What if? La Victoria del Eje
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GUADALCANAL
Tras las derrotas sufridas a manos de los nipones en Pearl Harbour, Filipinas, Mar del Coral, y Midway entre otras muchas, los aliados por fin habían reunido una poderosa fuerza capaz de reaccionar y enfrentarse a los japoneses por tierra y por mar, encabezada por los portaaviones Enterprise, Hornet, Wasp, Illustrious, Victorious e Indomitable. Su primer objetivo serían las islas de Guadalcanal, Tulagi, y Florida en las islas Salomón. Islas en las que los nipones estaban estableciendo bases avanzadas que incluían un importante aeródromo en la isla de Guadalcanal, desde el que amenazarían todas las operaciones navales en el noreste de Australia. Era pues necesario reconquistar la isla y apoderarse de su crucial aeródromo, sin embargo las perdidas navales de los meses anteriores habían dejado muy mermada la flota del pacifico, y no lograrían reunir una fuerza capaz de rivalizar con la flota nipona hasta mediados de octubre.
Por su parte los nipones estaban consolidando las recientes conquistas y fortificando las islas, así como fortaleciendo su ejército, con la ayuda alemana que envió materiales capturados en burladores del bloqueo, y la armada con la entrada en servicio de nuevas unidades y la reparación de las dañadas anteriormente. En Guadalcanal las demoras aliadas habían permitido a los japoneses finalizar la construcción del aeródromo, y desde hacía poco operaban allí más de un centenar de aviones. Sin embargo sus defensas en tierra eran muy escasas, pues tan solo disponían de unos 2.000 obreros japoneses y coreanos sin armamento, y unos 1.000 soldados a los que se sumaban varios cientos de personal de tierra de las fuerzas aéreas. Una fuerza demasiado escasa para enfrentarse a las fuerzas de invasión norteamericanas sin el respaldo de la armada imperial.
Marines descansando
Tras una larga planificación, no exenta de problemas para reunir la flota necesaria, la invasión se lanzaría finalmente el 2 de noviembre, para lo que se reunió una impresionante flota compuesta de 6 portaaviones, 3 acorazados, 6 cruceros, y 20 destructores que escoltarían a las 50 naves de transporte y apoyo encargadas de desembarcar a los 20.000 hombres que intervendrían en la operación y sus equipos. Para ello se lanzarían dos operaciones, una contra las islas de Tulagi y Florida y la segunda y principal contra Guadalcanal.
El trayecto no estuvo exento de peligros, ya que loa nipones habían recibido información de la flota, aunque creyeron que se trataba de refuerzos para Australia. Sin embargo una oportuna tormenta impidió su localización aérea a lo largo del día 1 de noviembre, de forma que la flota logro presentarse frente a las islas sin ser localizada la mañana del día 2, lanzando de inmediato a sus aviones, tanto para proteger a sus naves y al desembarco como para castigar las defensas de tierra junto al fuego naval. Pronto tendrían lugar los primeros combates aéreos contra los aviones nipones basados en Guadalcanal, que despegaron con las primeras luces del día.
El desembarco en Tulagi donde destruyeron una base de hidroaviones con varios aparatos y los objetivos secundarios tendría lugar a las 08:00, encontrando una fuerte resistencia ofrecida por unos pocos cientos de defensores que serían superados rápidamente, de forma que a primera hora de la noche el control de las islas había cambiado ya de manos, siendo totalmente exterminadas sus guarniciones. Sin embargo en Guadalcanal las cosas serían muy distintas, pues realizándose el desembarco una hora y media más tarde, la resistencia tanto aérea como terrestre sería mucho mayor.
Los combates aéreos comenzarían antes de las 09:00, cuando aún faltaba una hora para que tuviese lugar el desembarco. En ellos los aviones nipones combatieron en solitario contra la muy superior Ala embarcada de los portaaviones, sufriendo graves pérdidas, en principio sin lograr ningún éxito sobre las naves de la flota pese a sus valerosos ataques. Mientras los aviones aliados causaron graves daños tanto a las fuerzas aéreas niponas, que perderían varios aparatos en tierra que se sumarían a las perdidas en el aíre, como en las defensas de tierra, producto del bombardeo previo al desembarco. Sin embargo a las 09:21, justo cuando las barcazas se estaban lanzando ya a por la orilla de la isla, un Kate nipon dañado en el último ataque se dirigió directamente sobre el portaaviones Hornet, estrellándose en su cubierta que quedo destruida junto a los 3 aviones que se encontraban en ella en esos momentos. De resultas del ataque el Hornet quedo fuera de servicio y sería enviado a EEUU para su reparación a lo largo de los 3 meses siguientes.
Cuando las barcazas de desembarco llegaron a tierra poco después, lanzaron oleadas de infantes de marina a unas playas defendidas tan solo por unas pocas decenas de hombres, pues la mayor parte de la escasa guarnición se concentraba más al interior. Sin embargo esas decenas de hombres bastarían para provocar decenas de bajas desde posiciones ocultas antes de ser superados. Nuevos combates tendrían lugar más al interior antes de llegar al aeródromo, aunque en esta ocasión estarían protagonizados por 9 francotiradores nipones, que ocultos en los arboles causaron 37 bajas entre los marines que se vieron impedidos de avanzar durante 43 minutos, hasta que tras retroceder unos cientos de metros las descargas de 3 acorazados limpiaron la zona desde la que abrían fuego contra ellos. En el propio aeródromo los combates fuero mucho menores, pues la mayor parte de los trabajadores eran fuerzas desarmadas que huyeron al primer bombardeó o coreanos que se entregaron en masa, sin embargo una compañía nipona restante resistió con dureza hasta que un asalto de los marines los desalojo del aeródromo.
A primera hora de la tarde los norteamericanos controlaban ya el dañado aeródromo y se esforzaban en descargar los suministros para los 11.000 marines desembarcados, que habían sufrido 400 bajas durante ese primer día. Mientras los nipones se habían retirado más al interior, donde planeaban defenderse, mientras sucesivos ataques aéreos procedentes de Rabaul habían logrado nuevos éxitos al dañar gravemente al destructor Jarvis y al hundir un transporte, sin embargo habían perdido casi el doble de aviones que los norteamericanos en estos ataques a lo largo de los 2 primeros días de combates, sin embargo sería la flota aliada la que se retiraría ante las pérdidas sufridas en sus alas aéreas y en el Hornet. Mucho más al norte la flota imperial advertida del ataque norteamericano ya se estaba preparando para contraatacar.
Tras las derrotas sufridas a manos de los nipones en Pearl Harbour, Filipinas, Mar del Coral, y Midway entre otras muchas, los aliados por fin habían reunido una poderosa fuerza capaz de reaccionar y enfrentarse a los japoneses por tierra y por mar, encabezada por los portaaviones Enterprise, Hornet, Wasp, Illustrious, Victorious e Indomitable. Su primer objetivo serían las islas de Guadalcanal, Tulagi, y Florida en las islas Salomón. Islas en las que los nipones estaban estableciendo bases avanzadas que incluían un importante aeródromo en la isla de Guadalcanal, desde el que amenazarían todas las operaciones navales en el noreste de Australia. Era pues necesario reconquistar la isla y apoderarse de su crucial aeródromo, sin embargo las perdidas navales de los meses anteriores habían dejado muy mermada la flota del pacifico, y no lograrían reunir una fuerza capaz de rivalizar con la flota nipona hasta mediados de octubre.
Por su parte los nipones estaban consolidando las recientes conquistas y fortificando las islas, así como fortaleciendo su ejército, con la ayuda alemana que envió materiales capturados en burladores del bloqueo, y la armada con la entrada en servicio de nuevas unidades y la reparación de las dañadas anteriormente. En Guadalcanal las demoras aliadas habían permitido a los japoneses finalizar la construcción del aeródromo, y desde hacía poco operaban allí más de un centenar de aviones. Sin embargo sus defensas en tierra eran muy escasas, pues tan solo disponían de unos 2.000 obreros japoneses y coreanos sin armamento, y unos 1.000 soldados a los que se sumaban varios cientos de personal de tierra de las fuerzas aéreas. Una fuerza demasiado escasa para enfrentarse a las fuerzas de invasión norteamericanas sin el respaldo de la armada imperial.
Marines descansando
Tras una larga planificación, no exenta de problemas para reunir la flota necesaria, la invasión se lanzaría finalmente el 2 de noviembre, para lo que se reunió una impresionante flota compuesta de 6 portaaviones, 3 acorazados, 6 cruceros, y 20 destructores que escoltarían a las 50 naves de transporte y apoyo encargadas de desembarcar a los 20.000 hombres que intervendrían en la operación y sus equipos. Para ello se lanzarían dos operaciones, una contra las islas de Tulagi y Florida y la segunda y principal contra Guadalcanal.
El trayecto no estuvo exento de peligros, ya que loa nipones habían recibido información de la flota, aunque creyeron que se trataba de refuerzos para Australia. Sin embargo una oportuna tormenta impidió su localización aérea a lo largo del día 1 de noviembre, de forma que la flota logro presentarse frente a las islas sin ser localizada la mañana del día 2, lanzando de inmediato a sus aviones, tanto para proteger a sus naves y al desembarco como para castigar las defensas de tierra junto al fuego naval. Pronto tendrían lugar los primeros combates aéreos contra los aviones nipones basados en Guadalcanal, que despegaron con las primeras luces del día.
El desembarco en Tulagi donde destruyeron una base de hidroaviones con varios aparatos y los objetivos secundarios tendría lugar a las 08:00, encontrando una fuerte resistencia ofrecida por unos pocos cientos de defensores que serían superados rápidamente, de forma que a primera hora de la noche el control de las islas había cambiado ya de manos, siendo totalmente exterminadas sus guarniciones. Sin embargo en Guadalcanal las cosas serían muy distintas, pues realizándose el desembarco una hora y media más tarde, la resistencia tanto aérea como terrestre sería mucho mayor.
Los combates aéreos comenzarían antes de las 09:00, cuando aún faltaba una hora para que tuviese lugar el desembarco. En ellos los aviones nipones combatieron en solitario contra la muy superior Ala embarcada de los portaaviones, sufriendo graves pérdidas, en principio sin lograr ningún éxito sobre las naves de la flota pese a sus valerosos ataques. Mientras los aviones aliados causaron graves daños tanto a las fuerzas aéreas niponas, que perderían varios aparatos en tierra que se sumarían a las perdidas en el aíre, como en las defensas de tierra, producto del bombardeo previo al desembarco. Sin embargo a las 09:21, justo cuando las barcazas se estaban lanzando ya a por la orilla de la isla, un Kate nipon dañado en el último ataque se dirigió directamente sobre el portaaviones Hornet, estrellándose en su cubierta que quedo destruida junto a los 3 aviones que se encontraban en ella en esos momentos. De resultas del ataque el Hornet quedo fuera de servicio y sería enviado a EEUU para su reparación a lo largo de los 3 meses siguientes.
Cuando las barcazas de desembarco llegaron a tierra poco después, lanzaron oleadas de infantes de marina a unas playas defendidas tan solo por unas pocas decenas de hombres, pues la mayor parte de la escasa guarnición se concentraba más al interior. Sin embargo esas decenas de hombres bastarían para provocar decenas de bajas desde posiciones ocultas antes de ser superados. Nuevos combates tendrían lugar más al interior antes de llegar al aeródromo, aunque en esta ocasión estarían protagonizados por 9 francotiradores nipones, que ocultos en los arboles causaron 37 bajas entre los marines que se vieron impedidos de avanzar durante 43 minutos, hasta que tras retroceder unos cientos de metros las descargas de 3 acorazados limpiaron la zona desde la que abrían fuego contra ellos. En el propio aeródromo los combates fuero mucho menores, pues la mayor parte de los trabajadores eran fuerzas desarmadas que huyeron al primer bombardeó o coreanos que se entregaron en masa, sin embargo una compañía nipona restante resistió con dureza hasta que un asalto de los marines los desalojo del aeródromo.
A primera hora de la tarde los norteamericanos controlaban ya el dañado aeródromo y se esforzaban en descargar los suministros para los 11.000 marines desembarcados, que habían sufrido 400 bajas durante ese primer día. Mientras los nipones se habían retirado más al interior, donde planeaban defenderse, mientras sucesivos ataques aéreos procedentes de Rabaul habían logrado nuevos éxitos al dañar gravemente al destructor Jarvis y al hundir un transporte, sin embargo habían perdido casi el doble de aviones que los norteamericanos en estos ataques a lo largo de los 2 primeros días de combates, sin embargo sería la flota aliada la que se retiraría ante las pérdidas sufridas en sus alas aéreas y en el Hornet. Mucho más al norte la flota imperial advertida del ataque norteamericano ya se estaba preparando para contraatacar.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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GUADALCANAL II
Mientras el día 3 de noviembre el grueso de la flota norteamericana se retiraba para reponer sus pérdidas en aeronaves, dejando tras ellos los transportes encargados de desembarcar el equipo pesado escoltados por una fuerza de cruceros y destructores al mando de los vicealmirantes Turner y Crutchley, el vicealmirante japonés Gun´ichi Mikawa estaba reuniendo una escuadra de cruceros para tratar de lanzar un ataque sobre las fuerzas aliadas. Para ello, con las primeras noticias de la invasión había reunido una escuadra de 5 cruceros pesados, 2 ligeros, y un destructor, partiendo rumbo a las islas Salomón mientras trataba de esquivar los reconocimientos aéreos norteamericanos. Afortunadamente para él, aunque fue localizado tanto por aviones como por submarinos, la información de su aproximación no llegaría a las naves aliadas desplegadas en las Salomón a tiempo.
Estos errores facilitaron la aproximación de la escuadra nipona, que arribo a las aguas de las Salomón la noche del día 4, aproximándose por el norte de la isla de Savo pese a los piquetes de radar dispuestos por los norteamericanos, que fallaron estrepitosamente por la cercanía de masas de tierra llegando a pasar a poco más de 1.000mts del destructor Blue sin ser descubiertos. Los japoneses habían traspasado los piquetes exteriores, y pese algunos sobresaltos más, que incluyeron un lanzamiento de torpedos sobre el Jervis sin ningún resultado, ya estaban preparados para la acción, contando con la ventaja de ver las siluetas de varios cruceros y destructores enemigos recortados por las llamas del transporte George F. Elliot.
A la 01:44, por fin el destructor Patterson descubrió las siluetas de la fuerza nipona a unos 5km de distancia dando la alarma e iniciando el combate, pero la mayoría de los tripulantes de las naves aliadas se encontraban descansando tras dos días de combates, por lo que contaron con una doble desventaja, la sorpresa y el cansancio de las tripulaciones. Mientras el Patterson intercambiaba disparos con las naves niponas, dos hidroaviones lanzaron bengalas sobre los cruceros Canberra y Chicago, que fueron inmediatamente centrados por las salvas japonesas que lograron encajar al menos 24 impactos de gran calibre en el Canberra que volcó y se hundió irremediablemente frente al Chicago. Este también sería alcanzado gravemente por un torpedo al intentar esquivar los restos del Canberra que se hundía frente a él, sin embargo conseguiría abandonar el combate a 40nts mientras los cruceros nipones se dirigían hacia el norte de la isla de Savo.
