La 2ª Batalla del Pacífico
- cervantes
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¿Se jugarían los jerifaltes soviéticos un sub por rescatar una "simple" tripulación de bombardero? Esperemos que sí, por el bien de los soldaditos, que quedarán muy bien en la tribuna del desfile de octubre con su medalla en el pecho. Claro, que seguro que los oidos yanquis también habrían captado la llamada, e igual mandaban "algo" para tocar las narices...
Bien hecho, Flanker
Bien hecho, Flanker
La cantidad total de inteligencia del planeta permanece constante. La población, sin embargo, sigue aumentando.
- flanker33
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¿Se jugarían los jerifaltes soviéticos un sub por rescatar una "simple" tripulación de bombardero?
Tienes razón, pero bueno, por "una afortunada coincidencia" el sub estaba justo donde había caido la tripulación y vuelve inmediatamente a su tarea. Tambien era una manera algo más drámatica de resolver la situación, que no simplemente mandar un An-74 ha recogerlos
Saludos.
"Si usted no tiene libertad de pensamiento, la libertad de expresión no tiene ningún valor" - José Luís Sampedro
- cervantes
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Pues si, en la peli quedará mucho mejor...
Ya en serio, ahora toca explotar esa brecha en la defensa, para que la pérdida del cisne no sea en vano. Habría que ver que ponen los useños en el lugar para tratar de compensar el hueco, y la carrera que se produce por uno y otro lado.
Y de cine, ayer vi la serie "la III WW" con Rock Hudson y David Soul, de los 80, en calidad VHS... Una frikada...
Ya en serio, ahora toca explotar esa brecha en la defensa, para que la pérdida del cisne no sea en vano. Habría que ver que ponen los useños en el lugar para tratar de compensar el hueco, y la carrera que se produce por uno y otro lado.
Y de cine, ayer vi la serie "la III WW" con Rock Hudson y David Soul, de los 80, en calidad VHS... Una frikada...
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- wikingo
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Lo primero como no se van a jugar un submarino por unos heroes de la Union Sovietica, la propaganda necesita sus heroes y estos lo son de verdad.
Lo segundo Flanker me tienes enganchado de verdad GENIAL. (quiero mas, mas, mas, mas.......)
Lo segundo Flanker me tienes enganchado de verdad GENIAL. (quiero mas, mas, mas, mas.......)
Nadie es más que nadie, porque, por mucho que valga un hombre,
nunca tendrá valor más alto que el valor de ser hombre.
Así habla Castilla, un pueblo de señores,
que siempre ha despreciado al señorito
Antonio Machado.
nunca tendrá valor más alto que el valor de ser hombre.
Así habla Castilla, un pueblo de señores,
que siempre ha despreciado al señorito
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- flanker33
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Pues si, en la peli quedará mucho mejor... Wink
Ya en serio, ahora toca explotar esa brecha en la defensa, para que la pérdida del cisne no sea en vano. Habría que ver que ponen los useños en el lugar para tratar de compensar el hueco, y la carrera que se produce por uno y otro lado.
Ufff, es que voy despacio, lo próximo será un encuentro submarino, y luego la lucha por las Aleutianas todo el mismo día 23 de octubre (un día completito), y despues, pues más cosas, como la venganza americana, etc, etc,...
Y de cine, ayer vi la serie "la III WW" con Rock Hudson y David Soul, de los 80, en calidad VHS... Una frikada...
Yo la vi en su día en la tele cuando la emitieron, y recuerdo que quedé un poco impactado por el final (era pequeño por aquella época... )
Lo primero como no se van a jugar un submarino por unos heroes de la Union Sovietica, la propaganda necesita sus heroes y estos lo son de verdad.
Otra explicación perfectamente válida
podias poner un enlace o decir donde la has visto? esque no la encuentro por ningun lado, gracias
A ver si Cervantes nos lo dice, mientras dejo el comienzo de la pelicula:
http://www.youtube.com/watch?v=p36ZV3h8Jfs
¡Paracas soviéticos lanzandose de sde un C-130 !
Pone un enlace para la peli, pero parece que está caido.
y este, una promo de la misma película:
http://www.youtube.com/watch?v=YEQDVkkJ ... re=related
pero si teneis oportunidad, no dejeis de ver Fail Safe, la versión original de los 60 y no la del George Cloney moderna:
http://www.youtube.com/watch?v=-9R3w8wD ... re=related
Saludos.
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- cervantes
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No se si ponerlo, que esta la Sinde en la tele mirándome fijamente...
Vamos, con un par:
http://www.taringa.net/posts/tv-peliculas-series/7631214/La-tercera-guerra-mundial-1981-vhsrip-espanol-latino.html
Eso sí, versión latina.
De Fail Safe, es que ya no se hacen pelis como la de antes. Es como la de On the beach, sobre el mismo tema, que te deja un desasiego en el cuerpo. Nada de Happy End hollywoodiense.
Y del relato, pues simplemente esperando ansioso.
Vamos, con un par:
http://www.taringa.net/posts/tv-peliculas-series/7631214/La-tercera-guerra-mundial-1981-vhsrip-espanol-latino.html
Eso sí, versión latina.
De Fail Safe, es que ya no se hacen pelis como la de antes. Es como la de On the beach, sobre el mismo tema, que te deja un desasiego en el cuerpo. Nada de Happy End hollywoodiense.
Y del relato, pues simplemente esperando ansioso.
La cantidad total de inteligencia del planeta permanece constante. La población, sin embargo, sigue aumentando.
- flanker33
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Dejo algo de información sobre un tema que debatimos en este hilo hace algún tiempo, sobre un posible sistema fijo de vigilancia acustica submarina de la marina soviética (un SOSUS rojo, vamos):
SOSUS soviético
Saludos.
SOSUS soviético
Saludos.
"Si usted no tiene libertad de pensamiento, la libertad de expresión no tiene ningún valor" - José Luís Sampedro
- flanker33
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FURIA ÁRTICA
Kuriles del norte
7ª parte
Hacía poco más de dos meses que había asumido el mando del submarino pero ya había tenido tiempo de evaluar a su tripulación. El viaje que les había llevado a cruzar todo el Pacífico, desde su base en San Diego, California, hasta las cercanías de las islas Kuriles y la península de Kamchatka, le permitió conocer más a fondo a sus marineros y oficiales. La mayoría eran jóvenes que se habían enrolado en la marina con ganas de aventuras y de ver mundo, lo cual también incluía a parte de su oficialidad, pero también había curtidos veteranos en el mundo de los submarinos. Así, la juventud y el entusiasmo, combinado con la veteranía, convertía a su tripulación en una máquina bien engrasada. El entrenamiento también había sido intenso, especialmente en los últimos meses, desde que en enero de ese año, el submarino nuclear volviera al servicio activo después de un largo “overhaul” de casi dos años de duración. El submarino y su tripulación habían pasado desde entonces entrenándose y acoplando los nuevos sistemas y armamento en la costa sur de California.
Él, el comandante Thomas G. Kyle, había asumido el mando del USS Puffer el 10 de agosto de manos de su antecesor el comandante Reigner, el cual había estado al mando del submarino durante unos tres años, que eran los mismos que él esperaba estar destinado en su recién adquirido destino. Pero la guerra lo había cambiado todo. De repente se encontraba con que aquello para lo que se había preparado durante toda su carrera, había llegado por fin. No es que estuviera alegre por ello, ni mucho menos, pero estaba excitado por entrar en combate, y si de manera rutinaria, la tripulación y su nave dependían de él en tiempo de paz, en la guerra la responsabilidad que recaía sobre sus hombros era mucho mayor. Una mala decisión, una equivocación involuntaria o la simple mala suerte, podía mandar a sus hombres y a él mismo al fondo del océano.
Durante el viaje por el Pacífico, había repasado todos los procedimientos, había recordado todos los “juegos de guerra” y simulaciones en los que había participado, había hablado con sus oficiales y marineros, en definitiva, se había preparado mental e intelectualmente, lo mejor posible para lo que se les avecinaba. Había querido estar en contacto con sus marineros para proporcionarles una cierta sensación de seguridad y confianza en su nuevo comandante, de manera que obedeciesen sus ordenes y cumpliesen con su trabajo lo mejor posible llegado el momento.
Y el momento no tardó en llegar. Hacía treinta y seis horas que estaban en su zona de patrulla, en las islas más al norte del archipielago de las Kuriles, especialmente para vigilar el paso de unas treinta millas entre las islas de Paramushir al norte y Onekotan al sur (conocido por los submarinistas del Puffer como “el hueco”), sustituyendo a otro SSN que se había adentrado en el mar de Okhotsk en busca de los “boomers” enemigos. Ese “hueco” era el segundo de mayor tamaño en todo el archipiélago de las Kuriles, y estando cercano a la base de Petropavlosk, era un “punto caliente” de entradas y salidas de buques de la flota soviética, entre el mar de Okhotsk y el Pacífico Norte.
