No creo que se pueda establecer el cómo y hasta dónde, y mucho menos que se deba regular. El sistema legal no puede admitir la tortura en ningún caso.
Pues, he aquí un dilema de los gordos. Porque, estimado Luis M., no me cabe duda de que torturas "de baja intensidad", al menos, se practican en todo el mundo, incluido este país. Seguro. Sólo hace falta una causa para ello, medidas, desde luego, extraordinarias y nada usuales ni sistemáticas, pero aceptables si el caso lo merece.
Puedes tener por seguro que si el CESID hubiese capturado a quien pudiese revelar las intenciones del grupito que hizo volar los trenes en Madrid, la cosa no hubiese pasado de "tentativa de atentado". Y me parece muy bien; evitar 190 muertos merece de cuantas medidas extraordinarias sean necesarias.
¿Debemos ser tan hipócritas como para admitirlo en la intimidad, pero oponiéndonos públicamente? ¿Podemos asumir que 190 personas mueran porque el tipo que puede evitarlo no quiere hablar voluntariamente?
Pese a lo que cabe desear, los derechos constitucionales les deben ser retirados a quienes por su maldad extrema sobrepasan cualquier límite en cuanto a lo delictivo. Y si retorcerle los huevos al tipo de los atentados de Estocolmo hubiese podido evitar semejante carnicería, me parece de puta madre.
En cuanto a lo que comenta GRUMO, pues sí, otro método basado en la pantomima y lo psicológico que da sus resultados. ¿Es ello tortura? Pues habrá quien piense que sí, pero no es lo relevante, sino si la acción está justificada. Si lo está, importa un huevo que lo sea o no. Si no lo está, no debe hacerse.
Un plan que no puede modificarse, no es un buen plan.