11 minutos después de empezar el combate los reflectores de los cruceros japoneses cayeron sucesivamente sobre los cruceros Astoria, Quincy, y Vicennes, que enfrentados sucesivamente contra la escuadra nipona sufrirían una severa derrota. Así los cruceros nipones cañonearon en primer lugar al Astoria, que sufriría numerosos impactos conforme más cruceros empezaban a disparar sobre él, incendiándolo y destruyendo sus calderas dejándolo sin energía, sufriendo los cruceros nipones daños leves en el Chokai. A continuación le llego su turno al Quincy, que atacado por el Aoba, el Furutaka, y el Tenryu, fue dañado severamente encajando numerosos impactos incluyendo 2 torpedos, sin embargo en este lograría alcanzar al Chokai en el puente acabando con 35 marineros. Finalmente alcanzado por un tercer torpedo disparado por el Aoba acabaría por hundirse.
El CA-39 USS Quincy en llamas, se hundiría poco después.
A bordo del Vicennes se sucedieron unos instantes de vacilación al pensar que los reflectores que lo iluminaban podían ser aliados, pero pronto se disiparon las dudas al empezar el intercambio de disparos con el Kako. Pronto el Vicennes resulto dañado, y mientras intentaba aumentar la velocidad sería alcanzado por 2 torpedos procedente del Chokai, perimiendo a toda la escuadra nipona el unirse para acabar con el desventurado crucero norteamericano, que sería alcanzado en casi 80 ocasiones antes de ser rematado finalmente por un torpedo.
A las 02:16 mientras la escuadra nipona se retiraba al norte de Savo fue localizada por lel destructor Ralph Talbot, que sería atacado por los cruceros sufriendo graves daños. Mientras en esos precisos instantes el almirante Mikawa se reunía con sus capitanes para decidir el camino a seguir. La victoria alcanzada era muy grande, pero no completa ya que los transportes aun permanecían anclados frente a las layas de desembarco, sin embargo ir a por ellos colocaría a la escuadra nipona en una difícil situación al amanecer, pues creía que estarían al alcance de los aviones de la flota aliada, al desconocer que esta había abandonado las aguas de las Salomón ese mismo día. Finalmente decidió tratar de dar una pasada frente al amarradero de Guadalcanal disparando sus últimos torpedos antes de huir a toda velocidad rumbo a Rabaul, utilizando un ataque aéreo a primera hora de la mañana para ganar tiempo para su retirada.
Tras dar la orden de virar para regresar una vez más al combate a las 02:20, la escuadra nipona se aproximo rápidamente a las costas de Guadalcanal, donde llegarían 26 minutos después sin ser detectados por las ahora casi completamente destruidas escuadras aliadas. Una vez más los hidroaviones nipones lanzaron bengalas sobre los inmóviles barcos, que fueron atacados inmediatamente por los cruceros que dispararon todos sus cañones desde 5km mientras una a uno disparaban sus últimos torpedos antes de virar una vez más para retirarse entre las brumas, acabando en este ataque con 7 transportes y un destructor.
La batalla de la isla de Savo había concluido, aunque esa tarde el Kako sería hundido por el USS 44 cerca de su base de Kaving, mientras un ataque aéreo realizado por aviones procedentes de Rabaul durante la mañana acabo con 2 destructores y otras 4 motonaves, así como provoco daños en otras 6. La derrota aliada, que había perdido 4 cruceros, 2 destructores, 11 motonaves, y había sufrido serios daños en otros 2 destructores a cambio de unos escasos daños en las naves niponas era incuestionable. A partir de esos momentos se daría una difícil situación en la que los norteamericanos enviarían refuerzos a sus fuerzas de desembarco únicamente durante el día para aprovechar la cobertura aérea, mientras los nipones harían otro tanto durante la noche para evitar la superioridad aérea norteamericana. Sin embargo la victoria lograda por los nipones sería contraproducente cuando la flota imperial y la armada aliada se enfrentasen en esas mismas aguas poco después.
Mientras el día 3 de noviembre el grueso de la flota norteamericana se retiraba para reponer sus pérdidas en aeronaves, dejando tras ellos los transportes encargados de desembarcar el equipo pesado escoltados por una fuerza de cruceros y destructores al mando de los vicealmirantes Turner y Crutchley, el vicealmirante japonés Gun´ichi Mikawa estaba reuniendo una escuadra de cruceros para tratar de lanzar un ataque sobre las fuerzas aliadas. Para ello, con las primeras noticias de la invasión había reunido una escuadra de 5 cruceros pesados, 2 ligeros, y un destructor, partiendo rumbo a las islas Salomón mientras trataba de esquivar los reconocimientos aéreos norteamericanos. Afortunadamente para él, aunque fue localizado tanto por aviones como por submarinos, la información de su aproximación no llegaría a las naves aliadas desplegadas en las Salomón a tiempo.
Estos errores facilitaron la aproximación de la escuadra nipona, que arribo a las aguas de las Salomón la noche del día 4, aproximándose por el norte de la isla de Savo pese a los piquetes de radar dispuestos por los norteamericanos, que fallaron estrepitosamente por la cercanía de masas de tierra llegando a pasar a poco más de 1.000mts del destructor Blue sin ser descubiertos. Los japoneses habían traspasado los piquetes exteriores, y pese algunos sobresaltos más, que incluyeron un lanzamiento de torpedos sobre el Jervis sin ningún resultado, ya estaban preparados para la acción, contando con la ventaja de ver las siluetas de varios cruceros y destructores enemigos recortados por las llamas del transporte George F. Elliot.
A la 01:44, por fin el destructor Patterson descubrió las siluetas de la fuerza nipona a unos 5km de distancia dando la alarma e iniciando el combate, pero la mayoría de los tripulantes de las naves aliadas se encontraban descansando tras dos días de combates, por lo que contaron con una doble desventaja, la sorpresa y el cansancio de las tripulaciones. Mientras el Patterson intercambiaba disparos con las naves niponas, dos hidroaviones lanzaron bengalas sobre los cruceros Canberra y Chicago, que fueron inmediatamente centrados por las salvas japonesas que lograron encajar al menos 24 impactos de gran calibre en el Canberra que volcó y se hundió irremediablemente frente al Chicago. Este también sería alcanzado gravemente por un torpedo al intentar esquivar los restos del Canberra que se hundía frente a él, sin embargo conseguiría abandonar el combate a 40nts mientras los cruceros nipones se dirigían hacia el norte de la isla de Savo.
11 minutos después de empezar el combate los reflectores de los cruceros japoneses cayeron sucesivamente sobre los cruceros Astoria, Quincy, y Vicennes, que enfrentados sucesivamente contra la escuadra nipona sufrirían una severa derrota. Así los cruceros nipones cañonearon en primer lugar al Astoria, que sufriría numerosos impactos conforme más cruceros empezaban a disparar sobre él, incendiándolo y destruyendo sus calderas dejándolo sin energía, sufriendo los cruceros nipones daños leves en el Chokai. A continuación le llego su turno al Quincy, que atacado por el Aoba, el Furutaka, y el Tenryu, fue dañado severamente encajando numerosos impactos incluyendo 2 torpedos, sin embargo en este lograría alcanzar al Chokai en el puente acabando con 35 marineros. Finalmente alcanzado por un tercer torpedo disparado por el Aoba acabaría por hundirse.
El CA-39 USS Quincy en llamas, se hundiría poco después.
A bordo del Vicennes se sucedieron unos instantes de vacilación al pensar que los reflectores que lo iluminaban podían ser aliados, pero pronto se disiparon las dudas al empezar el intercambio de disparos con el Kako. Pronto el Vicennes resulto dañado, y mientras intentaba aumentar la velocidad sería alcanzado por 2 torpedos procedente del Chokai, perimiendo a toda la escuadra nipona el unirse para acabar con el desventurado crucero norteamericano, que sería alcanzado en casi 80 ocasiones antes de ser rematado finalmente por un torpedo.
A las 02:16 mientras la escuadra nipona se retiraba al norte de Savo fue localizada por lel destructor Ralph Talbot, que sería atacado por los cruceros sufriendo graves daños. Mientras en esos precisos instantes el almirante Mikawa se reunía con sus capitanes para decidir el camino a seguir. La victoria alcanzada era muy grande, pero no completa ya que los transportes aun permanecían anclados frente a las layas de desembarco, sin embargo ir a por ellos colocaría a la escuadra nipona en una difícil situación al amanecer, pues creía que estarían al alcance de los aviones de la flota aliada, al desconocer que esta había abandonado las aguas de las Salomón ese mismo día. Finalmente decidió tratar de dar una pasada frente al amarradero de Guadalcanal disparando sus últimos torpedos antes de huir a toda velocidad rumbo a Rabaul, utilizando un ataque aéreo a primera hora de la mañana para ganar tiempo para su retirada.
Tras dar la orden de virar para regresar una vez más al combate a las 02:20, la escuadra nipona se aproximo rápidamente a las costas de Guadalcanal, donde llegarían 26 minutos después sin ser detectados por las ahora casi completamente destruidas escuadras aliadas. Una vez más los hidroaviones nipones lanzaron bengalas sobre los inmóviles barcos, que fueron atacados inmediatamente por los cruceros que dispararon todos sus cañones desde 5km mientras una a uno disparaban sus últimos torpedos antes de virar una vez más para retirarse entre las brumas, acabando en este ataque con 7 transportes y un destructor.
La batalla de la isla de Savo había concluido, aunque esa tarde el Kako sería hundido por el USS 44 cerca de su base de Kaving, mientras un ataque aéreo realizado por aviones procedentes de Rabaul durante la mañana acabo con 2 destructores y otras 4 motonaves, así como provoco daños en otras 6. La derrota aliada, que había perdido 4 cruceros, 2 destructores, 11 motonaves, y había sufrido serios daños en otros 2 destructores a cambio de unos escasos daños en las naves niponas era incuestionable. A partir de esos momentos se daría una difícil situación en la que los norteamericanos enviarían refuerzos a sus fuerzas de desembarco únicamente durante el día para aprovechar la cobertura aérea, mientras los nipones harían otro tanto durante la noche para evitar la superioridad aérea norteamericana. Sin embargo la victoria lograda por los nipones sería contraproducente cuando la flota imperial y la armada aliada se enfrentasen en esas mismas aguas poco después.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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GUADALCANAL III
En tierra las fuerzas norteamericanas se concentraban alrededor del aeródromo cuando fueron testigos de la espectacular derrota de sus fuerzas navales, tras la cual los transportes de suministros se retiraron sin terminar de desembarcar sus cargas, dejando a los marines en una difícil situación en la que tuvieron que racionar sus alimentos. Así se vieron obligados a permanecer a la espera mientras eran acosados ocasionalmente por francotiradores y fuego de artillería que les ocasiono varias decenas de bajas, sobre todo a manos de los francotiradores. Sin embargo ambos contendientes carecía de fuerzas para acabar con sus enemigos por lo que se dedicaron a consolidar sus posiciones. Los japoneses por medio de sucesivos envíos de tropas que aunque a cuentagotas, elevaron su moral, y los norteamericanos con la llegada de 25 aviones el día 16 de noviembre, de los que sin embargo pronto perderían 6 ante el fuego de artillería, a los que sumarían otras 3 perdidas en los sucesivos ataques aéreos de los días siguientes contra las posiciones niponas.
Mientras los japoneses con el almirante Yamamoto al frente habían preparado una gran operación de ataque a la que denominaron OKE, que incluía 4 portaaviones, 4 acorazados, 5 cruceros y 14 destructores, mientras 2 portaaviones ligeros 1 acorazado, 3 cruceros, y 6 destructores escoltarían a varios transportes con refuerzos para la isla. Este movimiento sería advertido por el servicio de inteligencia de la armada norteamericana, que aprovechando que el resto de los portaaviones nipones estaban reorganizando sus alas aéreas en Japón, desplegarían inmediatamente los 5 portaaviones que los aliados tenían disponibles en ese momento para hacerles frente. Así, a finales de noviembre dos poderosas flotas se acercaban a Guadalcanal.
El 1 de diciembre había transcurrido casi un mes desde la invasión de Guadalcanal por las fuerzas aliadas, encontrándose estas en una difícil situación, pues la disentería azotaba a los 10.400 marines que se encontraban en tierra. Para empeorar la situación los escasos aviones con los que contaban estaban al alcance de la artillería nipona, y sufrían frecuentes ataques aéreos procedentes de Rabaul. Frente a ellos 2.000 soldados nipones esperaban la llegada de la flota imperial para lanzar un ataque sobre el perímetro norteamericano y recuperar la pista del aeródromo, así como la llegada de 5.000 hombre e importante equipo pesado con la operación OKE.
Al amanecer, y antes de lanzar su ataque el almirante Nagumo ordeno lanzar aviones de reconocimiento para buscar a los portaaviones enemigos, a los que creía desplegados en las cercanías, sin embargo diversas complicaciones ocasionaron el retraso de uno de los hidroaviones, que despegaría con más de 30 minutos de retraso. El almirante Nagumo, en lugar de ordenar la sustitución inmediata del avión con problemas espero a que estos se solucionasen, agravando la situación. Mientras, la flota aliada hacia otro tanto a unas 300 millas al sur de Guadalcanal, tratando de encontrar a sus adversarios con la ayuda de hidroaviones PBY Catalina. Siendo uno de estos el primero en lograr una detección. En este caso de la flota de soporte, que sería identificada erróneamente como la fuerza principal debido a sus dos portaaviones ligeros.
Inmediatamente, desde Guadalcanal despegaron los 21 Wildcat, y 14 Dauntless de los que disponían las fuerzas allí destinadas para tratar de atacar la formación nipona, y aunque en esos precisos instantes los japoneses empezaron a bombardear el aeródromo y las defensas norteamericanas, todos excepto 2 cazas lograrían despegar. De esta forma la reducida fuerza norteamericana se abalanzo sobre la flota nipona desconocedora de que no era al fuerza principal, que sería localizada poco después por un segundo Catalina, que en esta ocasión sí identifico positivamente a los portaaviones Soryu, Hiryu, Akagi, y Kaga, aunque ya sería demasiado tarde para hacer regresar al grupo de ataque.
Estos aviones llegarían a la formación de soporte nipona sin impedimentos, aunque pronto se enfrentarían a 12 de los Zero de los portaaviones ligeros que derribarían 6 aviones norteamericanos perdiendo 5 de los suyos. Sin embargo las mayores bajas las produciría la feroz barrera antiaérea nipona, que se cebo especialmente en los Dauntless que trataron de atravesarla destruyendo 9 de ellos, y dañando otros 6. Producto de esas bajas los norteamericanos se vieron obligados a detener el ataque y regresar a su base, sin embargo para ese entonces también desde los portaaviones nipones estaba despegando la primera oleada de 108 aviones, que tras reunirse en dos grandes olas se dirigieron a bombardear las posiciones norteamericanas en Guadalcanal.
En esos momentos en tierra las fuerzas niponas estaban atacando vigorosamente en dirección al aeródromo apoyados por el fuego de las dos baterías de artillería de las que disponían, y aunque las ametralladoras norteamericanas les causaban grandes bajas, la llegada del bombardeo aéreo logro romper las líneas enemigas. De esta forma las fuerzas norteamericanas se vieron obligadas a retirarse perseguidas por los nipones, mientras en el aeródromo muchas de las instalaciones estaban ardiendo incluyendo el polvorín que salto en pedazos al recibir un impacto directo. Sin embargo la situación aun podía remediarse y los nipones no estaban logrando avanzar con suficiente rapidez, por lo que pronto se haría patente la necesidad de una segunda oleada.