Al principio todo había ido bien. El Puffer había podido acercarse al “hueco” para comprobar la vigilancia a que sometían los soviéticos la zona. Habían descubierto un pequeño grupo compuesto por una fragata clase Krivak y dos fragatas ligeras Grisha en formación abierta, con sus sonares activos a toda potencia, ahuyentando más que buscando a cualquier posible merodeador. También las sonoboyas lanzadas por aviones de patrulla naval preocupaban al comandante Kyle. Eran abundantes, imprevista, y muy peligrosas si caían cerca, como había podido comprobar apenas ocho horas antes, cuando una de ellas, la segunda de una línea recién comenzada por un Il-38, había ido a parar a menos de una milla de distancia, “cazando” al submarino casi al instante. El Puffer, que había ascendido a 20 metros de profundidad para poder recibir ordenes a través sus antenas de comunicaciones, y que en ese momento se encontraba descendiendo, se encontraba por encima de la capa térmica cuando fue descubierto. Inmediatamente inició un descenso para poner la capa entre las sonoboya y el submarino, lo cual reduciría el alcance de esta. Para asegurarse que podía escapar, Kyle ordeno lanzar un señuelo de ruido, para virar y alejarse del mismo. Cuando estaba cruzando la capa térmica cayó la siguiente sonoboya y comenzó a martillar el agua con sus señales en busca del Puffer, pero esta vez el operador acústico del Il-38 no localizó al submarino, que protegido ya por la peor transmisión del sonido bajo la brusca bajada de temperatura del agua donde se encontraba el navío americano y su revestimiento con una capa anecoica instalada en la última visita a los astilleros, no pudo detectarlo.
El operador se dejó confundir durante un par de minutos por el señuelo de ruido que estaba en el agua, y lanzó otra sonoboya sobre él. Cuando decidió que aquello no era un submarino nuclear enemigo ya era demasiado tarde, el Buffer se había escabullido y los intentos del avión soviético por retomar el contacto fueron inútiles.
Cuando el peligro pasó, el comandante Kyle evaluó la acción. Pensaba que habían tenido mala suerte yendo a caer una sonoboya enemiga tan cerca de ellos, pero también aquella era una posibilidad a tener en cuenta en el futuro, estando tan cerca de las costas enemigas y con unas fuerzas navales y aéreas empeñadas en buscar a los submarinos enemigos que hundían sus SSBN. Con toda seguridad los submarinos de ataque norteamericanos eran el mejor trofeo en esos momentos para la marina soviética. En el lado negativo estaba el haber tenido que emplear uno de sus escasísimos señuelos acústicos para engañar al enemigo, pero al haber logrado escapar limpiamente, aumentó su confianza y la de la tripulación en su habilidad para enfrentar al enemigo, y eso era muy positivo, y bien valía un señuelo.
Por fin pudo disponer de un momento y leyó las órdenes que acababan de recibir cuando se vieron sorprendidos por el avión ruso.
“…
-De: COMSUBPAC
-Para: USS PUFFER
-Informe de Situación: Importante grupo de superficie localizado en el mar de Okhotsk. Se estiman intenciones enemigas de abandonar dicho mar y salir a Pacífico Norte para operaciones navales desconocidas. El rumbo del grupo parece indicar que intentara cruzar al norte del archipiélago de las Kuriles, y posiblemente dirigirse a Petropavlosk. Casi con toda seguridad cruzarán con su zona de operaciones.
En el grupo enemigo está comprobada la presencia de un portaviones enemigo, posiblemente el Minsk y no se excluye la presencia del Frunze.
-Ordenes: Mantenga la patrulla y si el grupo enemigo intenta atravesar su zona, localice, ataque y destruya a los buques principales que haya en el grupo. Informe a COMSUBPAC si se produce el contacto antes de iniciar el ataque.
…”
-Señor Merril, déjeme ver la carta de navegación – ordenó Kyle a su oficial de operaciones y navegación.
Merril extendió sobre la mesa de la sala de control una carta náutica de la zona del norte de las Kuriles y el sur de Kamchatka. Tras examinarla en compañía de Merril y su segundo, el oficial ejecutivo teniente comandante Nutt, analizaron las opciones.
-Comandante, si el grupo enemigo es importante, creo que intentarán cruzar por “el hueco”. Es el lugar de cruce más amplio para poder desplegar su formación y no meterse en las ratoneras que son los otros pasos – dijo Merril.
-También podrían intentarlo entre Shumshu y Kamchatka, son apenas seis millas, pero se encontrarían más cerca de Petropavlosk si es allí donde quieren llegar, y por lo tanto pasarían menos tiempos expuestos y más protegidos por sus fuerzas costeras y su aviación – observó Nutt.
Kyle tomó distancia y calculó tiempos.
-Serían algo más de cuatro horas la diferencia de cruzar por “el hueco”. No creo que se arriesguen en un sitio tan angosto, sabiendo que hay submarinos enemigos en la zona por tan poca diferencia.
-Si comandante, pero recuerde que a nosotros nos han localizado cerca de aquí y creo que querrán evitar este lugar.
-Puede ser, pero ¿Cómo saben que no hay otro submarino esperándoles donde dices?
Nutt guardó silencio, pero no estaba convencido y buscaba argumentos para rebatir a su comandante.
No hizo falta al tomar de nuevo Kyle la palabra.
-Esta bien, nos situaremos aquí. - Dijo mientras golpeaba con los nudillos un punto situado a treinta y cinco millas al noreste del “hueco” y a cincuenta y cinco del estrecho entre Kamchatka y la isla de Shumshu – Estaremos bien situados para detectar e interceptar a la flota enemiga si intentan cruzar “el hueco” y se dirigen a Petropavlosk, y también podremos detectarla si lo hace más al norte mediante zonas de convergencia, aunque tendremos que correr para atraparlos.
-Siempre podemos lanzar los Harpoon señor – comentó Merril.
-Si – dijo escuetamente Kyle. Todos los oficiales de la sala de control sabían de las preferencias de su comandante por los ataques con torpedos antes que con misiles.
-¿Y si pasan por “el hueco” y no se dirigen al norte?
-Pues habrá que correr igual, pero no creo que se alejen mucho de su costa si no quieren pasarlo mal. Nuestros grupos de portaaviones todavía no están muy lejos, y sinceramente, apuesto por los nuestros como se atrevan a disputarnos el Pacífico abiertamente.
El comandante había hablado. Era una solución de compromiso que dejaba al Puffer con opciones en ambos casos, aunque ninguna fuese la óptima. Si cruzaban “el hueco” como pensaba Kyle, creía que lo mejor hubiese sido posicionarse al oeste-suroeste de allí y acercarse poco a poco para cuando viraran al norte, situarse justo detrás de la estela del grupo enemigo y atacar desde esa posición ventajosa, pero no podía ignorar que la salida al Pacífico se produjese por donde había dicho su número dos, así como tampoco que en aquella posición se enfrentaría a un mayor número de medios ASW enemigos y su aproximación sería bastante más difícil.
-Señor Merril llévenos allí.
-A la orden comandante.
…
Kuriles del norte
7ª parte
Hacía poco más de dos meses que había asumido el mando del submarino pero ya había tenido tiempo de evaluar a su tripulación. El viaje que les había llevado a cruzar todo el Pacífico, desde su base en San Diego, California, hasta las cercanías de las islas Kuriles y la península de Kamchatka, le permitió conocer más a fondo a sus marineros y oficiales. La mayoría eran jóvenes que se habían enrolado en la marina con ganas de aventuras y de ver mundo, lo cual también incluía a parte de su oficialidad, pero también había curtidos veteranos en el mundo de los submarinos. Así, la juventud y el entusiasmo, combinado con la veteranía, convertía a su tripulación en una máquina bien engrasada. El entrenamiento también había sido intenso, especialmente en los últimos meses, desde que en enero de ese año, el submarino nuclear volviera al servicio activo después de un largo “overhaul” de casi dos años de duración. El submarino y su tripulación habían pasado desde entonces entrenándose y acoplando los nuevos sistemas y armamento en la costa sur de California.
Él, el comandante Thomas G. Kyle, había asumido el mando del USS Puffer el 10 de agosto de manos de su antecesor el comandante Reigner, el cual había estado al mando del submarino durante unos tres años, que eran los mismos que él esperaba estar destinado en su recién adquirido destino. Pero la guerra lo había cambiado todo. De repente se encontraba con que aquello para lo que se había preparado durante toda su carrera, había llegado por fin. No es que estuviera alegre por ello, ni mucho menos, pero estaba excitado por entrar en combate, y si de manera rutinaria, la tripulación y su nave dependían de él en tiempo de paz, en la guerra la responsabilidad que recaía sobre sus hombros era mucho mayor. Una mala decisión, una equivocación involuntaria o la simple mala suerte, podía mandar a sus hombres y a él mismo al fondo del océano.
Durante el viaje por el Pacífico, había repasado todos los procedimientos, había recordado todos los “juegos de guerra” y simulaciones en los que había participado, había hablado con sus oficiales y marineros, en definitiva, se había preparado mental e intelectualmente, lo mejor posible para lo que se les avecinaba. Había querido estar en contacto con sus marineros para proporcionarles una cierta sensación de seguridad y confianza en su nuevo comandante, de manera que obedeciesen sus ordenes y cumpliesen con su trabajo lo mejor posible llegado el momento.
