Isócrates, lo que comentas en el primer párrafo ha pasado. Hace pocos años un detenido en Guipúzcoa por terrorismo de ETA se autoinculpó de los asesinatos que estaban sin esclarecer en la zona (unos 5). Era falso. La propia Policía no llegó a pedir su imputación por los mismos cuando lo presentó en el Juzgado. Sin embargo se filtró a la prensa durante su detención incomunicada el dato de que el detenido se había reconocido autor de 5 asesinatos. Y aún hoy se sigue leyendo en algunos medios que alguno de ellos se imputa a este individuo. Pero en ese caso el tipo no era capaz de contar detalles de los actos criminales porque los desconocía. El vídeo reivindicativo de los atentados del 11-M, no aporta esos elementos decisivos que permita decir que efectivamente eran ellos los que perpetraban la acción criminal. No incluía algo que solo pudiesen conocer los terroristas que lo llevaron a cabo. Era un video de propaganda.
Sin ser comparables el grupo magrebí al que se imputan los atentados y ETA, durante la investigación del primero, el número de individuos a los que la Policía vinculó con la trama es de 116. De ellos se procesó a 29:
http://www.elmundo.es/documentos/2004/0 ... iones.html
De creer al 100% la investigación policial realizada, estaríamos ante el segundo grupo terrorista de la historia reciente de España por detrás de ETA. Más que el GRAPO, que nunca ha tenido tantos militantes actuando simultáneamente. Para que hablar de Terra Lliure, el EGdPGC o el MPAIAC. Un grupo que pese a ese tamaño había permanecido desconocido para las FSE hasta el momento de los atentados. Con ese número de implicados a ojos de las FSE, creo que entra dentro de lo posible pensar que unos se dediquen a la propaganda y otros a poner las bombas.
La enumeración de indicios que das, no los vincula a la ejecución de los crímenes y la escena donde estos tienen lugar. Sólo el video reivindicativo y lo que le pudiera decir "el Chino" a su familiar apunta a una autoría en genérico, sin detalles que permitan dilucidar inequívocamente que efectivamente fueron ellos, por incluir aspectos que nadie que no participase pudiera conocer. Ninguno de esos indicios explica como se ejecuta el plan, quien lo urde, cuantos y quienes lo perpetran, como llegan a la escena, como huyen. Los elementos probatorios fuertes, giran en torno a la trama de explosivos. Precisamente porque hay confesiones y declaraciones que explican como, donde y cuando se van produciendo los encuentros entre los miembros de la banda y los suministradores. Para mi esa aparte está meridianamente clara. Esta banda traficó con explosivos de cuyo ofrecimiento, adquisición y transporte a Madrid poseemos numerosos detalles. Pero a partir de ahí, los vínculos de los imputados con los atentados en los trenes son extremadamente débiles (a mi juicio). Lo más importante hubiese sido poder tener la certeza de que el explosivo que estalló era precisamente con el que se traficó. Pero por desgracia esa certeza no existe y es preciso acudir a posibles contaminaciones de las muestras para explicar por qué los análisis no coinciden con las composiciones teóricas de esa marca comercial de explosivos. En el artefacto desactivado de la mochila de Vallecas tampoco sacamos huellas ni elementos que permitan vincular a algún imputado con la misma. Y en los restos de los vagones tampoco se sacó ninguna huella de los posibles autores. Una pena porque en los coches bombas estallados de ETA (cargados con bastante más explosivo que el que contuviera cualquiera de las mochilas) se han llegado a sacar en multitud de ocasiones restos genéticos o huellas que han permitido identificar a participantes en la acción. Y todo pese a contar con 10 focos estallados, 2 explosionados y uno más desactivado y varios vagones donde intentar conseguir estas evidencias. En una investigación normal por terrorismo de ETA se guardan los coches bomba hasta años. Se tiran los investigadores días y días examinando los restos a ver lo que pueden sacar. Aquí resulta que se ha tenido que abrir una investigación para saber como se "gestionó" los instantes iniciales de la investigación y si Sánchez Manzano se saltó los protocolos de actuación o si dió alguna orden de eliminar elementos probatorios.
Pero a veces no es cuestión de acumular indicios contra los acusados sino que estos tengan la contundencia suficiente. La declaración policial es clave en la mayor parte de investigaciones terroristas. Sin embargo ahora tenemos un caso en los medios de comunicación sobre el terrorista que asesinó a Joseba Pagazaurtundua. En los interrogatorios no se le sacó nigún tipo de información (lo cual da para otro debate sobre el "interrogatorio en tiempo de tregua" que le aplicó la Ertzaintza). Pero hay una evidencia muy fuerte que es el rastro de ADN del vaso en que bebió el terrorista que le estaba esperando en el bar. Este niega haber pisado nunca ese bar. Los testimonios del atestado policial dicen que el asesino tomó una consumición en ese vaso. Y cuando apareció la víctima se levantó y le disparó. Y en el vaso se encuentra rastro genético del acusado que dice que nunca estuvo en ese local. Sin embargo sabemos que la Ertzaintza llegó a él por otros medios. De hecho le hicieron un seguimiento para tomarle una muestra de ADN antes de detenerle. Es evidente que había "algo más" que fue lo que hizo que la policía autónoma supiera que este tipo estaba implicado en algo gordo y que se afanara en tomarle la muestra de ADN antes de detenerle. Pero ese algo no ha trascendido. Ya veremos en que queda su juicio.