A bordo de los portaaviones nipones el almirante Nagumo recibió los informes del resultado del ataque, y no habiendo recibido ninguna noticia de la presencia de la flota aliada, ordeno que se cambiase los torpedos de la segunda oleada por bombas para atacar la isla de nuevo, aunque el contraalmirante Tamon Gamaguchi desobedeció la orden en su Koku Sentai. Poco después llegaría un mensaje urgente indicando la aparición de numerosas naves enemigas, momento en el que Nagumo volvió a ordenar el cambiar las cargas de los aviones por torpedos, mientras Gamaguchi le pedía insistentemente que ordenase a sus aviones ya preparados el partir a por las naves localizadas. Desgraciadamente para los nipones su petición sería rechazada en la primera de una larga serie de indecisiones que acarrearía consecuencias insospechadas, pues posteriormente se identifico a esas naves como una fuerza de cruceros y volvieron a cambiar las armas por bombas.
Los sucesivos cambios de armas habían consumido ya 20 minutos, en los cuales pequeñas escuadrillas de aviones norteamericanos trataron una y otra vez de atacar a las fuerzas niponas sufriendo pérdidas superiores al 50%. Para empeorar la situación, solo 5 minutos tras el último mensaje que confirmaba la ausencia de portaaviones enemigos llegaba uno que indicaba la localización positiva de uno de ellos, a solo unos kilómetros de la fuerza anterior. Una vez más se paralizaron las operaciones mientras la flota nipona ponía rumbo al nuevo enemigo.
A bordo de los portaaviones nipones por fin estaban preparados para lanzar a sus aviones en cuanto confirmasen la posición de las naves enemigas, cuando empezaron a ser atacados sucesivamente por grupos de torpederos Devastator y bombarderos Dauntless, que se estrellaron sobre la barrera de fuego antiaéreo y cazas Zero que protegían a la escuadra nipona, sufriendo bajas superiores al 80% de los aviones enviados. Hasta el momento la barrera antiaérea japonesa había demostrado su valía derribando a más de 86 aviones sin encajar ningún impacto en sus portaaviones, sin embargo los japoneses habían desperdiciado su mejor oportunidad de ganar la batalla entre las sucesivas indecisiones de Nagumo.
Por su parte la flota aliada no había estado exenta de peligros, pues si bien las indecisiones de Nagumo le habían permitido actuar en casi total libertad, desde Rabaul empezaron a llegar los primeros ataques sobre sus fuerzas. Así a las 09:50 desde el crucero USS San Juan divisaron una fuerza de 48 G3M Nell, y G4M1 Betty que se lanzaron sobre su escuadra, precisamente la primera escuadra en ser detectada por los nipones y que no incluía ningún portaaviones. Esto se debió a una deficiente comunicación de la flota con Rabaul, que no llegaría a enterarse de la posición de los portaaviones norteamericanos hasta mucho después. Sin embargo para la escuadra aliada la situación era crítica. Sin ningún portaaviones con ellos carecían de cobertura aérea, por lo que los aviones nipones pudieron lanzarse sobre ellos a pesar del feroz fuego antiaéreo que los recibió. Así los bombarderos se dividieron en dos grupos, uno de bombarderos que se dirigió a atacar a la escuadra, mientras los 24 aviones cargados con torpedos se dirigían a los buques aliados en grupos de 4 aviones por crucero. Los aviones sufrieron el feroz fuego antiaéreo de los cruceros y destructores que derribo 14 de ellos y daño a otros 7, sin embargo pronto los torpedos empezaron a caer en el agua logrando 3 impactos en el San Juan que se hundió en pocos minutos, 1 en el Hobart que lo obligaría entrar en reparaciones durante los 4 meses siguientes, y uno en el destructor Blue que acabaría con él.
Hasta ahora todo parecía a favor de los japoneses, los ataques aliados habían fracasado frente a al defensa de la flota nipona, cuyos aviones habían bombardeado duramente las posiciones norteamericanas en Guadalcanal permitiendo el éxito del ataque terrestre, además, los ataques nipones habían logrado una significativa victoria sobre una de las escuadras aliadas. Sin embargo todo cambiaría en unos instantes.
Aproximadamente a las 10 de la mañana los aviones de los portaaviones nipones por fin estuvieron listos para despegar, cosa que hicieron justo cuando estaba llegándoles el enésimo ataque aéreo procedente de los portaaviones aliados. Este ataque los sorprendió en el momento más vulnerable, por lo que los ataques conjuntos de torpederos y bombarderos en picado empezaron a hacer mella en las defensas niponas. Así mientras estas se concentraban en los torpederos, que una vez más fueron casi completamente aniquilados, los bombarderos en picado Dauntless empezaron a lograr penetrar las barreras antiaéreas niponas logrando encajar varias bombas en el Akagi, Kaga, y Soryu. Estos impactos sobre las cubiertas atestadas de aviones cargados de explosivos provoco una reacción en cadena que acabo en pocos minutos con los portaaviones. La derrota nipona era ya evidente.
El Soryu en plena maniobra evasiva.
A bordo del Hiryu, el contralmirante Gamaguchi ordeno a sus aviones despegar en busca de la formación norteamericana que encontraron poco después, atacando duramente al portaaviones Enterprise, que alcanzado por 3 bombas y 1 torpedo se hundiría 7 horas después. Inmediatamente ordeno un segundo ataque sobre la flota norteamericana con los aviones restantes que partieron inmediatamente, pero entonces le llego su turno al ser atacado por sucesivas oleadas de aviones norteamericanos, que a pesar de las bajas lograrían encajarle 7 bombas que acabarían con él. Los últimos aviones nipones sin embargo también habrían de encontrar a la flota aliada, y a pesar de que todos ellos serían derribados, lograrían dañar con 4 bombas a portaaviones británico Illustrious, y con una más al Victorious, que además sufriría el impacto contra su costado de babor de un avión dañado que se abalanzo sobre él.
La flota nipona había quedado arrasada, pero la aliada también había sufrido varias perdidas y había perdido dos 3 de sus cubiertas y numerosos aviones, por lo que Nimitz ordeno la retirada con el fin de reparar sus portaaviones y reforzar sus dotaciones aéreas. Mientras el almirante Yamamoto ordenaba a sus acorazados acercarse a la propia Guadalcanal para bombardear las posiciones aliadas al cañón con la esperanza de atraer a la flota a un combate. Este bombardeo naval sobre las posiciones norteamericanas provoco graves bajas entre sus fuerzas, y permitió a los exhaustos soldados imperiales consolidar el control del aeródromo, que sería posteriormente reforzado por numerosos soldados de los buques de soporte que arribaron a la isla sin más complicaciones.
En tierra eran las fuerzas norteamericanas las que ahora habían sido expulsadas hacia el extremo oriental de la isla, y los japoneses los que lograron una solida base aérea para sus tropas. Siendo las bajas totales las de 2.000 norteamericanos, sobre todo por efecto de los bombardeos, 1 portaaviones, 1 crucero, y un destructor, resultando dañados otros 2 portaaviones, y un crucero. Las perdidas aéreas se elevarían por su parte a 136 aviones embarcados y 47 aviones con base en tierra. Mientras los japoneses habían perdido 4 portaaviones con todas sus dotaciones aéreas a excepción de 7 de los aparatos supervivientes del primer ataque del Hiryu, que lograron aterrizar en Guadalcanal. Siendo sus bajas aéreas 14 G3M, y 13 G4M1, y las terrestres 1.700 hombres.
En tierra las fuerzas norteamericanas se concentraban alrededor del aeródromo cuando fueron testigos de la espectacular derrota de sus fuerzas navales, tras la cual los transportes de suministros se retiraron sin terminar de desembarcar sus cargas, dejando a los marines en una difícil situación en la que tuvieron que racionar sus alimentos. Así se vieron obligados a permanecer a la espera mientras eran acosados ocasionalmente por francotiradores y fuego de artillería que les ocasiono varias decenas de bajas, sobre todo a manos de los francotiradores. Sin embargo ambos contendientes carecía de fuerzas para acabar con sus enemigos por lo que se dedicaron a consolidar sus posiciones. Los japoneses por medio de sucesivos envíos de tropas que aunque a cuentagotas, elevaron su moral, y los norteamericanos con la llegada de 25 aviones el día 16 de noviembre, de los que sin embargo pronto perderían 6 ante el fuego de artillería, a los que sumarían otras 3 perdidas en los sucesivos ataques aéreos de los días siguientes contra las posiciones niponas.
Mientras los japoneses con el almirante Yamamoto al frente habían preparado una gran operación de ataque a la que denominaron OKE, que incluía 4 portaaviones, 4 acorazados, 5 cruceros y 14 destructores, mientras 2 portaaviones ligeros 1 acorazado, 3 cruceros, y 6 destructores escoltarían a varios transportes con refuerzos para la isla. Este movimiento sería advertido por el servicio de inteligencia de la armada norteamericana, que aprovechando que el resto de los portaaviones nipones estaban reorganizando sus alas aéreas en Japón, desplegarían inmediatamente los 5 portaaviones que los aliados tenían disponibles en ese momento para hacerles frente. Así, a finales de noviembre dos poderosas flotas se acercaban a Guadalcanal.
El 1 de diciembre había transcurrido casi un mes desde la invasión de Guadalcanal por las fuerzas aliadas, encontrándose estas en una difícil situación, pues la disentería azotaba a los 10.400 marines que se encontraban en tierra. Para empeorar la situación los escasos aviones con los que contaban estaban al alcance de la artillería nipona, y sufrían frecuentes ataques aéreos procedentes de Rabaul. Frente a ellos 2.000 soldados nipones esperaban la llegada de la flota imperial para lanzar un ataque sobre el perímetro norteamericano y recuperar la pista del aeródromo, así como la llegada de 5.000 hombre e importante equipo pesado con la operación OKE.
Al amanecer, y antes de lanzar su ataque el almirante Nagumo ordeno lanzar aviones de reconocimiento para buscar a los portaaviones enemigos, a los que creía desplegados en las cercanías, sin embargo diversas complicaciones ocasionaron el retraso de uno de los hidroaviones, que despegaría con más de 30 minutos de retraso. El almirante Nagumo, en lugar de ordenar la sustitución inmediata del avión con problemas espero a que estos se solucionasen, agravando la situación. Mientras, la flota aliada hacia otro tanto a unas 300 millas al sur de Guadalcanal, tratando de encontrar a sus adversarios con la ayuda de hidroaviones PBY Catalina. Siendo uno de estos el primero en lograr una detección. En este caso de la flota de soporte, que sería identificada erróneamente como la fuerza principal debido a sus dos portaaviones ligeros.
Inmediatamente, desde Guadalcanal despegaron los 21 Wildcat, y 14 Dauntless de los que disponían las fuerzas allí destinadas para tratar de atacar la formación nipona, y aunque en esos precisos instantes los japoneses empezaron a bombardear el aeródromo y las defensas norteamericanas, todos excepto 2 cazas lograrían despegar. De esta forma la reducida fuerza norteamericana se abalanzo sobre la flota nipona desconocedora de que no era al fuerza principal, que sería localizada poco después por un segundo Catalina, que en esta ocasión sí identifico positivamente a los portaaviones Soryu, Hiryu, Akagi, y Kaga, aunque ya sería demasiado tarde para hacer regresar al grupo de ataque.
Estos aviones llegarían a la formación de soporte nipona sin impedimentos, aunque pronto se enfrentarían a 12 de los Zero de los portaaviones ligeros que derribarían 6 aviones norteamericanos perdiendo 5 de los suyos. Sin embargo las mayores bajas las produciría la feroz barrera antiaérea nipona, que se cebo especialmente en los Dauntless que trataron de atravesarla destruyendo 9 de ellos, y dañando otros 6. Producto de esas bajas los norteamericanos se vieron obligados a detener el ataque y regresar a su base, sin embargo para ese entonces también desde los portaaviones nipones estaba despegando la primera oleada de 108 aviones, que tras reunirse en dos grandes olas se dirigieron a bombardear las posiciones norteamericanas en Guadalcanal.
En esos momentos en tierra las fuerzas niponas estaban atacando vigorosamente en dirección al aeródromo apoyados por el fuego de las dos baterías de artillería de las que disponían, y aunque las ametralladoras norteamericanas les causaban grandes bajas, la llegada del bombardeo aéreo logro romper las líneas enemigas. De esta forma las fuerzas norteamericanas se vieron obligadas a retirarse perseguidas por los nipones, mientras en el aeródromo muchas de las instalaciones estaban ardiendo incluyendo el polvorín que salto en pedazos al recibir un impacto directo. Sin embargo la situación aun podía remediarse y los nipones no estaban logrando avanzar con suficiente rapidez, por lo que pronto se haría patente la necesidad de una segunda oleada.
A bordo de los portaaviones nipones el almirante Nagumo recibió los informes del resultado del ataque, y no habiendo recibido ninguna noticia de la presencia de la flota aliada, ordeno que se cambiase los torpedos de la segunda oleada por bombas para atacar la isla de nuevo, aunque el contraalmirante Tamon Gamaguchi desobedeció la orden en su Koku Sentai. Poco después llegaría un mensaje urgente indicando la aparición de numerosas naves enemigas, momento en el que Nagumo volvió a ordenar el cambiar las cargas de los aviones por torpedos, mientras Gamaguchi le pedía insistentemente que ordenase a sus aviones ya preparados el partir a por las naves localizadas. Desgraciadamente para los nipones su petición sería rechazada en la primera de una larga serie de indecisiones que acarrearía consecuencias insospechadas, pues posteriormente se identifico a esas naves como una fuerza de cruceros y volvieron a cambiar las armas por bombas.
Los sucesivos cambios de armas habían consumido ya 20 minutos, en los cuales pequeñas escuadrillas de aviones norteamericanos trataron una y otra vez de atacar a las fuerzas niponas sufriendo pérdidas superiores al 50%. Para empeorar la situación, solo 5 minutos tras el último mensaje que confirmaba la ausencia de portaaviones enemigos llegaba uno que indicaba la localización positiva de uno de ellos, a solo unos kilómetros de la fuerza anterior. Una vez más se paralizaron las operaciones mientras la flota nipona ponía rumbo al nuevo enemigo.
A bordo de los portaaviones nipones por fin estaban preparados para lanzar a sus aviones en cuanto confirmasen la posición de las naves enemigas, cuando empezaron a ser atacados sucesivamente por grupos de torpederos Devastator y bombarderos Dauntless, que se estrellaron sobre la barrera de fuego antiaéreo y cazas Zero que protegían a la escuadra nipona, sufriendo bajas superiores al 80% de los aviones enviados. Hasta el momento la barrera antiaérea japonesa había demostrado su valía derribando a más de 86 aviones sin encajar ningún impacto en sus portaaviones, sin embargo los japoneses habían desperdiciado su mejor oportunidad de ganar la batalla entre las sucesivas indecisiones de Nagumo.