Y el momento no tardó en llegar. Hacía treinta y seis horas que estaban en su zona de patrulla, en las islas más al norte del archipielago de las Kuriles, especialmente para vigilar el paso de unas treinta millas entre las islas de Paramushir al norte y Onekotan al sur (conocido por los submarinistas del Puffer como “el hueco”), sustituyendo a otro SSN que se había adentrado en el mar de Okhotsk en busca de los “boomers” enemigos. Ese “hueco” era el segundo de mayor tamaño en todo el archipiélago de las Kuriles, y estando cercano a la base de Petropavlosk, era un “punto caliente” de entradas y salidas de buques de la flota soviética, entre el mar de Okhotsk y el Pacífico Norte.
Al principio todo había ido bien. El Puffer había podido acercarse al “hueco” para comprobar la vigilancia a que sometían los soviéticos la zona. Habían descubierto un pequeño grupo compuesto por una fragata clase Krivak y dos fragatas ligeras Grisha en formación abierta, con sus sonares activos a toda potencia, ahuyentando más que buscando a cualquier posible merodeador. También las sonoboyas lanzadas por aviones de patrulla naval preocupaban al comandante Kyle. Eran abundantes, imprevista, y muy peligrosas si caían cerca, como había podido comprobar apenas ocho horas antes, cuando una de ellas, la segunda de una línea recién comenzada por un Il-38, había ido a parar a menos de una milla de distancia, “cazando” al submarino casi al instante. El Puffer, que había ascendido a 20 metros de profundidad para poder recibir ordenes a través sus antenas de comunicaciones, y que en ese momento se encontraba descendiendo, se encontraba por encima de la capa térmica cuando fue descubierto. Inmediatamente inició un descenso para poner la capa entre las sonoboya y el submarino, lo cual reduciría el alcance de esta. Para asegurarse que podía escapar, Kyle ordeno lanzar un señuelo de ruido, para virar y alejarse del mismo. Cuando estaba cruzando la capa térmica cayó la siguiente sonoboya y comenzó a martillar el agua con sus señales en busca del Puffer, pero esta vez el operador acústico del Il-38 no localizó al submarino, que protegido ya por la peor transmisión del sonido bajo la brusca bajada de temperatura del agua donde se encontraba el navío americano y su revestimiento con una capa anecoica instalada en la última visita a los astilleros, no pudo detectarlo.
El operador se dejó confundir durante un par de minutos por el señuelo de ruido que estaba en el agua, y lanzó otra sonoboya sobre él. Cuando decidió que aquello no era un submarino nuclear enemigo ya era demasiado tarde, el Buffer se había escabullido y los intentos del avión soviético por retomar el contacto fueron inútiles.
Cuando el peligro pasó, el comandante Kyle evaluó la acción. Pensaba que habían tenido mala suerte yendo a caer una sonoboya enemiga tan cerca de ellos, pero también aquella era una posibilidad a tener en cuenta en el futuro, estando tan cerca de las costas enemigas y con unas fuerzas navales y aéreas empeñadas en buscar a los submarinos enemigos que hundían sus SSBN. Con toda seguridad los submarinos de ataque norteamericanos eran el mejor trofeo en esos momentos para la marina soviética. En el lado negativo estaba el haber tenido que emplear uno de sus escasísimos señuelos acústicos para engañar al enemigo, pero al haber logrado escapar limpiamente, aumentó su confianza y la de la tripulación en su habilidad para enfrentar al enemigo, y eso era muy positivo, y bien valía un señuelo.
Por fin pudo disponer de un momento y leyó las órdenes que acababan de recibir cuando se vieron sorprendidos por el avión ruso.
“…
-De: COMSUBPAC
-Para: USS PUFFER
-Informe de Situación: Importante grupo de superficie localizado en el mar de Okhotsk. Se estiman intenciones enemigas de abandonar dicho mar y salir a Pacífico Norte para operaciones navales desconocidas. El rumbo del grupo parece indicar que intentara cruzar al norte del archipiélago de las Kuriles, y posiblemente dirigirse a Petropavlosk. Casi con toda seguridad cruzarán con su zona de operaciones.
En el grupo enemigo está comprobada la presencia de un portaviones enemigo, posiblemente el Minsk y no se excluye la presencia del Frunze.
-Ordenes: Mantenga la patrulla y si el grupo enemigo intenta atravesar su zona, localice, ataque y destruya a los buques principales que haya en el grupo. Informe a COMSUBPAC si se produce el contacto antes de iniciar el ataque.
…”
-Señor Merril, déjeme ver la carta de navegación – ordenó Kyle a su oficial de operaciones y navegación.
Merril extendió sobre la mesa de la sala de control una carta náutica de la zona del norte de las Kuriles y el sur de Kamchatka. Tras examinarla en compañía de Merril y su segundo, el oficial ejecutivo teniente comandante Nutt, analizaron las opciones.
-Comandante, si el grupo enemigo es importante, creo que intentarán cruzar por “el hueco”. Es el lugar de cruce más amplio para poder desplegar su formación y no meterse en las ratoneras que son los otros pasos – dijo Merril.
-También podrían intentarlo entre Shumshu y Kamchatka, son apenas seis millas, pero se encontrarían más cerca de Petropavlosk si es allí donde quieren llegar, y por lo tanto pasarían menos tiempos expuestos y más protegidos por sus fuerzas costeras y su aviación – observó Nutt.
Kyle tomó distancia y calculó tiempos.
-Serían algo más de cuatro horas la diferencia de cruzar por “el hueco”. No creo que se arriesguen en un sitio tan angosto, sabiendo que hay submarinos enemigos en la zona por tan poca diferencia.
-Si comandante, pero recuerde que a nosotros nos han localizado cerca de aquí y creo que querrán evitar este lugar.
-Puede ser, pero ¿Cómo saben que no hay otro submarino esperándoles donde dices?
Nutt guardó silencio, pero no estaba convencido y buscaba argumentos para rebatir a su comandante.
No hizo falta al tomar de nuevo Kyle la palabra.
-Esta bien, nos situaremos aquí. - Dijo mientras golpeaba con los nudillos un punto situado a treinta y cinco millas al noreste del “hueco” y a cincuenta y cinco del estrecho entre Kamchatka y la isla de Shumshu – Estaremos bien situados para detectar e interceptar a la flota enemiga si intentan cruzar “el hueco” y se dirigen a Petropavlosk, y también podremos detectarla si lo hace más al norte mediante zonas de convergencia, aunque tendremos que correr para atraparlos.
-Siempre podemos lanzar los Harpoon señor – comentó Merril.
-Si – dijo escuetamente Kyle. Todos los oficiales de la sala de control sabían de las preferencias de su comandante por los ataques con torpedos antes que con misiles.
-¿Y si pasan por “el hueco” y no se dirigen al norte?
-Pues habrá que correr igual, pero no creo que se alejen mucho de su costa si no quieren pasarlo mal. Nuestros grupos de portaaviones todavía no están muy lejos, y sinceramente, apuesto por los nuestros como se atrevan a disputarnos el Pacífico abiertamente.
El comandante había hablado. Era una solución de compromiso que dejaba al Puffer con opciones en ambos casos, aunque ninguna fuese la óptima. Si cruzaban “el hueco” como pensaba Kyle, creía que lo mejor hubiese sido posicionarse al oeste-suroeste de allí y acercarse poco a poco para cuando viraran al norte, situarse justo detrás de la estela del grupo enemigo y atacar desde esa posición ventajosa, pero no podía ignorar que la salida al Pacífico se produjese por donde había dicho su número dos, así como tampoco que en aquella posición se enfrentaría a un mayor número de medios ASW enemigos y su aproximación sería bastante más difícil.
-Señor Merril llévenos allí.
-A la orden comandante.
…
"Si usted no tiene libertad de pensamiento, la libertad de expresión no tiene ningún valor" - José Luís Sampedro
- flanker33
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- flanker33
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Un error que del que me he dado cuenta. Donde dice:
y también podremos detectarla si lo hace más al norte mediante zonas de convergencia,
debe decir:
y también podremos detectarla si lo hace más al norte mediante ESM o zonas de convergencia, dependiendo de cuanto se alejen de la costa.
Aunque supongo que ya conocida por todos, dejo una pequeña explicación de las zonas de convergencia:
es un método de localización, mediante el cual se detecta el sonido que se ha propagado hacia el fondo del mar, y que por efecto de la presión y la temperatura se refleja de nuevo hacia la superficie. En el Pacífico se suelen dar en intervalos de unas 30 millas náuticas, y suelen ser de un ancho del 10% de la distancia de la ZC, así a unas 30 millas, será de un ancho de 3 millas, a 60 millas de 6,…
La capacidad de detectar sonidos en las ZC depende del sonar del receptor, del ruido producido y de las condiciones del agua por la que se propaga.