Sobre la posibilidad de amañar pruebas, sería absurdo creer que toda la policía está implicada y compinchada en un plan de manipulación. Pero basta con que un miembro, en su ámbito de actuación, sea por negligencia o de modo consciente, manipule o destruya pruebas, para que el resto de la cadena de investigación pierda el soporte en que apoyar sus pesquisas o las desvíe hacia donde no es. En el caso del 11-M se está investigando, por existir indicios a juicio del instructor del caso, si el responsable de la unidad que tuvo el primer contacto con las pruebas, dió órdenes que pudieron hacer que se destruyeran o alteraran las mismas. Veremos en que queda.
Porque una investigación se haga defectuosa o negligentemente no quiere decir que el resto lo sean. No todas las investigaciones sobre atentados de ETA han sido brillantes. Muchas veces por culpa de los políticos y no de los policías. Más que ampollas levantó a comienzos de 1995 la detención de Jorge Endemaño tras participar en el asesinato de un policía nacional en la oficina del DNI de Bilbao y dejar a otro gravísimamente herido. Este tipo tropezó durante la huida a la carrera y dió lugar a que los compañeros de los atacados, en un alarde de profesionalidad, en lugar de coserlo a tiros yendo armado como iba y tras la fechoría que acababa de hacer segundos antes con sus dos compañeros, tuvieran los arrestos de reducirlo y desarmarlo y llevárselo indemne a la comisaría. La nefasta (por decirlo de algún modo) Margarita Robles, nº2 del biministro Belloch y actualmente premiada con un puesto en la carrera judicial después de haber estado en política, dió la orden de poner a disposición judicial inmediatamente al detenido sin llegar a interrogarlo. Esto permitió que el resto de la célula terrorista "Itsasadar" no fuese ni tan siquiera identificado, continuando con su accionar criminal. Uno de los que había sido compañero fue a parar al grupo "Andalucía", donde participó en varios asesinatos. Otro constituyó la célula "Lur", participando en dos atentados con bomba lapa que costaron la vida a un militar y graves mutilaciones a otro y a la hija del primero. Por último cuando se detuvo a otros dos de los integrantes en el reconstituido grupo "Araba" se pudo saber el que había sido el historial criminal de esta célula. El problema fue que una mala decisión, en este caso de un político, arruinó una investigación.
Sobre la célula "Elurra", ejecutora del atentado de la T-4, su detención no fue casual, tal cual se dejó entrever en su día, tras un encuentro "fortuito" entre miembros del GAR y los terroristas que bajaban del monte con mochilas a una pequeña localidad navarra. Y que huyeran dos y fuesen detenidos al poco tiempo en Francia tampoco fue casual. El grupo estaba mordido. En un momento dado se deja "correr" a ciertos individuos perfectamente vigilados para tirando del hilo llegar al aparato de mugas, o al de acogida, o a los taldes de reserva de la banda.
Mi comentario sobre las prendas de vestir no iba por ese atentado en concreto. Me refería a que a veces, lo que se ve en las imágenes puede servir para tirar del hilo con otras cuestiones. Lo de la prenda de vestir era un ejemplo, no una evidencia de que hubiese sucedido así para el caso del coche bomba de la FNAC.
Gracias a un video de una sucursal bancaria se identificó en diciembre de 1991 a Urrusolo Sistiaga y a Juan Jesús Narváez Goñi tras asesinar a dos policías nacionales en una tienda de autorradios en Barcelona. Las identificaciones visuales de los testigos del crimen no permitieron saber quienes eran hasta que el visionado del video por expertos llevó a la identificación de los terroristas. En cada caso habrá que ver que pista o dato aporta más fiabilidad. Pero reitero que las identificaciones visuales de testigos suelen ser muy poco fiables. Y en este caso del 11-M es el vínculo más fuerte que liga a alguno de los implicados con las escenas del crimen.
Y sobre la sentencia de la Audiencia Nacional, no comparto esa interpretación de autoría material igual a colocación de bombas. Dos terroristas pueden acercarse juntos a colocar una bomba. Uno transporta la olla y otro le acompaña a cierta distancia cubriendo o vigilando. El concurso del segundo en la acción de colocar la bomba se considera igual que el del primero, aunque no transporte el explosivo. Ambos han estado en la escena del crimen y han participado en la ejecución de la acción. El equivalente en el 11-M sería que un terrorista llevara la mochila y otro le acompañara y se situara en el vagón cerca de una puerta para cubrir un eventual escape precipitado. Ambos están en la escena. Pero en este caso no es que a los siete se les vea en el lugar del atentado aunque no lleven bolsa o mochila. Excepto a uno, a los demás nadie los ve, y pese a ello se dice que colocaron las bombas. Aún habiendo estado en la banda, y que esta fuese la autora de la colocación de los artefactos, no hay evidencia que apunte a que ellos estuvieron en los vagones. Esa frase de la sentencia es lo que en español solemos decir de "echarle la culpa al muerto".
Un saludo