Por su parte la flota aliada no había estado exenta de peligros, pues si bien las indecisiones de Nagumo le habían permitido actuar en casi total libertad, desde Rabaul empezaron a llegar los primeros ataques sobre sus fuerzas. Así a las 09:50 desde el crucero USS San Juan divisaron una fuerza de 48 G3M Nell, y G4M1 Betty que se lanzaron sobre su escuadra, precisamente la primera escuadra en ser detectada por los nipones y que no incluía ningún portaaviones. Esto se debió a una deficiente comunicación de la flota con Rabaul, que no llegaría a enterarse de la posición de los portaaviones norteamericanos hasta mucho después. Sin embargo para la escuadra aliada la situación era crítica. Sin ningún portaaviones con ellos carecían de cobertura aérea, por lo que los aviones nipones pudieron lanzarse sobre ellos a pesar del feroz fuego antiaéreo que los recibió. Así los bombarderos se dividieron en dos grupos, uno de bombarderos que se dirigió a atacar a la escuadra, mientras los 24 aviones cargados con torpedos se dirigían a los buques aliados en grupos de 4 aviones por crucero. Los aviones sufrieron el feroz fuego antiaéreo de los cruceros y destructores que derribo 14 de ellos y daño a otros 7, sin embargo pronto los torpedos empezaron a caer en el agua logrando 3 impactos en el San Juan que se hundió en pocos minutos, 1 en el Hobart que lo obligaría entrar en reparaciones durante los 4 meses siguientes, y uno en el destructor Blue que acabaría con él.
Hasta ahora todo parecía a favor de los japoneses, los ataques aliados habían fracasado frente a al defensa de la flota nipona, cuyos aviones habían bombardeado duramente las posiciones norteamericanas en Guadalcanal permitiendo el éxito del ataque terrestre, además, los ataques nipones habían logrado una significativa victoria sobre una de las escuadras aliadas. Sin embargo todo cambiaría en unos instantes.
Aproximadamente a las 10 de la mañana los aviones de los portaaviones nipones por fin estuvieron listos para despegar, cosa que hicieron justo cuando estaba llegándoles el enésimo ataque aéreo procedente de los portaaviones aliados. Este ataque los sorprendió en el momento más vulnerable, por lo que los ataques conjuntos de torpederos y bombarderos en picado empezaron a hacer mella en las defensas niponas. Así mientras estas se concentraban en los torpederos, que una vez más fueron casi completamente aniquilados, los bombarderos en picado Dauntless empezaron a lograr penetrar las barreras antiaéreas niponas logrando encajar varias bombas en el Akagi, Kaga, y Soryu. Estos impactos sobre las cubiertas atestadas de aviones cargados de explosivos provoco una reacción en cadena que acabo en pocos minutos con los portaaviones. La derrota nipona era ya evidente.
El Soryu en plena maniobra evasiva.
A bordo del Hiryu, el contralmirante Gamaguchi ordeno a sus aviones despegar en busca de la formación norteamericana que encontraron poco después, atacando duramente al portaaviones Enterprise, que alcanzado por 3 bombas y 1 torpedo se hundiría 7 horas después. Inmediatamente ordeno un segundo ataque sobre la flota norteamericana con los aviones restantes que partieron inmediatamente, pero entonces le llego su turno al ser atacado por sucesivas oleadas de aviones norteamericanos, que a pesar de las bajas lograrían encajarle 7 bombas que acabarían con él. Los últimos aviones nipones sin embargo también habrían de encontrar a la flota aliada, y a pesar de que todos ellos serían derribados, lograrían dañar con 4 bombas a portaaviones británico Illustrious, y con una más al Victorious, que además sufriría el impacto contra su costado de babor de un avión dañado que se abalanzo sobre él.
La flota nipona había quedado arrasada, pero la aliada también había sufrido varias perdidas y había perdido dos 3 de sus cubiertas y numerosos aviones, por lo que Nimitz ordeno la retirada con el fin de reparar sus portaaviones y reforzar sus dotaciones aéreas. Mientras el almirante Yamamoto ordenaba a sus acorazados acercarse a la propia Guadalcanal para bombardear las posiciones aliadas al cañón con la esperanza de atraer a la flota a un combate. Este bombardeo naval sobre las posiciones norteamericanas provoco graves bajas entre sus fuerzas, y permitió a los exhaustos soldados imperiales consolidar el control del aeródromo, que sería posteriormente reforzado por numerosos soldados de los buques de soporte que arribaron a la isla sin más complicaciones.
En tierra eran las fuerzas norteamericanas las que ahora habían sido expulsadas hacia el extremo oriental de la isla, y los japoneses los que lograron una solida base aérea para sus tropas. Siendo las bajas totales las de 2.000 norteamericanos, sobre todo por efecto de los bombardeos, 1 portaaviones, 1 crucero, y un destructor, resultando dañados otros 2 portaaviones, y un crucero. Las perdidas aéreas se elevarían por su parte a 136 aviones embarcados y 47 aviones con base en tierra. Mientras los japoneses habían perdido 4 portaaviones con todas sus dotaciones aéreas a excepción de 7 de los aparatos supervivientes del primer ataque del Hiryu, que lograron aterrizar en Guadalcanal. Siendo sus bajas aéreas 14 G3M, y 13 G4M1, y las terrestres 1.700 hombres.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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GUADALCANAL IV
La batalla de las Salomón había resultado agridulce, pues aunque la perdida de los 4 portaaviones y sus esplendidas dotaciones era un duro varapalo para la armada imperial, sus esfuerzos habían servido para expulsar a los norteamericanos del campo de aviación y consolidar la presencia nipona en la isla, que ahora disponía de 6.000 hombres en la guarnición que incluían abundante artillería y aviación. Mientras los 9.000 marines supervivientes malvivían en pésimas condiciones y casi sin suministros al oeste de la bahía de Aola. Ahora ambos contendientes debían preparar nuevas operaciones, y mientras los nipones desplegaban 71 aviones en Guadalcanal con los que bombardearían las posiciones norteamericanas en las islas, y reforzaban con otros 60 aviones Rabaul, los norteamericanos iniciaron la construcción de un aeródromo secundario en la isla de Tulagi, y trataron de reforzar a los marines aislados en Guadalcanal. Sería precisamente en una de estas operaciones de refuerzo cuando el I-19 lograría torpedear y hundir al portaaviones USS Wasp.
Durante unos días todo pareció indicar que los norteamericanos serían finalmente derrotados, pues a la pérdida del Wasp se sumaba la dificultad creada por la falta de los portaaviones dañados en los combates anteriores. Sin embargo en tierra los marines lograrían retroceder ordenadamente hasta posiciones más defendibles en la bahía de Aola, donde a pesar de carecer de artillería lograrían rechazar varios furiosos ataques de la infantería nipona. Sin embargo la situación era crítica por la falta de suministros, por lo que la marina se vio obligada una vez más a empeñarse en suministrar materiales y refuerzos a las fuerzas aisladas. Mientras esperaban estos refuerzos los hombres del general Vandergrift no dejaron de luchar en todo momento, pasando momentos en los que el peligro de ser destruidos pareció una realidad, siendo el más peligroso de estos momentos el 23 de diciembre.
Ese día las fuerzas niponas reunieron todas sus fuerzas para lanzar un gran ataque sobre las fuerzas norteamericanas. Desde Rabaul el vicealmirante Mikawa movilizo un acorazado, 4 cruceros pesados y 5 destructores para bombardear las posiciones norteamericanas. En Guadalcanal los 60 aviones nipones bombardearían las posiciones norteamericanas apoyados por los 120 aviones disponibles en Rabaul. En tierra 3.000 soldados al mando del general Kawaguchi atacarían desde 3 direcciones distintas las posiciones americanas, siendo su objetivo lograr ocupar la costa recluyendo a los marines en el interior, donde serían paulatinamente reducidos. Pronto los norteamericanos se enteraron de las intenciones niponas de atacar, gracias a los informes de los exploradores nativos de Martin Clemens, por lo que cavaron trincheras y fortalecieron sus defensas cuanto pudieron, abandonando las posiciones más expuestas, mientras destinaban un batallón de 800 hombres a la zona costera occidental, pues era la dirección más probable del ataque nipón.
La noche del día 22 el primer batallón japonés ataco por la costa, obligando a una de las compañías de marines a retirarse debido a la virulencia del ataque. Sin embargo la gran cantidad de bajas ocasionadas por las ametralladoras norteamericanas obligo a los japoneses a detener el ataque momentáneamente mientras esperaban al amanecer. Sería entonces cuando los aviones japoneses aparecieron para bombardear las posiciones norteamericanas causando graves daños durante los 45 minutos que duro el bombardeo, al que poco después se sumaría la escuadra de Mikawa con sus cañones de gran calibre. Sería ese momento el que aprovecharían los infantes para lanzar una nueva carga, que esta vez si logro romper las líneas americanas pese al valor desplegado por sus infantes. Sin embargo a media mañana y pese al apoyo de la escuadra y los aviones deplegados en Guadalcanal, que regresaron una y otra vez para bombardear a los norteamericanos, los nipones se vieron obligados a suspender los ataques. Para ese entonces de los 1.000 hombres con los que contaba el primer batallón, 700 habían causado baja.
Desgraciadamente para los japoneses, estos desconocían que en los últimos impases del combate, tan solo 300 hombres de una compañía de construcciones casi sin instrucción habían sostenido el frente. Al finalizar el día los norteamericanos habían sufrido 900 bajas, sobre todo heridos por efecto de los bombardeos, mientras los japoneses habían sufrido 850, casi todos ellos muertos.
Tras los duros combates del 23 de diciembre la US Navy no tardo en enviar más refuerzos a los asediados hombres de Guadalcanal, empleando para ello sucesivos convoyes de mercantes rápidos que durante el día se aproximaban a la isla protegidos por varias TF que se rotaban para ello, descargando en Aola durante la noche. Sin embargo esta era una tarea llena de peligros, pues los nipones disponían de abundantes aviones tanto en la propia Guadalcanal como en Rabaul, con los que exploraban constantemente las aguas circundantes y atacaban a los mercantes cuando los sorprendían descargando.
Así mientras el día 3 de enero 5.000 marines desembarcaban en Aola como refuerzo, junto a importantes cantidades de suministros y armamento pesado, aprovecharon para evacuar a 2.000 heridos y enfermos. Sin embargo al amanecer los aviones nipones que se dirigían a bombardear las posiciones norteamericanas descubrieron a 7 motonaves cuya descarga se había demorado atacándolas de inmediato. Producto de este primer ataque se hundiría el mercante Lucas, al que poco después acompañaron al fondo los mercantes Frederick y Rose cuando los aviones japoneses regresaron en mayor numero para un segundo ataque que también destruyo importantes cantidades de material depositado en las playas. Afortunadamente el resto de mercantes lograría escapar con diversos daños.
A este primer convoy lo seguirían durante las semanas siguientes otros 4 convoyes, en los que los aliados habrían de lamentar la pérdida de 18 mercantes, 7 destructores, y los cruceros Hawkings y Danae, aunque gracias a su sacrificio las tropas en tierra alcanzaron los 20.000 hombres y pudieron completar y expandir su perímetro logrando situar al alcance de su artillería el aeródromo de Camp Henderson, que a partir de entonces solo operaría de forma limitada.
La crisis había pasado, y pronto llegaría el momento de contraatacar.
La batalla de las Salomón había resultado agridulce, pues aunque la perdida de los 4 portaaviones y sus esplendidas dotaciones era un duro varapalo para la armada imperial, sus esfuerzos habían servido para expulsar a los norteamericanos del campo de aviación y consolidar la presencia nipona en la isla, que ahora disponía de 6.000 hombres en la guarnición que incluían abundante artillería y aviación. Mientras los 9.000 marines supervivientes malvivían en pésimas condiciones y casi sin suministros al oeste de la bahía de Aola. Ahora ambos contendientes debían preparar nuevas operaciones, y mientras los nipones desplegaban 71 aviones en Guadalcanal con los que bombardearían las posiciones norteamericanas en las islas, y reforzaban con otros 60 aviones Rabaul, los norteamericanos iniciaron la construcción de un aeródromo secundario en la isla de Tulagi, y trataron de reforzar a los marines aislados en Guadalcanal. Sería precisamente en una de estas operaciones de refuerzo cuando el I-19 lograría torpedear y hundir al portaaviones USS Wasp.
Durante unos días todo pareció indicar que los norteamericanos serían finalmente derrotados, pues a la pérdida del Wasp se sumaba la dificultad creada por la falta de los portaaviones dañados en los combates anteriores. Sin embargo en tierra los marines lograrían retroceder ordenadamente hasta posiciones más defendibles en la bahía de Aola, donde a pesar de carecer de artillería lograrían rechazar varios furiosos ataques de la infantería nipona. Sin embargo la situación era crítica por la falta de suministros, por lo que la marina se vio obligada una vez más a empeñarse en suministrar materiales y refuerzos a las fuerzas aisladas. Mientras esperaban estos refuerzos los hombres del general Vandergrift no dejaron de luchar en todo momento, pasando momentos en los que el peligro de ser destruidos pareció una realidad, siendo el más peligroso de estos momentos el 23 de diciembre.
Ese día las fuerzas niponas reunieron todas sus fuerzas para lanzar un gran ataque sobre las fuerzas norteamericanas. Desde Rabaul el vicealmirante Mikawa movilizo un acorazado, 4 cruceros pesados y 5 destructores para bombardear las posiciones norteamericanas. En Guadalcanal los 60 aviones nipones bombardearían las posiciones norteamericanas apoyados por los 120 aviones disponibles en Rabaul. En tierra 3.000 soldados al mando del general Kawaguchi atacarían desde 3 direcciones distintas las posiciones americanas, siendo su objetivo lograr ocupar la costa recluyendo a los marines en el interior, donde serían paulatinamente reducidos. Pronto los norteamericanos se enteraron de las intenciones niponas de atacar, gracias a los informes de los exploradores nativos de Martin Clemens, por lo que cavaron trincheras y fortalecieron sus defensas cuanto pudieron, abandonando las posiciones más expuestas, mientras destinaban un batallón de 800 hombres a la zona costera occidental, pues era la dirección más probable del ataque nipón.
La noche del día 22 el primer batallón japonés ataco por la costa, obligando a una de las compañías de marines a retirarse debido a la virulencia del ataque. Sin embargo la gran cantidad de bajas ocasionadas por las ametralladoras norteamericanas obligo a los japoneses a detener el ataque momentáneamente mientras esperaban al amanecer. Sería entonces cuando los aviones japoneses aparecieron para bombardear las posiciones norteamericanas causando graves daños durante los 45 minutos que duro el bombardeo, al que poco después se sumaría la escuadra de Mikawa con sus cañones de gran calibre. Sería ese momento el que aprovecharían los infantes para lanzar una nueva carga, que esta vez si logro romper las líneas americanas pese al valor desplegado por sus infantes. Sin embargo a media mañana y pese al apoyo de la escuadra y los aviones deplegados en Guadalcanal, que regresaron una y otra vez para bombardear a los norteamericanos, los nipones se vieron obligados a suspender los ataques. Para ese entonces de los 1.000 hombres con los que contaba el primer batallón, 700 habían causado baja.
Desgraciadamente para los japoneses, estos desconocían que en los últimos impases del combate, tan solo 300 hombres de una compañía de construcciones casi sin instrucción habían sostenido el frente. Al finalizar el día los norteamericanos habían sufrido 900 bajas, sobre todo heridos por efecto de los bombardeos, mientras los japoneses habían sufrido 850, casi todos ellos muertos.