Para que se pueda producir este fenómeno, se necesitan profundidades de unos 1.800 metros (aunque varia según las fuentes), y por lo tanto en zonas cercanas a la costa donde no se den esas profundidades es imposible que se den las zonas de convergencia.
Saludos.
y también podremos detectarla si lo hace más al norte mediante zonas de convergencia,
debe decir:
y también podremos detectarla si lo hace más al norte mediante ESM o zonas de convergencia, dependiendo de cuanto se alejen de la costa.
Aunque supongo que ya conocida por todos, dejo una pequeña explicación de las zonas de convergencia:
es un método de localización, mediante el cual se detecta el sonido que se ha propagado hacia el fondo del mar, y que por efecto de la presión y la temperatura se refleja de nuevo hacia la superficie. En el Pacífico se suelen dar en intervalos de unas 30 millas náuticas, y suelen ser de un ancho del 10% de la distancia de la ZC, así a unas 30 millas, será de un ancho de 3 millas, a 60 millas de 6,…
La capacidad de detectar sonidos en las ZC depende del sonar del receptor, del ruido producido y de las condiciones del agua por la que se propaga.
Para que se pueda producir este fenómeno, se necesitan profundidades de unos 1.800 metros (aunque varia según las fuentes), y por lo tanto en zonas cercanas a la costa donde no se den esas profundidades es imposible que se den las zonas de convergencia.
Saludos.
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FURIA ARTICA
Kuriles del Norte
8ª Parte
Hacía ya dos horas que el Puffer había llegado y vigilaba desde el punto que había situado el comandante Kyle en la carta náutica. El lugar, con una profundidad de 320 metros, estaba al comienzo de una gran pendiente oceánica que unas ochenta millas más al este alcanzaba los siete mil metros, mientras que al oeste, la profundidad crecía rápidamente hasta pasar a menos de cien metros a pocas millas de allí.
El submarino navegaba con rumbo 240º por debajo de la capa térmica a cuatro nudos de velocidad, escuchando con su sonar de casco, mientras que cada media hora, ascendía a cota periscópica para “pinchar” las superficie con sus antena ESM, dar una barrido al horizonte con su periscopio y escuchar por encima de la capa.
Hasta el momento no había habido suerte. En el mensaje que habían recibido, no especificaban cuando podrían intentar la flota enemiga cruzar hacia el Pacífico norte, así que Kyle y sus oficiales comenzaron a elucubrar. El Teniente Comandante Ellis, el oficial de sistemas de combate, fue el primero en exponer sus ideas en aquella improvisada reunión.
-Señores, en el mensaje de COMSUBPAC no asegura que el grupo enemigo vaya a salir al Pacífico, pero parece que tienen indicios suficientes para enviarnos ese “flash”.
-Es correcto – convino el comandante
-Eso quiere decir que han detectado al grupo más al este de lo normal, ya que sabemos que ese grupo está en la zona intentado cazar a nuestros compañeros que están por allí. También habrán comprobado que por su rumbo se dirige a nuestra zona de patrulla. – Hizo una pausa para situar su idea sobre las carta náuticas – Por lo que teniendo en cuenta cuando nos enviaron la información, especulando sobre cuando la han podido recibir en Hawai, el tiempo transcurrido y la velocidad probable del grupo, creo que el enemigo debe estar por aquí ahora mismo – y señaló con la punta de su bolígrafo la entrada oeste del “hueco”.
-Siempre que crucen por allí – observó el oficial ejecutivo, que seguía aferrado a su idea original.
-Si suponemos que eso sea correcto, dentro de poco vamos a tener que comenzar a detectar algo – dijo Kyle
-Señor, creo que en la próxima ascensión deberíamos tener algo ya en el ESM – comentó Merril.
-Los helicópteros irán por delante del grupo con sus radares de superficie encendidos. Debería ser la primera noticia – observó Ellis.
Kyle pensó que siempre podría tratarse de helicópteros costeros, pero desde que estaban patrullando ese sector, no habían tenido contacto con ningún radar de helicóptero, y eso debía querer decir algo.
-Bien señores, creo que el número de señales y el tipo de radar que detectemos será significativo para averiguar algo más.
- Si señor – dijo su número dos. – Queda poco menos de cinco minutos para el próximo ascenso.
-De acuerdo, estemos atentos caballeros, esto puede ponerse interesante por momentos.
Cuando el Puffer ascendió sobre la capa, comenzó a recibir un distante “ping” de un sonar activo.
-Control, aquí sonar. Detectamos un sonar activo en marcación 130. Media frecuencia, lo catalogamos como un Bull Nose. Intensidad baja, no creo que nos haya localizado.
-Recibido, mantenme informado si hay alguna variación.
El comandante le dio vueltas a aquella información mientras llegaban a cota periscópica. Hacía algunas horas que habían perdido el contacto con el grupo compuesto por una Krivak, y aquel tipo de sonar, cuadraba con el que portaban tanto las Krivak como las Grisha, pero también con más buques escoltas soviéticos. De momento no habían detectado nada bajo la capa, lo que podía indicar que aquel buque no estaba equipado con un sonar de profundidad, o que funcionaba en pasivo… o que iba a demasiada velocidad como para extenderlo. De momento todo eran elucubraciones, tendría que esperar hasta tener más datos.
-Señor, estamos a profundidad de periscopio – anunció Nutt.
-Periscopio y mástil ESM arriba.
Kyle oteó todo el horizonte con el periscopio antes de pedir que lo bajaran.
Entonces Ellis llamó su atención.
-Comandante, tenemos dos contactos de emisiones radar. Uno en marcación 020 y otro 330 aproximadamente. El equipo los clasifica como Splash Drop, el radar del Helix.
-¿Intensidad? – preguntó Kyle.
-Baja por el momento, deben de estar lejos todavía.
Por lo menos, las condiciones de mar gruesa en superficie, con olas de entre 2,5 y 4 metros, degradaban las prestaciones de los radares y los sonares enemigos y les sería más fácil ocultarse de ellos.
Aquello comenzaba a cuadrar. Su intuición era correcta y todo parecía indicar que el grupo enemigo cruzaría por “el hueco”.
-Control, aquí sonar. Estamos recibiendo señales activas al frente. Parece una distante línea de sonoboyas, y parece que las están intercalando por encima y debajo de la capa.
-Recibido. Voy para allá.
Kyle se adentró en el pequeño cuarto donde los sonaristas atendían sus equipos y observó la pantalla táctica.
-Están aquí señor. Y estamos detectando más.
A Kyle le pareció como si la salida del “hueco” se estuviese llenando de sonoboyas. Debía haber un buen número de helicópteros lanzándolas, bastantes más que los dos que tenían encendidos sus radares de búsqueda. Además, algunas otras líneas de sonoboyas comenzaban a dibujarse a cierta distancia por delante de ellas. Seguramente algún May o Bear lanzando más. Estaba claro que no quería que nadie se acercase por la zona.
Ellis debía tener razón, y el grupo de superficie enemigo debía estar entrando por la parte oeste del “hueco”. Aquel oficial era bueno en su trabajo, pensó el comandante.
-Oficial de comunicaciones – dijo Kyle mientras volvía de nuevo a la sala de control – envíe un mensaje a Hawai con lo que hemos descubierto. Segundo, redáctelo usted, luego no habrá tiempo para subir otra vez.
-A la orden comandante.
Mientras sus ordenes se llevaban a efecto, el comandante revisó la grabación de lo que había visto en el periscopio. No apareció nada digno de mención, a parte de nubes bajas que anunciaban aguaceros y olas de buen tamaño.
-Comandante, mensaje enviado – anunció el oficial de comunicaciones.
-De acuerdo, gracias. Esta bien, señor Fernández, llévenos a 250 metros – ordenó al suboficial encargado del timón – Navegación, nuevo rumbo uno nueve cero. Velocidad 9 nudos.
La idea que tenía en mente el comandante del Puffer era dirigirse al sur para evitar un encuentro directo con la escolta del grupo que iría desplegada en abanico delante de los buques principales, y desplazándose a cierta distancia por el flanco de estribor de la formación enemiga, virar de nuevo hacia el noroeste y atacar desde una posición más favorable y sin tanta vigilancia. Eso siempre y cuando el grupo soviético se dirigiera hacia el norte, si no, se iba a dar de bruces con la escolta que trataba de evitar.
Pero los soviéticos tenían otros planes.
El hábil capitán Rachuk, al mando del “Delfín” (un SSN clase Akula I, “veterano” de las operaciones contra la TF.70) hacía unas horas que había recibido órdenes de dirigirse al sur de Paramushir, para avanzar delante de un grupo de superficie e ir “limpiando” su camino hacia el NE.
Rachuk y su submarino había alcanzado una merecida fama en el mando de la marina soviética en el Pacífico por haber conseguido atacar por dos veces a los portaviones enemigos y haber hundido uno de los poderosos cruceros AEGIS del enemigo, así que no tardaron mucho en decidirse por él para encomendarle aquella misión.
