacó desde 2000 metros por el lado de estribor, pero sin éxito. El otro regresó al Sheffield para ser encaminado nuevamente, se dirigió al Bismarck volando al nivel del mar y atacó también desde la misma posición sin obtener impacto.
Pág 210-211
El impacto en el centro del buque se había producido en la banda de babor explotando contra el cinturón blindado, como aquel que lograra el Victorious. Causó heridas a unos pocos hombres que se hallaban parados sobre el lugar, pero no produjo daños a la nave. Había sido obtenido probablemente por el torpedo lanzado por el alférez Beale.
Pero el impacto en el cuarto de estribor era otra cosa. El marinero de primera Herzog era artillero de una de las piezas antiaéreas de 37 milímetros ubicadas a popa del lado de estribor y vio venir hacia él dos aviones (casi con seguridad los de Godfrey-Faussett y pattison). Observó que venían volando muy bajo, sus ruedas tocaban casi la cresta de las olas, y admiró la valentía con que se aproximaban para asegurar el éxito de su ataque, llegando tan cerca que él no pudo seguir apuntándoles con su arma por haber alcanzado ésta el límite de su desplazamiento lateral. El bismarck había iniciado un giro a babor a toda máquina. A Herzog le pareció que uno de los aviones apuntaba al centro del buque, el otro, bastante más atrás. Lanzaro sus torpedos, Herzog los vio claramente, y viraron para alejarse. El Bismarck seguía su giro a babor.
Entonces se produjo la explosión. Herzog se sintió lanzado contra los otros artilleros y mientras caía vio alzarse una pared de agua cerca de la popa y en el lado de estribor.
Pág 214
Fuente: “Pursuit” de Ludovic Kennedy
Espero que la info te sea útil.
Cordiales Saludos
Mientras tanto, Tony Beale había salido arriba de las nubes al espacio despejado y, al no encontrar allí a nadie, regresó al Sheffield para ser dirigido otra vez desde el mismo. Su observador, el alférez Friend, transmitió con su lámpara, como lo había hecho muchas veces en los entrenamientos: “¿Dónde está el blanco?”, a lo cual respondió Larcom: “Enemigo en marcación 340º, a 15 millas”, casi una respuesta subrayada, pensó Friend, para recordarle que también él debía haber usado el término “enemigo” y no “blanco”, que esta vez la cosa era real.
Beale ascendió otra vez a las nubes, pero antes de llegar a ellas localizó al Bismarck e inició un amplio viraje para llegar hasta el lado de babor de su proa. Friend pensó en qué malvado se lo veía con su gran dorso encumbrado, sin espacios abiertos en la superestructura, como en los buques ingleses. Beale viró y comenzó un largo y valiente ataque con viento de frente a 15 metros de altura, dejando caer su torpedo a 700 metros. Extrañamente, el Bismarck no abrió fuego hasta que él inició la retirada, pero luego, según Friend, “sus cubiertas parecieron explotar en llamaradas y el mar sufrió latigazos de impactos directos y fragmentos”. El voluntario aeronáutico Pimlott, su artillero, devolvió el fuego, no porque esperara causarle ningún daño, sino por el mero e impertinente placer de hacerlo. Friend aguardó para ver señales de algún posible impacto y fue recompensado por una pluma de agua que se levantó en la mitad de la nave, del lado de babor. “Pimlott bailó sentado cuando yo, emocionado, se lo dije a Beale. Éste viró bruscamente con el Swordfish y pudo ver, también él, la columna de agua que ya se deshacía. Así es que los tres observamos nuestro impacto” (de estos tres, sólo Friend sobrevivió a la guerra). Uno de los aviones de seguimiento también lo vió.
Los dos aviones de la sección Nº 5 perdieron contacto entre ellos mientras efectuaban la picada. El jefe, teniente de navío Owen-Smith, que vio cerca de él explosiones de granadas a 1000 metros, salió de una nube a popa del Bismarck, a cierta distancia y a 300 metros de altura; y mientras describía un amplio viraje para colocarse en una posición más favorable al costado del buque, creyó ver una gran columna de agua que se levantaba del lado de estribor del Bismarck, cerca de popa, en el momento en que Godfrey Faussett y Pattison viraban en retirada después del ataque. Owen-Smith se alejó a unos 8000 metros e inició su aproximación a muy baja altura por el través, sus ruedas casi tocaban el agua, y lanzó su torpedo a unos 1000 metros de distancia. Su observador no vio que se produjera impacto. El otro avión de la sección Nº 5 hizo dos intentos para atacar por estribor, encontró una barrera de fuego demasiado intensa, dejó caer su torpedo y se retiró.
Los dos aviones de la sección Nº 6 también perdieron contacto entre ellos. El jefe, alférez Willcoks, atacó desde 2000 metros por el lado de estribor, pero sin éxito. El otro regresó al Sheffield para ser encaminado nuevamente, se dirigió al Bismarck volando al nivel del mar y atacó también desde la misma posición sin obtener impacto.
Pág 210-211
El impacto en el centro del buque se había producido en la banda de babor explotando contra el cinturón blindado, como aquel que lograra el Victorious. Causó heridas a unos pocos hombres que se hallaban parados sobre el lugar, pero no produjo daños a la nave. Había sido obtenido probablemente por el torpedo lanzado por el alférez Beale.
Pero el impacto en el cuarto de estribor era otra cosa. El marinero de primera Herzog era artillero de una de las piezas antiaéreas de 37 milímetros ubicadas a popa del lado de estribor y vio venir hacia él dos aviones (casi con seguridad los de Godfrey-Faussett y pattison). Observó que venían volando muy bajo, sus ruedas tocaban casi la cresta de las olas, y admiró la valentía con que se aproximaban para asegurar el éxito de su ataque, llegando tan cerca que él no pudo seguir apuntándoles con su arma por haber alcanzado ésta el límite de su desplazamiento lateral. El bismarck había iniciado un giro a babor a toda máquina. A Herzog le pareció que uno de los aviones apuntaba al centro del buque, el otro, bastante más atrás. Lanzaro sus torpedos, Herzog los vio claramente, y viraron para alejarse. El Bismarck seguía su giro a babor.
Entonces se produjo la explosión. Herzog se sintió lanzado contra los otros artilleros y mientras caía vio alzarse una pared de agua cerca de la popa y en el lado de estribor.
Pág 214
Fuente: “Pursuit” de Ludovic Kennedy
Espero que la info te sea útil.
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- Sargento Primero
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- Capitán
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