Tras los duros combates del 23 de diciembre la US Navy no tardo en enviar más refuerzos a los asediados hombres de Guadalcanal, empleando para ello sucesivos convoyes de mercantes rápidos que durante el día se aproximaban a la isla protegidos por varias TF que se rotaban para ello, descargando en Aola durante la noche. Sin embargo esta era una tarea llena de peligros, pues los nipones disponían de abundantes aviones tanto en la propia Guadalcanal como en Rabaul, con los que exploraban constantemente las aguas circundantes y atacaban a los mercantes cuando los sorprendían descargando.
Así mientras el día 3 de enero 5.000 marines desembarcaban en Aola como refuerzo, junto a importantes cantidades de suministros y armamento pesado, aprovecharon para evacuar a 2.000 heridos y enfermos. Sin embargo al amanecer los aviones nipones que se dirigían a bombardear las posiciones norteamericanas descubrieron a 7 motonaves cuya descarga se había demorado atacándolas de inmediato. Producto de este primer ataque se hundiría el mercante Lucas, al que poco después acompañaron al fondo los mercantes Frederick y Rose cuando los aviones japoneses regresaron en mayor numero para un segundo ataque que también destruyo importantes cantidades de material depositado en las playas. Afortunadamente el resto de mercantes lograría escapar con diversos daños.
A este primer convoy lo seguirían durante las semanas siguientes otros 4 convoyes, en los que los aliados habrían de lamentar la pérdida de 18 mercantes, 7 destructores, y los cruceros Hawkings y Danae, aunque gracias a su sacrificio las tropas en tierra alcanzaron los 20.000 hombres y pudieron completar y expandir su perímetro logrando situar al alcance de su artillería el aeródromo de Camp Henderson, que a partir de entonces solo operaría de forma limitada.
La crisis había pasado, y pronto llegaría el momento de contraatacar.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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Con esto doy fin momentáneamente a la campaña de asiática para volver al frente occidental. Próximamente se iniciaran los contraataques aliados tanto en la URSS, donde la llegada de fuerzas de refuerzo soviéticas desde oriente permitirá a Zhukov contraatacar en Moscú en diciembre del 42, como en el AOI, donde tras casi un año de preparación los norteamericanos estarán preparados para el combate (en este sentido ya adelante el resultado del primer combate, pero ahora estará más detallado).
Últimamente el trabajo solo me permite conectarme en fin de semana, y muchas veces en horarios reducidos, así que toca esperar hasta el próximo fin de semana.
Saludos
Últimamente el trabajo solo me permite conectarme en fin de semana, y muchas veces en horarios reducidos, así que toca esperar hasta el próximo fin de semana.
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MOSCÚ
Ya en verano los informes de inteligencia soviéticos habían indicado que los nipones no declararían la guerra a la URSS en apoyo de su aliado alemán, por lo que pronto las numerosas fuerzas soviéticas que guarnecían las fronteras orientales fueron llamadas para acudir a la batalla librada en occidente. En un largo y dificultoso viaje por tierra, en el que la única vía férrea que unía Vladivostok con Moscú quedo colapsada en numerosas ocasiones, decenas de divisiones se trasladaron en secreto a la zona de Moscú en un viaje no exento de peligros, sobre todo en los últimos 700km, que estaban siendo regularmente atacados por los bombarderos de largo alcance germanos. Pronto estas fuerzas empezaron a concentrarse frente al grupo de ejércitos centro alemán, pero sin llegar a contactar con él, pues el frente soviético fue asegurado por los restos de las unidades derrotadas durante los avances germanos, mientras las fuerzas de reserva se mantenían a entre 200 y 400km de las líneas del frente, preparándose para un futuro contraataque.
De esta forma y a lo largo de los meses de otoño el ejército soviético al mando del mariscal Zhukov, lograría concentrar cerca de 60 divisiones divididas en 20 ejércitos, y 800.000 soldados que incluían 1.235 carros de combate incluidos cerca de 700 carros modernos como los T-34 y Kv-1, y 5.000 piezas de artillería, y 800 baterías de lanzacohetes BM-13 Katiusha. En los cielos, 950 aviones, principalmente cazas, entre los que se contaban no pocos cazas modernos soviéticos e incluso las primeras escuadrillas equipadas con cazas occidentales llegados por la ley de Préstamos y Arriendos al puerto de Vladivostock. A estas numerosas fuerzas se sumaban las agotadas tropas que formaban la aun débil línea del frente y las unidades cercadas en la propia capital para totalizar más de un millón de soldados. Ya en noviembre, mientras las líneas alemanas de los ejércitos norte y centro que discurrían desde el mar blanco al río Don, las fuerzas soviéticas se habían empezado a concentrar sin ser advertidas en las cercanías de Nizni Nóvgorod, dispersándose por la campiña circundante para escapar a los habituales bombardeos de la Luftwaffe.
Frente a ellos el Grupo de Ejércitos Centro germano estaba formado por 53 divisiones, de las que tan solo 3 eran divisiones panzer tras el desvío de importantes fuerzas en apoyo de las operaciones en Ucrania, manteniéndose además 6 divisiones en el cerco de la capital soviética, y numerosas unidades menores en tareas de protección y limpieza de retaguardia, donde los guerrilleros empezaban a ser un grave problema. En total 600.000 soldados equipados con 8.000 piezas de artillería, y apoyados por cerca de1.100 aviones entre los que tan solo se encontraban 300 cazas. Mientras las tres divisiones panzer estaban en tal estado que tan solo podían alinear 350 carros de combate, aunque su número crecía lentamente al llegar algunos reemplazos y recuperarse carros dañados o averiados casi a diario. En la columna de las ventajas los germanos contaban sin embargo con unas labores de fortificación que avanzaban a buen ritmo tras la detención de los avances, y con un buen número de tropas de refresco tras la sustitución de numerosas divisiones por otras procedentes de la guarnición de los países ocupados en Europa occidental.
Las tropas siberianas recorrieron los últimos cientos de kilómetros principalmente a pie o en esquies.
Mientras la Luftwaffe no había cesado en sus actividades en ningún momento, realizando cientos de salidas de ataque sobre las posiciones rusas, tanto por parte de los bombarderos tácticos como de los 2 grupos de bombarderos estratégicos que poseían. Así mientras los cerca de dos centenares de bombarderos Ju-88 y He-111 disponibles en el GdE Centro, se concentraban en atacar las posiciones rusas y cualquier objetivo localizado a menos de 200km del frente, los bombardeos He-177 se concentraron principalmente en los dos ramales que partían del transiberiano al adentrarse en Rusia desde los Urales, una línea férrea que unía Perm con la línea Archangelsk-Moscú, y otro que se dirigía a Klubyshev antes de unirse a la línea Moscú-Voronevz. Para la Luftwaffe se trato sin duda de los meses dorados en el frente del este, pues desaparecida casi totalmente la oposición aérea soviética, sus escasos medios de localización impidieron de forma casi total la intercepción de los grupos de bombardeo, que en numerosas ocasiones llegaron a volar sin escolta.
Estos ataques que conllevaron la destrucción de casi cualquier infraestructura localizada por la aviación germana, retardaron casi un mes la concentración de las fuerzas soviéticas para la contraofensiva de Zhukov, que finalmente se lanzaría en diciembre. Su objetivo era muy simple, liberar Moscú y alejar de él el peligro.
Ya en verano los informes de inteligencia soviéticos habían indicado que los nipones no declararían la guerra a la URSS en apoyo de su aliado alemán, por lo que pronto las numerosas fuerzas soviéticas que guarnecían las fronteras orientales fueron llamadas para acudir a la batalla librada en occidente. En un largo y dificultoso viaje por tierra, en el que la única vía férrea que unía Vladivostok con Moscú quedo colapsada en numerosas ocasiones, decenas de divisiones se trasladaron en secreto a la zona de Moscú en un viaje no exento de peligros, sobre todo en los últimos 700km, que estaban siendo regularmente atacados por los bombarderos de largo alcance germanos. Pronto estas fuerzas empezaron a concentrarse frente al grupo de ejércitos centro alemán, pero sin llegar a contactar con él, pues el frente soviético fue asegurado por los restos de las unidades derrotadas durante los avances germanos, mientras las fuerzas de reserva se mantenían a entre 200 y 400km de las líneas del frente, preparándose para un futuro contraataque.
De esta forma y a lo largo de los meses de otoño el ejército soviético al mando del mariscal Zhukov, lograría concentrar cerca de 60 divisiones divididas en 20 ejércitos, y 800.000 soldados que incluían 1.235 carros de combate incluidos cerca de 700 carros modernos como los T-34 y Kv-1, y 5.000 piezas de artillería, y 800 baterías de lanzacohetes BM-13 Katiusha. En los cielos, 950 aviones, principalmente cazas, entre los que se contaban no pocos cazas modernos soviéticos e incluso las primeras escuadrillas equipadas con cazas occidentales llegados por la ley de Préstamos y Arriendos al puerto de Vladivostock. A estas numerosas fuerzas se sumaban las agotadas tropas que formaban la aun débil línea del frente y las unidades cercadas en la propia capital para totalizar más de un millón de soldados. Ya en noviembre, mientras las líneas alemanas de los ejércitos norte y centro que discurrían desde el mar blanco al río Don, las fuerzas soviéticas se habían empezado a concentrar sin ser advertidas en las cercanías de Nizni Nóvgorod, dispersándose por la campiña circundante para escapar a los habituales bombardeos de la Luftwaffe.
Frente a ellos el Grupo de Ejércitos Centro germano estaba formado por 53 divisiones, de las que tan solo 3 eran divisiones panzer tras el desvío de importantes fuerzas en apoyo de las operaciones en Ucrania, manteniéndose además 6 divisiones en el cerco de la capital soviética, y numerosas unidades menores en tareas de protección y limpieza de retaguardia, donde los guerrilleros empezaban a ser un grave problema. En total 600.000 soldados equipados con 8.000 piezas de artillería, y apoyados por cerca de1.100 aviones entre los que tan solo se encontraban 300 cazas. Mientras las tres divisiones panzer estaban en tal estado que tan solo podían alinear 350 carros de combate, aunque su número crecía lentamente al llegar algunos reemplazos y recuperarse carros dañados o averiados casi a diario. En la columna de las ventajas los germanos contaban sin embargo con unas labores de fortificación que avanzaban a buen ritmo tras la detención de los avances, y con un buen número de tropas de refresco tras la sustitución de numerosas divisiones por otras procedentes de la guarnición de los países ocupados en Europa occidental.
Las tropas siberianas recorrieron los últimos cientos de kilómetros principalmente a pie o en esquies.
Mientras la Luftwaffe no había cesado en sus actividades en ningún momento, realizando cientos de salidas de ataque sobre las posiciones rusas, tanto por parte de los bombarderos tácticos como de los 2 grupos de bombarderos estratégicos que poseían. Así mientras los cerca de dos centenares de bombarderos Ju-88 y He-111 disponibles en el GdE Centro, se concentraban en atacar las posiciones rusas y cualquier objetivo localizado a menos de 200km del frente, los bombardeos He-177 se concentraron principalmente en los dos ramales que partían del transiberiano al adentrarse en Rusia desde los Urales, una línea férrea que unía Perm con la línea Archangelsk-Moscú, y otro que se dirigía a Klubyshev antes de unirse a la línea Moscú-Voronevz. Para la Luftwaffe se trato sin duda de los meses dorados en el frente del este, pues desaparecida casi totalmente la oposición aérea soviética, sus escasos medios de localización impidieron de forma casi total la intercepción de los grupos de bombardeo, que en numerosas ocasiones llegaron a volar sin escolta.
Estos ataques que conllevaron la destrucción de casi cualquier infraestructura localizada por la aviación germana, retardaron casi un mes la concentración de las fuerzas soviéticas para la contraofensiva de Zhukov, que finalmente se lanzaría en diciembre. Su objetivo era muy simple, liberar Moscú y alejar de él el peligro.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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MOSCÚ II
El 5 de diciembre, tras avanzar los últimos 200km durante 6 noches consecutivas para evitar su localización durante las incursiones de la Luftwaffe y resguardándose en las escasas horas de luz en bosques y caserios, las fuerzas soviéticas por fin estaban dispuestas para la ofensiva.
Esta empezó a las 05:15 con una impresionante barrera de artillería que durante 5 horas castigo las posiciones alemanas, mientras los ingenieros rusos se abalanzaban sobre los ríos que los alemanes habían empleado como defensa para construir los puentes de pontones que facilitasen su cruce a sus fuerzas. Sobre las aguas heladas estos zapadores trabajaron duramente entre los bloques de hielo producto de la constante voladura de las congeladas aguas por parte de los zapadores germanos, mientras desde la orilla occidental los alemanes empezaban a reaccionar hostigándoles con fuego de ametralladoras y morteros, a los que pronto se sumaría la artillería alemana. En los cielos se sucedían mientras tanto los combates entre la Luftwaffe, que había quedado desbordada por las peticiones de ayuda a lo largo de todo el frente y de la aviación soviética.
En las trincheras en las que los soldados alemanes trataban de pasar confortablemente el invierno, el bombardeo ocasiono cientos de bajas interrumpiendo abruptamente su descanso. Inmediatamente los soldados se abalanzaron hacia sus armas con las que contestaron al fuego enemigo mientras solicitaban apoyo de artillería.
Cuando los primeros puentes quedaron tendidos sobre el río Oka en las cercanías de Murom, dieron paso a miles de soldados del 16º ejército de Rokossovski que se lanzaron a la bayoneta sobre las trincheras alemanas, de las que partió un vendaval de fuego de ametralladora que causo cientos de bajas entre los asaltantes que tuvieron que superar campos de minas y alambradas antes de invadir las primeras líneas germanas. Pronto los alemanes que habían sufrido cientos de bajas en el bombardeo inicial se encontraron luchando con espalda contra la pared mientras las fuerzas soviéticas se abrían paso agrandando las brechas logradas, dejando aislados a cientos de alemanes que a lo largo de la noche tratarían de romper las líneas soviéticas y retirarse más al oeste.
Las fuerzas alemanas sufrieron fuertes bajas durante la defensa de la línea del río Oka.
150km más al norte, donde el general Kuznetsov dirigía al primer ejército blindado con el grueso de los carros de combate rusos, los combates se generalizaron sin que las fuerzas soviéticas lograran superar las defensas alemanas durante varias horas, en las que 3 baterías de 88mm lanzaron un aluvión de fuego que destruyo o inutilizo más de 40 de sus carros de combate. No sería hasta la caída de la tarde cuando ante al avance del 30º ejército del general Lelyushenko por el norte amenazo las posiciones alemanas, cuando las fuerzas alemanas iniciaron la retirada. De esta forma y a excepción de los ejércitos 61º, 50º, y 10º, cuyo avance en el extremo sur de la ofensiva fue detenido por la densidad de las defensas alemanas que reforzadas por numerosos campos de minas detuvieron completamente el avance ruso, el frente alemán retrocedió una media de 15km el primer día de ofensiva.