El Delfín había llegado a la zona cuatro horas antes, e informado de la posición y velocidad del grupo soviético, así como de los informes sobre un submarino enemigo en la zona, se había propuesto avanzar despacio utilizando su sonar pasivo para intentar despejar el acceso oeste al punto de cruce desde el mar de Okhotsk al Pacífico, y la zona circundante.
Avanzando a cinco nudos, de sur a norte, por debajo de la capa y con su sonar remolcado por encima de ella, estaba en muy buena disposición para detectar a cualquier que merodease por allí.
El comandante Kyle observaba la evolución en la pantalla táctica de la sala del sonar.
El grueso de la formación enemiga había aparecido, y al terminar de cruzar “el hueco” había puesto rumbo NE. La distancia ahora a los elementos avanzados de la flota enemiga era de algo más de 8 millas, pasando por estribor del submarino.
La cuenta de vuelta de las palas de un destructor Udaloy que había logrado aislar el equipo del sonar, daba una velocidad de 18 nudos para ese buque, pero más allá, el teniente Garret, el operador de sonar más veterano, insistía en que en el centro del grupo soviético había escuchado al menos dos portaviones clase Kiev y un clase Kirov, además de varios otros buques, de los que todavía no podía saber su identidad.
Kyle se quedó pensativo, esperaba al Minsk y posiblemente al Frunze, que debía haber cruzado el estrecho de Tartaria desde el Mar del Japón hasta el de Okhotsk, para reunirse con el portaviones y su grupo, pero desde luego no esperaba al otro “Kiev” de la flota del Pacífico, el Novorossiysk, que según inteligencia estaba en reformas en los astilleros. “Bueno – pensó – si el teniente estaba en lo cierto, más blancos donde escoger”
Estudió bien la distribución de la formación enemiga que tenía localizada. A vanguardia, y en formación abierta, navegaban tres destructores clase Udaloy, dejando bien patente que la principal amenaza que esperaban en aquellas latitudes era la submarina. Detrás seguían dos destructores clase Sovremenny en los extremos y un crucero clase Kresta II en el centro como buque insignia de la escolta del grupo. A la altura del “núcleo” del grupo, quizás un poco retrasado y a su costado de estribor, avanzaba otro Sovremenny, mientras que al otro lado, seguramente habría otro escolta, pero el Puffer no podía oírlo. Cerraba el grupo enemigo una fragata clase Krivak.
Por el costado de estribor de los soviéticos, se dibujaba una línea de sonoboyas activas.
Kyle ya tenía ideado su plan de ataque cuando volvió a reunir a sus oficiales sobre la mesa donde un marinero marcaba con un rotulador graso las posiciones de los buques enemigos y la propia sobre una transparencia en una carta de navegación.
-Veamos, estos señores comunistas están avanzando a cerca de 20 nudos y aporrean el mar con todos sus sonares activos además de un buen número de sonoboyas alrededor del grupo. Pues bien, mi idea es la siguiente. Avanzaremos como hasta ahora, paralelos al grupo y manteniendo esta distancia. Cuando hayamos pasado la segunda línea de escoltas, comenzaremos nuestra aproximación al centro del grupo. Navegando, bajo la capa, con el estado de la mar y nuestro revestimiento anecoico, podemos evitar limpiamente sus sonoboyas y sus sonares activos, especialmente por esta brecha que hay entre estos dos Sovremenny,s – dijo señalando el espacio entre el destructor de la segunda línea y el de la tercera. – Luego avanzaremos mediante una corta carrera de 20 nudos y nos situaremos a popa del grupo principal, listos para atacar a los blancos potenciales. ¿Qué prefieren, el Minsk, el Kirov o ambos?
A Nutt no le gustaba mucho el optimismo de su jefe. Aquello no iba a ser tan sencillo como parecía.
El teniente comandante Ellis fue el primero en responder.
-Creo que debemos lanzar dos “pescados” sobre cada blanco señor. Al Frunze lo podríamos hundir y al Minsk, si no se va a pique, por lo menos quedará muy dañado como para continuar, y seguramente tendrán que abortar la operación que se proponen sea cual sea.
-¿Objeciones? – planteó el comandante. - ¿Ninguna? Pues de acuerdo señor Ellis, me parece bien, procederemos así.
-¿Y la evasión, comandante? – pregunto el segundo.
Kyle había fantaseado con escapar pegado debajo de alguno de los buques mayores de la formación, tal y como había visto cuando era un crío en alguna película de submarinos de la Segunda Guerra Mundial, pero aquello era el mundo real y esa opción sería tremendamente arriesgada, así que había optado por otra más convencional.
-Aprovechando la confusión, viraremos 180º y saldremos en profundidad y a gran velocidad hacia el sur, donde la amenaza es menor, para luego navegar mar adentro y perdernos en el océano. Así que solo tendremos una oportunidad, no la desperdiciemos.
Nutt estaba más de acuerdo esta vez con el comandante.
Cada uno volvió a su puesto y Kyle pidió al oficial de navegación que le avisara cuando llegaran al punto de inicio de la aproximación.
Tras varios tensos minutos, el oficial de navegación informó.
-Comandante, dos minutos para el punto de inicio.
-De acuerdo, gracias. Señores, atentos, vamos a entrar ahí y mandar al fondo del mar a algún que otro buque comunista. Segundo, ¿estamos preparados?
-Todos los sistemas funcionando y operativos, señor.
Un rato antes…
El Delfín, había dado la vuelta tras avanzar por el rumbo que tomarían la formación de superficie, y no haber encontrado nada. Aquello preocupó a Rachuk, ya que estaba seguro que los americanos no iban a desperdiciar aquella ocasión, y el informe sobre un submarino enemigo horas antes en aquella zona, así parecía atestiguarlo. El comandante soviético estaba seguro que había pasado por alto al buque enemigo (en realidad se habían cruzado a unas 9 millas de distancia sin que ninguno de los dos se detectasen), así que ordenó virar para dar otra pasada, aunque aquello significase acercase a la flota de superficie y tener un mal encuentro con sus propios buques.
Con rumbo dos cero cinco y seis nudos de velocidad, se dirigió de nuevo al sur para intentar atrapar al escurridizo submarino americano, mientras en la lejanía comenzaba a oír los primeros ruidos del grupo de superficie.
Tras unos cuantos minutos, Rachuk fue informado por su operador de sonar de un débil contacto. Al comandante se le dibujó una sonrisa en la cara. “Un débil contacto” era lo que él estaba buscando. Ordenó poner rumbo al contacto y varios minutos después, supo que se encontraba a popa de un submarino de ataque norteamericano.
En el Puffer…
-Señor Fernández, nuevo rumbo… - comenzó a decir el comandante Kyle, pero no pudo acabar la frase.
-¡Control, aquí sonar! ¡Torpedos en el agua!¡Torpedos en el agua!
-¿Qué? ¿Dónde?
-¡A popa, comandante! ¡Son dos!
Kyle corrió hacia la sala del sonar.
-Aquí señor, – dijo el teniente Garret señalando la pantalla – distancia 2600 yardas y 48 nudos de velocidad.
-¡Velocidad de flanco! – grito Kyle por el interfono. – Ascendamos por encima de la capa.
-Haz una búsqueda activa, a ver quien es el cabrón que nos los ha lanzado.
Los timones horizontales del buque tomaron inclinación a la vez que la hélice giraba cada vez más rápido.
Kyle volvió a la sala de control.
-¡Preparen contramedida!
-Contramedida lista – informó Ellis.
Kyle miró el indicador de profanidad, y cuando estaban a punto de cruzar la capa ordeno el lanzamiento de la contramedida.
-Fuera, señor. Está en el agua.
El Puffer cruzó rápidamente la capa.
-Nivelen timón. ¿Velocidad?
-Veinticinco nudos. Comandante, estamos cavitando.
Kyle ya lo sabía, pero no había otra opción.
-Control, aquí sonar. Tenemos un submarino enemigo a popa, a más de 3.000 yardas
-¿Y los torpedos?
-Señor, solo uno ha cruzado la capa, distancia 1.000 yardas. El torpedo número dos parece que se ha perdido… un momento, ¡mierda! Sonar activo a 400 yardas a estribor. Parece de un helicóptero.
El “ping” del sonar, pese al revestimiento anecoico, resonaba por todo el submarino.
-¡Señor, otro torpedo en el agua! Lo debe haber lanzado el helicóptero.
-Vamos otra vez por debajo de la capa.
Kyle intentaba la misma jugada, y lanzó otro señuelo justo antes de cruzar la capa térmica. En aquel momento debía de tener a todos los helicópteros y destructores enemigos buscándolo como locos para hundirlo.
-Señor, hemos perdido al torpedo del helicóptero, se ha quedado por encima de la capa, y el torpedo número 2 se aleja de nosotros, no nos tiene.
-¿Y el número uno?
-… ¡Ahí viene de nuevo!
Otro “ping” más continuo atravesaba ahora el casco del Puffer.
-Señor, ¡se ha vuelto activo y nos ha enganchado! Está a 500 yardas.
