|
Iraq no es Vietnam |
Policias iraquies entrenados Samarra |
|
||
|
En ocasiones podemos escuchar que la guerra en Iraq puede ser el segundo Vietnam de Estados Unidos. Esta afirmación aparenta, en opinión del que escribe, más un deseo que una realidad; porque las diferencias entre ambas contiendas resultan, sino insalvables, sí fundamentales.
Este deseo se asienta sobre varias razones como las ideológicas
de izquierdas o revolucionarias, la necesidad de hallar puntos débiles
en una nación tan poderosa o el simplemente deseo humano de ver
a un gigante dar un patinazo; sin embargo en algunas ocasiones, quizá
no muchas pero sí importantes, conviene tener presente que ambos
conflictos no se asemejarán por muchos parecidos que queramos buscarles.
Vietnam, una guerra mitificada
Ante este desconocimiento es fácil sacar parecidos erróneos y conclusiones inexistentes, como las citadas anteriormente y en no pocas ocasiones directamente buscarle parecidos que no existen.
Ciertamente ambos conflictos guardan similitudes. Así tenemos que los dos se libran sin las tradicionales líneas de frente y los dos suponen un reto para el ejército estadounidense; pero quizá las máximas analogías las podemos ver en los comienzos: la intervención estadounidense en ambos empezó tras datos erróneos sino falsos; el Presidente de Estados Unidos logró el premiso del Congreso para desembarcar en esa parte de Asia tras un supuesto ataque a un barco de la US Navy por la marina de Vietnam del Norte; en el de Oriente Medio la invasión se inicio por la supuesta presencia de armas de destrucción masiva, como una de las principales razones. Pero quizá pocos parecidos más podamos encontrar, y es posible que ni siquiera este último sea un parecido. Debemos tener en cuenta un detalle: la administración Johnson si era consciente de que el supuesto ataque no había existido, como revelaron los Papeles del Congreso, cosa que no parece tan clara en el otro caso, sin embargo es probable que se necesiten años o décadas para esclarecer este último punto.
|
Como se ha dicho más arriba la carencia de análisis corre
pareja a la mitificación. En este punto debemos aclarar que Lindon
Johnson era un hombre bien intencionado, pero se vio arrastrado a aquel
conflicto por diferentes factores; entre ellos los llamados Sucesos de
Munich en referencia a la progresiva agresividad del régimen nazi
al no encontrar oposición en los años treinta. Algo parecido
se creía que haría la Unión Soviética. Más
que una creencia se convirtió, como comenta Jonathan Schell, en
una obsesión unida a la idea de que una derrota podría suponer
el fin de Estados Unidos o al menos el fin de su credibilidad. En el caso
árabe la cercanía no permite un análisis tan claro,
no obstante parece que la Administración Bush no se vio forzada
por ninguna Teoría del Domininó, es más, para lanzar
la invasión tuvo que desoír algunas voces que defendían
la no existencia de armas de destrucción masiva ni los vínculos
del régimen de Bagdag con Bin Laden. Sin embargo, al igual que en
Vietman, ambas guerra recibieron una fuerte apoyo popular en sus comienzos.
Pero este apoyo fue decayendo con casos como la constatación de
que la mayoría de los combatientes eran negros y latinos pobres,
cuando las minorías en el ejército era un 10%. Ciertamente
al parecido vive el ejército del siglo XXI; la diferencia estriba,
como respondieron a una manifestante frente al rancho de Bush, en el reclutamiento.
Casi todas las familias norteamericanas estaban relacionadas con el reclutamiento;
se calcula que un millón de estadounidenses violaron las leyes de
reclutamiento de alguna manera y reforzaron el sentimiento antibélico,
siendo uno de los casos más conocidos el de Mohamed Ali con su frase
�el Viet Cong nunca me llamó negro�. Pese a todo,la muerte de compatriotas
en cualquier conflicto sigue suponiendo una dura prueba para los gobernantes
de Estados Unidos.
