paraquedista escribió: ↑11 Jun 2021, 20:07La oligarquía peruana tiene el poder desde que el Perú nace como república. Salvo breves periodos de alternancia (3 ó 4 periodos máximo en los 200 años de existencia como república), el Perú ha sido tradicionalmente gobernado por la derecha.
Las nociones de derecha e izquierda son incompatibles con la praxis política peruana de la República al menos hasta el Oncenio de Leguía. Por ejemplo: Ramón Castilla estimuló el ordenamiento de las cuentas públicas y mantuvo aranceles altos para ciertos productos extranjeros. Sin embargo, también confió la explotación del guano a privados que no siempre eran del todo escrupulosos en sus compromisos hacia el Estado, e inició el crecimiento mastodóntico del aparato estatal como mecanismo para calmar los apetitos de sus adversarios políticos. ¿Era Castilla entonces un gobernante de derecha? ¿de izquierda?
Manuel Pardo apostó por redimensionar el desmesurado aparato militar legado de cuarenta años de gobiernos caudillistas en aras de lograr a mediano plazo un cuerpo profesional de las fuerzas armadas. Asimismo, impulsó una reforma educativa que involucraba la progresiva oferta de saberes técnicos para las incipientes clases medias urbanas. Sin embargo, también apostó por nacionalizar las salitreras tarapaqueñas, ante el fracaso del Estado peruano como gestor de la explotación del guano en terceros. ¿De derecha entonces? ¿O de izquierda?
Y en ambos casos estamos hablando de presidentes anteriores a 1880 con visiones bastante diferentes de cómo gobernar, y orígenes no menos disímiles entre sí. Pero los dos fueron quizás los presidentes de ese período que demostraron mayor voluntad de hacer algo más por el país que simplemente sentarse en el sillón presidencial y mantenerse en él sin importar el costo.
Uno de los períodos que tiene fuerte simbolismo es la de Velasco y de la cual la derecha ha montado un discurso que los felpillos repiten como zombies.
Si tiene simbolismo es porque fueron precisamente Velasco y sus adláteres civiles de la época quienes se encargaron de llenar el espacio político local de la época con su propaganda a diestra y siniestra, y muchos de estos últimos se reciclaron luego a través de las ONGs y diversas universidades públicas y privadas. Eche un vistazo a esa emblemática obra de divulgación llamada
Historia General de los Peruanos (todo un festín de plagios armado con intención "patriótica"), si quiere. Buena parte de esa verborrea escrita y gráfica de la época ha cobrado nueva vida en el Perú de las últimas dos décadas por obra y gracia de los paniaguados supervivientes de esa época (Bonilla, Cotler, Pease, Gargurevich, Blanco, Rubio, Pásara, Béjar, etc.), y sus discípulos de las nuevas generaciones.
Pero, lo cierto es que Velasco sale en 1975. Desde ese año hasta 1980 el país aun era gobernado por militares pero con un foco más amigo de la derecha.
Morales Bermúdez fue ministro de Economía de Velasco y su gestión como tal fue un desastre. Cuando aquél tomó el poder, mantuvo el aparato estatal velasquista intacto, así como las numerosas restricciones económicas del periodo 1968-1975 –control de precios, barreras arancelarias exorbitantes, prohibición de usar divisas extranjeras que aherrojaban cualquier intento serio de reforma estatal. Así que de "viraje hacia la derecha" ... pues no cuadra.
Lo que sí fue cierto es que Morales Bermúdez tuvo que ser menos rígido que Velasco en materia económica por la sencilla razón de que el crecimiento artificial que el país tuvo entre 1972 y 1974 (muy similar al que experimentamos luego entre 1985 e inicios de 1987) poco más o menos no daba para más ante la pésima gestión de las empresas públicas y la falta de transparencia en las finanzas. Se habían despilfarrado recursos ingentes en más burocracia, expropiaciones, una banca de fomento inútil y un rearme que logró que nuestra deuda externa se multiplicara en una magnitud inédita en nuestra historia republicana.
Morales Bermúdez se dio cuenta de que la "revolución" no tenía ya sostenibilidad económica porque ya no había de dónde estirar el chicle y decidió que la "democracia" pagase los platos rotos. Además que ni Velasco ni Morales Bermúdez hicieron nada contra el surgimiento de Sendero Luminoso, del cual ya tenían informes.
En 1980, el poder retorna totalmente a las huestes de esa derecha. Tenían absolutamente todo para aplicar sus políticas libremercadistas, estaban Ulloa, Abusada, Althaus entre otros hoy dinosaurios del charlatanismo económico para hacer lo que, en su entendimiento, era lo correcto
Que Ulloa fuera ministro de Economía de Beláunde en su segundo período no convertía a éste en un gobierno de derecha. De hecho, el perfil ideológico de Acción Popular –bastante gaseoso, por lo demás– se manifestó en términos prácticos como uno de centro-izquierda. Conservó el aparato estatal de la dictadura militar en su mayor parte, mantuvo barreras arancelarias y subsidios sin mayor criterio técnico, y utilizó la banca de fomento como herramienta clientelar. Ningún gobierno que se califique "de derecha" haría eso.
Del APRA ya hicimos mención en mensajes anteriores que lo suyo en 1985 fue un gobierno de izquierda heterodoxa. Quiso combinar la socialdemocracia europea de la época con una revisión del modelo de desarrollo por sustitución de importaciones, y los resultados los conocemos todos. Así que nuevamente ... de derecha, nada.
Por otro lado. Los militares ya no gobernaban, pero seguían en su mayoría en sus cuarteles en esos años sin haber sido tocados por nadie. La burocracia de mandos medios y bajos en el sector público era en su mayoría de los tiempos del régimen militar, y gozaban de estabilidad laboral completa. Y es esa burocracia precisamente la que permite o no que una iniciativa política de cierta importancia pueda cumplirse. Es esa la que sobrevive normalmente a los cambios de mando, y durante los 80 contribuía enormemente a entorpecer cualquier intento de reforma.
La legislación de la época los protegía sobremanera y podían disponer del Estado como quisieran. Menda en ese terreno habla con conocimiento de causa porque en su niñez tuvo oportunidad de ver y oír a más de un familiar y conocido que aún trabajaba por aquellos años en dependencias estatales –algunos desde tiempos de Prado, los más del primer belaundismo–, y como testigos privilegiados de aquel deterioro inmisericorde que todas esas instituciones sufrieron a partir del velascato, le referían múltiples anécdotas al suscrito sobre el sinfín de robos, timos y demás trapacerías de las cuales eran capaces la mayoría de esos paniaguados. Sólo salían del puesto cuando morían o encontraban que el "jefecito" partidario del gobierno de turno les conseguía una plaza más jugosa en otro sitio, fuera éste de Acción Popular o del APRA en los 80.
Todo ello sufrió un golpe de timón a partir de 1990, por lo demás. Para bien, para mal o una mezcla de ambas, es materia ya de otra discusión.