Estimado Monk:Monk escribió: ↑14 Nov 2020, 07:38Estimado Tarpa:
Puedo entender y entiendo que la gente joven marche por temor a una marcha atrás en la ley universitaria que permita de nuevo tener licencia a universidades que no pasan de academia de barrio. Puedo entender y entiendo que se cuestione la legitimidad de un Congreso en el que muchos de los que echan a Vizcarra por corrupción están ellos mismos denunciados por corrupción (pero todos votados por los peruanos, y es importante el matiz).
Puedo incluso entender que personas a título personal como MS patine en sus apreciaciones de la forma que lo hace por sesgo ideológico y desde luego que exista gente que no le guste el gabinete por motivos de lo más variopinto como que son viejos y son católicos. Están en su derecho de expresar su falta de entusiasmo. Pero hay otras cosas que son más peligrosas
Lo que no es asumible es que medios que se supone son serios como el diario la República azucen a la gente titulando en portada "golpe de estado". Eso es un rebuzno periodístico. Y lo bueno es que no hay que irse a ejemplos demasiado lejanos para demostrarlo:
Último gobierno de Fujimori. Fujimori dimite desde Japón, pero el Congreso no acepta su dimisión y le destituye formalmente. También por incapacidad moral.
Sus dos vicepresidentes por entonces, Tudela y Márquez, también dimiten pero sus dimisiones si son aceptadas por el Congreso. Como consecuencia asume la presidencia interina de la República del Perú el que en ese momento era el Presidente del Congreso, Valentín Paniagua, hasta las elecciones fijadas para 2001. Si no se me ha pasado algo por alto esos fueron los hechos.
Es decir, el mismo caso, la misma Ley y la misma Constitución. La única diferencia es que en un caso la persona destituida había salido previamente del país mientras que Vizcarra no.
Paniagua bien, Merino mal
Paniagua legal, Merino golpista.
Sería interesante conocer la opinión de muchos periodistas peruanos al respecto....si son capaces de darla. Al menos muchos quedarían retratados como los filibusteros de la noticia que son.
Aunque Menda sospecha que ya entenderá por dónde iban los tiros del suscrito en su anterior mensaje, solo unas cuestiones.
Los motivos de los jóvenes involucrados en las marchas no se limitan, como ya imaginará, al tema de la Ley Universitaria. Sería muy extenso describirlo aquí, pero detrás de toda esa pequeña marea urbana hay mayor heterogeneidad de propósitos de la que ellos mismos creen. Eso sí, la mayor parte de los que marchan acuden a muchas fuentes comunes de información. Y algunas de ellas, ciertamente, tienen relación indirecta con La República.
Y he aquí el problema. La República no es un diario serio ni por asomo. Es el Expreso de los políticamente correctos del momento. Sobrevive principalmente por la publicidad estatal, pero sirve de altavoz de todos los paniaguados de la izquierda reciclada, sin discusión alguna, tal y como Expreso lo es de las mentes más cerriles del otro extremo del espectro político local, supervivientes en su mayoría del fujimorismo duro.
De lo anterior se deriva otra cuestión no menos importante. El grueso del periodismo peruano solo lo es de nombre, mas no de formación. Se acercan más al arquetipo del peruano datero, aquel personaje que desde una esquina brinda información codificada a los conductores de vehículos de transporte público informal a cambio de unos pocos céntimos, que al de un periodista de verdad. La mayoría de estos adquieren oficio cazando chismes de toda ralea a pedido de sus jefes, copiando y pegando los tics de los medios internacionales más faranduleros o de corte político light, y si muestran el suficiente aplomo y falta de escrúpulos para soltar lo primero que les pase por la cabeza para llenar los espacios impresos o audiovisuales con persistencia ... entonces habemus periodista de opinión [sic]. Lo demás será adular a sus superiores hasta que adquieran la notoriedad suficiente como para que no les falte algún empleo de mayor estatus que les permita siempre comer caliente.
Es cierto que dentro de toda esa fauna hay unas poquísimas personas que sí tienen bastante oficio y algo de cacumen. Lamentablemente, son también personas carentes de cualquier atisbo de moralidad. Y detrás de esas tres o cuatro personas (a duras penas), muy en cuarta o quinta fila, aparecen los que suelen dar la cara en los programas de la televisión local. Los hay en cantidad suficiente como para mantener reservado el televisor solo para ver algún evento deportivo, a menos que se tenga la mala suerte de convivir con familiares que consumen raciones diarias de cinco horas promedio de TV y Youtubers de supuesto contenido "periodístico", y lo martiricen a uno con esas dosis de gritos, comentarios sibilinos, y demás intrigas cortesanas.
Menda puede dar fe que en algunos circuitos, la polarización es absoluta. Tender puentes entre uno y otro bando es exponerse a que cada quien lo considere a uno el enemigo. Y bajo la fiebre de viralizaciones ciberespaciales, qué quiere que le diga ... se está frente a un escenario bastante peligroso, porque ambos bandos solo están dispuestos a oír lo que les gusta y a insultar/atacar al resto.
En lo demás, el suscrito cree haber hablado más de la cuenta. Se atendrá a las lecciones del doctor Cipolla, más vigentes hoy que nunca.
Saludos cordiales.