Algunas diferencias insalvables
|
En otro orden de cosas, el armamento cobra en esta guerra, como en cualquier
guerra, un gran importancia y nuevamente aquí hayamos diferencias,
no sólo en el tipo y calidad sino en la capacidad de uso. En el
conflicto asiático Vietnam del Norte tenía acceso a buena
parte del arsenal soviético; quizá no fuera tecnología
punta, pero desde luego puso en jaque a la fuerza aérea estadounidense
con los misiles y baterías antiaéreas de fabricación
soviética y china, baterías que convirtieron en obsoleta
la doctrina de volar muy alto para evitar el fuego antiaéreo; el
misil siempre llegaría más arriba, con derribos de cazas,
bombarderos y bombarderos estratégicos incluidos. Pero otra gran
diferencia la marcaron los famosos MiG 21 sobre Hanoi, quienes hicieron
ver la necesidad de fundar después centros como la Escuela de Armas
de Combate (más conocida como Top Gun) para aprender a luchar en
el aire uno contra uno, dos contra dos, dieciséis contra dieciséis;
porque los misiles y los radares de abordo, por muy buenos que fueran no
podían sustituir a la pericia en combate cerrado. No es que la batalla
por los cielos la perdiera Estados Unidos, pero sí encontraron una
desagradable sorpresa al comprobar que sus aparatos no eran tan superiores
como pensaban y por tanto habían confiado demasiado en sus armas
y menos en el entrenamiento. Nada de eso existe ahora en Iraq y la fuerza
aérea norteamericana no tiene nada que temer de otros aviones; pero
como se ha dicho tiene muy pocos objetivos que bombardear; pues al contrario
que en el sureste asiático las principales zonas donde se libran
los combates son ciudades y practicar un bombardeo allí, pese a
ser posible, con lleva muchos riesgos políticos en forma de bajas
civiles, bajas que seguro aparecerán antes o después en los
hogares de todo el mundo al estar intentando implantar una democracia en
ese país y con ella una libertad de información, con restricciones,
pero libertad al fin de al cabo.
|
Con todo no solo las armas contra las que se enfrentan marcan la diferencia,
son también las armas que puede usar Estados Unidos. La gran panoplia
estadounidense como carros de combate, cazabombarderos o helicópteros
no es que no sirvan en las ciudades, es que son muy vulnerables allí.
Los helicópteros de asalto curiosamente fueron una creación
para la campaña vietnamita y contribuyeron decisivamente a ganar
militarmente todas las batallas terrestres que libraron, pero en una ciudad
a los helicópteros les espera su peor enemigo, una persona asomada
a la ventana con un fusil. Algo parecido les ocurre a los aterradores carros
de combate que pueden ser muy resistentes contra impactos frontales e incluso
laterales, pero circulando por una ciudad están a merced de disparos
desde arriba, ofreciendo una de sus partes más vulnerables. Esta
nueva situación ha hecho pensar a varios analistas como Peter Caddik-Adams
que en unas décadas los carros de combate ya no sean necesarios.
La guerra urbana necesita un nuevo tipo de armas que probablemente están
por desarrollar o incluso por concebir, caso del traje scorpion, dotado
de, entre otras, ordenador portátil, cámara en el arma, gafas
en el casco y un buen sistema de comunicaciones, algo que sí puede
marcar la diferencia entre la vida y la muerte en el combate urbano, en
lugar de proyectiles de 105 mm disparados por máquinas de 70 toneladas.
Y aquí nos encontramos con una paradoja, en el conflicto vietnamita,
Hanoi recibía armas de la URSS con las que abastecer a las tropas
en el Sur y a parte del FLN; sin embargo al caer el bloque soviético
en 1992 la posibilidad de conseguir armas contracarros, antiaéreas,
portátiles, etc. no sólo no ha disminuido sino que ha crecido
desmesuradamente, convirtiéndose este mercado, el de las armas,
en uno de los más incontrolados del mundo, existiendo ventas y almacenes
por todas las partes del Planeta lo que ha provocado ya pérdidas
de aviones y muchas bajas.
La política internacional
Por otra parte, en el terreno de la política
y de la política internacional las diferencias entre una y otra
época son abismales.
Como comentan varios autores, entre ellos Ana Hensiquez Orrego en su tesis doctoral sobre la Guerra Fría, las dos superpotencias entonces existente se comportaron con suma cautela, pese a lo que pueda parecer. Ambas eran consciente de los inmensos peligros que entrañaba una escalada bélica y trataron de impedirla siempre que las tensiones crecía. Ejemplos podemos poner de los dos bandos:
La URSS nunca entró en los santuarios de los afganos en Pakistán y presionó a Cuba para que no apoyara a Angola y después para que firmara la paz y no molestar a Sudáfrica, gran defensor del capitalismo en África.
