Nuevo satélite espía en órbita
Japón pone en órbita su quinto satélite espía
Un nuevo satélite espía nipón ha sido lanzado con éxito el sábado 28 de noviembre, con el cometido de proporcionar a Tokio más inteligencia sobre lo que sucede en Corea del Norte.
El satélite, de tipo óptico, es el tercero de su clase, y tiene como misión reemplazar al primero de la serie, que fue lanzado el marzo del 2003 con una vida útil prevista de unos cinco años. Ha sido fabricado por Mitsubishi Heavy Industries Ltd, miembro de uno de los keiretsu (conglomerados) japoneses más destacados, y la resolución de sus imágenes es de unos decímetros, suponiendo una clara mejora en relación con las del que sustituye, estimada en alrededor de un metro.
Su costo se sitúa en unos 49.000 millones de yenes en concepto de investigación y desarrollo, a los que hay que añadir casi otros 10.000 para su fabricación y lanzamiento.
Actualmente Japón dispone de dos satélites ópticos y uno equipado con radar. Los planes de Tokio son lanzar otro de este tipo antes de marzo del 2013, con el objeto de poder observar ciertas zonas del planeta al menos una vez al día.
Tokio se ha valido tradicionalmente de la inteligencia facilitada por Estados Unidos, pero ante las crecientes capacidades bélicas y comportamiento agresivo del régimen comunista norcoreano optó en el año 2003 por lanzar sus dos primeros satélites espías.
Según Hisashi Michigami, funcionario del gabinete del ejecutivo nipón, "el satélite obtendrá inteligencia para nuestros propósitos diplomáticos y de defensa". Fuentes oficiales han indicado que el nuevo satélite entrará en pleno funcionamiento tras un periodo de pruebas y calibraciones de tres meses.
El vector encargado de poner en órbita el satélite es un cohete H-2A, lanzado desde el Centro Espacial de Tanegashima, en la prefectura de Kagoshima.
Este lanzamiento obedece primordialmente, como se ha comentado, a la amenaza para la seguridad nacional de Japón que supone Corea del Norte, y más concretamente sus programas de armas de destrucción masiva y de misiles.
En 1998 el régimen norcoreano generó una enorme preocupación en Tokio al lanzar un misil que sobrevoló territorio japonés. Dicho ensayo había sido precedido de numerosas amenazas, incidentes navales, y hasta secuestro de ciudadanos nipones. La tensión ha continuado los últimos años, destacando por ejemplo otro vuelo de un misil norcoreano sobre el archipiélago nipón en abril de este año, que motivó el despliegue por parte de las SDF (Fuerzas de Autodefensa Japonesas) de varias baterías de misiles Patriot y de dos destructores Aegis.
En un sentido más amplio sin embargo, el lanzamiento no responde solamente a la amenaza norcoreana, sino que se enmarca en cuatro fenómenos que caracterizan el panorama de seguridad y defensa japonés y del continente asiático:
Una carrera espacial muy intensa, alimentada por factores económicos y tecnológicos, de prestigio, y de seguridad y de defensa. En contraste con el estancamiento del programa espacial norteamericano y la grave crisis del ruso, potencias asiáticas como China, Japón, o India, se han lanzado los últimos años al espacio, con unos objetivos muy ambiciosos que incluyen en el caso chino la exploración tripulada de la luna. Aunque Japón no ha efectuado ningún vuelo tripulado, su fuerte base tecnológica y concretamente su fuerte dominio de la robótica lo convierten en un actor muy a tener en cuenta.
. La gradual "normalización" militar japonesa, es decir la plena asunción, sin complejos ni limitaciones, del papel que las Fuerzas Armadas de cualquier país deben jugar en su política de seguridad y de defensa. En el campo espacial ello ha supuesto el abandono de la política de uso exclusivamente civil del espacio exterior, así como una fuerte inversión en el desarrollo de un escudo antimisiles.
Dentro de la tendencia anterior, los esfuerzos nipones para ser más autosuficientes en materia de defensa, manteniendo la alianza con Washington pero asumiendo más responsabilidades sobre la defensa del archipiélago. Con ocasión del lanzamiento del nuevo satélite, Michigami ha dejado claro públicamente que "Esperamos mejorar nuestra capacidad de conseguir inteligencia por nosotros mismos. La captación de inteligencia es vital para nuestra seguridad nacional".
La reacción ante el ascenso chino, que aunque a menudo calificado de "tranquilo" preocupa de gran manera en círculos de seguridad nacional de las potencias democráticas y marítimas de Asia-Pacífico. El elevado crecimiento económico de las últimas tres décadas, fruto del abandono del maoísmo, ha permitido un rearme notable, lo que unido al tradicional sentimiento de superioridad chino han llevado a Beijing a considerar que ha llegado la hora de cerrar el paréntesis de dos siglos en los que China ha estado sometida o al menos superada por otros países. Japón es consciente que tras la amenaza norcoreana se esconde el gigante chino, cuya intervención militar permitió al régimen sobrevivir al magistral desembarco del General MacArthur en Inchon y sin cuyo apoyo económico y técnico el programa nuclear de Pyongyang no habría dado probablemente fruto.
Con este nuevo satélite serán provisionalmente cinco, y cuatro una vez retirado al que sustituye, los que permitirán a Japón seguir con aun más atención lo que se acontece más allá del paralelo 38. Se ha dado también un paso más en la lenta pero aparentemente inexorable normalización del Japón, y en su participación en la carrera espacial asiática que parece destinada a marcar el siglo XXI.
.- Saludos.