“Maldito cabrón” pensó el comandante.
A Kyle solo le quedaba tiempo para otra jugada.
-Nivelen timón. .Lancen contramedida
Aquel señuelo, era el último. Si no funcionaba, ya daría lo mismo, pensó el comandante.
-Todo a babor.
Al hacer un giro tan brusco a esa velocidad, dejaba un pequeño remolino en el agua, que aunque menos efectivo que un señuelo, esperaba que confundiera a la cabeza buscadora del torpedo.
Durante unos segundos todos permanecieron atentos al sonar y los “ping” que se oían en el casco.
-¡Aquí sonar! … ¡el torpedo nos sigue, no lo hemos engañado! Se acerca mucho. 200 yardas.
-¡Timonel, vamos arriba, máxima inclinación! ¡Alarma de colisión! ¡Prepárense para impacto!
Tras unos instantes, aquel tozudo torpedo soviético acabó por encontrar su objetivo. La sacudida fue tremenda. El Puffer había sido alcanzado en la popa.
Los presentes en la sala de control, cayeron la mayoría la suelo, pese a estar agarrados a cualquier cosa fija que habían encontrado.
Cuando se rehicieron, la tenue luz blanca que iluminaba la sala había desaparecido para ser reemplazada por una roja de emergencia.
-¡Señor Nutt, informe de daños! – Logró decir Kyle cuando recobró la compostura y la verticalidad.
-…un momento comandante…señor, tenemos fuegos y graves daños a popa… y también una gran vía de agua. Recomiendo cerrar todas las zonas de popa hasta el reactor.
-Hágalo segundo – dijo el comandante, pensando más en los marineros que podría salvar en los sectores centrales y de proa que en los que morirían por aquella orden atrapados en al popa del submarino.
-Superficie de emergencia – ordenó Kyle.
Ahora el buffer lastraba sus tanques a toda velocidad para intentar compensar la gran cantidad de agua que entraba en el submarino.
El comandante miró el indicador de profundidad. Cuarenta metros, parecía que lo iban a conseguir. Pero aquello traería otras consecuencias.
-Muchacho – dijo llamando la atención de un joven marinero allí presente. – Toma estas llaves, ve a mi camarote, abre la caja fuerte y tráeme todo lo que haya dentro, ¿entendido?
-Si, si …-balbuceo el joven.
-Vamos, date prisa.
Miró a los presentes en la sala.
-¿Hay algún herido?
Nadie respondió afirmativamente, así que el comandante continuó impartiendo órdenes.
-Muchachos, coged lo que tengáis a mano, y preparaos por si hay que destruir el equipo. Esto no puede caer en manos del enemigo.
Kyle, pensando a toda prisa, y si el buque no podía sumergirse de nuevo, había previsto que todo el mundo abandonara la nave, y él habría los tanques de lastre para hundir al Puffer y evitar que cayera en manos enemigas. Pero quizás los soviéticos fueran rápidos y les diera tiempo ha evacuar a toda la tripulación.
-¡Comandante! – Grito Nutt - ¡el agua sigue avanzando, no se ha contenido a popa! Debe de haber alguna otra vía.
-¡Superficie, señor! – dijo Merrill
La salida a la superficie no había sido tan violenta como esperaba a causa de la poca velocidad que ya tenía el submarino sin sus hélices impulsoras y por el lastre de agua que entraba a bordo.
-¿Cuánto nos queda, segundo?
-No lo sé, pero poco, muy poco,
El submarino se había nivelado en la superficie y parecía que no fuera a haber más problemas, pero los paneles de daño no mentían.
-Esta bien, dejen todo lo que estén haciendo y abandonen el buque. Segundo, de la orden general de abandonar el submarino.
-A la orden comandante – dijo Nutt mientras presionaba un botón rojo en un panel de mandos.
-Y Nutt – le dijo Kyle a su segundo – llévense algunos botes, que en esas aguas no duraran mucho sin ellos.
- ¿Y usted, comandante?
-Yo saldré el último. Si no lo consigo, organice a los muchachos ahí fuera.
-Así lo haré.
Ambos se quedaron mirando durante un par de segundos. El aprecio de Nutt por su nuevo comandante había crecido mucho en aquel momento. Luego salió de la sala de control para organizar la evacuación del Puffer.
-Aquí está todo, comandante – dijo el marinero que había enviado a su camarote, y que llegaba a la carrera.
-Gracias hijo. Ahora vete, hay que salir de aquí.
El muchacho salio rápidamente, mientras que el submarino comenzaba a hundirse de popa. En unos pocos segundos toda la nave volvió a encontrarse sumergida.
Apenas cuarenta miembros de la tripulación lograron escapar con vida y se mantuvieron a flote en un par de botes hasta que fueron recogidos por la fragata que cerraba la formación soviética.
El Puffer comenzó su rápido descenso hacia el fondo del mar. Kyle y el resto de la tripulación que no había podido abandonar el submarino, se habían ahogado mucho antes.
Kuriles del Norte
8ª Parte
Hacía ya dos horas que el Puffer había llegado y vigilaba desde el punto que había situado el comandante Kyle en la carta náutica. El lugar, con una profundidad de 320 metros, estaba al comienzo de una gran pendiente oceánica que unas ochenta millas más al este alcanzaba los siete mil metros, mientras que al oeste, la profundidad crecía rápidamente hasta pasar a menos de cien metros a pocas millas de allí.
El submarino navegaba con rumbo 240º por debajo de la capa térmica a cuatro nudos de velocidad, escuchando con su sonar de casco, mientras que cada media hora, ascendía a cota periscópica para “pinchar” las superficie con sus antena ESM, dar una barrido al horizonte con su periscopio y escuchar por encima de la capa.
Hasta el momento no había habido suerte. En el mensaje que habían recibido, no especificaban cuando podrían intentar la flota enemiga cruzar hacia el Pacífico norte, así que Kyle y sus oficiales comenzaron a elucubrar. El Teniente Comandante Ellis, el oficial de sistemas de combate, fue el primero en exponer sus ideas en aquella improvisada reunión.
-Señores, en el mensaje de COMSUBPAC no asegura que el grupo enemigo vaya a salir al Pacífico, pero parece que tienen indicios suficientes para enviarnos ese “flash”.
-Es correcto – convino el comandante
-Eso quiere decir que han detectado al grupo más al este de lo normal, ya que sabemos que ese grupo está en la zona intentado cazar a nuestros compañeros que están por allí. También habrán comprobado que por su rumbo se dirige a nuestra zona de patrulla. – Hizo una pausa para situar su idea sobre las carta náuticas – Por lo que teniendo en cuenta cuando nos enviaron la información, especulando sobre cuando la han podido recibir en Hawai, el tiempo transcurrido y la velocidad probable del grupo, creo que el enemigo debe estar por aquí ahora mismo – y señaló con la punta de su bolígrafo la entrada oeste del “hueco”.
-Siempre que crucen por allí – observó el oficial ejecutivo, que seguía aferrado a su idea original.
-Si suponemos que eso sea correcto, dentro de poco vamos a tener que comenzar a detectar algo – dijo Kyle
-Señor, creo que en la próxima ascensión deberíamos tener algo ya en el ESM – comentó Merril.
-Los helicópteros irán por delante del grupo con sus radares de superficie encendidos. Debería ser la primera noticia – observó Ellis.
Kyle pensó que siempre podría tratarse de helicópteros costeros, pero desde que estaban patrullando ese sector, no habían tenido contacto con ningún radar de helicóptero, y eso debía querer decir algo.
-Bien señores, creo que el número de señales y el tipo de radar que detectemos será significativo para averiguar algo más.
- Si señor – dijo su número dos. – Queda poco menos de cinco minutos para el próximo ascenso.
-De acuerdo, estemos atentos caballeros, esto puede ponerse interesante por momentos.
Cuando el Puffer ascendió sobre la capa, comenzó a recibir un distante “ping” de un sonar activo.
-Control, aquí sonar. Detectamos un sonar activo en marcación 130. Media frecuencia, lo catalogamos como un Bull Nose. Intensidad baja, no creo que nos haya localizado.
-Recibido, mantenme informado si hay alguna variación.
El comandante le dio vueltas a aquella información mientras llegaban a cota periscópica. Hacía algunas horas que habían perdido el contacto con el grupo compuesto por una Krivak, y aquel tipo de sonar, cuadraba con el que portaban tanto las Krivak como las Grisha, pero también con más buques escoltas soviéticos. De momento no habían detectado nada bajo la capa, lo que podía indicar que aquel buque no estaba equipado con un sonar de profundidad, o que funcionaba en pasivo… o que iba a demasiada velocidad como para extenderlo. De momento todo eran elucubraciones, tendría que esperar hasta tener más datos.
-Señor, estamos a profundidad de periscopio – anunció Nutt.
-Periscopio y mástil ESM arriba.
Kyle oteó todo el horizonte con el periscopio antes de pedir que lo bajaran.
Entonces Ellis llamó su atención.