|
Quizá el ejemplo más claro de contención ante la incertidumbre lo protagonizó Estados Unidos en la Crisis de los Misiles cubanos. En aquellos trece días el presidente Kennedy era presionado para atacar e invadir la Isla y su decisión de no hacerlo fue criticada duramente entonces y ahora. Pero esa famosa crisis influyó muchísimo en el conflicto vietnamita, hasta el punto de imponer la Administración restricciones al ejército estadounidense en sus acciones. Una razón repetida sin cesar por los militares para explicar su derrota en el sureste asiático fue la imposición de frustrantes restricciones. tener delante una columna de vehículos dispuestos a entra en Vietnam del Sur y no poderlo atacar, saber que el enemigo había cruzado la frontera camboyana y no poderlos perseguir, ver el puerto de Haipun descargando todo tipo de armamento y no poderlo ni atacar ni minar. El presidente Jonhson, que había vivido la Crisis de los Misiles en primera persona, como vicepresidente que era, siempre temió la posibilidad de aparecer misiles balísticos en alguna parte del mundo tras atacar a buenos aliados de la Moscú, si lo haría Nixon posteriormente cuando quizá ya era demasiado tarde. Sin embargo ese peligro y esa contención son inexistentes ahora, por mucho que la Rusia de Puting esté luchando por resurgir y por rearmarse, no es un enemigo de Estados Unidos deseosa de logar aliados en el Pacífico para su flota y para salir de su aislamiento, ni puede pensarse en que llevará armas de destrucción masiva a alguna parte del mundo para amenazar a su oponente. Al contrario de lo que analistas com Dan Smith pensaban a finales del siglo XX, el poder de Estados Unidos no ha ido decreciendo, sino todo lo contrario, se ha convertido en la única potencia indiscutible, no así indiscutida y esto marca otra diferencia con el conflicto vietnamita, pese a que académicos como Norman Birnbaum afirman estar en una época post imperial.
En el sureste asiático Estados Unidos era un simple asesor y contó con el apoyo de muchas otras naciones, especialmente Corea del Sur y Australia, sin embargo a principios del siglo XXI Estados Unidos da la impresión de estar cada vez más solo. Cuando se produjo el 11-S la OTAN aplicó por primera vez la clausula del Tratado según la cual un ataque contra uno de sus miembros sería considerado un ataque contra todos y los europeos ofrecieron su ayuda. A continuación llegó la decepción, la Administración Bush aceptó la ayuda europea en forma de aviones AWACS para vigilar el cielo norteamericano, aportes de inteligencia y pocos cometidos más, dejando claro que no necesitaba a sus aliados. Años después, y en palabras de Simon Person, �mientras que la guerra contra el terrorismo no da síntomas de decaer� la OTAN se mostró recelosa de apoyar con hombres y medios a su aliado grande, que no siempre gran aliado.
|
Con todo lo dicho antes, los grandes síntomas de aislamiento han ido apareciendo después. Desde siempre el Hermano Yanki ha dado muestras de no querer aceptar otro poder que no sea el suyo. Así sus soldados no suelen estar bajo otro mando que no sea el estadounidense, algo parecido a lo que la OTAN llama Control Táctico. Tampoco admite otros tribunales de justicia que no sean los estadounidenses y el Tribunal Internacional de la Haya no es reconocido por la superpotencia al contrario que muchas otros países aliados. Más explícito fue el tratado por el control de armas firmado en 2007 donde hubo 24 abstenciones y un solo voto en contra, el de Estados Unidos.
Con todo y con eso en la Cumbre sobre el Clima de Bali en 2007 se vivió otro ejemplo palpable cuando países contrarios a un acuerdo por la reducción de gases causantes del efecto invernadero se pasaron al otro lado, caso de Australia, y finalmente países en contra de ese tratado como Canadá o Japón no dijeron nada en favor de las posturas estadounidenses. Allí los delegados de Washington tuvieron que oír frases como �sino lo va a liderar hágase a un lado� pronunciadas por países subdesarrollados y aliados suyos como Sudáfrica o Indonesia.
Centrándonos en el propio Iraq, Estados Unidos fue perdiendo
aliados a medida que transcurría la probablemente mal llamada �post
guerra�. En primer lugar por España y otros contingentes de países
iberoamericanos, posteriormente Polonia e incluso su fiel aliado Gran Bretaña
comenzó a mostrar deseos de retirarse antes de terminar la primera
década del siglo XXI.
Mentalidades diferentes
Decir que vietnamitas e iraquíes tiene mentalidades
diferentes en el fondo es decir un verdad de perogrullo, encontrar dos
mentalidades iguales es imposible. Sin embargo, por muy tópico que
suene, esta es una de las grandes diferencias entre las dos guerras y quizá
marque aún más la diferencia en el futuro.