El 6 de diciembre, con los soldados alemanes desalojados de sus cómodos refugios invernales, y con la mayor parte del 1er cuerpo acorazado soviético al oeste del río Oka, la situación empezaba a ser insostenible para los alemanes que una vez identificada la principal amenaza lanzaron sobre ella las fuerzas panzer de Hoepner, dando lugar a una batalla que se extendió a lo largo de los 5 días siguientes. En ella los panzer lograron repeler temporalmente a los carros rusos que fueron rechazados hasta el río, sin embargo el avance del 20º ejército de Vlasov por el sur y del 30º de Lelyushenko amenazaban los flancos alemanes, por lo que finalmente los panzer iniciaron la retirada tras haber perdido un centenar de carros en los combates, destruyendo a cambio 230 carros rusos. Una pírrica victoria, pues los rusos pronto recibieron nuevos carros con los que sustituir las perdidas, mientras los repuestos alemanes iban a parar al Grupo de Ejércitos Sur, donde las operaciones ofensivas aun no habían concluido y mantenían la prioridad de suministros en el momento del ataque.
El día 1 de diciembre los ejércitos soviéticos habían culminado la primera fase de la ofensiva aun a costa de más de 140.000 bajas, obligando a las fuerzas alemanas a retroceder cerca de 100km a excepción de cerca de 3 divisiones que quedaron cercadas al sur de Melenki mientras defendían efectivamente su sector. Pronto desde retaguardia la Luftwaffe organizo un puente aéreo que envió cientos de toneladas de suministros al día por vía aérea. Aislados, 35.000 soldados quedaron a expensas de la capacidad de la Luftwaffe para sortear los peligros de la caza rusa y suministrar cerca de 400tn al día de municiones, medicamentos, y otros suministros necesarios para su subsistencia. Afortunadamente para ellos, las trincheras excavadas en los meses anteriores, en las que se habían acumulado grandes cantidades de suministros, proporcionaban seguridad y confort y permitirían resistir eficazmente y sobrellevar el invierno a los soldados siempre y cuando los suministros no se interrumpiesen.
En la capital rusa los ánimos de los defensores se vieron reforzados al conocer la derrota alemana, la primera desde el inicio de la guerra, y saber que tan solo 100km de distancia mediaban entre las avanzadas rusas y la capital.
El 5 de diciembre, tras avanzar los últimos 200km durante 6 noches consecutivas para evitar su localización durante las incursiones de la Luftwaffe y resguardándose en las escasas horas de luz en bosques y caserios, las fuerzas soviéticas por fin estaban dispuestas para la ofensiva.
Esta empezó a las 05:15 con una impresionante barrera de artillería que durante 5 horas castigo las posiciones alemanas, mientras los ingenieros rusos se abalanzaban sobre los ríos que los alemanes habían empleado como defensa para construir los puentes de pontones que facilitasen su cruce a sus fuerzas. Sobre las aguas heladas estos zapadores trabajaron duramente entre los bloques de hielo producto de la constante voladura de las congeladas aguas por parte de los zapadores germanos, mientras desde la orilla occidental los alemanes empezaban a reaccionar hostigándoles con fuego de ametralladoras y morteros, a los que pronto se sumaría la artillería alemana. En los cielos se sucedían mientras tanto los combates entre la Luftwaffe, que había quedado desbordada por las peticiones de ayuda a lo largo de todo el frente y de la aviación soviética.
En las trincheras en las que los soldados alemanes trataban de pasar confortablemente el invierno, el bombardeo ocasiono cientos de bajas interrumpiendo abruptamente su descanso. Inmediatamente los soldados se abalanzaron hacia sus armas con las que contestaron al fuego enemigo mientras solicitaban apoyo de artillería.
Cuando los primeros puentes quedaron tendidos sobre el río Oka en las cercanías de Murom, dieron paso a miles de soldados del 16º ejército de Rokossovski que se lanzaron a la bayoneta sobre las trincheras alemanas, de las que partió un vendaval de fuego de ametralladora que causo cientos de bajas entre los asaltantes que tuvieron que superar campos de minas y alambradas antes de invadir las primeras líneas germanas. Pronto los alemanes que habían sufrido cientos de bajas en el bombardeo inicial se encontraron luchando con espalda contra la pared mientras las fuerzas soviéticas se abrían paso agrandando las brechas logradas, dejando aislados a cientos de alemanes que a lo largo de la noche tratarían de romper las líneas soviéticas y retirarse más al oeste.
Las fuerzas alemanas sufrieron fuertes bajas durante la defensa de la línea del río Oka.
150km más al norte, donde el general Kuznetsov dirigía al primer ejército blindado con el grueso de los carros de combate rusos, los combates se generalizaron sin que las fuerzas soviéticas lograran superar las defensas alemanas durante varias horas, en las que 3 baterías de 88mm lanzaron un aluvión de fuego que destruyo o inutilizo más de 40 de sus carros de combate. No sería hasta la caída de la tarde cuando ante al avance del 30º ejército del general Lelyushenko por el norte amenazo las posiciones alemanas, cuando las fuerzas alemanas iniciaron la retirada. De esta forma y a excepción de los ejércitos 61º, 50º, y 10º, cuyo avance en el extremo sur de la ofensiva fue detenido por la densidad de las defensas alemanas que reforzadas por numerosos campos de minas detuvieron completamente el avance ruso, el frente alemán retrocedió una media de 15km el primer día de ofensiva.
El 6 de diciembre, con los soldados alemanes desalojados de sus cómodos refugios invernales, y con la mayor parte del 1er cuerpo acorazado soviético al oeste del río Oka, la situación empezaba a ser insostenible para los alemanes que una vez identificada la principal amenaza lanzaron sobre ella las fuerzas panzer de Hoepner, dando lugar a una batalla que se extendió a lo largo de los 5 días siguientes. En ella los panzer lograron repeler temporalmente a los carros rusos que fueron rechazados hasta el río, sin embargo el avance del 20º ejército de Vlasov por el sur y del 30º de Lelyushenko amenazaban los flancos alemanes, por lo que finalmente los panzer iniciaron la retirada tras haber perdido un centenar de carros en los combates, destruyendo a cambio 230 carros rusos. Una pírrica victoria, pues los rusos pronto recibieron nuevos carros con los que sustituir las perdidas, mientras los repuestos alemanes iban a parar al Grupo de Ejércitos Sur, donde las operaciones ofensivas aun no habían concluido y mantenían la prioridad de suministros en el momento del ataque.
El día 1 de diciembre los ejércitos soviéticos habían culminado la primera fase de la ofensiva aun a costa de más de 140.000 bajas, obligando a las fuerzas alemanas a retroceder cerca de 100km a excepción de cerca de 3 divisiones que quedaron cercadas al sur de Melenki mientras defendían efectivamente su sector. Pronto desde retaguardia la Luftwaffe organizo un puente aéreo que envió cientos de toneladas de suministros al día por vía aérea. Aislados, 35.000 soldados quedaron a expensas de la capacidad de la Luftwaffe para sortear los peligros de la caza rusa y suministrar cerca de 400tn al día de municiones, medicamentos, y otros suministros necesarios para su subsistencia. Afortunadamente para ellos, las trincheras excavadas en los meses anteriores, en las que se habían acumulado grandes cantidades de suministros, proporcionaban seguridad y confort y permitirían resistir eficazmente y sobrellevar el invierno a los soldados siempre y cuando los suministros no se interrumpiesen.
En la capital rusa los ánimos de los defensores se vieron reforzados al conocer la derrota alemana, la primera desde el inicio de la guerra, y saber que tan solo 100km de distancia mediaban entre las avanzadas rusas y la capital.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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MOSCÚ III
Tras culminar con éxito la primera fase de la ofensiva, aunque a costa de graves pérdidas en sus ataques a la línea germana, las fuerzas rusas emplearon las dos últimas semanas de diciembre para reagruparse en espera de un nuevo ataque. Desde el este afluían constantemente hombres y materiales, incluyendo ahora los nuevos carros de combate norteamericanos cedidos a las fuerzas soviéticas, principalmente los M3 Grant, aunque con un creciente número de los nuevos M4 Sherman. Mientras las fuerzas alemanas que una vez expulsados de sus trincheras sentían los rigores del invierno se esforzaban por crear una nueva línea del frente, enviando incluso a unidades de la Luftwaffe para reforzar sus defensas.
Durante los primeros días de enero feroces tormentas de nieve impidieron las operaciones, sin embargo al frente frío lo siguió uno cálido que permitió a las fuerzas soviéticas continuar la ofensiva en dirección a la asediada capital. Una vez más, las unidades acorazadas rusas atacaron tras un intenso bombardeo de artillería que durante horas castigo las líneas alemanas para preparar su avance, enfrentándose inmediatamente a una feroz resistencia germana. Estos, equipados ahora con números cañones anticarro, tanto antiaéreos de 88mm reconvertidos para estos fines como Pak38 y Pak40, así como con numerosas piezas de similar calibre capturadas en las campañas anteriores, aguantaron la embestida causando cientos de bajas entre las formaciones acorazadas rusas. Los ataques sin embargo eran demasiado fuertes, por lo que finalmente las fuerzas alemanas se vieron obligadas a ceder en varios puntos, aunque sin repetirse las operaciones de tenaza que semanas antes habían culminado en el cerco de las fuerzas alemanas en Melenki.
Los ataques continuaron logrando nuevos avances en todo el frente durante varios días, sin embargo la llegada de un nuevo batallón alemán equipado con pesados carros panzer VI Tigre desbarato la operación, pues en su primer encuentro en los claros al norte de Vladimir bastaron para frenar el avance de una división sin perdidas propias pese a haber destruido más de 50 carros rusos. Sin embargo en los días siguientes estos poderosos panzer empezaron a mostrar sus limitaciones, al perderse en gran número debido a averías. Sin embargo la impresión sacada de ellos pese a sus defectos fue muy buena, pues la batalla defensiva realizada potenciaba al máximo a sus características.
En los días siguientes y mientras nuevas unidades llegadas desde el GdE norte lograban afianzar las posiciones germanas al norte de Vladimir, los rusos continuaron avanzando por el sur, ocupando Lakinsk el 21 de enero. Tras dos semanas de ofensiva el ataque parecía haber perdido su empuje, pero al día siguiente un feroz ataque lanzado por las tropas cercadas en Moscú contra el perímetro oriental obligo a los germanos a retirar fuerzas del frente, logrando así las fuerzas rusas nuevas energías, que culminarían con nuevos avances que lograron contactar con las asediadas fuerzas de Moscú el 7 de febrero. En la ciudad de Moscú la alegría fue indescriptible mientras llegaban los primeros suministros en 5 meses, aprovechando decenas de miles de civiles para huir de la ciudad colapsando los caminos que llevaban al este.
Durante el resto de febrero y principios de marzo y a medida que la ofensiva perdía virulencia, los soviéticos trataron de ampliar sin éxito la cuña introducida en las líneas alemanas atacando al norte de la cuña, donde serían detenidos por un contragolpe del 4º panzergruppe que había acudido en apoyo del Grupo de Ejércitos Centro. Ya en marzo y una vez fracasado el intento en el norte repitieron el ataque en el sur, sin embargo la mejoría del clima propicio la victoria de la Luftwaffe, que una vez lograda la superioridad se empleo a fondo en destruir a las fuerzas soviéticas. Por primera vez desde el inicio de la ofensiva soviética la aviación germana había logrado intervenir con plena libertad marcando el principio del fin de la ofensiva.
El cerco de Moscú había concluido, aunque la posición rusa no era precisamente fácil pues en algunos lugares, la vital línea de suministros con Moscú no tenía más que unos 50kmkm de ancho y era batida con regularidad por la artillería y aviación alemanas. Pronto decenas de miles de civiles serían empleados en cavar trincheras y defensas antitanque, labores en las que sufrirían fuertes bajas ante las armas nazis.
Tras culminar con éxito la primera fase de la ofensiva, aunque a costa de graves pérdidas en sus ataques a la línea germana, las fuerzas rusas emplearon las dos últimas semanas de diciembre para reagruparse en espera de un nuevo ataque. Desde el este afluían constantemente hombres y materiales, incluyendo ahora los nuevos carros de combate norteamericanos cedidos a las fuerzas soviéticas, principalmente los M3 Grant, aunque con un creciente número de los nuevos M4 Sherman. Mientras las fuerzas alemanas que una vez expulsados de sus trincheras sentían los rigores del invierno se esforzaban por crear una nueva línea del frente, enviando incluso a unidades de la Luftwaffe para reforzar sus defensas.
Durante los primeros días de enero feroces tormentas de nieve impidieron las operaciones, sin embargo al frente frío lo siguió uno cálido que permitió a las fuerzas soviéticas continuar la ofensiva en dirección a la asediada capital. Una vez más, las unidades acorazadas rusas atacaron tras un intenso bombardeo de artillería que durante horas castigo las líneas alemanas para preparar su avance, enfrentándose inmediatamente a una feroz resistencia germana. Estos, equipados ahora con números cañones anticarro, tanto antiaéreos de 88mm reconvertidos para estos fines como Pak38 y Pak40, así como con numerosas piezas de similar calibre capturadas en las campañas anteriores, aguantaron la embestida causando cientos de bajas entre las formaciones acorazadas rusas. Los ataques sin embargo eran demasiado fuertes, por lo que finalmente las fuerzas alemanas se vieron obligadas a ceder en varios puntos, aunque sin repetirse las operaciones de tenaza que semanas antes habían culminado en el cerco de las fuerzas alemanas en Melenki.
Los ataques continuaron logrando nuevos avances en todo el frente durante varios días, sin embargo la llegada de un nuevo batallón alemán equipado con pesados carros panzer VI Tigre desbarato la operación, pues en su primer encuentro en los claros al norte de Vladimir bastaron para frenar el avance de una división sin perdidas propias pese a haber destruido más de 50 carros rusos. Sin embargo en los días siguientes estos poderosos panzer empezaron a mostrar sus limitaciones, al perderse en gran número debido a averías. Sin embargo la impresión sacada de ellos pese a sus defectos fue muy buena, pues la batalla defensiva realizada potenciaba al máximo a sus características.
En los días siguientes y mientras nuevas unidades llegadas desde el GdE norte lograban afianzar las posiciones germanas al norte de Vladimir, los rusos continuaron avanzando por el sur, ocupando Lakinsk el 21 de enero. Tras dos semanas de ofensiva el ataque parecía haber perdido su empuje, pero al día siguiente un feroz ataque lanzado por las tropas cercadas en Moscú contra el perímetro oriental obligo a los germanos a retirar fuerzas del frente, logrando así las fuerzas rusas nuevas energías, que culminarían con nuevos avances que lograron contactar con las asediadas fuerzas de Moscú el 7 de febrero. En la ciudad de Moscú la alegría fue indescriptible mientras llegaban los primeros suministros en 5 meses, aprovechando decenas de miles de civiles para huir de la ciudad colapsando los caminos que llevaban al este.
Durante el resto de febrero y principios de marzo y a medida que la ofensiva perdía virulencia, los soviéticos trataron de ampliar sin éxito la cuña introducida en las líneas alemanas atacando al norte de la cuña, donde serían detenidos por un contragolpe del 4º panzergruppe que había acudido en apoyo del Grupo de Ejércitos Centro. Ya en marzo y una vez fracasado el intento en el norte repitieron el ataque en el sur, sin embargo la mejoría del clima propicio la victoria de la Luftwaffe, que una vez lograda la superioridad se empleo a fondo en destruir a las fuerzas soviéticas. Por primera vez desde el inicio de la ofensiva soviética la aviación germana había logrado intervenir con plena libertad marcando el principio del fin de la ofensiva.