-Comandante, tenemos dos contactos de emisiones radar. Uno en marcación 020 y otro 330 aproximadamente. El equipo los clasifica como Splash Drop, el radar del Helix.
-¿Intensidad? – preguntó Kyle.
-Baja por el momento, deben de estar lejos todavía.
Por lo menos, las condiciones de mar gruesa en superficie, con olas de entre 2,5 y 4 metros, degradaban las prestaciones de los radares y los sonares enemigos y les sería más fácil ocultarse de ellos.
Aquello comenzaba a cuadrar. Su intuición era correcta y todo parecía indicar que el grupo enemigo cruzaría por “el hueco”.
-Control, aquí sonar. Estamos recibiendo señales activas al frente. Parece una distante línea de sonoboyas, y parece que las están intercalando por encima y debajo de la capa.
-Recibido. Voy para allá.
Kyle se adentró en el pequeño cuarto donde los sonaristas atendían sus equipos y observó la pantalla táctica.
-Están aquí señor. Y estamos detectando más.
A Kyle le pareció como si la salida del “hueco” se estuviese llenando de sonoboyas. Debía haber un buen número de helicópteros lanzándolas, bastantes más que los dos que tenían encendidos sus radares de búsqueda. Además, algunas otras líneas de sonoboyas comenzaban a dibujarse a cierta distancia por delante de ellas. Seguramente algún May o Bear lanzando más. Estaba claro que no quería que nadie se acercase por la zona.
Ellis debía tener razón, y el grupo de superficie enemigo debía estar entrando por la parte oeste del “hueco”. Aquel oficial era bueno en su trabajo, pensó el comandante.
-Oficial de comunicaciones – dijo Kyle mientras volvía de nuevo a la sala de control – envíe un mensaje a Hawai con lo que hemos descubierto. Segundo, redáctelo usted, luego no habrá tiempo para subir otra vez.
-A la orden comandante.
Mientras sus ordenes se llevaban a efecto, el comandante revisó la grabación de lo que había visto en el periscopio. No apareció nada digno de mención, a parte de nubes bajas que anunciaban aguaceros y olas de buen tamaño.
-Comandante, mensaje enviado – anunció el oficial de comunicaciones.
-De acuerdo, gracias. Esta bien, señor Fernández, llévenos a 250 metros – ordenó al suboficial encargado del timón – Navegación, nuevo rumbo uno nueve cero. Velocidad 9 nudos.
La idea que tenía en mente el comandante del Puffer era dirigirse al sur para evitar un encuentro directo con la escolta del grupo que iría desplegada en abanico delante de los buques principales, y desplazándose a cierta distancia por el flanco de estribor de la formación enemiga, virar de nuevo hacia el noroeste y atacar desde una posición más favorable y sin tanta vigilancia. Eso siempre y cuando el grupo soviético se dirigiera hacia el norte, si no, se iba a dar de bruces con la escolta que trataba de evitar.
Pero los soviéticos tenían otros planes.
El hábil capitán Rachuk, al mando del “Delfín” (un SSN clase Akula I, “veterano” de las operaciones contra la TF.70) hacía unas horas que había recibido órdenes de dirigirse al sur de Paramushir, para avanzar delante de un grupo de superficie e ir “limpiando” su camino hacia el NE.
Rachuk y su submarino había alcanzado una merecida fama en el mando de la marina soviética en el Pacífico por haber conseguido atacar por dos veces a los portaviones enemigos y haber hundido uno de los poderosos cruceros AEGIS del enemigo, así que no tardaron mucho en decidirse por él para encomendarle aquella misión.
El Delfín había llegado a la zona cuatro horas antes, e informado de la posición y velocidad del grupo soviético, así como de los informes sobre un submarino enemigo en la zona, se había propuesto avanzar despacio utilizando su sonar pasivo para intentar despejar el acceso oeste al punto de cruce desde el mar de Okhotsk al Pacífico, y la zona circundante.
Avanzando a cinco nudos, de sur a norte, por debajo de la capa y con su sonar remolcado por encima de ella, estaba en muy buena disposición para detectar a cualquier que merodease por allí.
El comandante Kyle observaba la evolución en la pantalla táctica de la sala del sonar.
El grueso de la formación enemiga había aparecido, y al terminar de cruzar “el hueco” había puesto rumbo NE. La distancia ahora a los elementos avanzados de la flota enemiga era de algo más de 8 millas, pasando por estribor del submarino.
La cuenta de vuelta de las palas de un destructor Udaloy que había logrado aislar el equipo del sonar, daba una velocidad de 18 nudos para ese buque, pero más allá, el teniente Garret, el operador de sonar más veterano, insistía en que en el centro del grupo soviético había escuchado al menos dos portaviones clase Kiev y un clase Kirov, además de varios otros buques, de los que todavía no podía saber su identidad.
Kyle se quedó pensativo, esperaba al Minsk y posiblemente al Frunze, que debía haber cruzado el estrecho de Tartaria desde el Mar del Japón hasta el de Okhotsk, para reunirse con el portaviones y su grupo, pero desde luego no esperaba al otro “Kiev” de la flota del Pacífico, el Novorossiysk, que según inteligencia estaba en reformas en los astilleros. “Bueno – pensó – si el teniente estaba en lo cierto, más blancos donde escoger”
Estudió bien la distribución de la formación enemiga que tenía localizada. A vanguardia, y en formación abierta, navegaban tres destructores clase Udaloy, dejando bien patente que la principal amenaza que esperaban en aquellas latitudes era la submarina. Detrás seguían dos destructores clase Sovremenny en los extremos y un crucero clase Kresta II en el centro como buque insignia de la escolta del grupo. A la altura del “núcleo” del grupo, quizás un poco retrasado y a su costado de estribor, avanzaba otro Sovremenny, mientras que al otro lado, seguramente habría otro escolta, pero el Puffer no podía oírlo. Cerraba el grupo enemigo una fragata clase Krivak.
Por el costado de estribor de los soviéticos, se dibujaba una línea de sonoboyas activas.
Kyle ya tenía ideado su plan de ataque cuando volvió a reunir a sus oficiales sobre la mesa donde un marinero marcaba con un rotulador graso las posiciones de los buques enemigos y la propia sobre una transparencia en una carta de navegación.
-Veamos, estos señores comunistas están avanzando a cerca de 20 nudos y aporrean el mar con todos sus sonares activos además de un buen número de sonoboyas alrededor del grupo. Pues bien, mi idea es la siguiente. Avanzaremos como hasta ahora, paralelos al grupo y manteniendo esta distancia. Cuando hayamos pasado la segunda línea de escoltas, comenzaremos nuestra aproximación al centro del grupo. Navegando, bajo la capa, con el estado de la mar y nuestro revestimiento anecoico, podemos evitar limpiamente sus sonoboyas y sus sonares activos, especialmente por esta brecha que hay entre estos dos Sovremenny,s – dijo señalando el espacio entre el destructor de la segunda línea y el de la tercera. – Luego avanzaremos mediante una corta carrera de 20 nudos y nos situaremos a popa del grupo principal, listos para atacar a los blancos potenciales. ¿Qué prefieren, el Minsk, el Kirov o ambos?
A Nutt no le gustaba mucho el optimismo de su jefe. Aquello no iba a ser tan sencillo como parecía.
El teniente comandante Ellis fue el primero en responder.
-Creo que debemos lanzar dos “pescados” sobre cada blanco señor. Al Frunze lo podríamos hundir y al Minsk, si no se va a pique, por lo menos quedará muy dañado como para continuar, y seguramente tendrán que abortar la operación que se proponen sea cual sea.
-¿Objeciones? – planteó el comandante. - ¿Ninguna? Pues de acuerdo señor Ellis, me parece bien, procederemos así.
-¿Y la evasión, comandante? – pregunto el segundo.
Kyle había fantaseado con escapar pegado debajo de alguno de los buques mayores de la formación, tal y como había visto cuando era un crío en alguna película de submarinos de la Segunda Guerra Mundial, pero aquello era el mundo real y esa opción sería tremendamente arriesgada, así que había optado por otra más convencional.
-Aprovechando la confusión, viraremos 180º y saldremos en profundidad y a gran velocidad hacia el sur, donde la amenaza es menor, para luego navegar mar adentro y perdernos en el océano. Así que solo tendremos una oportunidad, no la desperdiciemos.
Nutt estaba más de acuerdo esta vez con el comandante.
Cada uno volvió a su puesto y Kyle pidió al oficial de navegación que le avisara cuando llegaran al punto de inicio de la aproximación.
Tras varios tensos minutos, el oficial de navegación informó.
-Comandante, dos minutos para el punto de inicio.
-De acuerdo, gracias. Señores, atentos, vamos a entrar ahí y mandar al fondo del mar a algún que otro buque comunista. Segundo, ¿estamos preparados?
-Todos los sistemas funcionando y operativos, señor.
