INTERLUDIO ALIADOS
Tras la caída de Gran Bretaña y la pérdida de Egipto y Oriente medio, las fuerzas británicas estaban al borde del agotamiento y sin armas ni suministros, por lo que se contentaron con ceder territorio para ganar un tiempo precioso. Tiempo en el que los EEUU rearmaron a las divisiones evacuadas de GB, que serían enviadas a los frentes africano y asiático a principios del 42. También la Royal Navy estaba en muy mal estado, pues a la derrota en la batalla del canal, se sumaban los abundantes daños sufridos durante la evacuación de Gran Bretaña, muchas de las naves se vieron obligadas a pasar por los astilleros británicos para su reacondicionamiento.
Sin embargo si en algún aspecto llevaban desventaja los británicos tras la caída de Gran Bretaña, era en la guerra aérea, pues faltos de repuestos, y sin poder reponer las pérdidas de la guerra, sus principales frentes se quedaron sin soporte aéreo y pasaron varios meses sin él. No sería hasta noviembre, cuando decidida la prosecución de la guerra, los EEUU reanudarían los envíos de armas y aviones a los frentes británicos, empleando para ello los portaaviones británicos y norteamericanos del Atlántico, que realizaron diversos viajes hasta la India y África Oriental transportando cazas y bombarderos. Por este motivo cuando los japoneses atacaron Pearl Harbour, destruyendo a la flota del pacifico allí, varias de las naves norteamericanas estaban en servicio en esta aguas, y no llegarían a tiempo de participar en las batallas de la primavera y verano.
El rearme británico, efectuado totalmente a expensas de los EEUU, provoco un retardo en el equipamiento de las propias fuerzas norteamericanas, sobre todo en las divisiones acorazadas, que no estarían totalmente equipadas y entrenadas hasta principios del 43. De todas formas ya en marzo del 42 la 1ª división blindada británica, equipada con carros Grant, se desplego en Kenia, donde sufriría varias perdidas al ser bombardeado el puerto de Mombasa durante la descarga de su material. Este puerto, vital para la contraofensiva aliada, sería bombardeado repetidas veces a partir de enero del 42, incluyendo el lanzamiento en sus aguas de minas magnéticas y acústicas que limitaron decisivamente su uso durante meses. No sería hasta mayo, cuando gracias a la labor de los dragaminas destinados a este puerto, y la acción de los 70 cañones antiaéreos desplegados por los norteamericanos a su alrededor, cuando se pudo iniciar la ampliación del puerto.
Para esta ampliación los norteamericanos destinaron 3 batallones de seabees a Mombasa, uno de ellos iniciaría inmediatamente las labores de reparación y ampliación del puerto, mientras el segundo preparaba 6 aeródromos, y el ultimo iniciaba la construcción de diversos hospitales, centros de mando y logísticos y todo tipo de edificios para dar soporte a las fuerzas que pronto desplegarían en este teatro. Para ello y una vez finalizados los aeródromos, sería auxiliado por el segundo batallón. Estas labores no estarían exentas de peligros, pues aprovechando su superioridad aérea, los ítalo-germanos atacaron en varias ocasiones las construcciones, causando más de 200 bajas entre ellos.
Gracias a esta labor, en agosto del 42 los británicos habían logrado reforzar a las fuerzas desplegadas en Kenia, compuestas por las divisiones 11ª, 12ª africanas, y las 4ª 11ª y 14ª indias, más las brigadas blindadas indias 1ª y 2ª. A estas fuerzas se sumarían así las divisiones de infantería 1ª, 2ª, y 3ª, y la 1ª acorazada, presentado por fin un enemigo de consideración a las fuerzas del EJE. Posteriormente y en la segunda mitad del año irían desembarcando numerosas divisiones norteamericanas, muchas de ellas a medio entrenar, pues pronto los norteamericanos llevarían el peso de las operaciones en este frente. Así a partir de septiembre irían desembarcando las divisiones acorazadas 1ª, y 2ª, y las de infantería, 1ª, 2ª, 3ª, 9ª, y 34ª.
Para esta época las fuerzas aéreas aliadas en la zona sumaban ya 1.400 aviones, principalmente cazas P-40, y bombarderos B-25, tanto británicos como norteamericanos.
En la India las fuerzas aliadas habían reaccionado de forma similar, aunque la urgencia había sido menor al contar con la desértica y montañosa frontera, sin embargo con la entrada en la guerra de Japón, y su posterior ofensiva del sudeste asiático el peligro se había acrecentado, y tras sufrir numerosas derrotas los británicos la habían reforzado con las divisiones de infantería 4ª, a la 9ª. Sin embargo estas fuerzas, sometidas a los ataques nipones en el frente oriental, habían sufrido duras bajas junto a las divisiones indias que habían llevado el peso de las operaciones en los momentos iniciales, en los que habían perdido Singapur, y Birmania, como elementos más significativos. También a este frente llegarían refuerzos norteamericanos, aunque en menor cantidad y posteriormente.
Los propios EEUU estaban viendo crecer sus ejércitos a gran velocidad, lo que provoco no pocos problemas de instrucción, que tenían bastante anticuada, y abastecimiento sobre todo al verse obligados a equipar a las fuerzas británicas y las suyas propias. Aun así, y tras unos primeros meses caóticos, las nuevas fuerzas norteamericanas empezaron a acumular experiencia, y los problemas logísticos fueron solventándose paulatinamente.
En junio del 42 incluso se atrevieron a llevar a cabo una operación independiente, invadiendo la Guinea Ecuatorial española continental. Para ello y tras reunir una poderosa flota compuesta del portaaviones Ranger que apoyado por dos acorazados y varios cruceros y destructores, escoltarían a los transportes necesarios para la invasión. El movimiento se efectuó en el mayor de los secretos y no fue detectado por los servicios de inteligencia del EJE, por lo que la flota se presento ante la costa guineana sin ser molestada. Tras un corto bombardeo de las playas del río Muni, y mientras los aviones del Ranger patrullaban los cielos sin enfrentarse a ninguna oposición, los dragaminas peinaron las costas guineanas sin encontrar ningún ingenio. Tras ellos las barcazas desembarcaron a las fuerzas de la 26ª división de infantería.
Estos hombres tras asegurar una cabeza de playa, empezaron a avanzar hacia el interior, sufriendo sus patrullas las primeras emboscadas que les causaron pocos daños. En los días que siguieron y mientras las fuerzas norteamericanas aseguraban una tras otras las poblaciones de la costa, las escasas fuerzas españolas, compuestas por dos batallones de infantería, y uno de guardia civil y policía indígena, que contaban con el único apoyo de una batería de montaña de 75mm, se contentaron con dar algunos golpes de mano, atacando patrullas o puestos avanzados mientras se retiraban al interior. Pronto las fuerzas norteamericanas contaron con otra importante base naval en el Atlántico central.
El Ranger transportaría aviones a las necesitadas fuerzas aliadas de Asia y Africa, y participaría en la invasión de Guinea Ecuatorial.
A lo largo de la campaña que se extendería hasta marzo del 43, los norteamericanos sufrirían 7.000 bajas, principalmente por enfermedades, mientras las fuerzas españolas, rechazadas más y más al interior, y limitadas a acciones de guerrilla, acabarían por internarse en territorio francés para entregarse tras sufrir unas 800 bajas, quedando internados por el resto de la guerra. La única excepción sería la del teniente López Marco-Cabrera, que junto a 8 soldados españoles y 14 nativos permanecería activo en la zona de río Muni realizando esporádicos ataques a vehículos aislados y otras acciones de guerrilla.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.