El cerco de Moscú había concluido, aunque la posición rusa no era precisamente fácil pues en algunos lugares, la vital línea de suministros con Moscú no tenía más que unos 50kmkm de ancho y era batida con regularidad por la artillería y aviación alemanas. Pronto decenas de miles de civiles serían empleados en cavar trincheras y defensas antitanque, labores en las que sufrirían fuertes bajas ante las armas nazis.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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Estimado Gaspacher,
hasta ahora no había escrito nada por aquí pero me estais dejando alucinado con vuestras capacidades de relato tanto flanker, sergio como tu.
Seguir así.
Un saludo
hasta ahora no había escrito nada por aquí pero me estais dejando alucinado con vuestras capacidades de relato tanto flanker, sergio como tu.
Seguir así.
Un saludo
"Pienso que se presenta una importante crisis. Jamás hubo cosa tan valiente, tan generosa, tan noble, como la conducta de los asturianos"
Cámara de los comunes el 15 de julio de 1808
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- Luis M. García
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Gaspacher escribió:MOSCÚ III
Los ataques continuaron logrando nuevos avances en todo el frente durante varios días, sin embargo la llegada de un nuevo batallón alemán equipado con pesados carros panzer VI Tigre desbarato la operación, pues en su primer encuentro en los claros al norte de Vladimir bastaron para frenar el avance de una división sin perdidas propias pese a haber destruido más de 50 carros rusos. Sin embargo en los días siguientes estos poderosos panzer empezaron a mostrar sus limitaciones, al perderse en gran número debido a averías. Sin embargo la impresión sacada de ellos pese a sus defectos fue muy buena, pues la batalla defensiva realizada potenciaba al máximo a sus características.
Panzer VI a finales del 41?
Qué gran vasallo, si hubiese buen señor...
- El Templario
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- Luis M. García
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El Templario escribió:Luis M. García escribió:Panzer VI a finales del 41?
Estimado Luis, retrocede un poco más en el hilo, o inicia la lectura desde el principio, verás que no nos encontramos a finales del 41
Uff! Pues me he perdido
Claro, con tanto parón en la narración, ya no sé como va el calendario
Qué gran vasallo, si hubiese buen señor...
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MOSCÚ IV
La ofensiva soviética que había culminado con la liberación de Moscú había ocasionado más de 150.000 bajas a los alemanes, incluyendo 60.000 muertos o desaparecidos, dejando claro que el ejército rojo aunque fuertemente dañado no había sido derrotado. Sin embargo las fuerzas alemanas sólidamente atrincheradas habían logrado infligir al enemigo un número muy superior de bajas, destruyendo en el proceso más de 1.300 carros de combate soviéticos y norteamericanos. Todo ello pese a que las tormentas invernales habían reducido enormemente la disponibilidad de apoyo aéreo, que se había visto impedido de volar la mayor parte del tiempo. Sus líneas que habían sido atacadas en un frente de 300km habían sufrido una ruptura en cuyo centro se encontraban aislados 30.000 hombres, obligando a sus fuerzas a reacomodarse para proteger un frente dos veces mayor en el entrante que llevaba hasta Moscú.
Este alargamiento del frente dificultaba enormemente las operaciones pues a pesar del empleo de unidades de la Luftwaffe y auxiliares obligaba a una mayor dispersión de las tropas, por lo que inmediatamente se reclamaron 6 nuevas divisiones que fueron extraídas de las tranquilas fronteras occidentales. Allí serían sustituidas por nuevas unidades de reserva de la serie 700, hombres ya mayores que habían combatido en la Gran Guerra y jóvenes adolescentes. Mientras tanto las nuevas unidades de cañones anticarro, cazacarros, y panzer empezaban a llegar al frente con mayor regularidad y en gran número, incluyendo los poderosos panzer Tigre, a pesar de que se habían constatado graves fallos mecánicos que habían acabado con gran parte del primer batallón equipado con ellos a lo largo de las semanas anteriores.
Más al sur la ocupación de Ucrania había concluido, extendiéndose las líneas alemanas hasta la ciudad de Migulinskaya junto al Don, y desde allí hacia el Sur donde conectaban con las fuerzas situadas en el Cáucaso en Rostov. Desde aeródromos situados en el Cáucaso, bombarderos alemanes partían cada tarde rumbo a los campos petrolíferos rusos situados al noroeste del mar Caspio, en Gurev, y Koschagil. Formando parte de una estrategia global de atacar los centros de producción petrolífera soviética, para lo que eran apoyados por los bombarderos estratégicos He-177, que desde las líneas alemanas en el centro, bombardeaban asiduamente los campos situados en las inmediaciones de Sviran y Kazan, así como diversas plantas industriales y químicas de la zona.
La ofensiva soviética de invierno había supuesto un duro quebranto a las operaciones en las cercanías de Moscú, pero nuevas medidas ya se estaban tomando o estaban dando sus frutos, pues a la llegada de nuevas baterías de antiaéreos de 88mm al frente se sumaba la llegada de un número cada vez más elevado de cañones y nuevos panzer para sustituir las fuertes pérdidas sufridas durante la ofensiva anterior, así como nuevos aviones y ametralladoras cada vez más poderosas y eficaces. A lo largo de todo un frente cada vez más fortificado, los alemanes no podían esperar más que la victoria.
En el alto mando soviético la situación no era tampoco muy halagüeña, pues tras perder más de 200.000 hombres y 2.000 carros de combate en la ofensiva, se veían obligados a defender un entrante que conectaba con la ciudad de Moscú y cuya ruptura podría ocasionar la perdida de cientos de miles de hombres. Además aunque los carros rusos se habían mostrado superiores hasta el momento la llegada de los nuevos carros alemanes y las exigencias de la guerra ofensiva habían dado al traste con esa ventaja. Sin embargo no todas eran malas noticias, pues en Ucrania habían logrado salvar a numerosas fuerzas del cerco alemán, mientras, la ofensiva de Moscú había demostrado que los alemanes no eran invencibles. Junto a este éxito obtenido, la llegada de importantes remesas de material norteamericano a Vladivostok, y la creciente presión en las fronteras del EJE en África y Persia constituían la esperanza soviética
La ofensiva soviética que había culminado con la liberación de Moscú había ocasionado más de 150.000 bajas a los alemanes, incluyendo 60.000 muertos o desaparecidos, dejando claro que el ejército rojo aunque fuertemente dañado no había sido derrotado. Sin embargo las fuerzas alemanas sólidamente atrincheradas habían logrado infligir al enemigo un número muy superior de bajas, destruyendo en el proceso más de 1.300 carros de combate soviéticos y norteamericanos. Todo ello pese a que las tormentas invernales habían reducido enormemente la disponibilidad de apoyo aéreo, que se había visto impedido de volar la mayor parte del tiempo. Sus líneas que habían sido atacadas en un frente de 300km habían sufrido una ruptura en cuyo centro se encontraban aislados 30.000 hombres, obligando a sus fuerzas a reacomodarse para proteger un frente dos veces mayor en el entrante que llevaba hasta Moscú.
Este alargamiento del frente dificultaba enormemente las operaciones pues a pesar del empleo de unidades de la Luftwaffe y auxiliares obligaba a una mayor dispersión de las tropas, por lo que inmediatamente se reclamaron 6 nuevas divisiones que fueron extraídas de las tranquilas fronteras occidentales. Allí serían sustituidas por nuevas unidades de reserva de la serie 700, hombres ya mayores que habían combatido en la Gran Guerra y jóvenes adolescentes. Mientras tanto las nuevas unidades de cañones anticarro, cazacarros, y panzer empezaban a llegar al frente con mayor regularidad y en gran número, incluyendo los poderosos panzer Tigre, a pesar de que se habían constatado graves fallos mecánicos que habían acabado con gran parte del primer batallón equipado con ellos a lo largo de las semanas anteriores.
Más al sur la ocupación de Ucrania había concluido, extendiéndose las líneas alemanas hasta la ciudad de Migulinskaya junto al Don, y desde allí hacia el Sur donde conectaban con las fuerzas situadas en el Cáucaso en Rostov. Desde aeródromos situados en el Cáucaso, bombarderos alemanes partían cada tarde rumbo a los campos petrolíferos rusos situados al noroeste del mar Caspio, en Gurev, y Koschagil. Formando parte de una estrategia global de atacar los centros de producción petrolífera soviética, para lo que eran apoyados por los bombarderos estratégicos He-177, que desde las líneas alemanas en el centro, bombardeaban asiduamente los campos situados en las inmediaciones de Sviran y Kazan, así como diversas plantas industriales y químicas de la zona.
La ofensiva soviética de invierno había supuesto un duro quebranto a las operaciones en las cercanías de Moscú, pero nuevas medidas ya se estaban tomando o estaban dando sus frutos, pues a la llegada de nuevas baterías de antiaéreos de 88mm al frente se sumaba la llegada de un número cada vez más elevado de cañones y nuevos panzer para sustituir las fuertes pérdidas sufridas durante la ofensiva anterior, así como nuevos aviones y ametralladoras cada vez más poderosas y eficaces. A lo largo de todo un frente cada vez más fortificado, los alemanes no podían esperar más que la victoria.
En el alto mando soviético la situación no era tampoco muy halagüeña, pues tras perder más de 200.000 hombres y 2.000 carros de combate en la ofensiva, se veían obligados a defender un entrante que conectaba con la ciudad de Moscú y cuya ruptura podría ocasionar la perdida de cientos de miles de hombres. Además aunque los carros rusos se habían mostrado superiores hasta el momento la llegada de los nuevos carros alemanes y las exigencias de la guerra ofensiva habían dado al traste con esa ventaja. Sin embargo no todas eran malas noticias, pues en Ucrania habían logrado salvar a numerosas fuerzas del cerco alemán, mientras, la ofensiva de Moscú había demostrado que los alemanes no eran invencibles. Junto a este éxito obtenido, la llegada de importantes remesas de material norteamericano a Vladivostok, y la creciente presión en las fronteras del EJE en África y Persia constituían la esperanza soviética
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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- Ubicación: Hoy en mañolandia, mañana ya veremos
Con el fin de orientar de nuevo a los que hayan perdido la noción del tiempo…
… va por ti estimado Luís M Garcia
Aviso de spoiler al final de la cronologia.
CRONOLOGIA
1940
Agosto
Se inician los contactos diplomáticos hispano-germanos
Batalla de Inglaterra, la LW se centra en el sistema de alerta temprana, las industrias y los aeródromos enemigos, que son atacados por cazabombarderos Me-110 que ocasionan fuertes pérdidas en tierra. Durante la noche son los bombarderos los que atacan los objetivos iluminados por las llamas, que sirven para afinar su puntería.
A finales de mes los británicos lograrían contrarrestar las tácticas alemanas, traduciéndose las incursiones en un gran número de duelos aéreos entre cazas, donde los británicos se llevaron la peor parte, lastrados por una táctica aérea anticuada.
Septiembre
Las pérdidas sufridas por la RAF, a las que se suman los daños en la industria aeronáutica británica, obligan a la primera a retroceder temporalmente a posiciones al norte de Londres, aprovechando los germanos para aumentar los bombardeos sobre Inglaterra e iniciar la limpieza de minas del canal. A finales de mes la llegada de material norteamericano permite volver a operar en el sur de Inglaterra, donde logran una gran victoria sobre una LW desprevenida.
Octubre
Continúan las operaciones alemanas de bombardeo sobre Inglaterra.
Fuerzas germano-españolas de la LW y el EA, atacan de improvisto a la FH anclada en Gibraltar. Al final del día dicha fuerza puede considerar completamente aniquilada, habiendo sufrido las defensas de Gibraltar un duro castigo. Entran en España las tropas alemanas encargadas de la conquista de la Roca.
Una escuadra de la AE logra un gran éxito al acabar con el convoy SL-50.
Noviembre
Se inician las operaciones aéreas sobre Malta, que sufrirá constantes ataques por parte de la LW y la RA.
Se inicia la ofensiva terrestre sobre Gibraltar.
La RAF contraataca con bombardeos nocturnos sobre Alemania con suerte desigual.
Una escuadra italiana acaba con el convoy HX-90
Diciembre
Los británicos atacan en Libia logrando una seria victoria sobre las fuerzas italianas, los alemanes utilizan algunas de las fuerzas que se estaban preparando en Italia para la invasión de Malta para reforzar a los italianos.
1941
Enero
Continúan las operaciones británicas en la Cirenaica, Tobruk queda aislado con una guarnición alemana en su interior.
Operación Pilgrim, tropas británicas desembarcan en Gran Canaria, la inadecuada planificación, escasez de tropas y escaso apoyo naval, repercutirán negativamente en las operaciones, más incluso que la férrea defensa de las fuerzas españolas.
Operación Circuss, ofensiva aérea británica sobre la Francia ocupada.
Febrero
Continuan las operaciones en Gran Canaria, Francia, y la batalla del Atlántico.
Marzo
La batalla del Atlantico llega a su Cenit, los U-boot, apoyados por las unidades navales de superficie germano-italo-españolas logran sonadas victorias, como la destrucción del Malaya y la posterior captura del SL-67 o el hundimiento del Formidable
Malta cae en poder del EJE a finales de este mes.
Abril
Aparece Rommel en África, su ofensiva culmina con la reconquista de los territorios ganados anteriormente por los británicos.
Invasión germana de Yugoeslavia y Grecia, los británicos son expulsados a Creta.
La Flota de superficie germano italiana sale al Atlántico y se concentra en Ferrol, obligando a los británicos a suspender los convoyes del Atlántico sur.
Mayo
Operaciones de desminado germanas en el Canal
Se recrudece la batalla de Inglaterra, principalmente mediante bombardeos nocturnos realizados por grandes formaciones de bombarderos que utilizan el sistema de posicionamiento X gerat.
La RAF ataca en repetidas ocasiones a la FC situada en Ferrol, sufriendo fuertes bajas ante la poderosa AAA del puerto, y las unidades aéreas desplegadas por los germano-españoles en las cercanías, especialmente lesivos serían los ataques a baja altura para tratar de lanzar minas magnéticas.
El Bismarck sale a mar abierto protagonizando la batalla del estrecho de Dinamarca, una rotunda victoria en la que dos BB ingleses acaban en el fondo del mar.
Junio
Invasión de Islandia por parte de los alemanes, que se resguardan en la sorpresa y en el nuevo acorazado Tirpitz, que oficialmente aun no está operativo por no haber finalizado su adiestramiento la tripulación.
La batalla del Canal llega su cenit, decantándose la balanza sobre los alemanes, al contar estos con la inconmensurable ventaja de sumar los daños ocasionados por los bombardeos sobre los aeródromos e industrias británicas a los ocasionados en los combates sobre las aguas.
Se rinde la aislada fuerza de desembarco británica en Gran Canaria.
Se lanza seelowe
Batalla del Canal, contraofensiva británica en Inglaterra.
julio:
Fuerzas británicas atacan Siria donde los vichistas resisten con dureza, en mayo los británicos han concluido la supresión de la revuelta iraquí.
Estalla una revuelta anti británica y judía en Palestina, dirigida por el Gran Mufti de Jerusalén, las operaciones en Siria quedan afectadas.