Un rato antes…
El Delfín, había dado la vuelta tras avanzar por el rumbo que tomarían la formación de superficie, y no haber encontrado nada. Aquello preocupó a Rachuk, ya que estaba seguro que los americanos no iban a desperdiciar aquella ocasión, y el informe sobre un submarino enemigo horas antes en aquella zona, así parecía atestiguarlo. El comandante soviético estaba seguro que había pasado por alto al buque enemigo (en realidad se habían cruzado a unas 9 millas de distancia sin que ninguno de los dos se detectasen), así que ordenó virar para dar otra pasada, aunque aquello significase acercase a la flota de superficie y tener un mal encuentro con sus propios buques.
Con rumbo dos cero cinco y seis nudos de velocidad, se dirigió de nuevo al sur para intentar atrapar al escurridizo submarino americano, mientras en la lejanía comenzaba a oír los primeros ruidos del grupo de superficie.
Tras unos cuantos minutos, Rachuk fue informado por su operador de sonar de un débil contacto. Al comandante se le dibujó una sonrisa en la cara. “Un débil contacto” era lo que él estaba buscando. Ordenó poner rumbo al contacto y varios minutos después, supo que se encontraba a popa de un submarino de ataque norteamericano.
En el Puffer…
-Señor Fernández, nuevo rumbo… - comenzó a decir el comandante Kyle, pero no pudo acabar la frase.
-¡Control, aquí sonar! ¡Torpedos en el agua!¡Torpedos en el agua!
-¿Qué? ¿Dónde?
-¡A popa, comandante! ¡Son dos!
Kyle corrió hacia la sala del sonar.
-Aquí señor, – dijo el teniente Garret señalando la pantalla – distancia 2600 yardas y 48 nudos de velocidad.
-¡Velocidad de flanco! – grito Kyle por el interfono. – Ascendamos por encima de la capa.
-Haz una búsqueda activa, a ver quien es el cabrón que nos los ha lanzado.
Los timones horizontales del buque tomaron inclinación a la vez que la hélice giraba cada vez más rápido.
Kyle volvió a la sala de control.
-¡Preparen contramedida!
-Contramedida lista – informó Ellis.
Kyle miró el indicador de profanidad, y cuando estaban a punto de cruzar la capa ordeno el lanzamiento de la contramedida.
-Fuera, señor. Está en el agua.
El Puffer cruzó rápidamente la capa.
-Nivelen timón. ¿Velocidad?
-Veinticinco nudos. Comandante, estamos cavitando.
Kyle ya lo sabía, pero no había otra opción.
-Control, aquí sonar. Tenemos un submarino enemigo a popa, a más de 3.000 yardas
-¿Y los torpedos?
-Señor, solo uno ha cruzado la capa, distancia 1.000 yardas. El torpedo número dos parece que se ha perdido… un momento, ¡mierda! Sonar activo a 400 yardas a estribor. Parece de un helicóptero.
El “ping” del sonar, pese al revestimiento anecoico, resonaba por todo el submarino.
-¡Señor, otro torpedo en el agua! Lo debe haber lanzado el helicóptero.
-Vamos otra vez por debajo de la capa.
Kyle intentaba la misma jugada, y lanzó otro señuelo justo antes de cruzar la capa térmica. En aquel momento debía de tener a todos los helicópteros y destructores enemigos buscándolo como locos para hundirlo.
-Señor, hemos perdido al torpedo del helicóptero, se ha quedado por encima de la capa, y el torpedo número 2 se aleja de nosotros, no nos tiene.
-¿Y el número uno?
-… ¡Ahí viene de nuevo!
Otro “ping” más continuo atravesaba ahora el casco del Puffer.
-Señor, ¡se ha vuelto activo y nos ha enganchado! Está a 500 yardas.
“Maldito cabrón” pensó el comandante.
A Kyle solo le quedaba tiempo para otra jugada.
-Nivelen timón. .Lancen contramedida
Aquel señuelo, era el último. Si no funcionaba, ya daría lo mismo, pensó el comandante.
-Todo a babor.
Al hacer un giro tan brusco a esa velocidad, dejaba un pequeño remolino en el agua, que aunque menos efectivo que un señuelo, esperaba que confundiera a la cabeza buscadora del torpedo.
Durante unos segundos todos permanecieron atentos al sonar y los “ping” que se oían en el casco.
-¡Aquí sonar! … ¡el torpedo nos sigue, no lo hemos engañado! Se acerca mucho. 200 yardas.
-¡Timonel, vamos arriba, máxima inclinación! ¡Alarma de colisión! ¡Prepárense para impacto!
Tras unos instantes, aquel tozudo torpedo soviético acabó por encontrar su objetivo. La sacudida fue tremenda. El Puffer había sido alcanzado en la popa.
Los presentes en la sala de control, cayeron la mayoría la suelo, pese a estar agarrados a cualquier cosa fija que habían encontrado.
Cuando se rehicieron, la tenue luz blanca que iluminaba la sala había desaparecido para ser reemplazada por una roja de emergencia.
-¡Señor Nutt, informe de daños! – Logró decir Kyle cuando recobró la compostura y la verticalidad.
-…un momento comandante…señor, tenemos fuegos y graves daños a popa… y también una gran vía de agua. Recomiendo cerrar todas las zonas de popa hasta el reactor.
-Hágalo segundo – dijo el comandante, pensando más en los marineros que podría salvar en los sectores centrales y de proa que en los que morirían por aquella orden atrapados en al popa del submarino.
-Superficie de emergencia – ordenó Kyle.
Ahora el buffer lastraba sus tanques a toda velocidad para intentar compensar la gran cantidad de agua que entraba en el submarino.
El comandante miró el indicador de profundidad. Cuarenta metros, parecía que lo iban a conseguir. Pero aquello traería otras consecuencias.
-Muchacho – dijo llamando la atención de un joven marinero allí presente. – Toma estas llaves, ve a mi camarote, abre la caja fuerte y tráeme todo lo que haya dentro, ¿entendido?
-Si, si …-balbuceo el joven.
-Vamos, date prisa.
Miró a los presentes en la sala.
-¿Hay algún herido?
Nadie respondió afirmativamente, así que el comandante continuó impartiendo órdenes.
-Muchachos, coged lo que tengáis a mano, y preparaos por si hay que destruir el equipo. Esto no puede caer en manos del enemigo.
Kyle, pensando a toda prisa, y si el buque no podía sumergirse de nuevo, había previsto que todo el mundo abandonara la nave, y él habría los tanques de lastre para hundir al Puffer y evitar que cayera en manos enemigas. Pero quizás los soviéticos fueran rápidos y les diera tiempo ha evacuar a toda la tripulación.
-¡Comandante! – Grito Nutt - ¡el agua sigue avanzando, no se ha contenido a popa! Debe de haber alguna otra vía.
-¡Superficie, señor! – dijo Merrill
La salida a la superficie no había sido tan violenta como esperaba a causa de la poca velocidad que ya tenía el submarino sin sus hélices impulsoras y por el lastre de agua que entraba a bordo.
-¿Cuánto nos queda, segundo?
-No lo sé, pero poco, muy poco,
El submarino se había nivelado en la superficie y parecía que no fuera a haber más problemas, pero los paneles de daño no mentían.
-Esta bien, dejen todo lo que estén haciendo y abandonen el buque. Segundo, de la orden general de abandonar el submarino.
-A la orden comandante – dijo Nutt mientras presionaba un botón rojo en un panel de mandos.
-Y Nutt – le dijo Kyle a su segundo – llévense algunos botes, que en esas aguas no duraran mucho sin ellos.
- ¿Y usted, comandante?
-Yo saldré el último. Si no lo consigo, organice a los muchachos ahí fuera.
-Así lo haré.
Ambos se quedaron mirando durante un par de segundos. El aprecio de Nutt por su nuevo comandante había crecido mucho en aquel momento. Luego salió de la sala de control para organizar la evacuación del Puffer.
-Aquí está todo, comandante – dijo el marinero que había enviado a su camarote, y que llegaba a la carrera.
-Gracias hijo. Ahora vete, hay que salir de aquí.
El muchacho salio rápidamente, mientras que el submarino comenzaba a hundirse de popa. En unos pocos segundos toda la nave volvió a encontrarse sumergida.
Apenas cuarenta miembros de la tripulación lograron escapar con vida y se mantuvieron a flote en un par de botes hasta que fueron recogidos por la fragata que cerraba la formación soviética.
El Puffer comenzó su rápido descenso hacia el fondo del mar. Kyle y el resto de la tripulación que no había podido abandonar el submarino, se habían ahogado mucho antes.
"Si usted no tiene libertad de pensamiento, la libertad de expresión no tiene ningún valor" - José Luís Sampedro
- flanker33
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El Minsk y su grupo atravesando "el hueco"
El Delfín lanzado torpedos
Rumbo al Puffer
El Comandante Thomas G. Kyle (el autentico, años despues como comandante del Escuadrón de Submarinos número 1). Su sacrificio
será recordado.
Saludos.
El Delfín lanzado torpedos
Rumbo al Puffer
El Comandante Thomas G. Kyle (el autentico, años despues como comandante del Escuadrón de Submarinos número 1). Su sacrificio
será recordado.
Saludos.
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