Hola. En realidad, no creo que los americanos sean más patriotas que los ingleses, franceses, alemanes, etc. para con sus respectivos países. Supongo que ponen más banderas e himnos, porque tendrán más necesidad de "demostrarlo" (entre ellos, de "demostrárselo", por las razones ya expresadas) pero creo que el deseo de bien para su país es el mismo.
Supongo que el patriotismo forma parte de la ampliación, en círculos más o menos concéntricos, de sensaciones de pertenencia familiares, expresados en los símbolos de esa pertenencia -qie existen en toda familia- y de comportamientos conducentes a su bienestar (económico, sanitario, etc.) y de defensa de ese bienestar. Dentro de la familia, se entiende que el bien de cada uno comporta bien para los demás (y, simétricamente, el mal de uno es mal para todos los demás).
Los citados círculos se van ampliando: la comunidad de vecinos, el gremio de profesionales al que se pertenece, la ciudad o pueblo, la región, el Estado...
La posición del círculo con respecto a su centro -la persona-, determina el que su importancia dependa más de la creencia que de datos empíricos. Estamos seguros, p.ej., que el bienestar de un hijo redunda en el bienestar propio (suprime su dependencia de nosotros y nos satisface verlo feliz), pero es menos seguro que el bien de nuestro Estado nos favorezca particularmente, pues puede ser que nosotros no estemos en posición de vernos favorecidos por este bien. Así, todos reclamamos que la pertenencia a una comunidad, a "una familia" nos favorezca de una forma u otra, esto es, aproximar el círculo más externo a los más internos. Naturalmente, las personas favorecidas directamente por un Estado, son muy patriotas con respecto al territorio delimitado competencialmente por el mismo, dado que su círculo-Estado está más próximo a su centro, al mismo nivel que el del gremio. Por la misma razón, existen personas que, no favorecidas por la comunidad establecida, intentan extraer de esa comunidad otra comunidad distinta, sobre la que pueda establecer influencia de modo que les favorezca, esto es, crear "espacios" para sí y para sus intereses. Existe la dificultad de hacer parecer a los demás miembros de la comunidad que los intereses de de una parte coinciden con los intereses de todos, y para eso existen métodos más lentos -la educación, p.ej.- y más rápidos: prometer arcadias felices -un reparto más justo, un beneficio mejor para todos- o encontar un enemigo. Por supuesto, en los viejos sistemas, en los que el poder se justificaba por sí mismo (dado que era Dios, o Alá, quien había establecido la estratificación social -esto es: la estratificación del beneficio común-), una mezcla de amenaza, de servicio de "protección" y de promesa de pillaje era bastante efectiva.
La cuestión es convertir un círculo externo, dependiente de la creencia, en un círculo interno, ligado a los sentimientos, y por eso la apelación al interés común se realiza no tanto en base a las creencias como en base a los sentimientos básicos familiares: pertenencia a "la familia" y defensa del bienestar frente a los "enemigos" de la misma.
Muchos de esos procesos, para muchos de nosotros, ya han ocurrido hace tiempo (otros, los tenemos en "parto"), y los hechos históricos han "pulido" las contradicciones resultantes entre lo particular y lo general. Recordemos, por ejemplo, que el sacrificio de toda una generación de británicos durante la 1ª guerra mundial (ya sabemos que ellos no sabían que era la 1ª
, y por eso la llamaban la Gran Guerra ) resultó en una mejora sustancial de beneficios sociales y económicos entre las clases menos favorecidas (los sobrevivientes y sus sucesores). El patriotismo, que se realiza merced a sentimientos familiares, siempre espera el beneficio-reconocimiento de la familia y el sacrificio máximo por la familia siempre reclama derechos consecuentes. Por esto, casi todos los países suelen encontar ciertas dificultades con sus excombatientes (sobre todo, los pertenecientes a clases menos favorecidas, que se acomodan peor que los otros, pues esperan más de lo que suelen obtener) y, en el caso de los procesos "revolucionarios", sabemos que existen los problemas de las "viejas guardias", que reclaman su lugar de preeminencia sobre lo obtenido; Franco utilizó el sistema de recolocarlos en los Sindicatos y en la Administración. Stalin lo solucionó cargándose a todos, pero yo no recomendaría ese sistema.