El accidentado vuelo del Talarion
César Pintado
martes, 25 de enero de 2011
Son pocos los ejércitos que dudan del valor de los UAV militares, y de hecho son cada vez más los que los ven como el siguiente paso en la aviación de combate. Sin embargo, en España es el Ejército de Tierra el que lleva clara ventaja en este segmento con tres modelos adoptados (el Raven, el Searcher Mk-II y el SIVA). La Armada aún espera la propuesta de Thales para su propio UAV y el Ejército del Aire tiene ya los ojos puestos en el reconocimiento estratégico con el Talarion de EADS.
Sin embargo, la crisis arrecia en Defensa y el proyecto del Talarion acumula no pocos baches. A mediados de enero de 2010, hace casi exactamente un año, EADS urgía a los gobiernos de España, Francia y Alemania a que se comprometiesen con el desarrollo del programa. La empresa estaba dispuesta a financiarlo con recursos propios hasta mediados de 2011, pero no más allá. El programa había recibido un gran impulso con el vuelo del demostrador Barracuda en 2009, EADS había invertido unos 600 millones de euros, pero no saldría adelante sin los 1.400 millones adicionales que debían aportar los tres gobiernos socios, 380 sólo para el desarrollo hasta 2014.
De seguir adelante el proyecto, España asumiría una carga
de trabajo que crearía unos 3.000 empleos directos
Una gran suma para un proyecto de enorme importancia. De hecho, es el primer proyecto en que España participa como socio igualitario junto a Francia y Alemania y que rompería la exclusividad que tienen en el mercado de UAV estratégicos, americanos e israelíes. Otra razón de su importancia para España estriba en que la viabilidad del proyecto depende en parte de que EADS instale aquí un centro de excelencia de UAV, un centro de pruebas y formación y la línea de ensamblaje final. España lideraría además el sistema de comunicaciones y el segmento terrestre del sistema. De los 45 aparatos, a España le corresponderían nueve con tres sistemas de control, aunque las primeras unidades no llegarían antes de 2018-2020. Alemania y Francia recibirían seis sistemas (y dieciocho aparatos) cada una, y las perspectivas de exportación doblan esas cifras.
Ahora bien, cuando llegó junio de 2010 los estados socios no podían garantizar los fondos necesarios para el Talarion, y menos España. Mientras que el gobierno alemán apoyaban el desarrollo de un UAV europeo, los gobiernos francés y español han sido menos entusiastas. El ministro de Defensa francés Hervé Morin anunció que debía hacer recortes de 5.000 millones en su departamento, y de hecho su responsable de compras de armamento se desplazó a EE.UU. para buscar alternativas como el Predator. Además, Francia tenía la propuesta del SDM, un UAV desarrollado por Indra (España), Thales, Dassault (Francia) e IAI (Israel).
Los gobiernos no aceptaron la "factura" de 1.400 millones y EADS decía que el proyecto se mantenía activo, pero la actividad se redujo al mínimo. Los gastos se habían disparado y no había seguridad de vender las primeras unidades. Con la esperanza de mantener el plazo de entrega, EADS había destinado al proyecto más de 400 ingenieros, de los 150 originales. Bernhard Gerwert, director de Servicios Aéreos Militares de EADS, declaró que la empresa estaba dispuesta a prefinanciar el desarrollo siempre que cobrase al final. Intentar amortizar el proyecto con la producción resultaba demasiado arriesgado, no olvidemos los sobrecostes del A400M y del A380.
El reparto del trabajo era otra fuente de fricciones. Thales, por ejemplo, no estaba satisfecha con su parte en el desarrollo del radar. La ubicación de las unidades de producción está dividida entre los tres socios. Se tanteó a Turquía para unirse como cuarto socio con sus propias empresas, lo que obligaría a reajustar todo el proyecto y posiblemente a renunciar a los plazos de entrega previstos. Añadámosle a eso los recortes iniciales en defensa del gobierno alemán. Parecía que el Talarion tendría que esperar días mejores o resignarse a morir.
Sin embargo, seis meses después parece haber un rayo de esperanza. Alemania experimenta su mayor crecimiento económico en veinte años y el gobierno de Angela Merkel parece dispuesto a seguir financiando el proyecto. EADS ya ha declarado que seguirá adelante con el Talarion, pero los nubarrones no han desaparecido del horizonte: la alianza militar franco-británica suscrita hace pocos meses incluye la puesta en marcha de un nuevo UAV que podría desbancar al Talarion.
¿Debe España comprometerse con el Talarion? En principio las razones son poderosas, tanto militares como industriales. Además de los 3.000 puestos de trabajo que crearía en nuestro país, supondría una alianza estratégica en igualdad de condiciones con Francia y Alemania en un sector tecnológico en expansión y de gran valor añadido. En el aspecto militar significaría una capacidad de reconocimiento estratégico de excepcional valor para nuestra defensa, sobre todo en el triángulo Canarias-Ceuta y Melilla-Baleares. Otra cuestión es si España puede permitirse la inversión y la espera.
Aún asumiendo que sea Industria, y no Defensa, quien asuma el desembolso de los aproximadamente 470 millones que tendría que hacer España, no parece hoy fácil sacarlos de los Presupuestos Generales de Estado. Por otra parte, el volátil Norte de África requiere de nuestras Fuerzas Armadas una plataforma de mayor capacidad para ISTAR (Intelligence, Surveillance, Target Acquisition and Reconnaissance, o inteligencia, vigilancia, adquisición de blancos y reconocimiento). Los UAV del Ejército de Tierra no bastan, los vuelos de reconocimiento son arriesgados y la vigilancia por satélite no es lo bastante flexible. Puede que la contratación de satélites privados y la adquisición de UAV tácticos como el Predator ayuden a compensar esas lagunas a lo largo de la presente década, pero está claro que necesitamos un UAV de reconocimiento estratégico.
Si ello no es económicamente viable, puede que debamos plantearnos una alianza más ambiciosa que incluya a Gran Bretaña, Turquía, y si fuese posible a Italia. Sin duda, ello retrasaría el proyecto y reduciría nuestro beneficio industrial, pero ello sería preferible a renunciar a un proyecto que sería de capital importancia para nuestro sector aeroespacial, por no mencionar nuestra seguridad.
http://www.revistatenea.es/RevistaAtene ... 83_ESP.asp
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