Rommel ataca en Egipto y llega hasta el Alamein, donde gracias a los refuerzos británicos es detenido.
Ofensiva alemana en GB, los alemanes se alejan de las playas, Londres será cercado días más tarde.
agosto:
Rommel ataca El Alamein, y logra la victoria tras varios días de combates. Los británicos suspenden los ataques contra Siria y envían sus fuerzas al sur de Palestina.
Cae Alejandría.
Unidades de reconocimiento alemanas en Aswan.
Cae El Cairo. La RAF ha sido aniquilada en Egipto (llevaba 2 meses sin recibir nuevos materiales) y Sudán (ha sido empleada para apoyar Egipto).
Un CE motorizado de 2 divisiones parte hacia el sur desde El Fayum, siguiendo el curso del Nilo.
Cae el Minya,
Cae Asiut.
Comandos del brandenburgo se apoderan de Haifa superando a sus defensores (una compañía), naves italianas transportaran refuerzos.
Caen Luxor, y Suez, el delta del Nilo está firmemente controlado por Rommel que tiene una cabeza de puente en el Sinai, las fuerzas en Haifa son reforzadas por vía aérea.
Contactan con las unidades de reconocimiento en Aswan, la 5ª ligera cambia su nombre a 21 panzer y se retira al norte para avanzar hacia Palestina.
Rommel avanza hacia Palestina con la 7ª panzer, la 34 mot, y el CEM, con un total de 4 divisiones de infantería y 1 acorazada. Previamente aviones Ju-52 han lanzado paracaidistas sobre Ashdod, que serán reforzados por mar, y Jericho, donde controlaran la carretera a Aman. La LW es dueña de los cielos.
Llegan a Libia la 15 panzer, un batallón de cazacarros, y uno de ametralladoras motorizado, progresivamente parten hacia Aswan.
Septiembre
Rommel contacta con los paracaidistas en Ashdod, un Kg sigue por la costa hacia Haifa, el segundo se dirige a Jerusalén.
Cae Jerusalén, al día siguiente se llega a la carretera de Aman.
Fuerzas motorizadas italianas empiezan a asegurar la costa del mar rojo partiendo desde Suez y el Nilo.
Haifa es liberada.
La división Trento y dos batallones germanos pzjager, y mg, atacan en dirección hacia Wadi Halfa, se enfrentarán poco después a la 12ª división Africana.
Wadi Halfa en poder italiano, las fuerzas del AOI están a solo 1.000km, y los británicos tan solo cuentan con 2 debilitadas divisiones africanas, y algunas unidades independientes. Se inician envíos de suministros por vía aérea a Gondar.
octubre:
Finaliza la conquista de GB.
diciembre;
tiene lugar la ofensiva final alemana sobre Sudán.
1942
enero;
Japón ataca PH, la flota del pacifico es destruida, USA entra en la guerra.
Japón inicia la ocupación de las Indias Holandesas, y la invasión de las colonias británicas, asñi como la conquista de las Filipinas.
Febrero-marzo;
USA declara la guerra a Alemania e Italia.
La guerra continua en el pacifico.
mayo;
comandos italianos se adentra a lomos de 3 cerdos en el puerto de Kilindini y hunden al Eagle, que será desguazado debido a su antigüedad y a los acorazados Revenge y QE, que serán reparados en USA.
Se inicia la invasión de la URSS.
junio;
Batalla del Mar de Coral, la US Navy es derrotada.
USA desembarca en Guinea Ecuatorial española.
Alemania reconoce la independencia de las republicas bálticas y de Ucrania, a las que concede la independencia como estados títeres. Decenas de miles de hombres serán reclutados en las semanas siguientes para participar como hiwis en la guerra.
septiembre;
Batalla de Midway, los nipones conquistan la isla ante la incomparecencia de la flota norteamericana.
Diciembre;
Fuerzas soviéticas lanzan un duro contraataque en el frente de Moscú, a pesar de las perdidas logran abrirse camino a través de las líneas alemanas.
1943
Enero
Continúan los ataques soviéticos frente a Moscú.
Campaña de bombardeos estratégicos alemana sobre los campos petrolíferos e industrias soviéticas al oeste de los Urales, Stalingrado es objetivo de varios bombardeos masivos que causan miles de muertos.
Febrero
Moscú es liberado, las fuerzas soviéticas aun realizaran algunos ataques antes de caer agotadas.
Batalla de Dabab, fuerzas acorazadas germano-italianas lanzan una ofensiva local sobre als fuerzas norteamericanas cerca de Abisinia, que son arrolladas. Sin embargo no logran conluir su avance y rodear al II cuerpo norteamericano, que sufrirá en el proceso 20.000 bajas, incluyendo la pérdida de 234 carros de combate, 46 cañones, 893 camiones y blindados, y 81 aviones. Las perdidas alemanas serán inferiores a 4.000 hombres y 43 panzer, de los que lograran reparar algunos al quedar dueños del campo de batalla.
El general Cruewell muere de un infarto, Rommel es llamado desde el Caucaso para sustituirle, en un frente que ya le es familiar.
Patton asume el mando de las fuerzas norteamericanas en África Oriental.
PD Faltan algunas acciones, que subire en cuanto pueda.
… va por ti estimado Luís M Garcia
Aviso de spoiler al final de la cronologia.
CRONOLOGIA
1940
Agosto
Se inician los contactos diplomáticos hispano-germanos
Batalla de Inglaterra, la LW se centra en el sistema de alerta temprana, las industrias y los aeródromos enemigos, que son atacados por cazabombarderos Me-110 que ocasionan fuertes pérdidas en tierra. Durante la noche son los bombarderos los que atacan los objetivos iluminados por las llamas, que sirven para afinar su puntería.
A finales de mes los británicos lograrían contrarrestar las tácticas alemanas, traduciéndose las incursiones en un gran número de duelos aéreos entre cazas, donde los británicos se llevaron la peor parte, lastrados por una táctica aérea anticuada.
Septiembre
Las pérdidas sufridas por la RAF, a las que se suman los daños en la industria aeronáutica británica, obligan a la primera a retroceder temporalmente a posiciones al norte de Londres, aprovechando los germanos para aumentar los bombardeos sobre Inglaterra e iniciar la limpieza de minas del canal. A finales de mes la llegada de material norteamericano permite volver a operar en el sur de Inglaterra, donde logran una gran victoria sobre una LW desprevenida.
Octubre
Continúan las operaciones alemanas de bombardeo sobre Inglaterra.
Fuerzas germano-españolas de la LW y el EA, atacan de improvisto a la FH anclada en Gibraltar. Al final del día dicha fuerza puede considerar completamente aniquilada, habiendo sufrido las defensas de Gibraltar un duro castigo. Entran en España las tropas alemanas encargadas de la conquista de la Roca.
Una escuadra de la AE logra un gran éxito al acabar con el convoy SL-50.
Noviembre
Se inician las operaciones aéreas sobre Malta, que sufrirá constantes ataques por parte de la LW y la RA.
Se inicia la ofensiva terrestre sobre Gibraltar.
La RAF contraataca con bombardeos nocturnos sobre Alemania con suerte desigual.
Una escuadra italiana acaba con el convoy HX-90
Diciembre
Los británicos atacan en Libia logrando una seria victoria sobre las fuerzas italianas, los alemanes utilizan algunas de las fuerzas que se estaban preparando en Italia para la invasión de Malta para reforzar a los italianos.
1941
Enero
Continúan las operaciones británicas en la Cirenaica, Tobruk queda aislado con una guarnición alemana en su interior.
Operación Pilgrim, tropas británicas desembarcan en Gran Canaria, la inadecuada planificación, escasez de tropas y escaso apoyo naval, repercutirán negativamente en las operaciones, más incluso que la férrea defensa de las fuerzas españolas.
Operación Circuss, ofensiva aérea británica sobre la Francia ocupada.
Febrero
Continuan las operaciones en Gran Canaria, Francia, y la batalla del Atlántico.
Marzo
La batalla del Atlantico llega a su Cenit, los U-boot, apoyados por las unidades navales de superficie germano-italo-españolas logran sonadas victorias, como la destrucción del Malaya y la posterior captura del SL-67 o el hundimiento del Formidable
Malta cae en poder del EJE a finales de este mes.
Abril
Aparece Rommel en África, su ofensiva culmina con la reconquista de los territorios ganados anteriormente por los británicos.
Invasión germana de Yugoeslavia y Grecia, los británicos son expulsados a Creta.
La Flota de superficie germano italiana sale al Atlántico y se concentra en Ferrol, obligando a los británicos a suspender los convoyes del Atlántico sur.
Mayo
Operaciones de desminado germanas en el Canal
Se recrudece la batalla de Inglaterra, principalmente mediante bombardeos nocturnos realizados por grandes formaciones de bombarderos que utilizan el sistema de posicionamiento X gerat.
La RAF ataca en repetidas ocasiones a la FC situada en Ferrol, sufriendo fuertes bajas ante la poderosa AAA del puerto, y las unidades aéreas desplegadas por los germano-españoles en las cercanías, especialmente lesivos serían los ataques a baja altura para tratar de lanzar minas magnéticas.
El Bismarck sale a mar abierto protagonizando la batalla del estrecho de Dinamarca, una rotunda victoria en la que dos BB ingleses acaban en el fondo del mar.
Junio
Invasión de Islandia por parte de los alemanes, que se resguardan en la sorpresa y en el nuevo acorazado Tirpitz, que oficialmente aun no está operativo por no haber finalizado su adiestramiento la tripulación.
La batalla del Canal llega su cenit, decantándose la balanza sobre los alemanes, al contar estos con la inconmensurable ventaja de sumar los daños ocasionados por los bombardeos sobre los aeródromos e industrias británicas a los ocasionados en los combates sobre las aguas.
Se rinde la aislada fuerza de desembarco británica en Gran Canaria.
Se lanza seelowe
Batalla del Canal, contraofensiva británica en Inglaterra.
julio:
Fuerzas británicas atacan Siria donde los vichistas resisten con dureza, en mayo los británicos han concluido la supresión de la revuelta iraquí.
Estalla una revuelta anti británica y judía en Palestina, dirigida por el Gran Mufti de Jerusalén, las operaciones en Siria quedan afectadas.
Rommel ataca en Egipto y llega hasta el Alamein, donde gracias a los refuerzos británicos es detenido.
Ofensiva alemana en GB, los alemanes se alejan de las playas, Londres será cercado días más tarde.
agosto:
Rommel ataca El Alamein, y logra la victoria tras varios días de combates. Los británicos suspenden los ataques contra Siria y envían sus fuerzas al sur de Palestina.
Cae Alejandría.
Unidades de reconocimiento alemanas en Aswan.
Cae El Cairo. La RAF ha sido aniquilada en Egipto (llevaba 2 meses sin recibir nuevos materiales) y Sudán (ha sido empleada para apoyar Egipto).
Un CE motorizado de 2 divisiones parte hacia el sur desde El Fayum, siguiendo el curso del Nilo.
Cae el Minya,
Cae Asiut.
Comandos del brandenburgo se apoderan de Haifa superando a sus defensores (una compañía), naves italianas transportaran refuerzos.
Caen Luxor, y Suez, el delta del Nilo está firmemente controlado por Rommel que tiene una cabeza de puente en el Sinai, las fuerzas en Haifa son reforzadas por vía aérea.
Contactan con las unidades de reconocimiento en Aswan, la 5ª ligera cambia su nombre a 21 panzer y se retira al norte para avanzar hacia Palestina.
Rommel avanza hacia Palestina con la 7ª panzer, la 34 mot, y el CEM, con un total de 4 divisiones de infantería y 1 acorazada. Previamente aviones Ju-52 han lanzado paracaidistas sobre Ashdod, que serán reforzados por mar, y Jericho, donde controlaran la carretera a Aman. La LW es dueña de los cielos.
Llegan a Libia la 15 panzer, un batallón de cazacarros, y uno de ametralladoras motorizado, progresivamente parten hacia Aswan.
Septiembre
Rommel contacta con los paracaidistas en Ashdod, un Kg sigue por la costa hacia Haifa, el segundo se dirige a Jerusalén.
Cae Jerusalén, al día siguiente se llega a la carretera de Aman.
Fuerzas motorizadas italianas empiezan a asegurar la costa del mar rojo partiendo desde Suez y el Nilo.
Haifa es liberada.
La división Trento y dos batallones germanos pzjager, y mg, atacan en dirección hacia Wadi Halfa, se enfrentarán poco después a la 12ª división Africana.
Wadi Halfa en poder italiano, las fuerzas del AOI están a solo 1.000km, y los británicos tan solo cuentan con 2 debilitadas divisiones africanas, y algunas unidades independientes. Se inician envíos de suministros por vía aérea a Gondar.
octubre:
Finaliza la conquista de GB.
diciembre;
tiene lugar la ofensiva final alemana sobre Sudán.
1942
enero;
Japón ataca PH, la flota del pacifico es destruida, USA entra en la guerra.
Japón inicia la ocupación de las Indias Holandesas, y la invasión de las colonias británicas, asñi como la conquista de las Filipinas.
Febrero-marzo;
USA declara la guerra a Alemania e Italia.
La guerra continua en el pacifico.
mayo;
comandos italianos se adentra a lomos de 3 cerdos en el puerto de Kilindini y hunden al Eagle, que será desguazado debido a su antigüedad y a los acorazados Revenge y QE, que serán reparados en USA.
Se inicia la invasión de la URSS.
junio;
Batalla del Mar de Coral, la US Navy es derrotada.
USA desembarca en Guinea Ecuatorial española.
Alemania reconoce la independencia de las republicas bálticas y de Ucrania, a las que concede la independencia como estados títeres. Decenas de miles de hombres serán reclutados en las semanas siguientes para participar como hiwis en la guerra.
septiembre;
Batalla de Midway, los nipones conquistan la isla ante la incomparecencia de la flota norteamericana.
Diciembre;
Fuerzas soviéticas lanzan un duro contraataque en el frente de Moscú, a pesar de las perdidas logran abrirse camino a través de las líneas alemanas.
1943
Enero
Continúan los ataques soviéticos frente a Moscú.
Campaña de bombardeos estratégicos alemana sobre los campos petrolíferos e industrias soviéticas al oeste de los Urales, Stalingrado es objetivo de varios bombardeos masivos que causan miles de muertos.
Febrero
Moscú es liberado, las fuerzas soviéticas aun realizaran algunos ataques antes de caer agotadas.
Batalla de Dabab, fuerzas acorazadas germano-italianas lanzan una ofensiva local sobre als fuerzas norteamericanas cerca de Abisinia, que son arrolladas. Sin embargo no logran conluir su avance y rodear al II cuerpo norteamericano, que sufrirá en el proceso 20.000 bajas, incluyendo la pérdida de 234 carros de combate, 46 cañones, 893 camiones y blindados, y 81 aviones. Las perdidas alemanas serán inferiores a 4.000 hombres y 43 panzer, de los que lograran reparar algunos al quedar dueños del campo de batalla.
El general Cruewell muere de un infarto, Rommel es llamado desde el Caucaso para sustituirle, en un frente que ya le es familiar.
Patton asume el mando de las fuerzas norteamericanas en África Oriental.
PD Faltan algunas acciones, que subire en cuanto pueda.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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