Uno de los errores que ahora se están descubriendo de Estados Unidos en Asia fue el no comprender el sentimiento nacional de esos pueblos. Quizá por influencia de los sucesos en África, donde las nuevas naciones respetaron escrupulosamente las fronteras colonialista de los europeos, se podía pensar que si en la practica se partió Vietnam en dos, el norte para reagruparse las fuerzas del Viet Minh y el sur para hacerlo los franceses y sus partidarios, esa división y el espíritu nacional subsiguiente se podía mantener o crear, cosa que no sucedió porque el sentimiento de unidad en un pueblo que llevaba siendo estado desde la Edad Media prevaleció; y tampoco se impuso esa unidad francesa de Indochina; mucho antes de sacar París sus derrotadas tropas el partido comunista indochino había desaparecido dividiéndose en tres de acuerdo con los tres estados finales (Camboya, Laos y Vietnam). Infinidad de datos hacían ver que el gobierno de Saigón era poco menos que una entelequia, como es la comparación entre los dos ejércitos de los dos Vietnam siendo el del Sur doble al de Hanoi y con munición para dos años prácticamente se derrumbó ante los T-62 a una velocidad tan grande que hasta la entrada en el palacio presidencial tuvo que ser repetida para la prensa internacional.
En contra Irak puede ser cuna de la civilización más antigua, la sumeria, pero no por ello la más unida. La historia de Mesopotamia es de las más complicadas, llena de luchas e invasiones de unos pueblos contra los otros. La lista de nombres es enorme: babilónicos, kasitas, neobabilónicos, persas, partos, árabes... Para complicar las cosas ahora lo que se trata de evitar no es que el país se una, sino que el país se desintegre y aparezca un estado kurdo que aumente las tensiones ya existentes con Siria, Iran y sobre todo Turquía que, como han demostrado los ataques emprendidos por su ejército contra la autonomía kurda, vigilará muy de cerca cualquier posible apoyo a los miembros del Partido Comunista de los Trabajadores Kurdos.
Pese a todo la gran diferencia o la gran similitud aún no ha
llegado. El gran fracaso de Estados Unidos en el sureste asiático
fue no conseguir regímenes que pudieran resistir. Se sabía
que la voluntad de Vietnam del Norte era firme y tenaz, la de Vietnam del
Sur inexistente, no digamos ya la de los Jemeres Rojos camboyanos. Como
señala Johnathan Schell, los norteamericanos podían ganar
todas las batallas terrestres, y de hecho lo hicieron, pero ni en Laos,
ni en Camboya, ni en Vietnam sus aliados aguantaron mucho tiempo tras su
marcha. Los Estados Unidos no lograron ni vencer ni retirarse con garantías,
como tampoco lo hizo la URSS en Afganistán, razón por la
cual ambas campañas se consideran fracasos. Sin embargo ¿en
Iraq podrán vencer y retirarse Estados Unidos? La respuesta a esta
pregunta quizá nos diga si la nación heredera de Hamurabi
y Nabuconodosor se convierte o no en un segundo Vietnam.
Referencias y biliografía
María Teresa Largo Alonso, La guerra de Vietnam,
Ediciones Akal, Madrid, 2002, ISBN 84-460-0454-2
http://teseo.mec.es/teseo/jsp/teseo.jsp , respecto al término
de búsqueda �Guerra de Vietnam�, Ministario de Educación
y Ciencia. Última visita 27/1/2008
MOORE, HAROLD G. y GALLOWAY, JOSEPH L., Cuando eramos soldados y jóvenes,
EDITORIAL ARIEL, S.A., Barcelona, 2003, ISBN 9788434466852
Schell, Jonathan, En primera linea: cronica de la guerra de Vietna,
Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2006, ISBN 9788481096002
Griffith, Hugh, Instructor de Armas del F3 Tornado de la RAF, entrevista
concedida a Armas de Guerra del Siglo XXI � La batalla por los cielos,
Pacific Media
Taylor Neil, ex director de Estudios de la RAF, entrevista concedida
a Armas de Guerra del Siglo XXI � La batalla por los cielos, Pacific Media
Caddick-Adams, Peter, analista militar de la Universidad de Cranfield,
entrevista concedida a Armas de Guerra del Siglo XXI � La batalla por los
cielos, Pacific Media
Henriquez, Ana, http://todosobreguerrafria.blogspot.com, 26 de julio
de 2007, última visita 27/1/2008
Smith, Dan, La política internacional, Las amenazas de nuestro
mundo, Esplugues de Llobregat, Barcelona : Plaza & Janés, 1986
Birnbaum, Norman, La política internacional en las primarias,
traducción de M. L. Rodfiguez Tapia, diario El País, 27 de
enero de 2008
Reed, Dale, Una larga y cruel guerra, Vietnam combat, Producciones
Naimara, 2006
Reed, Dale, El enemigo: estrategia de liberación, Vietnam combat,
Producciones Naimara, 2006
0